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Ficha de Oniria Haughton


Oniria
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Hasta el 28 de agosto no podemos actualizar la ficha con los cambios que has solicitado. Es un mes a partir de la última petición, que fue hecha el 29 de julio.

 

Lo siento. Vuelve más adelante y haremos la edición!!

 

 

Un saludo.

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Estimado Oniria:

Se le informa que las compras realizadas en el Magic Mall el 12.08.2018 han sido debidamente certificadas, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a:

Puntos en criaturas: --
Puntos en objetos: 30 puntos.

Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones.



Atentamente Keaton Ravenclaw

Logia Eligentium

Concilio de Mercaderes

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  • 2 semanas más tarde...

Ficha editada para agregar personaje secundario (1/5). La información corresponde a:

 

Zack Ivashkov
Moderador Global de HarryLatino.org
Editado por Zack Ivashkov

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Ya es 28 de agosto, así que ahora sí puedo pedir el cambio, ¿no? :> :love:

 

Necesito la actualización del campo Cualidades psicológicas

 

Dice así:

 

 

Melancólico y pesimista, cree que la vida es absurda, a menudo se pregunta qué sentido tiene existir.
Impulsivo.
Parece que siempre está intentando seducir, es su manera de relacionarse.
Es muy romántico.
Pensamiento dicotómico, ve las cosas blancas o negras y le cuesta relativizar.
Lleva la tristeza en el interior, pero se muestra irónico, sarcástico y a menudo bastante alegre con los demás.

 

 

 

Debe ser:

 

 

Melancólico y pesimista, cree que la vida es absurda, a menudo se pregunta qué sentido tiene existir.
Impulsivo.
Parece que siempre está intentando seducir, es su manera de relacionarse. Esto le lleva a ser muy promiscuo. No cree en los mitos del amor romántico ni en la monogamia. Prefiere las uniones libres y anárquicas.
Es muy sensible e intenso. Puede sentir afecto por alguien en cuestión de horas.
Pensamiento dicotómico, ve las cosas blancas o negras y le cuesta relativizar.
Lleva la tristeza en el interior, pero se muestra irónico, sarcástico y a menudo bastante alegre con los demás.

Es muy autodesctructivo.

Como sus padres eran muggles y lo abandonaron, y en el orfanato donde creció los niños muggles lo trataron fatal por ser diferente, ha desarrollado un profundo odio por estos, y un sentimiento de superioridad, aunque admira sus inventos, su ciencia y su arte.

Atribuye todos sus males a ser un "sangre sucia", aunque en el fondo sabe que es sólo una proyección de sus inseguridades, alejada de la realidad.

 

 

 

 

Necesito la actualización del campo Historia

 

Dice así:

 

 

Historia:
Infancia:


Caleb S. Seward nació en Estados Unidos, en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia muggle. Su padre era ingeniero y trabajaba duramente en la construcción del ferrocarril que más tarde conseguiría que aquella pequeña ciudad del norte prosperase. En sus dos primeros años de vida, dado que su familia apenas podía hacerse cargo de él por su apretada economía, se sentía muy abandonado. Cada vez que tenía un berrinche, un extraño suceso ocurría a su alrededor. Se rompían cristales, se incendiaba un papel… Sus padres, asustados, decidieron abandonarlo creyendo que aquel niño estaba poseído. De esta forma, Caleb llegó a un orfanato de la Costa Este, donde pasó gran parte de su oscura infancia y parte de su adolescencia.

Dentro del orfanato apenas se relacionaba. Sabía que era diferente, pero también desarrolló un sentimiento de superioridad por esa diferencia. Aprendió a controlar sus ataques de rabia para utilizarlos exactamente cómo y cuando quería, y de este modo asustar y manipular a sus compañeros para obtener favores. Su vida en aquel antro consistía en leer horas y horas, sentarse en el césped del patio a contemplar las hojas de los árboles, odiar a su familia, memorizar la evolución de los colores del cielo.

Detestaba su nombre y sus apellidos, hasta el punto de que pronto quiso deshacerse de ellos. Eligió a un personaje de la mitología griega para constituir su nueva identidad: Sísifo, y ordenó a todos llamarlo así bajo la amenaza de terribles consecuencias. Sísifo había sido castigado por su soberbia a arrastrar una enorme piedra por una colina, para que cuando llegase a la cima esta cayera y tuviese que repetirlo hasta el infinito. Su vida, por tanto, era absurda. Un sinsentido.


Adolescencia:

Sísifo no tenía absolutamente ningún amigo en el orfanato, por decisión propia. Estaba deseando cumplir la mayoría de edad para salir de allí y empezar una nueva vida lejos de aquella escoria de sociedad.

En esta época conoció a Evedhiel, una joven que se encargaba de realizar los chequeos médicos. Aunque las primeras semanas fue incapaz de cruzar una sola palabra con ella, sintió que conectaron enseguida. Finalmente los chequeos se convirtieron en una especie de terapia psicológica, y más tarde en una charla entre amigos. Era la primera persona de su vida con la que se sentía identificado, con la que intimaba. Aquella sensación en un principio le desbordó hasta el punto de llorar por las noches, los días que ella le faltaba sintiéndose terriblemente solo. Sísifo por primera vez había experimentado el amor, el calor de un vínculo familiar. Evedhiel le reveló que realmente no estaba poseído, que sus problemas, sus “poderes” tenían una explicación mucho más compleja: era un mago. Podía controlarlo, entrenarlo, desarrollarlo.

Los meses pasaron y las visitas acabaron, y Sísifo no pudo despedirse de su única amiga en el mundo. Al cabo del tiempo, la directora del centro le anunció que había sido adoptado, pero que su nuevo tutor quería permanecer en el anonimato. Sólo tenía una pista: la familia Yaxley.
Eso significaba que Sísifo era libre de una vez por todas.


Edad adulta:

Sísifo viajó a Europa, a Inglaterra, para investigar un poco más acerca de aquella familia. Pero una vez allí, abrumado por la cultura, sus nuevas posibilidades, el bullicio que lo rodeaba… decidió enfrascarse en el estudio de la psiquiatría y la filosofía, y consagrarse a la medicina, a la vez que perfeccionaba sus dotes como mago. Durante este tiempo viajó por toda Europa, apenas con una mochila, libros y cuadernos, bebiendo vino en pensiones sórdidas en las que escribía durante toda la noche.

Acabó convirtiéndose en un revolucionario psiquiatra, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Se ligó a la escuela psicoanalítica y se hizo defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.

En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

Despertó en un cuarto desconocido, completamente a oscuras. Había perdido la noción del tiempo. Sentía un profundo ardor en el pecho y una punzada en las uñas y los colmillos. Su visión se había transformado, era capaz de detectar el calor de los organismos vivos, de escuchar a muchos metros de distancia hasta el menor de los ruidos, de distinguir con nitidez las motas de polvo flotantes. La joven del manicomio se encontraba en cuclillas frente a él, mirándolo fijamente. Le explicó que ahora era un ser de la noche, un vampiro, y que necesitaba alimentarse de sangre para subsistir, o que de lo contrario ardería bajo la luz del sol o consumido por su propio fuego interior.

Desolado por su nueva condición, que suponía una contradicción moral con respecto a su profesión como médico, decidió que era el momento de localizar a su familia adoptiva y a su protector, la persona que lo había salvado del orfanato. Viajó hasta la Yaxley Manor, donde descubrió que había sido Evedhiel la que años atrás lo había liberado de sus cadenas. La buscó desesperadamente hasta encontrarla y unirse definitivamente a ella, apoderándose de su nuevo apellido y del lema de su casa, “Noble y Salvaje Libertad”, que defendería a capa y espada. Abandonando definitivamente los últimos rastros de su vida como humano muggle que practica la magia a escondidas, se mudó a aquel castillo en mitad del bosque para iniciar su nueva travesía.

 

 

 

Debe ser:

 

 

Historia:

 

Infancia:
Caleb S. Seward nació en Estados Unidos, en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia muggle. Su padre era ingeniero y trabajaba duramente en la construcción del ferrocarril que más tarde conseguiría que aquella pequeña ciudad del norte prosperase. En sus dos primeros años de vida, dado que su familia apenas podía hacerse cargo de él por su apretada economía, se sentía muy abandonado. Cada vez que tenía un berrinche, un extraño suceso ocurría a su alrededor. Se rompían cristales, se incendiaba un papel… Sus padres, asustados, decidieron abandonarlo creyendo que aquel niño estaba poseído. De esta forma, Caleb llegó a un orfanato de la Costa Este, donde pasó gran parte de su oscura infancia y parte de su adolescencia.

Dentro del orfanato apenas se relacionaba. Sabía que era diferente, pero también desarrolló un sentimiento de superioridad por esa diferencia. Aprendió a controlar sus ataques de rabia para utilizarlos exactamente cómo y cuando quería, y de este modo asustar y manipular a sus compañeros para obtener favores. Su vida en aquel antro consistía en leer horas y horas, sentarse en el césped del patio a contemplar las hojas de los árboles, odiar a su familia, memorizar la evolución de los colores del cielo.

Detestaba su nombre y sus apellidos, hasta el punto de que pronto quiso deshacerse de ellos. Eligió a un personaje de la mitología griega para constituir su nueva identidad: Sísifo, y ordenó a todos llamarlo así bajo la amenaza de terribles consecuencias. Sísifo había sido castigado por su soberbia a arrastrar una enorme piedra por una colina, para que cuando llegase a la cima esta cayera y tuviese que repetirlo hasta el infinito. Su vida, por tanto, era absurda. Un sinsentido.


Adolescencia:
Sísifo no tenía absolutamente ningún amigo en el orfanato, por decisión propia. Estaba deseando cumplir la mayoría de edad para salir de allí y empezar una nueva vida lejos de aquella escoria de sociedad.

En esta época conoció a Evedhiel, una joven que se encargaba de realizar los chequeos médicos. Aunque las primeras semanas fue incapaz de cruzar una sola palabra con ella, sintió que conectaron enseguida. Finalmente los chequeos se convirtieron en una especie de terapia psicológica, y más tarde en una charla entre amigos. Era la primera persona de su vida con la que se sentía identificado, con la que intimaba. Aquella sensación en un principio le desbordó hasta el punto de llorar por las noches, los días que ella le faltaba sintiéndose terriblemente solo. Sísifo por primera vez había experimentado el amor, el calor de un vínculo familiar. Evedhiel le reveló que realmente no estaba poseído, que sus problemas, sus “poderes” tenían una explicación mucho más compleja: era un mago. Podía controlarlo, entrenarlo, desarrollarlo.

Los meses pasaron y las visitas acabaron, y Sísifo no pudo despedirse de su única amiga en el mundo. Al cabo del tiempo, la directora del centro le anunció que había sido adoptado, pero que su nuevo tutor quería permanecer en el anonimato. Sólo tenía una pista: la familia Yaxley.
Eso significaba que Sísifo era libre de una vez por todas.


Edad adulta:
Sísifo viajó a Europa, a Inglaterra, para investigar un poco más acerca de aquella familia. Pero una vez allí, abrumado por la cultura, sus nuevas posibilidades, el bullicio que lo rodeaba… decidió enfrascarse en el estudio de la psiquiatría y la filosofía, y consagrarse a la medicina, a la vez que perfeccionaba sus dotes como mago. Durante este tiempo viajó por toda Europa, apenas con una mochila, libros y cuadernos, bebiendo vino en pensiones sórdidas en las que escribía durante toda la noche.

Acabó convirtiéndose en un revolucionario psiquiatra, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Se ligó a la escuela psicoanalítica y se hizo defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.

En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

Despertó en un cuarto desconocido, completamente a oscuras. Había perdido la noción del tiempo. Sentía un profundo ardor en el pecho y una punzada en las uñas y los colmillos. Su visión se había transformado, era capaz de detectar el calor de los organismos vivos, de escuchar a muchos metros de distancia hasta el menor de los ruidos, de distinguir con nitidez las motas de polvo flotantes. La joven del manicomio se encontraba en cuclillas frente a él, mirándolo fijamente. Le explicó que ahora era un ser de la noche, un vampiro, y que necesitaba alimentarse de sangre para subsistir, o que de lo contrario ardería bajo la luz del sol o consumido por su propio fuego interior.

Desolado por su nueva condición, que suponía una contradicción moral con respecto a su profesión como médico, decidió que era el momento de localizar a su familia adoptiva y a su protector, la persona que lo había salvado del orfanato. Viajó hasta la Yaxley Manor, donde descubrió que había sido Evedhiel la que años atrás lo había liberado de sus cadenas. La buscó desesperadamente hasta encontrarla y unirse definitivamente a ella, apoderándose de su nuevo apellido y del lema de su casa, “Noble y Salvaje Libertad”, que defendería a capa y espada. Abandonando definitivamente los últimos rastros de su vida como humano muggle que practica la magia a escondidas, se mudó a aquel castillo en mitad del bosque para iniciar su nueva travesía.

 

Una vez en Ottery, fue reclutado por el grupo clandestino "La Marca Tenebrosa". Su odio hacia los muggles, su condición de vampiro y el odio que albergaba en su interior lo condujeron a formar parte de aquellas filas de asesinos despiadados pero, también, familiares siempre dispuestos a tomar una copa en una taberna polvorienta.

 

 

Conexión con Oniria:

Abasi, un antiguo mago egipcio y uno de los primeros vampiros de los que se tiene constancia, estaba cansado de vivir, pero no quería que sus pensamientos y recuerdos se perdieran. Quería dejar un legado tangible, no en forma de simples libros o memorias. Quería perpetuarse, clonarse de tal forma que pudiese consumar la inmortalidad sin padecerla él mismo. Para ello se exilió a una cueva, y durante meses estuvo comunicándose con dioses oscuros en lenguas desconocidas, perfeccionando un rito que se creía extinto y que le permitiría dividir su alma en varias partes y de ésta forma mantenerse deficitariamente, como una bruma, un silencio, un latido incorpóreo.

 

Horrocruxes.

 

Para llevar a cabo su deseo, debía realizar crímenes sangrientos contra seres queridos. Aquel era el precio que Ammyt, diosa “devoradora de los muertos”, le había impuesto. Jamás lograría la inmortalidad en el Juicio de Osiris, pero podría eternizarse terrenalmente. El asesinato desgarraría su alma, de tal forma que podría introducirla en otros cuerpos u objetos.

 

En aquella cueva, y haciendo único uso de su magia y conocimientos de biología, creó dos cuerpos casi idénticos, un varón y una hembra, que despertarían de su letargo cuando él decidiese terminar con su existencia material. En uno de ellos colocó la semilla del mal, y en el otro la semilla del bien, para hacerlos complementarios.

 

Sísifo fue el primero en cobrar vida, a principios del siglo XX, y Oniria apenas unos 20 años después. Ellos, sin saberlo, eran doppelgängers conectados mental y físicamente, fragmentos de alma de un milenario hechicero egipcio que había acabado con su vida (aparentemente) consumido por el tedio. Oniria fue la primera en llegar a Ottery, deseosa de aumentar sus conocimientos. Sísifo llegó tiempo después, buscando a la mujer que había salvado su infancia.

 

 

Editado por Oniria

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  • 2 semanas más tarde...

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Estimado Oniria:

Se le informa que las compras realizadas en el Magic Mall el 03.09.2018 han sido debidamente certificadas, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a:

Puntos en criaturas: --
Puntos en objetos: 40 puntos.

Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones.



Atentamente Zahil Aranel Granger

Logia Eligentium

Concilio de Mercaderes

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Ficha actualizada a petición del Concilio de Mercaderes en el posteo #58.

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Ficha y perfil actualizados por alta en el Ministerio de Magia.

Nuevo Puesto: Cuartel de Inquisidores, empleada.

Atentamente,

Anne Gaunt

Moderadora Global de HarryLatino.org

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  • 2 semanas más tarde...

Paso a pedir actualización (completita) de mi ficha, para ponerla bonita. ¡Gracias a quien se encargue!

 

Es así:

 

DATOS PERSONALES:


Nombre del Personaje: Sísifo.

Sexo: masculino.

Edad: alrededor de 25 años.

Nacionalidad: estadounidense.

Familia(s):
* Familia Yaxley
* Familia 2 --


Padre(s) Sanguíneo:
Lo abandonaron a los dos años de edad.

Padre(s) Adoptivos:
--

Trabajo:
Cuartel de Inquisidores, empleada.



PODERES MÁGICOS:

Rango Social: Unicornios de Bronce.

Bando: Mortífago

Rango dentro del Bando: Base

Puntos de poder en objetos: 90

Hechizos adicionales
: --

Puntos de poder en criaturas: 10

Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

Habilidades Mágicas:
* Habilidad 1
* Habilidad 2
* Habilidad 3

Conocimientos Especiales:
* Conocimiento 1: Artes Oscuras
* Conocimiento 2: Conocimiento en Maldiciones
* Conocimiento 3

Medallas:
*
*
*


PERFIL DEL PERSONAJE:

Raza: vampiro.

Aspecto Físico:
Complexión: atlética.
Altura: 1,80 metros.
Rostro: tiene la cara ovalada, con las mandíbulas muy marcadas, los labios gruesos y los dientes bien alineados aunque no perfectos. Pestañas muy largas. Tiene el cabello rapado al 2 salvo el flequillo. Tiene un corte en una ceja, sobre el que no le crece pelo.
Aspecto físico sin transformar: ojos grises, pelo blanco, piel muy blanca y tersa, labios ligeramente amoratados, como entumecidos.
Aspecto físico transformado: piel ennegrecida, uñas y colmillos afilados, ojos rojos y brillantes.
Ropa: suele vestir con tonos muy oscuros, negros y grises, y con estilo vintage.

Cualidades Psicológicas:

Melancólico y pesimista, cree que la vida es absurda, a menudo se pregunta qué sentido tiene existir.
Impulsivo.
Parece que siempre está intentando seducir, es su manera de relacionarse. Esto le lleva a ser muy promiscuo. No cree en los mitos del amor romántico ni en la monogamia. Prefiere las uniones libres y anárquicas.
Es muy sensible e intenso. Puede sentir afecto por alguien en cuestión de horas.
Pensamiento dicotómico, ve las cosas blancas o negras y le cuesta relativizar.
Lleva la tristeza en el interior, pero se muestra irónico, sarcástico y a menudo bastante alegre con los demás.

Es muy autodesctructivo.

Como sus padres eran muggles y lo abandonaron, y en el orfanato donde creció los niños muggles lo trataron fatal por ser diferente, ha desarrollado un profundo odio por estos, y un sentimiento de superioridad, aunque admira sus inventos, su ciencia y su arte.

Atribuye todos sus males a ser un "sangre sucia", aunque en el fondo sabe que es sólo una proyección de sus inseguridades, alejada de la realidad.


Historia:

Infancia:
Caleb S. Seward nació en Estados Unidos, en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia muggle. Su padre era ingeniero y trabajaba duramente en la construcción del ferrocarril que más tarde conseguiría que aquella pequeña ciudad del norte prosperase. En sus dos primeros años de vida, dado que su familia apenas podía hacerse cargo de él por su apretada economía, se sentía muy abandonado. Cada vez que tenía un berrinche, un extraño suceso ocurría a su alrededor. Se rompían cristales, se incendiaba un papel… Sus padres, asustados, decidieron abandonarlo creyendo que aquel niño estaba poseído. De esta forma, Caleb llegó a un orfanato de la Costa Este, donde pasó gran parte de su oscura infancia y parte de su adolescencia.

Dentro del orfanato apenas se relacionaba. Sabía que era diferente, pero también desarrolló un sentimiento de superioridad por esa diferencia. Aprendió a controlar sus ataques de rabia para utilizarlos exactamente cómo y cuando quería, y de este modo asustar y manipular a sus compañeros para obtener favores. Su vida en aquel antro consistía en leer horas y horas, sentarse en el césped del patio a contemplar las hojas de los árboles, odiar a su familia, memorizar la evolución de los colores del cielo.

Detestaba su nombre y sus apellidos, hasta el punto de que pronto quiso deshacerse de ellos. Eligió a un personaje de la mitología griega para constituir su nueva identidad: Sísifo, y ordenó a todos llamarlo así bajo la amenaza de terribles consecuencias. Sísifo había sido castigado por su soberbia a arrastrar una enorme piedra por una colina, para que cuando llegase a la cima esta cayera y tuviese que repetirlo hasta el infinito. Su vida, por tanto, era absurda. Un sinsentido.


Adolescencia:
Sísifo no tenía absolutamente ningún amigo en el orfanato, por decisión propia. Estaba deseando cumplir la mayoría de edad para salir de allí y empezar una nueva vida lejos de aquella escoria de sociedad.

En esta época conoció a Evedhiel, una joven que se encargaba de realizar los chequeos médicos. Aunque las primeras semanas fue incapaz de cruzar una sola palabra con ella, sintió que conectaron enseguida. Finalmente los chequeos se convirtieron en una especie de terapia psicológica, y más tarde en una charla entre amigos. Era la primera persona de su vida con la que se sentía identificado, con la que intimaba. Aquella sensación en un principio le desbordó hasta el punto de llorar por las noches, los días que ella le faltaba sintiéndose terriblemente solo. Sísifo por primera vez había experimentado el amor, el calor de un vínculo familiar. Evedhiel le reveló que realmente no estaba poseído, que sus problemas, sus “poderes” tenían una explicación mucho más compleja: era un mago. Podía controlarlo, entrenarlo, desarrollarlo.

Los meses pasaron y las visitas acabaron, y Sísifo no pudo despedirse de su única amiga en el mundo. Al cabo del tiempo, la directora del centro le anunció que había sido adoptado, pero que su nuevo tutor quería permanecer en el anonimato. Sólo tenía una pista: la familia Yaxley.
Eso significaba que Sísifo era libre de una vez por todas.


Edad adulta:
Sísifo viajó a Europa, a Inglaterra, para investigar un poco más acerca de aquella familia. Pero una vez allí, abrumado por la cultura, sus nuevas posibilidades, el bullicio que lo rodeaba… decidió enfrascarse en el estudio de la psiquiatría y la filosofía, y consagrarse a la medicina, a la vez que perfeccionaba sus dotes como mago. Durante este tiempo viajó por toda Europa, apenas con una mochila, libros y cuadernos, bebiendo vino en pensiones sórdidas en las que escribía durante toda la noche.

Acabó convirtiéndose en un revolucionario psiquiatra, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Se ligó a la escuela psicoanalítica y se hizo defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.

En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

Despertó en un cuarto desconocido, completamente a oscuras. Había perdido la noción del tiempo. Sentía un profundo ardor en el pecho y una punzada en las uñas y los colmillos. Su visión se había transformado, era capaz de detectar el calor de los organismos vivos, de escuchar a muchos metros de distancia hasta el menor de los ruidos, de distinguir con nitidez las motas de polvo flotantes. La joven del manicomio se encontraba en cuclillas frente a él, mirándolo fijamente. Le explicó que ahora era un ser de la noche, un vampiro, y que necesitaba alimentarse de sangre para subsistir, o que de lo contrario ardería bajo la luz del sol o consumido por su propio fuego interior.

Desolado por su nueva condición, que suponía una contradicción moral con respecto a su profesión como médico, decidió que era el momento de localizar a su familia adoptiva y a su protector, la persona que lo había salvado del orfanato. Viajó hasta la Yaxley Manor, donde descubrió que había sido Evedhiel la que años atrás lo había liberado de sus cadenas. La buscó desesperadamente hasta encontrarla y unirse definitivamente a ella, apoderándose de su nuevo apellido y del lema de su casa, “Noble y Salvaje Libertad”, que defendería a capa y espada. Abandonando definitivamente los últimos rastros de su vida como humano muggle que practica la magia a escondidas, se mudó a aquel castillo en mitad del bosque para iniciar su nueva travesía.

Una vez en Ottery, fue reclutado por el grupo clandestino "La Marca Tenebrosa". Su odio hacia los muggles, su condición de vampiro y el odio que albergaba en su interior lo condujeron a formar parte de aquellas filas de asesinos despiadados pero, también, familiares siempre dispuestos a tomar una copa en una taberna polvorienta.

Conexión con Oniria:

Abasi, un antiguo mago egipcio y uno de los primeros vampiros de los que se tiene constancia, estaba cansado de vivir, pero no quería que sus pensamientos y recuerdos se perdieran. Quería dejar un legado tangible, no en forma de simples libros o memorias. Quería perpetuarse, clonarse de tal forma que pudiese consumar la inmortalidad sin padecerla él mismo. Para ello se exilió a una cueva, y durante meses estuvo comunicándose con dioses oscuros en lenguas desconocidas, perfeccionando un rito que se creía extinto y que le permitiría dividir su alma en varias partes y de ésta forma mantenerse deficitariamente, como una bruma, un silencio, un latido incorpóreo.

Horrocruxes.

Para llevar a cabo su deseo, debía realizar crímenes sangrientos contra seres queridos. Aquel era el precio que Ammyt, diosa “devoradora de los muertos”, le había impuesto. Jamás lograría la inmortalidad en el Juicio de Osiris, pero podría eternizarse terrenalmente. El asesinato desgarraría su alma, de tal forma que podría introducirla en otros cuerpos u objetos.

En aquella cueva, y haciendo único uso de su magia y conocimientos de biología, creó dos cuerpos casi idénticos, un varón y una hembra, que despertarían de su letargo cuando él decidiese terminar con su existencia material. En uno de ellos colocó la semilla del mal, y en el otro la semilla del bien, para hacerlos complementarios.

Sísifo fue el primero en cobrar vida, a principios del siglo XX, y Oniria apenas unos 20 años después. Ellos, sin saberlo, eran doppelgängers conectados mental y físicamente, fragmentos de alma de un milenario hechicero egipcio que había acabado con su vida (aparentemente) consumido por el tedio. Oniria fue la primera en llegar a Ottery, deseosa de aumentar sus conocimientos. Sísifo llegó tiempo después, buscando a la mujer que había salvado su infancia.




PERTENENCIAS:

Objeto Mágico Legendario:
--

Objetos Mágicos:

Objeto: Varita mágica
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

Objeto: Cámara de Fotos Mágica
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

Objeto: Monedero de Piel de Moke
Clasificación: A
Puntos de Poder: 10

Objeto: Nimbus 3000
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

Objeto: Anteojos Alfa
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

Pociones Mágicas:

Objeto:
Clasificación:
Puntos de Poder:

Criaturas Mágicas:

Criatura 1: Lobo
Categoría: A
Puntos de Poder: 10

Criaturas en la Reserva:
Criatura 1:
Clasificación:
Puntos de poder:

Libros de Hechizos:

Libro:
Nivel:

Poderes de Criaturas:

Tipo de Poder:

Consumibles en Batallas:

Nombre:
Descripción:
Categoría:


Elfos:
* Elfo 1:
* Elfo 2:



LICENCIAS, TASAS Y REGISTROS:

Licencia de Aparición:

Licencia de Vuelo de Escoba:

Registro de XXX:
*Registro del Departamento de Cooperación Mágica Internacional: Registro de Inmigrante y pasaporte
*Registro de Raza: Vampiro
*Registro de Criaturas: Enlace

Personajes Secundarios:



OTROS DATOS:

  • Hobbies: escribir, fotografía analógica, filosofía.
  • Fobias: agorafobia.
  • Patronus: lechuza.
  • Siempre que conoce a alguien por primera vez recita un poema que asocie con él.
  • Sísifo no es su nombre real.
  • Sólo sueña en blanco y negro.
  • Es estéril.
  • No suda. Sólo algunas glándulas de su cuerpo se mantienen en funcionamiento.
  • No le crecen ni las uñas ni el pelo de forma natural desde su transformación.
  • Su temperatura corporal es de 28º.
  • Tiene la capacidad de regenerarse.
  • Puede morir mediante magia, de sed o por incineración.
  • No puede engordar ni adelgazar.

Cronología de cargos:


Premios y reconocimientos:



LINKS DE INTERÉS REFERENTES AL PERSONAJE:

Link al Perfil de Comprador MM: 221
Link a Bóveda Personal: Bóveda 102591
Link a Bóveda Trastero: --
Link a Bóveda de Negocio: --
Link a Bóveda Familiar 1: http://www.harrylati...familia-yaxley/

Link a Bóveda Familiar 2: --

 

 

 

 

 

Debe ser así:

 

 

 

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Nombre del Personaje: Sísifo.

Sexo: masculino.

Edad: alrededor de 25 años.

Nacionalidad: estadounidense.

Familia(s):
* Familia Yaxley
* Familia Macnair


Padre(s) Sanguíneo:
Lo abandonaron a los dos años de edad.

Padre(s) Adoptivos:
--

Trabajo:
Cuartel de Inquisidores, empleado.



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Rango Social: Unicornios de Bronce.


Bando: Mortífago

Rango dentro del Bando: Base

Puntos de poder en objetos: 90

Hechizos adicionales: --

Puntos de poder en criaturas: 10

Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

Habilidades Mágicas:
* Habilidad 1
* Habilidad 2
* Habilidad 3

Conocimientos Especiales:
* Conocimiento 1: Artes Oscuras
* Conocimiento 2: Conocimiento en Maldiciones
* Conocimiento 3

Medallas:
*
*
*


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Raza: vampiro.

Aspecto Físico:
Complexión: atlética.
Altura: 1,80 metros.
Rostro: tiene la cara ovalada, con las mandíbulas muy marcadas, los labios gruesos y los dientes bien alineados aunque no perfectos. Pestañas muy largas. Tiene el cabello rapado al 2 salvo el flequillo. Tiene un corte en una ceja, sobre el que no le crece pelo.
Aspecto físico sin transformar: ojos grises, pelo blanco, piel muy blanca y tersa, labios ligeramente amoratados, como entumecidos.
Aspecto físico transformado: piel ennegrecida, uñas y colmillos afilados, ojos rojos y brillantes.
Ropa: suele vestir con tonos muy oscuros, negros y grises, y con estilo vintage.

Cualidades Psicológicas:

Melancólico y pesimista, cree que la vida es absurda, a menudo se pregunta qué sentido tiene existir.
Impulsivo.
Parece que siempre está intentando seducir, es su manera de relacionarse. Esto le lleva a ser muy promiscuo. No cree en los mitos del amor romántico ni en la monogamia. Prefiere las uniones libres y anárquicas.
Es muy sensible e intenso. Puede sentir afecto por alguien en cuestión de horas.
Pensamiento dicotómico, ve las cosas blancas o negras y le cuesta relativizar.
Lleva la tristeza en el interior, pero se muestra irónico, sarcástico y a menudo bastante alegre con los demás.

Es muy autodesctructivo.

Como sus padres eran muggles y lo abandonaron, y en el orfanato donde creció los niños muggles lo trataron fatal por ser diferente, ha desarrollado un profundo odio por estos, y un sentimiento de superioridad, aunque admira sus inventos, su ciencia y su arte.

Atribuye todos sus males a ser un "sangre sucia", aunque en el fondo sabe que es sólo una proyección de sus inseguridades, alejada de la realidad.


Historia:

Infancia:
Caleb S. Seward nació en Estados Unidos, en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia muggle. Su padre era ingeniero y trabajaba duramente en la construcción del ferrocarril que más tarde conseguiría que aquella pequeña ciudad del norte prosperase. En sus dos primeros años de vida, dado que su familia apenas podía hacerse cargo de él por su apretada economía, se sentía muy abandonado. Cada vez que tenía un berrinche, un extraño suceso ocurría a su alrededor. Se rompían cristales, se incendiaba un papel… Sus padres, asustados, decidieron abandonarlo creyendo que aquel niño estaba poseído. De esta forma, Caleb llegó a un orfanato de la Costa Este, donde pasó gran parte de su oscura infancia y parte de su adolescencia.

Dentro del orfanato apenas se relacionaba. Sabía que era diferente, pero también desarrolló un sentimiento de superioridad por esa diferencia. Aprendió a controlar sus ataques de rabia para utilizarlos exactamente cómo y cuando quería, y de este modo asustar y manipular a sus compañeros para obtener favores. Su vida en aquel antro consistía en leer horas y horas, sentarse en el césped del patio a contemplar las hojas de los árboles, odiar a su familia, memorizar la evolución de los colores del cielo.

Detestaba su nombre y sus apellidos, hasta el punto de que pronto quiso deshacerse de ellos. Eligió a un personaje de la mitología griega para constituir su nueva identidad: Sísifo, y ordenó a todos llamarlo así bajo la amenaza de terribles consecuencias. Sísifo había sido castigado por su soberbia a arrastrar una enorme piedra por una colina, para que cuando llegase a la cima esta cayera y tuviese que repetirlo hasta el infinito. Su vida, por tanto, era absurda. Un sinsentido.


Adolescencia:
Sísifo no tenía absolutamente ningún amigo en el orfanato, por decisión propia. Estaba deseando cumplir la mayoría de edad para salir de allí y empezar una nueva vida lejos de aquella escoria de sociedad.

En esta época conoció a Evedhiel, una joven que se encargaba de realizar los chequeos médicos. Aunque las primeras semanas fue incapaz de cruzar una sola palabra con ella, sintió que conectaron enseguida. Finalmente los chequeos se convirtieron en una especie de terapia psicológica, y más tarde en una charla entre amigos. Era la primera persona de su vida con la que se sentía identificado, con la que intimaba. Aquella sensación en un principio le desbordó hasta el punto de llorar por las noches, los días que ella le faltaba sintiéndose terriblemente solo. Sísifo por primera vez había experimentado el amor, el calor de un vínculo familiar. Evedhiel le reveló que realmente no estaba poseído, que sus problemas, sus “poderes” tenían una explicación mucho más compleja: era un mago. Podía controlarlo, entrenarlo, desarrollarlo.

Los meses pasaron y las visitas acabaron, y Sísifo no pudo despedirse de su única amiga en el mundo. Al cabo del tiempo, la directora del centro le anunció que había sido adoptado, pero que su nuevo tutor quería permanecer en el anonimato. Sólo tenía una pista: la familia Yaxley.
Eso significaba que Sísifo era libre de una vez por todas.


Edad adulta:
Sísifo viajó a Europa, a Inglaterra, para investigar un poco más acerca de aquella familia. Pero una vez allí, abrumado por la cultura, sus nuevas posibilidades, el bullicio que lo rodeaba… decidió enfrascarse en el estudio de la psiquiatría y la filosofía, y consagrarse a la medicina, a la vez que perfeccionaba sus dotes como mago. Durante este tiempo viajó por toda Europa, apenas con una mochila, libros y cuadernos, bebiendo vino en pensiones sórdidas en las que escribía durante toda la noche.

Acabó convirtiéndose en un revolucionario psiquiatra, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Se ligó a la escuela psicoanalítica y se hizo defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.

En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

Despertó en un cuarto desconocido, completamente a oscuras. Había perdido la noción del tiempo. Sentía un profundo ardor en el pecho y una punzada en las uñas y los colmillos. Su visión se había transformado, era capaz de detectar el calor de los organismos vivos, de escuchar a muchos metros de distancia hasta el menor de los ruidos, de distinguir con nitidez las motas de polvo flotantes. La joven del manicomio se encontraba en cuclillas frente a él, mirándolo fijamente. Le explicó que ahora era un ser de la noche, un vampiro, y que necesitaba alimentarse de sangre para subsistir, o que de lo contrario ardería bajo la luz del sol o consumido por su propio fuego interior.

Desolado por su nueva condición, que suponía una contradicción moral con respecto a su profesión como médico, decidió que era el momento de localizar a su familia adoptiva y a su protector, la persona que lo había salvado del orfanato. Viajó hasta la Yaxley Manor, donde descubrió que había sido Evedhiel la que años atrás lo había liberado de sus cadenas. La buscó desesperadamente hasta encontrarla y unirse definitivamente a ella, apoderándose de su nuevo apellido y del lema de su casa, “Noble y Salvaje Libertad”, que defendería a capa y espada. Abandonando definitivamente los últimos rastros de su vida como humano muggle que practica la magia a escondidas, se mudó a aquel castillo en mitad del bosque para iniciar su nueva travesía.

 

Una vez en Ottery, fue reclutado por el grupo clandestino "La Marca Tenebrosa". Su odio hacia los muggles, su condición de vampiro y el odio que albergaba en su interior lo condujeron a formar parte de aquellas filas de asesinos despiadados pero, también, familiares siempre dispuestos a tomar una copa en una taberna polvorienta.

 

 

Conexión con Oniria:

Abasi, un antiguo mago egipcio y uno de los primeros vampiros de los que se tiene constancia, estaba cansado de vivir, pero no quería que sus pensamientos y recuerdos se perdieran. Quería dejar un legado tangible, no en forma de simples libros o memorias. Quería perpetuarse, clonarse de tal forma que pudiese consumar la inmortalidad sin padecerla él mismo. Para ello se exilió a una cueva, y durante meses estuvo comunicándose con dioses oscuros en lenguas desconocidas, perfeccionando un rito que se creía extinto y que le permitiría dividir su alma en varias partes y de ésta forma mantenerse deficitariamente, como una bruma, un silencio, un latido incorpóreo.

 

Horrocruxes.

 

Para llevar a cabo su deseo, debía realizar crímenes sangrientos contra seres queridos. Aquel era el precio que Ammyt, diosa “devoradora de los muertos”, le había impuesto. Jamás lograría la inmortalidad en el Juicio de Osiris, pero podría eternizarse terrenalmente. El asesinato desgarraría su alma, de tal forma que podría introducirla en otros cuerpos u objetos.

 

En aquella cueva, y haciendo único uso de su magia y conocimientos de biología, creó dos cuerpos casi idénticos, un varón y una hembra, que despertarían de su letargo cuando él decidiese terminar con su existencia material. En uno de ellos colocó la semilla del mal, y en el otro la semilla del bien, para hacerlos complementarios.

 

Sísifo fue el primero en cobrar vida, a principios del siglo XX, y Oniria apenas unos 20 años después. Ellos, sin saberlo, eran doppelgängers conectados mental y físicamente, fragmentos de alma de un milenario hechicero egipcio que había acabado con su vida (aparentemente) consumido por el tedio. Oniria fue la primera en llegar a Ottery, deseosa de aumentar sus conocimientos. Sísifo llegó tiempo después, buscando a la mujer que había salvado su infancia.

 

 

Relación con Oniria:

Cuando llegó a Ottery, algunos antiguos amigos de Oniria se acercaron a Sísifo y encontraron refugio a su nostalgia en él. En cierto modo, consiguieron sustituir aquella pérdida con su doble. Por eso, cuando Oniria apareció, sorprendiéndolos a todos tras años de silencio, los vínculos entre Sísifo y aquellos miembros de Ottery se tambalearon, creando un enorme conflicto entre ellos.

 

A raíz de este primer encuentro problemático, desarrollaron una relación de dependencia, basada en el odio. Pero sus sentimientos eran tan intensos, y sus personalidades y gustos tan similares, que el odio a veces parecía manifestarse en forma de amor desesperado. Así, Sísifo y Oniria se odiaban y se amaban. Podían matarse o abrazarse durante noches enteras, como siameses con los que se hubiera cometido un horrible crimen al separarlos al nacer, tratando de extirpar su conexión. No podía saberse si eran hermanos gemelos, amantes o enemigos.

 

Esta relación fue evolucionando gracias a Leah, que se convirtió en parte fundamental de ambos. Los tres se comprometieron en mantener un vínculo basado en la libertad y el respeto.

 


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Objeto Mágico Legendario:
--

Objetos Mágicos:

Objeto: Varita mágica
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

 

Objeto: Cámara de Fotos Mágica
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

 

Objeto: Monedero de Piel de Moke
Clasificación: A
Puntos de Poder: 10

 

Objeto: Nimbus 3000
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

 

Objeto: Anteojos Alfa
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20

Pociones Mágicas:

Objeto:
Clasificación:
Puntos de Poder:

Criaturas Mágicas:

Criatura 1: Lobo
Categoría: A
Puntos de Poder: 10

Criaturas en la Reserva:
Criatura 1:
Clasificación:
Puntos de poder:

Libros de Hechizos:

Libro:
Nivel:

Poderes de Criaturas:

Tipo de Poder:

Consumibles en Batallas:

Nombre:
Descripción:
Categoría:


Elfos:
* Elfo 1:
* Elfo 2:



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Licencia de Aparición:

Licencia de Vuelo de Escoba:

Registro de XXX:
*Registro del Departamento de Cooperación Mágica Internacional: Registro de Inmigrante y pasaporte
*Registro de Raza: Vampiro
*Registro de Criaturas: Enlace

 

Personajes Secundarios:



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  • Hobbies: escribir, fotografía analógica, filosofía.
  • Fobias: agorafobia.
  • Patronus: lechuza.
  • Siempre que conoce a alguien por primera vez recita un poema que asocie con él.
  • Sísifo no es su nombre real.
  • Sólo sueña en blanco y negro.
  • No suda. Sólo algunas glándulas de su cuerpo se mantienen en funcionamiento.
  • No le crecen ni las uñas ni el pelo de forma natural desde su transformación.
  • Su temperatura corporal es de 28º.
  • Tiene la capacidad de regenerarse.
  • Puede morir mediante magia, de sed o por incineración.
  • No puede engordar ni adelgazar.

 

Cronología de cargos:


Premios y reconocimientos:


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Link al Perfil de Comprador MM: 221
Link a Bóveda Personal: Bóveda 102591
Link a Bóveda Trastero: --
Link a Bóveda de Negocio:
http://www.harrylatino.org/topic/111813-boveda-negocio-la-feria-de-mayo/
Link a Bóveda Familiar 1: http://www.harrylati...familia-yaxley/
Link a Bóveda Familiar 2: http://www.harrylatino.org/topic/86385-boveda-familia-macnair/

 

 

 

 

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