Gala del Bosque Prohibido 2013: Entrega de Premios

[Juliene Black Lestrange]

― ¿En serio piensas volver al bosque?― inquirió la Black Lestrange―. Por cierto, he estado bien, ¿tú que tal vas?

 

Sus preguntas eran para la Hufflepuff, se abstuvode sonreír ante la actitud de la Potter Blue, era lógico que mencionar su hazaña en el banco de gringotts no sería particularmente “cómodo”. Así que se decidió a no realizar ningún comentario sobre el tema, después de todo, las paredes tenían oídos y no quería terminar en azkaban, los aurores podían ser de temer si se lo proponían.

 

― Un placer verla de nuevo, señora Potter Blue, ¿qué tal se encuentra su esposo?

 

La radio seguía con su parlamento difícil de entender, a excepción de ese breve instante, pero volvió a su estado natural cuando la mujer de cabello violeta habló. Parecía que no era amante de las radionovelas, no la culpaba, ella misma prefería evitar tener contacto con cualquier drama que no fuera iniciado por sí misma.

 

Observó al elfo que se ofrecía a atenderle, mientras el par de mujeres se iban de excursión, posó su atención en sus uñas, sopesando la situación, delineó el contorno del local tenía una bonita decoración, quizás pudiera admirarlo luego.

 

― ¿Saben algo? Voy con ustedes―soltó.

 

Casi empujaba a Eledhwen para que apresurara el paso, si iban a salir, mejor que fuera rápido. Esperaba en esa ocasión su varita no le jugara una mala pasada, de hecho, lo único que deseaba es que ninguna cosa fuera de lo común sucediera.

 

Pero no todos los deseos podrían ser cumplidos.

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Pero qué refunfuñona es mi prima! Y todo porque la maldita radio no emitía lo que quería. ¿Es que aún no se había enterado que en el mundo mágico, los objetos hacían lo que querían? ¿Por qué la radio iba a ser diferente? Si no quería funcionar, ¿qué mejor momento para acompañarme al Bosque?

 

-- Vamos, prima, un confundus... Antes le hubiera lanzado un botellazo que eso. Como si fuera culpa mía que todo se estropease en tu bar. Si compraras una radio de calidad...

 

Sí, soy una atrevida, aunque lo dije bien bajito, ahora que ella había accedido a acompañarme. Así que, en cuanto abrió la puerta, la atravesé, sin importarme el frío de la noche que comenzaba ni dejar atrás a la muchacha del Banco. Ya la había saludado antes de forma muy cortés y había respondido a su pregunta. "Mi marido bien, gracias. Creo que está visitando a unos familiares muertos, ya sabe, en el cementerio".

 

Pura palabrería lanzada deprisa para no distraer a mi prima. Eledhwen pareció dudar un segundo. Pero, o lo hizo por mí o por el empujón de Julienne, me siguió por fin al exterior. Me cerré un poco más la bufanda en el cuello y aceleré el paso, sin mirar por donde iba, con la cabeza ladeada hacia ellas, situadas a mi izquierda, mientras no paraba de hablar, orgullosa de enseñarles el Bosque. Mi Bosque.

 

http://i269.photobucket.com/albums/jj65/sagitaspotter_2008/MM/gbosq2013/angel-statue_zpse51747d5.jpg-- ¿Creéis que si se trata de un erumpent podré quedarme uno? No tengo en el circo y seguro que pagan por verlo, que es un animal muy cotizado. Y no me refiero por el dinero sino por lo difícil que es encontrar uno correteando libre. No es oriundo del país, así que a saber como es que... ¡Ay, perdón!

 

En mis prisas no había visto a la persona contra la que había chocado. ¡Ay, qué golpe me había dado en el hombro! Ni que fuera de piedra.

 

-- ¡Oh, demonios! ¿Desde cuándo hay una estatua aquí en medio de Diagon? Este Ayuntamiento ya no sabe en qué gastarse el dinero del contribuyente. Y después no hay dinero para arreglar los boquetes de la plaza mayor.

 

Mi protesta se perdió de nuevo en cuanto pensé en el erumpent. La sonrisa creció como una flor regada por agua de mayo, resplandeciente.

 

-- Ya llegamos. ¿Habéis estado alguna vez en el Bosque Prohibido? Es muy agradable pasear por él cuando llueve. No te mojas, hay zonas con tantos árboles que forman un paraguas natural y puedes caminar sin mojarte.

 

Bueno, sí, orgullo aparte, había exagerado un poco. Tal vez debería dejar de pensar en las musarañas y mirar a mis espaldas. Y ya puestos, también podrían mis acompañantes. Hubieran visto que alguien nos vigilaba.

 

 

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[Eledhwen]

Eledhwen compuso un gesto ante la pregunta de (May) Juliene; le había hecho recordar el episodio del último halloween, algo que era mejor olvidar. Pero asintió.

 

- Sí, Sagitas insiste en ir - respondió, y añadió susurrando - y no sabes lo insistente que puede llegar a ser...

 

La Black Lestrange debía estar muy aburrida (o muy loca), ya que aceptó ir con ellas. Eledhwen asintió sonriendo; mejor tres que dos. Notó un empujón que la hizo atravesar la puerta del Bloody y salir a la calle. Sintió un escalofrío; realmente había cambiado la temperatura. Vale que era casi invierno, pero un cambio tan repentino no era muy normal...

 

Sagitas caminaba en cabeza, mientras hablaba de los planes. La Hufflepuff frunció el ceño:

 

- Los erumpents son peligrosos, y sus cuernos más...

 

Aún recordaba la explosión ocurrida en San Mungo unos años atrás.

 

Entonces se detuvieron; Sagitas se había chocado con una estatua. La pelivioleta comenzó a quejarse contra el ayuntamiento, por plantar en medio de la acera aquella figura. Eled puso los ojos en blanco:

 

- Claro, vas sin mirar por dónde caminas...

 

Pero realmente aquel lugar era muy inadecuado para poner una estatua, por muy decorativa que fuese. Afortunadamente, Sagitas dejó de protestar, y continuó hablando sobre el Bosque, advirtiendo sobre las zonas tan tupidas por las hojas y ramas de los árboles, que no permitían el paso de la lluvia.

 

- Si no permiten el paso de la lluvia, tampoco entrará la luz, ¡deberías haberme dicho que trajese una linterna! - se quejó Eledhwen, rascándose inconscientemente la nuca. Quizás debería aprender a hacer caso a su nuevo instinto vampírico, pero estaba demasiado molesta con el tema de la radionovela como para preocuparse por esa sensación de que alguien la observaba...

[Sagitas E. Potter Blue]

No era muy de noche cuando llegamos allá. Bueno, sí, ya había estrellas y hacía un frío de mil demonios, pero... ¿Por qué esas caras tan largas?

 

-- Vamos, chicas, si pronto las luciérnagas nos indicarán el camino, ya veréis que bonito.

 

No estoy segura de que eso fuera lo que quisieran oír, pero vamos, esperaba que no hicieran muchos aspavientos cuando descubrieran lo que iba a pasar en el Bosque en breves. Me había costado muchísimo llevarlas hasta allá, con la excusa de erumpents sueltos en el lugar (que tampoco era tanta excusa, pues algo había en el Bosque, eso lo sabía, pues muchos habitantes los habían notado, una sensación de que algo rondaba por allá). La noche se había hecho oscura al caminar por el lindar. Por eso, frené el paso y les señalé un claro que se veía entre las ramas de los árboles.

 

-- ¿Lo veis? ¡¡Sorpresa!! ¿Ves como no necesitarías una linterna, prima? Tenemos iluminación propia.

 

Estaba feliz, muy feliz, porque los elfos habían tenido mucho trabajo organizando aquello. Sus idas y venidas continuas por el Bosque habían pasado desapercibidos por los habitantes cotidianos del lugar, que ni habían visto que habían montado una carpa de reuniones, allá, escondida. Se iba a celebrar una gran fiesta a la que todos estaban invitados. Y nadie sabía aún lo que iba a suceder.

 

-- Vamos, vamos, correr, ya veréis lo bonito que es todo por dentro.

 

Y casi las empujé hacia el camino iluminado. Me sentía algo pillastre y emocionada por la sorpresa que les guardaba. A ellos. A todos.

 

Lo malo es que ni yo misma sabía la sorpresa que me guardaba a mí, que no estaba dentro del guion organizativo que con tanto cuidado había preparado.

[Eledhwen]

Eledhwen seguía a su prima cada vez más convencida de que debería haberse quedado en el Bloody, seguro que la radio se había arreglado sola, y ahora Fernando José estaría declarando su amor a Gloria Camila, en la radionovela.

 

- ¿Luciérnagas?? - repitió la Hufflepuff, que tenía un poquito de asco a los insectos, por muy luminosos que fuesen.

 

Pero Sagitas seguía andando, cada vez más profundo. Y de repente, señaló algo. Un caminito iluminado con decenas de velitas y faroles. La vampira frunció el ceño.

 

- ¿Qué está pasando aquí?

 

Caminaba, esta vez con paso más lento, examinándolo todo, pero Sagitas las empujaba, a ella y a Juliene, metiéndolas prisa.

 

- ¿Pero qué es esto? ¿Una fiesta? ¡¡Las manos me huelen a desinfectante!! - se quejó Eledhwen, ella no podía ir a una fiesta con la ropa de limpiar el bar, ¡si hasta llevaba un plumero enganchado al cinto!

[Sagitas E. Potter Blue]

Sí, protestona, pero a pesar de eso, la amaba. Eledhwen siempre me acompañaba a todas partes y en mis locuras, así que le perdonaba que aún tuviera en la cabeza la comodidad del Bloody Mary y las radionovelas sobre muggles llorones.

 

-- Vamos, mujer, que ya llegamos y, mientras no lleguen los invitados, puedes sintonizar alguna radio que ande por allá.

 

Aunque no estaba segura que los elfos hubieran traído ninguna, pero no se lo iba a decir a Eledhwen (o a May) y que dieran media vuelta. Podían perderse, no todos los caminos estaban iluminados con aquellas luciérnagas tan bonitas. O encontrarse con los erumpent inexistentes (hasta que no se demostrara lo contrario, bien podían ser erumpents o elefantes) que chafaban la grama de los caminos y pisoteaban las ramas caídas... Algo había ahí fuera, pero...

 

Sonreí. Ya se veía las cortinas de la carpa que acogería la celebración, con el gran rótulo en ellas que anunciaban el motivo de la fiesta. Aplaudí. Había quedado precioso.

 

-- ¿Lo veis? ¿A qué es una sorpresa magnífica?

 

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[Juliene Black Lestrange]

Sus aportaciones a la conversación que parecían mantener ese par fueron mínimas, a veces asentía, las miraba alternativamente y si no simplemente las escuchaba, siguiendo el camino que la Potter Blue les señalaba. Su última incursión al Bosque Prohibido no había sido precisamente “fascinante” pero tal como lo describía la mujer de cabellera violeta, vaya que podía sentir curiosidad por el lugar… ¿ella habría estado en un sitio diferente? ¿Lejos de centauros, zombies y demás?

 

Esperaba que fuera así.

 

― Pero… ¿De dónde?―inquirió la Black Lestrange cuando le fue señalado un claro totalmente iluminado… ¿Cómo es que habían llegado ahí ¿Se había perdido tanto entre la conversación y los pasos de Sagitas? Negó, tenía que prestar más atención.

 

«Si algo es seguro es que ella conoce este lugar a la perfección» pensó, mientras era arrastrada junto con Eledhwen por ese camino que quien podría saber a dónde llevaba, sólo rogaba que no tuviese que ver con zombies, trolles o algo parecido, porque juraba que saldría corriendo aunque no se le conociera particularmente por ser una cobarde.

 

― ¿Qué es todo esto? ¿Una celebración en medio del bosque?― preguntas y más preguntas.

 

No podía evitarlo, estaba sorprendida, su imagen del bosque prohibido era mala y mucho… ¿A quién se le ocurría hacer semejante cosa en un lugar como ese? ¿Quiénes estaban invitados? ¿Las echarían afuera por coladas? ¿Confundirían a Eledhwen con una de las meseras? No, eso último no.

 

― ¿Sorpresa magnifica?― la castaña parpadeó un par de veces― Creo que avisar que nos traía a una ceremonia de esta magnitud, nos habría dado el tiempo suficiente a Eledhwen y a mí para vestirnos de acuerdo a la ocasión.―comentó «Y podría haber huido» se dijo a sí misma.

 

¿Qué diría su bisabuela si la viera asistiendo a una fiesta en esas fachas? Vamos que una túnica jamás sería como un vestido elegido en alguna boutique… ¿y si criticaban su atuendo? ¿Si la echaban por no estar “acorde”? Miró a la Potter Blue y lo emocionada que parecía con todo aquello, suspiró.

 

― ¿Al menos hay un poco de sangre por aquí o vodka?―preguntó, relajándose, después de todo nadie la había mandado de curiosa― Y los invitados… ¿cuándo llegarán?

[Sagitas E. Potter Blue]

¿Me pareció que Juliene iba algo lacónica en sus palabras o es que, comparada conmigo que era la charlatana del grupo, era lacónica? No la recordaba así del affaire con el Banco (aunque mejor no mencionar eso para nada). Esperaba que no fuera que le tuviera miedo al Bosque, con el lugar tan bonito que era.

-- No, Juliene. No es una celebración en el bosque. Es La Gran Celebración del Bosque En El Bosque.

Mi tono era orgulloso, muy orgulloso. Estaba sumamente contenta de que llegara la gran fiesta anual del lugar y en tres horas aquello iba a estar lleno de gente esperando ver sus nombres entre los ganadores.

-- ¡Oh, vamos, vamos, protestonas! Estáis guapísimas. No vais a salir en la prensa, así que no importa que vayáis tan... tan de... -- una miradita furtiva a sus vestimentas -- de sport.

 

Acaricié el logotipo de la Gala con mucho cariño. Había hecho trabajar en aquel proyecto al mejor equipo gráfico de todo Londres quien, además, había hecho un trabajo buenísimo y con un precio económico: gratis. Y es que a mi pobre hermana le sacaba cualquier cosa sólo halagándola un poquito y poniéndole kilos de donuts de azúcar con el que pasar las horas invertidas.

 

-- Vamos, vamos, que dentro podemos encontrar todo tipo de bebidas. Aunque no creo que se abra la barra hasta después de los premios. Venga, vamos, yo os invito a probar el catering antes de que lleguen los invitados.

 

Casi las empujé para que entraran porque parecían reacias a entrar en la carpa. ¡Pero si no iba a pasarles nada! Aunque me mosqueaba eso de los erumpent, o lo que fuera que estuviera en el bosque. Pero los elfos estaban avisados y (esperaba) los invitados a la gala no correrían ningún peligro.

 

Ya casi había conseguido mi objetivo cuando sentimos un gran ruido en el aire acompañado de una luz intensa. Casi parecía de día.

 

-- Demonios. ¿Pero qué es eso?

 

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[Eledhwen]

- ¿Una gala? ¿La gala del Bosque?

 

Eledhwen miraba todo con una mezcla de admiración y temor; ella no tenía pinta de asistir a una gala. Estaba de acuerdo con Juliene, no iban vestidas para la ocasión (y Juliene ni tan mal, pero ella...). Sacó el plumero del cinto, y lo agitó ante Sagitas:

 

- Me confundirán con la chica de la limpieza...

 

Claro. Sí. Alcohol. Sangre. Vodka. Lo que fuese. Para presentarse en una gala con aquellas pintas, necesitaba algo, que le diese confianza. Pero no. Ella no entraría allí. Se quedaría escondida en el baño, o algo así.

 

Sagitas tuvo que empujarlas para que aceptasen entrar en la Carpa, elegantemente preparada. Eledhwen iba con el ceño fruncido, y el plumero en la mano. De cada dos pasos que daba, retrocedía uno, lo que dificultaba que entrasen en el lugar. Y entonces se llevó las manos a las orejas, tapándoselas, ya que un ruido estruendoso resonaba por el lugar.

 

- ¡¡¿Qué es ese ruido?!! - gritó, imitando la pregunta de su prima, pero con las orejas tapadas ni la había oído.

 

Del Bosque salía una luz, y Eledhwen estaba segura de que no la producían las luciérnagas. Era una luz demasiado intensa, como de un foco gigante. Miró a Sagitas y a Juliene, pero la vampiro tenía tanta cara de sorpresa como ella, y lo peor de todo, Sagitas tampoco parecía saber qué era aquello.

 

- ¿No es cosa tuya? - le gritó Eledhwen a su prima.

[Xell Vladimir Potter Black]

Se había hecho de noche en el lapsus en el que había quedado dormida con la espalda en el árbol. Era hermosa, las luces brillantes y la luna que las acompañaba. Pero ahora no valoraba su belleza. Durante un momento me había sentido observada y había sentido algo de miedo. Sentí algo que se acercaba, algo que me pegaba contra aquella corteza y me besaba, mientras yo posaba las manos en la madera y asimilaba el contacto.

 

Tan pronto como aquella sensación vino, se fue. Sonreí. La había reconocido aún antes de saludarme. Había sido tan vívido aquel deseo... Me alegraba verla allá, en el bosque. ¿También le gustaba pasear por aquel lugar? Teníamos muchas cosas en común que esperaba ir descubriendo poco a poco

 

- ¡Hola, Lisa! Me gusta mucho venir al Bosque. Ven, siéntate a mi lado.

 

Ahora yo no podía quitarme de la cabeza aquel beso que había visto en la suya. Me agaché, recogí el libro que había caído de cualquier manera contra el suelo y sacudí la hojarasca que quedó enganchada en algunas hojas.

 

Iba a sentarme de nuevo cuando vi la luz. Era un fulgor, se hizo de día y venía acompañado de un ruido atronador.

 

- ¡Lisa! ¿Qué es eso?- Me agarré a mi compañera, apretándole el brazo, con fuerza. - ¿Será un meteorito?

 

La luz había quedado quieta en un punto. Agarré la mano de Lisa y corrí. Quería ver lo que había sucedido.