¤ Ladurée ¤ (MM B: 102947)

[Sira Loveless Haughton]

- A ver fue su idea, pero yo lo encargué porque él no podía- Aclaró ante la cara que había puesto la pelirroja. La chica miró a su alrededor con un gesto de nostalgia, cosa que intrigo a Sira que llamó su atención:

 

- ¿Qué te pasa?, ¿Por qué miras con esa cara el local?, ¿algún recuerdo?- Dijo a modo de interrogatorio, mientras ella le aclaraba que no se volvería a enamorar, pero que Gerard podría cambiar su manera de pensar. Sira se quedó sorprendida ante los comentarios de su amiga, ¿Cómo no iba a enamorarse?:

 

 

- ¿Cómo que no te vas a volver a enamora?, debe de ser hermoso ese sentimiento, claro si es correspondido, yo solo he oído hablar de ese amor y bueno lo he leído en mis novelas, pero nunca lo he sentido- Confeso con un tono melancólico. Siempre le habían atraído aquellas historias de amor que los personajes de sus novelas describían en cada página, pero nunca había buscado o simplemente no había llegado.

 

Su búsqueda centrada en su padre no le había permitido pararse a pensar en hombres y mucho menos en el amor, más allá de sus novelas:

 

- Bueno, peor es lo mío, nunca me he enamorado- Su voz se había vuelto algo nerviosa y describía a la vez una sonrisa de la misma manera. Ella le agradecía el pergamino con la dirección del local:

 

- Y no había estado a solas con un hombre, hasta que quede con Aster en la Academia- Aclaró, mientras recordaba las leyendas que el joven le contaba.

[Anna M. Johnsson]

-Demasiados para mí gusto- comentó. Lo cierto era que aquel local se parecía mucho a uno que se encontraba en España. Una sonrisa con el objetivo de disimular invadió el rostro de la pelirroja. Sabía que tarde o temprano su amiga preguntaría el porqué estaba así.

 

- lo es... pero a veces cambia todo... o te lleva a cometer errores que luego te acompañan por el resto de tú vida- comentó algo entre cortada buscando las palabras justas

-¿nunca te has enamorado? ¿y tienes 100 años?- la Crouchs observaba a la morena sin creerlo del todo.

 

-creéme nada es como te lo pintan las novelas literales- dijo y luego largo una leve risa -hay mucho que no sabes de mí historia, en algún momento nos sentaremos y te la contaré... no es lo más linda, pero confío en que no me juzgarás por mis decisiones- miro a la castaña y le dedico un guiño.

 

Lo que la joven le había confesado bastaba para que la pelirroja se diera cuenta que de entre las dos la más pecadora era ella.

-no te pierdes de nada te lo aseguro- le dijo sonriendo y guardo el pergamino.

[Sira Loveless Haughton]

Ella sonrió, aquella bruja la estaba intrigando y quería que le contara lo que le había pasado en los asuntos del amor, ella tenía poco que contar, tenía cien años que había pasado viajando por toda España investigando las enfermedades y buscando a la única familia que tenía, su primo Deiwan, el cual creía a ver encontrado:

 

- Pues me gustaría poder encontrar a esa persona que describen en mis novelas, aunque no termine bien, pero me encantaría enamorarme, aunque lo veo difícil- Dijo con una sonrisa, aun no sabia lo que le depararía con Aster, por lo que aunque se sentía bastante atraída por él, no quería abrir su corazón:

 

- Bueno cuéntame que es lo que pasa por tu linda cabecita roja- Dijo tras una sonrisa mirándola atentamente, esperando que pudiera contárselo, no quería presionarle, pero quería que supiera que estaba allí para lo que le hiciera falta.

[Leia Yui]

-Gracias- respondí.

 

Aún no sabía en que sitio sentarme, tal vez por ello me perdí del mundo por unos minutos(?) y para cuando ya había vuelto, la elfina que me había llamado la atención ya se había retirado por lo que ahora estaba mucho más desorientada sobre donde sentarme. Nunca antes había estado tan indecisa sobre algo tan simple, claro, no era la persona más segura del mundo pero tampoco la que se hacía todo un mundo por donde sentarse y ahora me estaba pasando aquello ¿Acaso el viaje me había afectado tanto?.

 

Ya cansada de tanto drama, decidí sentarme en la misma mesa en la que se había sentado la elfina, era bonito y tenía una gran vista a la calle, no podía quejarme, la elfina tenía buenos gustos(?). Miraba a muchos magos y brujas como siempre todo normal y aburrido. Ahora solo quedaba esperar a que alguien me atendiera y pedir lo que me sonará más raro de toda la cartilla. Me gustaba probar siempre cosas nuevas.

 

http://i.imgur.com/aoAUVIM.png

 

[Deiwan Rambaldi]

¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤

Mientras esperaba que la elfina Blondie se decidiera sobre el tipo de café y galletas que quería, una bruja se sentó junto a ella. Sabía que no era su ama, ya que había entrado tras ella y por su actitud, parecían no conocerse de nada, tal vez Leya quería conocer gente nueva, algo que Summer siempre veía como una buena iniciativa amistosa. Esperó a que tomara asiento y desplegó de su mano una carta de menu que posteriormente le ofreció.

—Aquí tiene—comunicó.

Se quedó erguida esperando indicaciones, un vuelapluma verdoso se alzó desafiando a la gravedad y esperando también órdenes. No quería presionarles, si al cabo de varios minutos no le comunicaban lo que querían degustar, se iría a la zona de la barra.

[Leia Yui]

Tal vez no había dormido demasiado, pues cuando volví a abrir los ojos estaba a lado mío la elfina que hace poco me había parecido haberla visto irse.

 

<<Necesito dormir más>>

 

A pesar, de que me había sentado en su mesa la elfina aún no decía nada, tal vez no le molestara o quizá era muy tímida como para decirme que me fuera a otra mesa. Sabía cuan tímidos podían ser los elfos, aunque algo me decía que ella no lo era pues ya era lo bastante valiente como para dar paseos sin su ama por el Callejón.

 

-En verdad lo siento, me había parecido verte salir- Dije de repente, tratando de alguna manera que expresará lo que pensaba sobre que estuviera en su misma mesa.

 

Unos minutos más tarde, una mesera se acerco a nuestra mesa y nos entrego la carta.

 

-Pediré primero si no te molesta- dije con una sonrisa dirigiéndome a la elfina -un Kouglopf y un café-. Seguidamente le pase la carta de menú a la elfina.

 

http://i.imgur.com/aoAUVIM.png

[Kutsy Stroud Lenteric]

Era un lindo día para salir pasear y tomar el té en agradable compañía, esa era la razón por la que me encontraba caminando a media tarde por el callejón Diago, andar sola era un habito que comenzaba a adorar. Me encantaba sentir la suave brisa del viento sobre el rostro y amaba la forma como hacía que mi cabello se meciera a su antojo al igual que los pliegues de la falda roja que llevaba puesta.

 

Finalmente después de casi diez minutos de estar metida en mis propios pensamientos y sonriendo ante la idea que cruzaba mi cabeza como una brillante estrella fugaz, encontré el lugar en el que me había quedado de ver con una amiga. Resultaba sumamente atrayente el conocer nueva gente y ese sitio sería sólo el preludio de lo que esperaba se transformara en una nueva amistad.

 

Solía ser solitaria en muchos sentidos pero por alguna extraña razón aquella joven había llamado mi atención y sin pensarlo le había propuesto conocernos en la cafetería el Ladureé, sonreí al recordar la última vez que había pisado el establecimiento. <<¿Cuántas cosas habían ocurrido>> desde ese entonces pensé mientras entraba y tomaba asiento en la primera mesa vacía que mis ojos de distinto color vislumbraron.

 

Me senté a la espera de ella.

 

 

[Helike R V PB]

¤ Vianne Rocher, recepcionista ¤

 

A pesar de estar poco tiempo abierto, el día había sido bastante agradable, con muchas visitas de jóvenes que deseaban tomar una taza de té, e incluso elfos nos visitaban el lugar en busca de un descanso en sus jornadas laborales.

 

Estaba en mi lugar de trabajo cuando vi que una joven abrió la puerta hasta acceder a su interior, la observé atentamente, salí de dónde estaba y me dirigí a la chica:

 

-Bienvenida al Ladurée. ¿Desea tomar algo señorita mientras espera? –pregunté amablemente (a Kutsy).

 

-Puedo asignarle una mesa cerca de la entrada –comenté con una gran sonrisa. Ahora le tocaba el turno a ella responderme, el local se encontraba muy animado, y las cosas parecían que volvían a estar de nuevo en marcha.

Editado 25 de Enero del 2014 por Heliké Rambaldi Vladimir

[Isabella Hawthorne R.]

Era una hermosa tarde de invierno, era un perfecto día para conocer mas a una chica que podría llegar a ser una de mis mejores amigas, todas mis amigas se habían ido del país por distintos motivos, eran pocas las verdaderas amigas que mantenía conmigo, y este mes había sido uno de los peores en toda mi vida.

Sabia que Kusty era una chica buena y además de eso teníamos varias cosas en común, no acostumbraba a hacer nuevas amistades, pero sentía que esta era una oportunidad que no debía desperdiciar, después de todo ¿ que podría perder?.

Me coloqué un conjunto y me encaminé hacia las afuras del castillo Slytherin, nos encontraríamos en una fina cafetería a la cual yo amaba, era un lugar fino, con clase y sobre todo acogedor. Caminé un par de calles más y antes de que me diera cuenta había llegado a la "Ladurée".

Entre, estaba un poco nerviosa, mi al mi alrededor y todo estaba tal cual como lo recordaba. Mi mirada se posó en cada unos de los presentes, en la primera mesa se encontraba la muchacha, me acerqué a ella y la saludé con cordialidad.

-Hola, Kusty- le sonreí con amabilidad y me senté en frente de ella.

Editado 25 de Enero del 2014 por Isabella Rexdemort Xtrong

[Kutsy Stroud Lenteric]

Mientras esperaba la llegada de Isabella, una mujer (Heliké) se acerco a mí -gracias por la bienvenida -añadí haciendo una pequeña reverencia con la cabeza -no gracias, estoy bien así -añadí respondiendo su sonrisa con una igual.

 

Finalmente la joven que esperaba había hecho su aparición por lo que le sonreí mientras se acerca a mi lado y se sentaba frente a mí -hola Isabella, es un gusto el poder compartir tiempo contigo -exclame mirándole atentamente -me alegra que hayas aceptado mi invitación -puntualice posando mis blancas manos sobre la mesa -¿habías venido antes aquí?

 

Observe por un momento a todos los comensales que se encontraban en aquel lugar mientras esperaba la respuesta, ella lucía un tanto nerviosa yo también me sentía así, aunque para ese momento mis nervios se habían transformado poco a poco en alegría por la experiencia de afianzar una nueva amistad.