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Clinica Santos Mangos (MM B: 87868)


Sagitas E. Potter Blue
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Hayame resopló con fuerza a través de la nariz y se cruzó de brazos, mientras que alzaba una ceja

-Válgame con esta cría, siempre emocionandose cuando ve un niño chiquito cerca- hizo una mueca y luego cerró los ojos empezando a negar con la cabeza de forma repetida, como si no pudiese entender el encantamiento de su novia con el pequeñito que Xell llevaba- digo, eso explica por que no me deja cargar al pequeño Sev en casa, pero...

Movió la nariz como si algo la incomodara

-A este paso me va a pedir que tengamos una veintena de niños y la verdad es que dado que la casa Snape es la misma casa muggle donde vivía el profesor Snape, dudo que vayamos a caber todos

Su gesto fingió preocupación

-Aunque podemos terminar imitando a los Weasley con ese coche que tenían y agrandarla, digo, ya lo he hecho con los pisos superiores un poco tomando en cuenta a todas ustedes, claro...

Observó

-Pero no lo sé...

De repente, algo se le congeló en el aire y sintió como si la cruzara un pequeño rayito de electricidad, provocando que entrecerrase los ojos de forma peligrosa y un aura negra se viese a sus espaldas

-Alguien está toqueteando a mis muertos en la morgue... -gruñó en un tono muy bajo y oscuro

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Abrí las puertas de la clínica empujándolas con la espalda, dejé pasar a mi madre, y luego, avancé pegado a Sagitas, con @ en brazos. Estaba pálida, y lo qeu le estaba causando aquel malestar las ultimas semanas, habia alcanzado ese límite en el qeu ya no podíamos seguir ignorandolo.

 

Observé preocupado a mi mujer, inconsciente...Sagitas acababa de desertar tras una semana convaleciente, y ahora esto...

 

Me preocupaba, tanto, qeu ni siquiera me paré a pensar en qeu me estaba adentrando en la clínica, mientras seguía a Sagitas y a los enfermeros, qeu miraban algo extrañados. Helike solía hacer trabajos como enfermera alli, asi qeu era de lo más normal, suponía, qeu murmurasen, viéndola entrar en brazos de su marido.

 

Sentí qeu algo me agarraba del brazo. Tardé un momento en reaccionar, puesto qeu había estado caminando como un autómata los últimos metros, siguiendo el sonido de los pasos de Sagitas sobre el suelo. La miré sin entender, hasta que me di cuenta de lo que quería: que tumbara a Helike sobre la camilla que los enfermeros habían traido. Dudé, pero al final, la dejé sobre la camilla...pero no estaba dispuesto a dejar que se la llevaran sin seguirla de cerca.

- Donde vamos? - pregunté a mi madre. No tenía ni idea de que iban a hacer con Helike.

 

De hecho, era la primera vez qeu veía a la vampiro asi. Y eso...me intranquilizaba. Demasiado.

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sanadora Amelie Bourdeu

 

La mujer de cabellos castaños y mirada dulce, sallía del box en ese mismo instante cuando parecía haber follón en la entrada. Sacó los guantes y la mascarilla después de atender a un paciente. Vio a la directora Sagitas y a su hijo entrar con un gesto un tanto extraño. Varios auxiliares y enfermeras acudieron rauda y veloz atender a la persona que parecía que llegaba inconsciente a la clínica. Sabía que, la jefa de enfemeras se había casado con el muchacho. Rápidamente y con su fuerte acento francés, indicó que llevaran a la paciente a un box y se sorprendió al ver quién era.

 

Reconoció a la vampiro inmediatamente. Estaba inconsciente y con una palidez que asombraba debajo de esas mejillas rosadas que solía llevar últimamente. No le dio mayor importancia porque seguramente se hubiera dado por estar felizmente casada. Suspiró nuevamente y volvió a ponerse unos guantes nuevos estérlites y entró rápidamente al box...

 

- Quiero una analítica completa -pidió a una de las chicas que ya rondaba por allí. Pero su deber profesionar era preguntar qué había pasado ante de hacer más pruebas y dar un claro diagnóstico a la familia. Se acercó a la vampiro y notó cierta sudoración en la frente. La tocó con suavidad en la frente y parecía arder un poco. ¿Sería fiebre, u otra cosa? pidió un termómetro y rápidamente se lo puso - treinta y nueve grados... ésto sí que es raro... raro para un vampiro como ella, el resfriarse... -susurró para sí. Podía confirmarlo con varios exámenes pero, de ser cierto, sería una bomba médica. Pero tampoco tenía constancia de que, un ser de la noche, pudiese contraer la gripe.

 

Empezó a murmurar a causa de la fiebre. La sanadora chasqueó con la lengua, tomó una carpeta y empezó a anotar lo que quería para ella...

 

- Si es una ´gripe quiero una serología para ella. Además, hay que bajárselas con un antitérmico -indicó a otra enfemera que rondaba por allí y enseguida empezó a hacer el trabajo.

 

Salió del box y se dirigió hacia los familiares, primeramente al pelirrojo y luego a la directora.

 

- ¿Qué ha pasado? -preguntó- necesito saber qué pasó para actuar en consecuencia - comentó preocupada- a simple vista, parece una simple gripe. Nada que no pueda resolver estando una semana en cama, tomando muchos líquidos y analgésicos -les dijo con una sonrisa- nada de lo qué preocuparse -"de momento" dijo para sí.

 

@@Matt Blackner

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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En mis ideas no entraba dejar sola a @. Una chica, con un traje de enfermera similar al que usaba la vampiro (excepto por el color). Empezó a dar órdenes a los primeros auxiliares que se habían acercado, y cuando me di cuenta, metieron a Helike en un box, y fue Sagitas quien me sujetó por el brazo, parándome. Me quedé mirando, pero no podía ir con ella. Tenía que dejarlos trabajar.

 

Sagitas me arrastró hacia una silla en el pasillo, donde nos sentamos a esperar. Movía el pie en un tic nervioso, preocupado, mientras...Sagitas me hablaba, creo, aunqeu no terminaba de entender que me decía. Estaba preocupado por ella, y daba vueltas intentando repasar que le había sucedido, o saber que se me había pasado. En que momento había enfermado asi? Ni siquiera sabía que pudiera enfermar tanto.

 

Cuando del box salió la joven enfermera, nos levantamos. Quería saber que le había pasado, para actuar según lo que necesitara. Hice memoria, y me encogí de hombros.

- Ella...esta mañana estaba normal - algo que, según el día, no era asi, porque a veces también parecía levantarse con el estómago revuelto. - Hará...una o dos horas le dio un mareo y vomitó un par de veces... - me llevé las manos a la cabeza. - Luego estuvimos desayunando y...parecía normal hasta que se levantó y...se desmayó.

 

No podía evitar desviar la vista hacia el box, pensativo. Como estaría? podríamos...pasar con ella?

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sanadora Amelie Bourdeu

 

- Hum, entiendo - asintió la francesa. Llevaba en una mano una carpeta y empezó a anotar cuidadosamente todos los síntomas.

 

- veamos, entonces, ¿los vómitos se suceden todos los días, a la misma hora? -preguntó al que supuso, que sería familiar de la paciente. Vio un anillo y se dio cuentad de que, su jefa de enfermeras tenía otro, ambos tenían ciertas características y dedujo que debió ser el marido.

 

- Por lo que parece el mareo pudo ser por la fiebre. La he revisado y aunque el diagnóstico no sea del todo claro, puede que tenga inicios de gripe -informó al pelirrojo- pero quiero hacerle más pruebas, para descartar algo más grave. Por ejemplo, como viruela de dragón, aunque, tranquilos, no creo que sea nada de eso... Además, si lo fuera los principales síntomas saldrían en las mejillas y no he detectado nada. Sólo una simple rojez por la febrícula...

 

Se dio cuenta que, el chico parecía ansioso por verla. Sonrió y negó mínimamente con la cabeza... Suspiró nuevamente.

 

- Te dejaré pasar a verla, pero sólo cinco minutos. Si no ha despertado ya, no te preocupes, ¿de acuerdo? -le dijo con cariño- las enfermas se ocupan de ella, en cuánto esté más estabilizada la subiremos a planta, allá estará más cómoda, pero seguirá ingresada hasta que tengamos un diagnóstico más claro -le comentó.

 

- Ahora voy a revisar al resto de mis pacientes, pero en una hora o así, me pasaré a verla de nuevo para ver cómo sigue... Pero si me da esa información que le he pedido procederé con mis otros enfermos. Después me pasaré a verla...

 

@@Matt Blackner

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La sanadora hablaba en un tono tranquilo. Ya estaría acostumbrada a tratar con los pacientes y familiares, asi qeu suponía qeu para ella no sería una gran novedad. Para mi si...había visto heridas, huesos rotos y cadáveres...entendía la gravedad de una herida, o de un veneno que empieza a destruir el interior de un organismo. Pero en el momento en qeu @ se había desmayado sin saber por qué, había escapado de mi control, y eso si me qeu preocupaba, porqeu no podía hacer nada.

 

Intenté responder a su pregunta...Había contado las veces enq eu Helike había salido disparada en busca del baño? No. Había pensado qeu era raro? Si. Que según el día, o el momento, era más frecuente? Tal vez.

 

Asi qeu me encogí de hombros antes de contestarle.

- No lo se...creo que...que si. Más o menos. A veces le pasa más por las mañanas, y otras por la noche. Otras se pasa todo día con el estómago revuelto. Tampoco he estado contándolas

 

Me di cuenta de que estaba apuntando datos en su carpeta, seguramente, para realizar un diagnóstico. Hizo un gesto con el brazo, indicándonos la habitación donde descansaba la vampiro. Hice un leve gesto con la cabeza y caminé hacia el box...quedándome parado al entrar. Me sentía mal por lo que estaba pasando.

- No debería haber dejado llegar a esto. Tendría qeu haberla traido antes. - murmuré

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Habían pasado muchas cosas en esos días; entre la boda y lo sucedido después, había visitado demasiadas veces la clínica, había visto demasiado a enfermeras, sanadores y a familiares preocupados, incluso a mi nieto enfadado porque le habían puesto sus vacunas. Sin embargo, era la primera vez que entraba en Santos Mangos siendo la herida mi sobrina Heliké. Eso no me lo esperaba. Había pasado de ser el centro de atención de la familia a correr para saber qué le pasaba a ella.

 

-- Demonios, Matt, no corras tanto que aún me duele la pierna -- recordé que Heliké me había dicho que me quejaba en balde porque me había hecho muchos episkeys y había metido algo en mi zumo para que me curara. Casi gruño pero no era el momento. La preocupación de Matt por su mujer era mucho más importante que mis quejas. -- Pues vamos a un box, supongo, es emergencias. Allá la atenderán...

 

Aún no llevaba muy bien el hecho que hubiera dejado de ser la preocupación principal de mi hijo, no yo en sí, sino la mansión, sus ocupantes, para que su mujer fuera ahora su punto de atención. Que fuera algo muy normal no impedía que me dejara desconcertada ese cambio de objetivo en Matt. Así que suspiré e intenté seguir sus largas zancadas mientras entraba en uno de los box, autoinculpándose por su enfermedad.

 

-- Vamos, hombre, tú no tienes la culpa. Ella misma no quería venir y tuvimos que obligarla para que tomara una cita -- yo también me sentía culpable puesto que habían estado cuidándome a mí y, tal vez, eso había hecho que no se preocupara de sí misma. Era algo a valorar, recordando que unos días antes nos habíamos estado casi matando la una a la otra.

 

No tuvimos que esperar, supongo que los tres éramos lo suficientemente conocidos como para que se entretuvieran.

 

-- ¿39 grados? ¿En serio? Pero si los vampiros no tienen fiebre... -- Repetía lo que acababa de decir la sanadora.

 

No hubo más diálogo porque cerraron la puerta, sujeté a Matt antes que la rompiera para seguir con su esposa y le sonreí. Pero pronto, la sanador salió a preguntarnos sobre qué había pasado.

 

-- Yo no sé lo que le pasó, yo he estado una semana en cama. Y no, no tenemos la misma enfermedad... -- Temblé un poco, era debido a recordar lo que había sucedido unas semanas atrás. Me mordí el labio y sonreí. -- Yo no tuve fiebre.

 

Matt también comentó lo sucedido y lo detuve un momento.

 

-- Pero ella ya se veía feo antes de comer, que todos comimos de lo mismo y no estamos malito. ¿Gripe? -- enarqué una ceja y me volví impertinente. Le dejaba pasar a él pero no decía nada de mí. -- Es una vampiro, ¿lo sabe? No tienen gripe.

 

No, no estaba acostumbrada a que me dejaran de lado. Y, por supuesto, no lo permití.

 

-- Espera, Matt, yo voy contigo. Y no cierres la puerta, que voy cojita y no corro tanto como tú... -- sí, alguna vez me han llamado chantajista y manipuladora... No sé porqué...

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Me detuve en seco cuando escuché las quejas de mi madre. La miré, sintiéndome culpable, y esperé a que me alcanzara, ya que a pesar de los episkeys y de las lágrimas de fénix que se había tomado junto con el zumo, era normal que la falta de movilidad hiciera que la pierna aun le doliera, más si tenía que seguir mi ritmo.

 

Ella decía qeu no era culpa mia...si, lo sabía, pero aun asi, tendría que haber notado qeu no mejoraba, haber hecho que la viesen antes.

 

Pasamos al interior del box y me quedé parado, mirando a la vampiro, mientras la última enfermera nos dejaba a solas. Estaba...estaba pálida. No como siempre, como era normal en ella, sino que sus mejillas presentaban un tono más sonrosado, tal vez, a causa de la fiebre.

- Hace tiempo que se encontraba mal. - admití a Sagitas.

 

Demonios...desde la boda parecía que nada quería salirnos bien, como si algo no quisiera qeu estuviéramos tranquilos. Antes de la boda, la misma ceremonia, el secuestro de Sagitas....a veces casi me parecía imposible que solo lleváramos una semana casados.

- Antes de la boda ya se encontraba mal, pero...pensábamos que era por la boda. Que era...estres o algo asi. Pensaba qeu cuando las cosas se calmaran mejoraría. Tomé un pequeño taburete y se lo acerqué a mi madre para que se sentara, y dejara descansar un poco la pierna dolorida. - A lo mejor que tu y Perenela la llamarais gorda no ayuda demasiado a mantener la calma. - sonreí levemente. Ojalá aquello fuera lo más grave aquel día.

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Sentí que la cabeza todo me daba vueltas. Tenía un fuerte dolor en las sienes y en la frente a causa de la fiebre.

 

¡Los vampiros no teníamos fiebre! Protesté en mi interior y eso pareció retumbar dentro de mi cerebro dolorido... Ni siquiera sentí si me pinchaban con agujas para sacarme sangre o ponerme sueros. ¡No necesitaba agua! O al menos, no de esa... Pero tenía tan mal malestar en el cuerpo... Y encima, con el estómago revuelto. Suponía que sería por ese tema...

 

Presentí que alguien más entraba. Quise abrir los ojos pero los párpados me pesaban cómo así los brazos. Intenté moverme un poco pero me sentía agotada...

 

- ¿Matt? -balbuceé lo que pude. Me pareció escucharlo entre las "brumas" de mi inconsciencia. - agua... -sentía la boca seca, cómo de estropajo. Eso me extrañó muchísimo más. Se suponía que alguien como nosotros no tenía esos "sentimientos" tan humanos.

 

- ¿dón... de... es...toy? -conseguí balbucear esas palabras a pesar del esfuerzo. La gripe o lo que fuera que tuviese hacía que estuviese atontada y no consiguiese hilvanar dos palabras seguidas. En mis labios sentí el agua fresca de lo que parecía una espoja mojada. Chupé cómo pude y eso calmó mi sensación de la falta de hidratación que notaba en el cuerpo...

 

Pude escuchar a una de la sanadora que conocía bien y me llevaba mejor que los demás. Nos caíamos bien y a la hora de trabajar, nos coordinábamos estupendamente.

 

No sabía cuánto tiempo había pasado desde mi desvanecimiento. ¿Una hora, dos? Notaba que el sentido se iba y venía cómo cuando se abre y cierra un grifo.

 

- Ponerle sueros, para hidratarla... Los análisis tardarán al menos un par de horas. He dado prioridad en el laboratorio y tengo que hablar con usted señor Blackner -le dijo con una sonrisa la sanadora Amelie Bourdeu. Yo no entendía nada de lo que estaba pasando. Sólo me dejaba hacer. No estaba tan incómoda, pero agredecía tener una cama.

 

@@Matt Blackner @

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Fruncí el ceño. A pesar de mis palabras, yo también me sentía culpable, si no hubiera estado tanto tiempo en cama, seguro que todos se habrían fijado más en mi nuera y la habrían ayudado a reponerse, en vez de preocuparse por mí. Tal vez una semana antes, su dolencia no hubiera sido tan dramática y podrían haber hecho algo antes de que se desmayara. Tragué saliva y guardé silencio mientras contemplaba a Matt preocupado por Heliké. ¡Demonios! Debía reconocer que aquella mirada era muy similar a la de Jack. ¿Tan enamorado estaba?

 

¡Claro, so boba! ¿A qué tomaría la decisión de casarse, si no fuera así?

 

-- ¿Antes de la boda? No me fijé.

 

Me mordí el labio con fuerza. ¿Cómo iba a fijarme si me pasé la pre-boda metiéndome con ella en todo momento? Suspiré, ahora sí que me sentía culpable, puesto que yo podría ser la causante de su estress. Me senté donde me indicó Matt. A pesar de todo, aún cuidaba de mí. Enrojecí por la llamada de atención.

 

-- ¡Dioses, Matt! No lo dije con maldad. ¿No te has dado cuenta que se ha ensanchado? No sé... Yo no entiendo de vampiros así que no sé lo que le pasa pero el trasero se le ha ensanchado. Las caderas están...

 

Fruncí el ceño, pensativa... ¿Las caderas....? Negué con la cabeza sin darme cuenta.

 

-- Si no ha comido en este tiempo es que le falla algo ahí dentro que ha alterado sus huesos. ¿Los vampiros engordan los huesos? Sé que cuando te rompes uno, se hace más fuerte... ¿Puede tratarse de eso?

 

Dejé de hablar al notar que Heliké pedía agua. ¿Agua? ¿Por qué no sangre? Qué curiosa es esta muchacha. La enfermera entró y la atendió (y volvió a ignorarme, demonios, ¿a qué le doy con la silla?). Dijo que tardarían un par de horas y que quería hablar con él. Arqueé una ceja.

 

-- Ve, hijo, ve con ella. Yo me quedo aquí, vigilándola.

 

Tenía otros planes. Aquel box estaba lleno de medicinas y pociones y yo, de repente, había recordado que tenía un mejunje que preparar y seguro que allá tenía todos los ingredientes.

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