~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Dark Dragona]

Intentó memorizar su nombre el cual le había parecido muy bonito, lo había escuchado muy pocas veces pero siempre le había parecido que aquel nombre tenía clase, por eso le llamaba la atención. Sin embargo antes no había conocido a nadie que lo tuviera, solo lo había visto en algunos libros o autores.

 

La escuchó hablar mientras le contestaba a su pregunta, al menos no le había parecido mal que se dirigiera a ella porque había conocido a personas, curiosamente la mayoría chicas, que no le gustaban hablar con desconocidos o que preferían estar sola, eso dependía también de la personalidad de cada uno. No los culpaba, había veces que Dragona también sentía que necesitaba estar sola.

 

Cogió el libro que tenía entre sus manos y el jugo que el elfo le había dado y siguió a la chica mientras pensaba quien sería el otro chico que se había sentado en la otra mesa, sin duda parecía agradable, le sonaba de algo, igual lo había visto de pasada cuando fue a algún lugar pero no recordaba donde, tampoco le sonaba como alguien importante, aunque igual lo era, quien sabe.

 

Se sentó en una de las mesas donde Morrighan se sentó y dejó allí el batido, le agradaba tener a alguien con quien platicar solo esperaba que no le estuviera molestando ya que era probable que hubiera venido allí tan solo para leer, no sabía si quisiera entablar una conversa, aunque por el momento bien que podía haberse negado y más la invitó a estar con ella así que no tenía porque precipitarse, solo tenía que encontrar temas interesantes...

[Mael Blackfyre]

La figura que había recibido el libro que no estaba leyendo parecía algo anonanada. Al parecer era una bruja que pensaba demasiado las cosas, suponía que alguien la atendería, la tendrían minutos esperando para encontrar su libro y cuando pudiera ponerse a leer, ya sería la hora de regresar a su casa. Pero sin organizarlo de antemano, había recibido un libro y una compañía agradable. "Dragona" pensé. ¿Acaso la bruja me conocía? Estaba seguro que no me recordaría. Yo sí. Sabía que estaba actualmente en la Academia. Entre los profesores hablabamos. Y tambien merodeaba la Targaryen.

Por alguna extraña razón había sacado la varita. Jugueteaba con ella dándole pequeños golpecitos en el lobo mientras divagaba con mis pensamientos. La comunidad mágica se caracterizaba por ello. Podías ser el hombre más solitario en el mundo pero ante un pestañeo, ya te rodeaban diferentes personas por más que fueran de una familia, del trabajo o de la vida misma. Para los demás parecía que estaba leyendo. Pude sentir la mirada de las brujas aunque no me fijaba en ellas. Pero ante un momento de distracción, realicé un alboroto más de lo que quería. La tranquilidad del lugar potenció los ruidos.

El libro que tenía encima del regazo se quedó envuelto en llamas después de un fogonazo. Pequé un salto y le di un manotazo al libro para que no se me prendiera fuego mi camisa. Pero eso había sido un error. Aquel libro salió despedido justo contra los batidos de las dos brujas. Fue de pura casualidad que ninguna hubiera sido impactada por el objeto en llamas. Me tapé la boca con ambas manos y no pude ocultar una risa. Algunas miradas intentaban descubrir quién era el causante de todo eso.

— Perdón. Oh, lo siento —me encaminé hacia el lugar donde habían intentado comenzar una charla. Con un movimiento de mi varita el libro se apagó, dejando el rastro de humo que brotaba de las hojas chamuscadas. Un segundo movimiento de mi varita hizo que el vaso que portaba el líquido pedido por las brujas se reparara. Ninguna de las dos parecía ni mojada, ni lastimanda, ni quemada. Eso me alivió bastante. Nunca me había pasado algo así y menos en un lugar ajeno—. ¿Se encuentran bien? Por suerte ésto es un detalle.

Por tercera vez realicé una leve floritura. El libro recuperó su forma, atrayendo todas las cenizas que había despedido. Inclusive las que habían quedado pegadas en mi camisa. Lo tomé del suelo y se los mostré, un perezoso movimiento de mi arma hizo que éste saliera despedido hacia la estantería de donde lo había sacado. Había quedado como un torpe. Nunca me habían siquiera calificado alguna vez así en mi vida. Siempre todo era premeditado, ordenado e inclusive casi sorpresivo. Le di la espalda a los clientes que nos habían descubierto. Lo que faltaba era que algún empleado nos sacara a los tres por mi culpa.

[Morrighan McKenna]

Las dos brujas se encontraban ya sentadas en una mesa con sus respectivas bebidas. Morrighan observaba detenidamente el comportamiento de la otra bruja, que parecía estar incómoda ¿será que a ella tampoco se le daba lo de conocer gente? Ambas parecían estar buscando un tema de conversación interesante para que la charla fluyera pero a Morrighan sólo se le ocurrían preguntas y respuestas que no daban mucho lugar a que continuaran conversando con facilidad.

 

La situación ya se estaba volviendo algo tediosa cuando, para alivio de la jóven, escuchó ruidos alarmantes desde el lugar donde estaba sentado el hombre que le había cedido su libro. Se dió vuelta inmediatamente para ver qué pasaba cuando un libro en llamas a toda velocidad se estrelló contra su mesa rompiendo ambos vasos. Morrighan contuvo el aliento durante unos segundos mientras todo sucedía, pero al ver la cara que puso aquel hombre, mezcla de sorpresa, vergüenza y algo de espanto, liberó todo el aire contenido en una sonora carcajada.

 

El accidentado se acercó a la mesa donde las brujas se encontraban, con sus manos todavía tapando su boca pero había cambiado su expresión, se lo notaba divertido aunque todavía mayormente avergonzado. Con tres ágiles movimientos de varita puso el lugar en órden, al mismo tiempo que se disculpaba.

 

- Bueno, si querías que te devolviera el libro bastaba con pedirlo, no era necesario tratar de asesinarnos con un libro en llamas - bromeó, tratando de que el hombre se despreocupara. - Estoy bien, tendrías que practicar tu puntería.

 

Miró a Dark Dragona, esperando que ella también se encontrara bien, aunque más por cortesía que por verdadera preocupación. Había sido un accidente menor y de lo más divertido.

 

Todo lleno de cenizas aquel personaje no le había parecido tan formal como la primera vez que lo vió, pero seguía sin parecer alguien a quien estas cosas le pasaran muy a menudo. Después de aquel papelón había terminado de ganarse su simpatía, de modo que sintió la necesidad de saber quién era.

 

- ¿Querés sentarte con nosotras? Mi nombre es Morrighan McKenna.

[Dark Dragona]

Abrió los ojos sorprendida cuando delante de ambas apareció un libro en llamas, por suerte no fue a más y todo quedó arreglado gracias a aquel chico de antes. No pudo evitar impresionarse por como reparaba todo, aún se sorprendía las cosas que se podían hacer con la magia ya que antes donde ella estaba esta estaba demasiado limitada por el riesgo de que los muggles se dieran cuenta de su existencia y te quemaran en la hoguera o algo por el estilo.

 

¿Quién habría sido el que provocó aquello? No le parecía muy chistoso eso de quemar un libro, si fuera uno de la escuela aún un poco lo entendería. Por suerte no ocurrió nada grave así que tampoco había porqué alarmarse tanto. No había tantas personas en aquel lugar como para intentar descubrir quien sería el culpable pero tampoco quería montar una polémica en aquel lugar donde normalmente la gente va para estar en un sitio tranquilo.

 

Ocultó una risa ante el comentario de Morrighan, parecía que se le ocurrían siempre frases muy ingeniosas al momento, al contrario que ella que siempre se le pasaban por la mente cuando ya era tarde o cuando ya no venía al caso. Miró a su acompañante, ella tampoco había sufrido daño alguno así que todo siguió como estaba con la diferencia de que ahora serían uno más, si el chico quisiera estar con ellas claro estaba.

 

- Yo soy Dark Dragona -se presentó ella también después de Morrighan y también le indicó que se sentara con ellas, parecía un chico educado y agradable que no rechazaría la petición de dos damas, además de que a ambas les debía una por haberlas asustado un poco con aquel espectáculo del libro en llamas.

[Mael Blackfyre]

Fue un alivio enorme saber que ambas brujas estaban realmente bien, aunque se habían llevado un gran susto y en parte les había causado gracia. El leve murmullo que había estado invadiendo la habitación antes que sucediera todo, retomó su total normalidad. Seba no bajaba. Los Elfos no se acercaban ni a ver como se encontraban sus clientes ni éstos parecían entrar muy seguido. Era extraño que en aquellos tiempos alguien se tomara el tiempo necesario para descansar realmente, si uno tenía tiempo libre como mucho leía en su propio hogar.

 

— Es un placer, señoritas —le dirigí una reverencia a Morringhan. Me llamó realmente la atención. Nunca había escuchado un nombre así y su apellido sonaba totalmente desconocido—. ¿De dónde provienes? Algo me dice que no eres de por aquí —luego fijé mi vista en la otra bruja, también dedicándole un mismo saludo—. Dark Dragona. A ti te he visto por la Academia. Seguramente más adelante nos volvamos a cruzar.

 

Le dirigí una sonrisa esperando que aquello no sonara como una amenaza, esperando que observara mi rostro y se sintiera un poco más tranquila. Las dos jóvenes estaban realmente tensas, estaba a simple vista. No necesitaba hacer uso de mi legeremancia para saberlo. Aunque aquel acontecimiento del libro parecía haberlas tranquilizado un poco. Acepté su ofrecimiento, parecía como si nunca me fuera a pedirme eso, pero lo hicieron ambas. Miré la mesa y el suelo. Todo estaba de nuevo en su lugar, aunque alarmado levanté la cabeza de nuevo, hablando:

 

—Por un momento casi lo olvido. Mi nombre es Elvis. Pertenezco a la familia Gryffindor desde que mis ancestros vivían en las Altas Tierras de Escocia. Actualmente trabajo en el Ministerio de Magia como Auror y vine aquí a descansar un poco. No me queda mucha tranquilidad por delante —mientras me acomodaba en el respaldo de la silla. Me desabroché la capa y la tiré hacia atrás para estar más cómodo. Llevaba mi camisa de seda blanca, unos pantalones negros y unos zapatos del mismo color. Mi atuendo específico para el Ministerio.

 

Les volví a dedicar una sonrisa a cada una. Me había presentado muy superficialmente. Primero que no conocía a ninguna y no sabía cuanta confianza podía depositar en ellas para hacerles saber que en realidad estaba trabajando para la Orden del Fénix y patrullando la zona. Tampoco podía comentarles sobre el hijo que esperaba, que a pesar de que Annick era una excelente mujer y madre, aquello me llevaría tiempo. Miré a ambas. Sabía que querían hablar para no tener que soportar aquellos silencios que se creaban. Así que les pregunté esperando no presionar a ninguna.

 

— ¿Y ustedes de qué familias son? ¿Están trabajando o estudiando en algún lado? Supongo que después de un día agotador, éste lugar tan hermoso y tranquilo viene muy bien para alejarse de la gente y compartir un momento juntas. ¿No? —aunque después de comentar eso, no tenía sabido si ambas se conocían y habían decidido ir allí. Tal vez se habían encontrado o también se acababan de conocer, eso no lo sabía—. Disculpa… disculpa. ¿Puedes traernos tres tazas de chocolate caliente? Gracias —justo un Elfo pasaba casi corriendo por nuestro lado. Se detuvo, escuchó el pedido y se alejó a buscarlo. Luego tranquilicé a las chicas: — No se preocupen que eso va por mi cuenta. Por las molestias de haber causado todo con el libro llameante.

[Morrighan McKenna]

Luego de que los tres se habían asegurado de que aquel pequeño alboroto no había causado daños, lograron relajarse nuevamente. Las personas que estaban alrededor habían perdido interés en ellos y había retomado sus actividades. El recién llegado habló, primero dirigiéndose a Morrighan.

 

- ¿De dónde provengo? Hm, nací en Rumania, pero hace varios años que viajo de un lugar a otro.

 

La pregunta había logrado ponerla algo incómoda y si bien esperaba no sonar cortante, tampoco deseaba continuar esa conversación. Evidentemente el mensaje había sido claro, ya que la atención se desvió hacia Dark Dragona. Según escuchó sus dos acompañantes ya se conocían, al parecer no mucho, de una Academia. ¿Será que había algún lugar para desarrollar sus estudios mágicos en Ottery?

 

El hombre, luego de esa pequeña charla introductoria, se sentó a la mesa y se presentó. Morrighan no se sorprendió al oír que era un auror, eso explicaba aquella formalidad que la chica detectó a primera vista. Su curiosidad incrementó considerablemente. La presentación de Elvis había sido bastante más larga que la de las dos muchachas, pero todavía dejaba mucho que desear. Ella intuía que había muchos secretos detrás, y estaba decidida a averiguarlos. ¿Y Dark Dragona? De ella sabía mucho menos, apenas su nombre y su gusto por los dragones. Esa era la oportunidad perfecta para saber más de ambos, y no iba a dejarla pasar.

 

Elvis no tardó en acomodarse y continuar la conversación. Invitarlo definitivamente había sido una buena idea y los tres parecían bastante a gusto con la compañía.

 

- Mi familia es la McKenna, aunque llegué a Ottery buscando a mi familia de parte materna. - Mencionar eso era quizás demasiado privado para dos personas que acababa de conocer, pero con algo de suerte, sabrían ayudarla a encontrarlos. - Hace muy poco que llegué y todavía estoy explorando Ottery, aunque claro que voy a necesitar un trabajo si no quiero terminar durmiendo en las calles. En cuanto al estudio ya se imaginarán que la respuesta también es negativa. Hace unos minutos oí que mencionaban una Academia ¿les molestaría contarme más acerca de eso?

[Dark Dragona]

Ya todo se había relajado y todos se habían olvidado del incidente del libro quemado, todo estaba como si nada hubiera pasado. Era una suerte que no estuviera el propietario del local o le hubiera dado un ataque por que quemaran uno de sus libros.

 

Miró al chico quien se presentaba, realmente... no recordaba haberlo visto en la academia, sabía que le sonaba de algo pero no recordaba cuando, su memoria a veces era pésima, no le gustaba que le dijeran aquellas cosas que debía saber y que realmente no recordaba.

 

No dijo nada para no interrumpir su presentación y en su mente se quedó con lo básico haciendo una leve lista, había conocido ya a muchos aurores pues en su familia había varios, suponía, de momento solo había visto a Robb trabajando en aquel lugar, igual le conocía.

 

Miró a Morrighan quien se presentaba primero y luego les hacía esa pregunta y asintió con la cabeza acerca de lo de la Academia. Realmente ella tampoco estaba enterada de mucho cuando llegó a este lugar hace tan solo un mes.

 

- La Academia de Magia y Hechicería es donde los magos van para aprender... -casi iba a decir para aprender a sobrevivir, esperaba que si la chica fuera a la Academia no tuviera la excursión que tuvo ella- Es una escuela de magia -resumió ya que no sabía como explicarlo mejor.

 

Claro que para ella... escuela de magia y una leche, ahí más bien parece que los profesores quieren librarse de los alumnos, parece que tuvieran una norma para eso o alguna manía, igual había demasiados alumnos y por eso intentaban matarlos de aquellas maneras.

[Mael Blackfyre]

—Dejame aclarar una cosita más sobre lo que dices, Dragona. Más que Escuela de Magia yo lo describiría como un lugar donde comienzas un gran camino. Para escuela ya tenemos Hogwarts, si así lo desean —les dirigí una sonrisa para que no pensaran que estaban regañando a alguien, sino más bien para incentivar el interés que se había creado en Morrighan.

Aunque las dos brujas seguramente no lo pensaran, las veía bastante iguales. Ambas parecían curiosas por cada palabra que decía, como que se les notaba a gran distancia su interés por las preguntas que querían hacer pero que por vergüenza, se limitaban. Ahora me dirigí hacia Dragona, ya que por simple deducción, sabia que estaba mas adentrada en el mundo mágico. Trabajaba en el Ministerio, eso también sabía.

—¿Cómo te trata el Departamento de Misterios? Ése sitio es realmente sorprendente. Era otra de mis postulaciones si no me tomaban dentro del Depamento Auror, pero ya ven donde quedé. Hubo un tiempo que tuve un trato cercano con Juve, que trabajaba como directora. Incluso he pisado varias veces ése último piso. Ahora hace tiempo que no.

Me quedé unos segundos pensativos, recordando aquel desastre que habían realizado los Motífagos cuando entraron al Departamento Auror y tuvimos que correr por todo el Ministerio para tratar de atraparlos. Llegamos dónde se habían ocultado, dentro del Departamento de Misterios y recordaba el duelo que había llevado a cabo con varios seguidores del Señor Tenebroso en el interior de ésas misteriosas salas. Luego me giré hacia Morrighan. A pesar de que parecía algo tímida, había comentado algunas cosas interesantes.

—Los McKenna. Con razón no me sonaba conocido, si eres de Rumania. ¡Que gran lugar! —en ése momento se me ocurrió preguntarle con qué motivo se había trasladado hacia otro país, pero se notaba que aun le faltaba mucha confianza para hablar con libertad. Debía enfocarme en los temas que realmente estábamos hablando—. El Ministerio es una salida laboral excelente. Puedo acompañarte algún día para recomendarte algunos sitios. Te recibirán muy bien

Podríamos aunque sea ir de visita por los pisos que más conocía y preguntarle a alguien más por los que no. Además debía saber que era lo que más facilidad tenía Morrighan para hacer. Tal vez le recomendaba algún sitio de pura acción y le gustaba estar más relacionada con los papeleos. O se inclinaba por las investigaciones pero realmente le podría llamar la atención más los animales y criaturas. Seguramente en algo podría ayudarla luego. Y pensando en eso, casi por inercia me salieron las palabras.

—¿Durmiendo en la calle? Eso no es bueno para nadie. Puedes venir a mi mansión, la Gryffindor. Tenemos muchas habitaciones libres. Hay un invernadero, grandes bibliotecas y los Elfos estarán encantados de poder atender a alguien más —la miré. Era inevitable anular mi instinto paterno. De tan solo pensar que alguno de mis hijos se pudiera quedar en la calle, me agarraban escalofríos. Y me había pasado muchas veces en mi vida que, había personas que pasaron de ser totalmente extrañas a personas que amaba con todo mi corazón.

[Dark Dragona]

A Dragona no se le daba muy bien explicar las cosas, podía llegar a decir justo todo lo contrario de lo que realmente son confundiendo a quien se lo decía e incluso a ella misma sin estar muy segura de lo que decía. Miró al chico un poco avergonzada pues no sabía como comportarse después de que le corrigiera, ella sentía que tenía que ser perfecta de forma que no tuvieran razón para burlarse de ella. Sabía que nadie allí lo haría, toda la gente que conoció le pareció amable, pero lo que había vivido en su vida pasada le había dejado aquel trauma por eso siempre luchaba por intentar conseguir la perfección, lo que la delataba era su cerebro que parecía no estar dispuesto a cooperar y a veces se resignaba a pensar pero no tenía forma de hacerlo funcionar como era debido.

 

- Me encanta -dijo cuando el chico le preguntó sobre el Departamento de Misterios, lo que era curioso ya que se suponía que era ella la que tenía que conocer el secreto de la gente y no él quien era más bien como un defensor, o al menos eso era lo que le había dicho Robb cuando lo vio en aquel departamento pero posiblemente no fuera el mismo en el que trabajara Elvis.- Creo que sin duda es el mejor trabajo que pude escoger además de que Juv es muy simpática- sonrió, dudaba que esa fuera realmente la palabra más perfecta para describirla pero para ella era muy simpática a pesar del misterio que parecía rodearla.

 

Miró a la chica cuando entonces habló con ella, realmente ella no había estando en Rumanía, no tenía ni la más mínima visión de como podía ser aquel lugar y quiso poder preguntar pero sentía que aquella pregunta estaba fuera de lugar y que no tenía nada que ver así que esperó a que acabara de hablar.

 

Eso de dormir en la calle tampoco le había parecido tan bueno para ella, le parecía extraño que no hubiera ido a algún hotel de los que hay en el callejón Diagón pero cuando uno estaba perdido normalmente no sabía a donde ir. A ella también le había pasado, no supo cuanto tiempo había pasado en la calle hasta que pudo al fin encontrar Londres, una vez llegó no perdió tiempo y fue directa a la mansión donde escuchó que estaba mi padre, solo tuve que preguntar por el apellido y unos chicos que estaban en un bar le dijeron con seguridad donde podía encontrarle... pero aún no lo había visto a pesar de que ya había pasado tanto tiempo desde que estaba allí, comenzaba a pensar que él la había abandonado o no quería conocerla pero ni siquiera sabía que había venido así que dudaba que pudiera ser eso.

[Seba Granger]

Nana con Dash

-Dash!!!!- grito la elfina Nana desde la parte trasera del negocio cuando a sus narices comenzaba a llegar el olor a humo, -Donde estará ese elfo flojo- decía refunfuñando mientras se paseaba en la cocina de un lado a otro preparando los pedidos que le había hecho el elfo Leto de la señorita Darla.

Lastima que cuando el elfo había hecho los pedidos a la elfina se le había olvidado preguntarle que tanta gente había en el lugar, movió la cabeza enojada al no saber donde se había metido su amo.

En eso llego el pequeño elfo corriendo desde el cuarto donde se guardaban el resto de los libros que iban llegando, miró un poco con desprecio a la elfina que había interrumpido su charla con Lualú, espera ella quisiera charlar con él después.

-¿Para que necesita Nana a Dash?- preguntó este cruzándose de brazos, pero la respuesta no fue necesaria la elfina le entregaba una bandeja con lo pedido, -Dash debería de flojear y trabajar, Dash debe llevarles estas bebidas a los clientes- tras eso Nana volvió a lo suyo.

Dash sirviendo a Elvis, Dark, Morrighan

El pequeño elfo cogió con ambas manos la bandeja con las bebidas pedidas ademas de un platito con galletas, -Todo Dash, todo Dash- dijo para el mismo mientras recorria el camino hasta donde se encontraban los clientes que Leto atendía.

La sorpresa fue grande para el elfo al ver quien era el hombre que acompañaba a las señoritas, que el elfo no recordaba haber visto antes, hizo una reverencia a los presentes mientras depositaba las copas en la mesita.

-Permiso, Dash a traído su pedido, ¿Se les ofrece algo mas?, Dash se los traerá con gusto-

OFF:

Disculpen la tardanza.