~ House of Books ~ (MM B: 103943)

[Morrighan McKenna]

Dragona fue la primera que respondió a su pregunta, pero lo hizo tan resumidamente que Morrighan se sintió igual de confundida que al principio. Luego Elvis quiso agregar información, pero sólo logró generarle muchas más preguntas.

 

-¿Un gran camino? No logro entender lo que hablan ¿podrían, por favor, ser más claros? - No quería que sus palabras sonaran duras, así que trató de expresar aquello con la mayor amabilidad que le fue posible, aunque no creía haber tenido demasiado éxito.

 

La bruja se quedó pensando en la posibilidad de tener educación mágica mientras oía de fondo la conversación entre Elvis y Dragona sobre el Departamento de Misterios. Bueno, eso definitivamente era otro misterio para Morrighan. Le habría gustado preguntar pero no quería volverse tediosa con tanta pregunta, ya tendría oportunidad en otro momento. Casi como si le hubiera leído la mente el auror dirigió la conversación nuevamente hacia ella.

 

- Sí, es un lugar muy hermoso. Creo que podría decir que es el más hermoso de todos los que he visto... - Mientras hablaban las imágenes y aromas de los paisajes rumanos invadieron su mente de recuerdos felices - ¡Eso suena excelente! Serías de gran ayuda.

 

La idea que había propuesto era grandiosa. Sería una gran oportunidad para encontrar un trabajo con el cual mantenerse hasta que pudiera encontrar a quienes había ido a buscar. De hecho, la idea era tan grandiosa que no se imaginó que el hombre doblaría la apuesta, ofreciéndole mudarse a su mansión. Aquello era una idea totalmente descabellada, ¿por qué le abriría las puertas de su casa a una total desconocida? ¿Acaso estaba loco? ¿Sería que ella le provocaba mucha confianza o que realmente lucía tan indefensa?

 

-Y-yo... ehm... es-s... ehm... - Se sentía totalmente idi***. Por más de que intentaba, no lograba articular una palabra completa. Su cabeza estaba tan llena de cosas que no lograba ordenar sus ideas de manera de que pudiera expresar alguna.

 

Aquel hombre estaba siendo tan colaborativo que Morrighan hasta dudó de sus intenciones. No había sido tan buena experiencia la última vez que habían tratado de ayudarla. Aunque, pensándolo mejor, y para hacerle justicia a aquel extraño del pasado, si bien sus intenciones no eran del todo sinceras, sí había logrado ayudarla mucho. Quizás esta, como la última vez, era una de esas oportunidades que sólo se presentan una vez y uno no puede dejar pasar. Después de todo su situación no podía empeorar mucho más: No tenía trabajo, amigos, hogar y ya casi tampoco dinero; pero la idea de tener dónde dormir ya mejoraba mucho el panorama.

 

-Perdón. Todo esto realmente me tomó por sorpresa. Eso... también suena excelente y sería una gran ayuda. - La situación era bastante vergonzosa. No le agradaba mostrarse débil frente a la gente, pero Elvis ya parecía haber descubierto su debilidad. Se preguntaba si Dragona también, aunque ella parecía estar más cercana a la posición de Morrighan que a la del auror - Pero no puedo dejar de preguntarme ¿por qué? ¿Acaso no te da miedo invitar a una extraña a tu hogar?

[Mael Blackfyre]

―Me alegro entonces que el departamento sea de tu agrado. He escuchado que allí tiene muchas cosas que investigar, custodiar y seguir trabajando por ello ―le dirigí una leve reverencia mientras un elfo demasiado conocido para mí, se acercaba con una bandeja de plata. Aunque ya habíamos tomado algo, la charla se estiraría unos cuantos minutos más. ¿Por qué no seguir aprovechando? ―. Muchas gracias, Dash. Si necesitamos algo más te llamaremos, no te preocupes.

 

Depositó nuestras tazas con un chocolate caliente bien espeso. Las pequeñas volutas de humo salían despedidas hacia arriba, irradiando un agradable aroma. No dudé un segundo en llevarme a la boca el recipiente y darle algunos sorbos. Era super gratificante. Luego debería comentarle a mi sobrino Seba sobre su buen servicio. ¿Estaría por allí? “Antes de irme echaré un vistazo por si lo encuentro” dejé la taza mientras las chicas conversaban. Se estaba volviendo muy amena la conversación.

 

―Entonces ni bien pueda escaparme un rato del departamento podría visitarlas un rato a Juve y a ti. Nosotros estamos realizando cateos por todo Ottery. Parece complicado pero lo mínimo que puede sucederte, es encontrarte con un objeto maldito que quiera matarte ―me reí de mis mismas palabras esperando que las jóvenes rujas se lo tomaran con un poco de humor. Aunque al principio parecía un chiste, siendo Auror te encontrabas con ésas cosas. De hecho varios objetos los habíamos mandado a resguardarlos dentro del misterioso Departamento de Misterios. Morrighan parecía sumergida en muchas dudas.

 

“No te preocupes que vas a ir entendiendo de a poco. Luego tendremos tiempo de hablar eso”. La sorpresa que se llevó por el ofrecimiento de tener un hogar fue demasiado notoria y eso me produjo ternura. La mayoría de los magos y brujas que conocía habían sufrido de alguna manera cuando eran niños. Todos habíamos sufrido el abandono, la muerte de algún ser querido, haber vivido alguna catástrofe. Pero de alguna manera siempre retomábamos la tranquilidad y la seguridad que nos brindaba un hogar.

 

―¿Por qué? Porque veo la debilidad y la soledad en tus ojos. Es muy notorio que eres una jovencita en busca de ayuda. ¿Sino qué es lo que te obligaría a irte de un lugar que tanto amas? Cuando era chico sufrí también la muerte, la soledad y la busca de mi hogar. Debo ser sincero, no encontré lo que había tenido una vez. Pero si pude crearlo. Asi que me parece lo más correcto hacer por los demás mientras pueda ―nuevamente mostró aquellas dudas que cualquier joven podría tener―. No tengo miedo de una extraña. Me demostraste que no eres peligrosa. Hay métodos para saberlo.

 

No quise adentrarme más en el tema. Ni los más especializados en el tema sabían que tenía la habilidad de la Legeremancia. Además de que la misma bruja era alguien inocente, se notaba que había sufrido. “La magia tiene sus métodos para verificar hasta los pensamientos más profundos” pensé y se lo comenté. Si aceptaba, si la Gryffindor se volvía su hogar tendríamos tiempo de hablar en detalle. Dragona me inspiraba confianza tambien pero no sabía cuán profundo querría saber sobre su vida aquella joven. “Claro que tú también estas invitada, pequeña” le dije a Dark Dragona. Estaba seguro que aunque sea podría compartir algunas tardes con nosotros.

[Dark Dragona]

No creía realmente que Juv le importara, había visto que había recibido una visita mientras estaba explicándole a ella y Jeremy. Mientras no estuviera ocupada dudaba que le molestaría al fin y al cabo ambos departamentos se necesitaban el uno al otro. Escuchó atenta eso de los objetos que se encontraban, no había escuchado nada de eso aunque también acababa de empezar hace muy poco, de todas formas le parecía que esa parte le correspondí a otra sección del departamento.

 

- Vaya, ¿te topaste con un objeto así? -dijo interesada en el tema ya que le gustaba mucho aquella cosas- ¿Que encontraste? -aunque ahora que lo pensaba no supo si estaba dando un ejemplo y a él no le pasó nada de eso.

 

Le siguió escuchando mientras les contaba todo aquello y no pudo evitar sentir pena por él, sabía que eso era lo normal que le pasaba a cualquiera que tenía vida, pero no podía apenarse cada vez que escuchaba algo por el estilo a pesar de que a ella también le había pasado.

 

Cuando dijo eso de que había métodos para saber si una persona era peligrosa o no recordó la legeremancia, nunca la había practicado pero había conocido a muchas personas que sí sabían usarla y eran bastantes. Pero por si acaso no dijo nada ya que tampoco sabía si se trataba de eso.

[Morrighan McKenna]

Podía escuchar lo que le decía Elvis, pero no encontraba nada que responder. La situación había sido mucho más de lo que ella podía tolerar y se sentía enredada en un torbellino de emociones. El mago sin duda alguna se había dado cuenta de que Morrighan estaba teniendo muchos problemas para asimilar la situación, pero seguía con la misma actitud que había tenido todo el rato. Dragona, sin embargo, no parecía darse cuenta del repentino cambio de actitud que había sufrido su acompañante, más bien se dedicaba a oír la conversación sin acotar mucho. Si no hubiera estado demasiado ocupada dedicando toda su energía en crear una barrera de contención para evitar que sus emociones explotaran, Morrighan habría estado tratando arduamente de dilucidar qué pasaba por la mente de la joven.

 

Las preguntas se iban acumulando en su cabeza ¿Cómo podía ser que en tan poco tiempo y con tan poca información Elvis hubiera sacado un perfil tan acertado de ella? ¿Y a qué diablos se refería con que había métodos para saberlo? ¿Acaso estaba leyéndole la mente o qué? Sabía que no tenía motivos para enojarse, pero la ira era lo primero que venía a ella cuando se encontraba en una situación límite. Necesitaba unos minutos para calmarse, no podía arriesgarse a espantarlos mandándose alguna de las suyas.

 

-Si me disculpan, debo ir al baño. - dijo con una sonrisa tensa - Vuelvo en un minuto.

 

Tratando de caminar lo más comúnmente que podía atravesó la sala y al final encontró la puerta del baño. Ni bien entró sintió cómo su cuerpo se aflojaba, tirándola hacia abajo. Después de verificar que no había nadie más, respiró profundamente y se sentó con suavidad en el piso, contra de una de las paredes. Apoyó su cabeza sobre sus brazos, que se encontraban cruzados sobre sus rodillas flexionadas, decidida a quedarse así hasta que hiciera algún avance.

 

Se levantó suavemente luego de pasar varios minutos en esa posición. Una vez de pie se tapó la cara con las manos haciendo una leve presión de abajo hacia arriba, terminando con las manos a los lados de la cabeza. Bastante más relajada se dirigió hacia un espejo y miró su reflejo en él. Su aspecto ciertamente dejaba bastante que desear, sonrió al pensar "no se necesita hacer uso de artes oscuras para ver que estoy en algunos problemas. La oscuridad de mis ojeras es más que suficiente.". A pesar de sus intentos no había podido recobrar la calma completamente al saber que lo que pasara a continuación con seguridad definiría su futuro, pero al menos ya no se sentía como un volcán a punto de erupcionar.

Editado 13 de Septiembre del 2014 por Morrighan McKenna

[Darla G Dumbledore]

Darla respiró profundo, ¿se había dormido? Sus ojos se posaron en el techo, recordando cada roce, cada beso, cada caricia que había compartido con Seba. Un cálido rubor recorrió todo su cuerpo y aquello la sorprendió aún más. Algo le estaba pasando, se estiró en la cama y giró despacito, tratando de no despertar al hombre que la abrazaba como si fuera su tesoro.

 

Sin poder evitarlo se quedó mirando su bello rostro, lo rozó apenas con la yema de sus dedos, acariciándolo y una sonrisa tierna se dibujó en sus labios. Tras unos segundos ¿o habían sido minutos? de contemplar y acariciar con delicadeza aquel cuerpo que le hacía elevar la temperatura acercó sus labios a los de él y lo beso, su novio respondió al beso medio dormido pero sin despertarse. Un ronroneo surgió de la garganta de la vampiresa y fue consciente que si no quería que la despidieran del trabajo lo mejor era darse una ducha fría.

 

Con suma delicadeza se deslizo de los brazos de su mago y se envolvió en la sábana caída sobre la alfombra, dirigiéndose hacia el baño. La estancia era tan amplia como las restantes del lugar, el antebaño reflejaba una mezcla de los gustos de ambos, Darla dudó entre la ducha y el jacuzzi. Dado que estaba sola ganó el primero. Tras refrescarse la pelirroja buscó salió envuelta en una de las batas, segura de que en el vestidor encontraría la ropa que Tommy se había encargado de mudar para esos casos al local, ahora hogar de su novio.

 

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off: Hhola @@Morrighan McKenna ¿podrías editar y poner que vas a la planta baja al baño? Es que el segundo nivel es exclusivo para los dueños del local, de hecho es el hogar de Seba y los baños para el público están en la planta baja. Gracias!!!! ^^

[Seba Granger]

Los abrazos y caricias, fueron continuadas por la pasión que el uno sentía por el amor, del amor que ambos querían demostrarse de la forma mas linda y pura, entregarse el uno al otro en una noche perfecta, mas besos, abrazos y caricias continuaron durante la noche hasta terminar los dos rendidos en la cama fundidos en uno solo en un fuerte abrazo.

Antes de abrir los ojos respiré profundo llegando a mi el aroma de la mujer que había dormido a mi lado, sonreí como un bobo al recordar lo que había pasado la noche anterior, estiré mi brazo hacía el costado para volver abrazarla pero esta vez solo encontré el vacío a mi costado.

Abrí completamente al darme cuenta que ella no estaba en la cama, me estiré por unos segundos mientras mis ojos recorrían todo el cuarto en busca de alguna señal de mi novia.

-Mi amor- dije no muy fuerte mientras buscaba algo para ponerme, "¿donde estas" pensé por unos momentos mientra veía la hora en el reloj que estaba sobre el velador, no creía que se fuera sin despedirse o dejar alguna nota.

[Darla G Dumbledore]

Seguía parada como una zombi frente a espejo, observándose envuelta en la bata, con los cabellos húmedos, cayendo sobre su espalda, en una butaca ancha a su lado estaban las prendas que Tommy le había llevado, un conjunto rosa, una pollera lila a juego con la chaqueta que llevaba un lazo en la cintura, a un lado estaba una blusa morada y bajo la banca una sandalias cuya cartera haciendo juego colgaba de un perchero al otro lado.

 

Un suave susurro sonó en el lugar, proveniente del cuarto del al lado, Seba se había despertado, le pareció que su voz tenía un dejo de angustia. La sensación más extraña oprimió su pecho al escucharlo preocupado, ¿acaso creía que ella lo había dejado? Se apresuró a volver al cuarto y desde la entrada del vestidor lo observó mientras buscaba su ropa. Darla mordió su labio, se veía tan sexy.

 

--Buen día mi amor --dijo en tono suave mientras su mirada recorría el cuerpo de su novio y un suspiro se escapaba de entre sus labios. Definitivamente ese hombre le hacía perder la cabeza.

 

 

 

*Desaparezco*

[Seba Granger]

¿Donde estaba mi ropa? ¿Que se había hecho todo lo que llevaba ayer?, en esos momentos se me vino a la mente la noche que habíamos pasado con mi novia y entendí por que no podía encontrar nada, los besos no habían empezado ahí precisamente lo mas probable es que mi ropa estuviera desparramada por el departamento, me estremecí un poco sonriendo.

Di un tirón a una de las cobijas de la cama, con ella me podía envolver ya que tampoco veía una de las sabanas, en cierto modo me sonroje un poco al verle las fachas a la cama parecía que por ella había pasado un huracán, en eso la voz de la bruja a quien buscaba hizo que se me acelerada el corazón como una locomotora.

-Buenos días mi amor- me sonroje un poco al ver como la Potter Black me observaba aun desnudo, creo que debía acostumbrarme a eso con el tiempo.

Rodeé mi cintura con la cobija que había sacado hacía unos segundos y me acerque caminando lentamente descalzas hasta donde se encontraba mi mujer, -Que hermosa te ves- añadí en un susurro mientras la recorría con la mirada de pies a cabeza, en esos momentos me arrepentía de no haber tomado mi varita para así quitarle aquella bata mientras acortaba la distancia con ella.

-¿Estuvo buena la ducha?- pregunté mientras estiraba mi brazo acariciando su hombro con la yema del indice.

Editado 14 de Septiembre del 2014 por Seba Granger Monpé

[Dark Dragona]

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Después de estar un rato entrenando Nathan se paseó por aquella calles pensando, tal vez si de verdad iba a quedarse allí necesitaría encontrar un lugar donde quedarse además de un trabajo, por el momento no dormía en ningún hotel, no necesitaba dormir al ser un demonio pero a lo mejor sería no hacer sospechas y hacer por primera vez una vida normal. Pero eso a él no le iba.

 

Quisiera seguir con aquella chica que le gustaba aunque supiera que sería inútil, le había prometido que no se volvería a ir pero cada vez se estaba alejando más y parecía que pronto iba a olvidarle. Sintió un dolor profundo en el pecho al pensar eso, necesitaba encontrar eso pronto pero por lo que vio solo había un lugar en todo el maldijo Londres que podría tenerlo y lo tenía... ese tipo. Necesitaba ayuda, no podía volver a verlo o se moriría de tan solo pensarlo.

 

Buscaba a su prima y sabía donde encontrarla, le había dicho que la mayoría del tiempo se la pasaba en el local House of Books, no le extrañaba, siempre la veía con un libro en la mano sumergiéndose en la lectura. Entró a aquel local y se sorprendió por la cantidad de libros, ahora entendía porque Dragona le gustaba tanto estar aquí, sin duda debía de ser su paraíso más cuando además servían dulces, parecía un local hecho por ella.

 

Recorrió el lugar con la mirada tentándose de coger el también algún libro, ¿tendrían libros de estrategia? Igual uno de guerra le serviría. Pero lo primordial era encontrar a su prima ya que sentía que no le quedaba mucho tiempo, necesitaba aquel cristal costara lo que costara...

[Mael Blackfyre]

―Me encontré con varias cosas sorprendentes, Dragona. Muchas de ellas te dabas cuenta porque habían causado estragos en todo un hogar. Muchos otros objetos parecían tan delicados que si no fuera porque tuvimos entrenamiento durante años, nos hubieran matado ni bien los rozábamos ―la joven parecía muy entusiasta al escucharme. Me agradaba. Llevaba el espíritu que todo nuevo empleado se necesitaba. Si se mantenía así, sabía que podía entablar buena relación para unir a los departamentos de alguna manera.

 

“Él último objeto fue un libro. Si, como los que hay por acá. Solo puedo decirte que lo podías tocar pero al cabo de estar leyéndolos un rato iba absorbiendo parte de tu energía. Uno está acostumbrado a dormirse leyendo. Pero llega un momento que no te despiertas más” le comenté mientras nuestra otra compañera de charla, Morry, estaba expectante, escuchando. Estaba segura que estaba sumergida en sus pensamientos. Era una persona muy observadora. No mostraba desinterés, al contrario, se dedicaba a pensar cada palabra que decías pero su mente era más fuerte.

 

Nos pidió permiso para retirarse al baño. Accedí dedicándole una reverencia con la cabeza. ¿Le había molestado? ¿O estaba procesando toda la situación? Sabía, de alguna manera, que nos llevaríamos tiempo acostumbrarnos al otro. Y más como era la familia Gryffindor. Si estaba acostumbrada a trasladarse de sitio en sitio, le impactaría. Pero era mi familia. Eran capaces de hacer sentir a la gente como si estuviera en su hogar. Me levanté del asiento dejando la taza vacía.

 

―No sé cuánto hace que estás en tu trabajo. Pero estoy seguro que de a poco te vas a ir metiendo cada vez más. Muchos de esos objetos se encuentran en el Departamento de Misterios. Si tienes los cuidados necesarios estoy seguro que podrás verlos ―era algo que nadie sabía, de que trabajaban los Inefables. Había tenido el placer de visitar una sola vez el Departamento, o sea, hasta los lugares más profundos pero me encontraba en otra situación, por lo que había visto todo como una mancha de colores―. Es hora de irme. ¿Puedo contar con que algún día me iras a visitar en la Gryffindor?

 

Estiré mi mano para tomar la suya y darle un beso en los nudillos. Era un gesto muy antiguo pero me gustaba tratar así a las brujas. Trataba de mostrarme lo más respetuoso que podía. “Esperaré a Morrighan afuera” dejé algunos galleons sobre la mesa, para pagarle al Elfo todas las bebidas que habíamos consumido, la de los tres y me dirigí hacia la entrada. El cielo estaba gris. El otoño se acercaba y con él, las brisas frescas y la caídas de las hojas, aunque allí en el callejón no había un solo árbol. ¿Por qué estaba tardando tanto? Miré hacia el interior del local y no la vi despidiéndose de Dragona. Esperaría unos pocos minutos más y sino, la iría a buscar, asi luego, nos ibamos para la Gryffindor.