Castillo de la familia Haughton (MM B: 84511)

[Sira Loveless Haughton]

La había tomado de la mano, y ella no se la rechazó, seguramente no permanecería demasiado tiempo enojada, solo quería darle un escarmiento a su esposo. Llegaron a la sala, los elfos habían preparado un pequeño piscolabis para los recién llegados en una de las mesitas de la sala. Se sentó al lado de su esposo en el sofá mientras Irony tomaba asiento en un sillón, imitándola se cruzo de piernas, con la diferencia que ella tenía que echar la espalda hacia atrás pues su vientre la impedía mantenerse erguida demasiado tiempo:

 

- ¿Agua? Qué extraño, ¿estas de resaca?- Preguntó burlona con un deje de ironía en su voz, era verdaderamente extraño que pidiera agua, ya que siempre pedía algo fuerte:- Un refresco, ya sabéis cual me gusta- Ordenó a los elfos que se encontraban en la sala, a veces extrañaba a Dama, pero también necesitaba sus días de descanso, ella sabía perfectamente lo que le apetecía en todo momentos.

 

Escuchaba la conversación con tranquilidad, sobre todo las palabras del castaño. Se giro entonces para mirarlo con el ceño fruncido:- A si, debes saber Irony- Decía ahora mirando a la joven:- Aquí el señor Haughton, conoció a tantas personas en sus viajes que una de ella fui yo, me embarazo y me dejo tirada- Dijo sin más recordando ahora aquel tiempo, hacia años, cuando se habían conocido y perdido a su hija:- Como consecuencia tenemos una hija perdida…- Él sabía perfectamente que aquella herida aun estaba abierta en la Loveless, sobre todo porque hacía poco tiempo que se había enterado de todo, gracias a Fyre, su demonio:

 

- En fin…- Ahora era el turno de Irony, escuchó su historia, así como cuando los dos se conocieron. No iba a juzgar a la futura mortífaga, ella misma había matado a su madrastra y a varios muggles, el sentir la muerte en sus manos era algo increíble e indescriptible, la hacía sentir tan bien:- Y eres bienvenida a la familia Irony, ¿pensaste ya en trabajar en algo?- Pregunto bebiendo un sorbo de su refresco.

[Balderik Von Alexandros]

La situación y tensión entre el joven matrimonio no podía pasar desapercibida para Irony que miraba con ojos curiosos a ambos castaños. Por mientras Kritzai miraba a su vaso de agua un segundo para luego sentir a su esposa a su lado, luego beber de un trago el completo contenido del vaso, pasando al agua por su garganta. —Si agua....y no, no tengo resaca. — Decía de reojo a su esposa que había pedido un refresco a los elfos. Escuchó a Irony y el castaño sonrió ligeramente. —Si directo a las cosas, sin miramientos.— Decía para escuchar la historia que había sucedido en ella luego de conocerla...

 

 

 

Glouchester

 

<<Su mirada se posaba entre los matorrales, aunque aquella persona parecía no querer salir pero Wydern no le daría ninguna salida, pues su varita se posaba levantada hacia ella o n su dirección que ya enfocada seguiría sus movimientos. Pero mientras la brisa y la noche perduraba en el ambiente, voces a la distancia rompían el silencio, diferentes entre si pero con ese tono de expectación. Wydern poso sus ojos en ellos un microsegundo, para luego sentir que entre los árboles y matorrales la figura parecía querer moverse, sin decir y saber supo la situación, Wydern no era el objetivo de ellos ni Beisecker, sin no la persona que se escondía.

 

Ligero bajo su varita dándole la espalda, para luego posicionándose frente a las voces, para así darles una salida a la figura, no sabia el por que pero Wydern le daba una sensación, solo dejaría que pasara las cosas. Así escuchaba entre los matorrales el moverse de algo o alguien hacia la gran catedral. Las voces se hicieron nítidas, se acercaban cuatro hombres, vestidos con ropas extrañas parecidos a soldados de asalto pero con miradas de expectación, buscando en el ambiente algo...o alguien.— Bonita noche...¿disculpa de casualidad no has visto a alguien, una mujer de casualidad por aquí?.—La voz de una de ellos era la de un hombre alto, con esa mirada y su pose al frente de ellos como su líder, cubierto con un pasamontañas

 

Wydern los miro con una sonrisa tras esa capucha, que cubría la mayoría de su rostro. —Da la casualidad de que si...pero ha partido en aquella dirección.— Apuntaba hacia el lado contrario de la catedral Wydern.

—Muy bien...vamos — No se despidieron o dijeron mas pero miraban al castaño con ojos curiosos, con atención. Así se perdieron de la vista. Wydern se giro hacia la Catedral, adentrándose hacia ella, caminando por el césped hacia la enorme puerta mientras sentía por su cuerpo pasar una sensación, una burbuja invisible que protegía a la estructura.>>

 

 

 

—Me alegra que me recordaras, creí que no volvería a verte...—Dijo Kritzai hacia Irony cuando su esposa comentaba su pasado entre ambos, indirectamente pero lo hacia, se giro ligero hacia ella. —Si tuve muchos viajes, unos buenos...otros malos—Comentaba hacia Sira y luego hacia Irony pero apretaba los labios al recordarle eso, algo que siempre estaba en su mente con su hija perdida. — Amor...creo que Irony no desea saber tan de pronto nuestra vida privada...— Decía con molestia hacia ella.

 

Se levanto del sofá, se acerco hasta Irony y le extendió su mano para que se levantara y así abrazarla, un gesto que cerraría el todo— Te ofrecí mi familia hace mucho...y no me arrepiento, así que Iro, serás mi protegida en estos muros y fuera de ellos. —Tal vez seria para compensar su hija perdida, eso no lo sabia pero al castaño le fluía el tono de paternidad.

Editado 24 de Julio del 2014 por Kritzai

[HeatherBurn]

Había salido un poco tarde de la academia y regresé a casa, mi hermano de seguro debe estar comiendo o durmiendo, entre y encontré a Mark sentado en el mueble con una carta, algo había sucedido - Hey, ¿que pasa?- pregunte mientras me sentaba a su lado, tomé aquel papel de sus manos mientras leía en voz alta , "Queridos hijos, Heather y Mark. He recibido sus últimas cartas y he estado un poco mal, antes de morir quisiera que ustedes supiesen esto"aquella carta era de una de las ancianas que nos había cuidado cuando niños, ella fue la última en fallecer de todas, hacia un mes. "Sus padres biológicos, se han casado. Viven en Ottery st. catchpole, en el castillo Haughton". Por fin hemos averiguado sobre ellos —¿Crees que debemos ir?— me preguntó Mark dando vueltas por la sala, -Vamos— le dije yendo hacia mi habitación a cambiarme, había estado en la academia todo el día, me bañe rápidamente y me puse unos pantalones negros, una blusa negra, mi gorra al revés y mi chaqueta blanca. Espere algunos minutos hasta que Mark terminaba de vestirse y salimos rápidamente.

 

Nos fuimos caminando por todo Ottery hasta llegar a una gran mansión, la mansión Haughton. Miré a Mark y decidimos entrar, nos encontrábamos en la entrada principal de aquella gran mansión y tocamos la puerta. De pronto una elfina muy dulce nos abre la puerta -Hola, ¿se encuentran Sira y Kritzai?- pregunté

[Sophie M.]

- There's no place like home- exhaló la Haughton luego de aspirar el familiar aroma del Castillo Haughton cuando apareció directamente en los Jardines en donde terminaría por distraerse unos cuantos minutos.

 

Hacía varios días que no se pasaba por allí, pero es que recientemente tenía más que hacer de la cuenta. Entre su trabajo en el Ministero de Magia como jefa de su oficina, su recién ascenso en la Marca Tenebrosa y uno que otro asunto personal apenas le quedaba algún tiempo para dormir e invertir en los que más quería.

 

Es por ello que los últimos días se los había gastado en el Castillo Ryddleturn, el cuál había abierto sus puertas para recibir a la tempestad y sus familiares... para aquellos no tenía palabras de gratitud suficientes, pues también se habían comportado más que a la altura. Eran su familia adoptiva, pero casi podía compartir un lazo sanguíneo con ellos, pero no, ésta era y sería por siempre su familia: Los Haughton.

 

Más optimista de lo que se había sentido la última vez que estuvo allí se encaminó hasta el Castillo, qué le esperaría detrás de aquella puerta era siempre un aventura. Una que valía la pena vivir. Esperaba al menos encontrarse con sus hijas, pues tenía mucho sin saber de ellas, el corazón se le estrujó un poco al notar cuanto les extrañaba.

 

 

[Sira Loveless Haughton]

La conversación se volvía en dirección a su esposo e Irony, ella escuchaba sin decir nada, solo recordando aquellos detalles que estaba dispuesta a hacerle recordar al castaño, hasta el momento en que encontrara a su hija pérdida:

 

- Amor…diré lo que me plazca, porque es algo que hiciste en uno de tus viajes- Dijo sin más con la misma molestia que había notado en las palabras del Tempestad:- Si hubieras dicho la verdad desde el primer momento, las cosas serian de otra manera- Se levantó del asiento con una velocidad impropia de una embarazada, se podía ver de nuevo aquel brillo amarillo en los ojos negros de la castaña, Fyre la rondaba desde hacía unos segundos:

 

- Irony, eres bienvenida, de eso no hay duda, no solo tendrás la protección de Kritzai, sino también el apoyo y todo lo que necesites de mi- Dama apareció en ese momento con una reverencia:- Señora, cálmese- Era la única que entendía a la perfección a la castaña:- Señora, dos jóvenes la buscan a usted y al señor Kritzai- La elfina se puso al lado de la Loveless esperando su respuesta, esta se giro para mirar a Kritzai e Irony:- Iré yo a atenderles- Suspiro y salió de la habitación acompañada de la elfina.

 

Al salir de la sala y recorrer el pasillo que llevaba hacia la entrada, el enojo se le fue pasando hasta el punto de no notar a Fyre en su interior:- Dime Dama, ¿Quiénes son?- Pregunto al comenzar a ver dos figuras en la entrada del castillo:- No le puedo decir señora, tan solo preguntaron por ustedes dos- Ella asintió y pronto estaba frente a dos muchachos prácticamente iguales. Aquellos dos jóvenes le recordó a la castaña a sus dos niños arrebatados por su padre y mandados a ser criados por la madre y la tía del Nowak, situación que nunca le había perdonado:

 

- Buenas tardes, soy Sira, ¿en qué les puedo ayudar?- Pregunto con tono cariñoso, recordando cada vez mas aquella situación.

Editado 27 de Julio del 2014 por Sira Loveless Haughton

[Ironía Heartilly]

Realmente no tenía apetito, sino más bien ganas de beber agua. En cuanto el elfo dejó un poco de agua sobre el vaso de Kritzai, se inclinó también para coger la jarra y servirse un poco. Ingerir aquel frío líquido la tranquilizó en parte. No era que se sintiera incómoda ni nada, pero no podía evitar en el fondo sentirse un poco nerviosa. Los miró esperando que el enojo de la chica no durara mucho. La verdad es que prefirió no comentar ante lo que Sira decía, estaba segura de que Kritzai tendría sus propios motivos en ese momento, que podían chocar con los de Sira o no.

 

―Todos cometemos actos, a veces chocan con el pensamiento de los de nuestro alrededor o no… La cuestión es, no arrepentirse luego de lo se hizo. Si no, eso sí sería grave. Cada quien sabe lo que es correcto según él, y lo demás será incorrecto.

 

Su filosofía de vida era esa. Pasaba de mal y bien, de bandos buenos y malos, de normas y de conductas prestablecidas. Irony era lo que daba la gana y actuaba sin miramientos sin importarle las consecuencias, pues las aceptaba de antemano. Durante su larga vida había asesinado y salvado vidas, en ningún momento se arrepintió. Ella era lo que era, y creía conocer su propia verdad.

 

―La verdad es que si, tranquilos por eso, no pienso ser demasiada carga económica. Acabo de empezar clases como sabrán, y ya me estoy adelantando en duelos con ayuda de unos conocidos que hice. Hace poco me postulé para trabajar en la Oficina del Ministro, Gabinete de Seguridad ―explicó― Espero que me cojan, no me imagino trabajando en otra cosa… Para medimaga mato a alguien, en el banco me moriré de aburrimiento, en el Profeta no soy lo suficientemente cotilla y los demás departamentos… Como no sea el de Misterios, lo veo difícil: lo mío es la defensa.

 

Era curioso, como un momento tan desagradable como lo fue en ese momento en Gloucester por aquellos hombres que casi la mataban, hubieran dado un giro tan inesperado con la llegada sorpresiva del mago Haughton, cosa con la que no contaba. Su mirada volvió al hombre que ahora se levantaba y le tendía una mano. Arqueando una ceja la tomó para levantarse y se sorprendió completamente ante el abrazo. Realmente, era algo que no sufría desde que… Bueno, muchos años en el pasado cuando aún era una cría.

 

Hubiera querido apartarse para mantener su normal compostura, su seriedad que tanto la caracterizaba pero sin saber por qué, le respondió el gesto con ánimo. Luego de apartarse miró a Sira quien también le dedicaba unas palabras y formuló por primera vez en toda su estancia una mueca similar a una leve sonrisa.

 

―Gracias a ambos ―respondió― Solo espero que no os canséis de mi tan rápido. No soy tan desagradable, no lo digo por eso, sino más bien porque suelo meterme en problemas. O más bien, los problemas me encuentran a mí.

 

De repente, la elfina apareció avisando que dos personas buscaban a sus padres, cosa que le pareció inoportuna pero al mismo tiempo le dio cierta curiosidad. No supo si seguir a Sira y arrimarse para saber de qué se trataba o quedarse con Kritzai esperando. Mientras quedaban solos, la chica, con otro pensamiento en mente miró al mago.

 

―Por cierto, no volverán a atacarte ¿O sí? ―inquirió arqueando una ceja.

[Mark Gauthier]

La tarde se había vuelto un poco oscura, el tiempo parecía de lluvia. Estaba en casa me iba a acostar cuando había una carta en la mesa, no la había visto antes, era de una de las señoras que nos criaron a Heath y a mi "Queridos hijos, Heather y Mark. He recibido sus últimas cartas y he estado un poco mal, antes de morir quisiera que ustedes supiesen esto" raro, pues Fiorella había muerto hace más de un mes, cosa que nos entristeció mucho a Heath y a mi; "Sus padres biológicos, se han casado. Viven en Ottery st. catchpole, en el castillo Haughton" ella sabía o se había enterado antes de morir y ahora es que nos llega la carta, me senté en el mueble cuando Heather justo entraba - Hey, ¿que pasa?- me pregunto mi hermana mientras se sentaba a mi lado -esto- le día la carta y ella empezó a leer en voz alta —¿Crees que debemos ir?- dije mientras caminaba por la sala, no sabía que debía hacer si ir y enfrentarlos o quedarnos en casa y hacernos los locos, —Vamos— rápidamente mi hermana se fue a vestir y también hice lo mismo.

Nos fuimos caminando por todo Ottery hasta llegar a una gran mansión, la mansión Haughton. Miré a Heather y entramos, la entrada principal de aquella gran mansión y tocamos la puerta. Una elfina nos dio la bienvenida mientras nos abría la puerta -Hola, ¿se encuentran Sira y Kritzai?- le dijo mi hermana. Ella nos dejó entrar y dijo que la esperáramos en el recibidor mientras la elfa fue a buscar a "nuestros padres" observábamos todo el lugar hasta que vi las fotos de la familia, era grande hasta que busqué con la mirada Kritzai y ahí estaba tiene una hermana llamada Alia, pero ¿Qué demon..? -Heath, ve esto- le dije a mi hermana señalando aquella foto, ¿qué hacia una fotografía de Kendall ahí?, ella nunca me habló de su familia, Ya todo se había vuelto demasiado confuso aquí en eso llego la elfina acompañada de una mujer que la cual parecía ser mi madre, - Buenas tardes, soy Sira, ¿en qué les puedo ayudar?- nos pregunto. -Hola, no se que demonios pasó, ni que problemas tenían...- respire profundamente para calmarme un poco -Somos, Heather y Mark. Tus hijos— dejé salir con un poco de molestia.

Editado 25 de Julio del 2014 por Mark Gauthier

[Bea Haughton G.]

Por fin había vuelto. Llevaba días sin atreverse a pasar por allí. Demasiadas cosas habían ocurrido desde la última vez que pasó por ese lugar al que había aprendido a considerar como su casa.

 

Se preguntaba que habrían estado haciendo su madre y su hermana. Las había echado de menos, pero no había tenido el valor de acercarse a ellas. Pero ahora eso no importaba porque había decidido volver. Y ya les contaría lo que le pasaba cuando estuviera preparada. Hasta entonces lo importante era aparentar tranquilidad.

 

Todo estaba igual que cuando se había ido, aunque imaginaba que habrían pasado muchas cosas desde entonces. Oyó voces, pero no quería hablar con nadie, tan solo quería encontrarse con su madre y saber que había pasado.

 

Fue a su habitación donde por fin pudo descansar y escribió una carta rápida para Sophie diciéndole que quería verla cuanto antes y que había vuelto a casa. Ató la nota en la pata de su lechuza.

 

- No vuelvas sin una respuesta – le dijo a la lechuza justo antes de que esta saliera por la ventana en busca de su madre.

 

Ya era hora de retomar todo lo que había dejado atrás. También quería hablar con su gemela, pero aquello era más complicado. Habían estado muy unidas, no le iba a resultar tan fácil engañarla para que se creyera que de verdad no le había pasado nada.

 

@

[Sophie M.]

Apenas había vuelto a emprender el camino hasta el Castillo cuando el vuelo y ulular de una lechuza captó mi atención y de hecho siendo que volaba directamente hacia mi me detuve a esperarla. Traía consigo una pequeña nota de Bea y una sonrisa se ensanchó en mi rostro al ver que decía que se encontraba en el Castillo también. Fue entonces cuando apuré mi marcha.

 

El interior del Castillo era frío, pues las paredes de piedra difícilmente dejaban pasar algo del calor de afuera y a pesar de que se podían escuchar voces de algún lugar cercano decidí ignorar todo aquello y seguir adelante hasta las escaleras. Ya tendría tiempo de saludar a los otros familiares, por ahora mi prioridad eran mis hijas, sobre todo Bea al saber que se encontraba allí.

 

- Ruiix - llamé a medio camino y elfo apareció en el rellano siguiente - Llévanos algo de tomar a la habitación de Bea - con un asentimiento y otro escandaloso sonido desapareció , la emoción era avasalladora.

 

Por fin alcancé el piso correcto y con último suspiro llamé a la puerta y luego abrí un pequeño resquicio asomándome.

 

- Bea cielo ¿estás? - pregunté buscándola con la mirada en su habitación.

[Bea Haughton G.]

Lo primero que hizo la castaña cuando la lechuza salió de la habitación fue darse una buena ducha. Llevaba tanto tiempo fuera que casi se le había olvidado cómo era aquello de tener agua caliente.

 

Después ordenó todo lo que se había llevado. No había viajado con gran cosa, solo lo que le había cabido en una pequeña mochila en la que no había usado ni magia.

 

Empezaba a impacientarse. Su lechuza no regresaba, a lo mejor su madre no estaba en el castillo y por eso tardaba más. Quería verla, esperaba que no tardase demasiado en volver si así era o que no estuviera muy ocupada. Sentada frente a su tocador se peinó y arregló, como hacía tiempo que no hacía. Había echado de menos esos pequeños detalles que conformaban su vida cotidiana y que había perdido durante ese tiempo.

 

No había terminado cuando alguien llamó a la puerta y era su madre. La castaña se levantó del sillón y corrió hacia su madre.

 

- Aquí estoy – llegó hasta ella y le dio un abrazo. No era una persona a la que le gustase dar abrazos y nunca lo habría hecho en público pero la había echado de menos y no había nadie más. – Pasa, pasa.

 

Se apartó para que su madre pudiera pasar y la invitó a sentarse en una de las sillas.

 

- ¿Cómo has estado? – le preguntó para iniciar la conversación.