Casita Snape (MM B: 104851)

[Xell Vladimir Potter Black]

Sentí la voz de la tía tras la puerta, preguntando por quien llamaba.

 

- Sorpresa, tía Hayame! - casi grité, arruinando así la sorpresa, al menos parcialmente, pues seguro que reconocía mi voz. Akira seguía calladito así que a él no le reconoció.

 

La tía Haya abrió la puerta y me saludó, pero puso una cara tan feliz al ver a Akira que me alegré de haberle traído a la casa.

 

- Es una casita muy pequeña, pero me han dicho que era de una sóla persona. ¿En el suelo?

 

A mí me parecía una noticia maravillosa, sentarse en el suelo y apoyar la espalda en la pared era muy satisfactorio.

 

- Me ugsta mucho el suelo, tíita, no te preocupes por mí.

 

Entré con Akira, quien estiraba la mano para agarrar aquel pelo rojizo que tanto le atraía. Bajé su mano para que no chocara contra la pared de un corredor. En la habitación estrecha estaban la tía y la prima. Las saludé y me senté en el suelo. Quité la chaqueta a Akira pues allá dentro hacia calor. La tía Haya me hacía una pregunta, puse la chaquetita encima de una silla con libros, la contesté.

 

- Fueron los elfos. Chismorrearon por la aparición de la mansión Snape, el director de Hogwarts que ayudó al mítico Harry Potter. Cuando dijeron tu nombre tuve mucho curiosidad. No sabía que... los Vladimir... tuvieran relación con él y... bueno... Pensé que te gustaría ver a Akira por aquí.

 

Era un poco mentirosilla. Era puro chimorreo para saber porqué tenía ella su casa. Akira era un elemento para soltarle la lengua.

 

- ¿Tienes un poco de agua? Los niños deben de beber a menudo.

[Hayame Snape Potter Black]

La mujer de largos cabellos rojos rió un poco por el comentario de la chica antes de asentir con suavidad y darse la vuelta

 

-Me imagino que con lo grande que se esta poniendo mi pequeño ya no tan chiquito seguramente ha de tener sed y hambre todo el tiempo

 

Su cuerpo se movió con suavidad por el gusto antes de dirigirse hacia la pequeña puerta escondida que daba al piso superior donde estaba la cocina y todos los enseres necesarios

-Ya regreso... sientanse como en su casa

 

Ofreció a las chicas antes de desaparecer por las escaleras y cerrar con suavidad aquella pieza que al mismo tiempo de ser puerta, servía como librero para acomodar todos los tomos de los libros presentes, tanto como los del antiguo dueño como los de quien ahora poseía la propiedad Snape y que evidentemente, estaba disfrutando muchísimo con las visitas de la familia que ya se veía agradable a pesar de lo estrecho del sitio

 

Unos minutos después la Vladimir apareció nuevamente, usando la varita para hacer flotar una bandeja de galletitas y té, que fue sirviendo de poco en poco hacia las chicas antes de tenderle un termillo con jugo al niño de cabellera oscura

 

-Bueno... pues es algo genético- explicó finalmente la pelirroja frotandose un poco el vientre y dejando flotar la bandeja entre todas, finalmente tomando ella misma asiento en el suelo al lado de la chimenea- Akira es hijo biológico del profesor así que algún dia esta propiedad le pertenecerá... ya teníamos la casa pero nos faltaba el terreno...- se rió con diversión

[Xell Vladimir Potter Black]

Lancé una sonrillisa aguda, esa sonrisa divertida que siempre me caracterizaba cuando era feliz. La tía Haya tenía razón. Toqué el pelo de mi hermanito y le confirmé lo que había dicho.

 

- Akira es un glotón, no para de comer, beber y ahora duerme menos, gasta sus energías y las nuestras revolviendo todo por el suelo.

 

La tía se fue, supuse, en busca del agua para su niño. Miré a los lados porque me sentía extraña. Yo quería hablar con la tía de cosas privadas y la tía Sagis y la prima Heliké parecían encontrar divertido que me sintiera cohibida delante de ellas. Lo supuse por su silencio, aunque nos miraban de vez en cuando. Por ello, volví a acariciar la cabeza de Akira, quien ya había encontrado algo en lo que entretenerse, una especie de tapetito que estaba encima de unos libros. Intenté quitárselo de las manos pues seguro que formaría un estropicio. No había visto nunca tanto libro junto en una casa particular, además de tener unas dimensiones muy reducidas. El único sitio similar era la librería, pero eso no contaba. Era un negocio de libros, normal que tuviera muchisimos libros.

 

Volvió enseguida y nos ofreció bebida y galletas. Obervé que a Akira le daba un zumito y estuve a punto de pedirle otro para mí. Pero entonces la tía Haya se tocó la barriga en un gesto extraño y dijo algo más extraño todavía. Se me olvidó el zumo, la sed, todo.

 

- ¿Akira es hijo de...? ¡Oooh! ¿De... y de...? ¿De él y de ti? ¡Oooh!

[Sagitas E. Potter Blue]

Ay, los elfos, que son de exagerados.... Harpo me había dicho que mi hermana se encontraba mal y ahora la veía tan pancha hablando con mis sobrinas, como si nada y, además, tocándose la pancha. Se puso a reír de tal manera que seguro que se iba a reventar alguna cosa por dentro como siguiera con esas risotadas. El jarrón se libró por segundos, de caerse al suelo, porque tanta risa le producía lo que yo le había dicho. Arrugué el ceño, no me gustaba que se rieran de mí.

 

-- ¿Qué dije, mana? -- y me enfurruñé un poco por las risas sin control que le hacían estremecerse. -- Pues si no te estás muriendo, no sé para qué he venido a este...

 

Iba a decir cuartucho, en una clara referencia a la pequeñez, estrecho y poco saludable para mi gusto. Pero me retuve, primero porque sabía la relación que tenía el anterior dueño de la casa con mi hermana y segundo porque... ¿Nauseas...?

 

... ¿Antojos?...

 

-- Leñe, hermana... ¿Tú qué has hecho con Reena que...? -- en algún lugar de la estrecha habitación se oyó un bufido enfadado. Miré a los lados y juraría que aquel sonido (de mala leche) había salido de un cuadro. -- ¿Tienes cuadros vivos en...?

 

¿Pero para qué me meto, sabiendo lo rara que era mi hermana? Para muestra, que prefiriera vivir en aquel antro antes que en la Vladimir o en la Potter Black. Pero la sintomatología que acababa de mencionar me preocupaba. ¿De qué me sonaba? Xell hablaba con ella y creo que nos saludó, pero yo tenía la mente en blanco, intentando saber si mi hermana sufría de hígado graso o si se había comido un gusarajo vivo y ahora le estuviera haciendo cosquillas en el estómago.

 

Xell jugueteaba con Akira; no me gustaba.

 

-- Nena, yo no le dejaría mucho tiempo por aquí. Suena que esto está abandonado desde hace mil siglos por lo menos, mientras no se desinfectara alejaría a Akira de todo.

 

Pero no pude añadir más porque apareció Hayame con comida en una bandeja. Tomé algo de lo que trajo y lo olisqueé con cuidado. No quería coger ningún virus. Entonces sentí lo que decía Xell y sonreí. Parecía que iba a enterarse de secretos de la familia.

 

-- Pues claro que sí, Xell , de él y de ella. ¡Ostras, claro! Ya sé lo que tienes, hermanita. ¡tienes la gripe Snape-aviar!

 

Valeeeee, de un momento a otro iba a haber gritos en aquella sala....

[Helike R V PB]

Pasamos al interior de la pequeña casita en dónde Hayame era matriarca. Me producía muchísima curiosidad saber cómo era la antigua casa del profesor de pociones. Mi tía de pelo rojo nos indicó para sentarnos y así lo hicimos, yo me senté en el sillón que me indicaba. Esperé atentamente mientras mis dos tías empezaron a hablar, yo escuchaba a medias puesto que curioseaba con la vista. Me fijé en que había un cuadro del viejo Snape y también de Voldemort. No pude evitar sentir un pequeño escalofrío cuando lo vi.

Momentos más tarde llamaron a la puerta y entró Xell con Akira:

-¡Hola prima! ¡Hola Akira! –saludé con cariño a los dos primos que habían entrado en la estancia.

Hayame desapareció para traer té y pastitas yo tomé un cuenco pequeño y le di un suave sorbo, sabía bien, y no paré de escuchar atenta a la conversación de las tres brujas.

-¿Snape es el padre de Akira? –Pregunté asombrada- Que yo sepa nunca se supo que tuviese pareja –negaba con la cabeza, intentando entender, aunque quizá, lo único que me produjese sería un dolor de cabeza. Aunque, recordándolo bien, lo había dicho en clase:

-¡Ah! Creo que lo habías comentado cuando viniste a mi clase, no sé –negaba con la cabeza, desconcertada, pero estallé en carcajadas en cuánto escuché hablar a Sagitas:

-Mujer, no digas eso, o se enfadará –seguía riéndome con ganas y le di otro sorbo más al té que me había ofrecido mi tía.

Editado 17 de Octubre del 2014 por Heliké Rambaldi Vladimir

[Sagitas E. Potter Blue]

Me encogí ligeramente de hombros, divertida.

 

-- ¿Qué no le diga qué? Es cierto, desde que está en esta casa como que la veo más pálida, si cabe, siendo un vampiro. Le convendría salir un poco a tomar el aire. Esta casucha es... algo tétrica.

 

Pasé la vista por los cuadros de Snape y de Voldy. Sí, aquella casa era pequeña y oscura pero, en cierta manera (y que me perdonen los seguidores de Don Voldy), rebosaba amor. Aquello era memorable, puesto que Tom Morvolo no había querido a nadie en su vida excepto a sí mismo, y Severus Snape sólo había tenido un amor en su vida, dando su vida por ella y su descendencia. Sólo mi hermana había conseguido que olvidara aquel amor puro y se entregara a él.

 

Y es que mi hermana es genial, pero no lo iba a decir en voz alta para que se creciera.

 

-- Además, es mejor sufrir de gripe Snape-aviar que no tener a nadie que caliente tu cama.

 

¡Vaya por Melín! ¿Eso sí lo había dicho en voz alta? Carraspeé, incómoda. No me gustaba que Xell y el chiquito estuvieran presentes con una conversación de tan adultos. Pero...

 

-- Hace meses que no veo a Jack, creo que... -- mi confesión me hacía daño a mí misma así que le di un giro cómico y lucí una sonrisa con la que acabar la frase. -- Creo que encontró a una fantasma más interesante que yo.

 

Sí, sonreía. Pero por dentro sufría. Tanto que había cometido el error de comprarme en el estraperlo una poción que me convertiría durante unas horas en fantasma para ir al inframundo y buscarlo. Y como lo encontrara con otra, le iba dar tal sopapo que las puertas del Averno se abrirían de golpe para que los fantasmas y demonios de allá abajo huyeran de mi enfado.

[Helike R V PB]

- Pues a mí me gusta, me parece acogedora -dije para "incordiar" un poco a Sagitas- no es un gran castillo ni tampoco una gran mansión de lo que estamos acostumbradas -y sonreí a Hayame.

 

- ¡No lo insultes! ¿Pero porqué insistes en eso? -Le pregunté a mi tía de pelo violeta- tienes que reconocer que a pesar de ser un mago de pelo grasiento, era un genio con las pociones. Ya me gustaría tener su arte para hacerlas -comenté con un poco de tristeza.

 

- Tranquila, si Jack anda por esos mundos podemos buscarlo y hacerlo regresar, no creo que se fuera por ahí de fiesta -y lancé una risa menuda.

 

- Además te tiene aquí, en algún que otro momento regresará, yo no me preocuparía -le comenté para animarla y le guiñé un ojo.

[Hayame Snape Potter Black]

El cuadro del ex dueño de aquella casa había abierto y cerrado varias veces la boca sin emitir palabra ante los insultos de aquellas mujeres que cómodamente se habían acomodado a su hogar y que no tenían reparos en hablar de aquellas maneras acerca de su persona sin ningún tipo de respeto después de todo lo que había tenido que pasar a lo largo de su vida.

Por supuesto

Nadie era capaz de recordarle por algo bueno y sobre su espalda siempre cargaría todos los odios y desprecios de las personas. Por eso en general odiaba a todo aquel que estuviese a su alrededor.

Sus ojos se entornaron antes de dirigirle una mirada fría a la mujer de cabello largo que cerró los ojos y sonrió con algo de pena antes de apuntarla con un grueso dedo y desaparecer por un lado de este, soltando un par de improperios que convirtieron en dos diminutos puntitos los ojos de la mujer, que separó los labios sabiendo que los niños pequeños no debían de escuchar ese tipo de palabrotas

Lord Voldemort en su cuadro, rió por lo bajo acariciando a su serpiente y disfrutando de las vanas palabras de aquellas mujeres que solamente dejaban salir sus expresiones por saberse seguras

 

Que ingenuas

 

-Chicas, chicas, vamos...- pidió la vampiro tratando de calmar los animos mientras levantaba ambas manos planas por delante de su propio torso y hacia las brujas- Sev ha sido muy amable en dejarnos la casa y además se ha portado bien dentro de lo que cabe... ha sido un marido estupendo en lo que duró, no seais tan crueles con él...

Se rió con algo de pena antes de suspirar pesadamente y rascarse la mejilla observando a una de ellas

-No... Reena y yo no hemos hecho nada, este también... es de Severus

Explicó antes de ruborizarse

-Hay ciertos seguros mágicos que permiten a un mago o a una bruja poder continuar con su descendencia aún después de muerto el mago y nos hemos dedicado a ello. Después de todo era una medida de seguridad que tenía puesto que era precavido acerca del hecho de que podría morir sin tener descendientes... y a final de cuentas el plan funcionó

Dijo por lo bajo a sabiendas de que su hermana mayor sabía perfectamente que al menos la primera vez si había sido un motivo de alegrias y de victoria para la de ojos rojos que había rogado por ese mínimo milagro

[Sagitas E. Potter Blue]

Esta Heliké, siempre incordiando.... No es que le llevara la contraria en que la mansión Snape no fuera acogedora, pero sabía que lo decía sólo por llevarme la contraria. Y yo no soy una mujer paciente.

 

-- Por muy genio en pociones que fuera, no encontró un champú acertado para su pelo, por tanto, no sería tan bueno...

 

Hem... De acuerdo, me había pasado. El pelo graso suele ser más una enfermedad por un sufrimiento interno que se refleja en una dermatosis capilar y no tiene nada que ver con la calidad o no de los estudios y del grado de conocimientos de pociones. Seguro que Hayame aún me daría un sopapo por criticar a su anterior amante. Me crucé de brazos.

 

-- Tú no tienes arte para las pociones ni para nada. Hum...

 

¿Desde cuándo me llevaba tan mal con mi sobrina? Si al principio éramos como uña y carne y nos contábamos de todo. En los primeros días de la Vladimir, tras los controles iniciales por si quería raptar a Aira, nos llevábamos bien.

 

Pues claro, desde que había estado ensayando maldiciones imperdonables conmigo (aunque yo no me hubiera quedado atrás, eso también tenía que confesarlo). Aunque había de reconocer que ahora intentaba consolarme por la ausencia de Jack. Pero yo soy muy cabezona.

 

-- ¡Ah, no! No soy una mujer de segunda mano. Si se ha ido de picos pardos, que ni intente volver a casa porque lo parto a pedacitos.

 

¡Huy! Había sacado mi genio entre lágrimas de rabia. Pocos me habían visto así alguna vez, descontando a mi hermana Haya en mis tiempos malos.

 

-- ¡Yo no soy cruel con tu ex-marido, Haya! -- Ahora que el genio había sido de golpe, me era incapaz de esconderlo, de controlarlo. Sé que tuvo momentos muy buenos. Como yo, soy buena aunque lo esconde y la gente tiende a pensar que soy mala y yo, llega un momento, que se me olvida que no soy mala y ya me enfurruño con cualquier cosa. Pero...

 

Xell me miraba y hacía señas hacia el niño. Akira se parecía a su padre, con esos ojazos, ahora que me fijaba. Suspiré y tragué el rencor que iba a lanzar, en bien del niño.

 

-- Tu papi fue bueno, no lo olvides nunca, cielo.

 

Mi mirada se fue dirigiendo poco a poco hacia Hayame. ¿Éste también es de Severus?

 

Hízose la luz.

 

Mareos, nauseas, vómitos, la compra de la casa, el amor que procesaba a ese cuadro... Asentí, sin poder recriminarle nada. Al fin y al cabo, Ithilion era hijo de Matt cuando era fantasma y nada ni nadie me haría confesar como lo habíamos conseguido. Así que...

 

-- ¿Y cuándo se lo piensas decir a Reena? -- dije, por fin, sentándome en el suelo, al lado de Xell, muy cansada de gritar, de preocuparme por mi marido y sus desapariciones.

[Xell Vladimir Potter Black]

¡Akira era hijo de la tía Hayame y del Gran Director Snape! Para mí fue toda una revelación pues yo siempre habia pensado que era de mi madre y de ella, bueno, tal vez con la participación de un tercero de género masculino, pero...

- ¡Oooh, ooh, ooooh! - repetí muy bajito. Akira me miraba, sorprendido, sin entender que era el foco de atención en aquel momento. Le acaricié su pelo azul con una sonrisa. - No pasa nada, cielo. Tu hermanita sólo está un poco sorprendida.

Escuchaba de lejos la charla entre las tres. Heliké reñía a Sagitas, Sagitas se defendía y Hayame intentaba pedir paz a las dos. Se tocaba la barriga de una forma peculiar y sus palabras me hicieron entender.

- ¡Hay otro en camino! ¿Pero cómo....? - Ojeé el cuadro de Severus Snape, esperando ver a un padre orgulloso, pero estaba vacío, seguro que algo enfadado con las palabras de la tia. - Tía Hayame, ¿puedo hacerte una pregunta?

Tal vez pareciera algo insensible con la mala noticia de la tía Sagitas y Jack, pero a mí me preocupaba ahora el futuro del niño.

- ¿Akira sigue siendo mi hermanito?