Casita Snape (MM B: 104851)

[Hayame Snape Potter Black]

Czésar

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Los ojos del elfo se abrieron con el susto de lo que había dicho aquella elfina mientras que los retratos que estaban sobre la chimenea ahora se asomaban con verdadero interés; era obvio que ahora sentían como que aquella conversación empezaba a tener un rumbo interesante y quizá querían saber si podían meter cuchara también

 

-Casarse??... ellas dos?? -dijo el viejo elfo casi con un infarto por la conmoción -pero si ambas terminaron en términos amistosos justamente porque decidieron que quizá tenían un poco más de diferencias de las que podrían hacerlas felices si se quedaban juntas!! -agregó el elfo comenzando a frotarse las manos

 

La verdad era que hasta a él le agradaba la idea de que las dos jovenes formasen un matrimonio pero sabía que su ama en esos momentos tenía el corazón en otro lado.... probablemente, se lo fueran a romper nuevamente, pero si eso llegaba a suceder, quien sabe... quizá en esos momentos la oportunidad para que ellos dos, los elfos, reuniesen a sus amas para un emparejamiento formal... podría suceder, quien sabía

 

Primero tenía que ver si conseguiría llamar la atención de la bruja que la tenía a su ama pensativa y quizá hasta nerviosa

[Lisette Ryddleturn]

Había enviado a su elfina o al menos a una de ellas a dar un breve vistazo a la pequeña casita casi caída de su novia a la que tenía un buen rato de no haber visto desde que se hubiera concentrado en sus estudios.

Se había tenido que concentrar mucho y a la elfina de la Ryddleturn le estaban lastimando también los ojos después de haber pasado tantos días ayudando a su estudiosa ama a concentrarse para pasar todas sus materias.

Con sus pequeñas manos se cubría un poco por encima de la vista, parpadeando al mismo tiempo que la forma de la casita que se elevaba tan extraña en medio de terrenos mágicos iba llamando su atención.

-Cómo pasan estos días y realmente creo que el pobre César va a necesitar ayuda con la limpieza, ay, ay, ay, ahora entiendo por qué mi ama me ha pedido que le haga el favor de venir a observar cómo se encuentra la situación en la casita

La voz chillona de la elfina Morning pareció resonar un poco sobre aquellas tierras que a pesar de no parecer muy activas se veían cuidadas aunque ella había esperado ver el césped por lo menos crecido en gran medida.

-César, estás aquí?

Intentó llamar cuando quedó delante de la puerta de madera mientras el pequeño puño de la elfina hacía un ruido sobre la madera envejecida que sonaba de una manera un poco atemorizante, lo que hizo que terminara frotándose los brazos mientras aguardaba aunque fuera una voz familiar.

[Ashley Peverell]

-Pues la verdad es que no sé si su elfo doméstico se encuentra presente en alguna forma pero has de saber wue no creo que se haya pasado por estos aposentos últimamente en especial cuando se han corrido rumores acerca del misterio de los mapas de los siete venenos que nadie debería de encontrsr en este siglo.

 

Una encantadora y hermosa bruja con expresión angelical y un aura de suma pureza había encaminado sus pasos con asombrosa ligereza hacia donde la apatición de la diminuta criatura mágica habís perturbado sus poderes, ella con la fuerza y la valentía de un millón de leones había acudido incluso antes de percibir el suave y dulce murmullo de su nombre, siempre estaba preparada para toda acción valerosa pero si había alguien con sabiduría acerca de los venenos esa era su hermana hechicera de años adelantsda.

 

-¿También has venido con el alma dispuesta a la investigsción de las verdades por detrás de los mágicos y oscuros mapas? porque has de saber que empresa peligrosa es y solo la luz de los más puros corazones podría lanzar su rayo de pureza y verdad hacia el destino correcto.

[Sagitas E. Potter Blue]

El Kneazle estiró sus patitas al sentir primero el golpeteo en la puerta y las palabras después. No reconoció a la persona o personas que hablaban pero elevó la cola esponjosa y bostezó. Después, se dirigió hacia el primer descansillo de la primera planta y olisqueó el ambiente. Bien pareciera que allá hiciera años que nadie acudiera, puesto que el polvo flotaba en el aire un momento cuando caminaba sobre sus cuatro patitas, con la cola bien alta para no ensuciársela. Bajó con soltura los escalones hacia la planta baja y se lamió una de las patas, algo sucia. Era un Kneazle blanco nieve, aunque ahora no lo pareciera tanto.

-- ¿Miauuuu? -- dijo, con voz picuda, para llamar la atención. Normalmente, no lo necesitaba, pero hoy las presentes no parecían darse cuenta de su presencia, algo que aturdía al animal.

Allá pasaba algo. Para la criatura no había nada peor que... no encontrar su bol de comida. Tampoco conocía dónde estaba, aunque los olores eran lo suficientemente conocidos, aunque fueran lejanos en el tiempo, como para no sentirse intimidada. Lo único que recordaba era que estaba con aquel niño pequeño de pelo rojizo en la mansión Potter Black, a quien bufó porque toqueteaba sus croquetas de pescado rellenas de queso, un manjar que le encantaba. Ithilion, como lo llamaban en la mansión, se asustó ante el gruñido y alzó la mano como si quisiera protegerse de su mordisco.

El Kneazzle de la familia Potter Black nunca lo hubiera hecho, reconocía que era el hijo de la matriarca y que él estaba allá porque le dejaban pasearse por la mansión como si fuera suya. Pero, de repente, se había aparecido allá, encima de aquel descansillo. ¿Qué había pasado? Para el gato mágico eso no era lo importante sino saber si sus croquetas de pescado y queso aún estarían en la cocina de la Potter Black cuando regresar a ella. 

Porque los gatos tienen un sentido de orientación genial y no se perdería, de eso estaba seguro.

[Hayame Snape Potter Black]

-Pero de qué venenos y de qué tonterías estás hablando?

Con expresión de cansancio, la vampiro había abierto la puerta mostrando un par de ojos cerrados formando medias lunas mientras que de ahí, bajaba la mirada para ver al gato que estaba en el escalón más alto de su hogar; alzó una ceja sin quitar aquella expresión con un tic en un ojo, realmente el ver de repente a tantas criaturas reunidas en su entrada y para colmo, a su hermana pequeña hablando por todo lo alto como siempre no era como que un buen inicio para su día. Alzó su pequeña botellita de absenthine y le dió un largo trago antes de hacer una mueca.

-Parece que ahora tenemos una junta en medio de mis terrenos y nadie me ha invitado -emitió un gruñido para después, negar con la cabeza un par de veces -ya cuando hablan de venenos secretos... si has venido por esas cosas, supongo que debería de reconocer que aceptes que tengo conocimientos sobre ello -volvió a hacer una mueca y entonces, se hizo a un lado para dejar pasar al kneazle. Ella misma tenía gatos así por lo que seguramente, ese tenía un trabajo especial. No se habría perdido, o si? si así fuera, se iba a reír por todo lo alto de su hermana

-Pasen -dijo observando el oscuro interior de la casita de origen muggle -últimamente las cosas en el exterior han estado bastante locas y no quiero agresiones en mi propiedad... los niños no están, por ahí me dijeron que se los ha llevado Lisette que gracias a Voldemort ha decidido dejar de jugar a ser un topo... ahora, entren -dijo volviendo a darle un trago a su bebida -quiero saber de esos venenos...

[Sagitas E. Potter Blue]

El kneazzle avanzaba despacito pero seguro cuando una voz externa le llamó la atención por la acritud de su tono. En su casa, la hubiera ignorado y hubiera seguido caminando y alejándose de ella, bien se sabe que los felinos sólo se interesan por lo que se interesan, sin más, sin dar explicaciones, son sus propios dueños. Pero esa voz era igual y diferente a la vez de una que ya había escuchado alguna vez. Olisqueó el aire y, por instinto, se pasó una de las patitas por el hocico, en un acto reflejo para quitarse aquel efluvio tan molesto. Parecía como los que salían a veces de aquel armarito con botellas ostentosas que había en la Sala de la Chimenea, cuando a veces los abría el humano @ Matt Blackner  (demasiado a menudo últimamente, jajaja) o la flor rara violeta con patas, quien también le daba algún lingotazo si nadie miraba (jajajajja).

El aroma era malo para su gusto. El gato amaba el agua y no entendía que aquellas personas usaran "aquello" lo que fuera que olía tan feo. Pero una cosa es que no le guste y otra que no tuviera curiosidad. Aquella o aquello que se metía en el morro aquel líquido hablaba de niños. Pocas cosas entendía de los humanos, o de los no-felinos, pero la palabra "niños" sonaba adorable, pues uno de ellos tenía su comida. Así que dio media vuelta y volvió sobre sus pasos hacia aquella mujer que olía extraño.

Se rascó contra sus patas, intentando llamar su atención, moviendo las orejas en círculo, como un radar con el que encontrar el más mínimo indicio de aquellas bestezuelas pequeñajas que la habían alejado de su comida. Se frotó y resultó algo extraño aquel tacto. ¡Qué sacrificios tenía qué hacer para enterarse cómo volver a casa!

[Hayame Snape Potter Black]

Czésar

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El viejo elfo se acercó a la entrada, secándose las pequeñas manos mientras que entornaba los ojos intentando comprender un poco del alboroto que había terminado de hacer que su ama saliese al exterior; él la había visto algo borracha en los últimos meses cuando se pusiese a beber sin control, charlando con las pinturas que tenía coleccionadas por encima de su chimenea y su sentido del humor y del carácter se habían vuelto cada vez más oscuros pero también estaba intentando no ponerle demasiada atención aquello.

Al menos mientras no lo afectase, no era como que pudiese hacer mucho pero ahora observando a quienes estaban en la entrada, el elfo alzó ambas cejas y su mirada se movió hacia la elfina visitante, comenzando a sentirse bastante acostumbrado a la presencia de estas, mas que a Julius, el elfo más joven que ahora servía en la casita Snape desde que lo hubiesen rescatado en aquella misión del Ministerio.

-Pero que agradable sorpresa! -dijo y entonces, le hizo una seña para que entrase sin dejar de lado a la niña Peverell -dos visitantes importantes, debemos de estar de suerte -graznó el viejo elfo para después, ver hacia el felino que los observaba con un aire que este sentía, de altanería -pero que no es la mascota de los Potter Blue Black?

[Ashley Peverell]

-Parece ser que ha encontrado algo de comodidad visitando los lugares de mi hermana aunque sinceramente para un animal tan inteligente y hermoso como este felino, buscaría un sitio donde realmente hubiera la seguridad de que no sería devorado en un caldero por las hambres de vida y sangre que profesa mi hermana, efectivamente, al ser uno de esos seres de oscuridad que necesitan de la luz para poder subsistir.

Expresó la hermosa niña que ondeaba su cabellera incomodándola por unos momentos sobre el rostro que la hizo bufar muy suavemente, casi como un suspiro de ángeles que harían coro solo por su precioso rostro de blanquecina piel similar al más fino de los mármoles pero con un suave y elegante movimiento que no parecía propio de los humanos normales, no, ese movimiento que solo pertenecía a las más puras y divinas criaturas se retiró aquellos rayos de sol que iluminaban su cabeza y rostro, proporcionándole un aura celestial y gloriosa que ella identificaba con algo que era de aquellos valientes y verdaderos y honestos Gryffindors que llevaban la verdad pura en su corazón y con ello emitió una sonrisa hacia el viejo elfo que se apresuraba a atenderlos a todos aunque siendo aquel que ayudaba a la mujer de los Snape no le extrañaba que su carácter fuerte lo reflejase.

-Deberías de avisar a Sagitas, la pobre dama que ya tiene bastante pesadez sobre los hombros por todas las responsabilidades debe de encontrarse en su corazón mortalmente preocupada por su ser querido.

[Lisette Ryddleturn]

-Es verdad, me llevé a los niños por unos momentos pero espero que no te haya molestado eso y que mientras haya mandado a mi elfina para que viera cómo se encontraba la situación en tu casa

De repente había llegado la bruja agarrando de la manita al hijo mayor de la vampiro mientras que en el otro brazo cargaba al bebé que ya era un poquito más grande desde su perspectiva y por el peso.

La elfina de la bruja rubia corrió hacia donde se encontraba su ama y se inclinó profusamente antes de extender una de sus manos para poder ayudar a su ama a cargar al pequeño de brazos y que no fuera a cansarse.

-Bienvenida querida ama, parece que va a haber una reunión en la casa de la señora y nos ha pedido a todos que entremos además, parece que se ha perdido el gato de la familia Potter Blue

Dijo la elfina con una potente voz chillona mientras que la bruja rubia parpadeaba sorprendida y entonces, se encaminaba hacia la casa y se agachaba para que el niño mayorcito pudiera ver mejor al Kneazle.

-Te has perdido, pequeño?