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Chateau Dumbledore (MM B: 78647)


Ada Camille Dumbledore
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El hombre si era humano después de todo, bueno ella sabía que sí, sentía cómo latía su corazón desde que había ingresado al despacho, pero que se tomara por fin unos segundos para respirar como se debía en cierta manera le arrancó una sonrisa.

Darla escuchó con curiosidad, cuando había estudiado historia de la magia, como todos los europeos, se habían centrado en éstos países al lado del Atlántico, conocer un poco del otro lado era algo refrescante y obviamente necesario. ¿Dos de cinco y en ambos había fallado? No podía decir eso en voz alta, hubiera sido descortés.

—Enoc, no me das demasiado en que trabajar, puedo ser una buena hechicera pero tampoco hago milagros —suspiró la vampiresa, lo único claro que tenía es lo de las runas.

En lo de la gala tenía razón, pero ¿qué podía hacer? Detener el evento no era algo que nadie aceptaría, era una forma de escapar a la guerra que parecía avecinarse. Aunque claro, eso era para las parejas enamoradas o al menos las que un lazo de amistad unía, ya que allí festejaban el día del amor y la amistad.

—Es difícil lo sé —pensó en voz alta observando los nervios de Enoc ¿qué ocurría?

Lo observó con sorpresa, ¿si era una fiesta? Casi le sale decirle: “no, me visto así todos los días para tomar la merienda” pero se contuvo.

—Claro que es una fiesta, de cumpleaños, son varios de hecho y por eso los invitados son varios por cada cumpleañero, pero saber si Ernest está aquí —movió la cabeza negando —todos tenemos máscaras y… —se detuvo y miró la máscara que tenía en sus manos y luego a Enoc —todos tenemos una máscara para cubrir nuestro rostro —repitió con detenimiento viendo a Enoc —solo necesitas ver a los caballeros y sus máscaras, si él quería esconder la máscara de Quetzacoatl a simple vista el cumpleaños de mi cuñada es el mejor lugar, era obligatorio venir con máscara —parecía un disco rayado pero ahora tenía un motivo más para detestar el jueguito de su cuñada, pero al menos había una chance para pescar a Ernest, aunque seguía sin poder creer que fuera el mismo joven que había conocido hacía años atrás, pero claro, habían sido mortífagos.


@@Ernest Macnair Wilfred

Editado por Darla Potter Black
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La peliblanca se quedó boquiabierta al escuchar lo de Alessandra, si es cierto que de esos temas no habían hablado desde el incidente de Elan y no sabía que había pasado con Sean desde entonces, pero aquello le había venido como un jarro de agua fría, quizás ahí había sido más dura de lo que merecía, le miró con ojos cálidos sintiéndose ahora culpable por el comportamiento de Alessandra.

 

-Imagino que ella puede llegar a limites inimaginables... quizás haya sido mejor así. - La cara del joven cambió al cambiar de tema y empezar a hablar del niño.- Bueno digamos que tampoco he sido la mejor madre del mundo, solo quise alejarlo de toda esta locura y que no saliera perjudicado.

 

Las intenciones de Luna no eran decirle la ubicación del niño y su mayor temor era que quisiera verlo, aunque era lo normal en un padre después de tanto tiempo.- Elán esta interno en un colegio muggle, alejado de la magia, de Ottery y de toda su familia, en su momento pensé que era lo mejor que le podía dar.- Tras una breve pausa, suspiró.- Aunque imagino que llegado el momento le llegará su carta y deberá cumplir su lugar en el mundo mágico. -

 

Se volvió a parar en seco en mitad del camino rodeada de todos los setos, cuando las palabras le cayeron de una, si se fue, desapareció de un día para otro sin dejar ni si quiera una simple nota.- Yo... Sean, lo siento.. pero tu tenías una vida, y ahora veo que tienes tu familia y yo... no era mi sitio, aunque tú y yo... siempre...- Con un nudo en la garganta la peliblanca no pudo continuar de hablar derramando una lagrima por sus mejillas.

 

@@Sean -Ojo Loco- Linmer

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En realidad hubiese sido genial que bailases con un desconocido. —comentó con toda la calma del mundo mientras la miraba a los ojos dejando escapar una pequeña sonrisa antes de continuar hablando. —Así podrás comprobar que no hay mejor bailarín que el hombre que tienes delante. —añadió. La realidad es que no recordaba cuál había sido la última vez que había bailado, pero no se le daba del todo mal. Tampoco era el mejor del mundo, pero se defendía. Dentro de la media. Claro que el australiano siempre tenía la costumbre de exagerar ligeramente sus habilidades.

 

En todo caso, sí que consideraba que no era mala idea que bailase con un desconocido. El Dumbledore siempre había sido de la idea de dejar total libertad a sus acompañantes para que lo comparasen con otros. Su seguridad en sí mismo le hacía considerarse superior a la mayoría. Nunca había destacado por ser celoso. De hecho, era más normal que provocase celos a que los sintiera. Por mucho que intentara hacer memoria no recordaba la última vez que había tenido esa clase de sentimientos que no eran nada agradables. Los celos, como muchas otras cosas, sacaban lo peor de cada uno.

 

Le diré eso a la organizadora —bromeó sin dejar de sonreír. No, evidentemente que no le diría a su hermana que la mujer estaba allí por él y no por la fiesta tan bonita que había preparado. Su hermana era otra de esas poquísimas y casi inexistentes personas por las que el mago tenía cierto aprecio. Por tanto, no le diría nada que pudiera hacerle daño. Era alguien que se hacía querer con facilidad por su carácter amigable y afable, parecía ser la típica mujer que le caía bien a todo el mundo. Sin embargo, había sido testigo de que tenía peligrosos enemigos que por alguna razón no dudarían en matarla sin piedad.

 

Mantuvo los ojos cerrados con curiosidad, no se esperaba aquello. ¿Qué iba a pasar? Normalmente no se hubiera dejado cerrar los ojos con tanta facilidad, pero confiaba ciegamente en ella y sabía que no había nada malo que le pudiera hacer. Nada de trampas. No los abriría hasta que ella le permitiese hacerlo. Lo prometía. Sintió cómo su piel se erizaba cuando sus labios estuvieron tan cerca. Suspiró abriendo de nuevo los ojos. Tenía más intriga ahora que mientras tenía los ojos cerrados, pero no abriría aquello que le había guardado hasta que estuviese a solas.

 

¿Qué has metido? —preguntó. ¿Se lo diría o el australiano tendría que esperarse hasta estar a solas para descubrirlo por su cuenta?

 

No respondió a su pregunta, simplemente sonrió y comenzó a andar de nuevo. Iban al lugar donde estaban sus criaturas, al menos alguna de ellas. Lo normal es que estuviesen bastante libres por los Terrenos del Castillo, pero había una en particular a la que por alguna razón solía encontrarse a menudo cerca del lago, uno de los lugares favoritos del Tempestad. Fueron caminando a buen ritmo, sin abrir ni una sola palabra. Quería mantener el misterio, pero pronto se daría cuenta de que la pregunta que le había hecho hace rato tenía más sentido de lo que parecía.

 

Ahí está. —advirtió quitándose la capa de encima. Se habían alejado lo suficiente como para no ser vistos con facilidad. No era necesario, pero por si acaso se quitó el antifaz. —Soy James. —aclaró como sino fuese suficientemente obvio.

 

Pero había que volver a lo importante. ¿Qué estaba ahí? Estaba su tierno osito. Estaba sentado con la espalda apoyada en uno de los árboles más cercanos al agua del lago. Un lugar demasiado agradable para estar, sobre todos los días más calurosos del verano donde podrías aprovechar la sombra del árbol para hacer un picnic, estar cómodo con su sombra y muy cerca del lago para poder darte un baño y refrescarse todo lo que uno quisiera. Quizá, cuando llegase el verano o las buenas buenas temperaturas la invitase a hacer algo así.

 

Se fueron acercando al osito. En serio, no había osito más tierno que el. Ninguno, era imposible encontrar alguien más bello por mucho que se buscase.

 

¿Sabes lo qué es?

 

 

 

@@Juv Macnair Hasani

 

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Penso por segundo cual sería un precio justo por desenmascararse, escucho atentamente cada palabra dicha por ella

 

-el precio es un beso suyo en los l

labios - sonrió sutilmente, sin perder el detalle de como la chica cruzaba sus Pernas , volviendo a sonreir.

 

-yo no soy alguien con muchos secretos - la miro a los ojos- yo nací a las afueras de Londres, en lo demas es realmente poco, trato de criar a mi bebé y mantenerme vivo- dijo tranquilamente.

 

-dígame mi bella dama hay alguien esperandola en casa? - tomo una de las manos de la joven acariciandola.

 

@@Idylla Macnair T.

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-¿Mi ama o mi dueña?, mmm... suena interesante, tal vez solo por esta noche.- Comentó el black mientras desajustaba el nudo de la corbata. -Ese es un título que esta vacante hacer largo tiempo señorita.-

 

Y la afirmación se quedaba corta, el joven mago ya casi no recordaba la ultima vez que había estado involucrado en una relación formal, solo rememoraba noches ocasionales de lujuria y aventuras pasajeras que no habían llegado a buen puerto. El peli negro se quito la corbata y la estiró sin dejar de mirar a la joven bruja.

 

-Creo que esta noche se me apetece jugar un rato, si no le molesta.- Dijo mientras tomaba sus muñecas y las ataba cuidadosamente con el lazo. -Le prometo que valdrá la pena.- Declaró el ojiverde muy cerca del oído izquierdo de la bella dama casi en un susurro, mientras su mano izquierda buscaba rozar la piel que ofrecía el muslo opuesto.

 

Finalmente el ex Mortífago encontró los labios de la fémina y ambos se fundieron salvajemente en un beso y de lo que aconteció luego, solo fue testigo aquella antigua mesa de madera. La palpitante virilidad del black se sumergió en la ansiedad desbordante de la joven bruja.

 

Había transcurrido una hora desde que ambos habían puesto un pie en la mazmorra y los ruidos provenientes del hall central del chateau se tornaban mas estruendosos, primero risas, gritos y luego música. Tal vez ya era hora de regresar a socializar un poco.

 

-Señorita debo confesarle que esta ha sido una experiencia de los mas reveladora y excitante.- Comentó el black a los pies de la mesa mientras se volvía a acomodar la corbata. -Me encantaría repetirlo en una situación mas propicia, con una cena de por medio si le parece, creo que podríamos conocernos mas a fondo.- Dijo guiñándole el ojo derecho y ofreciéndole su mano al mismo tiempo.

 

 

 

@@Lady Luxure Grindelwald

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En el asunto de Alessandra tendria que darle la razon, a veces se ponia bien histerica cuando de familia se trataba. Al parecer era un don familiar. Aun recordaba la primera vez que se la encontro en la Potter Black...o era en la Ojo Loco...donde me hecho en cara con rabia manifiesta lo peculiar de mi situacion en cuato a enredos de alcoba que vinculaban a su madre..ya su hija. Aspecto que es una muestra manifiesta de mi constante aversion a los arboles genealogicos de Ottery. Por suerte mucho habia pasado y en los ultimos tiempos todo habia mejorado. Claro no sabia como afectaria a Ale que me encontrase con Luna por casualidad. De hecho hacia rato no salia de Alessandra...creo que desde la vez que la habia llamado ilusa (en el mejor de los casos) al intentar lograr independizar a Escocia de control Ministerial ingles. En fin regresando al punto. Y ese punto ahora era nuestro hijo.

 

-Una muestra mas de que eres buena madre...estas siempre velan por lo mejor para sus hijos. -comente ante las palabras de luna y medite un momento sobre el punto...que tenia por referencias....y no por vivencia propia. Despues me alegro saber algo de Elan, mi hijo, supongo algo mas que tener en cuenta ante lo caotico del mundo magico actual. -espero que cuando llegue la carta mucho haya mejorado. El mundo no es que sea muy seguro en estos tiempos.

 

Segui caminando al lado de la peliblanca dejando el un silencio tirante nos envolviera, no sabia exactamente que decir. Por mucho esta era la situacion mas incomoda que habia vivido.....y pues Luna...ella....Sin dudas habia sido importante en mi pasado....aunque mi pasado.....pues.....mejor no revolver el estiercol. Justo pensando eso Luna se detuvo y se comenzo a disculparse.....dejando oir la voz entrecortada que precedia a las lagrimas.

 

-No..por favor..no....no hace falta que te disculpes. -Acaricia su cabello y alce su rostro para mirarla limpiandole las lagrimas -Por mucho tomaste la decision correcta. Por lo general no soy bueno en las relaciones...y probable todo hubiese salido peor. Asi que no te culpes de nada...-sin mas sonrei...para animarla- ademas no estamos en un lugar como para rememorar tristezas, sino como mirariamos a Ada.....-le cedi la mano a Luna- venga....terminemos este laberinto...

 

@Luna21

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Le miraba ala joven con un tinte divertido, había caído tan fácil, que casi no podía creerlo es claro que aprovecharía la situación y disfrutaría de ello, cuando se quito la corbata supe que el momento estaba cerca de suceder, estaba mas que confiada mientras el joven ataba mis manos, creía que me tenia a su merced...sus manos traviesas tocaban con confianza o por lo menos eso le dejaba pensar.

 

-No, no me molesta...juguemos.- Susurre mas para mi que para su persona.

 

Cuando creyó que me beso termino de cerrar la trampa, mis ojos rojos brillaron intenso clavados en sus esmeraldas preciosas, debido a su lujuria fue sencillo entrar en su mente y dominarle a mi antojo, mis manos se desataron con facilidad...tome su rostro con delicadeza sin despegar la mirada, tendría control total de su cuerpo y sus emociones, nuestras respiraciones eran lentas por ahora, inducir imágenes en su mente no era un trabajo sencillo pues implicaba un esfuerzo de cumplir sus deseos para que no se rebelara contra mi en el momento menos indicado...mi expectativas iban bien...iba a alimentarme de este caballero.

 

-Tu esencia pasional huele tan deliciosa...podría devorarla toda pero te quedarías frio.- Le hablaba aun que él no podría oírme.

 

Le recorría con la mirada mientras veía como su cuerpo reaccionada a lo que planteaba en su cerebro, dentro de su estado el joven crea que estaba teniendo un momento de lujuria conmigo, los disfrutaba por que era como ver una película, hubiera sido maravilloso si yo no estuviera realmente en pareja, no dejaría que otro me toque.

 

-Vamos...un poco mas.- Hable cerca de su boca cuando un suave tono de luz empezó a surgir.

 

Con una sonrisa me dispuse a absorberlo como si fuera un dulce manjar, no había dejado de ser un demonio sucubo...me estaba alimentando de su pasión para mantener mi esencia a raya, estaba algo descontrolada últimamente no entendía eso de mi misma, pero enteste momento no era importante, si no lo que hacia con el joven mago, el tiempo pasaba lento y debía detenerme.

 

-Suficiente querido.- Me acomode de una forma que el no sospechara lo que había pasado.

 

La sonrisa en su pícaro rostro me daba a entender que todo había ido mas que perfecto y que le había gustado bastante, en eso estábamos de acuerdo, digamos que me había saciado por el momento, poco a poco fui dejando que él tomara el control de su persona...no le había hecho daño alguno aunque casi...mucho autocontrol de mi parte, disimulando que acomodaba mi ropa luego del encuentro caliente, atando la corbata como podía para que me la quitara su dueño y la acomodara donde correspondía.

 

-Sera un placer repetirlo...es cuestión de ponernos de acuerdo.- Sonreí alegre, una nunca sabe si la próxima vez sea real, pero eso no tiene por que saberlo él.

 

Tome su mano que tan amable me ofrecía y aquí no paso nada...en cierta manera era cierto, la fiesta arriba estaba en su apogeo, los sonidos de las voces, la música, los perfumes...subimos por las escalera he hicimos el mismo camino por que habíamos entrado, luciendo sonrisas inocentes.

 

-Bailamos?.- Ofrecí dulcemente, le veía algo pálido pero no diría nada, la noche me lo había dado en bandeja de plata y ciertamente no se podía quejar ni yo tampoco.

 

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@@Kaiser Lord Pilu

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Su precio os tomo desprevenida, después de comentar que era un beso de sus labios. Le pareció que era demasiado zarpado para siquiera pedirlo. Pero a decir verdad ella también estaba deseosa de poder posar sus labios en los suyos, pero aunque no quería verse desesperada su mirada fue la de escándalo. -señor, pero un beso no puede pedirlo, simplemente se da conforme a la situacion- comento la chica con una sonrisa cómplice.

 

- respecto a su pregunta sobre mi familia, pues no, nadie me espera realmente en mi casa y siempre duermo sola desde que tengo memoria- respondió con una mueca, nunca había sido mucho de estar con alguien más y compañía era complicado llevar a un hombre a casa y que no se enamorara de su hermana gemela en vez de ella. Siempre robaba protagonismo en todo y ella se quedaba como una sombra.

 

-Entonces. ¿Tiene un bebé?- comento con una sonrisa, recordaba con cariño a su sobrino que era apenas un niño, tenía cinco años y era quien la hacía sonreír la mayoría de los días.

 

@@taison logan greyback

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— Lo hubiera hecho, pero no me apetecía bailar en realidad—respondió con cortesía. Devolviendole la sonrisa, no pudo evitar imaginárselo bailando mejor que cualquier otro, no porque pusiera en duda sus cualidades, sino que no le calzaba la idea de verlo en esos menesteres— Ya tendré la oportunidad de comprobarlo en otro momento—soltó sin poder dar con el momento exacto de su última danza. Posiblemente dicho suceso quedo sepultado entre la inmensa cantidad de polvo y cosas que era una parte de su memoria. Ático improvisado para depositar ahí lo que consideraba banal o sin sentido, manías que adquirió con el pasar de los años.
El conceder deseos, no era para nada su especialidad. No contaba con una lampara mágica donde meterse y esperar a que la frotarán para salir y decir con ademán cómico, “¿Que deseas?”. Aquello le genero una extraña pero catártica sensación en su interior. Jamás sintió que existiera nadie mejor que ella o pudiera competirle codo a codo, siempre se destaco por ser autentica y poseer una personalidad incapaz de ser imitada por las malas copias que solían pulular por algunas zonas del mundo mágico. El provocar celos era algo que tenia en su ADN, pero nunca uso esa arma porque la consideraba baja y poco inteligente.
Poseía un lado vengativo y asesino, pero ese no se despertaba tan fácilmente. No si sabían que era mejor no meterse con ella, guardando una distancia moderada. Celos o no celos, la persona que los sentía con respecto a ella perdía su tiempo en juegos baratos. La Vidente, no los experimentaba desde hacía muchos años y no caería en ellos ni por error, sabía lo que valía y eso le daba una seguridad que podía ser comparada con el ego que poseía.
— No te creo capaz, no te atreverías a herir a Ada con ese comentario—consideraba a la joven una chica muy especial y amable para con los que le rodeaban. Poco o nada conocía de ella, pero la tenia en buena estima. Considerando una falta de elegancia de su parte, emitir ese comentario. Pero a lo hecho pecho, no podía retractarse y aunque lo intentase, le resultaría falso y poco creíble. Si tenía tiempo le agradecería por la invitación y de paso le entregaría el obsequió que compro especialmente para ella.
No te diré nada, descúbrelo cuando estés solo, completamente solo y nadie pueda ver lo que contiene—sonrió dejando un beso en su mejilla. Era una mujer adicta al misterio, casi siempre eso era lo que se reflejaba en su marmóreo y angelical rostro, La faz perfecta para tantear a cualquiera y dejar sus verdaderas intenciones ocultas hasta el momento en que ella deseará develarlas.
Su pregunta había quedado flotando en el aire, cuál papalote que es sujetado por una cuerda que le permite elevarse al vuelo. Le restaría importancia a eso, posiblemente deseaba mantener el misterio sobre el sitio al cual, le estaba llevando. La capa de invisibilidad, ya no les protegía de las miradas indiscretas y era porque se encontraban solos en esa parte del castillo. Ahí delante de ella una hermosura vuelta osito, encantador con cada uno de sus movimientos, recostado contra el tronco del árbol, dando una postal digna de recordar sin lugar a dudas.
Jamás se imagino que compartiría esa clase de secreto con ella, había escuchado de las habilidades de esos seres Pero jamás pudo comprobarla del todo, aunque ella tenía un par dentro de su residencia en Nueva Zelanda, nunca profano el sitio que destino para ellos. Estar cerca de un lago sin dudas el daba la libertad de nadar o refrescarse, posiblemente hasta de chapotear buscando sacarse el calor de la primavera. El sitio por demás era hermoso, ideal para pasar un rato ameno en compañía de una persona especial sin duda.
— No estoy del todo segura—respondió sin sacarle los ojos de encima al osito. Algo en el cautivaba a las personas que se posaban delante de el para admirarlo— Me dirás que eso o debo descubrirlo por mi cuenta—en está ocasión dejaría que el juego fuera más allá y no lo cortaría de tajo.
Flecha de Oro

 

@@David James Dumbledore

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Simplemente sonrió al ver la risa pícara en el rostro de la joven, la verdad le gustaba mucho su actitud y más su sensualidad natural.

 

-si tengo un bb de dos años espero eso no la incómode- dijo mirándole los labios por un momento - el pobre tu la desgracia de nacer con la licantropía en sus venas-venas- clavo sus ojos en los de la joven.

 

-usted tiene hijos madame? - pregunto mientras que con disimulo se acercaba mmas a ella.

 

@@Idylla Macnair T.

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