Chrookshanks (MM B: 105590)

[Anthony R. Dracony M.]

Me gustaba bastante tener al fénix y poderlo acariciar, me pensé estar un poco más para continuar con esa hermosa tarea. Luego escuche a Cye:

 

---Si, tienes razón Cye, lo que me llama más la atención es lo bello que es. Sobre la fidelidad... supongo que toda criatura responde al buen trato y cuidado, y todas son fieles. Y con respecto a ser útiles... había olvidado que podían curar.

 

Me quede pensando en que solo había querer uno como amigo y compañero ...si tuviera papás... aquel vacío me seguía oprimiendo con fuerza. Quería sentir la calidez del ave y llenarme de consuelo. Escuchar a Cye me hizo su irme en un mayor pesar...

 

---Sunnar...esa vez que fuiste a la hacienda, ella decidió marcharse. No me explicó porque pero fue muy lejos y si no fuera porque llegó su sobrino Garry, estaría solo en la hacienda. Supongo que le puedo mandar una lechuza...muchas gracias Cye, que gentil. Creo que iré, muchas gracias.

Editado 12 de Febrero del 2015 por Antoni Tonks

[Lyra Katara Selwyn]

Cindy, empleada.

Le había causado un poco de ternura lo comentado por el joven visitante, si por ella fuera le regalaría esa magnífica ave, pero el negocio no era de ella y metería al joven en problemas si lo descubrían con el fénix.

 

No podía evitar escuchar la conversación, de todas formas no había mucho espacio desde donde estaban los clientes hasta donde estaba el mostrador, esperando la respuesta de la empleada que los visitaba. Sabia que de ser obligatorio podía encontrar a Katara enviándole una lechuza, la cual estaba escribiendo tomando uno de los pergaminos del escritorio y una pluma de azúcar. Eran sus favoritas.

 

-Cuándo quieras puedes venir a visitarlo.- Comentó en voz alta.-No creo que se lo lleven muy pronto.

 

No muchos magos podían darse el lujo de comprar una criatura de esa clasificación, era consciente de eso, con las reformas ministeriales muchos ya no podrían conservar todas sus criaturas y seguramente buscarían algunas de menor nivel para sustituirlo.

Editado 11 de Febrero del 2015 por Lyra Katara Ryddleturn

[Anthony R. Dracony M.]

Mi cabello se torno de un tono azul, la tristeza me estaba llenando. Y de pronto escuche a Cindy y aquello me devolvió la esperanza.

 

---¿en serio?¿ y puedo acarciarlo también? ---Me regreso la sonrisa, y yo miraba el fénix estaciado de dicha.

 

Tal vez, pudiera volver todos los días y verlo, le buscaría un hermoso nombre y le daría de comer y...¿pero que estaba pensando?¿como podía siquiera considerarlo? Frecuentarlo lo amaría más y luego tener que dejarlo sería la misma muerte. Lo acaricio una última vez y lo entrego a Cindy:

 

---Muchas gracias...es un hermoso ejemplar, por favor...cuide lo mucho...yo...yo¡disculpe!

 

Me dolía el pecho y oculte el rostro para salir corriendo de ahí ¡que tontería haber ido!

[Alba Ryddleturn]

http://i.imgur.com/GF5snaK.png

 

Pronto la que era empleada del lugar me atendió. No respondí muy rápido, porque me había quedado observando la cantidad y variedad de animales que tenía el local de mi abuela. Realmente era un lindo lugar, tendría que volver definitivamente, pero esa vez sería en visita como cliente y no como visita por trabajo.

 

-Ah sí disculpa, que me perdí en lo maravilloso del lugar – le daba una rápida sonrisa para seguir hablando – la verdad es que no es necesario que este Katara presenté – hablaba mientras buscaba en mi bolso el pergamino – vengo a instalar esto – por fin encontraba el formulario, y se lo pasaba a la mujer – ahí sale detallado, son red flu y hechizo anti aparición. Ya está todo cancelado, solo debo instalarlo. Lo que si necesito que firmes ese pergamino, porque como no está Katara, pues eso deja constancia de que vine e instalé todo – le pasaba una pluma.

 

Mientras esperaba que me devolviera las cosas, dije. – Y solo faltaría que me indicaras donde se encuentra la chimenea, el otro hechizo lo realizo al irme de aquí – terminé de hablar con una leve sonrisa en el rostro.

[Lyra Katara Selwyn]

Cindy, empleada.

La reacción del joven visitante la entristeció un poco, sintiéndose culpable por lo sucedido, esperaba que Billy no hubiera visto esa escena, en parte lo entendía. No podía llevarse el visitante al magnífico ejemplar y le dolería más cuándo se lo llevaran. Si por ela fuera se lo mandaba como regalo a su familia.

 

La voz de la persona que los visitaba de transportes, la hizo reaccionar. Miró el formulario que le entregaba, todo estaba bien solicitado aunque no encontró el nombre de la visitante.

 

-Claro que si, señorita. Solo que, no me ha dicho su nombre.- Comentó. Siempre era bueno saber quien hacía los trámites. -La chimenea esta la sala de descanso de la dueña, sigame, por favor.

 

Después de pedirle a un elfo que le avisara a Billy a donde iba, normalmente ninguno iba a esa zona. Junto al lado derecho del mostrador que estaba enfrente de la entrada, siguieron por un corredor hasta llegar a la última puerta que era la sala de descanso de Katara.

 

Cindy abrió la puerta de la misma y dejo entrar a su visitante. Se podía ver el lugar pintado de beige, con alfombras color chocolate. Entrando a mano derecha estaba la chimenea, en el centro estaba una mesa de centro y un sillón de una plaza cada uno. En la pared enfrente de la chimenea había un sillón de tres plazas, no había nada más enfrente de la chimenea.

 

La empleada sabia que solamente familiares de la Selwyn podían llegar por ese medio o por utilizandola en algún negocio, por lo que estaba seguro ese lugar.

 

-Aqu´es el lugar. Bastante tranquilo.- Comentó.

[Alba Ryddleturn]

http://i.imgur.com/GF5snaK.png

 

-Pero que torpe, disculpa, Alba Ryddleturn – le estrechaba la mano – como te dije, me perdí con tantos animales por mirar – una pequeña risita salía. Usualmente iba a mansiones, y lo primero que hacía era presentarme, pero esta vez, como sabía que iba donde Katara, me confíe de que me encontraría con ella, perdiendo por completo el protocolo que seguía habitualmente. Menos mal que no tenía a Roxanne detrás de mí sino de seguro me llegaba un regaño.

 

Asentí con la cabeza a la chica, para seguir sus pasos hacia la chimenea. Quedaba un tanto más adentro del local, el despacho personal de Lyra. Un lugar muy tranquilo, sencillo pero bien decorado. – Si, llevas razón en tus palabras – afirmaba a la joven mientras entraba – apropósito, tampoco me has dicho tu nombre – reía – o por lo menos no lo recuerdo. Yo soy nieta de Katara – decía mientras sacaba la varita disponiéndome frente a la chimenea.

 

-Comenzaré con la instalación – miraba por última vez a la chica, alzando levemente mis manos en dirección a la chimenea. Un pequeño soplido botaba, para hacer los movimientos correctos que harían que aquel local, quedara conectado con el castillo Selwyn y el negocio Ranas Lunares por medio de la red flu. Guarde a varita, saque un pequeño saco con polvos flu, para dejarlos encima de la chimenea. – Esto es regalo del departamento, para que lo usen un par de veces – le decía a la chica. No siempre dejaba en las instalaciones, pero como era mi abuela, tenía que dejar ese regalito.

 

-Solo falta el otro hechizo – salía de la habitación. Mientras caminábamos, comencé a pensar en los animales que tenían, y me surgió una duda. Como estaba en el local, antes de irme, preguntaría. – Antes de hacer mi retirada – me apoyaba en el mostrador - ¿se pueden hacer pedidos de animales? Es que no veo lobos o es que están muy bien escondidos – miraba a mi alrededor – y quisiera saber si puedo pedir uno a encargo.

Editado 13 de Febrero del 2015 por Alba Ryddleturn

[Lyra Katara Selwyn]

Cindy, empleada.

 

La empleada se dió cuenta de que llevaba en su hombro todavía al precioso fénix que estaba feliz de estar fuera de su jaula, por lo que llamo a uno de los elfos, presentándose en seguida Venkman quien lo tomo y se lo llevó para guarduarlo.

 

-Tiene razón, no me presente, lo siento. Me llamo Cindy. También me distraje con lo que pasó con el joven visitante, dio algo de ternura, ¿no cree? - Comentó, como si fuera lo más normal en el mundo tener escenas así en el local.- Así que su nieta, bienvenida.

 

Ya decía ella que no podía ser su hija, conocía a los pocos que conservaba, tanto en la Ryddleturn y en la Selwyn, aunque la mayor parte era adoptivo en esta última familia.

 

-Estoy segura que su abuela apreciará mucho ese regalo. Conociendola seguramente se le olvido comprar polvos flú paa usar por primera vez la chimenea, que yo sepa, no la utiliza mucho. Al menos en el negocio anterior nunca lo instaló.- Comentó. Ahora ella tendría que estar al pendiente también de tener siempre polvos flú al menos para el negocio y quizás para su familia.

 

Acompaño a la joven de nuevo al frente del negocio, donde se encontraba lo importante del mismo, escuchando las preguntas de la señorita Ryddleturn.

 

- Lobos, están escondidos, sigame por aquí, por favor.- La guio hasta dos jaulas que estaban al final de la última línea.-Tenemos este precioso lobo ártico, que es completamente blanco, como puede ver. Dos lobos del valle Mackenzie, uno negro y el gris blanquecino. Por último, esta este precioso ejemplar, un lobo de color gris, casi negro en el dorso y frente. Todos tienen cuatro meses, por lo que los podrás entrenar fácilmente. ¿Te gusta alguno?

 

Preguntó, mientras iba enseñandole a los lobeznos, sin sacarlos de la jaula en donde estaban, para que no empezaran a jugar y destrozar el lugar.

 

-En caso de no tener algo que te guste, lo puedes encargar, aunque tardamos un poco, un par de semanas o a veces un mes.- Explicó.

[Alba Ryddleturn]

http://i.imgur.com/GF5snaK.png

 

Y estaba en lo correcto, los lobos no se encontraban a simple vista. Seguí a Cindy como me lo indicaba. Vaya que tenían unos preciosos lobos, mientras la empleada me explicaba las especies que era cada uno, no me pude contener de acercar a las jaulas para jugar con ellos a través de la rejas. Esos animales eran lo más maravilloso que podía encontrar. – ¿La verdad? – preguntaba a la mujer – me gustan todos – decía sin dejar de jugar con mis dedos con ellos – por mí me los llevaría todos, pero no creo que fuese buena idea, dejarían muy desordenada la mansión Ryddleturn – reía.

 

No podía negar que me había centrado en uno en específico, el ártico. Me había encantado su pelaje blanco como la nieve. En el magic mall no había de esos cuando había adquirido a Colmillo, por lo que ahora podía tener la posibilidad de tenerlo además de darle un amiguito a mi lobo. – Me llevaría en instante a este – le decía a Cyndi, mientras acariciaba el cuello del lobezno blanco – pero no puedo, porque estoy en horario de trabajo, y debo pasar por mas negocios – hablaba un tanto triste – pero volveré uno de estos días por él. Te lo prometo – la última frase la dirigía al animal.

 

-Bueno, tengo que terminar lo que vine hacer – me alejaba de las jaulas – ¿me lo guardas? – le decía a la chica mientras salía hacía la entrada del lugar. – Me retiro, un gusto. Haré el hechizo al salir. Le dices a Katara que vine, y que ya está todo listo ¿si? – me despedía con un gesto de la mano, cerrando la puerta por fuera.

 

Sacaba nuevamente la varita, alzándola a la altura de mi cabeza, para comenzar a salir de ella un hilo semi transparente que envolvió todo el local, dejando así las restricciones del hechizo anti aparición:

 

- Los dueños del negocio podrán aparecer y desaparecerse en cualquier parte del local, con una persona si lo desean.

- Cindy** y su hijo Billy** tienen el mismo privilegio, pero no pueden aparecerse con nadie.
- Los afiliados o V.I.P. pueden aparecer y desaparecerse delante del mostrador que se encuentra en la pared enfrente de la entrada.
- Los miembros de la familia Selwyn a diferencia de los afiliados a menos que lo sean no podrán aparecerse en el negocio, sin embargo podrán llegar por medio de la red flú que está en el castillo o en el negocio Ranas Lunares. También podrán usarla para salir. Eso sí, tienen derecho para desaparecerse del local.
- Los demás visitantes solo podrán entrar por la puerta principal del negocio y no podrán desaparecer del mismo.

 

Terminando por fin el trabajo ahí, guarde la varita, para caminar en rumbo de otro local que debía visitar.

[Lyra Katara Selwyn]

Cindy, empleada.

 

-Entendido. Yo se lo guardo, pero puede ser solamente por un mes, si en ese tiempo no viene, tendré que venderlo. Igual le puedo conseguir otro.- Metió a los lobos en su jaula y en la del lobezno blanco hizo aparecer con su varita una hoja de pergamino con la palabra vendido en rojo. De esa forma quedaría apartado el cachorrito.

 

Vio qye la empleada de transportes realizaba el hechizo antiaparición solicitado, lo que la hizo sentir más segura. Ahora estarían más protegidos en el negocio y eso le alegraba bastante.

 

Movió la cabeza negativamente, pensando en todo lo que tenía que hacer. Los más urgente eran grabar el nombre dle mircopuff en sus cosas antes de que se le olvidara. No, lo olvidaría, por algo lo había dejado anotado en su carpeta de pedidos, haciendo esa aclaración.

 

Fue al mostrador que estaba enfrente de las jaulas y sacó todos los objetos. Con un movimiento de varita, empezó a grabar en los pequeños objetos el nombre del micropuff. Melo. En cuanto estuvieran terminados, los llevaría a la Lockhart y avisaría que ya estaban los peces también.

 

Miró el trabajo que estaba haciendo, le gustaba mucho hacer grabado. El grabado muggle era más tedioso y cansado, el mágico no. Solo un movimiento de varita y listo.

[Cillian Haughton]

Billy

Varios minutos habían pasado desde el momento en que Billy se había perdido de nuevo entre las escaleras para realizar el encargo de su madre. Ni siquiera él sabía por que había ido hasta su cuarto para escribir esa carta, bien podía haber tomado pergamino y pluma de alguno de los cajones detrás del mostrador, pero no... Él había decido que quería escribir con su propia pluma.

 

Cuando terminó, la amarró a la pata de su lechuza y la envió. Un momento después corrió de nuevo hacia el piso de abajo.

 

— ¡Listo! ¿Cuánto crees que tarde en contestarnos? —Inquirió con una sonrisa.

 

Pero un segundo después guardó silencio, había una o dos personas aún ahí. Se acercó del todo hasta su madre y comenzó a hablar en voz baja.

 

— ¿Has vendido algo? La chica de antes parecía muy animada con todo.