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Mega Ayudas Sagitas (MM B: 89081)


Matt Blackner
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Bajé la vista hacia mis manos, cerrando los puños.

- Es cierto, en el futuro estamos vivos. Al menos, hasta que pierdo la mano, y luego me matan. - dije. No iba a ser capaz de convencerla nunca, o que entendiera mi punto de vista....poruqe lo que yo sabía era que ahora si que lograría matar a Ithilion. 

 

Los dos habíamos visto aquella imagen. Se la había mostrado en el confesionario y desde entonces...

 

No llegué a decirle nada más. Ni lo poco que me gustaba Mael, o lo que podríamos hacer, que estrategia seguir. Una voz desde el exterior nos interrumpió. Había cerrado la puerta con llave, pero...Esa era la voz de @ Lisette Ryddleturn , que parecía necesitar ayuda. Asi que con un suspiro me levanté, dejando a Sagitas sentada en la mesa y dirigiéndome hacia la puerta con la mejor de las sonrisas. 

- Eh! Aunque conservo el nombre, el negocio es mio - dije, mientras abría la puerta de Mega Ayudas y la invitaba a pasar. - Sagitas está también dentro. Que necesitas? Encontrar algún objeto extraño? Algo exclusivo? Un consejo?

 

Cuando pasó, cerré la puerta de nuevo. Que necesitaría?

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Yo estaba tan sorprendida como él, ante mi petición de perdón. No me lo esperaba, haberlo dicho y ahora sólo tenía dos caminos, ponerme a reír y mostrarme como la déspota en que había convertido, sin mostrar un atisbo de perdón ni compasión por nadie, o reconocer que me sentía sola y perdida en una ruta que había empezado pero se me había escapado de las manos. Dicen que el Poder, con mayúsculas, corrompe; algo así me estaba pasando, pero sin riquezas, sólo por la búsqueda de impedir la muerte de miles de personas en el futuro que, hoy mismo, no me lo agradecerían nunca.

Me mordí los labios, sin saber qué camino seguir, el vil o el verdadero. No me hizo falta decidir, él lo hizo por mí. Mi hijo me abrazó y, con ese gesto, me libro de mil capas de cebolla que envolvían mi ego y me hizo ser la insegura chiquilla que busca amor, cariño, la pequeña niña de pelo violeta que buscaba la libertad correteando por los campos y que se enamoró de aquel cazador de dragones, impidiéndole precisamente eso, que matara a uno de aquellos bebés, Peloncito.

Me ahogué en lágrimas en aquel abrazo y deseé volver a ser aquella chiquilla, volver a ser Ericen, como solía llamarme, por mi segundo nombre, dejar de ser la Malvada Sagitas.

-- Volveré a ser la de antes, volveré a ser humilde, dejaré la pomposidad de tanto cargo y volveré a ser la payasa amable con todos, sin buscar nada en el futuro. Tendré que aprender a ser la de antes, sabiendo lo que sé ahora. Y cuidaré del jardín. De todos los jardines. Lo prometo.

Y seguí llorando, dándome cuenta que le había echado mucho de menos en mi soledad del Poder.

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Al final Lisette me había dejado un pequeño encargo...seguramente podría solucionarlo con lo que almacenaba en la Tienda PB. Al menos cuando se marchó, no parecía tan apurada. Esta vez si que dejé cerrada la puerta del negocio, colgando el cartel de "CERRADO"

 

Al volver a la trastienda, Sagitas no estaba. Había salido fuera, y volvía a mirar el jardín descuidado. No se me daba bien la jardinería...como muchas cosas, supongo. Sentí un vacío en el estómago, mirándola alli sola. No queríamos discutir y no podíamos evitarlo. Salí al exterior, pero me quedé un poco atrás, sin decirle nada, no me atrevía...

 

Qué le iba a decir? Que tenía la sensación de que quería que me marchara? Que estaba cansado de ser el centro de las miradas de todo el ministerio porque sabían que Accidentes era un departamento fantasma?

 

Que me había dolido que me dejara al margen de todo y actuara por su cuenta? Que, a pesar de lo que había visto en el pensadero, yo no quería matar a Ithilion?

Sin darme cuenta, me rasqué las manos, notando la falta del anillo. Aun tenía que acostumbrarme a aquello también

 

Que hacía mucho tiempo que me sentía cada vez más solo, aunque...no se lo había dicho a nadie?

 

Que realmente la echaba de menos...

 

No era capaz de decir nada de eso, solo sabía quedarme callado. Supongo que en esas ocasiones, a veces, es el subconsciente el que actúa solo. Para cuando atinó a girarse hacia mi, ya había acortado los pocos pasos qeu nos separaban y la había abrazado. Tuve miedo de que me rechazara, pero en lugar de eso se echó a llorar. Cerré los ojos, aliviado, sin poder evitar reir un poco cuando prometió cuidar el jardín, como si aquello fuera lo más importante del mundo.

- Intentaré no gruñir tanto en casa - murmuré. - y...no llevarte la contraria en todo, o por lo menos, no discutir tanto contigo.

 

Me separé de ella, agachando la cabeza, mirando fijamente hacia el suelo.

- No...yo no quiero matar a Ithilion. Ya se que es inútil decirlo cuando has visto el pensadero, pero... - me quedé callado. No sabía como convencerla. 

A veces recordaba la carta que saqué de la baraja en casa de Sagaj, cuando aun no habíamos despertado la Visión. Templanza, no creía que fuera conmigo. Pero había sacado la carta invertida...y tal vez ahora si que tenía razón.

Editado por Matt Blackner

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No sé bien porqué me alejé un poco de Matt, supongo que ver a su madre como una llorona desvalida no era la mejor imagen que quería tener, por lo que, después del abrazo, se fue hacia la tienda, dejándome a solas en aquel jardín abandonado. No sé cuánto tiempo lloré, pero cuando me despejé un poco noté que estaba sentada en el suelo y que con las manos había hecho un hueco alrededor de uno de los rosales mustios, retirando las hojas muertas y las malas hierbas con mis dedos. Tenía las uñas llenas de barro y algo de sangre por las espinas que, a pesar de estar medio muertas, seguían atacando a los depredadores que intentaban arrancarlas. 

-- No me importa que gruñas -- dije, por lo bajo, quitándome el agua de la cara y dejando una mancha de tierra en mi mejilla. -- Ni que me discutas. Yo...

No sabía qué decir. Era todo tan extraño, saber lo que él sabía de sí mismo y de mí y que no me hubiera dicho nada... Noté que iba a llorar de nuevo y me levanté con rabia, como si así pudiera impedirlo. Me limpié las manos en el delantal sin darme cuenta que, en realidad, no me había puesto nada y que las manchas de barro se habían quedado pegadas a mi blusa rosa de seda.

-- Sé que no quieres matarlo. Sólo tenemos que... volverlo a ver... Tal vez no sea tiempo perdido... Tal vez sólo... No sé... ¿Podremos cambiar el futuro? Yo lo estaba intentando en cierta manera, buscando a su asesino e intentando que no matara a nadie... Ahora... Viendo esto... Tal vez sea un buen motivo para cambiarlo... ¡Seguro que podemos cambiarlo...!

Tal como había dicho alguna vez Sajag, el Arcano de Videncia, la verdad es como es, pero el Vidente corre el error de malinterpretar las visiones. ¿Y si no estábamos viendo lo correcto sino algo que...?

Le miré con ojos esperanzados.

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Alejarse, limpiarse las manos llenas de tierra con rabia...pensé qeu de nuevo arremetería contra mi, para continuar con la charla interrumpida tantas veces, en la Potter Black, en el confesionario...En vez de pensar en ello, seguramente tratando de protegerme, pensé que estaba manchando una camisa de seda, en lugar de darle vueltas a otra cosa.

 

Pero en lugar de cargar en mi contra...me apoyó. Comenzó a sugerir una idea, cambiar el futuro para que no pasara, y para cuando alcé la vista me encontré con su mirada esperanzada.

- Claro...podemos intentar evitarlo. Ya...hace tiempo ya logramos cambiar el futuro, no? - o al menos, lo habíamos variado. Si Helike hubiera muerto en nuestra boda, mi hija no habría nacido, Sagitas y yo nos habríamos separado durante años y, para cuando tratamos de unirnos de nuevo, ya fue demasiado tarde. 

 

Había sido un pequeño cambio, asi que, por qué no intentarlo de nuevo?

- Supongo que la chica podría ser una pista. - dije, ya que bueno...si aquel Anubis había terminado por ser yo...era complicado tratar de buscar un dios egipcio. Pero la voz de la chica qeu escuchaba al final de aquella visión, era algo reciente, tal vez...tal vez fuera esa pequeña novedad lo que nos ayudara a encauzar lo que buscábamos.

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Creo que mi mirada le hizo mella, pues él pareció también sentir como un despertar de esperanza en sus ojos y empezó a formular teorías sobre cómo cambiar el futuro. Apreté los puños, pero no para golpearle sino como si, con ese gesto, pudiera detener que se escapara de mi cuerpo ese halito de optimismo que había renaciendo en él. Su expresión de "tal vez..." fue para mí como un disparo de energía que me hizo olvidar toda negatividad de estos últimos meses y empezar a vislumbrar un posible cambio en el futuro esperado.

-- ¡Lo cambiamos una vez! Aunque no lo hicimos solos, tuvimos ayuda de... Reena, Xell, Darla... Sí, bueno, de la familia, por supuesto. ¡Ya lo cambiamos una vez! ¿Sabes lo que eso significa?

Estaba como loca de felicidad. ¡¡Ithilion no tenía porqué morir ni convertirse en un genocida!! ¡Mi hijo pequeño podría tener una vida normal y corriente como todo el mundo, con sus más y sus menos, pero no sería un asesino, no al menos tan en masa! Seguro que podría hacer algo bueno de él. Empecé a aplaudir de forma muy sutil, es decir, poniéndome de puntillas y aplaudiendo sólo con la punta de los dedos, cuando sus palabras me confundieron. Posé los pies en el suelo y le miré, hacia arriba, Matt era más alto que yo.

-- ¿Qué chica?

Ahora mismo, ese choque de realismo me podía: ¿de quién hablaba?

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  • 2 semanas más tarde...

No pude evitar sonreir de medio lado, a pesar del dolor que suponía saber que mataría a Ithilion, y verlo cada noche. Sagitas parecía cada vez más entusiasmada, y había comenzado a dar pequeños saltitos, mientras aplaudía de forma inaudible, feliz con la idea.

 

Pero claro, mi mención a la chica la detuvo. Metí las manos en los bolsillos, pensativo, mientras me encogía de hombros. Recordaba los sueños, como habían vuelto a cambiar...era sutil, pero sabía que al final de cada pesadilla escuchaba la voz de una chica. No la reconocía, ni podía recordar que decía, pero si sabía que me dejaba una sensación triste.

 

- Creo...me parece qeu cuando te lo mostré en el pensadero la oiste. No lo se. - dije - unos días antes de mostrarte las visiones el sueño había cambiado de nuevo. Escuchaba la voz de una chica al final, pero no se de quien es. Tampoco recuerdo qeu dice, pero la siento triste. 

 

Desvié la mirada hacia el jardín descuidado, pensativo.

- No se si es una pista, si puede ser importante, o si solo es mi imaginación. Pero si de verdad hay una voz, a lo mejor puede ser una pista. - esperaba que Sagitas no pensara en la idea de emparejarme con nadie. No era lo que buscaba, ni en lo que pensaba. Pero, por más que lo intentaba, no podía recordar que decía la voz.

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  • 1 mes más tarde...

Se podría considerar que soy una mujer bipolar, tan pronto triste y deprimida por saber lo mal que va a acabar todo y de repente, aplaudiendo toda risueña por lo bien que pintan ahora las cosas. Sí, menos mal que Matt me entendía y no me llevaba a un loquero.

Y al instante, otra vez, fruncía el ceño ante la mención de la chica. ¿Qué chica? ¿En serio había una chica en aquel pensamiento? No lo recordaba y supongo que a Matt le quedaría claro en cuanto empecé a negar con la cabeza y el morro convertido en un fruncido chiquitito.

-- No... No recuerdo que hable ninguna chica. Tal vez... Estaba tan aterrorizada con lo que veía que no presté atención a ese detalle. -- Por supuesto, ni se me ocurría decirle que se lo inventaba, sino que realmente yo no me había fijado en ese detalle. -- Tendremos que volver a verlo.

Me estremecí. Volver a ver a Matt con las manos ensangrentadas de su hermano era una escena que no quería volver a visionar. Y, sin embargo, si había una chica, un detalle, unas palabras que dieran alguna pista, era bueno seguirla.

-- ¿Era una voz femenina de persona grande o de jovencilla? ¿Has pensado que podría ser Elentari? ¿Cuántos años tendrá entonces? -- Lo que en realidad me preguntaba era porqué en ninguna de la visión de los dos, ella no aparecía. ¿Le habría pasado algo?

Volví a morderme las uñas y a ponerme triste, confusa, deprimida... ¿Qué habría sido de mi nieta?

Lo dicho, bipolar.

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Apreté ligeramente los puños al darme cuenta de que Sagitas no sabía de que le estaba hablando...y si era solo mi imaginación? Ni siquiera recordaba qeu decía aquella voz, solo que la había escuchado, qeu era el elemento más reciente de aquellas visiones y ahora que tenía la esperanza de que Sagitas la recordara, nada. Seguramente había sido a causa del shock...no debía ser fácil ver como uno de tus hijos mataba al otro.

 

La miré asustado cuando me dijo qeu debíamos volver a utilizar el pensadero. No quería...bastante tenía con verlo cada vez con más frecuencia cuando me iba a dormir. No quería verlo otra vez, aunque esta vez, si no temía que Sagitas quisiera matarme, pudiéramos ver algo más, alguna cosa que yo no entendía o no captaba porque...bueno, no es agradable verte matar una y otra vez a tu hermanito.

 

Su pregunta sobre "la chica" me sacó de aquellos pensamientos. Dudé un segundo antes de contestar.

- No...no lo se. Parecía la voz de una chica, supongo que...sobre los quince o dieciséis. Algo asi. - abrí los ojos, mirándola fijamente. Creo que me quedé pálido, sin...sin pensar. Elentari? como? no...no podía ser ella. Aunque nunca la habíamos visto en las visiones, supongo que por el hecho de que debería haber muerto durante mi boda y ni siquiera debería existir. Pero... - Elentari? Como? q....

 

Cerré los ojos, llevándome las manos a la cabeza para pensar. 

- Tenemos que volver al recuerdo. Intentar...buscar alguna idea...algo qeu se nos pasara.

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  • 1 año más tarde...

La noche en el casino parece haber pasado más rápido de lo que podía haberme dado cuenta atrás todo lo que pasó allí simplemente salí al frío de Callejón Diagon, mis pensamientos solo circulaban alrededor de una idea: estaba sola y se acercaba la Navidad y yo no tenía pareja tenía una vida muy triste y definitivamente estaba tan  aburrida de ella, qué podría hacer para solucionarla yo misma, había dañado mi relación al sentirme lejos de la persona con la que estaba y me había unido a otra que ni siquiera se interesaba en mi para después haber quedado sola y haber perdido la oportunidad con ambos, entonces que iba a hacer. No muy lejos de las adoquinadas calles del callejón, encontré un lugar conocido el título me hizo pensar en medio de mi embriaguez que podía hacer justamente la respuesta a mis plegarias y a mis pensamientos el local se llamaba mega ayuda Sagitas el local mi queridísima tía así que sin pensarlo dos veces me dirigí hacia ese lugar la puerta permanece abierta Así que para la hora que era aún debía haber alguien que estaba atendiendo sin pensarlo mucho más me adentre al lugar. El cambio de clima pues mediante el frío que sean el callejón y lava los huesos pero la calidez del local me hizo cambiar inmediatamente estado me sentía mucho más acogida era como Sí mi querida tía Sagitas le hubiera impuesto su esencia al mismo local. Empecé a buscar por el local alguien que pudiera atenderme pero la verdad me sentía un poco mareada ya al parecer no solamente El trago me afectado sino el frío del callejón Me había hecho sentir un poco más embriagada empecé a reírme de pensar que los tragos me dan afectado Pero bueno la verdad es que había consumido bastante Aunque tenía bastante resistencia inconscientemente sabía que lo que quería era olvidarme de mí misma.

 

-    Hola, ¿Hay alguien aquí?

 

Pregunté para saber si había alguien en la tienda Quién pudiera brindarme sus servicios

 

 

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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