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Mega Ayudas Sagitas (MM B: 89081)


Matt Blackner
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Lo que pareció una eternidad, Sagitas había bajado de la zona superior del negocio. Por su cara parecía que no eran buenas noticias las que traía. Me fijé en el exterior parecía que se había convertido en niebla gris... Si no conseguíamos librárnos de ella, lo podríamos pasar muy mal y sobre todo por Ithilion, a pesar de estar tranquilamente distraído con Fenrir... No quería pensar en lo peor.

 

Pero fruncí el ceño al dejarme " a cargo de Ithilion" para que le contase cuentos. Yo no es que fuese buena, todo lo contrario, se me daba bastante mal... Pero al parecer el asunto de las heridas de Matt, la distrajeron de eso.

 

<< uff, menos mal >> dije para mis adentros. Pero había mencionado la chimenea.

 

- Sí, es buena idea así al menos podemos calentarnos al lado de ella - confirmé yo a sus palabras pero entendía lo que quería decir porque claro, delante del niño había que ser delicados básicamente para no asustarlo.

 

Me fijé en cómo Sagitas invocaba varias cosas, me di cuenta de que eran ungüentos naturales hechos con hierbas. Lo sabía porque no eran los típicos comerciales en dónde se detallaban los ingredientes que poseían.

 

Cogí un tarro y lo abrí. El aroma dulzón llegó a mis fosas nasales... Parecía...

 

- ¿Ésto es Esencia de Té? - pregunté. Por los aromas así me lo indicaban. Saqué un poco con la punta de mi dedos y se lo fui echando poco a poco.

 

- Ya sé que escuece Matt, pero te hará efecto enseguida - le dije con cariño- con ésta crema evitaremos que tengas infecciones ya que es un antiséptico natural y también es cicatrizante... Aunque staría mejor con el aloe vera - susurré más para mí que para los demás.

 

<< No quiero que tu madre piense mal pero es mejor que dejes así la herida al aire unos cinco minutos, luego te la vendaré y te podrás poner la camisa - le pedí yo.

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En seguida me di cuenta qeu algo estaba realmente mal. Los sentimientos de Heliké pasaron a la preocupación de forma rápida. Aquello no le gustaba, fuera lo qeu fuera qeu tenía en la espalda. Susurró que lo qeu pensaba había sido un golpe en realidad era un arañazo.

 

Ni siquiera se atrevía a tocarlo, y siendo asi me imaginaba que no debía tener buena pinta.

 

- Te sirve de algo si te digo qeu además de doler, tengo la sensación de qeu algo me arde? como si tuviera fiebre, pero solo en esa zona - susurré. - Y al respirar me duele.

 

- Si, en megas hay de todo.

 

Sagitas apareció, fingía tranquilidad echando miradas de reojo a Ithilion, pero cuando nos vio lo malinterpretó...al menos hasta qeu se dio cuenta de la expresión de la prima. Ahí se acercó, invocando distintos frascos de pociones y cremas de elementos naturales. Me puso una mano en el hombro, meintras pedía a Heliké que me curase.

 

la vi alejarse para distraer al niño, al mismo tiempo que Heliké destapaba uno de los botes. me llegó un olor como a té, cosa qeu Heliké confirmó. De pronto noté una sensación de frío qeu escocía bastante. Tuve que apretar bien los dientes para no quejarme, incluso conteniendo la respiración un instante.

 

Eso ayudaría a cerrar las heridas y tratar de evitar las infecciones, pero aun asi...

"No te preocupes, está bien. Gracias heli...

 

Sagitas encendía la hoguera. No solo fuera estaba especialmente oscuro, sino que parecía qeu en el interior del local había humedad. El fuego ayudaría a protegernos y entrar en calor. para el niño, aquello era una aventura.

- No voy a dejar qeu entren - murmuré a las dos, sin especificar mucho más por el pequeño.

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- ¿Que arde? - musité preocupada. Fui echando poco a poco intentando no hacerle daño. Como si acariciase las teclas de un piano. Sabía que él estaba haciendo todo lo posible para no gruñir, y yo hacía lo mismo para que no lo pasara fatal...

 

Después de cinco minutos la crema estaba echada ahora sólo faltaba que estuviese otros tanto al aire.

 

- Ésto casi ya está... -informé.

 

Me temblaban las manos, no podía evitarlo.

 

<< Oye, lo siento - me giré y vi que Sagitas encendía una chimenea. Bueno, menos mal que alguien hace algo pensé para mí. No para acusarla de vaga, sino que al menos mantendríamos a esa cosa fuera de nuestro alcance.

 

- Tengo ganas de hacer algo, pero tendría que abrir la puerta. Y no quiero arriesgarme a que esa cosa nos ataque... - gruñí porque sabía que Matt y Sagitas se opondrían. Era un hechizo que jamás había intentado pero debía de pensar en otra forma.

 

Después del tiempo estipulado para que la crema hiciese lo suyo, cogí un vendaje en forma de cuadrado y lo puse sobre la zona en dónde estaban los arañazos.

 

<< Ahora tendré que darte algo para quitarte ese mal - mordí el labio y le tendí la camisa para que se la pusiera.

 

- Tranquilo, no dejaremos que entre - pero aún tenía esa idea peligrosa en mi cabeza. La verdad es que ese fenómeno meteorológico, nos tenía atados y bien atados.

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Estaba nerviosa; no hay nada más terrible para una madre que tener que aparentar normalidad para que su hijo no se dé cuenta de que algo va mal. De momento, lo estábamos consiguiendo e Ithilion estaba más preocupado por juguetear con Fenrir que en darse cuenta de lo que estaba sucediendo a su alrededor.

 

-- ¿Esencia de Té? Pues si, ¿cómo lo has adivinado? Ah, claro, eres profa de pociones. Pues sí, a mí me van más los productos naturales y muchos los hago yo mismo. Los manufacturados no suelen tener tanta funcionalidad, soy más independiente y más herbóloga, además de que así puedo investigar más los procesos curativos de ciertas plantas y....

 

¿Era el momento de hacerme la listilla y demostrar los conocimientos en los poderes de la vegetación? Cerré la boca y me mordí el lateral interior de la boca. Así que respiré y concluí todo lo que decía.

 

-- Le ayudará a cicatrizar y... bueno, está bien que lo conozcas. El aloe vera actúa también como cicatrizante, pero su uso es más tópico, no suele penetrar por debajo de la piel, con lo que no curaría por dentro si... eso es profundo....

 

Volvi a morderme el labio. Ithilion hacia saltar al lobo por una galleta. No lo conseguía así que deduje que el animal, muy listo, hacia ver que estaba demasiado alta para poder arrebatársela de la mano. De repente, se giró hacia su hermano.

 

-- ¿Quién quiere entrar que no quierez que lo haga, Matt?

 

Palidecí un poco porque Heliké acababa de confirmar a mi hijo que no entrarían y el pequeño, quien parecía que no estaba atento y, sin embargo, oía todo lo que decíamos, en su ingenuidad nos preguntaba algo que no queríamos decirle.

 

-- Pues... Tu hermano se refiere a los gnomos robagalletas. Les gusta demasiado las galletas de Harpo y, a veces, aprovechan toda ocasión para entrar a robarlas. Así que cómetelas todas para que no nos las quiten, ¿vale?

 

Y avivé el fuego, dándole la espalda, sólo para que no viera la cara de mentirosa que se me había puesto.

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Por una vez, dejé que Sagitas me respondiese que yo, no me reiría de ella por hacerse la listilla. La verdad es que me sorprendió bastante su profundo conocimiento sobre las hierbas naturales. Bueno, suponía que era por en parte ser sacerdotisa y por la otra, porque había dado clases de herbología y obviamente tenía que saber del tema...

 

- Eso mismo Sagitas, profa de pociones - comenté con una sonrisa dulce. ¿Raro no estar peleándonos, verdad? Pero en una situación en dónde estábamos tan 'apretados' en el sentido de que, no podíamos salir por esa dichosa niebla... Había que intentar que los nervios no nos traicionasen y en mi caso, el mal genio.

 

- Estoy de acuerdo contigo - asentí con la cabeza- yo hago lo mismo con las pociones, así sé qué ingredientes lleva y de otro modo no sabría la calidad real de los que son fabricados en masa. Porque los ingredientes cuánto más naturales y frescos mejor...

 

- Entiendo tía Sagitas - la verdad es que sí, preferiría el ungüento con aloe vera, pero con la explicación dada por la pelivioleta lo había comprendido. La esencia de Té era más potente que el ungüento mencionado anteriormente. Al menos me daba la seguridad de que le había echado una buena cantidad y que aunque tardase en cicatrizar, lo curaría de cualquier bacteria.

 

<< mecagüenla... deberías de mantener la boca cerrada Heli, por una vez>> me recriminé a misma al ver como mi tía/suegra le decía una mentirijilla al pequeño Ithilion pero me di cuenta de que le daba la espalda para que no descubriese su mentira. Decidí enmendarlo al menos, echándole un capote.

 

- Tu madre tiene razón Ith... ¿Sabes que los gnomos se encuentran en todas partes, verdad? - el enano asintió con la cabeza- pues bien, a vece crean ésta niebla y claro, eso es para sorprendernos...

 

Me fui acercando a él despacio...

 

- ¡¡Y para hacerte cosquillas!! - empecé con ambas manos, por debajo de lo brazos, en la tripa a masajearlo. El crío empezó a desternillarse de risa, al menos así, se olvidaría un poco del asunto. Esperaba, porque la verdad es que era bastante avispado.

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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Intenté concentrarme en la conversación de Heliké y Sagitas, pues a mi madre le había dado por comentar todos sus conocimientos acerca de la esencia de té, de lo diferentes y por supuesto mejor qeu eran sus pociones caseras en vez de las preparadas, puesto que sabía bien que hacían y podía potenciar sus usos.

 

parecían cómodas con aquello lo cual era bueno. Desvié la mirada hacia Ithilion, que ahora intentaba hacer saltar a Fenrir. El lobo permanecía sentado, y de haber querido quitarle la galleta de un lametazo. Al lobo le gustaba fingir qeu ithilion era mayor, hacerle creer qeu era mucho más grande que él porque sabía que al cachorro, como Fenrir pensaba en él, era feliz con aquello.

 

Pero al animal le temblaba la pata izquierda, por eso no saltaba y fingía que no llegaba.

 

Heliké colocó una pequeña venda para cubrir los arañazos, mientras se disculpaba conmigo.

"no pasa nada. Aunqeu si me das algo, no te atrevas a sedarme. No pienso quedarme fuera de juego en un momento asi."

 

Lo malo fue cuando Ithilion dejó a Fenrir y me miró, preguntando a quien no quería dejarle entrar. Lo miré un momento con la camisa en la mano, sin saber qeu decirle. El niño aunque jugando, había prestado atención a la conversación y preguntaba con curiosidad qeu pasaba.

 

menos mal que Sagitas se inventó la historia de los gnomos robagalletas y Heliké la secundó haciendo cosquillas al niño. Miré como jugaba con él, como se reía mi hermanito y me atreví a sonreír un momento, olvidando lo que pasaba fuera.

 

Me puse la camisa, cerrando los ojos con fuerza para no quejarme. El movimiento del brazo no solo era difícil, sino que me provocaba demasiado dolor para moverlo demasiado. Asi qeu en cuanto pude pegué el brazo al costado, cerrando un par de botones con la mano derecha antes de ponerme en pie despacio.

 

- Queréis comer algo? - pregunté. No porque tuviéramos demasiada hambre, sino porque al menos nos distraería...y con el estómago lleno y tanto juego, seguro qeu Ithilion se dormía pronto

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Supongo que no era el momento de pelear con Heliké. Además, ya había pasado ese momento de rechazo ante la idea de la boda de Matt y ella, pues yo era demasiado protectora para con mis hijos. Pero una vez asumida la situación, dejaba de ser peleona (aunque a veces aún me rebotaba un poco, pero ya no con la intensidad de antes, soy demasiado rutinaria para perder las costumbres, no te fíes aún de mis reacciones, sobrina) y empezaba a ser más cooperativa.

 

Por eso, a pesar que no me gustaba que mintiera a mi hijo pequeño, tenía que agradecerle que me siguiera en mi mentirijilla y que me diera la razón.

 

-- En todas partes -- repetí, aún de espaldas a ellos, para enfatizar las palabras de Heliké. De repente sentí un chillido del crío y me giré, con pavor por si...

 

¡Demonios! Heliké le estaba haciendo cosquillas. Solté un suspiro de alivio y les contemplé. Mi sobrina parecía una madraza y el niño disfrutaba con la atención que le estaba dando, con lo que sonreí y me quedé atrás, dejándoles ese momento de respiro mientras esperábamos que la niebla desistiera y nos abandonara. El rostro de Matt era de dolor y pensé en ofrecerle un brebaje que le adormeciera, que además de ser sedante le proporcionaría una ayuda en la asepsia de la sangre, por si algo le había entrado en la sangre. Pero desistí, algo me decía que no lo iba a aceptar y, siendo egoísta, necesitábamos de todas las manos y varitas disponibles por si aquello que aguardaba en la niebla, conseguía diblar nuestras defensas.

 

Suspiré de nuevo, angustiada por el dolor de Matt. Aunque la experiencia me había demostrado que él es una persona resistente y que el dolor no le afecta en momentos difíciles, como madre sentía que estaba fallando en mi deseo de proteger a la familia.

 

-- No tengo hambre -- le contesté a Matt, pero su mirada iba hacia el niño y entendí. -- Bueno, puedo comer algo si Ithilion me acompaña. Cariñito, ¿quieres que miremos qué hay en la despensa? Tal vez haya fideos enlatados de esos que te gustan tanto...

 

Los aplausos y saltitos del pequeñín me alegraron un poco. Mi niño nunca perdía la alegría y esperaba que nunca cambiara.

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Menos mal qeu Sagitas acabó entendiendo que no se trataba de comer, sino de hacer correr un poco el tiempo, aparentar cierta normalidad frente a Ithilion. Si comía seguramente tendría sueño tras tanto trote diurno, y con el pequeño dormido tendríamos calma para esperar a que la niebla nos dejara.

 

MI hermanito comenzó a dar saltos de alegría, feliz de pensar en la sopa instantánea que le gustaba tanto.

 

- Oye It...quieres enseñarle a Heliké lo qeu ya sabes hacer con el fuego? - me puse en pie tratando de no poner caras extrañas. - Yo iré con mamá a ver qeu tenemos en la despensa para comer

 

El pequeñajo disfrutaba mucho mostrando sus nuevos trucos con el fuego, en aquel caso, hacer distintas figuras usando las llamas, que el fuego bailara en la hoguera...y no iba a renegar a un público nuevo. Por eso tiró de Heliké para sentarse a su lado ante el fuego.

 

Mientras, avancé con Sagitas hacia la parte de arriba, donde habría algunas cosas para comer guardadas.

- No se cuanto tiempo estaremos tranquilos - susurré. Caminaba con el brazo pegado al cuerpo para minimizar cuanto pudiera el dolor - Se que no te va a gustar y tampoco me hace ilusión pero...Ithilion podría ser de ayuda. - murmuré. Me sentía fatal por siquiera pensar en aquello, pero en una situación como aquella todos debíamos ayudar.

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  • 4 semanas más tarde...

- Yo no tengo hambre, la verdad - respondí yo... No es que tuviese ganas, pero la maldita niebla me estaba sacando de mis casillas. Parecía que no iba a disiparse nunca. A lo mejor lo que pretendía era eso ponernos de los nervios y actuar apresuradamente algo que, en mi fuero interno me desaconsejaba completamente. Siempre me decía que estuviese alerta. Ni siquiera sospechaba que fuese tema del traidor porque era demasiado reciente... Quizás la "cosa" que estaba detrás de toda esa niebla esperaba algo más, como todos los que estábamos dentro del negocio 'Mega Ayudas'.

 

En cambio Matt para sacarle hierro al asunto o para calmarnos, le había dicho a su hermano que me eneñase los trucos que sabía hacer con el fuego.

 

- pima Heli, mira - me había dicho el crío. Suponía que, para llamar mi atención ya que en mi rostro tenía el gesto preocupado.

 

- A ver Ith... - le dije con cariño.

 

Empezó a hacer unos cuántos trucos a cada cuál más espectacular que el anterior, pero me inquietaba más aún que si se salia de la "llama madre" la niebla pudiese entrar por la chimenea, algo que teníamos a rajatabla con el fuego.

 

No sabía qué era lo que tenía entre manos Matt y su madre, pero no quería confiarme. Mi pareja debía de recuperarse de la tremenda herida que tenía detrás de la espalda, aunque yo, había hecho todo lo posible aún así no me fiaba del todo. Muchas veces los enemigos atacan más cuando estábamos despreocupados que en alerta. A lo largo de mis trescientos años esa era la experiencia que me habían proporcionado.

 

Por lo menos, de momento las paredes y los cristales aún aguantaban... Aunque de un momento a otro, se había escuchado algún ¡bum! que hacía temblar todo el edificio. Menos mal que había hecho el encantamiento de dureza.

 

- ¡Venís o qué! - exclamé yo, para que viniesen mi dos familiares. A ver no es que tuviese miedo, pero esa sensación de inseguridad hacía que no estuviese del todo calmada y cuántas más varitas tuviésemos para atacar, mucho mejor.

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  • 4 semanas más tarde...

Nos agachamos bajo la ventana, sentados en el suelo.

 

la llamada de Heliké nos había alarmado. Bajamos a toda prisa, sintiendo como retumbaban las paredes y los cristales de Mega ayudas. menos mal que se había dedicado a endurecerlos.

 

Miré a mi prima y sonreí levemente, jadeando. Sentía un calor tremendo por todo el cuerpo, la herida en mi hombro, a la espalda aun dolía y por la humedad qeu notaba, probablemente sangraba. Pero prefería no decir nada.

 

Sagitas se había llevado a Ithilion arriba. No era algo de lo qeu me sintiera orgulloso, pero había puesto unas gotas de poción para que el pequeño se durmiera, y ahora mi madre lo protegía arriba.

 

dependía de nosotros dos proteger el negocio.

 

- Son demonios. - le dije. POdía sentirlos y no estaban nada contentos.

 

Tras una fuerte explosión, de pronto parecía llegar la calma. Una voz se alzó, profunda y fría.

- Entregadnos al niño, o reduciremos a escombros este lugar.

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