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Mega Ayudas Sagitas (MM B: 89081)


Matt Blackner
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- No te rías -le dije a Matt porque claro, a pesar de que su madre y yo estábamos a la gresca, casi siempre, lo último que querría era enfrentarme a ella. Malditas ganas tenía, sólo ir a comprar y charlar un rato sin cosas extrañas. Aunque lo extraño siempre parecía perseguirnos a la familia.

 

Fuimos hasta la parte trasera. Me dejé guiar por mi pareja hasta la zona de atrás y vi muchos de los ingredientes que se usaban generalmente en pociones, pero, antes de que él dijera algo más, vi dos botellitas. Supuse lo que quería enseñarme, alcé una ceja, y esperé sus explicaciones.

 

- sangre de dragón -murmuré asombrada- y lágrimas de fénix -me bailaban los ojos, contenta, ¡lo que podía hacer con esos ingredientes! - vaya... ¿reserva? Bueno, creo recordar que cierto dragón casi me come en una de mis visitas a la Potter Black, ¿recuerdas? -sonreí burlonamente. La verdad es que si no fuese por la intervención del pelirrojo, no sabría qué es lo que pudiese pasar.

 

Puse mis manos en sus hombros y burlonamente, le dije...

 

- Bueno, creo que... encontraremos el método de pago correcto, ¿te parece? -alcé una ceja, graciosa, mientras le daba un tierno beso- tengo oro para poder pagar esos ingredientes, ¿alguien más, sabe de ésto, aparte de tu madre? -pregunté, curiosa- lo digo, porque hay muchos rateros y compradores dispuestos a pagar una fortuna por éstos ingredientes -le comenté, dándole otro beso.

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  • 1 mes más tarde...

- Nadie más lo sabe, aparte de mi madre y nosotros. - le dije. No pensaba comercializar aquellas cosas, más allá del uso estrictamente familiar, y siempre en secreto. Sabía que podían ser elementos muy jugosos en el mercado negro, y no pensaba poner en peligro a los animales de la familia por unos galeones extra.

 

Aunque recordar aquel episodio en el cual, Drago casi rostizó a la vampiro y como tuve que frenarlo, me eché a reir.

- Demos gracias a que ese dragón cabezota me hace algo de caso. - comenté, puesto qeu Drago no solía obedecer demasiado, solo cuando a él le apetecía...y tan solo me dejaba montar a mi sobre él.

 

Coloqué las manos alrededor de su cintura, mirándola fijamente. Alcé la ceja, divertido, mientras fingía que pensaba.

- Si, creo qeu podremos hacer algo para llegar a un acuerdo de pago. - dije. - Nah...guarda el oro....siempre qeu los uses para crear pociones que ayuden a la familia. - decidí picarla un poco. - Serás capaz?

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  • 5 semanas más tarde...

- tranquilo cariño, soy una tumba -dije alzando la palma de mi mano como haciendo un juramento y le sonreí - no diré nada, es más me interesa mucho mucho...

 

- pues, menos mal que lo has contenido, porque madre mía -hice un amago de un escalofrío- mira que respeto a los dragones, pero ese casi me come -reí por lo bajo...

 

Sentí sus manos por la cintura y le robé un beso. Alcé una ceja ante su pregunta, sabía que me estaba retando y negué con la cabeza.

 

- Vamos cariño, mi especialidad no sólamente son las Artes Oscuras, te recuerdo -le di otro beso- que también fui profesora de pociones. ¡Claro que puedo hacerlo! -medio protesté, manteniendo una sonrisa.

 

- Además, si necesitas pociones bien puedes mandarme una lechuza o a alguno de tus elfos, claro que requiere tiempo, pero no te cobraré por ello -le guiñé el ojo.

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Fui sonriendo con cada beso que @ me robaba, sin soltarla. Me mordí el labio, alzando las cejas, había caido en mi pequeño pique y me recordaba que había sido profesora de pociones.

 

En un impulso la alcé en brazos y la besé.

- Podríamos hacer un cambio...ingredientes por pociones. O tal vez una clase privada. - reí. - Puedo preparar esencia de Murlap y algunas pociones y mezclas para cazar, pero no soy ningun experto fuera de eso. - comenté.

 

Era cierto, la esencia de murlap me había ayudado a soportar el dolor en ciertos momentos en los que las heridas eran serias, y con ciertas cosas que mis ancestros habían ido descubriendo y apuntando en el Diario, había salido de situaciones de caza complicadas, pero...no me pidas un filtro de los muertos...tal vez debería aprender a preparar poción matalobos, aunqeu no me transformase.

 

Sentí unos golpecitos a mi espalda, en la ventana, lo que me hizo girarme. El ratón canario se quejaba, piando y sacando con la pata la madera, por que había dejado de darle galletas.

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- sin problema -le dije, mientras me reía ante semejante proposición...

 

- va, tampoco te creas que soy muy experta, simplemente practico y practico hasta que sale bien... El problema sería el que alguien las probara -alcé una ceja, divertida- tranquilo cielo, que tampoco soy tan mala como para hacértelas probar -y solté una buena carcajada.

 

Terminamos de besarnos o casi... Básicamente algo nos estaba interrumpiendo en esos momentos y alcé las dos cejas al mismo tiempo.

 

- Inoportuno -farfullé yo. Pero debía de agradecer que no fuese Sagitas la que entrase a tropel ahí dentro del negocio...

 

- Entonces, ¿me las puedo llevar? -comenté, mientras me abrazaba a él por detrás, apoyando mi cabeza sobre su hombro - tú eres el dueño, pero seguro que cierta bruja violeta, echa el grito en el cielo, acusándome de maltrato animal. Cosa que no me sorprendería -le dije a @@Matt Blackner con una risilla- es un poco exagerada, la verdad....

 

No podía evitar negar que el tener esos ingredientes potenciarían mucho más las pociones que con los ingredientes que utilizaba.

 

- Oye... no tendrás piel o algo de un colacuerno, húngaro, ¿verdad? por mera curiosidad simplemente. Me gustaría probar ese ingrediente pero estoy segura de que, mi hermana Annabelle me maldeciría si intentase hacer algo en contra de sus dragones... ¿Sabías que cuida de ellos? Precisamente, su Orden, se llama La Orden del Dragón. La verdad es que no puede ser más explícita -dije, riéndome ante eso.

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Me separé de ella, buscando alguna galleta en los cajones de la mesa. Menos mal que quedaban unas cuantas. desmigué una, distraido, dejándolas en el alféizar de la ventana y observando como el ratoncanario se las iba comiendo.

- No te metas con él... le regañé.

 

Sentí qeu me abrazaba desde atrás y apoyaba la cabeza en mi hombro, provocandome un ligero cosquilleo. Agarré sus manos, observando la extraña criatura.

- Claro que si, llévatelos. - me eché a reir con su mención a mi madre. Si, probablemente se enfadaría, pero al mismo tiempo lo entendería. Helike elaboraba pociones, se le daba bastante bien y podría elaborar algunas bastante útiles para la familia con esos materiales. - tranquila, que si se enfada, la contendré mientras huyes.[/i] - bromeé.

 

Preguntó si tenía algun elemento de colacuerno húngaro. Pensé un momento, pero después negué con la cabeza.

- No, lo siento...no tengo de eso. Pero podría intentar conseguirte algo. - comenzó a hablar de su hermana, que al parecer, cuidaba dragones. - Ah si? Vaya, debe ser grandioso. Ella...era sacerdotisa, no? - pregunté, ya que recordaba haberla visto alguna vez cerca del confesionario.

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  • 3 semanas más tarde...

- no me metía con él, sólo le llamaba inoportuno -le dije divertida.

 

Me ilusioné con esos ingredientes, no pude evitarlo. Las lágrimas de fénix (encima, del suyo propio) y la sangre de dragón eran unos ingredientes muy valiosos...

 

- ¿Sabes que, además en contrabando éstas cosas son carísimas? Y además nunca se puede saber con seguridad, sino te están vendiendo no sé... sangre de demiguise -dije, estallando en carcajadas- te pueden pedir un montón de galeones por una simple gotita, pero descuida que sabré darle buen uso... ¿te podría pedir más si los acabase? -le dije con voz inocente. Aunque sabía que no se negaría no creo que le hiciese mucha gracia.

 

- Más te vale -reí al imaginarme la escena. No me sorprendería nada que me soltase un montón de hechizos al saber de la noticia.

 

- Oye que si te cuesta dinero, mejor no -negué con la cabeza- tampoco quiero que maten a un animal de esas características. Vale, sé que su piel es fuerte y difícil de matar... pero vamos no tiene porqué ser fresca.

 

- sí así es... intenta hacer el bien -chasqueé la lengua- pero no puede olvidar que sigue siendo vampira. Lo sé, es mi hermana crecimos medio vampiros y luego nos transformamos... No sé, tampoco es una vida que desee para nadie. Pero ella decidió seguir ese camino y yo tampoco puedo contradecirla. Es una forma de "vivir" por decirlo de alguna manera. Cuida de los dragones y los protege -le dije con una sonrisa.

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ME eché a reir, ya que según decía, en el mercado negro podías conseguir aquellos ingredientes, pero costaban un ojo de la cara y no tenias garantías de comprar aquella materia prima a ciencia cierta.

- Tranquila, te aseguro que los ingredientes son puros. - le dije. - Aunque yo los conservaría alejados del calor. POdrían echarse a perder. - le recomendé.

 

- Hace años le rompí el brazo a un tipo por tratar de venderme sangre de aethonant como si fuera de dragón. - recordé. Yo también usaba aquella sangre, aunqeu con otros fines.

 

- Claro...si necesitas más dímelo...tal vez no siempre pueda tener tanta cantidad, pero trataré de conseguirte lo que pueda.

 

Escuché como hablaba de su hermana, una vampiro sacerdotisa que cuidaba de los dragones para hacer el bien. Me encogí de hombros, con cierta curiosidad, pensando en todas aquellas grandes bestias.

- Vamos, hacer el bien no es nada malo. - le dije, dando unos trozos más de galleta al ratóncanario. - Volar en dragón es una de las mejores cosas del mundo. - comenté, recordando las veces que Drago me había dejado montar sobre el.

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  • 3 meses más tarde...

Desde que había ido a devolver el Ave Fénix a Matt no había vuelto al negocio de mi hijo. Hacía mucho tiempo de eso y ahora sentía que necesitaba volver. Por supuesto, no es que necesitara un reloj despertador antiguo para desmenuzarlo en clase de Estudios Muggles. Hice el camino andando pues era agradable estirar las piernas después de tanto trabajo duro. Lo que no recordaba es que Mega Ayudas estuviera tan lejos por lo que llegué a la puerta agotada, teniendo en cuenta que era una cabezona y como había dicho que nada de Apariciones para bajar algo de tripita que se había asomado a la cintura. Me apoyé un momento y después entré, aún jadeante.

 

Sentí voces y arqueé una ceja. No podía protestar porque estaba cansada y sólo tenía ganas de sentarme y masajearme los pies. No me gustaba caminar con tacones, no sé porqué me había vestido de esa manera para ir a ver a mi hijo. Aunque al sentir allá la voz de Heliké tuve ganas de gruñir y ya no me arrepentía de ir elegante con un vestido clásico y zapatos de tacón medio a juego. Mi futura nuera no debía de pensar que no sabía vestir.

 

Así que me alcé y recompuse la figura. Después caminé hacia el interior, con una grande y hermosa (y falsa) sonrisa.

 

-- ¡Matt, querido! Mami necesita verte, ¿estás por aquí?

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Tenía las narices metidas en la parte de atrás, arreglando un poco el almacén, para saber que tenía por alli y si necesitaría reponer materiales pronto. Comenzaba a faltarme algún que otro ingrediente para pociones.

 

En esas, qeu sentí la voz de mi madre, qeu me llamaba desde la parte de atras. ME coloqué el lápiz sujeto tras la oreja y me asomé, mirándola. Por su cara, pensé que algo le pasaba. A lo mejor había oido a Helike, qeu acababa de marcharse por la puerta de atrás, y por eso ponía esa cara.

- Como es qeu vienes tan elegante a Mega Ayudas? - le pregunté. Aunque ahora el negocio era mio, seguía conservando su nombre. - Tenemos una fiesta y no me acordaba? - le pregunté, temiendo qeu viniera a regañarme por ello.

 

Salí hacia la zona del mostrador y levanté la parte que permitía el acceso a la trastienda, haciendome a un lado.

- Venga, pasa. No puedo sentirte, pero se que los pies te estarán matando con esos zapatos. - me burlé de ella, ya que a pesar de no poder conocer sus sentimiento, si que podía ver en ella cierto rastro de molestia qeu seguro, causaban sus zapatos de tacón.

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