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Videncia


Sajag
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............... La bruja no quizo quedar como grosera pero las palabras últimas del arcano la hundieron en un gran ¿disyuntiva? personal (?)

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Iba a hablar pero no supo que responderle. Al menos no en el acto.

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...... Cerró la boca de la misma rápida manera que la abrió en un primer momento, dejando caer de ese impulsivo ademán suyo y hasta ponchándole mucho el entusiasmo (es que ella es muy ansiosa, ¿?)

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Pasó a retirarse para reflexionar sobre el asunto.

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- ¡Claro que quiero "titularme" de Bruja Adivinadora! quién no querría ...

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.......... Hablaba consigo misma en solitario dándole vueltas al cuarto como animal enjaulado mientras se estrujaba las manos de los puros nervios.

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Las pruebas siempre la ponía algo paranoica.

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- ¡Qué miedo! y si veo algo que no quiero ver? qué pasará si finalmente se me abre todo (?) y luego no soy capaz de control? terminaré en la ala de psiquiatría de los Santos Mangos y Sagitas no me tendrá piedad!!! no después de que no le dejase llevarse a Babila a la quinta planta (¿?)

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...... Toda la noche la pasó en vela, "trompeándose" (=pelearse?) con la almohada. Cuando amaneció, no estaba muy en sus cabales, entonces, así de zombie remitió su respuesta a Sajag (!)

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« Estimado Sajag : No se cuan loca estoy pero he decidido proseguir, y que los Dioses Tribales Uganeses de Babila, me amparen (?). Atte. Amya_A. »

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Por supuesto que se presentaria a la llamada prueba. Solo que le demandaría algo de tiempo firma el testamento mágico (?), lavarse la cara y al menos mudarse los interiores para no pasar vergüenzas (?) frente al Arcano.
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El joven Gryffindor había acudido el viernes muy temprano por la mañana a las facultades de la Universidad con tal de realizar el trámite de inscripción a su siguiente habilidad luego de haber aprobado satisfactoriamente la destreza de Legilimancia junto a Rosália Pereira y, debido a eso, llevar siempre consigo en su dedo meñique derecho el Aro esmeralda como una enredadera salvaje que se confundía con el brillo singular de sus ojos. Mr. Pippin no se percató, de buenas a primeras, sobre su identidad al estar ensimismado en sus formularios y pergaminos; pero cuando Thomas alzó la voz, ésta resonó en las cuatro paredes de la vasta sala universitaria, llamando inmediatamente la atención del venerable anciano. Antes que el longevo empezara a manifestarle las ansias de narrarle algo de historia acerca de su maestro de raíces hinduistas, el mago inefable le hizo callar caballerosamente al solicitarle la tarjeta de rotulación, por lo que Pip no logró consagrarse con el relato bíblico que comúnmente le gustaba mencionar a los alumnos que osaban en acudir a sus inmediaciones con el coraje y la valentía de querer subyugarse a las enseñanzas de un Arcano. -¡Muchas gracias por todo el papeleo, Mr. Pippin! Mi padre se lo agradecerá- expresó el fenixiano, segundos previos a salir de la habitación del recepcionista, cerrando la puerta tras su ancha espalda con intenciones de orientar sus pasos hacia la residencia de su familia para descansar durante el fin de semana... Tenía que meditar con la almohada acerca de su nuevo camino.

 

Estaba más tranquilo que la vez pasada, pues sabía que tenía una buena base para enfrentar todos los desafíos que se ponía por delante; en el fondo de su corazón se reconocía como un digno heredero de los leones de Ottery, y por ende no debía demostrar cavilación ante todos los retos que él mismo tomaba por intrepidez. Tenía plena consciencia que el arte de la gran Videncia era muy difícil de aprender, pero no iba a desechar sus convicciones, debía ser un tipo con agallas, capaz de imponerse ante las adversidades y, sobretodo, ante su destino. Ya era lunes por la mañana cuando Elros se lanzó de su cama y acudió al cuarto de baño con el afán de tomar una cálida y refrescante ducha. El agua era un elemento noble que reiteradas oportunidades le ayudaba a concentrarse, y esa vez no fue la excepción. Luego de colocarse sus prendas de vestir acorde al clima que dominaba en Gran Bretaña a esas alturas del año: una sudadera azul marina, bermuda de jeans algo desgastada y un par de deportivas níveas de peso ligero para realizar actividad física al aire libre; el legilimago decidió por bajar las escaleras desde el tercer piso de la morada hasta la cocina con el objetivo de desayunar la merienda que Tanis le había preparado con esmero. Fue así que mientras tomaba el zumo de naranjas endulzado con miel; aprovechó de revisar todo lo que llevaba dentro de la bolsa con hechizo de expansión indetectable, corroborando que estaba todo en su lugar; inclusive su varita que reposaba fielmente en un estuche de cuero bruno a su costado zurdo.

 

Al acabar de efectuar todo lo que debía dentro de su casa; el ojiverde salió hacia la fachada del domicilio y desapareció a través de aquella desagradable sensación de vacío que, luego de escasos segundos, le materializó en las proximidades de la Universidad. Ya poseía en sus manos las indicaciones precisas para llegar al punto de reunión exacto; por lo que Elros se encauzó serenamente hasta la vivienda ubicada en una de las alas para el profesorado de la noble casa de estudios británica. Cuando sus pies palparon piso firme en una pieza de la cual emanaba un fuerte aroma a infusión y tras mirar por última vez el mapa que Mr. Pippin le entregó la semana pasada; se inclinó por tocar en tres oportunidades la puerta e ingresó por aquel umbral que lo impregnó de una paz interior que inhaló sin dificultades. Dentro de la alcoba se hallaba un hombre de apariencia cercana a los cincuenta años, con una barriga prominente, de piel dorada y cabello castaño oscuro que le llegaba casi a los hombros; sin lugar a dudas se trataba de su nuevo maestro indostánico. -¡Buen día! ¿Arcano Sajag? No es mi intención molestarle en medio de su lectura, pero… soy Thomas… su nuevo aprendiz y discípulo. ¿Le incomoda que conversemos?- preguntó gentilmente el adolescente de orbes estoicos ante la expectación del momento, anhelando que el vidente de elegante kurta diese comienzo a la plática que ambos debían de tener antes de abordar los temas más profundos relacionados con la Habilidad que el patriarca Granger quiso instruirse voluntariamente.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Con los chicos en la prueba, haciendo lo posible para matricularse en su habilidad, había quedado un poco sumido en sus pensamientos. Tenía la mente ocupada por la cantidad de información que había recibido e incluso había tenido pequeñas visiones cada tanto, minúsculas visiones del futuro que no daban mucho para conocer y que dejaban más dudas para su mente. Fue por ese motivo que se sobresaltó cuando un chico lo llamó por su nombre, haciendo que alzara la vista de un libro que no había estado leyendo realmente para verlo. Por un momento había pensado que se trataba de una de sus visiones, hasta que empezó a presentarse.

De inmediato, la amable sonrisa del Arcano resplandeció y se puso en pie para saludar al muchacho. Era de una edad similar a los jóvenes que había estado viendo por ahí e indudablemente parecía emocionado con el hecho de ser su discípulo. Él nunca los había llamado así, le gustaba verlos como compañeros de habilidad, como personas que querían una guía para poder lidiar con el poder que estaban empezando a conocer. Pero no lo interrumpió, ni lo corrigió, simplemente le tendió la mano y cuando tuvo la suya, la cubrió con la otra como señal de respeto.

—Bienvenido, Thomas. Pasa, pasa adelante, no me molesta para nada. ¿Quieres una galleta?

Antes de recibir una respuesta, como era común en él, buscó la bandeja que había dejado ahí donde había estado sentado y se la tendió al Gryffindor, esperando a que tomara una de las ricas galletas de frutos rojos. Él mismo tomó una y se la llevó a la boca, desgutándola como si nunca hubiera probado algo mejor.

—Dime, chico, ¿hace cuánto has notado que tienes el ojo interior? Sabrás a estas alturas que no todo el mundo lo posee. Es curioso cómo los magos e incluso los muggles, que desconocen la historia de la magia y la cantidad de poder que poseemos, suelen fingir que tienen visiones con el fin de ganar dinero. Ja, si supieran que no se puede vivir de esto —soltó una pequeña carcajada divertida y se sentó, después de esperar a que Thomas hiciera lo mismo—. Hay que tener más que el don para poder ver y, sobre todo, hay que lidiar con las visiones.

Hizo un gesto con las cejas pobladas, inclinándose sobre el libro que había estado "leyendo" antes y empezó a pasar las páginas hacia atrás, casi hacia el inicio.

—Dice aquí que la videncia ha estado con los magos mucho tiempo antes de que supieran que existía. Es un carácter extraño que no todo el mundo tiene, un gen que sobresale solo en un grupo selecto de personas. Hay familias enteras que se han pasado el don de generación en generación. ¿Alguien en tu familia tiene este don? Cuéntame un poco de ti, dime cómo es que has llegado a mí.

Se acomodó en el cojín, cruzando los dedos gruesos sobre la barriga y esperó a la historia del joven. Le interesaba. No sólo porque le gustaba establecer un vínculo con sus estudiantes, sino porque así podría saber por dónde empezar con él. Con Amya había tenido una pequeña visión directa, mientras que Ishaya había explorado la Quiromancia. ¿Y él? ¿Cómo había llegado a saber que podía ser un vidente? En cuanto se lo dijera, reuniría nuevas especias para crear un brebaje completamente personal para él y empezar con el camino de la enseñanza, que duraría todo lo que él avanzara.

—Adelante, sólo muerdo mis galletas —bromeó.
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-¿Una galleta? Ehhh… ¡Bueno! Muchas gracias por su gentileza- respondió Elros una vez que el Arcano se puso de pie para saludarlo; estrechándole la mano cordialmente mientras le incentivaba a ingresar a la habitación en donde se hallaba meditando. -¿Frutos rojos? Es una de mis preferidas… ya que las de chocolate son mis predilectas con un buen café- dijo el pelirrojo, al mismo tiempo que cogía la golosina y se la lanzaba a la boca de un único y gran mordisco que le infló las mejillas tal como una marmota. -No sé si efectivamente sea el descubrir de mi ojo interior lo que me pasa… señor. Por eso he decidido tomar su lección y aprender a auto-reconocerme. Sé que con un maestro como usted… puedo saber más de mí y mis percepciones sensoriales- comenzó relatando el Gryffindor luego de la pequeña y contagiosa carcajada que el hindú manifestó e instauró en él una sutil sonrisa de medio lado que no pudo evitar compartir al interior de dicha estancia. -¿Visiones? Ehhh… Bueno, señor Sajag. Lo que puedo contarle es que desde un tiempo hasta entonces he tenido sueños… no sé si son encuentros premonitorios… pero estas imágenes se ligan estrechamente a números cardinales. Por ejemplo… El miércoles de la semana pasada… tuve una pesadilla en donde se aparecía repetitivamente el número cuatro… y justamente al otro día… el jueves, siendo el cuarto día de la semana… cerca de las cuatro de la tarde… tuve una reunión importante en el Ministerio… con cuatro hombres que me aconsejaron cambiarme del Departamento de Misterios porque algo muy extraño estaba pasando ahí… ¿Curioso no lo cree?- agregó tras tomar asiento en un diván frente a su receptor; observando que el vidente volvía a posar en sus manos el libro que había estado hojeando instantes previos al arribo.

 

-Exactamente… no sabría decirle si en mi familia está el don. Muchas veces mi madre se comporta muy… extraña… emite comentarios que, al fin y al cabo, se vuelven hechos muy concretos. ¡Nos deja a todos atónitos! No sé si será que ella tiene la habilidad o es aquella intuición de madre… e incluso “sexto sentido” como algunos le llaman. En cambio yo… no sé… siento que es diferente… como que de alguna u otra forma logro interpretar de modo “paranormal” los números y algunos sueños… Al principio creía que tenía aptitudes más allá de lo habitual para la Aritmancia… pero no... Según yo, pues aún no curso ese tema de conocimiento dentro de la Universidad- expresó el fenixiano, tratando de hacer memoria en sus recuerdos con tal de poder ser más explícito con Sajag. -Llegué a usted por mi padre… Elvis. Él es el Director de esta institución. Un día le comenté sobre mis “destrezas” y mis cuestionamientos; y luego de terminar mi caminar junto a Rosália… decidí voluntariamente conocerlo a usted, señor. Entonces yo…- alcanzó a pronunciar, debido a que la frase de su nuevo maestro sobre: “Sólo muerdo mis galletas”, le sacó de foco y le estimuló una risa que por poco lo ahoga con un chip de frambuesa de la galleta que aún conservaba en su moflete izquierdo. -Pe… perdone mi falta de educación. Es que sus bocadillos están deliciosos- fue sensato y se disculpó por su infantilismo. -¿Cree usted que la numerología tenga algo que ver con lo que me está sucediendo? No sé… ¿Cómo podría interpretar mis sueños afines con los números? ¿Por qué me sucede esto maestro?- preguntó el legilimago, esperando que el Arcano le contestara con sinceridad y paciencia.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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El rollizo arcano sonrió de forma afable al muchacho pelirrojo. Lo que contaba sobre el número cuatro era importante, por supuesto, pero él ya había visto esta conversación, no en su totalidad, pero sí en su esencia, en una Visión, con lo que su confesión no le pillaba de nuevo. Era algo con lo que siempre había tenido que vivir, saber por adelantado lo que iba a a suceder a su alrededor. Aún así, siempre esperaba sorpresas y se vanagloriaba de lo efímero que era el futuro, lo voluble que podía llegar a ser el presente, lo brumoso que será el pasado cuando se domina en su completa totalidad la Habilidad de la Videncia.

 

Pero a Sajag no le gustaba ponerse filosófico delante de sus discípulos. Eso se adquiría con la práctica, la experiencia en las múltiples visiones y con el fracaso de las interpretaciones. Por ello, mantuvo la sonrisa mientras Thomas le explicaba aquel cambio de Departamento que le habían sugerido.

 

- ¿Y no te sientes intrigado por lo que ellos llamaron "extraño"? - Curiosamente, al Arcano le hubiera interesado más saber porqué le habían aconsejado que se cambiara de lugar del trabajo. Ese detalle no constaba en su visión, así que no sabía si el muchacho había acatado el consejo y se había postulado a otro trabajo ministerial. No todos los detalles aparecen en una buena visión. No importaba. Si era un dato importante en la vida del chico, lo vería, en algún momento.

 

Ahora le interesaba hablar con él. Se sabe mucho de una persona charlando un rato sobre el tiempo o los dulces de frutos rojos que con un examen sobre conocimientos. El hablar de forma directa era más agradable que las visiones y las interpretaciones de las cartas.

 

- He de reconocer que ya sabía que eras hijo de nuestro afamado Director de la Universidad.

 

La voz del Arcano era tan amable como su figura proyectaba. No añadió si se lo había dicho el mismo Señor Gryffindor o si lo sabía de una manera espiritual. Era mejor mantener cierto misterio que hacía más atractiva su clase. Algunas personas no creían en el Ojo Interior y se burlaban de esta Habilidad. Sajag no respondía a provocaciones; no le hacía falta. Un ligero murmullo sobre el futuro próximo de una forma ambigua era suficiente para calmar cualquier ánimo en contra. Sajag no era violento, su sonrisa y sus predicciones proféticas le habían proporcionado la suficiente fama en el mundo entero para desarmar a quien se atreviera a menospreciar su clarividencia.

 

Sajag elevó los ojos castaños hacia el techo de la habitación, como si fuera capaz de ver más allá del muro de la misma. Después volvió la mirada hacia el muchacho y amplió la sonrisa.

 

- Siempre he dicho que las madres tienen una gran intuición que les abre el Ojo Interior. Has de saber, muchacho, que todos tenemos la capacidad de ver más allá de lo que muestran nuestros ojos, sólo que pocos son los llamados a desarrollarla. - Sajag lanzó un suspiro. - No permito la palabra "paranormal" en mis conversaciones, puesto que eso es para ineptos parlanchines que pretenden dar un concepto despectivo de anormalidad a los Videntes que realmente conseguimos desarrollar nuestra visión interior. Recuerda esto, Thomas, es más fácil burlarse del contrario que aceptar la propia incompetencia. Ante todo, hemos de ser humildes de nuestra ignorancia para despertar el deseo de saber más sobre nosotros mismos. Creo que es eso lo que te ha llevado hasta aquí.

 

Ahora que ya había dejado clara su postura sobre la Videncia, Sagaj mordisqueó una de las galletas, royéndola como un ratoncito, migaja a migaja, con lentitud y saboreando con todo detalle el gusto que le dejaba en el paladar y disfrutando con los sentidos que se despertaban con una acción tan simple como el masticar una golosina.

 

- Cada Vidente desarrolla una particularidad específica, pero es bueno que estudiemos todas las posibilidades de esta habilidad. Por eso, me gustaría que te sirvieras un té, si no te importa servirte tú mismo. Sin azúcar, es mejor que el dulce no arruine la interpretación de los posos.

 

Le señaló una tetera humeante que parecía estar esperando a que alguien se fijara en ella. Era una abollada tetera con una asa de mimbre, que denotaba mucho uso. A su lado, dos tazas de madera pulida esperaban ser utilizadas.

 

- En cuanto a la Numerología, es una de las ciencias metafísicas menos conocida o entendida por el ser humano en general, sea muggle o mago. Se puede decir que es la más vilipendiada por todos y, sin embargo, su acierto es prácticamente total. Todo lo que puede serlo la Videncia. Supongo que sabes que no sólo hay que saber "ver" sino también "interpretar". Por ejemplo, en tu caso, podrías haber jugado a un caballo ganador con el número cuatro en un hipódromo y no haber ganado, o haber contado hasta cuatro mujeres en una heladería y haberles pedido salir y es muy probable que te hubieran dado calabazas. ¿Te hubieras imaginado que el cuatro que te había atormentado en sueños se refería al cuarto día de la semana, a las cuatro de la tarde, con cuatro hombres que te dieron un consejo...?

 

Se tocó la barriga sin darse cuenta. Sajag, a veces, se dejaba llevar por los pensamientos y no recordaba que tenía delante a alguien que podría mirarle como a un hombre poco cuerdo.

 

- O pongamos lo contrario, ¿estás seguro que esos cuatro significaban exactamente eso y no otra cosa? No te preocupes, muchacho - se apresuró a añadir, antes de dejarlo más confundido. - Si estás preparado, aprenderás no sólo numerología sino a visualizar el significado de todo lo que sueñes, a interpretar de forma correcta, a conocer incluso el futuro que te espera... ¿Te apetece empezar con los números? Mi número de nacimiento es el 7, símbolo del pensamiento, la espiritualidad, el análisis psíquico, la sabiduría... Lo es desde que mi madre me dio a luz en la India, en un pueblecito hermoso de grandes plantaciones de té. Y, sin embargo, no fue hasta que estudié la Numerología que supe que había acertado en todo.

 

El Arcano se acercó a la librería y pasó uno de sus rechonchos dedos, el índice, por el lomo de los tomos que había leído una y mil veces, hasta encontrar el que necesitaba. Lo abrió por la página deseada y leyó en voz alta:

 

"Son personas amantes de la lectura, el estudio y las ansias por aprender. Tendentes a proyectar su vida en una esfera de idealismo y actividad intelectual. Habilidades para el análisis y la investigación y la inteligente búsqueda del conocimiento; estudioso, meditador amantes de la Soledad y de la Paz, con tendencia al aislamiento".

 

Sajag cerró el libro y se lo tendió al pelirrojo.

 

- ¿Sabes tu número de nacimiento? Es muy fácil de calcular. El conocerlo te ayudará a saber como te afectará el presente y el futuro en tu vida. Y a aceptar tu destino con total calma y naturalidad.

 

Esperó a que se decidiera a cogerlo o a tomar el té. Cualquiera de las dos sería buena para empezar con la enseñanza de la Videncia.

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-¿Intrigado? Pues no, maestro. Simplemente me pareció curioso que un grupo de magos me dijese eso… Aunque… para serle franco… en este último tiempo están pasando cosas muy extrañas en el Departamento de Misterios, pero… como bien lo dice su nombre; no sé si sea para que yo decida cambiar mi rubro laboral. Me siento muy contento siendo inefable y por muchos meses he empatizado con los trabajos a diario que se hacen en la novena planta- comentó el pelirrojo tranquilamente, para después oír de la boca de Sajag que él ya sabía que era el hijo de Elvis; suceso que no le pareció para nada de novedoso, pues la clarividencia del Arcano daba para mucho, inclusive para haber visto llegar al veinteañero como su nuevo estudiante y discípulo de tan noble don espiritual. -Exacto… Ese motivo es el principal impulsor que me trajo hasta usted. Perdone ese término de… “paranormal”, no lo volveré a repetir jamás. Es solamente que… a veces nos dejamos influenciar por las masas… y eso termina por dar un cambio relativo a nuestra verdadera esencia y personalidad. Muchas veces me sentí muy discriminado al pensar diferente… al ver las cosas con un modo distinto al común. Incluso cuando desarrollé la Legilimancia… yo… me sentía culpable. Pero Rosália me ayudó a dar un giro a esos pensamientos funestos… me orientó hacia una auto-aceptación que… de una u otra manera… potenció aún más mis habilidades, gran Sajag- agregó Thomas con un dejo de sinceridad en su expresar, al mismo tiempo que su mente no paraba de analizar todas las palabras que el hinduista le platicó, haciendo hincapié en la capacidad de ser humildes ante la ignorancia propia; frase sabia de un hombre erudito. -¡Está bien! Igualmente ya tengo un poco de sed entre tanta galleta, señor. Por ahí ya puedo convalidar el grado de dulzor que le faltará al té… pese a que yo no utilizo azúcar… prefiero la miel…- exclamó.

 

Sin dar más tregua a su instinto de beber algo; el Gryffindor se puso de pie con el propósito de encaminar sus pasos hasta donde se hallaba la tetera humeante con asa de mimbre, muy arcaica, tanto así que le recordó los tiempos de recreación en La Madriguera, antiguo hogar de los Weasley, y hoy refugio de la Orden del Fénix. Mientras rellenaba ambas tazas de un material pulido que según el chico era madera; se dedicó a prestar atención a cada vocablo y acotación que el Arcano le relataba muy filósofamente, percatándose que su definición de la Numerología no estaba tan errada como lo especulaba a diario con su almohada. -Sí… concuerdo con usted, señor. La interpretación es un pilar fundamental en la Videncia… así como también en la vida misma. Las cosas que nos pasan… no suceden porque sí, sino que hay una explicación que encausa un destino… el trayecto de cada quien. Y bueno… demos inicio con los números… me gusta esa idea… ¿La Aritmancia es lo mismo?- preguntó, no sin antes inhalar profundamente el aroma que floreció de ambas tazas al instante de posarlas en una mesita baja que yacía entre los asientos de ambos hombres. Luego de acariciarse, con disimulo, su abultada barriga; Sajag se paró sin inconvenientes y acudió a un estante, lugar de donde extrajo un tomo; libro del que citaría, en voz alta, una frase peculiar. -¿Mi número de nacimiento, señor? Así como el suyo es el… siete… ehhh no lo sé, maestro. Yo sólo sé mi fecha de nacimiento, la cual es…- se detuvo en seco el ojiverde, debido a que estaba apunto de romper una promesa que tenía con sus padres; ya que Thomas no era su nombre, sino su camuflaje para no desencadenar un Apocalipsis en el Ministerio de Magia. -Maestro… yo no le puedo mentir a usted… mi nombre real es Elros… Elros Gryffindor. Nací un catorce de Octubre del año… dos mil quince. Pero tengo… veinte años de edad… Suena burlesco, pero señor… no le estoy “tomando el pelo”. Yo… yo viajé en el tiempo- finalizó con una incomodidad notoria en su rostro enrojecido y sus manos temblorosas. Terminó aflojando su lengua y concluyó en no ocultar nada de su vida al Arcano; el cual sabría, sin duda alguna, que su yo actual (el bebé) no debería tener más de ocho meses de vida.

Editado por Thomas E. Gryffindor
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Inefable...

 

El Arcano aspiró con fuerza y se dio cuenta que hacía rato que el incienso se había apagado en el inciensario de barro. Ello le causó extrañeza, puesto que juraría que había puesto una varita de larga duración y que no había pasado tanto dentro de aquella instancia. Por supuesto que sabía que era inefable. Estaba acostumbrado a sentir el eco de sus pensamientos y de las palabras de los acompañantes, algunas veces alumnos, otras veces profesores con los que se cruzaba en los pasillos de la universidad, pocas veces con otros Arcanos a los que decidía visitar para concretar alguna visión parcial que había sentido sobre sus habilidades y, casi nunca, con los Uzza que sabía estaban allá, en alguna parte.

 

Sajag sabía todo lo que le estaban contando y el tiempo gastado con el resto de personas no le parecía muy útil, a veces; casi siempre. Sin embargo, escuchaba al estudiante con la paciencia y serenidad que le caracterizaban. Era un arcano tranquilo, comparado con otros iguales que habían accedido a dar aquella habilidad en Londres. Mantuvo el semblante atento a las palabras del Gryffindor a pesar que su mente analizaba los detalles que le rodeaban que le intranquilizaban. Estaba acostumbrado a los olores de sus hierbas variadas y que el incienso se hubiera acabado le producía una distracción que no esperaba.

 

Sabía que el chico era inefable, aunque desconocía el significado de ese puesto de trabajo, Para él, no había barreras para ver el futuro y comprender el presente que lo había desarrollado; o que lo iba a desarrollar. Por ello, no interrumpió al muchacho cuando le dijo que le gustaba ser inefable y que no iba dejar de serlo.

 

- Thomas... Thomas...

 

Interrumpìó al muchacho porque parecía una máquina de hacer preguntas y, aunque era divertido, no lo era tanto cuando ya sabía que iba a preguntarle esos detalles. A veces, odiaba esa clarividencia que le permitía vislumbrar las palabras que saldrían de la boca de sus interlocutores.

 

- Relájate... Es cierto que esta habilidad nuestra nos da una fama de personas raras y, en algunos círculos, más cercanas al mundo del espectácul.o, pero tú y yo sabemos que no es cierto. Yo sé, y sé que tú también sabes, que son nimiedades que no pueden apartarnos del camino correcto. No debes sentirte mal porque tus cualidades te hacen ver más allá que el resto de las personas que no han sabido desarrollarse. Así que ahora dejarás un poco de lado esta inquietud de sentirte discriminado y pasarás a sentirte agraciado por ser de los pocos llamados a controlar la habilidad de la Videncia.

 

En su mente ya había visto el resultado de la prueba pero debía evitar darle pistas. Por lo contrario, era su deber preparar su cuerpo y su alma para resistir el gran sacrificio de despertar el mal llamado "Tercer ojo". Su mente se distrajo un momento con la mención de la miel. Sajag tocó disimuladamente su panza y pensó que no le importaría compartir una merendola a base de dulces de miel con el muchacho. Pero ya se había visto ayudándole con la numerología y los posos de té sin ninguna mancha del exquisito dulce en su ropaje, así que dejó sus mundanos deseos y asintió ante la precisión que demostraba ante la preparación del té.

 

- En algunos paises lejanos, es toda una ceremonia el servir el té - murmuró levemente, como si estuviera hablando con otra persona ajena. Después se dio cuenta que no era el momento más apropiado para hablar de las geishas orientales, porque se desviaba mucho del temario que quería inculcar en el muchacho, por lo que cambió, tal vez demasiado abruptamente del tema. - La Aritmancia o el estudio de los números esel nombre que se daba en la antigüedad a la Numerología actual.

 

Había replicado en un tono casual y una sonrisa bonachocha; esperaba que ello no le restara fuerza a su comentario. Muchos magos no tenían claro el significado de la Aritmancia y pensaban que su uso no iba más allá de hacer cuentas numéricas para los duendes de Gringotts.

 

- Permíteme que prepare un Aromatium apropiado para este momento. Por si no lo sabes, es muy importante abrir todos los sentidos para llegar a dominar la técnica de la Clarividencia. Uno de los que tenemos más olvidados es el del olfato. A veces me pregunto cómo los londinenses pueden vivir en ese ambiente tan... lóbrego. Mi país natal es rico en fragancias naturales, picantes como el azafrán, dulzón como el sándalo... Perdona, Thomas... Creo que disgrego un poco. Las hierbas aromáticas son muy importantes para alcanzar el grado de concentración justo para la Videncia. Supongo que conoces el uso de ellas, ¿verdad?

 

Sabía la respuesta que le iba a dar, por supuesto, pero tenía que hacerle la pregunta, para que el muchacho pensara en las hierbas, usuales y raras, que debería utilizar a menudo. Sajag manejó con rapidez un cortahojas pequeño, escogiendo algunas muestras de varias plantas secas y desmenuzándolas en un pequeño contenedor de barros con agujeros por el que soltarían el aroma. Lo colocó con suavidad en el centro de la mesa en la que estaba la tetera que había utilizado su discípulo hacía apenas un momento. Después se sentó de nuevo. En aquel momento, su cara brilló, tal vez por la luz del sol que entraba por los amplios ventanales.

 

- Aritmancia es un estudio que implica el conocimiento del valor mágico de los números y que ya se daba en la Grecia Antigua. Es una parte de la Videncia basada exclusivamente en el raciocinio de los números, en cálculos matemáticos más o menos simples y en potenciar los puntos débiles de cada persona para superarlos y fortalecer el espíritu. Es una ciencia poco usada hoy en día, es una lástima que esté cayendo en desuso porque ten presente que su erudición te ayudará a superar obstáculos improvisados que intenten tergiversar la interpretación de un sueño o las trampas de otros magos para que no puedas llegar a conocer su futuro.

 

Sajag sabía la importancia de conseguir simplificar cualquier aspecto importante de la vida del hombre en un número. En muchas ocasiones de su alejada juventud, había conseguido sobrevivir gracias a conseguir numerar la circunstancia que le atribulaba.

 

- No sólo es interesante conocer tu número de la vida, o del carácter, o del año... Un buen vidente puede ayudar al prójimo a elegir días concretos para acontecimientos importantes, como por ejemplo, pedir en matrimonio a la persona amada en el día más favorable a su número de personalidad. Por supuesto, se pueden dar paradojas súbitas en que el día auspiciado para el sujeto sea el nefasto para su pareja. Por eso no es una ciencia exacta sin tener en cuenta todos los elementos que pueden intervenir. Pero en circunstancias generales, todas y cada una de las decisiones de tu vida pueden escogerse según la numerología, para inclinar la suerte hacia tu lado.

 

Sabía que estos conocimientos no se podían conocer en un día, pero intuía (sabía, había visualizado) que Thomas era un chico agradable y que tenía una capacidad innata para este tipo de estudios. Tomó un sorbo de té e invitó al muchacho a que le imitara. Al fin y al cabo, si querían leer los posos del té, necesitaban vaciar la taza.

 

Cerró los ojos y asintió ante la confesión que llevaba esperando desde el principio de la velada, desde que había entrado en la habitación. Sonrió, aún con los ojos cerrados y murmuró: "Por fin"...

 

- Ahora me explico porque esta noche soñé con un hermoso niño que gateaba... Elros es tu nombre, pero estás usando el de Thomas por un motivo que - dudó en usar el "ambos" y prosiguió - tú conoces para mantener un secreto que te corroe por dentro. No seré yo quien use mi Clarividencia para delatarte, Thomas.

 

Dijo su nombre actual expresamente para que supiera que, con él, estaba seguro. Al fin y al cabo, cuando consiguiera vincularse al anillo, todos los que en ese momento estaban vinculados a su propio anillo de Arcano conocería todas las visiones que el muchacho aportara a la unión de Videntes consagrados.

 

- Bien, nada mejor para alejar los malos espíritus que la esencia de este té - el Arcano apuró su taza hasta que en el fondo quedaron un grumo de hojas aún mojadas por la tibieza del agua. - Venga, bebe. Mientras, te diré que tu número es el 5. Curiosamente, el Cinco es el número ideal del 2016 para los cambios y el progreso. Estoy convencido que esto dice mucho de ti y de lo que mucha gente espera de tus acciones.

 

El Arcano no quiso comprometerse a más. No quería sonar ambiguo pero, por desgracia, el conocer el futuro no significaba divulgarlo. Muchos magos videntes habían sido torturados y asesinados en el pasado por predecir malas noticias que nadie quiere conocer. Los Reyes, alta alcurnia o el más simple de los campesinos..., todos quieren que les digan los felices que van a ser o las ganancia y grandes acontecimientos heroícos que les sucederán, aunque sean mentira.

 

- Bueno, Thomas... Creo que eres un niño encantador, pero no debes usar los giratiempos de forma indebida...

 

Sajag sonrió de nuevo y contempló su taza. Después chasqueó los dedos de la derecha y uno de los libros salió volando hacia su mano. Lo depositó junto al que había dejado antes y le preguntó:

 

- Bien, dime lo que ves. Quiero que interpretes los posos de mi taza según este libro de "significados ocultos en los posos del té". Y también me gustaría que leyeras las propiedades mágicas del 5 y dijeras si coincide con tu personalidad.

 

Sajag entrecruzó los dedos sobre su abdomen ligeramente abundante y cerró los ojos, esperando las palabras del chico. Si realmente sucedía como había visto, su respuesta iba a ser impresionante.

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Tenía que dejar la preocupación atrás para concentrarme bien en el aprendizaje de la videncia. Esta siempre me había llamado la atención, ya que era una cualidad que mi madre tenía y me preguntaba si yo también la tendría oculta.

 

-Quizás si la hubiera tenido, podría haber evitado que muchas cosas pasaran o al menos estar alerta.- Pensé.

 

Sabia que no se podía cambiar el futuro ni de uno mismo ni de los demás muchas veces, no era correcto, pero al menos así no sorprendería demasiado algunas situaciones. Movi la cabeza negativamente. El pequeño gato persa que estaba tatuado en mi antebrazo izquierdo, simulaba estar dormido, aunque igual resaltaba mi piel blanca.

 

El cabello castaño lacio y largo lo llevaba suelto. Llevaba como siempre todos los anilllos y amuletos que había ganado con los libros, aunque los anillos estaban acomodados en los cadenas de los colgantes, según su respectivo libro. De esa forma en la mano llevaba solamente los anillos correspondientes a las habilidades.

 

Alise el pantalón azul marino, ahora iba vestida con ropa casual, tennis del mismo color y una playera de mangas cortas color gris claro. Esa vez había evitado el color negro por completo, tenía la creencia de que al ser la ausencia de color, podía atraer negatividad y no quería eso, no en esa clase.

 

Encontré el lugar por fin, aunque no me llegó ningún aroma, imaginaba que era porque los vapores que siempre se podían encontrar en su habitación salían por otra parte, para evitar inundar los pasillos del edificio.

 

Toque la puerta de la habitación, no era correcto entrar de golpe en la habitación de alguien, por más que uno supiera que la persona ya nos estaba esperando.

 

-¿Se puede?- Pregunté, a través de la puerta en voz alta.

 

Espere la respuesta del arcano Sajag, deseando no llegar en un momento inoportuno para el otro alumno, si es que lo tenía.

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El Arcano era un individuo pacífico, tenía todo el tiempo del mundo... Literalmente... La Habilidad de la Videncia le proporcionaba una longevidad y un dominio del tiempo que apoyaban su figura legendaria y sus grandes cualidades como Profeta. Por eso, aún antes de sentir las palabras femeninas, supo que Ella estaba aquí. Supuso que en algún momento le llegaría el aviso de Dirección de que había una nueva aspirante a desarrollar su ojo interior pero él ya la había visto llegar, con un atuendo de color azul y con un cabello suelto. Sajag apreció ese cabello y se tocó el suyo. Algunos afirmaban que el hindú debiera usar un corte de pelo menos largo pero a él le gustaba así, libre, sintiendo el movimiento del aire, notando como los efluvios de los vapores impregnaban sus leves rizos.

 

Sajag se incorporó un poco. Cierto es que su figura era algo oronda y que, con Thomas, se había atrevido a reclinarse un poco y ponerse cómodo. Sin embargo, no le parecía una postura adecuada para recibir a una persona tan docta, con tantos conocimientos variados y, si su Visión sobre ella estaba en lo cierto (el Arcano pocas veces fallaba), era poco sociable y algo huraño en el trato social. Notaba que era controladora y con tendencia a la desconfianza... La presencia de Thomas, tal vez, no le fuera grata.

 

- Thomas, por favor, ve detrás del biombo a hacer los estudios que te he pedido - le dijo al muchacho, con voz pausada. Había vislumbrado que iba a tardar un poco en acometerlos y que la Señorita que esperaba tras la puerta preferiría estar sola durante los primeros momentos de su aprendizaje.

 

Encendió unas barras de incienso y aspiró profundamente ese olor. Prefería el sándalo, pero lo encontraba algo picante para un primer encuentro con su posible aprendiz. Cuando estuvo seguro que el espacio sería cómodo para la muchacha, le dejó pasar.

 

- Bienvenida, señorita Selwin. Me preguntaba cuánto tardaría en encontrar mi morada y si es cierto que su tatuaje de gato persa se mueve o es sólo el mareo de la Visión que tuve anoche...

 

Varios libros de predicciones salieron de las estanterías y volaron hacia la mesa tras la cual, él se hallaba. El uso de la bola mágica, el Tarot o cartomancia, la Astrología, la Numerología, el Uso ético de la Videncia, los universos paralelos, profecías, la lectura de los posos del té y/o del café... Eran variados y, a pesar que le tentaba ofrecerle uno concreto a la mujer, esperó a ver cuál era el que ella veía y le parecía interesante. Los videntes no suelen dominar todas las áreas de enseñanza y suelen tener predilecciones internas.

 

- ¿Qué pretende una semiDemonio adquiriendo la habilidad de la Videncia? Veo que acabas de dejar el estudio de otra, aunque no llego a encontrar el motivo por el que no te guste la posibilidad de tratar la Vida y la Muerte... Se diría que una demonio disfrutaría con la Nigromancia...

 

Tal vez sonara algo seco. Había despertado antes de ver el motivo y no le gustaba el desconocimiento. Además, hablando con ella sabría cómo orientar sus estudios. Había tantas ramas en la Videncia que prefería buscar la inclinación de sus alumnos antes de imponerles conocimientos diversos que le hicieran abandonar la materia. Y, aunque Sajag ya había visto el resultado de aquella clase y la decisión final de la muchacha, quería que fuera ella la que se obligara a adquirirla y no hacerle perder su tiempo.

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El arcano no tardo en recibirme, cosa que me alegró. Más aún al ver que en apariencia estábamos solos, por lo que no tendría que discutir con ningún compañero sobre las formas de hacer las cosas, al menos en es instante. Después, no me importaría en realidad.

-Gracias, Arcano Sajag. No es tan complicado encontrar su vivienda, solo que suelo distraerme con facilidad más si descubro alguna planta extraña. Disculpe si me tarde demasiado en llegar.- Me disculpe, mientras extendía el brazo para que observará el tatuaje del gato.-En verdad se mueve.

El gato persa en ese momento no fingia estar dormido como otras veces. En ese momento se encontraba jugando con una bola de lana , hasta que pareció sentirse vigilado. Se levanto sobre sus patas traseras a modo de saludo y siguió jugando. El arcano parecía agradarle al minino del tatuaje.

-Consecuencia de jugar con los encantamientos, profesor. Había visto que se podía hacer que se movieran los dibujos y quise probar si servia eso en los tatuajes.- Comenté, si bien era cierto que el arcano no me había preguntado como lo había conseguido, pero me gustaba contar esa historia.

Admiré la cantidad de libros que tenía el arcano en su habitación, deseando pode darles un vistazo a alguno de ellos. No me sorprendió la pregunta del arcano sobre porque quería estudiar la habilidad aunque no me esperaba la pregunta sobre haber dejado la nigromancia. Parecía que los rumores no se podían evitar en la Universidad.

-La videncia más que nada tiene un valor sentimental para mi y quizás no sea una razón válida, pero no tengo porque ocultarle nada, arcano.- Contesté, pensando bien en mis palabras.-Nunca conocí a mi madre, solo sé que mi padre tuvo que separarme de ella y lo poco que me dijo es que ella era Vidente, pero no solo tenía visiones del futuro, sino también del pasado de las personas que le ayudaban a comprenderlas. Siempre quise aprender esa hablidad, para al menos tener algo en común con mi madre, además de que hay cosas muy útiles en ver el futuro, que al menos nos alertarían sobre algunas situaciones.

Tomé algo de aire, seguia de pie sosteniendo mis cosas en la mano, mientras pensaba como explicar lo ocurrido con el arcano Báleyr. ¿Le comentaría esos motivos al arcano? No sabia si los arcanos se llevaban bien entre ellos, ¿o a lo mejor el arcano le había dado una mala referencia mia? Era mejor decir la verdad.

-Yo también hubiera pensado lo mismo que usted, que disfrutaría la clase, pero para mi sorpresa no fue así. Sentí una incompatibilidad muy grande con el arcano y cuando eso sucede, lo mejor no es seguir. Me gusta disfrutar del aprendizaje y ya no lo estaba haciendo.- Comenté.-La razón real por la que deje la habilidad fue con la primera práctica, mi parte humana gano sobre el demonio que habita en mi, por asi decirlo. Senti que la práctica se tardaba demasiado y no avanzabamos, además de sentir que todo lo hacia mal y que no entendía las instrucciones del arcano Báyler. Pero sobre todo....No esperaba tener que tratar con enfermedades muggles, ni tener que hacer una autopsia.

Miré apenada al suelo al confesar esa debilidad. De haber sabido todo eso antes quizás no me habría inscrito a la misma, pero no podía saber eso.

-Deberían advertir en alguna parte que tener esos conocimientos es necesario para la nigromancia. Cualquiera diría que por haber trabajado en San Mungo, estaría acostumbrada a los cuerpos, lo cierto es que nunca había visto un cuerpo en estado tan avanzado de composición cuando trabaje en el San Mungo y mucho menos tuve que abrir un cuerpo.- Comenté.-Era como si mi compañero y el arcano quisieran que supiera todo sobre las enfermedades y métodos de curación muggles.Me di cuenta que no tenía los conocimientos necesarios, solo perdería mi tiempo ahi y la termine dejando. Nunca había tenido problemas con los arcanos anteriores.

Era la primera vez que le contaba a alguien lo que me había hecho desistir, ¿qué pensaría el arcano Sajag ahora? ¿Qué no era buena estudiante y que me rendiría ante la primera complicación? Era cierto que no sabía nada de la videncia, ni mucho menos, pero creía poder aprenderla. Al menos mientras no me pusiera a abrir un cuerpo.

Espere la respuesta del arcano una ve hecha mi confesión, para saber si podía ponerme cómoda. Deseaba que la respuesta fuera afirmativa y me pudiera quedar. Además, ya tenía conocimientos en adivinación y me había agradado, otra cosa más que me había hecho decidirme por la habilidad.

Hasta ese momento en que trataba de calmarme, noté el olor del incienso, el mismo era agradable. Traté de concentrarme en el aroma del mismo para no seguir pensando en las palabras acabadas de decir.

Editado por Lyra Katara Selwyn

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