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Meteorología Mágica


Xell Vladimir Potter Black
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Ay dios...si qeu había provocado una granizada alli dentro...y eso qeu estaba distraido. A lo mejor de ahi había venido el fallo, de que lo había hecho por probar y casi sin prestar atención.

 

Habían interrumpido el interesante dato de Xell, qeu contaba al tío Ishaya la historia de un mago que había creado un huracán para poder absorber una explosión en una fábrica muggle. Había salvado muchas vidas, con lo que a pesar de estar mal, había sido algo útil.

 

Y yo no tenía nada mejor que provocar el granizo dentro de clase por un error en la pronunciación. Salimos todos corriendo para librarnos del hielo, mientras la prima nos mandaba a los jardines...aunqeu no sabía cuales. Como en el ministerio, alli habían sucedido muchos cambios, entre ellos, qeu no estaban los antiguos jardines Sumaes.

 

Al final la directora de la academia nos sugirió una torre y hacia alli nos dirigíamos después de sanar la herida que el granizo había causado en una de las dos alumnas qeu no eran de la familia (porque a ver...cuando todo queda en casa es más fácil, te hacen una trastada durante la cena y en paz)

 

me volví a mirar a Xell de reojo, dándome prisa para llegar junto a Sagitas y Amya. Aun estaba todo rojo después de haber causado el accidente y la prima culpaba a mi madre y mi tía.

- Demonios, no quería hacer qeu granizase... - gruñí. - Ojalá no ponga examen o vete a saber que lío...

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Hace muchos años, cuando fui miembro del Wizengamot, me pareció idóneo contar con el conocimiento mágico de la Meteorología por sus buenos usos dentro de la vida cotidiana de un mago promedio, sobre todo si se requería utilizar en casos extremos donde sirviera de ayuda. Todavía recordaba las clases de investigaciones y los viajes que hacíamos para experimentar de primera fuente lo que era el poder de la naturaleza; sin embargo esos recuerdos eran de Adriano Wallace, un mago que distaba mucho de lo que yo había sido durante más de tres siglos y ahora, como Ishaya Tonks, tenía que aprender nuevamente aquello que a duras penas podía comprender.

 

No podía negar que aquel curso especial que impartía mi sobrina Xell me resultaba emocionante y más con la participación de mi familia del lado inglés, e ingleses por el simple hecho de que convivíamos en aquel país, formábamos ya parte de su sociedad y nuestras vidas las forjábamos día con día en las decisiones normales de aquella comunidad; incluso resultaba curioso la manera en que reaccionaban Elodia y Mei que se vieron envueltas en las acciones y consecuencias de las mismas de lo que provocaban mis hermanas Sagitas y Amya y hasta de mi sobrino Matt, algo que seguro recordarán de los Potter Black durante mucho tiempo.

 

Desde un punto de vista neutro, que me costaba mucho, sentía que toda la experiencia que se podía tener al momento de llegar a la universidad para cursar todos estos conocimientos especiales, quedaba a un lado; lo importante se dejaba ver al momento de la práctica misma, de llevar el curso fluir con naturalidad aunque terminara siendo accidentoso, como en éste caso en particular, pero era más fácil de aprender de esto, de la experiencia, que de los libros que nos podíamos encontrar en el camino. Esto era lo que se mantenía grabado en nuestra mente.

 

Sonreí sin más al encaminarnos a la torre, donde seguiríamos con la clase, observando a las grandes personas que me acompañaban al pasar a su lado o haciéndoles algún ademán amistoso cuando cruzábamos miradas, quería hacerles sentir mi apoyo y respaldo en esos momentos ya que era demasiado corto el tiempo que compartiríamos juntos en esa situación. El tiempo se iba volando, lo único que me restaba por hacer era esperar pacientemente mientras disfrutaba de las travesuras de mi familia y captaba todas las enseñanzas de mi profesora, quería aprobar sin ninguna traba.

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o.O Que qué?!?

 

La bruja iba a replicarle a su peli-violeta hermana, "Algo", sobre aquello de ser media terrorista.

 

O.O ella era Accidentosa,

a poco ahora el Ministerio de la Magia les había cambiado la categorización (?) sobre sus niveles de demencia?

 

Ay ... desde dónde estaba con Sagitas, al menos ella, Amya_An, no escuchaba bien lo que Xell le decía a esa otra bruja (Elodia?), pos la adleriana ni idea que era Directora en la Casa de Estudio aquella (!) ... de saberlo (?), seguro que se empeñar+ia en hacerle comer cupcake de crazy fungus http://fc08.deviantart.net/fs71/f/2014/287/8/e/crazy_fungus_icon_by_zethyadragons-d82vkkr.gif para convencerle de que les soltara Diplomitas en blanco con sello de Titulado en todos los Conocimientos, Habilidades, Libros y demás, habidos y por haber (¡?)

 

Entonces Sí que oyó la advertencia directa de la rubia sobre ambas.

 

Puso su cara de "yo no fui" y alegó ...

 

- Nosotras por qué???

 

Por qué? qué sinvergüenza xDDD.

 

Aprovechó para hablarle bajito a Sagitas.

 

- Y si nos ponemos a volar "cometas"? (papalote, barrilete) con algo de brisa mágica, seguro que hasta competencia podríamos hacer ... también podemos hacer bonitos rehiletes coloridos ♥♥♥ ... no creo que metamos a la sobrina en dilemas si hacemos tales.

 

No?

Si todos se ponían en la "Onda" Hippiesca, seguro que las brujas hacían (casualmente)

que se les levantasen las holgadas piezas textiles y se le airearan las partes nada ATP (¡?)

xDDD.

 

Lástima que Haya no estuviese en clase con ellas ... =w= seguro que traería de sus divertidas (y accidentosas?) burbujas ♥♥♥

 

o.O además de su aterradora gelatina de naranja ...

¡?

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La Jefa de Lisa parecía estar demasiado tiempo en silencio, como si sufriera alguna herida que no viéramos ni la directora de la Universidad ni yo. Esperaba que se estuviera tomando su tiempo, sólo para relajarse por la sorpresa, o incluso que fuera para vociferar, como seguro que habría hecho la tía Sagitas. Le puse la varita en el regazo, tal vez no le gustara que nadie ajeno la tomara, y tal vez la quisiera cerca para vengarse del infractor o infractores que le habían granizado en la cabeza.

 

- Se pondrá bien - dije de forma mecánica, pues su silencio me abrumaba.

 

Hablando de silencio...

 

No quedaba nadie. La tía Sagis había salido de allá casi corriendo, el primo Matt me había mirado de reojo y también fue tras ellas, pues la tía Amya había seguido a su hermana, protestado ante mi amenaza. ¡Tenía el descaro de no entender el porqué lo había dicho! O tal vez es que realmente era ingenua, a veces pensaba que estaba en su mundo interior y no veía la que liaba sin darse cuenta. El tío Ishaya también se fue al exterior, así que estábamos allá solas, la señorita Elodia, la Señorita Mei y yo.

 

- ¡Ay, mi madre! - Es una expresión un tanto fea, lo reconozco, pero me di cuenta que ELLAS estaban solas, sin vigilancia. Me estrujé las manos con algo de aprensión. ¿Y si hacían algo mientras yo no las controlaba? ¡Seguro que mataban a alguien y tenía que cumplir yo la condena en Azkaban? - Directora, ¿sería usted tan amable de quedarse con la Señorita Delacour hasta que esté recuperada para incorporarse a la clase? Creo que... Que debería estar ahí fuera para que... no... se desmadren y... no hagan algo que... que todos pudiéramos... lamentar...

 

Creo que no me expliqué bien. Pero seguro que me entendió: ambas tías eran peligrosas; en realidad, del grupo, sólo el tío Ishaya sería de confianza para dejarlo solo. Las tías Sagis, Amya y el primo Matt debían de ser controlados a toda costa, o Accidentes tendría que venir a reparar algo más que una aula mojada.

 

- Con su permiso, las dejo solas. Apelo a su autoridad académica para que cuide a la alumna. Pero creo que mi sitio está ahí abajo antes de... lo que sea.

 

La saludé con una pequeña reverencia. ¿Se hacía eso con las Directoras? Después corrí por los pasillos recordando las indicaciones: tras esta torre, un espacio abierto con un par de árboles... Llegué a tiempo para verlos. Recuperé el resuello y batí palmas un par de veces.

 

- ¡Prestar atención, aquí, por favor! La Meteorología Mágica sale mejor cuanto menor sea el espacio que modifica. Así que quiero que os separéis unos metros, unos cinco metros de cada uno y practiquéis a hacer pequeños cambios: lluvia, viento, niebla, granizo, nieve... Todo sencillo. Yo me situaré encima de ese banco y os contemplaré, para ayudaros en los movimientos de muñeca. Tía Sagis y tia Amya, vosotras mejor que dejéis un radio de diez metros de distancia. Toda precaución es poca. Si os sale bien, haremos algo más grande entre todos. Pero sólo si prometéis portaros bien.

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No me fue tan difícil encontrar el lugar. Lo que fue difícil es llegar a tiempo, porque mientras buscaba me perdí y aparecí en el Comedor de la Universidad o algo parecido, pues había una cocina y unas bandejas de bocadillos que decían "cómeme, cómeme" y claro, yo comí. Llegué a la zona donde había césped, pensando que estirarme, con la mirada en las nubes y saboreando algunos bocadillos variados que habían acabado por casualidad en los bolsillos de mi capa, sería una buena forma de acabar la clase de Meteorología.

 

No se me había escapado el chillido alarmante que nos había dirigido Xell cuando casi ya no estaba a la vista de ella. Su amenaza me hizo reír... ¡Hacerme repetir a mí la asignatura de Meteo! Vamos, que se atreviera. Si eso sucediera, cosa que dudaba porque mi sobrina me quería muchísimo, le podía enseñar ciertas partes de los rediles del Circo donde mi Basilisco le iba a mostrar lo bien que se comía y deshacía los cadáveres sin dejar rastros. Y sin cuerpo, no haya delito, todo el mundo lo sabe... Pero mejor evitar problemas, así que una siesta al sol con la espalda en la hierba era mi objetivo primario, sobre todo porque Xell se había quedado con las dos Dires, la del Gabinete del Primer Ministro y la de la Uni. ¿A qué podíamos aspirar si no teníamos vigilancia? A dormitar un rato al calorcillo del sol que había surgido radiante tras la lluvia provocada (por alguien) con el baile indio.

 

Pero mi gozo en un pozo.

 

Matt nos había seguido y había murmurado que no había querido hacer granizar en la clase. Bueno, yo le creí a medias; al fin y al cabo, era un Potterblackensis, había heredado los genes gamberros de su madre. Le había dado esquinazo en mi camino "perdido" hacia las cocinas, pero ya estaba allá.

 

También estaba Amya, sugiriendo ciertas actividades atractivas si no fuera porque llevaba bocadillos requetebuenos y olorosos en mis bolsillos. Como lo supiera, se acabaría todo juego de cometas y molinillos de viento y me perseguiría por todo el campo para robarme alguno.

 

Con lo feo que está robar...

 

Y, por último, también apareció Xell de forma tan rápida, que no me dio tiempo de tragar el medio bocadillo que lucía en mi mano, con lo que lo disimulé con la palma pegada a la capa, esperando que el aceite no manchara de forma permanente el tejido.

 

-- Hola, Xell. ¿Qué tal está la Dire Mei? ¿Mejor? No te arriesgues, yo de ti la llevaba a un chequeo exhaustivo en San Mungo -- a ver si se iba y podía recuperar el plan de estirarme en la hierba y dormitar un rato. -- ¡Oye! ¿Qué insinúas con qué necesitamos mantener la distancia entre Amya y yo?

 

Espera; si me venía de perlas. Cuanto más lejos, menos olería los bocatas de los bolsillos de la capa. Asentí como si estuviera enfadada y me alejé hacia uno de los dos árboles con cara de "éste es mío, quien me lo quite se va a enterar".

 

Hum... ¿Y ahora qué demonios hacía? No quería comerme los bocadillos delante de nadie, pero no porque era mala educación comer y estudiar a la vez, o hablar con la boca llena. No, nada de eso. Era más simple. Sólo para no tener que compartirlos.

 

-- ¡Claro! ¡Operación camuflaje!

 

Moví la varita con la gracia que ponderaba el movimiento necesario de muñeca para crear Niebla, a la vez que decía el hechizo que nos había dicho Xell en la clase. Por supuesto, soy buena y nada humilde, así que una densa capa de humedad se condensó a mi alrededor. Un poco fría, sí, pero allá dentro, rodeada de la niebla, nadie veía que acababa de sacarme otro bocadillo, esta vez de fuet, y que empezaba a darle mordiscos,mientras me sentaba en la base del árbol. Iba a ser una gozada esta clase práctica.

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«!Ajáaaaa!. Era broma pero le entusiasmaba completar los estudios de Herbología cuando se habilitara el jardín botánico», repetí para mis adentros un tanto divertida que con aquella situación. Todo parecía indicar que el tiempo no pasaba para la peli violeta, aparentemente seguía siendo la misma muchacha jovial que conocí años atrás.

 

- ¿Despedirla? – Pregunté un tanto sorprendida mientras me desprendía de aquellas cavilaciones. Volví la mirada hacia Xell, no sólo sus palabras estaban llenas de congoja sino también su semblante – En absoluto profesora Vladimir, esa opción no se me ha pasado por cabeza. Para bien o para mal las cosas no siempre salen como uno quiere, quizás sólo sea necesario dejarlas fluir, aunque con sus tías… no sé qué puede ser peor. Esperemos que no sean necesarios los grilletes – Añadí sonriendo para darle un poco de calma.

 

Le había respondido con sinceridad. A pesar de los incidentes ocurridos con sus parientes, no estaba entre mis planes prescindir de los servicios de la señorita Vladimir. Era comprensible su frustración, las primeras experiencias siempre marcaban, y el hecho de dictar una clase con todo el alboroto que producían los integrantes de la familia Potter Black, no era moco de pavo sino toda una proeza. Fuera de aquellas situaciones puntuales, seguía pensando que su alta como profesora en aquella connotada Universidad, continuaba siendo un acierto.

 

Tras un par de observaciones a Mei, la Vladimir pareció entrar en una suerte de trance. En más de una ocasión vi realizar “rituales” similares a los sacerdotes de la Orden de Avalon. Otro par, en algunos de algunos de mis viajes dentro y fuera de Europa.

 

- Confío en su criterio. Siempre he respetado mucho los métodos de los sacerdotes, por eso creo que no será necesario llevarla a la enfermería, sin embargo la última palabra la tiene ella – La Delacour continuaba un tanto aturdida por lo sucedido, lo cual era perfectamente natural, después de todo no todos los días te apeñuscaba un granizo - ¿Crees poder continuar?

 

Mientras la joven recuperaba las fuerzas sopesé la propuesta de Xell sobre la intervención del Departamento de Accidentes. Si bien es cierto, la torre no estaba en las mejores condiciones, aunque lo más probable era que el problema sólo se haya concentrado en el piso dónde nos hallábamos, sin embargo cuando finalizara la clase recién se podría obtener un panorama general de las secciones a reparar. Sólo espera poder contar con el encargado de la limpieza para el catastro.

 

El silencio que sucedió a los últimos comentarios comenzaba a preocuparme. ¿De verdad se sentía bien o había algo más?. Estaba por preguntar nuevamente cuando la profesora tomó la palabra, disculpándose por tener que retirarse del lugar para hacerse cargo del grupo. Asentí con la cabeza a modo de respuesta al tiempo que me aproximaba hasta la puerta. Se suponía que los encantamientos se habían retirado hacía bastante, pero… ¿por qué seguía goteando el techo?. Levanté la cabeza observando con sigilo el sin número de oscuras grietas que atravesaban el salón.

 

- ¡Polito! – Exclamé desde el umbral. Casi al instante un jovial muchacho salpicado de pecas, se aproximó por los pasillos canturreando una inteligible canción – ¿Podrías explicarme de dónde se está filtrando el agua por favor?. Hace rato que se deshicieron los encantamientos de práctica así que asumo que el problema es otro ¿me equivoco?

 

- Así es jefaza, ¡no se le escapa una! – Dijo de forma despreocupada mientras jugueteaba con una escoba mojada – Los alumnos de encantamientos rompieron todo a su paso, con esto de que se les fue el maestro se les soltaron las trenzas. Ni cuenta se dieron qué le dieron a las reservas de agua de la azotea. Súmele que en los pisos de arriba nos cayó un diluvio universal con tanta cosa loca que se le ocurrió enseñar a la rubiecita bonita, digo a la señora profesora. Me subieron las palpitaciones cuando se pusieron a jugar con los rayos ¿habrase visto?, siempre supe que ponerse a lanzar esas cosas en medio del salón traería nada bueno, no señora. Con tanto zangoloteo no hay tuberías que aguante, así que prontito vamos a estar remojando huesitos en el agua.

 

- ¡¿Quée?! , la situación es grave ¿por qué no me avisaste antes? o en su defecto podrías haber intentado hacer tú trabajo en cuanto a las reparaciones – Espeté endureciendo el tono de voz. Estaba por sacarme ronchas la ligereza con que el muchacho se tomaba las cosas – ¿Cuántas personas quedan del edificio?

 

- ¡Qué no soy plomero! soy un valiente guerrero Uzza infiltrado en el personal de limpieza. Sépalo usted. – El muchacho infló el pecho adoptando una postura heroica, totalmente convencido de sus palabras – Nosotros dos y la señorita medio muerta que está sentada allá. De todos modos me voy antes que el agua me alcance, prefiero ver el espectáculo de lejitos. ¡Adéu!

 

Polito se alejó tan rápido como apareció, pero ese se comentario me hizo recordar nuevamente a Mei. Tenía que sacarla de ahí cuanto antes, la torre se había convertido en un verdadera bomba de tiempo, no sólo para quienes nos hallábamos ahí sino también para todos los que estaban cerca del lugar. Si el muchacho tenía razón, la cantidad de agua que se estaba conteniendo en aquellos cimientos podría inundar el ala completa de la Universidad.

 

- Mei, tenemos que irnos ya - Me acerqué rápidamente hasta ella, sujetándola con delicadeza de los hombros para que reaccionara. Hubiera sido más fácil desaparecernos del lugar, pero nadie podía usar ese tipo de magia dentro de los terrenos de la Universidad. Era la primera vez que me arrepentía de haber cedido en aquel decreto.

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Y olía ... olía ...

 

... Pos no era ella porque si el baño de la semana antepasada no había durado a tanto cambio climatológico, sobretodo con aquel chubasco repentino de hace rato (?), seguro que la había deodorizado medianamente ... lo suficiente como para no desmayar a nadie durante el dictado de la clase metereológica.

 

Ó sí?

 

Quizás éso explicase que no todos los compis metereólogos estuviesen juntitos, reuniditos con el resto ... ¿?

 

Y si la atrofia temporal era resultado de inhalaciones gaseosas tóxicas por el estilo?

 

... creyendo que la primera en ser atacada por una de estas mortíferas nubes en expansión era la peli-violeta.

 

- *0* Yo te salvo mana!!!

 

Chilló descomunalmente (cosa regular para con ella) "desenfundando" la varita y apuntándole a ese cúmulo que pretendía comerse a Sagitas (?)

 

Cerró y apretó los ojos tratando de recordar y visualizar en su mente la correspondiente flouritura ... y con suerte, si no vuelven a taclearla para evitar que conjure (!), pos ...

 

[ ... ]

 

Cosa un poco "brava" (=difícil? rigurosa?), aquello de pretender Viento. No era tan fácil como simplemente ¿soplar? y listo. Había que conseguir un micro-clima para generar movimiento y para ello requería tanto de una fuente fría como de una caliente.

 

Xell ya habría provisto sin saber una ; la caliente, al despejar el clima por fuera del aula.

 

La fuente fría, la halló exactamente dentro de éste,

el salón de clase. Gracias a Matt y su granizada mágica. Seguro que

el deshielo allí dentro, le servía de maravillas.

 

Ahora había que azuzar ambas. Una a la vez. Alternándolas y desbalanceándolas solo lo suficiente como para dar con una pequeña brisita ... no quería una suerte de remolino ventoso tipo el que se llevó a Dorothy y a su perrito, al mágico mundo de Oz ... xDDD.

 

Sagitas seguro habría extraído humedad del entorno con su magia, para su neblina, lo que le ayudaba en mucho a la adleriana con ese peligro de aire que quería provocar.

 

Cuanto mas seco, mas árido ... =w= mejor ♥

 

Pero que luego los del Ateneo no quieran hacerle pagar las cuentas por cualquier desastre climatológico

accidentoso, ¿eh?

 

Entonces introdujo el frío. Gas Gelido proveniente de la sala de Metereología Mágica. Empujó la masa caliente del exterior ... éste se resistió y a su vez también empezó a darle de empellones (?) a su contraparte.

 

Frío, caliente ... frío, caliente ...

 

o.O tanto cambio de temperatura se iba a constipar la bruja.

 

Poco a poco el aire se fue arremolinando ... la manipulación de los requisitos había sido primero, ahora venía el dilema ... a ver si podría mangotear (dirigir?) de esa ¿fuerza?

 

Hacia dónde? hacia su hermana, por supuesto (!)

 

Lo conseguiría ó terminarían todos internados en San Mungo?

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Aquello definitivamente no lo habría previsto ni de casualidad. Había hablado demasiado alto, ¡debería haber sido más discreta! Ahora no solo era ella la que medio gritaba como loca, sino también Amya_An y hasta la misma profesora de la clase.

 

Antes de que pudiese lograr entrar nuevamente al aula, Xell había sido mucho más rápida y convocado su varita para luego obligarla a sentarse en la silla que no se había dado cuenta, pero que alguno se había traído consigo para evitar ser aporreado por el granizo muy seguramente. Abrió la boca para protestar, pero no se molestó realmente, estaba frente al cincuenta por ciento de los miembros del departamento de Accidentes, era evidente que controlarían la situación. Si no la descontrolaban antes.

 

Fue curada rápidamente para evitar que siguiera sangrando, ni siquiera sabía cuan fea era la herida y tampoco tenía ganas de saberlo realmente, no le agradaba en lo absoluto la idea de tener que acudir a San Mungo si las cosas empeoraban. Solo dejó que la ayudaran e internamente le rezaba a Merlín porque no tuviese que acudir a aquel hospital de mala muerte.

 

No, solo me duele un poco cuando me tocan, pero no más de eso – le respondió a Elodia para cuando ahora ella había tomado iniciativa en ayudarla.

 

Xell y Elodia parecieron enfrascarse en una pequeña charla la cual realmente no prestó atención, ella estaba más preocupada viendo a Sagitas y Amya alejarse del grupo, a saber lo que tramaban. De pronto, las palabras mágicas la hicieron concentrarse nuevamente en lo que le decían.

 

¡NO! – chilló más alto de lo que quería para luego reír avergonzada y explicar – No, no, no se preocupen, estoy bien, puedo seguir con la clase, no deben llevarme a ningún lado.

 

He tenido heridas peores pensó, echándole una mirada cómplice a la directora de la Academia, aunque tarde, se dio cuenta que en realidad sólo lo había gritado para Elodia, pues Xell ya se había alejado de ellas para ir a controlar al otro grupo potencialmente peligroso. Y en realidad la primera tampoco parecía haberla escuchado. Terminaba de hablar con un muchachito que… ¿decía ser un guerrero «Uxa»? Y ellas también…

 

Dile al chiquillo ese que deje de fumar hojas de mandrágoras, son alucinógenas – le dijo a Elodia en cuanto se le iba acercando. No era un comentario de lo mejor, pero es que aquello la había dejado bastante descolocada.

 

La prisa de la Riddle la tomó por sorpresa, ¿acaso realmente la llevarían al hospital? Era capaz de aprovecharse de sus encantamientos y confundir a la mujer con tal de que no la llevara, pero en cuanto oyó un fuerte ruido proveniente de… ¿era del aula en la que anteriormente habían estado? Creyó entender parte de lo que sucedía.

 

¿Nos reunimos con los demás? – le preguntó, pues la notaba realmente insegura de si seguir o no con la clase… La situación que se estaba dando en el edificio parecía más preocupante, pero peor sería si no aparecían.

 

Sí, debían reunirse con el resto, de otra forma la pobre de la profesora terminaría pensando que algo realmente malo les había sucedido y al juzgar por su anterior reacción, pensaría que terminarían por expulsarla del Ateneo. Ya estaba suficientemente alterada como para que ella ayudara en ello, además, sabía que luego Lisa se las cobraría todas.

 

Se acercaban hasta donde estaba el resto de la clase, aunque bastante separados entre sí, para ver que… ¿ahora alguien estaba creando un tornado? Abrió grande los ojos, comenzaba a sospechar seriamente si saldría o no viva de esa clase.

 

Disculpe, profesora, – habló, dirigiéndose a la muchachita para llamar su atención y que viera que se hallaba bien y ella dejase de ser una preocupación más. Ya tenía suficiente por esos lados – ¿qué debemos hacer? ¿Detener aquello? – agregó, señalando a Amya y su extraña y loca idea de formar ni más ni menos que un tornado.

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Xell llegó a la carrera. No me había dado cuenta de que Sagitas se había extraviado misteriosamente, aunuqe aparecía rato después con la capa llena (llena? bueno,esa era la sensación qeu em daba, como si llevara cosas escondidas en los bolsillos)

 

La prima intentaba recuperar el aliento para indicarnos que la clase iba a continuar alli fuera tras el problemilla de mi granizada en el aula, y con las dos alumnas que no eran de la familia recuperándose aun del susto (y de las heridas qeu Mei había sufrido), nos pedía un poco de espacio entre nosotros para la tarea práctica de crear distintos microclimas a nuestro alrededor.

 

Me mordí el labio inferior. Seguro qeu en realidad venía resoplando poruqe había pasado miedo con la idea de dejarnos a los tres más de cinco minutos sin vigilancia. la vi subir al banco en busca de una mejor visión de todos nosotros, en especial de la tía y Sagitas, a quienes había pedido mayor distancia que a los demás, por seguridad según ella.

 

En los ojos de Sagitas hubo un brillo especial antes de que creara una densa niebla a su alrededor. Desde luego tenía un buen dominio de la meteorología, y no iba a ponerme a sospechar que tramaba algo con aquella estrategia (que inocente seguía siendo a veces...)

 

Decidí que iba a crear lluvia. Total, si había granizado, no debía ser mucho más difícil. Apunté con la varitas hacia arriba y tras murmurar el hechizo esperé un poco...

 

Y comenzó a llover! No tardé en estar empapado pero feliz, y es qeu lo había hecho no solo a la primera, sino que había conseguido no herir a nadie en el intento.

 

Hablando de heridos...Mei y Elodia se acercaban para continuar la clase con nosotros. Otro pequeño alivio, ya que eso significaba que las heridas no habían sido mortales (que trágico....)

 

Pero la cara de Xell tras el gesto de Mei, aunado con el viento que comenzaba a arreciar me obligaron a volverme a mi izquierda....

 

- Tía! no hace falta que crees un tornado! si quieres volar, puedo llevarte a dar una vuelta sobre Drago más tarde!

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Me subí al banco para verles desde arriba. Yo era alta y así les sacaba un buen trozo desde el que veía a todos a la vez. El corazón me iba a 100, o a mil, ya no sé. Estaba nerviosa, aunque tal vez sin motivo, pues la clase estaba funcionando bien. La tía Sagitas había preguntado por la Señorita Delacour, preocupándose por su salud. Era todo un detalle, contando que había sufrido heridas provocadas por algunos de ellos. Sólo me retenía pensar que Matt lo había hecho sin querer, cosa que no creería de Sagitas o de Amya_An. Le contesté que estaba mejor, aunque aún no estaba del todo segura

 

Sagis hizo un perfecto día nublado, aunque me pregunté de todos los cambios posibles hubiera elegido la Niebla.

 

- Muy bien, tía Sagitas - aplaudí ante su esfuerzo. Era ella una bruja excepcional y, además, mi maestra. Era normal que lo hubiera hecho a la primera y sin dudar. - ¿Veis? Tal vez en algún momento necesitéis crear una bruma que os proteja de alguna situación, o a alguien. Aseguraros bien del movimiento de muñeca y podréis cambiar lo que queráis. Recordar, Meteolojinx Encanto para provocar el cambio, un Finite o un Meteolojinx Recanto para acabarlo.

 

Me relajé un poco, todo iba bien, hasta la Directora de la Academia me lo había dicho. Era cierto que las tías no habían ayudado mucho, pero ella había aprobado los grilletes, algo que tendría en cuenta si volvían a entorpecer la clase. Y no me iban a despedir. Por ello me sentí mejor mientras oteaba las cabezas de los alumnos. Parecían tener valor y confianza en ellos mismos. Matt también lo había conseguido y hacía llover. Estallé en carcajadas.

 

- ¡Lo siento, lo siento, se me olvidó! Es bueno usar hechizos complementarios como el Impervius. Es bueno hacer llover, pero no tener una gripe por no saber protegerse.

 

Las risas seguían cuando vi que llegaban las dos Directoras. Lancé un suspiro de alivio y me sentí más feliz al verlas incorporarse a la clase. Volví a aplaudir un poquito, satisfecha de que no hubiera sido nada.

 

- ¡Bienvenidas! Estamos practicando cambios climatológicos sencillos. - Deje de hablar para atender sus palabras. ¿Detener? ¿Qué había que detener? - ¡Oh, por la Diosa Gea! ¿Es que no puedo dejar de mirar ni un segundo seguido, tía Amya?

 

Me bajé de un salto del banco y corrí a interponerme entre aquella masa de aire giratorio y la tía Sagitas, quien no podía ver nada, escondida en la masa de niebla.

 

- ¡Sagitaaaaaas! ¡Sal de ahí, SAL! ¡Meteolojiinx Recanto! - esperaba que fuera suficiente pues los tornados son mezquinos, se rebelan contra su dueño y adquieren fuerza propia. - ¡A cubierto, todos a cubierto!

 

Moví la varita en dirección contraria al movimiento del tornado que se acercaba a nosotras. ¿Qué estaba haciendo la tía que no salía de la bruma?

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