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Meteorología Mágica


Xell Vladimir Potter Black
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¿Quién hubiera dicho que la meteorología mágica resultara tan compleja? Bueno, al menos mis compañeros de esa clase de pos grado y yo estábamos seguros que la complejidad se debía más a quien la utiliza, sobre todo si son los Potter Black quienes están involucrados.

 

Todo había vuelto a la normalidad durante un momento, Elodia llegó con Mei asegurándonos que todo estaba mejor, sin problemas o heridas graves; Sagitas había creado una niebla de manera perfecta y Matt, mi sobrino, estaba empapado por una lluvia que cayó sobre él. Todo estaba demasiado bien y eso me había dado miedo, sin embargo no hice más que seguir con el aprendizaje antes de que las cosas dieran un giro por lo que aclaré mi garganta y lancé el conjuro.

 

- ¡Meteolojinx Encanto!

 

Miré arriba de mi y comprobé que un hermoso arcoiris había aparecido. Si, preferí usar algo más sencillo que todos porque iba comenzando con esto, además, Xell había mencionado sobre el esfuerzo y la energía que consumía, no quería doblarme de cansancio a la primera y un pequeño efecto de luz era perfecto... aunque debía de aceptar que si me había dado un poco más de hambre, pero sólo un poco.

 

Me giré hacia mis compañeros de clase y poder presumirle a la profesora lo que había hecho y escuchar sus comentarios cuando, de pronto, un tornado se formó en el lugar e iba directo a la mancha de niebla que era mi hermana, la payasa. Ahí vamos de nuevo.

 

- ¡Meteolojiinx Recanto! ¡Finite Incantatem!

 

Debía de ayudar en lo que podía y, después de que mi sobrina lanzó su conjuro, le ayudé haciendo lo mismo con el meteolojinx y agregando un finite ya que recordaba que eso podía ayudar. Tal vez al ser dos magos quienes estén detrás de la finalización de un encantamiento como ese podría ser más sencillo. Tal vez, pero sólo tal vez, aún no tenía tanto manejo del clima como otros presentes.

 

No, no me podía arriesgar, tenía que moverme.

 

En seguida corrí hasta la niebla y, de un golpe seco, choque contra mi hermana rodando en el suelo al momento de caer; al menos nos estábamos alejando del camino del tornado por si no desaparecía a tiempo ya que no quer´´ia una hermana voladora. Cuando me giré a ver el rostro de Sagitas, mis preguntas sobre su estado físico quedaron borradas en un segundo.

 

- ¡¿Estabas comiendo?! - No podía creérmelo, todo por tener un espacio de entremés.

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¡A eso le llamo yo Operación Camuflaje! El bocadillo de fuet sabía a gloria, con la espalda pegada al árbol y con los ojos cerrados, saboreando el embutido. No había nada más en el mundo que aquel momento. Ay... Lo malo es que duró poco.

 

Estaba escondida en un muro de niebla, opaca pero vaporosa, con lo que podía oír a mi familia. Tal vez no de forma clara, pero sentía lo que decían. Por ejemplo, oí chillar a Amya algo así como que ella me salvaba y solté un sonoro "JA". Como si no la conociera, ella lo que pretendía era comerse mis bocadillos y, nanai de la china, no iba a caer en eso. Así que no le hice ni caso y seguí comiendo. Me llegó el halago de la profa. Ay, si Xell supiera que estaba allá escondida para no compartir la comida, seguro que me daba un rapapolvo.

 

También sentí los pasos de gente que caminaba cerca. Ni me inmuté. Si eran estudiantes, ya se darían cuenta que estábamos haciendo ejercicios, así que mejor que no se acercaran; estando cerca de nosotros peligraban. Solté otra risotada y otro mordisco... Después sentí la voz de una mujer que identifiqué enseguida como la de Mei.

 

-- Vaya, sobrevivió al granizado...

 

Otra sonrisa y otro mordisco. Leñe, qué pequeños eran los bocatas de la cantina de la Universidad. Busqué en el bolsillo de mi capa y encontré otro. Este era de paté de pato. Solté un "huuuuum" y saboreé tal especial bocado. Me saqué la capa y la dejé en el suelo, con el bolsillo de los bocatas sobrantes hacia arriba, para poder cogerlos sin tener que buscarlos. Sentí que Mei decía algo de detener a alguien. Supuse que a Matt, por haberle granizado encima. Arrugué el ceño. Como abusara de su poder de Jefa del Ministerio iba a protestar y mucho, allá era la Universidad, no se podía entrar como Poli en el recinto académico. Hum... Pegué un mordisco con rabia. Vamos, tocar a la familia, pues se iba a enterar de lo que vale un... ¿Ein?

 

Ahora lo oí, a la vez que la voz de Matt gritaba algo sobre un tornado, el ruido fuerte del viento que se hace más y más potente inundó mi espacio de seguridad dentro de la niebla.

 

-- ¿Ein? -- volví a decir, en voz alta, para oírme a mí misma ya que el ruido ahora era inconfundible. Me puse en pie y moví la varita haciendo zig-zags en el aire, para disolver un poco la niebla. -- ¡¡Miér...coles!!

 

Mi grito quedó diluido por el torbellino de aire que se dirigía hacia el lugar donde yo estaba. Y la lerda de Xell corría hacia mí, interponiéndose en el camino del torbellino de aire.

 

-- ¡Demonios barbudos! ¡No sirve un Meteo ahora, Xell! Se ha hecho demasiado independiente.

 

Quise correr hacia ella y empujarla fuera del alcance del tornado, pero algo chocó contra mí y me caí, rodando por el suelo. Me di de lleno contra el suelo con la clavícula y sentí un crac que en un principio sonó feísimo, antes de que el dolor me alcanzara. Me quedé sentada en el suelo, viendo como el tornado arrasaba el lugar donde antes había estado y se llevaba de cuajo el árbol en el que me había apoyado. Me levanté, sujetando mi hombro derecho con la mano izquierda. Tenía que usar la varita con la mano zurda, lo que me quitaría precisión. Señalé el aire que se acababa de llevar el árbol donde hacía unos instantes había estado apoyada. Estaba blanca.

 

-- Jo, mano, tenía hambre... ¡Eh, espera! Yo no soy quien ha provocado esa masa de aire circundante... -- protesté. -- Xell, esto sólo vamos a pararlo con muchas varitas. Está girando muy deprisa y... -- mirada nerviosa hacia la Directora. -- Creo que se dirige hacia las clases, ¿no? Hacia la Torre, arrasando todo a su paso...

 

Y entonces me puse a gritar. No sería yo si no le gritara a mi hermana.

 

-- ¡Amya_ An Adler BlackGoldKlee! ¡Maldita bruja! ¡¡Te has llevado mi capa con todos los bocadillos dentro! Te mereces la peor tortura del mundo, mala bruja.

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Y creemos que quizás Xell debió imponerles, mínimo, 100 metros de radio,

además de levantarles individualmente, a cada uno, una especie de barrera mágica para contenerles

y que no se catastrofeasen entre sí (?)

 

- Rayos! como que no debí agrandarme las ropas para verme mas hippie ...

 

La bruja se distraía porque el Airecito, como que le empezaba a levantar las prendas ahora holgadas (!). No era que se sintiese pudorosa cual doncella de cuento, no xDDD, pero las féminas tienen sus cositas ... y siempre son suyas, así que la decisión de a quién se las muestren, pos ...

 

Sin darse cuenta (sí, cómo nó), descuidó la velocidad de rotación entre ambos elementos (aire frío y aire caliente).

 

Entonces se distrajo aún mas con el comentario de Matt.

 

- OwO Drago??? =w= algún artista buen mozo que me puedas presentar?

 

xDDD. Craso Error! atontarle el seso con pensamientos poco ATP (!)

 

Se volvió emocionada para que el peli-rojo le dijese mas sobre aquel Drago que ella ya alucinaba próxima víctima, *ejem*, persona interesante por conocer?, y fue así que, en ese instante, fue lanzada hacia atrás.

 

Seguro que a Xell le habría fallado la puntería con tanto salto de Sagitas alrededor suyo

(mentira, que por poco y se van a turistear al otro hemisferio cortesía de masas aéreas accidentosas). Pero el tiro Ishaya,

el cual seguro solo le había cambiado la rotación al coso, es decir, aparentemente se apaciguó ...

al menos hasta que volvió a agarrar velocidad (sentido contrario?)

ya que nadie le cortó el suministro de ambas corrientes (la calientita y la friecita) y

contra-atacó ...

Anyway ... ése último embrujo causó una especie de onda expansiva de impacto (?)

 

Tal vez el golpe invisible (pues "hablamos" de aire) no era para tanto en realidad, pero ella cayó, mas que nada,

porque perdió el equilibrio, con lo debilucha que es y estaba, xDDD ...

*0* y allí venía el meollo del asunto!!!

 

Sin querer queriendo se le disparó la varita (aunque no fuese muy legal la cosa), desatando la nubosidad, ¿sin intención?, de Matt y entonces ésta se expandió haciendo de techo denso por sobre sus cabezas que fungió como corcho para embotellar el desastre metereológico cocinándose por debajo (!)

 

Así, aire re-calentado acumulándose peligrosamente como en olla a presión siendo aún alimentado por la corrientita fría del cuarto metereológico de la torre ... o.O había piscina en la azotea???

 

Seguro que el viento aprovecharía para hacer una bonita y refrescante marejada,

también prontita para arrasar, desde allá arribita.

¡?

 

Y para grandes males ... =w= "santos" remedios ♥♥♥

 

Quien sabe cómo pero como que volando, le llegó la capa golosinera (porque traía los bolsillos llenos de dulces?) de la peli-violeta.

... Además también le servía para no mojarse con la lluvia invocada ... ¬¬ ´ *@#%&$*

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Alli se mascaba la tragedia. Xell intentaba detener el hechizo con un finite, pero como no, a la tía Amya se le había ido "un poco de las manos" (pero solo un poquito eh) el tornado, unido a la distracción qeu la mente de la tía había sufrido al oirme hablar de Drago pensando que era una persona.

- Es el dragón de la Potter Black tía - le dije riendo.

 

Pero el momento no estaba para demasiadas risas. No había quien detuviera aquel accidentillo meteorológico....y menos mal qeu el tío Ishaya estuvo rápido y se lanzó contra la niebla que había creado Sagitas, apartandola en el último momento del camino del tornado. Amya en un último intento de controlarlo (de verdad?) había conseguido expandir mi pequeña lluvia, cubriendo las nubes negras todo el cielo, empapándonos a todos (aunqeu uno ya estaba bastante empapado de por si)

 

- Estás bien mamá? - pregunté corriendo hasta ella. Estaba pálida y se sujetaba el hombro derecho con la mano izquierda. Supuse qeu era alguna fractura, aunqeu no parecía dislocado. Por eso le apunté con la varita y murmuré un par de episkeys.

 

- Si todos lanzamos un finite funcionará? - pregunté. El tornado se dirigía feliz hacia la torre....

 

pobre universidad. Apenas un mes abierta y ya la íbamos a tirar abajo.

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No llegué a tiempo de salvar a la tía Sagitas. El Tornado llegó antes al lugar donde ella estaba recubierta con la niebla. Pero la diosa Gea actúa con medios insospechados e hizo que el Tío Ishaya llegara antes que yo, salvándola. Sin embargo, la vi caer y torcer la cara en un gesto de dolor.

 

- ¡Tía, tía! ¿Estás bien?

 

No lo estaba, aunque hubiera estado peor si la hubiera llevado el tornado, como se llevó el árbol. Juraría que la Directora de la Universidad había dicho que había dos árboles en aquella explanada. Ahora sólo había uno y un gran hueco de donde se había desgarrado de la tierra. ¡Pobre árbol!

 

- Responde tía, ¿te encuentras bien? - dos alumnas heridas, ahora no tenía escapatoria. Sería despedida sin más miramientos, a pesar de las buenas palabras de Elodia unos minutos antes, cuando aún estábamos en la Torre de Enseñanza. La tía habló por fin, aunque no era lo que me esperaba. La zarandeé, enfadada. - ¿Estabas comiendo? ¿Mientras te atacaba un tornado? ¿¡Estás loca!?

 

A pesar del enfado, la tía tenía razón en lo que había dicho antes: el viento se había huracanado, haciéndose demasiado independiente. Mientras la tía le chillaba a la tía Amya (¡que se mataran, me era igual!) pensé con fuerza, pensando en una posible solución. Bueno, era huracanado, si hiciéramos girar el aire en el sentido contrario y mientras no hubiera una tormenta que multiplicara el problema por dos...

 

- ¡Tía Amya! ¿Es que me lees los pensamientos? - grité, ya con los nervios destrozados. Justo lo que no quería que pasara, la tía acababa de provocar una tormenta gris y escabrosa que se unía al tornado. Era sufrir en vivo aquellas imágenes imposibles de la época de tornados en el Caribe. - ¡Oh, Matt, eres un Sol!

 

Me acerqué a mi primo, quien acababa de curar a la tía Sagitas con varios Episkeys, Le di un gran beso en la mejilla; esperaba que no nos viera su novia Heliké o aún haría estallar algo por los celos.

 

- ¡Tienes razón, si lanzamos todos un Meteolojinx Recanto, podremos pararlo! Pero por partes. Aquí, grupo, somos la brigada de salvamento así que vamos a trabajar todos unidos.

 

Ahora me comportaba como la Profesora que debía ser siempre, al mando de la situación.

 

- Hay dos grupos climatologícos a combatir, unidos uno sobre otro. Pero nos os confundáis, hay que resolverlos por separado. Así que un grupo intentaréis parar la tormenta. Sobre todo, limpieza en el movimiento de varita y unir los gritos del hechizo todos a la vez. Si llegaran a caer rayos, debéis atraerlos hacia zonas no pobladas, es decir, alejarlos de la Torre. Es fácil, tengo tarros atrapa-rayos aquí, en la capa.

 

Menos mal que había tenido la precaución de salir de la clase con todo lo que había traído. Los puse encima del banco en el que me había subido momentos antes.

 

- Tomarlos, ir con precaución, sólo tengo un par de guantes, así que sólo dos podréis usarlo uno, para sujetar el tarro. Os podréis quedar los rayos si recolectáis alguno. Los guantes son de vuelta, que los pedí prestados. Pero hay que evitar que la torre caiga, ¿Entendido?

 

Miré a todos los presentes, Amya, Matt, Ishaya, Elodia, Mei... Después miré a la tía Sagitas y le imploré con la mirada.

 

- Tía. El viento huracanado sólo podemos frenarlos con... una ceremonia de las nuestras a la vez que hacemos el contrahechizo. ¿Quieres bailar conmigo?

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Amya_An veía mover los labios a la rubia pero su seso estaba distraído masticando el resto de dulce de los bolsillos de la capa de la peli-violeta ... es que se le había bajado el azúcar y pos, primero lo primero, había que llenar el tanque (?)

 

- Rayos? quieres rayos?

 

Uhmmmm, como que la bruja entendía solo una octava parte de lo que se hablaba allí.

 

Se buscó como por reflejo su llamador de rayos (como Sagitas le decía, pero, nah, era una simplita Daga que ni filo tenía ... era casi un llavero, ¿?), pero paró la búsqueda en cuanto Xell empezó a sacar y repartir ¿tarritos?

 

- No me preparé para un exámen sorpresa de orina, sobrina.

 

¿?

 

Bueno, si hubiera sabido con anticipación de que para pasar el curso de la Vladimir, era necesario Dar Negativo en un coso Toxicológico, pos se hubiese puesto en abstinencia días atrás (?)

 

TwT Qué injusto!

 

¬w¬ la profa no les daba la venia para echarse abajo la torre ; OwO y ella que quería bailar y brincar alrededor de ésta ;

♪♫ La Torre se va caer, va a caer, se va a caer ♫♪

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Rápidamente se apartó corriendo, alejándose de la dirección que había tomado el tornado creado por Amya y se había llevado a Elodia a rastras consigo. La situación se estaba saliendo de control nuevamente, pero esta vez a niveles insospechados. Observó la situación desde lejos, era demasiado, y ella aún algo atontada como para ayudar.

 

Suerte que los demás eran más rápidos que ella, por lo que Sagitas había sido salvada por los pelos violetas esos que tenía, pero aún faltaba el problema principal, mas uno extra que acababa de surgir. Observó con el ceño fruncido a la creadora principal del problema, ¿tenía algo contra Xell? La estaban sacando de quicio a la pobre.

 

En cuanto la profesora dictó las órdenes a seguir, se acercó hasta donde estaba, sacando su varita y sujetándola fuertemente, sintiendo el viento silbar en su oído de forma que la aturdía. La tarea no era nada sencilla, costaría demasiado e incluso más de lo estrictamente necesario. Bueno, para cualquiera que le temiera a la caída de un rayo.

 

Recibió uno de los recipientes que se iban pasando entre ellos y observó de forma cómplice a Ishaya y Elodia. Paladines, como sólo ellos, si tenían la suerte de que cayera un rayo podían aprovechar toda esa energía infinita para aumentar su poder, e incluso canalizar la energía para aumentar la potencia del encantamiento. O bueno, por lo menos eso podía hacerlo ella, no sabía los demás. Con la última clase de Encantamientos se lo habían machacado bastante. Una duda cruzó por su cabeza, ¿ellos podían funcionar para atraer a los rayos y evitar que le diera a alguien más?

 

Caminó, alejándose de los presentes, aunque procurando tener próxima a ella a Elodia e Ishaya, mientras más próximos estuvieran, sus energías más fuertes se harían de por sí. Giró la varita entre sus dedos y rápidamente la apuntó al cielo.

 

Meteolojiinx Recanto – exclamó, una, dos, tres y varias veces más.

 

Pero nada pasaba, por lo que miró a su alrededor. Nadie se movía aún, ¡y ahora se ponían lentos! Volvió a centrarse en su problema principal, hasta que sintió un escalofrío recorrer su espalda. Era una sensación no experimentada antes, y al segundo después, varios rayos se entrelazaban por las nubes, dejando sordos a todos por el trueno ensordecedor que había causado.

 

¡CUIDADO! – chilló, notando a Amya y Matt distraídos y quienes aún permanecían próximos uno de otro.

 

No, aún no había sucedido nada como para justificar aquel grito, más parecía una loca que otra cosa, sobre todo cuando corría a toda prisa hasta ellos, pero luego sucedió. Un rayo del grosor de la pierna de un humano promedio cayó justo en la posición exacta donde anteriormente había estado Matt, pero donde ahora se encontraba una Mei en el suelo y convulsionando luego del impacto.

 

Ah, maldición, duele, duele, duele se quejaba internamente, no había previsto que fuese tan grande y sobre todo, doloroso, pero y aún así, no había recibido herida alguna en esta ocasión, aunque por las dudas se palmeó la cabeza, la nuca hasta bajar por la espalda. Todo en orden, esta vez estaba entera. Y más llena de vitalidad que nunca antes en su corta vida. ¡Había funcionado! Aunque a un precio alto, el rayo casi se había cobrado al muchacho.

 

¿Estás bien? – le preguntó cuando estuvo cerca de él y tendiéndole una mano para ayudarlo a ponerse en pie, luego de levantarse como si acabara de despertar de una incómoda siesta en el suelo y fuese lo más normal del mundo que un rayo le cayera a uno. O lo recibiera.

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Y, de repente, todo cambió.

 

Apenas escuché los truenos en el cielo y me topé con la mirada de Mei, pude entender lo que pasaba por su mente; miré de reojo a Elodia y asentí, al parecer la energía eléctrica en el exterior nos ponía en una misma sintonía. Mi varita me ayudaría a realizar el encantamiento meteorológico mágico, pero para los hechizos de la Orden de la Mano de Plata no la necesitaba, eso ayudaba a la concentración.

 

Una breve impedancia logró cubrir el cuerpo de los tres paladines para aprovechar mejor la energía de los rayos, cualquiera que saltara, aunque cayera uno lejos de nosotros, las ondas eléctricas nos llenarían de vitalidad y fuerza, de gran poder para aumentar nuestras posibilidades de parar aquel tornado que tesaba saliéndose de control y crecía a cada segundo. Aunque, claro, no podíamos adivinar el curso de las cosas y Matt, mi sobrino, salió volando por los aires mientras mi compañera Delacour recibía directamente el poder magnífico de la naturaleza y, por consecuente, a la Evans y a mi nos golpeo la onda absorbiendo el resto de energía esparcida.

 

Que Xell y Sagitas hicieran su baile para controlar la tormenta, teníamos el aumento de poder necesario los tres para calmar al tornado si nos movíamos con rapidez antes de que las cosas dieran otro giro inesperado.

 

– ¡Meteolojiinx Recanto!

 

Lancé el conjuro al mismo tiempo que mis dos compañeras guerreras, moviendo la varita con precisión mientras seguía sintiendo aquel poder fluir en mi cuerpo. Por un momento el tornado parecía desaparecer, ya que habíamos detenido un momento su velocidad, pero recobró su forma aunque más delgada. Estaba funcionando, el aumento de poder que habíamos recibido nos estaba ayudando. Nuevamente miré amis dos compañeras y, a la señal, los tres conjuramos el encantamiento.

 

– ¡Meteolojiinx Recanto!

 

Nuevamente se detuvo el tornado durante un par de segundos pero. esta vez. al recuperar su movimiento giratorio parecía nada más un simple hilo de polvo que comenzaba a borrarse. Lo habíamos detenido. Sonreí fugazmente a mis dos compañeras y corrí hacia donde estaba Amya y Matt, ambos aún expectantes de lo que estaba sucediendo y, bueno, no podía negar la sorpresa de vera Mei recuperarse (o sobrevivir) al impacto de un rayo.

 

Examiné rápidamente a mi sobrino y comprobé que estaba completamente sano, después le sonreí de manera incómoda... hacia mucho tiempo que no nos habíamos visto y esta no era la mejor manera de recuperar nuestra relación.

 

- ¿Todo bien? - Dije de inmediato. - Creo que al menos podemos decir que no matamos a la directora de la Universidad y eso ya es mucho si consideramos todos los obstáculos.

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¿Qué hace un niño cuando le quitan un caramelo? Llora. Pues así me sentía yo en aquel momento, mojada y sin bocadillos que meterme en la boca. Y la misma Xell había dicho que era necesario ir bien comida para conseguir mejores resultados en los cambios climatológicos. ¿Y la bruja de mi hermana me privaba de ese aporte de energía? Intenté cruzarme de brazos pero me lo impidió la clavícula rota. Protesté por lo bajo, mejor que nadie sepa lo que dice que no es respetuoso hacia ella, así que sólo se oyó un murmullo malhumorado.

 

Lo peor de todo es que no puedo mantenerme mucho tiempo enfadada con esa mujercita pues ella vive en su propio mundo y ni cuenta se dio que estaba a punto de girar la varita hacia ella para dirigir una de las nubes de tormenta que había creado por encima de su cabeza. Sólo pensaba en ese Drago y en tirarle el guante para casarse con él, o al menos para amordazarle y tenerlo bajo sus garras en el sótano de la Mansión Adler. Pocos conocen el corazón interno de mi hermana, ahí donde la ven tan buenita y poca cosa... Que se preparen cuando se quite la máscara y demuestre su espíritu Slytherin, será aún peor que ahora...

 

-- ¡Mana! Ni se te ocurra probar uno sólo de... ¡Serás bruja, ni caso me hace!

 

Dilema, gran dilema... ¿Matar a mi hermana por comerse los bocadillos y dulces con los que atiborraba los bolsillos de mi capa o ayudar a desplazar la tormenta de la torre de la Universidad? Era una dificil elección... Estaba de acuerdo con Xell, estaba demostrando ser una gran experta en Meteo y sabía manejar la situación. Pocos se hubieran dado cuenta que eran dos los elementos a combatir y me pareció muy correcta la forma de combatir la situación.

 

-- ¿Qué baile? ¿Ahora? ¿Una tango tal vez? -- No era una burla, sólo quería distender un poco la situación, mojada y tormentosa.-- Está bien, pero no traigo la ropa adecuada. Hum...

 

Vale, todos teníamos una orden de la profa así que no tocaba más que obedecer. Me solté la melena. Es decir, tras mi sanación gracias a Matt, lo que tocaba era ayudar a Xell, así que tomé la varita que, como siempre, había puesto de forma mecánica en el pelo; de ahí que me solté la melena y la varita fue asida firmemente por mi mano derecha. Moví un poco en círculos el antebrazo y funcionaba perfectamente. Mejor. No podíamos tener ni un solo fallo en aquel momento.

 

Mei se encargaba, junto a los otros, de los rayos. Uno de ellos dio de lleno en el lugar que un momento antes estaba Matt y pareció que le daba. Pero no dio a nadie. ¿O sí? Juraria que había visto erizarse el pelo de la Directora del Gabinete del Primer Ministro pero después se levantó como si nada. Más tarde lo comprobaría, ahora me tocaba bailar con el viento. Qué lástima que en aquella clase sólo fuéramos dos sacerdotisas, si estuviera Reena sabría que podríamos con ello sin lugar a dudas.

 

-- Bueno, muchacha, tú empiezas y yo te sigo, que para algo es la profa. Directora Elodia... Espero que tenga un buen seguro porque... ¡esto pinta feo!

 

Y empecé a mover la muñeca, a la espera de la orden de Xell. Era importante que lo hiciéramos juntas, coordinadas. Respiré hongo, olía a lluvia y electricidad en el aire. Solté el aire poco a poco. Le hice un guiño a Ishaya. Su arco iris había quedado apagado por todo lo sucedido después, pero me daba confianza en que dominaba los hechizos. Siempre había sido un gran mago.

 

-- Estoy lista, sobrina.

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¡Y yo que pensaba que era una profesora pésima! ¡Mis alumnos eran maravillosos! Bueno, tal vez la tía Amya fuera un despiste con patas larguiruchas y entendiera todo mal, pero aún así, aún queriendo rayos, sabía como tratar tormentas. Al menos como crearlas. Tendría que pensar eso para decidir si aprobarla o no, porque era muy buena con la meteorología pero era un peligro para el resto del mundo mágico y del no mágico. La directora del MM, Mei, estaba siendo muy buena también con los rayos, aunque hubiera ingresado tarde en la clase. Tenía una forma particular de recogerlos, incluso pensé que le había alcanzado uno de ellos, pero se levantó como si nada, sana y salva. ¡Ay, tendría muchas cosas que contarle a Lisa esta noche, sobre todo que su Jefa era inmune a todo y que seguramente era una Eterna. También me podía sentir orgullosa del tío Ishaya, de su dominio de la varita y su capacidad para crear arcoiris y parar un tornado, algo que consiguió, aunque sólo fuera unos minutos. También estaba orgullosa de la tía Sagitas, aunque ella siempre había dominado los elementos, como Suma Sacerdotisa y como anterior profesora de mi asignatura.

 

Aunque ahora no debía pensar en las notas sino en salvar la Universidad. Sagis accedió a ayudarme (¡qué remedio le quedaba! No estoy segura que hubiera podido negarse) y me indicó que estaba lista.

 

- Empecemos pues - le dije.

 

Bailar ante una tormenta es difícil. El agua, los rayos (los cuales esperaba que mantuvieran a rajatabla el resto de alumnos o acabarías chamuscadas), la fuerza del viento..., todos estos elementos estaban furiosamente entremezclados. Aún así, empecé con los movimientos de las manos que comenzaría un aire leve, entre ellas, moviéndose de una a otra como una suave corriente de viento que iría agarrando fuerza y se uniría al de la tía Sagitas. Juntos, la corriente iría a la búsqueda del tornado formado por la tía Amya y el choque provocaría la frenada antes de llegar a la arquitectura académica.

 

O eso esperaba...

 

- El aire hacia la izquierda, tía - le recordé, un dato importante para contrarrestar la otra masa de aire.

 

Me moví, la varita en mi mano, girando las muñecas y rezando a la Diosa Gea para que nos concediera el favor que necesitábamos. Bailé,con el cuerpo, con las manos,con el alma, repitiendo el contrahechizo una y otra vez, tan concentrada que no pude ver nada de lo que hacían los alumnos a partir de ese momento. Pero confiaba en ellos.

 

Nos iba la vida en ello.

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