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Encantamientos III


Ky.
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Encantamientos.



Caminaba por los pasillos de la mansión Malfoy, ideando su primera clase de Encantamientos. Jamás a lo largo de su vida se había visualizado dentro del Ateneo y mucho menos impartiendo ese conocimiento, pero para todo en la vida siempre había una primera vez y esta era una de ellas. Inhalando profundamente y con un poco de miedo por no poder transmitirles a sus pupilos algunos de sus conocimientos, tomó un pergamino y una pluma; debía indicarles el lugar y la hora de inicio de la clase: la mansión Malfoy a las 11 hrs

Amarró su larga cabellera con una goma y bajo a preparar el jardín de la casona. En cuanto los alumnos tocaran el césped, este los llevaría al lugar más visitado por muggles en fin de semana, un parque de diversiones. Estaba tan acostumbrada a los lugares llenos de personas no mágicas, que precisamente por eso había elegido ese sitio, era el ideal, porque además de encontrarse en otro continente, la diferencia horaria facilitaría su estancia, al estar cerrado y completamente solo para ellos.

Bienvenidas, Soy Elizabeth Malfoy, la mañana de hoy y a lo largo de lo que dure esta fabulosa clase, seré la encargada de certificar que pueden adquirir el conocimiento de Encantamientos. Deseo que lo pasemos increíble y nos divirtamos mucho. Como se lo han de imaginar, ustedes son mi primera clase, así que al término del curso me encantaría una retroalimentación por parte de ustedes.

Permaneció callada por varios minutos, y observó el lugar en donde se encontraban, esperando a que alguna de sus alumnas tomará la palabra para presentarse a sí misma y posteriormente las demás hicieran lo mismo, porque saber su nombre era lo menos que podía esperar tras el tiempo que pasarían juntas, porque volver a Londres esa misma tarde, no estaba dentro de sus planes. Y lamentablemente para sus alumnas, sus planes se verían cumplidos por la ayuda de su ex jefa,que había aceptado colocar un hechizo antiaparición, para que no salieran huyendo de la clase.

Bienvenidas a México, —movió su varita y en el aire apareció un mapa de aquel país latinoamericano, donde se encontraba el parque de diversiones en el que iban a poder certificar que sabían utilizar encantamientos. —Son las 6 de la mañana, lo que indica que faltan 2 horas para que los primeros muggles aparezcan a los alrededores y quieran entrar al parque, así que —el antiguo mapa que flotaba en el aire se había convertido en tres pergaminos con una lista de actividades que debían hacer. —Mucha suerte chicas, recuerden que nos debemos mantener al margen de estos seres no mágicos. —les entrego una lista a cada una y se dio media vuelta caminando al interior del parque.


Era la primera parte de todas las cosas que les tenía preparadas, mientras subía a lo alto de una de las más famosas atracciones del parque, miró como varios dementores aparecían para complicarles su misión, deseaba verlas trabajando bajo presión y obviamente, deshacerse de aquellos lindos amiguitos no estaba en la lista de lo que en teoría debían hacer. Sin embargo, esa era parte de la emoción de la clase, jamás saber qué les depararía la siguiente consigna.

Editado por Sam Claflin

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Su pulso se había normalizado de un momento a otro, ya no podía percibir la calidez de la sangre que estaba succionado del cuello de ese joven. Ahora era una estatua de piedra gélida e inexpresiva, carente de una sonrisa angelical o brillo en sus hermosos ojos azules, ya que el mar bravío que solían proyectar, ahora estaba en calma como un riachuelo abandonado en medio de una zona boscosa-¡¡¡ Excelso !!!-siseó arrancándole el único rastro de aliento que quedaba en sus labios-Sabes a deseo-asintió dejando el cuerpo tendido sobre el suelo adoquinado. Nueva Zelanda era el nuevo patio de juegos de la Malfoy, suculentos muggles se pavoneaban dentro de aquel país, despertando de cuando en cuando su sed de sangre fresca e impura-Es lo que hay-rodeando sus orbes lapislázulis sintió que estaba pasando por alto un suceso importante.

 

-¿Qué estaré echando en saco roto?...-inquirió percibiendo un pinchazo en su cuello-¡¡¡ Demonios !!!...-recordando el tatuaje de dragón que tenia grabado en su nívea piel-Claro, claro, ya esta-dándose unos golpecitos con su dedo índice en la barbilla dio con el trozo de pergamino que recibiera esa mañana-Encantamientos-aquella palabra salió de sus labios como una flecha veloz que cortaba el viento-Es hora de tomar una nueva clase-acomodándose su capa de viaje sobre los hombros desapareció en medio de una espesa neblina oscura. Londres era su destino, ya no podía evitar volver al sitio que la vio nacer hace 26 años. No le agradaba la idea de tener contacto con el clima gélido de esas tierras, no le acababa de cuadrar, el tener que volver a pisar el sitio que tuviera que abandonar hace ya casi 6 meses-Tiempo al tiempo-siseó tras aparecer dentro de los jardines de su hogar-Mi amado hogar-rodeando sus orbes lapislázulis se vio arrastrada por un torbellino que la engullo en el acto.

 

-¿Qué demonios?...-un paraje diferente al que solía conocer le daba una sobria bienvenida-México-musitó tras leer el nombre en el mapa que apareciera en su diestra-No vamos a subir a todas estas atracciones para marearnos hasta el cansancio o ¿si?...-canturrió dedicándole una ligera reverencia a su profesora-No planeo ir saltando de un juego a otro, ya que mi idea de pasarla bien-esbozando una lóbrega sonrisa en sus labios continuo con su perorata-Es un poco más oscura y siniestra-confesó desapareciendo en una voluta de humo su capa de viaje-Pero no estoy en posición de pasar por alto lo que tenga planeado para nosotras-reculó con sobriedad-Me agradará ver lo que tiene debajo de la manga, no dudo que sea algo que nos haga sudar frio en todo momento-aseguró apareciendo su oscura varita en su mano-Estoy lista-afirmó sintiendo la fría hoja de su katana rozar su espalda. Había decidido ataviarse con un corsé que iba anudado a su cuello dejando al descubierto su espalda, contrastado a la perfección con unos pantalones capi rematando su a outfit con unos cómodos tenis.

 

-Soy Juv Malfoy-sonrió abiertamente-Croft-agregò recordando que tenía un nexo estrecho con esa familia-Puedo decir muchas cosas de mi persona, buenas, malas o terribles, de esas que suele helar la sangre de los que osen escucharlas-sujetando con firmeza el mapa enfiló sus orbes lapislázulis al cielo-Viejos amigos-ladeando la cabeza mutando la mueca de satisfacción que iluminaba su marmóreo rostro, decidió ponerse con la primera tarea que les dejaba su profesora.

Editado por Juv Malfoy Croft

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Aquella mañana, la demonio esperaba tres alumnas, pero solo frente a ella se encontraba una mujer, por el olor a sangre fresca lo dedujo aquella mujer era un vampiro, y al parecer de varios años. Por lo que podía tener uso de varita y magia sin poner en peligro el estatuto de magia con respecto a las personas sin magia.

 

Ver a la vampiresa frente a ella fue una gran sorpresa, realmente no se esperaba que aquella mujer fuera a tomar una clase como la de ella. No le gustaba socializar, por lo que solo le señalo el pergamino que minutos antes le había enseñado.

 

-Es mejor darnos prisa, vamos contra reloj y ya llevamos una hora de atraso.

 

La primer tarea era sencilla, solo debía proteger el parque de que algún muggle se les acercara, pero las cosas no eran así de sencillas, dementores sobrevolaban el lugar y dentro del parque destruyendo varias cosas se encontraban varios duendecillos.

 

Así que el deber de la vampiresa era deshacerse de todo aquello y si alguna de sus compañeras llegaba a tiempo para ayudarla, pronto podrían subir un poco mas para perderse en la vegetación.

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¿Cómo no estar molesta cuando el ministerio de magia como siempre resultaba muy caprichoso a la hora de imponer sus reglas? La Notificación que llego a su casa indicándole que por reformas ministeriales todo mago y bruja debía certificar nuevamente algunos conocimientos que al parecer se habían perdido en tanto papeleo al momento de hacer la nueva reforma, entonces quisiera o no debía recusar o cursar cualquier conocimiento que desease.

 

Al principio no le pareció tan mala idea, a pesar de que la primera clase a la que se inscribió fue a Pociones y había tenido que salir con vida de un laberinto lleno de obstáculos preparando pociones para defenderse de ellos, verdaderamente no había sido tan buena experiencia, pero no le queda alternativa si es que quería recuperar los certificados de aquellos conocimientos que le pertenecían.

 

Por esta razón, decidió inscribir se a un segundo curso en la nueva universidad. Según las reformas la sección de especialidades se llamaba Ateneo y había generado gran expectativa entre la comunidad mágica. Se inscribió y espero el aviso correspondiente, que no tardaría en llegar. Esperaba que esta vez no se tratara de una antisocial como la anterior.

 

Un par de semanas tardo la lechuza en aparecer para dar el anuncio de su nuevo curso. La emergencia sobre criaturas mágicas que se había generado en la comunidad mágica estaba controlada, por lo que no fue tan complicado para la Sanadora abandonar las instalaciones de San Mungo para acudir al llamado del nuevo curso.

 

Esta vez pudo cambiarse la ropa por algo que le resultara cómodo. Decidió usar unos Jeans no tan ajustados, una blusa de color negro ceñida a su delicada figura pero cómoda y con un pequeño adorno de una mariposa rosa al lado superior izquierdo, tenis convers. Su cabello lucia suelto y adornado con una cinta de color rosa atada con delicadeza. Por otro lado, no estaba maquillada.

 

No podía creer la ocurrencia que su nueva clase se pudiera dicar dentro de las instalaciones de la mansión Malfoy- ¿Acaso la directiva de la Universidad ha perdido la cabeza? –pensó justo antes de desaparecer de las instalaciones del hospital minutos antes de la 11 de la mañana que era la hora acordada para el encuentro.

 

Claro que había visitado la mansión antes, pero cada vez que lo hacia una luz le cubría el rostro, para proteger su identidad y no deseaba ni por error que alguien pudiera reconocerla en ese dichoso lugar. Era cierto que su madre Eugenia y su abuela Aleera pertenecían a la familia, pero ella nunca había sido bien recibida por su bisabuela.

 

A pesar de su convicción como Fenixiana de que en dicha mansión habitaban miembros de la banda de malhechores enmascarados denomina como Mortifagos, esta vez estaba frente a la verja como civil dispuesta a cumplir con el conocimiento que requería y no tenía ninguna intención de estropearlo, pero si le era posible daría in vistazo .

 

Llamó con cuidado esperando que un elfo acudiera para conducirla hasta el lugar de reunión y mientras tanto trataba de recordar aluno que otro encantamiento que podría servirle en aquel curso- Buenos días, He venido para tomar el curso de encantamientos, se me ha dicho que nos reuniríamos aquí- informó a la criatura que tal como ella lo suponía se trataba del elfo llamado Chávez, aunque ella disimulo, para no dar sospechas y mejor le indico el nombre y este le hizo pasar atravesando la verja hasta el jardín que al pisarlo fue trasladada instantáneamente hasta otro lugar donde ya estaba la maestra y para su sorpresa solo una de sus compañeras; una bien conocida por ella pues se trataba de su bisabuela.

 

Cuando el resto de sus compañeras apareció la maestra se presentó y una a una comenzaron a imitarla- Mi nombre es Bodrik Lockhart hasta ahora me desempeñe como Jefe de la casa de los Centauros dentro de la academia y tengo grandes expectativas sobre el cursó- dijo sin dar muchas explicaciones.

 

Después la profesora continúo con la bienvenida revelando el país y lugar en que se hallaban denotando el cambio de horario y lo delicado que resultaría si los muggles llegaban a verlas usar magia por lo que tenían un límite de tiempo, adicionalmente les hizo entrega de un mapa y una lista que necesitarían para un buen desempeño y sin decir lo que debían hacer las dejo a su suerte en el parque de diversiones.

 

-El cuerpo educativo de Ateneo no tiene imaginación - susurró al ver como los dementores sobrevolaban el parque; justo las mismas criaturas que había usado Helike en el dichoso laberinto para la clase de pociones.

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-La puntualidad es un privilegio…-asintió categóricamente-Lastima que no todos pueden presumir de él…-agregó curvándose en sus labios una lóbrega sonrisa alcanzando con ese gesto sus orbes lapislázulis-Me fascinan los desafíos, no será un problema poner a esos pequeños dementores en su sitio…-enfilando sus pasos con decisión escudriñó con fiereza a esos seres-Son tan predecibles…-parafraseó elevando su varita con determinación-Un Expecto Patronum ayudaría, pero eso solo los mantendría a raya por un breve instante…-reculó con astucia su decisión anterior-Tengo algo mejor en mente…-saboreando ese tacto metálico que se impregnará en su paladar-Podría beberme su asquerosa sangre…-sentenció desafiante-Es una pena que no pueda volar como vosotros…-rodeando sus orbes azul oscuro replanteó sus planes.

 

Antes que nada tendría que colocar un escudo infalible para que no entraran los muggles, ya que no sabía si podría contenerse y no desgarrarles el cuello de una. Era una vampiro original sedienta de sangre y poder, aunque dentro de esos terrenos tendría que contener sus más bajos instintos y centrarse en la primera tarea que le delegará su profesora. Evitar que los muggles tengan contacto con los dementores y evitar que estos me compliquen la vida e impidan que realice mi misión con éxito-Bien podemos comenzar con…-golpeó con su dedo índice su barbilla-¡¡¡ Expecto Patronum !!!...-bramó displicente brotando de la punta de su varita varios zarcillos de diversos tamaños, afianzándose unos a otros como los anillos de una cadena adoptaron la forma corpórea de una hidra.

 

Las siete cabezas de la descomunal criatura danzaban con los tentáculos de un Kraken, moviéndose con parsimonia y por momentos como una ventisca que arrasaría con todo a su paso. Los dementores se sintieron temerosos ante el poder que botaba del Expectro de la Ángel Caído, no era buena idea meterse con una mujer tan despiadada como ella, ya que casi siempre se salía mal parado o con heridas de gravedad. No era solo capaz de herir físicamente, sino que sus alcances iban mucho más allá de lo que le seria permitido a cualquier mago que no gozara del linaje que corría por sus venas-Mantenlos a raya…-le ordeno a su creación-No quiero que sean una sombra en mi camino…-acariciando con las yemas de sus dedos el mango de si katana, no pudo evitar sentirse tentada a usarla.

 

-Dejémoslo para otro momento…-mirando por del ojo a su compañera de clase, no esperaba que se quedará refunfuñando todo el rato sobre los detalles que saltaban a la vista dentro de la clase-Nada les parece ideal…-terciando una media sonrisa en sus labios recorrió con la mirada todo lo que le rodeaba. Tenía una hora de retraso que le jugaba en contra, no se quedaría con los brazos cruzados, buscando recuperar un poco de tiempo y tal vez sacarle provecho a una idea que le había surgido ante uno de los comentarios de su profesora-No desperdicies lo que te servirá…-musitó enfilando sus pasos hacia una de las atracciones más conocidas dentro de los parques de diversiones. La conocida montaña Rusa, aquella estructura que era el eje central para que su mentecita siniestra trabajara a 1000 por hora.

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Avanzo decidida en dirección a la rueda de la fortuna, pero no más acercarse un poco y un pequeño grupo de Dementores apareció para impedirle el paso -<dementores>- murmuró molesta.

 

Aquellos seres se abalanzaron impulsivos sobre ella causándole en primera instancia el dolor causado cuando sus abuelos maternos se divorciaron, ver a Aleera llevar a casa a otro hombre y uno del que se sospechaba era un maleante del grupo denominad como Mortifagos, eso le había devastado hasta el punto de huir de su casa materna, nunca pudo regresar después de haber vivido esa experiencia.

 

-Expecto Patronum- pronunció aun con esa sensación. Una pequeña voluta de humo plateado salió de su varita ayudándola momentáneamente, aunque no por mucho tiempo.

Unos minutos después cuando daba todo por perdido, nuevos recuerdos invadieron su mente. Su abuelo Adriano cargándola, su abuela Cye Organizando su cumpleaños, Gitax invitándola para que hicieran travesuras. Convirtiéndose en líder de su clan. Su mente se llenó de las risas de su familia y amigos y fue en ese momento cuando uno de los enormes dementores se había acercado lo suficiente.

 

Con toda la fuerza de la que dispuso levanto su varita otra vez, pero esta vez decidida-Expecto patronum- Pronunció de nuevo y esta vez de su varita salió un Loris Rojo que por supuesto tenía el la apariencia planeada que se suponía debía tener cualquier patronus. El Bello animal arremetió primero contra el Demontor más cercano y de ahí se repartió contra los demás, dejándole el camino libre para que llegara hasta la rueda de la fortuna.

 

Cuando creía que el camino estaría despejado para ella -Cave inmicum- Dijo haciendo una floritura señalando al cielo con su varita de fresno, este hechizo la protegería. Enseguida continuo moviéndola varita- Homenum Revelio –pensó en busca de algún muggle.

 

Un hechizo que no debía faltar para protegerse de la curiosidad de las personas no mágicas- Repello Muggletum- un efectivo repelente de Muggles

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-¡¡¡ Maldita sea !!!...-gruñó por debajo la Malfoy, sí que los dementores estaban cumpliendo con las ordenes que les habían encomendando. No daban su brazo a torce y las cabezas de su hidra seguían moviéndose con pericia atacando a los seres oscuros que pululaban por el lugar, ya que esos no dejaban de acosar al feroz animal revoloteando de un lado a otro como provocándole de forma artera. Sus orbes lapislázulis se centraron en los destrozos que habían sufrido diversas atracciones del parque, no era buena idea dejar rastros del uso de magia o empleo de encantamientos en la reparación de estos.

 

Sus pensamientos comenzaron a remolinarse en su cabeza, jugándole malas pasadas por momentos. Estaba al tanto del tipo de estructuras que componían esos juegos, pero no estaba del todo convencida del causante de dicho desperfectos, ya que la magia podía repararse con magia y lo muggle casi siempre era resarcido con herramientas o elementos que eran obtenidos de la naturaleza o en industrias especializadas en el área-Vigas rotas, metales corroídos por diversas sustancias y esto…-indicó centrando su atención en un liquido amarillento que goteaba de una de las atracciones-Me parece conocido…-apuntó su varita hacia dicha sustancia sentenció altiva-Fregotego…-desapareciendo esa horrenda peste, no sin antes tomar una muestra que podría llevar al Depto de misterios y someter a diversas pruebas.

 

-Deprimo…-parafraseó escarbando un la tierra abriendo un hueco con una profundidad de un metro, tal vez ahí podría encontrar parte de los restos del ratón loco. Ya que las pocas piezas que se mantenían en pie, ya no estaban en las mejores condicione a decir verdad-Confringo…-estallando en el acto algunos tubos de metal reacomodo estos de una forma que pudieran soportar el carrito que estaba sobre los rieles-Homenum Revelio…-musitó provocando que aquel afecto le permitiera detectar la presencia de muggles. Al parecer no les agradaba la puntualidad y eso lo estaban dejando en evidencia sin lugar a dudas. Tenía poco tiempo y no podía desperdiciarlo, avanzando por cada una de las atracciones iba lanzando conjuros a diestra y siniestra reparando todas ellas.

 

-Obliteración…-no deseaba dejar un solo rastro de su presencia en ese sitio, no habia nada mejor que desaparecer las marcas que sus botas de dragon habían dejado en el suelo. Aunque la magia que estaba usando era otra cosa, ya que ni los muggles, ni magos de otros rangos diferentes, al de ella podrían dar con la persona causante de dichas reparaciones. Sus movimientos eran agiles, meditados y sin precipitarse recordó que tenia que enfilar sus pasos hacia el Ajusco-Lo que faltaba…-rodeando sus ojos no perdió tiempo y se adentro en ese bosque, donde sin lugar a dudas le esperaban diversas criaturas.

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-Salvio Hexia-Bodrik decidió usar el hechizo de protección para no llevarse ninguna sorpresa.

 

Los dementores se habían marchado o alumnos detenido ante la arremetida del patronus lanzado por la pelinegra. Tenía el camino libre para proteger el parque de cualquier ataque posterior sea de una criatura mágica o de la curiosidad sin medida de los muggles que amenazaban con descubrir el secreto, por esa razón la muchacha continuaría con hechizos que pudieran mantener a los muggles a raya.

 

-Imperturbable- lanzó para que nadie pudiese escuchar los ruidos desde el exterior.

 

El hechizo fue lanzado justo a tiempo, pues un grupo de duendecillos había decidido ingresar a parque para destruir todo lo que encontraban a su paso: atracciones mecánicas, cabinas de mando y todo lo relacionado con el parque de diversiones destruyendo cualquier cosa que se les atravesaba.

 

-Protego totalum –pronunció para con un movimiento de su varita haciendo que un escudo mágico cubriera el parque por completo.

 

-Reparo- señaló a uno de los aparatos que estaba completamente destruido y a punto de derrumbarse.

 

Sin lugar a dudas debían deshacerse de los pequeños duendes antes de que terminaran por echar abajo ese lugar, así que decidió ir en busca de las incomodas criaturas queriendo capturarlas y llevarlas a la reserva en donde los atenderían de forma adecuada para que no estuvieran sueltos arruinando lugares muggles.

 

El parque era bastante grande, por tanto sería casi imposible dar con todos los duendecillos sin utilizar el -sensor de movimiento- y cuando comenzó a funcionar la joven bruja supo exactamente a donde debía ir.

 

Corrió rápidamente hasta encontrar lo que necesitaba -Desmaius- Pronunció apuntando a un grupo de Duendecillos que estaban frente a ella. En ese momento el grupo quedo congelado en el lugar donde justamente estaban destruyendo una cabina de control.

 

Una y otra vez uso el encantamiento con las pequeñas criaturas, hasta conseguir inmovilizar una enorme cantidad, aunque eso no se acercaba a la totalidad de los bicharajos por lo que debía continuar su búsqueda. –Reparo – dijo una y otra vez mientras apuntaba a los objetos dañados para que volvieran a estar como antes.

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En lo que cada una de sus alumnas se dedicaba a reparar las cosas del parque de diversiones, la demonio miraba divertida la situación, no era que fuera fan de hacer sufrir a sus pupilos, de hecho eran las primeras chicas que tenia, pero era conocido que la Malfoy disfrutaba de ver sufrir a la gente, por lo que a pesar de ver que los Dementores estaban siendo mas intensos de lo que en verdad debían, y al mismo tiempo más de los que debían no hizo ningún movimiento esperando a que tanto la Malfoy como la Lockhart se encargaban de aquellos seres solas.

 

Estaba a nada de decirles que tenían que apresurar el paso, debían llegar antes de 5 horas a la cima de lo que era el Ajusco, hasta que un memorandum llego hasta sus manos, avisando que debía presentarse en otro lugar en ese momento para tratar un asunto personal, por lo que dejo a sus alumnas en aquel lugar, sin que se pudieran desaparecer para salir de aquel lugar que estaba totalmente fabricado para llevar acabo la clase de encantamientos.

 

Mientras Elizabeth solucionaba sus problemas lejos de México, un pergamino se abrió frente a las dos brujas en el cual se leía que habían obtenido su conocimiento en Encantamientos escrito por la Malfoy, pero al mismo tiempo se disculpaba con ellas, ya que no había podido quitar el encantamiento que les permitiría aparecerse de nuevo en Londres, pero en el mismo pergamino dejo indicaciones de que pasando el Ajusco había una cabaña con un traslador sobre una mesa de madera, por lo que debían trabajar en equipo ya que dentro de aquel bosque habían demasiadas criaturas mágicas que impedirían que llegaran hasta la cabaña.

 

Una de las criaturas que las iban estar esperando justo al inicio del espeso bosque eran un par de arañas gigantes, unos duendecillos, varios animales como venados y algunos otros animales que eran parte del hábitat natural del lugar, por lo que debían pensar bien que debían hacer para llegar hasta Londres sin provocar ninguna crisis entre las dos naciones.

 

La ojimiel estaba segura que sus pupilas iban a llegar sin ningún problema hasta Londres, puesto a que mientras vio como se desarrollaban en el parque de diversiones, se dio cuenta que ellas podían salir de aquello en varios minutos.

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