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Transformaciones III


Cillian Haughton
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Mistfy permanecía a un costado observando toda la escena. ¿Eso estaba sucediendo o se trataba tan solo de un sueño? Si era un sueño estaría bueno despertar, no había peor pesadilla que toda aquella suciedad y encima rodeada de muggles. En su mano derecha aún sostenía la varita mágica, pero no sabía si dirigirla hacia el dragón o hacia la niñita que había engañado al profesor. Sonrió. Ciertas cosas le recordaron a su juventud en el castillo Black, mucho antes de saber que era una Malfoy.

 

Y encima, el profesor tenía unos modos de tratarla y de dirigirse a ella, que de haber estado en territorio inglés o en la Universidad habría acabado en alguna mazmorra húmeda y oscura. Tal vez no era mala idea, Juv podría hacerse cargo y seguro le encantaría cortarlo en pedacitos, a ver si todavía le quedaban ganas de hacerse el engreído.

 

- ¡Ya basta! – gritó - ¿Qué demonios es todo esto? – no iba a darle explicaciones al Ryddleturn de porqué o cómo estaba ahí y mucho menos de cómo se había enterado. – Parecen una panda de locos haciendo tonterías y diciendo cosas sin sentido alguno. - ¿Se han parado a escucharse por un momento? – la "niña" torció la mirada y levantó la varita hacia la bruja de cabello rubio, quien a su vez dibujó un fluido firulete con su propio instrumento mágico de manera que tres gruesas sogas se soltaron de la punta para atar y amordazar a la pequeña criatura. Su acompañante peludo no hizo más que salir corriendo aprovechando ese instante, escondiéndose detrás de un árbol cargado de caramelos dorados perseguido por el ave negra de la Malfoy.

 

- No voy a dejar que el prestigio de nuestra Universidad se vea manchado por lo que está sucediendo aquí – el dragón batió las alas provocando una suave brisa con aroma a jengibre – Mas vale ponernos de acuerdo y arreglar todo este desbarajuste para poder irnos de este lugar de una vez por todas – miró el piso cubierto de chocolate, todo aquello comenzaba a darle mucho asco y realizó un nuevo evanesco para quitar aquella mezcla pegajosa de varios metros a la redonda. – Y no esperen a los Escuadrones franceses, ellos ya están aquí desde hace rato, no me extrañaría que uno de ellos haya sido el objeto que destruyó la Señorita Malfoy – terminó dirigiéndose hacia Juv mientras el dragón lanzaba la cabeza hacia atrás dispuesto a lanzar una gran llamarada al grupo de magos ingleses y Vladimir comenzaba a incorporarse tras su desmayo.

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Ya conocía el carácter de la Directora de la Universidad. Aunque mi memoria tuviera ciertos lapsus que, extrañamente, coincidían con cierto período de tiempo del que apenas tenía visiones brumosas, reconocía personas y tenía sensaciones. Siempre había sabido que Mistify Malfoy era de carácter fuerte y decidido. Supongo que es algo necesario para sobrevivir en la sociedad belicosa en la que vivíamos y no debería venirme de nuevo.

 

A pesar de ese conocimiento, casi salté sobre mis pies cuando ella gritó un "Basta ya" que creo que nos dejó descolocados a todos (seguro que hasta Amya, quien debería haber oído ese chillido desde el lugar donde estaba colocando los hechizos ante-muggleosos). Fue tan rápida su sucesión de florituras con la muñeca que para cuando nos dimos cuenta, la chiquilla estaba atada en el suelo.

 

-- ¡El perro se escapa!-- ¿qué perro ni que lobos muertos? Era un animago, pero con la sorpresa dije lo primero que se me ocurrió. Además, curiosamente, aquel animalucho humanoide, o aquel humano animalizado, no estoy segura del término correcto, se dirigía hacia la zona donde estaba mi hermana Amya.

 

Fruncí los labios hasta hacerlos casi imperceptibles. Sí, tenía una labor muy importante que arreglar, y se suponía que para eso habíamos ido a aquel lugar, para aprender a Transformar y Des-transformar. Pero vamos, la familia es muy importante para mí y ahora un canino mentiroso ponía en peligro a Amya. Si aún tuviera algo que heredar que mereciera la pena... Pero la Adler tenía demasiados agujeros de conejo para mi gusto, y una oveja que era imposible de domesticar de lo maleducada que era. Además, tenía hijos que heredarían antes que yo. Así que era mejor mantenerla con vida.

 

-- ¿Cómo...?

 

Aquella noticia me inquietó. Podría ponerle mil y una pegas al profesor porque pensaba que nos había traído a una trampa queriendo arreglar algo que no nos competía. Pero una alta autoridad, la mismísima directora de la Universidad, acababa de decir que ... Había entendido que...

 

-- ¿Quiere decir que nuestros compañeros ministeriales franceses pueden ser parte de los animalitos que pululan por este parque? ¡¡Demonios corcovados!! Pues sí que son malos los franchutes que necesitan apoyo logístico inglés para salir del paso.

 

No quería ser desconsiderada con los franceses, por supuesto, pero también había un cierto orgullo y un pundonor que mantener bien alto.

 

-- Pues si usted lo aprueba, a trabajar se ha dicho. ¡¡Amyaaaa!! Vigila no destroces a los ministeriosos galos cuando los vuelvas humanos, procura que acaben de una pieza o nos pondrán una denuncia a la Interpol Mágica. ¡Y cuidado con los perros color café, hazle bailar un tarantallegra antes de que se acerque, por si acaso!

 

Me giré justo a tiempo de ver venir una llamarada rostizadora hacia nosotros.

 

-- ¡Defodio! -- un boquete se hizo a nuestros pies, haciéndonos, al menos a mi, perder el equilibrio y caer dentro justo a tiempo. -- ¿Están todos bien ahí fuera? -- grité, sin visibilidad aún porque encima de mí volaba ceniza por todas partes. Debían de haber quemado algo porque olía raro. Mientras no fueran humanos los rostizados...

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La bruja de larga y rubia cabellera apareció en Disney, ubicado en París, la ciudad del amor. Cuando era joven, visitaba dicha ciudad a menudo, ya que le encantaba por lo pitiminí que era su arquitectura como por el lujo que emanaba de las grandes avenidas.


El viaje con el traslador había sido menos molesto de lo que recordaba y, si no fuera porque últimamente estaba muy nerviosa, se hubiera aparecido directamente pero lo último que quería era sufrir una despartición y dejarse dedos atrás debiendo ir a San Mungo con urgencia.


Tiró la vieja bota de cuero en la primera basura que vio y observó su alrededor. Pudo reparar que había muchos tipos de animales y, cerca de ellos, se encontraba un grupo de gente. Distinguió a algunos magos conocidos, entre ellos, a Juve - una alto rango de la Marca Tenebrosa -, Mistify - distinguida directora de la Universidad -, Cillian... ¡y su tía Sagitas! a quien saludó de manera efusiva moviendo o, mejor dicho, sacudiendo una mano en el aire, sin saber si esta la veía o no.


Corrió a acercarse pero, cuando estuvo a escasos metros, un gran dragón negro surgió de la nada, o eso creyó, mirando a la enorme criatura con los ojos como platos.


- Esto es transformaciones, ¿hemos de transformar a un dragón? - se preguntó, para ella misma, irónicamente. Por experiencia sabía que los dragones eran criaturas muy difíciles y que la magia en ellos no actuaba como en el resto. Su dragona, Scarlet, encerrada en la maldita reserva del Ministerio de Magia, le había enseñado aquello.


En aquel momento se percató de que alrededor había muggles, sobretodo niños y que miraban la escena con caras raras. Pocos eran los que creían que aquello era un espectáculo más y miraban embelesados hasta que...


- ¡Por Merlín! - exclamó, reflejándose en sus zafiros el fuego de dragón... - ¡¡correeer!!


Inútil. A menos que tuvieran la ayuda de una varita, era muy difícil escapar de la llamarada de un dragón. Por suerte, ella se encontraba al otro lado y pudo ayudar a unos cuantos muggles a librarse de aquel fuego que, a buen seguro, los hubiera abrasado.


- ¿Qué diablos es esto? - preguntó, algo enfadada, pero el dragón seguía sobrevolando el lugar...


off: espero poder integrarme en lo que queda de mes, he tenido mudanzaaaa!



Mortífaga retirada
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Aquello era todo un caos. ya de por si transformar a todos los visitantes y trabajadores de un parque de atracciones era una tarea árdua, complicada, pero además dedicarse a cambiar los objetos...demonios, aquello no era una simple gamberrada. Tendríamos que emplearnos a fondo para poder arreglar el estropicio qeu alli se había montado.

 

A todo eso, se unían las quejas de Sagitas, estaba en lo cierto, estábamos alli como alumnos, no como accidentosos, pero claro Amya no podía parar quieta y salió disparada para poner una serie de barreras antimuggles para evitarnos algo de trabajo extra.

 

Había oido el hechizo a utilizar, y además el finite podría servir con los objetos. Por eso me separé un poco del grupito de la clase, en busca de animales u objetos que arreglar.

 

- Finite - murmuré hacia un banco con aspecto de caramelo. - Finite Incantatem - la farola ahora iluminaba un poco a mi alrededor.

 

- Anda pequeño...que haces aqui? - murmuré, acercándome a un gato de color marrón claro. Alargué la mano y le rasqué tras las orejas. Estaba asustada, pues era una gata. Con cuidado le apunté con la varita, procurando qeu no se asustase más de loq eu ya parecía estar.

 

- Homorphus - murmuré.

 

No tardó en pasar de gato a ser la chica joven y asustada que alguien había transformado.

- Quédate aqui, y tranquila, pronto vendrán a sacarte de aqui.

 

Mejor buscar al resto del grupo y preguntarles qeu haríamos con la gente que íbamos destransformando, cuando de pronto un edificio desapareció por efecto de los hechizos de nuestras compañeras de clase. Lo que no imaginaba era qeu saldría un dragón, y que se vendría contra nosotros.

 

O que el suelo nos iba a tragar!

 

- Mamá? esto es cosa tuya? - preguntñe mirándola cabeza abajo. Había caido al agujero qeu ella había provocado para asi poder escapar del dragón.

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Sagitas estaba loca? (pregunta retórica, xDDD)

 

Amya_An no podía ni con cierta oveja de lanas moradas que se creía perro guardián en casa, cómo esperaba que fuera de ayuda alguna contra un Señorote Dragón escupe fuego calcinador???

 

¡Mangos! un pergamino con Sello de Ud. sabe Transformar Mágicamente, no valía la pena a cambio de dejarse los pellejos allí mismo ... además, siempre podría tratar de convencer a un conocido mafioso para que le consiguiera papeles que ... *Ejem*

 

- Mi Ma............!!!

 

Ella solo había salido corriendo sin mirar atrás, cuando algo la tacleó a la altura de las rodillas, por detrás de éstas. Se le doblaron y patinó. Literalmente se fue pa´ atrás, tan veloz que, solo quedó sonsa panza arriba mirando el cielito lindo en lo alto encima de una masacota melosa con aroma a choco ... quizás fuese cobertura tipo fudge ó caramelo derretido.

 

Por si las moscas, la bruja se animó a probarla embarrando directamente la mano en ella.

 

Tras un breve silencio muy perezoso (después chuparse uno de sus dedos chorreantes del dulce),

asintió con cara muy tranquila (para lo que estaban viviendo ya allí)

 

- Sí ... chocolate.

 

Hermoso. Ahora era adleriana mitad achocolatada (!) ... la mitad que competía a sus pompis (las que siempre quería salvar a cualquier coste) que por cierto ... por qué de pronto las sentía como que calentitas?

 

Entonces empezó a volver la cara y desde medio camino, con los ojos grandotes, empezó a entender toda babosa.

 

- Sag-git ... Saaaaaaaagitaaaaaaaaaaaas!!!

 

Quizás su mana y su sobrino estuviesen mas que acostumbrados a tratar con semejantes bichos que ella (los prefería siempre ó como juguetitos miniaturizados ó como simples muñecos de felpa), pero hacerles hacer "Atchús" ?!?

 

Buscó rapido con la mirada dónde guarecerse.

 

- Bombarda!

Conjuró contra una pared cerca (quizás fueran unos baños públicos, xDDD), hacia su mano izquierda,

y en cuanto reventó, se lanzó de cabeza dentro, por el forado, para no ser incinerada por ese fuego dragónico capaz de hasta derretir oro.

El golpe fue atroz.

 

Le retumbaban las orejas, la cabeza y hasta el pecho, porque el corazón estaba a punto de salírsele de la caja toráxica como alien, el octavo pasajero (!)

 

- Sagitas ... quiero irme a casa ... juro no volver a pisar la condenada Universidad TwT nunca mas en la vida ...

 

Lloriqueó bastante turbada .-.

 

Entonces, sorprendentemente le dio un arranque cólera.

 

- Maldecidas Bestias embrujadas! Me los almorzaré con mucha salsa BBQ y picante! y ya veremos por dónde sale Fuego mas peligroso!!!

 

Ok, no esperen coherencia en ella (?)

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-Cortarlo en trocitos pequeños…-siseó para sus adentros la Malfoy, no era mala idea poner en jaque la vida de Cillian. No le agradaba para nada el tonito que estaba empleando el profesor, ya que el cargo que ostentaba, no le daba el derecho de faltarle el respeto a una de las Directoras de la Universidad-Podremos dejarlo para otro momento…-haciendo un ademán con su diestra le resto interés al asunto-Si volé a alguien en mil pedazos o no, créeme que eso me tiene realmente sin cuidado…-se refirió a Vladimir con una mirada gélida e inexpresiva-Morir no es tan malo…-esbozando una media sonrisa en sus labios desvió su vista hacia la bruja que se les unía-Más vale tarde que nunca…-musitó esperando no ganarse una colleja por parte de la rubia Malfoy.

 

-Yo no espero ayuda adicional y sí, creo que pueden ser personas que saben algo más que el maravilloso arte de las transformaciones…-rodeando sus ojos escuchó con atención las palabras de Misty-Tanto drama porque lo hice añicos, vamos ni que fuera el hermano del primer ministro Londinense…-usando aquel tonito despreocupado, ya no se sentiría tocada por el sentimentalismo de ver mal o bien a los seres que habían adoptado la forma de animales u objetos inanimados ante los ojos de la rubia-Como sea…-su varita vibró en su mano avisándole de ese modo que las cosas estaban por complicarse mucho más de lo que podía imaginarse-Ahora que…-chilló notando que la chiquilla, ya no sería un problema-Yo la habría matado…-tarareó notando el ceño fruncido de Vladimir-¿Qué?...-encogiéndose de hombros, no le preocupaba quedar como la villana dentro de ese jueguito siniestro.

 

Ella sí que se atrevería a volar el sitio en mil pedazos, lanzando por los aires los restos de los cuerpos, huesos, mescolanza de carne y liquido vital que sería retratado en una escena dantesca. No se pensaría dos veces el colocar al querido profesor en la cuerda floja, porque le interesaba mucho eso de aprender a destransformar a las personas-Si era una persona, ahora ya es solo un trozo de carne y sangre sin valor alguno…-seguía con la misma postura displicente, buscaría obtener los datos sobre lo acontecido, evitando pasar por alto a toda costa su instinto detectivesco, ya que no por nada era la Directora del Departamento de Misterios.

 

-Yo me enfocaría en buscar rastros de pociones o algo similar, porque no solo con hechizos o conocimientos sobre todo tipo de magia se puede transformar una cosa en otra…-haciendo hincapié hacia el chocolate derramado por el suelo-Dudo mucho que sea dulce común y corriente, yo no descartaría la posibilidad de que contenga agentes nocivos o de procedencia ilícita…-ahí estaba esa venita misteriosa que solía aflorar de ella de cuando en cuando posiblemente porque estaba en lo correcto o sus sentidos podían estaré jugando una mala pasada.

 

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Perfecto, más problemas.

 

El hechizo del Ryddleturn había ido a parar a quién sabe donde y no sólo eso, si no que la atención de los demás había pasado a lo que parecía ser un objetivo más importante. Y sí que lo era, habían descubierto a los verdaderos culpables y aquello, aquello logró que Cillian se sintiera bastante torpe... Había sido engañado por un par de niños.

 

Mientras nadie observaba uno de ellos había escapado, el pequeño que Sagitas había de vuelto a su forma real, y el dragón también había hecho lo suyo; ahora volaba sobre sus cabezas. Cillian pensó por un segundo en que sería mejor retirarse de todo aquello una vez que ese problema se viera resuelto, pero sería mejor que no.

 

Amya había desaparecido para crear esa barrera anti-muggles o algo así, pero al parecer aquello no serviría de nada ahora que la Directora había lanzando algo más de información, los funcionarios del Ministerio Francés estaban justo ahí, atrapados en todo ese caos.

 

— ¿Cómo han logrado todo esto? —Inquirió a la pequeña que había creído inocente.

 

Ella no contestó, ahora que sabían la verdad sobre ella no cooperaría tan a la ligera. Pero, ¿cómo era que un par de niños habían conseguido tanto poder? Cillian no paraba de darle vueltas al asunto, pero sabía que en sus pensamientos no encontraría las respuestas.

 

Las cosas comenzaron a moverse de un segundo a otro, uno de los alumnos estaba en problemas y Sagitas parecía determinada a salvarla, cosa que hubiera hecho de no ser por la llamarada que apareció de la nada (claro, de la nada) y casi termina con la vida de todos; Cillian por suerte estaba bastante alejado del lugar donde la misma había impactado.

 

— Transformaciones y supervivencia, chica... —informó a la recién llegada, pero no alcanzo a decir más por que justo en ese momento otra llamarada los atacaba. Comenzó a correr hasta llegar justo dónde Matt se encontraba. Matt y otro pequeño, otro más; el pequeño le lanzó una sonrisa malvada a Cillian y quiso escapar, pero no lo logró, Cillian logró atraparlo antes de que huyera, petrificandolo—. No creo que sea cosa de ella, Matt, pero más vale que corras si quieres vivir.

 

La llamarada estaba apunto de alcanzarlos así que el Ryddleturn tomó al pequeño en brazos y esperó a que Matt lo siguiera.

 

— Podemos buscar todos los rastros que quieras, querida —comentó al pasar por un lado de Juve—, pero creo que justo en este momento el problema más importante es descubrir como deshacernos de ese Dragón y salvar nuestras vidas, corre —habían escapado de dos llamaradas ya, pero la criatura parecía empeñada en matarles.

 

Y aunque salvar sus vidas era algo importante, también existía otra cosa que tenían que descubrir: ¿Cómo habían conseguido aquellos pequeños tal poder? Ninguno de los que habían destranformado, o eso creían, parecía tener más de diez años así que no habían comenzado con sus estudios aún ni mucho menos tenían permitido tener una varita en sí.

 

Y entonces, algo que nadie esperaba, el dragón comenzó a transformarse pasando de ser esa temible criatura a un ser un niño con alas de dragón. ¿Eso era mágicamente posible? No que Cillian supiera, no existía ni un sólo registro sobre aquel tipo de transformaciones en el Departamento de Criaturas.

 

— Ustedes son más interesantes que sus compañeros franceses —comenzó—, con ellos no tardamos ni un par de minutos. Al principio era divertido, sí... Pero ya me estoy cansado así que, ¿cómo quieren morir? Mis amigos están por todo el parque, cualquiera de ellos puede cumplir su deseo... O tienen otra opción, unirse a nosotros y transformar este mundo aburrido en algo más divertido.

 

 

 

 

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Pues sí ... la adleriana aún bien gracias, tirada en medio de algunos escombros de y dentro esos aseos, se comenzó a sentir algo rara.

 

Sintió nauseas y ella jura que embarazo no podía ser. Quizás empacho ... ¡No! tenía que ser un alien, por vida loca!

 

Reunió el valor (y fuerzas, xDDD) para incorporarse ... aunque quedó doblada hacia adelante. Las tripas como que se le estrujaban por dentro y en una de esas, le apretaron tan fuerte que ...

 

- *Oing*

Cayó de rodilla hacia adelante tapándose ... ¿¡¿Era un Morro?!?

 

Qué clase de Transformaciones ni que nada! por qué sentía un hocico de cerdo en mitad de la cara???

 

Corrió hacia el espejo de los servicios y ni cuenta se dio que estaba en el de caballeros. Tampoco le importó pepinillos los 7 años de mala suerte por el cristal rajao.

 

Se toqueteó toda la cara ... si estaba pareciéndose a Penelope!!!

 

No podía creérselo ni aunque se lo estaba viendo en vivo y en directo, allí mismo.

 

- *Oink*

 

Solo se oyó al empujar con el diafragma.

 

*Waaaaaaaaaaaa*, los dedos de las manos se le pegaban y separaban en 2. Se le engrosaban para convertirse en pezuñitas en toda regla!!!

 

Chillidos super característicos de porcino.

 

Le picaban las espaldas, volvió a verse pero ni iba segura. Tuvo que ayudarse con el reflejo roto para entender que ¡le estaban brotando alas!

 

Puerquito Alado! ahora era una cochinita con todo y rabiño ensortijado ... y éso no era todo.

 

Sintió un punzada en medio de los ojos marranosos. A los chanchitos le salían granos? se sentía como se le fuese a brotar uno ... ¡Uno enorme! y ella sin ungüento para el Acné.

 

Pero nó, no, era algo mas ... era ...

 

*Enorme Chillido*

 

Algo muy semejante a una varita mágica hecha de hueso ... no ... ¡Cuerno! quien le había puesto el Gran Cuerno en mitad de la frente!!!

 

*Chillido*

*Chillido*

*Chillido*

 

En lugar de baño parecía matadero con una pobre víctima porcina próxima a filetear.

 

Salió corriendo en 4 pezuñas hacia fuera ... peor no le resultaría ahora. Aún estaban los perros de afuera. Seguro se pensaban galgos cazadores de libres ... ¡pero ella era cerdita!

 

Por el miedo, en un instinto netamente de sobrevivencia, abanicó con las alitas y ¡vaya! sus pezuñitas se despegaban del suelo con facilidad ... pero era su primera vez aleteando y no sabían manejarse con eso de las corrientes ventosas, así que terminó media planeando de cabeza dentro del cráter en el que madre e hijo se habían plantado.

 

Se estrelló en Matt ... Sagitas le daba miedo, seguro que no la reconocía ni aún por el mechón negrusco en la cabeza porcina y se la daba de pieza para parrilla a Babila.

 

Puso carita de chanchito triste y soltó un *Oing* lastimero (?)

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¡Qué situación más incómoda! Rodeada de ceniza, de una nube gris y encima alguien me había dado un pisotón. Sólo exclamé un "¡Demonios!" muy bajo, por si acaso era la Directora de la Univ. Ella tenía permiso para pisarme sin que le diera un pescozón, pero sólo por respeto a su rango (y porque me daba dineritos a final de mes).

 

Alguien dijo "¿Qué diablos es esto?" y me pareció la voz de Felicity. Alcé la varita e hice que saliera un chorrito de aire seco para disipar la nube.

 

-- ¿Sobrina? No son diablos, sólo es un dragón, aunque sospecho que es algo más que eso. Tal vez un animalito transformado, o peor aún, un animago. Aunque eso sería demasiado, ¿no? No tenga base académica para saber si un humano puede transformarse en algo tan grandote; si es así, debe de ser un mago bien poderoso. ¡Profeeeee! ¿Eso puede ser un Animago con muy mala leche o sólo es un dragoncito superdesarrollado?

 

La voz de Matt sonó a mi lado. ¡Demonios, había sido él el del pisotón! Menos mal que ya no me dolía o le hubiera dado un zape por romperme los dedos del pie.

 

-- ¿El qué es culpa mía? ¿Es que todo ha de ser culpa mía? ¿Por qué todo ha de ser mi culpa? ¿Es que por ser de Accidentes, todos los accidentes son culpa de la directora? -- Después pensé un poco, tras soltar toda esa retahíla. -- Ah, sí, el hueco es cosa mía, sí. Lo siento. Pero nos hemos salvado de parecernos a un pollo a-l'ast, ¿no? Fue buena idea.

 

Ahora el problema era salir de aquel burejo. Iba a pedir ayuda a los de afuera (si es que quedaba alguien vivo) cuando sentí una explosión. Fruncí el ceño, aunque preferí guardarme mis pensamientos en la cabezota antes de acusar a mi hermana Amya de lo que fuera que había sucedido. Una es fiel a la familia y no iba a decir en voz alta algo que la pudiera implicar en algo de lo que pudiera arrepentirse.

 

Como si ella quisiera confirmar mis sospechas, gritó diciendo que se quería ir de la clase. Me puse de puntillas y asomé la cabeza por fuera del hoyo. ¿Dónde estaba la gente? ¿Nos habían abandonado a nuestra suerte o eran parte de la ceniza que se veía por todas partes?

 

-- ¡¡Manaaaa!! Ni se te ocurra ceder ahora. Un poco de ánimos, que enseguida salimos. Si está chupado, cargarnos el dragón, devolver a la vida normalita a los muggles, desmemorizarlos y mandarlos para casa, rehacer el Disney de las narices y volver a casa. Chupado, mana, venga, que ahora salimos y te ayudamos... ¿Ya pusiste el campo de retención anti-muggleosos?

 

Sólo esperaba que lo sencillo que sonaba todo lo dicho no se viera complicado por el hecho de que realmente lo destrozado fueran seres humanos. No quería pensar en lo que podía verse cuando todo fuera vuelto a su estado original. Tragué saliva y pensé que tal vez era mejor hacer lo que decía el profe, buen consejo, "correr".

 

-- Bueno, pues veamos qué tal se me dan las transformaciones...

 

No era una maestra, pero algo sabía hacer; así, el fondo del agujero se convirtió en una lona elástica tras usar el hechizo correcto. Sonreí y salté sobre ella, con la pericia de una saltimbanqui de circo.

 

-- ¡Alehop! -- dije, apareciendo en el aire. Justo a tiempo para ver que el enorme dragón se convertía en un mocoso con alas. Hale, pregunta contestada por sí solita. Fruncí el ceño y volví a caer al agujero. Flexioné las rodillas y conseguí más impulso, lo suficiente para salir con la fuerza suficiente para agarrarme a las patas de ese canijo. -- ¡Oye tú, en nombre del Ministerio de Magia Londinense y como funcionario del mismo, te ordeno que cedas en tu actitud belicosa y que bajes al suelo, para que el miembro de más grado te detenga! Prepárate para ser llevado a Azkabán por amenazar de muerte a la muá y al resto de los presentes. Tú y tus compañeros, sean quienes sean.

 

Sí, bueno, tal vez no era la imagen más peligrosa, colgar de sus patas y mascullar todo eso con la varita en la boca. Pero.... Para imagen rara la de un cerdo rosita volando a nuestro alrededor. Espera un momento... ¿Volar? ¿Eso es volar? Mas bien parecía estar siendo revolcada por el viento a su antojo. Hum... Un momento... No sabe volar, no tiene equlibrio, gime "oins" con mucha pena, y ese mechón de pelo negro... Cayó dentro del agujero y volvió a subir un poquito, ¡qué pena de esfuerzo! No le salía muy bien.

 

-- ¿Amya? ¿Eres tú? ¿Desde cuándo vuelas? ¡Maldito gusarajo! Mira lo que le has hecho a mi hermana, ahora tendrá que comprarse los zapatos en dos pares y eso significa que tendré que aumentarle el sueldo en el Ministerio.

 

Suspiré, me solté de una mano, colgando de forma peligrosa de una mano. Cogí la varita con la otra y moví la varita contra mi hermana:

 

-- ¡Homorphus! Lo siento, mana. ¡Buen aterrizaje!

Editado por Sagitas E. Potter Blue

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- *Oing* !!!

 

Equivalenta a un No me mates.

 

Si para cosas raras que ya habían mucho antes de que los Accidentosos aparecieran en escena, un chanchito rosa alado unicuerno no era mas que ordinarito en esta situación. En fin ...

 

El susto de ver la magia de Sagitas dirigiéndose a su persona no tan persona (?), hizo que sin saberlo ni meditarlo ...

¡Por los Dioses Sagrados Uganescos! ¡Un escudo Mágico!

- *Ooooooooink* ! *oooooooing* !!!

 

Igual a algo así como Miren, soy pariente de Unicornio ahora.

 

El Homorphus de la peli-violeta rebotó por allá y alcanzó a otro transfigurado.

 

- *Ooooooin-k* *oiiiiiink*

 

= Bien hecho, mana.

 

Y no le pregunten de los cómo era posible aquello ... seguro que la varita se le había pegado al cerebro durante la embarrada con el chocolate adulterado (?)

 

- *Iiiiii-ooooooink* *oink* *oooinnn-k*

xDDD, ya empezaba a sonar como puerquito cruzado con burrote (!)

 

Ya le iba agarrando la maña a éso de aletear y a extender las plumas para mas o menos levitar, gracias a las corrientes aéreas ... aunque aún le quedaba adivinar cómo se usaba el cuerno mágico ; solo con el pensamiento?

 

Apretó los ojitos marranosos e intentó invocar, pero solo salió un chispazo. Entonces, encolerizada chilló porcinamente sacudiendo la cabezota y ¡Voila! ... allá iba! uno de los malosos galgos colgado de una de sus patas traseras a distancia del suelo.

 

Y no la acusen de maltrato Animal, porque ni uno ni otro en esencia lo es por mas brutotes que se comporten (?)

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