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Cuidado de Criaturas Mágicas II


Sherlyn Stark
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La reserva mágica se encontraba despejada y lista para el comienzo de las actividades. A Kirara le parecía perfecto iniciar su nueva clase en aquel lugar, puesto que era despejado y libre. Los árboles eran altos y llenos de vitalidad, éstos impedían que los rayos de sol cayeran sobre la tierra por lo que la sombra abundaba los terrenos cercanos a donde ella estaba ubicada. Como era de esperar, las rocas donde sus alumnos se acomodarían eran firmes y gruesas, pero no dejaban de tener las condiciones de limpieza aptas para las jornadas que el Ateneo promovía. El suelo estaba poblado de césped que mantenía el color característico que dictaba la estación del año.


Se ubicó sobre una de las rocas que daba al sentido contrario de las demás, y se mantuvo paciente esperando la llegada de cada uno de sus alumnos. Generalmente posicionaba un reloj de aguja sobre una de las paredes del aula, pero en aquella ocasión optaría por utilizar uno de arena. Jamás había aprendido a utilizarlo de manera muggle, aunque su vida pasada y su antiguo trabajo tenían relación con éstos objetos, por lo tanto decidió conjurarlo para que terminara dependiendo de los minutos que daba a cada actividad.


Lo esencial en las clases, además de la educación, era que sus alumnos se motivaran y entusiasmaran en conocer más sobre el ámbito donde trabajarían. Siempre había creído que enseñar los cuidados de las criaturas mágicas era un orgullo y se sentía satisfecha por el trabajo que brindaba a la sociedad. Suspiró e intentó refrescar su mente con todos los temas que verían aquel día. Creía que sería emocionante, no sólo por el hecho de tener tres participantes, sino que había organizado diferentes actividades a prueba, las cuales no había intentado exhibirlas por miedo a que fallaran. Sentía que tenía la oportunidad de mejorar la calidad de sus clases, aunque creía que las anteriores tampoco habían estado tan mal. Sin embargo, nunca debía dejar de avanzar.


— Buenos días —saludó al ver que su alumnas ya se encontraban en sus lugares correspondientes—. Mi nombre es Kirara Rosier y seré su profesora el día de hoy —se presentó. Aunque no fuera una obligación deseaba que las demás también hicieran lo mismo como un gesto de educación. Si había algo que le gustaba a Kirara eran los tratos cordiales que otras personas podían tener hacía ellas, le daba comodidad y alegría. Quizás se trataba de un rasgo que le había dejado su historia.


— Bien, trataremos de ver diferentes temas relacionados con las criaturas mágicas porque si queremos conocer cada uno de los cuidados primero debemos familiarizarnos con el concepto de las mismas —sonrió la bruja, mientras hacía aparecer la pizarra blanca que tenía preparada para sus clases, en la cual resaltaría lo importante del discurso para que el apunto y el análisis fuera más simple tanto para sus alumnas como para ella. La fibra se movía de forma rápida sobre la superficie de la pizarra y dejaba sobre ella una hermosa caligrafía que escribía: “Criaturas mágicas y animales: diferencias y características".


» Podemos decir que se diferenciar por la simple razón de que algunos habitan en los dos mundos, mientras que otras se retienen, por legislación, sólo en el mundo mágico, ¿no es así? Pero también las criaturas mágicas tienen características que las separan de otras especies, como los fénix quienes poseen la capacidad de resucitar mientras que otras aves simplemente descansan en paz y algunos hasta tienen la suerte de vivir por siempre en los corazones de sus dueños de forma abstracta.


— Muchos dicen que los sapos son criaturas mágicas, pero, ¿alguien sabe por qué? —indagó la bruja. Si bien, era una pregunta opcional, la cual no sumaría puntos en la calificación final pero Kirara lo utilizaría como manera de participación. Si bien, era simplemente para ir introduciéndose un poco al tema que verían.


 

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Como Directora de la Universidad, Mistify Malfoy había decidido que cada mes tomaría un curso diferente para observar de cerca lo que sucedía en las clases con sus profesores. Contaba con fuertes directivas del Ministerio de Magia acerca del contenido que tenían que tener las mismas y la forma en la que debían de implementarse. Aquel mes tocaba Cuidado de Criaturas Mágicas.

 

La profesora Rosier tenía un currículum intachable. Había terminado la vieja Academia de Magia y Hechicería con notas extraordinarias y parecía tener un futuro brillante. Aunque claro, no todo lo que brilla es oro, y Mistify tenía la certeza de que esta mujer de aspecto aniñado y frágil, era un miembro activo de la Orden del Fénix.

 

- Mistify Malfoy – le dijo a la bruja observando de reojo el lugar en el que se suponía debía sentarse. Estaba de broma si pretendía que hiciera algo asi. ¿Qué pasaba si se manchaba su túnica blanca? No había algo que desdeñara más que la desprolijidad. Debía de mantenerse intachable, una manía con la que intentaba cubrir su oscuridad interior. Se quedó de pie, a un costado, observando y escuchando lo que Kirara tuviera para decir.

 

 

- Supongo que si fueras muggle lo besarías para convertirlo en un príncipe – pretendió sonar como una broma. Había ciertas leyendas muggles que contaban que si una mujer besaba a un sapo hechizado, éste podía volver a su forma original, ya sea humana o algo más. Aunque no hacía falta llegar a eso si tenías una varita mágica y eras un mago, estaba claro. – Aunque los hechiceros podemos hacerlo de maneras menos asquerosas - ¿A quién se le ocurriría besar a un sapo?

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Sonreí ampliamente en el momento en el que recibí la carta de la Universidad avisándome de que por fin podría acceder a mis clases de Cuidado de Criaturas Mágicas. Llevaba dos meses intentando entrar a aquella clase y por fin lo había logrado, e incluso iba a tener un par de compañeras.

 

Leí atentamente las líneas de la carta, en ella ponía que las clases se llevarían a cabo en la Reserva Mágica. La última vez que había oído hablar de ella había sido por la fuga, y las consecuencias habían sido horrible, había tenido que verme cara a cara con mucho de aquellos animales, y no había salido del todo bien, pero al menos había aprendido mucho de ellas.

 

Cuando llegué a la Reserva la profesora ya se encontraba en el lugar y una de mis compañeras, de la otra no había señales de vida, y no sabía si llegaría a haberlas en algún momento. Sin hacer mucho ruido me acerqué al grupo y tomé asiento en una de las rocas.

 

- Buenos días- le respondí a la profesora, hacía mucho tiempo que no había coincidido con Kirara y me alegraba haberla visto de nuevo, aunque fuera en una clase, quizás tras las lecciones pudiéramos ir a tomar algo fuera y ponernos al día.

 

No vi necesario presentarme, las dos chicas me conocían ya de antes. Yo ya estaba preparada para comenzar con la clase, esperaba que no fuera complicado, la cabeza aquellos días la tenía en cualquier parte menos en la clase, prácticamente no tenía ni tiempo para estar pendiente del hospital.

 

Kirara empezó con la explicación de que eran realmente las criaturas mágicas, pero yo no tenía la menor idea de la razón, sabía muchas tonterías entre sapos y magia, de hecho muchos magos tenían sapos de mascotas.

 

- Yo la verdad es que no consideré nunca a un sapo como una criatura mágica, es cierto que como dice Mistify los muggles tienen la teoría de que si besas a un sapo se puede convertir en un príncipe, algo que veo absurdo y supongo que podría ser por un hechizo que en un momento determinado un mago le mandara a una persona y también es cierto que muchos magos tienen sapos como mascotas, pero eso no les convierte en criaturas mágicas. Lo más parecido a eso que se me viene a la cabeza es que en teoría un huevo de gallina incubado por un sapo podría dar origen a un Basilisco.- comenté encogiéndome de hombros.

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Esperó la respuesta de sus alumnas mientras mentalizaba los siguientes temas por ver. Recordaba la clase que había conducido hacía un par de meses, en la que sólo tuvo posibilidad de tener a un alumno. Aprovechando la ocasión de tener más, quería creer que podía realizar más actividades; a pesar que no le llegaba a convencer ninguna de las que tenía dentro de su mente. Desvió su mirada de la libreta al escuchar la primera voz que provenía de Mistify Malfoy, quien se hallaba de pie al costado del asiento de roca. Ya le parecía extraño no haber tenido alguien que se negara a sentarse en el mismo; pero no se molestaba en absoluto porque, para Kirara cada quien tenía sus preferencias.


Analizó la primera respuesta con mucho cuidado para que no se le escapase ningún tipo de detalle. La transformación de sapo y príncipe ya la había escuchado varias veces en los cuentos que le contaba a sus mascotas antes de dormir, pero se temía que no era correcto a lo que quería llegar, bajo su punto de vista. Muchas fuentes relataban que los sapos tenían sangre mágica. Aun así, seguían siendo todas hipótesis. Sonrió, y dirigió su mirada hacía Anna, quien comenzaba a responder.


Conocía la teoría de la que hablaba su Anna, pero jamás se había cruzado por la cabeza que fuera por ese motivo por la que se determinara de tal manera a esa clase de criaturas. — Muchas veces suelen decir que, tanto los sapos como las ranas son criaturas mágicas porque utilizan parte de estas especies para la elaboración de pociones —explicó, a pesar que tampoco estaba tan segura de que fuera solamente por eso—, quizás por una serie de características que poseen —añadió. Esperaba que también estuvieran de acuerdo—. Las arañas también pueden considerarse una de ellas, por lo que tengo entendido, son primas de las Acromántulas —al decir esto la tiza dibujó esa temible criatura en la pizarra tal como Kirara le había enseñado en cierta ocasión.


— El siguiente tema será la clasificación de Criaturas Mágicas en el mundo mágico. Este fue asignado por el Ministerio de la Magia, como ya sabemos, por motivos de prevención y bienestar de la comunidad. No podemos darle un dragón a un aprendiz, ya que no tendría las habilidades y experiencia que se requiere para controlar una criatura de tal nivel. También, debemos considerar el nivel de peligrosidad que poseen —explicó la bruja, mirando nuevamente en dirección de la pizarra donde lo detallaría.


» Clasificación de Criaturas Mágicas:


• X: son criaturas “inofensivas”, por lo tanto puede ser controladas con facilidad por aprendices. Dichas pueden ser tanto criaturas mágicas o muggles.

• XX: el mago que los adopte debe tener un nivel mágico superior a Unicornios de Oro.

• XXX: para poder adquirirlas es necesario superar el nivel Dragones de Plata, o éste inclusive.

• XXXX: estás criaturas generalmente son complicadas de manejar, por lo tanto, se requiere el nivel Orden de la Cruz Dorada para adquirirlas.

• XXXXX: únicamente pueden poseerla aquellos magos que estén o superan el rango Órden de Grial.


Se detuvo unos minutos para que sus alumnas pudieran tomar nota, a pesar que si habían ido de compras a Magic Mall deberían sabérselo casi de memoria, o era eso lo que ella suponía. Le entristecía un poco que Mistify no se sintiera cómoda en aquellos asientos tan bonitos para la ocasión y necesitaba hacer algo para satisfacerla. — Señorita Malfoy, si quiere tenemos otros modelos de asientos que pueden gustarle —ofreció, estirando su mano en dirección a donde estaba la directora de todo lo que era la Universidad e hizo aparecer uno de aquellos asientos clásicos que brindaba el establecimiento.


Deseaba que la acción fuera aceptada por Mistify, pero sin volver al tema prosiguió con la clase. — Bien, también existen aquellas criaturas llamadas “Seres, Bestias y Espíritus” —dijo, al momento en que la clasificación de criaturas mágicas se desvaneció de la pizarra para que en esta se escribiera el otro título—. Si les apetece pueden ir tomando nota, ya que puede que les ayude a realizar la tarea que les asignaré a continuación.


» Seres, Bestias y Espíritus:

« Fueron quitadas de la clasificación de Criaturas Mágicas por el simple hecho de que ningún mago puede adueñarse de ellas.


Bestias: son incapaces de aprenderse las Leyes Mágicas y de controlar sus impulsos de brutalidad.

Seres: Puede llamarse de esta forma a las Sirenas y Centauros. Creyeron injusto que los magos lo dominaran, por lo tanto son independientes de sí mismos,

Espíritus: a pesar de que existen registros para alistarlos, ningún humano puede adueñarse de ellos, ya que son personas que dejaron la vida físicamente, pero no su presencia.


Mientras les daba tiempo para tomar sus apuntes, la bruja hizo aparecer tres grandes puertas, las cuales utilizaría como translador para dirigir a sus alumnas a un habitad alternativo; como aquellos que ofrecía el departamento de Transportes Mágicos cuando se requería realizar el examen de aparición. — A continuación, cada una debe escoger la puerta que más desee, dentro de las mismas habrá diferentes ambientes en los cuales habitan criaturas mágicas. Su deber es encontrar cual es el tipo de Ser, Bestia o Espiritú, y en el caso de que esta criatura no pertenezca a ese grupo deben señalar cuál es su nivel de peligrosidad impuesto por la clasificación de Criaturas Mágicas anteriormente dichas.


— Tienen que anotar todas las características posibles, pero sin exceder los veinte minutos asignados —comentó la bruja, mientras daba vuelta su reloj de arena—. Vamos, ya se hace tarde —finalizó, mientras se sentaba sobre la roca en la espera de que los minutos finalizaran.

 

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Mistify enarcó una ceja, no tenía claro si la bruja se estaba burlando de ella o de verdad esperaba que se sentara. ¿Qué tenía de malo estar parada? Torció apenas la cabeza, deslizando la mano derecha por la gruesa trenza amarilla en la que estaba peinado su cabello, escuchando cada palabra de la mujer y observando sus actitudes, demasiado correctas, demasiado amable, demasiado… todo. Suspiró, quizás no había sido una buena idea tomar la clase y por un momento añoró su despacho, en la alta torre circular de la Universidad.

 

¿Anotar dijo? Por un momento sus pensamientos habían volado hasta su sector favorito del complejo educativo. Un lugar que sentía como suyo y que ahora consideraba su segundo hogar. Y lo era, tenía mucho tiempo sin visitar la Mansión familiar.

 

Carraspeó, como si fuera una joven bruja encontrada en falta. Sin embargo se las ingenió para retirar de la túnica blanca un pergamino al que apuntó con su varita mágica y fue llenándose de letras tan esbeltas como apretadas. No recordaba cuando había sido la última vez que tomó nota de algo, tenía una memoria excelente y hacía uso de ella.

 

- ¿El traslador nos llevará a la Reserva Mágica? – la bruja se dirigió hacia el que le correspondía, recién en ese momento se percató de la presencia de Anna, a quien saludó con un movimiento de cabeza. ¿De qué mas se habría perdido en su ensoñación? Detrás de ella el pergamino la seguía como si fuera una mascota, llenándose cada tanto de aquella pulcra caligrafía. – Porque que se sepa no hay seres, ni bestias, ni espíritus allí, como ha dicho – o eso esperaba – este tipo de criaturas no admiten ser tratadas como el resto y algunos creen tener los mismos derechos que los magos. El Ministerio de Magia ha optado por tenerlos al margen por el momento. – se acerco a la puerta – Sin embargo, si es algún otro tipo de hábitat creado para la ocasión, espero que haya sido constatado como “seguro” por usted misma. Ya hemos tenido demasiados “accidentes” en las clases de la Universidad, la Vice-Ministra de Magia ha llamado la atención al respecto los últimos días.

 

No tenía miedo, eso estaba claro. En sus años de juventud se había enfrentado a enemigos poderosos y aún vivía para contarlo.

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Tras que tanto Mistify como yo habíamos dado nuestras opiniones acerca de la razón por la que algunas personas se referían a los sapos como criaturas mágicas, Kirara decidió darnos la razón. Había sido un poco boba al no caer en ese detalle, había empleado aquellos componentes en millones de ocasiones en la realización de pociones, pero por otro lado, también usaba muchos componentes que no tenían nada que ver con la magia para realizarlas.

 

No estaba demasiado familiarizada con cuales criaturas conocidas por los muggles se consideraban también mágicas, pero al parecer las arañas eran una de ellas. Me daba la sensación de que en ocasiones los magos querían exagerar un poco, en ocasiones pensaba que simplemente era porque los muggles tenían aquellas criaturas asociadas con las brujas.

 

Tras aquella pequeña presentación tocaba comenzar con la primera de las lecciones. Ya antes del comienzo una de las compañeras parecía haber desertado de la clase, esperaba que realmente la clase no fuera tan dura como para que fuera necesario tener que abandonarla, quería conseguir fuera como fuera aquel conocimiento.

 

Empecé a tomar nota de la lección que estaba dando Kirara, muchas de aquellas cosas ya las conocía, pero nunca estaba de más que te lo recordaran en algún momento. Siempre era bueno que te terminaran organizando las ideas, y si tenías algo aprendido pero de mal manera, aquella sería una excelente ocasión para corregir esos errores.

 

- Bueno, empecemos cuanto antes, así antes terminamos- dije en cuanto aparecieron las puertas y Kirara nos avisó de que ya podíamos empezar con la tarea. Miré las tres puertas, supuse que una era para cada una de nosotras, y yo elegí la de la izquierda. - Suerte.- le dije a mi compañera y abrí la puerta.

 

Nada mas atravesar la puerta me encontré a las orillas de un lago, todo parecía estar tranquilo, era agradable escuchar el leve movimiento del agua provocado por el aire, el susurrar de las ramas, los animales moviéndose de un lado para otro..., pero tenía que estar atenta a otras cosas, debía de localizar las criaturas y seres mágicos e identificarlos para pasar la asignatura. Por un segundo pensé en escribir criaturas al azar y volver, pero luego me di cuenta que probablemente ella hubiera visitado con anterioridad aquellos lugares para asegurarse de que no hacíamos trampas y que no era peligroso para nosotras.

 

Saqué la vuelapluma, esta se encargaría de escribir todo lo que yo quería, y así terminaría mucho antes con el trabajo, solo tenía 20 minutos, y el tiempo solía pasar volando.

 

- Y hablando de volar..., por ahí va un ¿Abraxan?¿o puede que sea un Aethonan?- me pregunté forzando la vista. - No, sin duda alguna es un Abraxan, es precioso, sin duda, ojala tuviera whisky de malta puro para lograr que se acercara a mi y poder estudiarlo más de cerca. Su nivel de peligrosidad es el... XXXXX si no recuerdo mal.- mientras decía aquellas palabras la vuelapluma comenzaba a tomar nota. - Se trata de una bestia, pero seguro que mucho más inteligente que muchos seres humanos.

 

Me descalcé sobre la verde hierba, estaba sumamente fresca, y que estuviera realizando un trabajo no me impedía que pudiera disfrutar del ambiente que me rodeaba. Poco a poco me acerqué hasta la orilla, intentando divisar que había en el lado opuesto de la misma. Al parecer el día de hoy trataba de equinos.

 

- E ahí un centauro, nivel XXXX, en este caso se trata de un ser, tiene la capacidad de aprender. Son inteligentes, capaces de hablar, solo hay machos. Se piensa que aparecieron en Grecia, pero hay muchos en toda Europa, no se les debe molestar y saben protegerse. Viven en manadas de entre 10 y 50 miembros, y se les da muy bien la curación mágica, la adivinación, el tiro con arco y la astronomía.

 

La verdad es que me estaba entrando la tentación de ir a hablar con él, para preguntarle algunas dudas sobre métodos de sanación que quizás ellos dominasen mejor que nosotros, pero no tenía tiempo suficiente para ello, por lo que continué observando mi alrededor.

 

- ¿Qué es eso que se oye por ahí? No, no puede ser, estaba segura que no existían.- dije mientras miraba a mi derecha, con los ojos abiertos como plato. El bosque estaba ardiendo, se había creado un sendero de fuego. - Rápido, escribe. Heliopath, es un espiritu de fuego, galopan por la tierra quemando todo en su trayectoria. Sin clasificación.

 

A cada palabra que decía mi voz se volvía más aguda y nerviosa, aquella criatura se estaba dirigiendo directamente hacia mi, por lo que recogí mi calzado, agarré el pergamino y la vuelapluma y salí corriendo hacia la puerta, cerrándola de un portazo tras de mi. La puerta de repente se desvaneció, probablemente hubiera ardido su gemela.

 

- Aquí tienes lo que me dio tiempo a hacer- dije entregándole el pergamino e intentando recuperar un ritmo respiratorio normal.

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Cuando los minutos dados para dar la tarea dieron su finalización, se puso de pie y se preparó para dar las próximas explicaciones a sus alumnas. Deseaba que todo hubiera sido tranquilo para las chicas y hubieran logrado completar efectivamente la tarea que le encomendaron. No era una actividad simple la de enfrentarse a esos simulacros de habitad a pesar que lo había preparado con mucha precaución para que nadie resultara herido. Recordaba cada uno de los detalles que se escondían detrás de esas puertas, y sabía que no podía haber nada grave.

— Excelente, chicas —mencionó la bruja, indicando que era momento para el siguiente tema—, espero que les haya quedado claro el tema de las clasificaciones del Ministerio de la Magia para controlar a las criaturas. Sin embargo, en algunas puertas se encontraban algunas otras que no entraba en ningún grupo —añadió, mientras miraba las hojas apiladas sobre el escritorio.

Era momento de la última actividad, y esperaba con ansias que sus alumnas se llevaran una buena experiencia de esa clase y, sobre todo, mucho conocimiento sobre los temas que le correspondían a esa área. Dejó que su vuelaplumas calificara cada pergamino que le habían entregado. Sin embargo, no hacía falta, puesto que el hecho de haber salido de aquel lugar indicaba que habían completado la tarea con éxito. Dirigió su mirada hacía la pizarra a la cual le hizo señas para comenzar con lo que seguía.

— Ahora veremos los métodos que el Ministerio de la Magia aplica para que evitar que las criaturas se extingan, además de asegurarles un bienestar —próximamente la tiza se movió escribiendo sobre la pizarra: — Legislación de Criaturas Mágicas —para Kirara era un tema de suma importancia y todos los ciudadanos debían saber al menos la existencia de estas.

» Estatuto del Secreto de los Magos: Ocultan a las criaturas mágicas de los ojos de los muggles. Si bien, los miembros son parte del Ministerio de la Magia.

» Prohibición de la reproducción experimental: La ley fue creada para un mayor cumplimiento con la ley del Estatuto del Secreto de los Magos por parte de Newt Scamander en 1965.

» Declaración del Snidget como especie protegida: Al ser sobre utilizados en los partidos de Quidditch la “Confederación Internacional de Magos” declaró está especie de criaturas como protegida.
» Se necesita licencia para la posesión de algunas criaturas: Se dicta que se necesita licencia por parte de la división de Bestias en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas para adquirir criaturas que el Ministerio considere peligrosas.
Al finalizar la explicación se dio cuenta de que todo lo escrito estaba resumido, pero a esas alturas no importaba, puesto que faltaba muy poquito para que la clase llegara a su fin. Volvió a mirar a la pizarra. Aún faltaba la explicación de los mecanismos de defensa de criaturas mágicas y los diferentes tipos de plaga que existen en los jardines. — Es muy importante que vayan tomando apuntes porque de esa manera les quedará por escrito y será esencial a la hora de que quieran refrescar su memoria.
— Muchas criaturas mágicas tienen su propio mecanismo de defensa, los cuales se activan cuando detectan un peligro cerca —introdujo la bruja mientras ordenaba sus ideas para profundizar el tema. — Quizás, habrán escuchado acerca de cómo fue creada la capa de invisibilidad y qué criaturas se habían atrevido utilizar, de no ser así, presten mucha atención para saber más sobre el tema.
» — El primer mecanismo lo llaman invisibilidad, es cuando una criatura, como el Demiguise, utilizan su pelaje para volverse indetectables al sentido de la vista de los humanos. Se desconoce si también de otras criaturas, posiblemente algunas perciben el olor de la existencia de éste y les podría confundir. La cripsis es cuando la criatura pasa desapercibida en el sentido de otras especies.
» — El caso del encogimiento, la palabra ya lo dice, a voluntad propia la criatura puede disminuir su tamaño y engañar a la vista.
» — Por último está el tema de la desaparición, como muchos de nosotros, tienen la capacidad de transportación instantánea. Estoy segura de que alguna de ellas tiene elfos domésticos en sus hogares, por lo que no hace falta profundizarlo más.
No finalizaría la clase aun, puesto que faltaban unos cuantos minutos para el tiempo final. Aprovechó para volver a utilizar las puertas que había invocado, pero en esa ocasión haría que se dirigieran a otro lugar completamente distinto. Aún faltaba aprender acerca de los tipos de plaga, por lo tanto, ¿por qué no aprender un poco sobre esto? — La próxima tarea será desgnominizar un bonito jardín y, detrás de las puestas estará el escenario —dijo Kirara mirando hacía estas—, ¿Se animan? Tienen 5 minutos. No es una tarea muy complicada. ¡Andando!

 

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Tras la actividad me encontraba sumamente cansada, y desconocía la razón. Era cierto que había tenido que correr para huir de la criatura de fuego, pero habían sido a penas unos metros de nada, aquella no era razón, y la tarea tampoco había sido de gran carga mental, aunque probablemente el saber que tras terminar con la clase no podría irme a descansar a casa, si no que tendría que volver al trabajo..., probablemente fuera lo que realmente me estaba agotando.

 

Rápidamente Kirara procedió a continuar con la lección, contando ciertos datos sobre la legislación existente para proteger a las criaturas mágicas, la gran mayoría los conocían o me sonaban, aunque la profesora ayudaba a comprenderlas mejor con sus explicaciones. Nunca les había dado demasiada importancia a las leyes, solía moverme por intuición, y esta me ayudaba a respetarlas cuando era preciso. Suponía que aquella clase no se me daría nada mal, había llegado a estar muy tentada de haber comenzado a trabajar en el departamento de Criaturas en lugar de en San Mungo, pero el Hospital terminó ganando la lucha interna.

 

Cuando terminó la parte de teoría se me cayó el alma al suelo al escuchar lo que nos tenía preparado la profesora. Era cierto que a veces me divertía, pero necesitaba estar cargada de energía para poder enfrentarme a aquella tarea. Cuando era pequeña lo hacía casi como un juego, a pesar de que en casa siempre había otra persona que se podía ocupar, pero era mucho más divertido picarse con los hermanos y comprobar quien era el que más gnomos era capaz de atrapar y sacar del jardín.

 

 

- Bueno, cuanto antes empecemos antes acabamos.- dije mientras me preparaba para atravesar la puerta. Programé mi reloj para que me avisara cuando pasaran los cinco minutos reglamentarios que había dado la profesora y me adentré en aquel jardín que me había tocado al abrir una de las puertas al azar.

 

Aquel jardín debería de ser un auténtico paraíso para los gnomos, puesto que la hierba me llegaba en algunas partes prácticamente hasta la cintura, por lo que no sería nada fácil encontrarlos. Desde luego la suerte no había estado de mi parte al elegir esa puerta. De todas formas no desistí, me remangé y me puse manos a la obra, aplastando la hierba a mi paso.

 

El primer asalto lo ganaron los gnomos, que fueron capaz de zancadearme y hacerme caer al suelo, pero en la caida al menos pude agarrar del brazo a uno de ellos, y como si una vaquera del oeste fuese, comencé a darle vueltas hasta dejarlo completamente mareado, lanzándolo al final por encima de la verja del jardín, muy pero que muy lejos.

 

Me puse en pie con rapidez, ahora tenía un truco, notar donde se removía la hierba, el que no hiciera aire era una gran ayuda, por lo que en unos minutos pude encontrar tres gnomos más y sacarlos del jardín. Justo cuando cogí el cuarto pitó la alarma de mi reloj, avisando de que el tiempo había terminado, aún así no me dirigí directa a la puerta. El gnomo aún se revolvía en mi mano, intentando zafarse y escaparse, por lo que hice lo mismo que con sus compañeros, y una vez estuvo fuera del jardín pude regresar al salón de clases.

 

-Ya estoy de nuevo aquí, siento el retraso, pero no quería dejar la tarea a medias.- me disculpé

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El sol comenzaba a ocultarse, señal de que era hora de abandonar el lugar. Había tenido una excelente clase, no tenía ninguna duda, pero pensaba que podría mejorar un poco más sus métodos de calificación. Jamás era tarde para seguir creciendo y, pensaba que a medida que conducía más clases iba ganando más experiencia. Recordaba todas las clases que había participado. La mayoría de ellas le había generado una sensación de satisfacción, y procuraba que su clase hiciera lo mismo con sus alumnos.


— Excelente, Anna —admiró la bruja al ver que su alumna había cumplido eficazmente todas las actividades que le había ofrecido anteriormente. Creía que todos alguna vez se había enfrentado a los gnomos de los jardines, además de que no era una tarea muy complicada. Ella estaba a favor de ese modo de limpieza, ya que las criaturas terminaban vivas a pesar de ser zamarreadas y un poco lastimadas. Al principio se había negado a dar esa actividad, pero luego, en algunos libros se informó que no eran tan graves los golpes que le provocaban si el sitio está en ciertas condiciones que se lo impidieran. Y, fue allí cuando se decidió a construir texturas de algodones en esos jardines.


— Espero que te hayas divertido —sonrió y luego miró a sus alrededores en busca de Mistify. — Es una lástima que nuestra compañera se haya perdido —añadió tristemente, ya que le hubiera gustado que participara en la clase hasta su finalización. Al menos, deseaba que Malfoy hubiera tenido una excelente experiencia a pesar de que no le había hecho mucha gracia tener que sentarse sobre una roca. De todas maneras, seguía siendo la directora de todo lo que abarca la Universidad, por lo que seguiría encontrándosela y esa idea le caía muy bien.


— Al haber completado tus tres actividades con todos los requisitos exigidos, tu calificación es un Extraordinario. ¡Felicidades, Anna Ryddleturn!


Mistify completó una actividad con todos los requerimientos, pero la segunda no pudo completarla como debía ser. Me hubiera gustado verla con más actividad, pero lamentablemente no pudo ser. Mi calificación para ella es un Aceptable.


— Espero que pueda servirles en algún futuro y sepan utilizar el conocimiento para una buena acción. Muchas gracias por haber sido parte de esta jornada. Les deseo lo mejor —finalizó Kirara, al momento que iba desapareciendo todas las pertenencias de la clase, dejando un bosque despejado de artículos. Al momento en que ellas abandonaran la escena quedaría completamente descampado dejando al fin, que las tímidas criaturas que habitaban allí pudieran andar con libertad.

 

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