Fiesta en el Campus!

[Luci Rosier]

Lizzi Rosier

La joven Rosier sonrió mientras Cissy le preguntaba si conocía a Aleister. Antes de que le diese tiempo a contestar, la chica se acercó a el, por lo que la rosier no tuvo otra opción que seguirla con rapidez. Se mantuvo en silencio, de repente otra chica se acercó. Leah Atkins. Una compañera mortífaga. La sonrió disimuladamente. Mientras esta soltaba una puya a Cissy. La joven Rosier seguía en silencio. Tomó un sorbo de su ponche que minutos antes se había servido.

Soltó una risa al ver lo sorprendida que se encontraba Cissy. Parecía que no esperaba que Aleiter fuera su hijo adoptivo. Ambos conversaban sobre las clases de la universidad. La joven se echó el pelo hacia atrás mientras se acercaba a su hijo. Quería saber como le iban las clases. Fue en ese momento cuando recordó lo dificil que habían sido para ella todas las clases de duelo. En cambio, como le gustaron sus clases de duelo avanzado. Una sonrisa se esbozó en su rostro.

-¿Como vas en los estudios? ¿Y cual es tu clase favorita?- le preguntó a su hijo mientras se servía un poco más de ponche. No sabia si era el momento adecuado, porque en una fiesta, ¿quien quiere hablar de clases?

[Leah Snegovik]

~Leah Atkins

 

 

—¿El placer es todo tuyo? —fingió una expresión de sorpresa ante las palabras de Alesteir, acabando por guiñarle un ojo como había hecho antes con Christopher—. Vaya, pero si tenemos a todo un galán. Pensé que estaban extintos.

 

Las palabras de Cissy, como siempre, le hicieron gracia. Una risa musical abandonó su garganta en cuanto finalizó y no pudo hacer otra cosa que negar con la cabeza a medida que siseaba.

 

—¡¿Vaga?! —se llevó una mano al pecho—. Cuando me consigas algo qué hacer, hablaremos de ello. Por otro lado, mis bailes son exclusivos, Macnair, no hay alcohol que pueda conmigo. Tú deberías saberlo, aún no te muestro mis habilidades y el día que lo haga vas a subirme el sueldo. Sin embargo, debo admitir que los chicos no están acostumbrados a mis... libertades a la hora de hablar —después de lanzarle una significativa a Luci, volvió a mirar a Alesteir—. Espero no haber ofendido a nadie.

 

Y de haberlo hecho, era evidente que le daba igual. Estaba en su faceta social, sin duda alguna, pero su jefa conocía más que nadie el carácter que podía tener. Desde sus arrebatos de odio hacia los reporteros del diario mágico "El Profeta", hasta sus momentos más sádicos en el campo de batalla y a la hora de asesinar odefos, no sin antes torturarlos, ella no era precisamente una joya. Pero todas las cosas estaban pasando por alto en ese momento, no era necesario que nadie conociera su lado más salvaje en plena fiesta.

 

Se acercó al aparato ese, el equipo de sonido, mirándolo como si quisiera descubrir qué clase de monstruo lo había creado y al final optó por mover la varita en una floritura veloz. La música empezó a resonar en las paredes del lugar y la mujer ensanchó una sonrisa complacida a medida que regresaba al grupo. No era nada capaz de atormentar, tampoco digno de un desmadre y mucho menos la melodía de una celebración fúnebre; bailable, agradable y con un sonido conocido entre los magos. Las Brujas de Macbeth con algo más, no sabría decirlo.

 

—Ya está, gruñona. ¿Desea algo más la señora? Un masaje, ¿quizá? —tocarle las narices a la Macnair se había convertido en una práctica común de su parte, sabía que pronto iba a darle una patada como no se callara. Así que, haciendo de las suyas, señaló el jacuzzi con la cabeza—. Deberíamos ir a ver qué tal, las burbujas calman la tensión.

[Aleister Crowley]

Sonreí por un momento al notar la situación en la que estaba metido. No me había dado cuenta que ya estaba entre bastantes personas, algunas sentadas que como decía Cissy pertenecían a cursos más avanzados, algunas chicas, incluso mujeres ya bien hechas, que habían sido graduadas en la universidad ya hace mucho tiempo estaban presentes; y la música que ya estaba en su punto máximo gracias a la Atkins resonaba en el lugar. De seguro llegaría más gente, eso todos lo esperaban, aunque a decir verdad, se veía bastante dificil ya.

 

Por mi parte, con esa cantidad de personas que había llegado me sentía cómodo para una buena socialización, es más ya me habia adaptado un poco a toda la gente, aunque aun me preocupaba el no conocer a nadie más que a Luci. Era bueno para socializar, pero esto era una fiesta, no un club de conversación, y se notaba que este lugar había sido preparado para que llegara mucha gente más, bastante. Me ayudó a comprobarlo el globo que descendió por arte de magia del techo sin notar quién lo había hecho, y explotó sobre la cabeza de Catherine saliendo al instante un olor a cerveza. Al parecer los globos estaban todos rellenos con sorpresas; lo había intuido desde el principio y esperaba que no me tocara caérseme uno encima, sería desagradable andar con ese olor durante toda la fiesta.

 

 

-Si...madre -respondí a la duda de la Macnair que al parecer se había atragantado con saliva de la sorpresa que era hijo de Luci -. Lo sé, lo sé...Sé a qué vas...-miré a Luci de reojo esperando que no se molestara y volví la mirada a Cissy-. Aunque créeme que tuve un buen recibimiento en el Castillo. No creo que sea tan tan malo estar ahí, ¿o si? -Esperaba no tener lios con la conversación porque mi madre se encontraba justo al lado de nosotros y no hubiera sido buena idea una discusión en plena fiesta, me dije con un tanto de diversión en mi mente.

 

 

Por Cissy había sabido ya un leve perfil sobre el joven Christopher que yacia más allá del sillón, y es que parecía saber sobre todos en ese lugar desde antaño como por arte de magia, incluso de Luci; parecía que de todos. Por un momento eso me generó una sensación extraña de que todos estabamos siendo investigados, cosa que no logré sacar de mi subconciente por un buen momento, hasta que Cissy se puso a discutir con la Atkins, y entre eso, Luci conectó conmigo consultándome qué tal me estaba yendo en la universidad. Por un momento le miré incrédula de que me esté preguntando eso ahora y por un momento presentí que ni siquiera sabía en que periodo de la universidad iba, pero no me causó molestia alguna, solo una leve indiferencia y diversión, más le respondí con una sonrisa sincera:

 

 

-Uh...madre, -o Luci...cómo sea. Siempre se me dificultaba decirle por su titulo adoptivo debido a su edad. Le sonreí con cariño- sólo voy en Introducción -asentí. Sabía que hasta ahora no habiamos tenido mucha comunicación-. Es genial, aunque desearía ya estar en clases de duelo -comenté completando la frase a medida que agitaba la mano izquierda que estaba libre sin copa como si agitara mi varita-. Sería bueno aprender. Por cierto -intenté hablarle más despacio inclinando mi cara hacia ella para que nadie oyera a medida que mi cabello cubria parte de mi faz - sufrí algo en la pierna -susurré- y ando un tanto compiicado. No se me a curado desde la universidad.

 

Off: Luu que te parece dejar el tema de la universidad para conversarlo en el castillo? ya que la fiesta temporalmente fue después que el castillo y alla ahorita estamos hablando de lo mismo e.e

Editado 27 de Julio del 2015 por Aleister Crowley

[Luci Rosier]

Lizzy Rosier

 

La joven Rosier tomó un sorbo de su bebida mientras escuchaba a Aleister. El brujo parecía indeciso, o atemorizado. Como si no supiera coo llamarla. Sabía a que curso iba había pasado varias veces por sus clases, sin que él se diera cuenta. Aunque no lo parecía no era tan mala madre, se solía ocupar de sus hijos, y ver si estaban bien.

 

Clase de duelo. Sonrió mientras recordaba como habían sido sus clases de duelo. Siempre había esperado esa clase, y al final, casi no puede acabar con ella. Elisabeth se apartó el pelo de la cara. Recordaba la universidad, como casi la mejor época de su vida. Cuando más amigos había hecho y mejor se lo había pasado.

 

La chica abrió los ojos sorprendida, cuando el Aleister le comentó que le había pasado algo en la pierna. ¿Qué podía ser? Se puso a pensar la Rosier. Un partido de quidich, el examen de aparición, el examen de vuelo. Estas dos últimas cosas a ella se las habían mandado hacer para la universidad, pero no sabía como estaban en ese momento las cosas.

 

-¿Y que te ha pasado?- preguntó la joven asustada.

[Cissy Macnair]

Entrecerré los ojos mirando a Leah mientras se alejaba a subir la música y pensé, por un brevísimo instante lanzarle un hechizo por la espalda. Luego me di cuenta que, de hacerlo, no quedaría bien a los ojos de los chicos nuevos, así que me contuve y esperé a que regresara, mientras en mi mente resonaban las últimas palabras que me había dicho antes de marchar. Tenía razón, estábamos actualmente sin trabajo y eso me tenía preocupada. Casi había aceptado otro empleo fuera del Concilio pero mis superiores me habían mantenido ocupada y no me habían permitido marchar. ¿Para qué? Estábamos flotando entre notas malversadas de El Profeta y supuestos murmullos de que íbamos a volver a abrir nuestras puertas, pero aún nadie se pasaba a darnos el visto bueno sobre los nuevos productos o la planta en vías de construcción.

 

Me di cuenta que había estado volando demasiado alto en mis pensamientos cuando la Atkins volvió junto a mi y me propuso meterme en el jacuzzi. Por extraño que pareciera, hacía años que no me metía en uno. Era bastante vergonzosa de mi cuerpo aunque sabía que no tenía por qué y no recordaba si había traído el traje de baño. En buena hora me daba cuenta que era una bruja y podía utilizar un Morphos para cambiar mi ropa interior por algo más adecuado.

 

-Acepto- dije, mirando entonces a Aleister y Luci-. No me malinterpretes, Luci debe ser una excelente madre- dije por lo bajo al chico, antes de guiñarle un ojo a ambos e invitarlos con un movimiento de mi mano a que me siguieran-. Hemos preparado un jacuzzi con espuma de colores lo bastante amplio como para meter un kelpie. ¿Desean acompañarnos?- clavé mis ojos esmeraldas en Aleister sin prestar atención a la preocupación en los ojos de Luci, que no sabía a qué iba porque me había perdido un poco de la conversación entre ellos.

[Natasha Nettles.]

Lo que se había perdido en un momento por estar concentrada con la pipa de la paz y sus divertidos dibujos. Se encontró con que más gente había llegado y que de echó tenían todos muchas ganas de fiesta. Se levantó del sofá estirando sus músculos y cogió un puñado de snacs y se fijó en toda la sala. Había gente que conocía, otra que le sonaba y por último; gente que ni sabía que existía como era el caso de Aleister y eso no podía ser; Tenía que charlar con todos los de allí.

-¡Hola!-Saludó con una sonrisa al muchacho y a Luci, que se encontraba en el rango de "gente que le sonaba"-¿Cómo les va la fiesta, hace mucho o poco que llegaron aquí? Yo soy Natasha Nettles. Estoy en el segundo nivel de la academia, de echo la comparto con el antisocial de Christopher.-Explicó presentándose.-¡Y tú eres Cissy! Se quién eres, soy señor. A un que ahora no sé de qué, pero tampoco importa mucho. Un placer igualmente.-Sonrió estrechándole la mano firmemente, agrandando su sonrisa.-Como no quiero molestar y.. Probablemente tengáis cosas que hablar, os dejo.-Se despidió dirigiéndose hacia Leah, que a ella sí a conocía; Más que al resto de echo.-¡Leah! Cuanto tiempo, desde.. Ayer creo. No sabia que asistiras, me lo llegas a decir y me arreglo más para ti, cariño.-Le saludó con una reverencia.-¿Decíais algo de unas burbujas, no? ¡Me apunto a acompañaros, para recompensar el tiempo perdido, dulzura.-

[Alyssa Black Triviani]

Al llegar al centro de la fiesta no tardó en perderse dentro de aquel mar de conversaciones, Aleister se distanció de ella para emprender una charla con Luci y otras chicas mientras que la Black quedaba algo rezagada sin saber de qué iba la cosa. La fiesta continuaba su curso cada vez más concurrida, repleta de rostros conocidos así como muchos otros a quienes no identificaba en lo absoluto. Había perdido ya la cuenta de cuantas copas frutales había bebido, cualquiera diría que una bruja acostumbrada al más fuerte whisky jamás caería ante tragos tan suaves, y sin embargo su chispeante mirada le delataba.

 

- ¡Jacuzzi! – Exclamó sobresaltando a todos - ¡Yo, yo, yo quiero! – balbuceó lanzando la copa que tenía en la mano por sobre el hombro.

 

En cuanto localizó su objetivo arrancó una carrerilla hasta la burbujeante bañera, en el camino fue quitándose la ropa hasta quedar solo en ropa interior. Riendo como una bobalicona dio un salto para luego caer de lleno en el jacuzzi, salpicando todo a su alrededor y creando un gran escándalo; quienes le rodeaban tenían puesta su atención en ella, algunos divertidos y otros irritados.

 

- ¡Vengan! – exclamó llamando a sus compañeras - ¡¿Qué esperan?!

[Aleister Crowley]

-Me atoré la pierna en un montón de arena - sonreí leve respondiendole a Lizzy que tenia una mirada preocupada. Sonreí más y le dí un beso en la mejilla- No pasa nada, estoy bien. ¿Tú mejoraste desde ayer? Te veias mal en casa cuando lleguamos, ¿recuerdas madre?

 

En ese momento oí un hola expresivo que se levantaba del sillón y se aproximó a nosotros saludandonos y presentandose, en lo que respondí en brevedad ya que noté que tenía ansias de saludar a todos-. Oh, vaya. Yo voy en el primer nivel recién. ¿Está complicado el II?

 

Las conversaciones me llegaban por todos lados: por una parte Cissy, por otra parte, Lucy, por otra parte las otras chicas, en la cual una (quien me había recibido) comenzó a quitarse la ropa gritando ¡Jacuzzi! a medida que caminaba hacia el, llamando toda mi atención cuando se desprendia de sus prendas en el camino. Volví la mirada hacia Cissy notando que me había observado mirarla, y esta continuó la conversación conmigo indicando mi mala interpretación e invitandome al jacuzzi preguntando a mi y a mi madre, aunque sentí su mirada esmeralda pura en mis ojos.

 

Claro que quería, quería aceptar rotundamente, pero: a mi alrededor miraba: mujeres, mujeres, mujeres...y luego mi mirada volvía a la Macnair sintiendo que sería el único hombre en ese jacuzzi, ya que a Christopher no lo veía con el animo de participar. Y rodeado de mujeres de seguro que entraría en un pudor extremo; jamás me había sentido una persona lo bastante segura como para creerme el galán, y lo peor es que en esos momentos andaba sin ningún traje de baño, y que darme en calzoncillo frente a ellas me mataría de verguenza.

 

Cissy me había hecho una pregunta, por lo que aun con todo lo que pasaba por mi mente, intenté responderle con seguridad asintiendo :- Si, si voy. Pero... ¿Me ayudas?- Me decidí a preguntarle, seguro de que sabría algún hechizo- Es que...no sabía, no tengo nada que ponerme y...son... todas mujeres. -dije con un tono de sonrojo en las mejillas aun sin creer que estaría en medio.

[Cissy Macnair]

Ante el grito de batalla de Alyssa, me quité del camino y esquivé vagamente la copa que había lanzado sobre su cabeza, de modo que parte de su contenido fue a parar a mi pelo prolijamente peinado. Solté una risotada no propia de mi, porque era divertido ver a veces a la gente menos esperada haciendo locuras. Saqué la varita y con un movimiento de ésta lancé un Fregotego a mi cabello, que una vez más volvió a lucir brillante.

 

Casi al mismo tiempo que Aly, otra chica se acercó, la que había estado fumando de la pipa de agua. Le tendí una mano, conmovida porque me reconociera de algún lado.

 

-Gracias, me halagas. Un gusto Natasha, creo que también te conozco de algún lado pero discúlpame si no recuerdo de cuál- dije, antes de dejar que la atención de ésta se volviera hacia Leah, a quien parecía conocer de algún lado. Tan pronto sucedió eso que Luci, Aleister y yo nos quedamos solos, mirando al grupo que ya se dirigía al jacuzzi.

 

Noté que el chico Rosier se alejaba de Luci y se acercaba un poco a mi. Había duda en él por su forma de moverse, lo que me causó la impresión de tener que protegerlo de algo, un instinto que se había ido desarrollando en mi con mi familia más cercana y algunos compañeros de bando. Quizá Aleister comenzara a ser uno de esos predilectos de mis mimos.

 

-Oh, vaya. Claro que te ayudo- miré a mi alrededor.

 

El lugar era una habitación del Campus que habíamos ampliado para tal eventualidad, pero el corredor de las habitaciones estaba desierto, custodiado por los fantasmas que flaqueaban la entrada a la fiesta. Así mismo, había otras habitaciones cerradas a las que habíamos protegido para que los ebrios no destruyeran y luego nos cayera la bronca de Elodia. El jacuzzi se encontraba en el jardín. Habíamos fabricado una puerta en la habitación que llevaba hasta una terraza de madera cubierta donde estaba el mismo y, a los lados, unos simples cambiadores hechos con biombos era el único lugar medianamente "discreto" para quitarse la ropa. Claro que, algunas personas como Alyssa, no parecían necesitarlos.

 

Tomé su mano con delicadeza y echándole una mirada a Luci, tiré suavemente de Aleister hasta el único baño del lugar. Una vez dentro, cerré la puerta con magia para que nadie decidiera entrar y sacarnos unas fotos (?, más sabiendo que Leah estaba por allí.

 

El lugar era estrecho. Había un lavabo bastante moderno empotrado en la pared con un espejo encima que poseía un marco muy bonito hecho con piedras de colores. A la derecha del lavabo estaba el inodoro y un pequeño armario donde había algunas toallas, cremas y otras cosas de mujer. Evidentemente la habitación que habíamos usurpado pertenecía a alguna mujer del campus. No había ducha, puesto que en ambas alas de habitaciones había unos enormes vestuarios con duchas individuales, lockers para guardar ropa de cambio y era un espacio amplio y limpio.

 

-Bien, veamos- me coloqué delante de Aleister, cosa difícil puesto que nuestros cuerpos casi se tocaban y le apunté con la varita-. Quítate la parte de arriba de la ropa y déjate el pantalón- torcí el gesto, como hacía cada vez que pensaba en profundidad. Tan pronto como me hizo caso, agité la varita y sus pantalones se transformaron en un bañador a medida de color negro, largo hasta unos quince centímetros por encima de la rodilla pero no ajustado como un slip-. Perfecto- sonreí, esperando que a él le gustara el resultado.

 

Crucé mi brazo delante de Rosier hasta el lavabo y deposité mi varita sobre él, encorvando mi cuerpo hasta casi pegarlo contra el del muchacho... el poco espacio era claustrofóbico. Me retiré de nuevo hacia atrás y me quité la blusa negra que cubría la parte inferior de mi cuerpo, dejando ver el sostén de encaje negro. Acto seguido, hice lo mismo con la falda azul marino. Me volví a inclinar sobre Aleister y tomé mi varita de nuevo, apuntándome con ella y haciendo el mismo movimiento que con el chico.

 

-Morphos- murmuré y mi ropa interior tomó la forma de algo más parecido a un bañador-. Eso está mejor- sonreí.

[Aleister Crowley]

Tomé su mano desprevenida de lo que hacía y tiró de mí llevándome a otro lado. Por un momento una adrenalina mezclada con coquetería pasaron como un rayo por mi estómago subiendo hasta mi garganta ¿A dónde íbamos? ¿De verdad era necesario ir a otro lado? Y en eso llegamos a una puerta, me metió dentro y se internó conmigo después, cerrándola por detrás, en lo que al entrar me di cuenta de lo estrecho que era, quedando su cuerpo apegado al mío en esa extraña sensación de estar toqueteando el cuerpo de alguien que podría ser tu profesora, pero me molestó tanto; es más, sonrojé un poco sin entender qué era lo que hacíamos allí y le pregunté para qué habíamos venido; en lo que respectaba a ella, parecía no importarle demasiado.

 

-Bien, veamos- dijo poniéndose frente a mí y noté que llevaba la varita en la mano lo que me hizo tocar la mía al instante guardada bajo el bolsillo. Por un momento llegué a creer que se le había ocurrido alguna atrocidad sádica: en este mundo uno nunca sabía cuándo se llegaría a tocar con algún maniaco; pero a diferencia de eso me apuntó con la varita más que nada para indicarme algo y añadió en tono de mandato que me quite lo del torso. Aquello me hizo sentir un cierto pudor, pero luego ciertamente comprendí que estábamos allí por mi propia petición de ayuda: allí sería más fácil cambiarse la ropa a diferencia de estar frente a todos los otros extravertidos de la fiesta. Por lo que le miré por un momento indeciso, hasta que me decidí tomar los bordes de mi polera desde la cintura con cuidado de no pasarle a dar un golpe por el estrecho espacio. A medida que subía mi polera descubriendo mi torso sentí un impacto mágico que llegó a mis piernas entre un susurro y floritura de Cissy con su varita, transformándose lenta y periódicamente el pantalón que llevaba puesto en un bañador mucho más pequeño pero bastante cómodo. Ya tenía la polera fuera de mí. Lo único extraño de la situación fue que se me habían desaparecido los calzoncillos por debajo del bañador, pero no dije nada respecto al tema; y en el caso de mis piernas, una de ellas se veia cubierta por una venda que venía desde antaño.

 

Creí que ya todo había pasado, y le asentí a mi compañera con un deseo en mi pecho de agradecerle incluso con un gran abrazo que se quedaría en el secretismo de aquel baño. Pero una potente fuerza me detuvo al momento que vi como se abría su blusa y se acercaba a mi pasando su mano para apoyar su varita ante el poco espacio que teníamos. Aunque claro, sólo intentaba quitarse la ropa-sarcasmo- la cual caía al suelo a medida que se inclinaba a mi. Mi garganta se anudó en un sonrojo. Aquel cuerpo era demasiado para un chico como yo: era unas diez veces más trabajado y definido que el escuálido cuerpo de joven que aun poseía Aleister, más no pude impedir el mirarla, era imposible; la observé completa esperando que no lo notara. Al momento de inclinarse, intenté alcanzar incluso su piel; quería sentirla, y acerqué mi mano; pero obviamente se daría cuenta y no quería pasar vergüenzas aún, por lo que lentamente me retracté un poco avergonzado de mi mismo.

 

Cuando ya había terminado se separó cuanto pudo nuevamente y se apuntó de la misma forma que a mí con la varita, pero esta vez oí el hechizo:- Morphos- dijo, y su ropa interior cambió su apariencia a un bañador femenino que cubría toda su parte delantera, lo cual generó una sonrisa en mi cara. Se veía bien.

 

-¡Genial!- Mi boca se destapó al fin en un deseo de ya acabar con ese momento torturador de testosterona- te queda muy bien.-Me decidí al fin y rápidamente deslicé la yema de mi dedo índice en su viente y le miré en una sonrisa baja- En serio.-finalicé la frase casi en voz baja y rápidamente cambié de tema. Moví los ojos hacia abajo:- ¿Será bueno dejar la ropa aquí? –Intenté mirar al suelo mirando más a sus piernas que a la ropa y volví a subir la mirada- Se ve que por aquí hay mucha gente experta para interpretar las cosas de las formas más exóticas posibles. –Aunque para mi hubiera sido un alago que aquellos fueran verdad.

Editado 29 de Julio del 2015 por Aleister Crowley