Detective Mágico Consultor (B: 106711)

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Ahhh...increible que le preguntasen eso...pero bueno, si era supuestamente el que podria emplearme mejor no utilizar mucho el sarcasmo ante el, no vaya a ser que se lo tomara a mal y fuera peor el remedio de la enfermedad. Asi que mientras observaba al mago comence a preparar mi respuesta...claro tenia que tener presente que la presentacion por parte de Bel no habia sido la mejor, asi que dejar claro algunos puntos.

 

-Sobre mis peticiones...le aseguro que no son redundantes....-me recline en el asiento que amablemente habia tomado- si quiero trabajar aqui...es para refinar el arte de husmear por aqui..por alla...recabar informacion sensible para ser usada- claro en primer caso a favor del cliente..en segundo..en mi propio provecho- y sobre lo de que investigen a Sherlock..pues- lanzo sobre la mesa una edicion del profeta donde me tildan de sospechoso de un acto vandalico en mi propia mansion- Ya el me a señalado con dedo acusador...que lo investigue...pues seria hechar una leña al fuego..por demas innecesaria...y claro..le daria motivos para que me siga poniendo de sospechoso en todo cuanto se le ocurra. He ahi el por que recurro a ustedes.

 

Crei que me habia explicado bien..pero a saber...tal vez querian la pelusa de la recontrapelusa para dar un puesto..pero el motivo era simple...ahora solo cabia esperar....mientras siempre podia hechar una mirada a las paredes....y piernas de Bel...el techo....la decoracon...su escote,...

[Rory Despard]

Sanadora Bel Evans McGonagall

Con @ y @

Galán, dotes amatorias, de pronto las ganas de echarme a reír eran incontenibles. Ciertamente si de algo podía distinguirse a Sean era de que pocos podían tan abiertamente dejar en claro la naturaleza de sus inclinaciones y perversidades. Pero mi inusual saludo había captado la atención de Garry. Escuchado el motivo de la visita de Sean, que sonaba bastante contradictoria y no dejaba de producirme cierta desazón de que algo ocultaba, dejé que fuera mi compañero quien lo encarara.

Algo de cruda franqueza no le iba caer mal, y ya estaría atenta por si en algún momento se le pasaba la mano.

¡Y vaya que había terminado haciéndolo! aunque en algún punto había dejado de mirarme, lo que me hizo comprender que no estaba interesado en reproches ¿visuales? míos. Me crucé de brazos y cerré un momento los ojos, tratando de pensar en de a donde nos conduciría toda aquel intercambio de palabras. Una parte de mí no podía dejar de sentir admiración por Garry, y la forma tan clara (aunque algo cruel) con que exponía el razonamiento que se escondía en la petición engañosa de Sean.

Para cuando la pregunta final llegó, abrí por fin los ojos deseosa de saber lo que nuestro "primer cliente" tenía para decir. "Recabar información sensible para ser usada" ¿en qué exactamente? el hombre de forma inteligente había detenido allí su explicación, y en cambio nos lanzó una edición de El Profeta donde el periodista le dedicaba palabras poco gratas.

Cogí el periódico y leí con detenimiento hasta el final la información que contenía. No era gran cosa, e igual parecía un asunto muy irregular.

- Conozco a ese Sherlock Holmes Garry, es un tipo bastante extraño- le dije recordando la primera que me lo había cruzado y extendiéndole el diario- El Profeta de igual forma parece no conocer la diferencia entre veracidad y difamación así que en su lugar no me preocuparía demasiado por eso.

¿Era mi imaginación o el tipo estaba mirándome pero no precisamente la cara? Parpadeé un par de veces, levemente sorprendida por eso pero rápidamente dejé eso de lado para concentrarme en una sola pregunta que no dejaba de rondar por mis pensamientos.

- Ha mencionado las katanas de los mortífagos. ¿Sufrió usted un ataque por parte de ese bando? Son pocas las personas que conocen de aquello, y me gustaría además saber como está tan seguro de que es algo exclusivo a los altos rangos de ese bando ilegal. ¿No será que está aquí intentado averiguar de esto por aquí, solo para evitar un interrogatorio inconveniente en el departamento auror?

Los hechizos por parte de ambos bandos no eran algo que circulara de forma pública. Como miembro de uno de los bandos ilegales lo tenía bastante claro, y por eso no podía dejar de intrigarme el hecho de que aquel hombre no solo supiera de aquella arma mágica, sino que además conociera también que pertenecía a un alto rango de ese bando. Ese último dato, definitivamente lo manejaban poquísimas personas al interior del MM.

- Yo creo que necesita contarnos algo más, quizá como fue ese ataque del que hablan en el periódico. Una cosa es lo que los medios pueden escribir, y otra, la realidad- observé a Garry unos instantes- igual la palabra final la tiene él, yo estaré de acuerdo con lo que decida. Pero quédate advertido que una vez iniciemos, no daremos marcha atrás.

Había movimiento abajo, en la primera planta ¿sería un cliente más acaso? Editado 22 de Marzo del 2016 por Bel Evans McGonagall

[Alexandra Eirian]

Estuvimos esperando con Ryu, un largo rato, hablando de cosas ordinarias y normales hasta que una persona, una mujer màs precisamente se nos acercò a nosotros.

 

-¡Clientes al Fin! Esto mejorara el humor del Garry– aquello ultimo lo había susurrado como si nos secreteara un chisme nuevo –Pero pasen queridos, pasen y siéntense ahí, solo unos minutos queridos, subiré a anunciarlos con los detectives que estoy seguro que los atenderán con gusto– nos sonrió felizmente –Esto…pero ¿A quién presento?-.

 

Ante la pregunta Ryu y yo nos miramos y el asintio con la cabeza signo de que el queria que yo manejara la situaciòn.

 

-Mi nombre es Alexandra Eirian y el es Ryu Yahiro, necesitamos hablar con los dueños del lugar de forma urgente-con respeto pero determinaciòn- honorable anciana seria amable de anunciarnos inmediatamente, el asunto que nos trae aqui es muy urgente-y tanto Ryu y yo inclinamos la cabeza en señal de respeto-.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Ahora la que tomaba la palabra era Bel..y claro...esa misma impresion que tenia de Sherlock la compartia...ademas de que ya comenzaba a husmear bastante sobre el Gremio..asi que tener una carta oculta contra el que lo mantuviese lo suficiente amordazado seria lo ideal. Claro esta, tampoco era para amenazar a su familia, por ahora no...pero si no aparecia algo rapido y seguia molestando evidentemente acabaria en eso.

 

Uff..casi me coje tratando de urgar mas alla del escote...disimule un poco y continue el ritmo de la conversacionque ahora iba dirigido a la Katana....un punto a su favor y mas cuando era evidente que eso no se pedia cotidianamente dado el nivel de secretismo que acompañba tanto a la Marca como a la Orden el Fenix.

 

-Bueno Bel...no..no he sido atacado..y la investigacion que les pido viene dada por las palabras dichas por Elvis en el profeta..recarcando las caracteristicas de dicha arma -ahora bien aun no soltaba prenda sobre que era lo que hacia yo detras de informacion de las katanas- si te preguntas en que me atañe la respues pues..-me detuve un momento- digamos que soy consultante de Kassandra, la Defensora del Mago, en el caso contra el presunto dueño de un arma de ese tipo.

 

Si, si el inteligente de Elvis no habia tenido contacto de un especialista que le asegurara que eso era en efecto una katana magica..y se basaba en su experiencia...pues la evidencia que aportara valdria menos que nada..y claro...estaba aquello de que saco la katana al parecer con un duplicado..algo que se contradecia con lo dicho en el periodico. En cuanto al interrogatorio auror...miedo...pues despues de lo visto en la Mansion Macnair..confraternizando con sus supuestos enemigos...pues vaya interrogatorio seria ese...

 

-En cuanto al ataque..pues de eso no se..solo de la mala labor de los aurores que conversaron como amigos de toda la vida con un mortifago en la Mansion Macnair..incluso ofreciendoles una ventaja si huia...en vez de apresarlo en el acto..cuando eran 5 contra 1...

 

@

[Rory Despard]

Sanadora Bel Evans McGonagall

- Kassandra, la conozco, excelente persona. Sus fiestas sociales son las mejores- dije con una sonrisa intentando aliviar el clima de tensión que se respiraba en el lugar tras las últimas palabras dichas por Sean- ¿aurores en contubernio con mortífagos? Suena terrible, pero circulan tantas historias últimamente que ya no me sorprende nada. Entonces Sean, creo que por mi parte dejaré que sea Garry quien tome la decisión de apoyar o no en tu caso.

 

Había sido la mejor forma de salir elegantemente del paso, aprovechando además que la casera cruzaba en esos momentos el umbral de la puerta. Me acerqué a ella y entonces no tardó en informarme que en el piso de abajo me esperaban dos personas ¡y una de ellas era mi ahijada!

 

- Garry, estaré en la primera planta. Han llegado otros clientes, así que iré haciéndoles las preguntas pertinentes. Prometo que si es interesante el caso, te avisaré para que tomes cartas en el asunto. Con permiso

 

Hice una ligera reverencia a ambos, para luego sin mirar una sola vez atrás bajar hasta el primer piso. El no voltear era una elección totalmente consciente que buscaba evitar la posible cara de enojo o cuanto menos la mirada inquisidora de mi compañero.

 

Porque sabía de sobra lo mucho que podía fastidiarle tener que tratar con otros "seres". Yo siempre le decía que ese era el costo a pagar si a cambio llegaban a sus manos misteriosos e interesantes casos.

 

Distraída en todos esos pensamientos, me llevé un susto al tropezar a mitad del descenso, por lo que ya con más cuidado bajé y entonces vi por fin a mi ahijada, hermosa como siempre aunque con una ligera preocupación ensombreciendo su rostro.

 

- Bienvenidos ambos- dije al acercarme y comprobar que tenía compañía- es un gusto poder tenerlos aquí. Dime Alexandra ¿viniste de visita a verme o es que tienes un caso sin resolución que te está agobiando?

 

Yo me inclinaba por lo segundo, pero no iba decírselo.

 

@@Alexandra Eirian

[Alexandra Eirian]

Mi madrina bajo y nos dio la bienvenida a ambos, luego me pregunto el motivo de mi visita.

 

-Y un poco de ambos, madrina- le respondì- es la primera vez que vengo asì que se podrìa decir que algo de visita tiene esto pero si hay un motivo que nos trae aquì- con seriedad- èl es Ryu Yahiro- mi amigo hizo una reverencia- el heredero de una de las grandes familias niponas a nivel muggle es conocida en el mundo de la tecnologìa pero a nivel màgico es famosa por su coleccion de elementos raros antiguos y de gran poder màgico, en fin resulta que entre esos objetos se encuentra el circulo estelar de los cuatro dragones un artefacto màgico muy poderoso, ese elemento digamos podria cambiar la realidad tal cual la conocemos, pero no puede entrar en detalles de sus poderes porque no me corresponde; la cuestion es que el mismo fue robado por mortìfagos y las investigaciones sugieren que vinieron a INglaterra, si esto llega a caer en malas manos y no lo recuperamos antes de dos meses sera un gran pero gran problema.

 

-Hacerlo a traves del ministerio implicaria mucha perdida de tiempo y muchas preguntas que no podemos contestar y podrìa en alerta a los mortìfagos asì que necesito de tu ayuda- seriamente- este es el disco- mostrandole las fotos- y una cosa màs, quiero que la permanencia de Ryu en este paìs se mantenga lo màs secreta posible

[Rory Despard]

Sanadora Bel Evans McGonagall

En la primera planta con @@Alexandra Eirian

-Ryu - me quedé contemplando al muchacho conmocionada de pronto hasta que tras unos segundos recuperé la compostura y extendí la mano- un gusto, Bel Evans.

 

Permanecí en silencio escuchando lo más atenta posible todo lo que Alexandra decía. Tenía que hacerlo así porque la mención a "heredero de fortuna nipón" no había hecho más que remover los lejanos recuerdos del prometido que había perdido a manos de los mortífagos hace ya demasiados años. Aunque no los suficientes como para ante situaciones como la que ahora enfrentaba, su recuerdo supusiera una leve punzada en el pecho.

 

"Círculo estelar de los cuatro dragones" repetí para mi misma, pensando en que el nombre resultaba bastante pomposo y claramente poderoso. No tenía la más absoluta idea sobre que sería, pero estaba claro por la preocupación en el rostro del joven y de mi ahijada que era un artículo que no podíamos permitir que cayera en las manos equivocadas.

 

- Ni hablar del ministerio, está demasiado corrupto empezando por la cabeza con el impresentable Crazy Malfoy- arrugué el ceño con desdén al pensar en el primer ministro- tomaste la mejor decisión al venir aquí y porsupuesto que he de ayudarte.

 

Cogí las fotos que me entregaba y sentándome en el mueble comencé a examinarlas una por una, al mejor estilo de como haría Garry (aun cuando a decir verdad no pudiera captar todas las cosas que él solía encontrar con tan solo una mirada). El objeto estaba cuidadosamente labrado, unas runas extrañas se dejaban ver en sus bordes, y su centro denotaba un extraño brillo.

 

Como si fuera una suerte de botón imposible de eludir

 

- Necesito que me cuenten y sean lo más detallosos posibles acerca de como sucedió ese robo y porqué tienen la certeza de que fueron mortífagos quienes lo cometieron. Solo entonces podremos saber a ciencia cierta para que demonios es que lo quieren utilizar.

[Arabella Gryffindor]

La tarde se encaminada tranquila y hasta algo aburrida, luego de terminar con mis deberes matinales respecto al ministerio, había decidido regresar a la mansión para almorzar con mis adoradas hijas, las cuales me esperaban ansiosas de contarme todo lo que había acontecido en nuestra casa en mi ausencia. Luego de almorzar las tres en uno de los comedores más pequeños, salimos a disfrutar del sol por un rato.

 

Me despedí de mis hijas con la promesa de que regresaría pronto y las llevaría a tomar un helado, pero antes tenía que encargarme de un recado más referido al Departamento de Transportes. Abracé y bese a las niñas, tome mi cartera y desaparece de la mansión Gryffindor, para aparecer casi al instante frente al negocio que tenía que visitar. Cruce la asera y entre en la casita que hacía de negocio de detective privado, junto a la puerta había una sala de estar donde encontré a una anciana tras un escritorio.

 

- Muy buenas tardes- dije jovialmente al acercarme- soy Arabella Gryffindor, empleada del Departamento de Transportes y Juegos Mágicos- realice un impas para tomar aires y seguir- desearía poder hablar con el dueño del negocio, si es usted tan amable- finalice mientras le mostraba mi credencias.

 

@ @

[Rory Despard]

~ Y mucho tiempo después~

Con @

Él había dicho que un viento del este vendría. Y que con él llegaría no sólo el más frio de los inviernos que Inglaterra tuviera visto en mucho tiempo, sino también cambios en el mundo que conocíamos. Y en medio de todo, yo sería un punto inamovible ¿y exactamente qué podía significar aquello?

De pie ante la puerta del 221B de Baker Street y con la nieve cayendo como suaves copos de algodón me pregunté si esta vez encontraría lo que tanto tiempo llevaba buscando, que no solo era alguien más, era también a mí misma.

Esa parte de mi misma que parecía haberse ido con él.

Luego de forcejear un momento con la cerradura, ingresé y fue el chirriar de los goznes de la puerta la mejor manera de captar la atención de la señora dependienta de la casa. Sentí sus brazos envolviéndome y como autómata asentí cuando me preguntó si deseaba un té. La casa lucía todavía los mismos colores sobrios, los mismos muebles de madera pulida y algún que otro objeto que indudablemente Garry había dejado atrás.

Agradecí el té y como en otras ocasiones le comenté que pasaría un tiempo sentada en la butaca frente a la chimenea encendida. Ella sólo sonrió discretamente y se llevó la taza ya vacía de cualquier contenido. ¿Estaría ocultándome algo? Me sentía demasiado cansada para siquiera preguntar. E igual le estaba agradecida porque posiblemente la excentricidad mía y de mi compañero debía haberle traido más de un dolor de cabeza y agotado su paciencia.

El ascenso por las escaleras no tuvo mayores complicaciones que las provocadas por el tamaño de cada peldaño, y una vez en la puerta rápidamente acomodé la ushanka y el abrigo de polar para con pasos lentos llegar hasta la butaca y tumbarme en ella.

- Si solo...

¿Solo qué? Me mordí el labio inferior con nerviosismo sintiéndome un tanto inutil de, pese al tiempo transcurrido, no poder poner en palabras todo aquello que sentía. La nostalgia y las ganas de matarlo combinadas de forma indescifrable. Y mucho sueño.

- Tu maldito idi.ota - murmuré sacando el espejo y sosteniéndolo en mi mano derecha- te atreviste a dejarme una vez más.

El espejo cayó con un ruido sordo sobre el piso de madera al poco tiempo de haber cerrado los ojos, conforme aquel pesado sueño iba tomando control de mí. Solo quería descansar, un par de horas, y olvidarme que allá afuera la nieve no dejaba de caer, que tenía misiones pendientes de llevar a cabo con la Orden del Fénix y muchísimo trabajo acumulado en el departamento de Criaturas.

Durmiente, de un momento para otro la sensación de soledad fue reemplazada por una de compañía, tan creciente como el sonido de pasos por la escalera. Y casi podía jurar que unas manos ásperas tomaban mi rostro, mi cuello, y estrechaban mis manos.

Una voz diciendo algo que no conseguía entender del todo excepto por lo de que necesitaba de "una sanadora" , y que no tenía claro si era parte de mis sueños o de la realidad a la que no quería retornar aún.

[Hessenordwood Crouch]

...

 

La avenida por la que caminada con pies desnudos era angosta a comparación de los extensos paramos que había estado recorriendo durante un tiempo, el clima, ni debía decirse, no hacía falta mencionar el total desagrado que el hombre Ollivander tenía por la cesación de entumecimiento que causaba el frio, y aunque su extraño cuerpo radiaba ese infinito calor no dejaba de ser irritante. Sin embargo no había señal de que le molestara en ese momento, con la mira perdida en el horizonte parpadeando lentamente de vez en vez, los largos pasos se arrastraban sobre el suelo y consigo la nieve que quedaba ente sus dedos dejando rastro detrás de ellos, a pesar de la andrajosa apariencia había algo estéticamente elegante en el porte de aquel caballero.

 

Su rostro parecía el mal retrato de un hombre-bestia, un viejo y feo retrato, como el de aquel del viejo cazador que colgaba en la biblioteca de su padre, sobre los libros de ergonomía de su madre y que sutil y al mismo tiempo vulgarmente escondía los libros de administración de su padre. No era difícil olvidar aquello que sencillamente le parecía aterrador. Las cicatrices carmín que desde lo alto de sus cabellos salían y corrían arrastras sobre su rostro, terminaban vivas su camino sobre su torso, justo en donde late el corazón de un hombre, parecían frescas como si no hubieran pasado casi ya quince años sobre ellas, Ollivander sentía ya que se habían llevado una vida completa en él. Sus gestos ni su cuerpo era mas el de un joven hombre y a pesar del maltrato lucia bastante fuerte, como si se tratara de un hombre que ha vuelto de combate.

 

Sus cabellos ahora era mas largos, mantenía el brillante caoba orientado hacia atrás para que no le molestara sobre el rostro demacrado y en su nuca lo enredaba con un paño color perla, extraños colguijes volaban de el al viento o tal vez pedazos de la misma maltratada tela. Los cabellos que se escapaban del agarre bailaban con la briza fría y los copos de blanca nieve, iban y venían revueltos entre sus canosas y largas patillas que pintaba aquel mechón albino, siempre pensó que era eso lo que en verdad lo hacía lucir más viejo de lo que parecía. El largo y pesado abrigo de piel que colgaba sobre sus hombros y se arrastraba sobre la nieve, ayudaba a aminorar el frio que no sentía realmente, pero que cubría su torso desnudo de extrañas y desconocidas miradas, algunas curiosas y otras que lo juzgaban desde la distancia.

 

Los pálidos ojos eran en aquel extraño rostro un hermoso par brillante que podían recibir todo en un radio bastante amplio, las pocas personas que caminaban sobre la acera de alado y las que pasaban junto a él e incluso lo que pasaba dentro de algunos establecimientos. El cielo nublado no le permitía saber si aún era de día o si la noche se acercaba, bastantes horas había pasado ya caminado y no se traba de que estuviera perdido, no esta vez, sabia a donde iba y sin embargo no estaba seguro de continuar, del bolso rustico que colgaba escondido de su cinturón rebusco en él sin apartar la vista del frente hasta encontrar un viejo pedazo de papel arrugado por el descuido y amarillento posiblemente de la lluvia, la giro entre sus largos dedos y la alzo solo lo sufriente para poder, con aire arrogante, bajar la mirada para leer en la tarjeta “Detective Consultor Mágico” y seguir adelante, solo hasta el siguiente cruce donde paro en seco y respiro profundo, de un instante a otro desapareció de la avenida.

 

El sitio frente a él no parecía que ocupaba un local más entre ellos, licia mas bien como un viejo apartamento, descuidado por el tiempo, pero que la gente que lo habitaba hacia lo posible por mantenerlo aun en pie y en uso. Sobre la gruesa y alta puerta de madera resaltaba un “221B” de metal oxidado no por el tiempo, más bien por ornamentación o al menos el Ollivander lo habría escogido así, además que hacia juego con las chapas y las bisagras, sin duda era una agradable vista, el dueño del lugar tenía un buen gusto. Subió el par de peldaños que lo acercaban hasta la puerta, justo en el instante antes de tocar una luz se encendió desde el interior, dudo un momento en tocar, a su alrededor no había ni una sola alma, aquel callejón parecía escondido del público, como si solo el que lo necesitara realmente pudiera encontrarlo. Murmuro para sí mismo al ver en un extraño reloj de bolsillo la hora. Ese no era justo el lugar donde sentía que debía estar ahora. Toco con toda seguridad la puerta e inmediatamente se escuchó el sonido del acero correrse de una cerradura y el picaporte girar con rapidez, por un largo segundo más la puerta permaneció cerrada.

 

-Buen día- saludo con voz grave y ronca mientras hacía a la dama que abría una pronunciada reverencia. La mujer frente a él parecía dispuesta a negarse a entenderle, el gesto negativo que hacia sin siquiera verlo se disponía a hacerlo -Disculpe usted mi repentina aparición madame, pero he venido desde lejos a buscar al consultor- hiso una pausa, el rostro de sorpresa que la mujer de pronto hacia lo desconcertaba un poco -¿Es posible que pueda tener un encuentro con él lo más pronto posible?- podía ver ligeramente el interior del local inmediatamente supo que tenía que convencer a aquella mujer de que lo dejara pasar -Es necesario que yo…- un falseo en sus rodillas lo hizo caer mostrándose mas cansado y dolido, exhausto y parecía que no podía ir más lejos de donde había llegado ahora -Yo necesito verle…-le extendió la mano entregándole la tarjeta -Mercy…- dejo caer sus largos brazos y permaneció ahí en silencio.

 

La mujer dio un extraño chillido y dejándolo ahí subió las escaleras más rápido de lo que el mago podía imaginarse que era posible, un extraña reacción pero aceptable, se sonrió satisfactoriamente, algo interesante podía surgir de aquella visita.