La Taberna del Loro Tartamudo

[Mia.]

Con Annabella (@].)

 

La buena aceptación de su compañero logró que en los labios de la matriarca se formará una sonrisa y que sus ojos se iluminarán con el deseo de diversión, al parecer la noche podría terminar más que bien, tenía una buena compañía y un flirteo que podía pasar a algo más, pero eso se iba a ver conforme fuese avanzando la velada, por el momento no iba a presionar las cosas. Tomó un poco más de licor, y observó con descaró a su acompañante.

 

—Mucho gusto Annabella —se levantó y acomodó su silla a lado de la Rambaldi, dando un beso cerca de la comisura de sus labios—, espero que no te arrepientas de su decisión.

 

Observó la piel blanca y tersa del muslo de la pelirojo y esbozó una sonrisa, mientras simplemente se acercaba un poco más a ella y tomaba una copa más. Estaba disfrutando del momento, y quería hacer algo más, por lo que posó su diestra sobre la pierna derecha de su acompañante dando unas suaves caricias de arriba abajo.

 

—Dime... ¿qué te trae por aquí? —preguntó con curiosidad, antes de retirar su mano y mirarla directamente a los ojos con una sonrisa traviesa.

 

¿Qué era lo que estaba haciendo? No lo tenía del todo claro, pero quería diversión y si podía obtenerla, lo haría... sino, siempre podía buscar a alguno de sus viejos amigos y pasar una noche agradable y olvidarse de lo ocurrido al día siguiente.

[Marabella Rambaldi G.]

http://i.imgur.com/l26iJwa.jpg

 

El corazón de la pelirroja palpito a mil por horas. ante el gesto de la rubia , claramente aquella mujer tan misteriosa pero a la vez muy sexy era de aquellas que no le temía a nada y no le importaba absolutamente nada de lo que pensasen de ella , Annabella sonrió descaradamente mientras giro su cara para darle un beso , lo cual tomo un poco de sorpresa a la rubia . Anna sabia perfectamente como jugar y coquetear .

 

Al ver que su respuesta había sido positiva la pelirroja poso su mano en la copa la cual tomo para darle un sorbo a aquel trago que aguardaba hace unos minutos , para ser saboreado por sus labios , tomo un poco de Vodka el cual el cantinero había traído junto a la copa que ella le había solicitado y levemente paso su lengua por sus labios saboreando el sabor de la bebida , aquel gesto era claramente un coqueteo descarado hacia la Rubia que sin prejuicio y vergüenza alguna comenzó a acariciarle el muslo , lo cual a Annabella le excito levemente y provoco en ella un atrevido pensamiento .

 

- Pasar un noche grata y en buena compañía - respondió ante la pregunta de Mía - ¿ y tu? ¿que buscas en este bella velada? - le pregunto mientras atrevidamente acariciaba su mejilla cerca de sus labios , mordiendo levemente su labio inferior .

 

@@Mia Black Lestrange

[Mia.]

Con Annabella (@.)

El beso rápido y atrevido de Annabella logró que la respiración de la rubia se tornará un poco más rápida, mientras en sus labios aparecía una sonrisa coqueta y sus manos comenzaban a viajar nuevamente a las piernas de la bruja. Concentrando su atención en las caricias que esta le daba, abrió los labios y se acercó un poco más a ella.

—Diversión y cero compromisos… ¿crees que pueda encontrarlos? —respondió con picardía e inquisición en su mirada.

Al ver que la peliroja no se alejaba, se atrevió a besar sus labios con pasión y jugueteó con su labio inferior antes de separarse de ella y mirarla a los ojos, dejando ver que en sus ojos comenzaban a brillar de expectación. ¿Estaría haciendo lo correcto? No le importaba en esos momentos, porque comenzaba a sentirse libre y viva nuevamente.

Irónicamente relacionaba el placer con sentirse viva y le servía como descarga del estrés que vivía. Por lo que simplemente, acarició ahora el torso de la mano de su compañera y esperó un poco a ver qué era lo que hacía, si es que reaccionaba bien o si se tomaba mal su atrevimiento.

[Mentita]

Y sin pensárselo mucho, además de su intento de huída, Candela terminó abriendo la puerta de aquella taberna. La recordaba de hacía muchos años, cuando estudiaba en la Academia y necesitaba un descanso, cuando se encontraba con sus amantes tal vez, cuando quería esconderse de los dramas familiares, cuando se reunía con... ¿con quiénes eran, otra vez?. A ellos los recordaba muy vagamente, sus rostros eran acuarelas muy mal hechas en su memoria. ¿Quiénes?

 

Nada le estaba saliendo como lo había planeado, la Triviani creyó que sería fácil llegar a su casa, dar un par de órdenes y las cosas estarían hechas. No. Aún no podía encontrar lo que había ido a buscar y eso estaba demorando su estancia, la estaba prolongando mucho más de lo que le hubiese gustado.

 

— Uno doble, por favor —la bruja miró al tabernero y encontró en sus facciones algo familiar— Te he visto antes, ¿no?

 

— ¿Es tu primera vez aquí? —don Mauricio no la miraba, sólo servía.

 

— Supongo que no —respondió Candela, esta vez de espaldas al hombre.

 

La joven apoyó ambos codos en la barra y se dedicó a admirar el lugar. Definitivamente no era la primera vez, era una de muchas; la añoranza se apoderó de su mente y sacudió su cabeza en negativa para disiparla, su melena castaña se sacudió al mismo tiempo y, con su mano derecha, devolvió unos mechones fuera de lugar a donde correspondían. Se volvió hacia el tabernero.

 

— Es un tatuaje muy bonito, ese que tienes —comentó él.

 

Candela le respondió con una mueca condescendiente y bebió un sorbo del vaso que le había servido, no quería hablar de ello. En su lugar, le recordó a don Mauricio que no había respondido a su pregunta.

 

— Debe ser que nos hemos visto antes entonces, siempre estoy aquí —contestó éste.

 

— Me refiero a otro lugar, tengo la sensa...

 

— Siempre estoy aquí, —repitió, casi automáticamente.

 

Los ojos mercurio de la Triviani lo observaron con indignación, debería despedazarlo por atreverse a interrumpirla. El hombre, que parecía leer los pensamientos de la bruja, le sonrió con sorna; no era la primera vez, y calculaba que no sería la última, que lo amenazaban con la mirada. Pero al fin y al cabo, nadie podía hacerle nada.

[Ashura Lestrange]

Tenía bastante tiempo que no visitaba aquellas zonas del mundo mágico, era un poco extraño regresar para ver cómo iban las cosas y tal vez conocer a las nuevas caras que integrarían a la marca tenebrosa o a la orden del fénix, ademas de que sería algo realmente exquisito si encontraba algún chisme interesante que redactar para el profeta. Este nuevo trabajo comenzaba a parecerme interesante y a la vez apasionado, a pesar de que no era demasiado social conocer los hechos que se iban registrando dentro de la comunidad mágica era apetitosamente irresistible, algo que seguramente mi vuelapluma no pasaría por alto y estaba totalmente lista y ansiosa por comenzar a escribir los hechos del día a día. Aquel día había pasado de un clima cálido a uno templado, se notaba como pronto comenzaría el invierno y afectaría la comodidad de muchos y sería motivo de alegría para otros. En mi caso, me daba igual completamente. Solo podía sentir el aire fresco como pequeñas cuchillas clavándose sobre mi pálida y blanquisca piel. Que fastidio. Pensé mientras me dejaba guiar por mis pies hacia la taberna que mi presencia no había visitado en el transcurso de los años. Seguramente permanecería igual desde la última vez que la visité. Suspiré un poco mientras forzaba a mis pies a aumentar la velocidad, aquel frío era agonizante para mí, no había salido de casa lo suficientemente preparada para sobrevivir mucho tiempo en la interperie.

 

Al fin había aparecido ante mi campo de visión aquella fachada tan singular, como era de esperarse no había cambiado para nada su aspecto lúgubre y tétrico, en fin, era algo a lo que no daba tanta importancia, de cualquier manera, aquello me encantaba y se sentía a algo parecido a un "hogar". Me colocqué la capucha que formaba parte de mi gabardina y decidida caminé hacia el recinto sin vacilar. Noté como había bastante gente ahí dialogando y socializando. Indudablemente aquel entorno me había transferido a mis queridos días en la academia, era difícil pensar que todo había cambiado en ese sentido, me inquietaba un poco saber cómo era que los estudiantes vivían su día a día dentro de Hogwarts, sus experiencias y qué mejor lugar para darle respuestas a mis cuestionamientos que aquel, solo me faltaba poder socializar con los novatos que algun día seguramente trabajarían a la par conmigo. Le di un último recorrido visual al lugar para finalmente sentarme frente a la barra y apoyar mis brazos cruzándolos sobre la misma. El tabernero carraspeó al verme, lo cual ya era normal para mi cada que a una persona le sorprendía ver a alguien como yo de rasgos asiáticos visitando lugares como aquel.

 

- Algo suave por favor y mas vale que te des prisa, muero de sed - Ordené sin darle la mas mínima oportunidad de preguntar algo sobre mi prosedencia aunque estaba completamente segura de que retenía algo en su memoria sobre mi.

 

Sin mas preámbulos de mi bolsillo de viaje comencé a sacar un par de pergaminos en los cuales ya había escrito un par de líneas que debía de revisar.

 

- Aquí tienes - Dijo el tabernero observando con curiosidad los pergaminos que había colocado encima de la barra.

 

- ¿Asi que el profeta eh? ¿Podrías entrevistarme? Se que tienen una sección de chismes para solteros y no me vendría mal una compañera, tu sabes, que me ayude con el lugar...- Dijo guiñándome un ojo mientras que a su vez solté un ademan de fastidio.

 

- Cuando seas alguien importante me avisas, ahora largo que me molestas para poder redactar algo eficaz - El tabernero se dió la media vuelta indignado por mi actitud, a fin de cuentas era una simple verdad que ya todo el mundo mágico sabía.

[Thoth]

Envuelto su rostro por un haz de luz oscuro, ingresa y a cada movimiento su capa ondeaba y rosaba contra el suelo, la misma levantaba en ella un poco de polvo, este simplemente no hablo con nadie, solo se dirigió a la barra, ignorando a los presentes, pues a muchos no conocía y no deseaba ser imprudente, por tal razón opto esa actitud, esperando poder en un futuro cercano establecer una conversación.

 

-Algo de tomar

 

Le consulta el cantinero y el mago, simplemente ordena un vaso de agua, captando la atención de algunos de los presentes, para luego así beberlo poco a poco y al terminarlo pide un poco más, ya cuando zacear su sed, pide algo de carne cruda, el tabernero se asusta, pero le complace al cliente desconocido.

[Ada Camille Dumbledore]

Hyattie, huesped de Ariane

 

La silueta de una dama se dejo ver entre las sombras una capa negra le cubría de la cabeza a los pies.

La tristeza en el corazón de Ariane le habia dado la ocasion de salir, aunque ella vivía encerrads en la mente de la Dumbledore cuando la mujer flaqueaba y ella podia salir lo disfrutaba al maximo.

 

Unos pantalones de cuero, unañ corssette de cuero debajo de la capa, que dejo justo en la silla en cuanto llego a la barra,dejandole los hombros y los brazos al descubierto.

 

-Don Mauricio una cerveza bien fria por favor

 

Los ojos rojizos de la demonio recorrieron el lugar, no cambiaba nada ni con tantos años que habian pasado.

 

El liquido ambarino en el cristal fue posado junto a ella y una sonrisa torcida se dibujo en su rostro niveo.

 

Alzo el vaso y bebioel licor con placer, sintio como bajaba frio por la garganta.

 

Con la punta de su dedo recogio una gota de cerveza y luego la llevo a sus labios. El fuego que salía de sus ojos era casi palpable, era libre y haria fe las suyas.

[Thoth]

-Una Dumbledore

 

Murmuro al momento que llego @ y postro su mirada en ella, por algún razón pensó que le conocía y dialogo con el dueño del local para que no le vendiera lo que esta había solicitado, el mismo solo pensó que había bebido de más, aunque extrañamente no había ordenado nada, quizás había venido de un sitio y ya había ingresado tomado o se encontraba loco, pero el egipcio siguió hablando.

 

-Ella es muy joven para beber, inclusive pareciera que no comprende los peligros que pudiera encontrar, es extraño lo admito, pero esa Dumbledore pareciera como si viera en mí un ángel con alas negras, digo, un demonio.

[Ada Camille Dumbledore]

Hyattie, huesped de Ariane

 

Los ojos rojizos de la demonio estaban recorriendo el local y de paso escudriñando en los recuerdos de Ariane de todo lo que habia sucedido en aquel lugar en su pasado.

 

Vio a un mago no muy lejos (@Darius), no lo reconocia pero le sonrio al mirarlo, parecía que al igual que ella estaba intentando animarse la noche y olvidar todo lo demás.

 

Tome un largo sorbo de cerveza, me encantaba el sabor. Los magos tenían cosas buenas, pero lo mejor que tenían era la cerveza de mantequilla. El whisky de fuego no era de mi agrado, preferia las margaritas muggles.

 

Había vivido demasiado tiempo entre los magos y aun asi no conocía muchas cosas de ellos. Tal vez en alguna ocasion diera la oportunidad de hablar con alguno que le diera la información suficiente para saber de ellos todo lo que le interesaba.

 

Pense en Ariane y el absurdo sentimiento que le provocaba este lugar. Tome otro sorbo y acabe la cerveza.

 

-Don Mauricio otra cerveza y dele a ese mago un trago de lo que este tomando a mi cuenta, casi me siento acompañada con alguien mas en este bar...

 

Solto mientras le guiñaba el ojo a Mauricio el eterno barman del Loro.

[Thoth]

-Don Mauricio no quiero más, dígale a la joven que no insista, que no sabe qué mal pudiera desatar, es posible que no conozca el infierno, yo le conozco y se dé que hablo, en Egipto de donde soy, soy conocido por ser uno de lo que ha regresado de ese lugar.

 

Le dijo al Tabernero y observo con cuidado a su acompañante, al parecer la chica se fiaba de todo lo que caminaba, eso hablaba de sus nobles sentimientos, lastimosamente era una chica indefensa ante las garras del lobo, al menos parecía ser una caperuza o damisela en peligro.

 

-Joven, no me conoce y no me he presentado ¿Por qué me ofrece algo?

 

Indago @ y clavo su mirada en ella, le daba cierta curiosidad eso si no le negaba y de cierta forma se preocupo por la misma, pero por una extraña razón, la trato como si fuese su nieta de tiempos antiguos.