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Aliento de Dragón (MM B: 107037)


Anthony R. Dracony M.
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El entrenamiento había terminado. Había sido un día duro en el campo de juego tras aquella derrota frente a los Tornados. Como capitana no podía permitirse bajar el nivel, y quería asegurarse que su equipo estuviese listo para las semifinales. Estaba contenta con el desempeño de todos, pero no podían quedarse con eso. Debían seguir esforzándose hasta lograr su nivel máximo. 

Acababa de salir de las duchas y se preparaba para el regreso a su hogar, cuando aquel aparato adquirido recientemente empezó a vibrar y sonar. Un poco asustada, lo tomó y buscó el motivo: acaba de recibir un mensaje de Illidan, citándola en un sitio del callejón que no conocía, aunque realmente ese nombre le sonaba bastante. “Aliento de Dragón” ¿dónde lo había escuchado antes? Podía casi escuchar una voz en su cabeza anunciándolo. 

Dudó unos instantes, antes de responder con torpeza “Estaré allí cuanto antes”.  Sonrió y dejó caer el móvil en su bolso, antes de dejar el vestuario rumbo a su castillo, dispuesta a alistarse. 

En pocos minutos estuvo lista, vistiendo un largo vestido color azul noche, con escote en V, de tela muy liviana. Recogió su cabello aún húmedo en una trenza y se maquilló apenas para ocultar el cansancio. Se sintió tentada en quedarse a descansar en casa, sin embargo, sabía que la estaba esperando así que no había alternativa. 

Tomó su varita y apareció frente a aquel local. Se dirigió a la recepción y preguntó por su prometido. Enseguida supieron indicarle dónde podría encontrarlo y hacia allí se dirigió, ingresando en esa estancia tan llena de gente ¿qué los congregaría? No tenía idea. Se dirigió hacia la barra para tener una mejor visión del sitio y encontrar a quien la citaba, pero al hacerlo lo reconoció allí sentado, intercambiando algunas palabras con una joven que se encontraba también sentada en la barra. 

-Buenas noches -sonrió acercándose al Black Lestrange, aunque dirigiéndose también a la dama. ¿La conocía? No estaba segura, al menos no la recordaba -Cuánta gente… ¿habrá sitio para cenar aquí? -agregó dirigiéndose al rubio. 

@ Illidan Black Lestrange  @ Arya Macnair  @ Thanatos L. Lestrange

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 El extraño aparato muggle que su hermano había insistido con regalarle no paraba de vibrar. El mago tanteó la mesa de luz a oscuras hasta que sus dedos se cerraron sobre la varita.

- Accio móvil - murmuró apuntando a la oscuridad creciente mientras con su otra mano se sacaba la enmarañada melena de la cara. La decisión fue un tanto desacertada ya que bien podría haberle servido para amortiguar el dispositivo que, entre sus reflejos de recién levantado y la negrura reinante, había sido imposible de atrapar en vuelo y se estrelló contra su nariz. El golpe lo hizo ver estrellas. Pestañeó un par de veces y levantó el est****o cacharro del suelo.- ¿No es tanto más fácil usar la red flú o aparecerse? - pensó en voz alta mientras intentaba entender lo que decía la burbuja en la pantalla.

<<Estoy en Aliento de d...>>, rezaba el texto pequeñísimo, el resto del mensaje no estaba y por más que apretaba la pantalla, este no se desplegaba. A veces se preguntaba cuál era la necesidad de su hermano de siempre complicar más las cosas, aunque a decir verdad tampoco le había prestado mucha atención cuando este decidió explicarle. Caviló un instante y recordó que hacía poco Ernest les había recomendado una taberna en Ottery llamada Aliento de dragón y con un ágil movimiento de brazo lanzó el teléfono por la ventana.

Escuchó con placer el crujido al encontrarse este con la calle de adoquines y la sombra de una sonrisa apareció en su rostro.

- Supongo que tendré que ir a ver qué pasa.- Se puso unas bermudas que fueron lo primero que encontró en el desorden y los borcegos de cuero de dragón sin desatar. Mientras bajaba los escalones de dos en dos, se colocaba una camisa abierta sobre la musculosa blanca que llevaba para dormir. Saltó el último tramo y al llegar a la puerta se desapareció. Imaginó la entrada del callejón ya que no sabía exactamente dónde se encontraba la taberna.

Por unos centímetros no se apareció en una jaula del Emporio de la lechuza, que aparentemente había crecido. Aceleró el paso hasta ver el letrero que reposaba sobre la piedra sobre las dos puertas de cristal. Empujó las mismas con ambas manos y se acercó al mostrador.

- Estoy buscando a Illidan Black Lestrange, ¿Sabe si se ha registrado él aquí? - el posadero le negó con la cabeza hasta que comenzó a describirlo con detalle.

- Un hombre de esas características entró hace un rato y se dirigió al salón restaurante. - El licántropo levantó sus ojos hacia el cartel detrás del muchacho que señalizaba los pisos y sus contenidos. Con un gesto de la cabeza, se retiró hacia la escalera y subió hasta el primer piso. Debía recordar agradecerle a Ernest por la recomendación, el lugar realmente parecía muy agradable para una velada. Vio finalmente a su hermano en la barra del fondo junto con Mica y otra bruja a la que no reconoció.

- Espero que no sea otro de esos intentos tuyos, hermanito...- susurró mientras cruzaba el salón preocupado.

Desde que había vuelto a Inglaterra, Illidan había intentado casarlo con la mitad del pueblo y ahora tenía que lidiar con semejantes expectativas, muy a su pesar. Siempre había disfrutado ir por la sombra. Sin embargo, decidió dejar sus preocupaciones en el camino y al llegar, lo hizo con una amplia sonrisa, aparentando despejar las cavilaciones.

- Buenas noches, mis queridos. Debo decir que llegué de casualidad, el aparato que Illidan me dio decidió autodestruirse. - saludó a ambos y luego miró a la bruja que no reconocía y le hizo un gesto con la cabeza en señal de saludo. Se sentó en la única silla libre de la barra, que estaba al lado de Mica y levantó la vista hacia el tabernero.- ¿Sería tan amable de darme lo más fuerte que tenga? - Necesitaría algo fuerte como cachetazo de Hagrid para despertarse de semejante siesta. - Y, ¿Qué es este evento? Quizás debería haberme puesto algo más... - no supo como finalizar la frase mientras miraba alrededor. 

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Enarqué una ceja detrás de la copa, apuré el trago para negar ante la pregunta del desconocido pues sinceramente no recordaba haberlo visto jamás ¿O sí? la memoria me fallaba por la falta de sueño. Lo vi sacar un pequeño aparato de su bolsillo y maniobrarlo con perspicacia, sonreí de lado e imitando su accionar dejé entre él y yo, sobre la barra, el teléfono móvil que Castalia me entregó cuando se fue de Londres, insistía en que debía familiarizarme con aquellas cosas y aun no conseguía hacer que deje de sonar. 

Para diversión de Illidan, o no, el aparato estaba destrozado, con un hueco negro en la pantalla. 

―No creo conocerte, pero si me dices cómo hacer que deje de sonar sin hacerlo explotar, lo vuelvo a pensar. 

Retiré un mechón de mi rostro y como si mis palabras hubiesen estado en otro idioma ―una lengua muerta― e invocado a un demonio, una bruja apareció creando una pared de ladrillos entre el mago de ojos azules y yo. Verle el rostro me carcomió el alma, mordí mi mejilla por dentro y mi cerebro ataca cabos ¡Por supuesto! aquel muchacho era el premio en la subasta de beneficencia a la que fui invitada por hospedarme con la familia Gryffindor, la fiesta que interrumpimos semanas atrás; sería Mica la muchacha con quien este intercambiaba miradas desde el escenario, quizás, porque a los detalles cochambrosos mis ojos siempre estaban atentos. 

―¿Gryffindor, cierto?. Respondí a su saludo, me fue imposible callar. 

Mi cerebro enumeró pasillos, habitaciones, pasadizos. Me había criado junto a los más jóvenes de aquella honorable familia, Elvis había ocupado el sitio de un padre ausente, un tutor responsable, aun y cuando Pik apareció en mi vida reclamando aquel puesto, el patriarca seguía teniendo el peso de la palabra sobre mi. Que Mica no me reconociera me quemaba las entrañas pero no interpretaba el por qué del enfado. Guardé el móvil destruido y ahogué la mirada en mi copa casi vacía, según la siguiente pregunta la pareja estaba allí para tener una velada romántica y mi presencia sobraba en el escenario. 

El hombre detrás de la barra se apresuró a llenar mi copa, le agradecí con un asentir notando que el grupo a mi derecha iba en aumento. Levanté una mano a modo de saludo, por su entrada aquel era hermano de Illidan y tenía tan poca afición por los objetos muggles como yo. Sin bajar la mano chasqueé los dedos para que Thanatos pudiese pedir su bebida, algo bastante acorde a su apariencia, debía dejar de mirarlo si no quería parecer demasiado crítica pero la brisa no era aun lo suficientemente agradable como para vestir bermudas. Aunque lo que más me irritaba era su parecido con el Irlandés, excepto por los ojos. 

―Es una convención de medimagos, sanadores y expertos en pociones― Me atreví a responderle ―O una reunión de hipócritas, borrachos y mujeres solteras.

Agregué. La mayoría de mis colegas no me caían bien. Varios habían decidido que la magia no necesitaba procedimientos convencionales muggles para nada, otros todo lo contrario, casi no usaban la magia. Estaban quienes la vocación fue aplacada rápidamente por el dinero que se ganaba, los de clínicas privadas, los extranjeros que alardeaban acerca de descubrimientos absurdos para mi y por último la mujer que estaba allí más por galantería que por trabajo. Éramos pocos los que dedicábamos tanto a la medicina desde que alguien decidió aplicar una fusión entre magos y muggles. 

―¿Señor Black Lestrange?

Un metre se acercó a nosotros con su típica postura erguida, brazo flexionado contra el pecho y un paño blanco colgando de él, pulcro y elegante. 

―Su mesa ya está preparada, si gustan acompañarme los cuatro por aquí.

Abrí los ojos como platos y me sonrojé, quería soltar una carcajada irónica pero alguien de seguro me vería mal ¿Es que lo habían mal interpretado cuando pidió una mesa? ¿Estaba arruinando la cena romántica de Mica? contemplé sus rizos castaños cuando se puso de pie, dejé caer la última gota de coctel en mi boca y me puse de pie ¿Por qué no? quizás y hasta no tenía que pagar. Pronto nos condujeron a una zona un tanto apartada del bullicio, con las luces tenues y una música que vaya Merlín a saber de dónde salía, la mesa estaba junto a un ventanal que daba a los jardines del hotel pero como era de noche solo se veía una total y completa oscuridad, parecía que el cielo caía sobre el césped, negro e incrustado en pequeños diamantes. 

―Pronto les traerán el menú ¿Señorita Macnair gusta algo de beber?― El Metre miró mi pecho, seguí la línea que trazaban sus ojos y bufé, había olvidado quitar el tonto gafete de miembro de oratoria de la túnica que escogí como abrigo sobre el vestido fino. 

―Traiga una botella de champagne a la mesa, y por favor, no le diga a la comisión que estoy aquí. 

Musité.

@ Illidan Black Lestrange  @ Mica Gryffindor  @ Thanatos L. Lestrange  #Acciotocho

 

 

 

 

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Llevo ágilmente su mano hacia el malogrado aparato, sin levantarlo de la barra presiono varias veces la tecla inferior en el lateral, tras vibrar, llegó por fin el silencio. Levanto la vista a la mujer, si ella no lo recordaba, tal vez estaba confundido. Aun así era difícil para Illidan olvidar un rostro, y aquella, era la primera vez que la veía, de eso estaba seguro. De todos modos esa sensación, seguía rondando extraña en su ser.  Su teléfono vibró, y enseguida leyó el mensaje, era de Mica, la cual no tardaría en llegar. Thanatos en cambio no respondía de momento, de segura anda por allí perdiendo el tiempo. - Aunque te parezca mentira esta cosa no hace mucho me salvo la vida... - Comentaría, recordando aquel secuestro. 

Volvió a beber de su cerveza, aun de espaldas a las mesas, con los brazos apoyados en la barra, solo moviéndose vagamente entre trago y trago, se sentía cansado. No la escucho llegar, pero pudo notar una tensión en su vecina. Se giró para ver a Mica y le sonrió. - Amor... - Comenzaría hasta que ella llegó a su lado. Llevo la mirada hacia la pelirroja. - Ella es... - Se detuvo unos momentos intentando rebuscar en su mente información que no tenía. - No sé quién es... - Finalizaría. Pero la bruja lejos de presentarse, lanzaría el apellido de su prometida, como si la conociera. Se sintió un tanto incómodo, al no comprender lo que pasaba, aun así lo que más le preocupaba era que Mica malentendiera las cosas. Por suerte su hermano hacia presencia. 

Suspiro indignado al ver su vestimenta, lo único que faltaba era que se pusiera a pedir monedas entre las mesas, hasta que un Metre le pidiera amablemente que se vaya, pero no, era un mago, que venía a comer con otros magos. - ¿Vienes de una protesta? - Soltaría sin poder contenerse, aun así, su hermano tiene ciertas particularidades, que Illidan adoraba, era auténtico, cosa que al rubio le costaba horrores. Llevo una vez más la mirada a la bruja de la cual aún no sabía el nombre, mientras que el encargado de la barra disponía un trago tanto para Mica como para el licántropo. 

Según las palabras de la pelirroja, aquello era, como sospecho desde un principio, una convención, era extraño no ver a Ludwig entre esos medimagos. - Por lo menos tengo algo en común con toda esa gente, mi alcoholismo...o el de todos... - Diría mirando al trío que lo rodeaba, cada uno con una bebida en mano. Un metre se acercó, con un semblante serio y rígido, de seguro a pedirle a Thanatos que se fuera a mendigar a otra parte, pero no, se dirigía hacia el. - Soy yo... - Soltaría al interrogante. El metre sin embargo, malentendiendo la situación, les pedía a los cuatro que se desplazaran a su mesa, Illidan lo miro desconcertado, y bajo la mirada en el acto, no quería parecer grosero con la desconocida. Busco la mano de Mica, y dejo que Thanatos y la pelirroja avanzaran. -No es lo que parece... - le susurraría a su amada. 

Caminaron a unos cortos metros detrás de su hermano y la pelirroja, llegando a una mesa alejada de las demás, pegada a un enorme ventanal, se veía bien, salvo por el exterior, donde el cielo nocturno parecía serlo todo, reinando la oscuridad en aquellos jardines. El metre se dirigió a la bruja como "Señorita Macnair", ahora sabia dos cosas, no estaba casada, lo que era bueno, aunque dudaba que se fijara en su hermano, y su apellido de una buena vez. - Para mi cerveza por favor... - Agregaba hacia el metre. - Bueno ahora sabemos quien eres... - Diría una vez se alejará el Metre. 

@ Mica Gryffindor  @ Thanatos L. Lestrange  @ Arya Macnair

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Anthony Ryvak Dracony con @ Reacon

El ojimiel se siente muy contento con la presencia de su padre pero considera que los elfos salen sobrando en el encuentro.

Ryvak  les recordó a los elfos que se encargaran de sus labores, con tantos huésped serán de más utilidad en las diferentes plantas del hotel, así que los elfos se desaparecen para continuar con su trabajo.

Anthony sabe ahora que el tipo de ropa no es tan importante como sus acciones pero le gusta vestir bien y verse mejor actualmente, por lo que cuida su apariencia para equilibrar su sentir con su ser. Siente orgullo de mostrar el avance que ha tenido y lo toma desprevenido aquella pregunta del vampiro.

Esa risa nerviosa acompaño su respuesta: -- Padre, no sé como diablos lo haces...está bien, te contaré. Pero vamos al tercer piso para estar más tranquilos, que pueden venir clientes. Iremos a la Sala cambiante. --Expreso el joven peliverde que acompañado por el mago fueron a dicha Sala Cambiante. Eso le recordó ese amigo que le ayudo a crearla, anterior Director del Departamento de Trasportes Mágicos. Lo que deja en claro un punto que el peliverde no considero...su padre se ausentó por mucho tiempo de Londres, era imposible que conociera ese tipo de Sala....

--Perdón padre, olvide decirte que la cualidad de esta Sala es crear todo tipo de ambientes al aire libre o ambientes cerrados, así que solo ten en mente como deseas que se vea. ¿Me explico? 

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Illidan le sonrió también, intentando presentar a la pelirroja quien, lejos de querer presentarse, la llamó por su apellido. Eso tan solo le confirmaba el hecho de que la conocía, aquella familiaridad empezaba a cobrar sentido. ¿Quién era? ¿Desde cuándo se conocían? ¿Sería que su pareja había hablado de ella con la muchacha

-Correcto, Mica Gryffindor… -sonaba confusa, no podía evitarlo. Mica empezó a rebuscar entre su dañada memoria, de la cual solo volvían recuerdos puntuales muy de vez en cuando. Eran pocos los que sabían respecto a su reciente amnesia, por lo cual solía tener momentos incómodos al no reconocer a algunas personas que deberían resultarle familiares. 

La llegada de Thanatos la devolvió a la realidad, éste se acercó saludando con una sonrisa y argumentando que su móvil se había “autodestruido”, no pudiendo concretar sus instrucciones. Tras pedir un trago, él también se sumó a su pregunta, respecto a qué congregaba a tantos magos. Aquella pregunta fue respondida por la pelirroja, despejando la incógnita.

No pudo evitar reír ante el comentario de su pareja respecto al atuendo de Thanatos, era cierto que poco cuadraba con el sitio, momento del día, etapa del año… en que estaban. 

El encargado de la barra dejó para ella una cerveza y para su cuñado… vaya a saber qué. La Gryffindor bebió de su cerveza y se sumó al resto para continuar con la charla, aunque justo entonces se había acercado el metre para avisarles que su mesa ya estaba lista. 

Sintió la mano de su prometido tomando la propia y la sostuvo tranquilamente, dejando que su cuñado y la desconocida fuesen los primeros en avanzar. -¿Y qué parece? -indagó divertida y aprovechó para besar su mejilla.  

Avanzaron hacia la mesa que les habían logrado preparar, junto a un ventanal daba lugar a aquel oscuro cielo, salpicado de titilantes estrellas. Tomó asiento junto al rubio, dejando que la muchacha y su cuñado se sentaran frente a ellos. ¿Acaso Illidan pretendía presentar a su hermano esa muchacha? O tal vez se trataba de alguna amiga suya que aún no conocía.

El metre se dirigió directamente hacia la pelirroja, llamándola por su apellido. “Macnair” le sonaba… ella pidió que no avisara a la gente de la convención que se encontraba allí, por lo que supuso que estaba escapando. 

-Seremos tu escondite entonces… ¿nos dices tu nombre? No podemos decirte “Señorita Macnair durante toda la velada” ¿no crees? -dijo en forma amigable. -Por cierto... -rebuscó en su bolso y puso su móvil sobre la mesa -¿Esta cosa puede autodestruirse? Si es así, mejor no la quiero... - agregó hacia Illidan, preocupada al recordar las palabras de su cuñado. 

@ Illidan Black Lestrange  @ Arya Macnair  @ Thanatos L. Lestrange
 

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- La única protesta que tengo es que sigas intentando usar estos aparatos, cerebro de troll.- ya suficiente tenía con sentirse incómodo sin saber a dónde iba. Menos esperaba encontrarse en una...

- O una reunión de hipócritas, borrachos y mujeres solteras. - escuchó el mago y dejó entrever una sonrisa socarrona. Miró al grueso hombre tras la barra que se había acercado con una especie de tonel con un líquido verde del tamaño de su cara. Lo depositó en la mesa y se deslizó hacia el final de la barra. 

- Eso significa que no estoy tan desubicado como esperaba. Los primeros vientos de otoño se dejan querer, hermanito.- lanzó ácido en dirección a su hermano mientras levantaba en señal de brindis el tonel y se lo llevaba a la boca. El líquido verdoso y espeso burbujeaba mientras se deslizaba hacia adelante. Al instante en el que sintió el tacto de este sabía que había sido un acierto, el sabor le producía un cosquilleo desde las orejas hasta la punta de los dedos. Sentía que si lo intentaba, sus orejas lo sacarían volando de allí. Tomó una bocanada de aire para volver a centrarse y se giró hacia el grupo justo cuando el tabernero aparecía llamando a Illidan.

 Notó instantáneamente que la "mesa para cuatro" indicaba una reunión a la cuál no había aceptado unirse, pero ya que no había siquiera almorzado, no le vendría bien llenar su vientre y, quizás, dejar que Illidan se encargara de la cuenta una vez. Al fin y al cabo vestir elegante no sirve de nada si uno no muestra sus otras "formalidades". Rió ante la ocurrencia mientras se decidía a avanzar junto a la misteriosa pelirroja que les acompañaba y de la cuál aún no había escuchado el nombre. Gracias al tabernero descubrió al menos su apellido.

- ¿Macnair? ¿Acaso eres pariente de Pik? - hacía años que no escuchaba ese nombre, pero la reacción del mago fue automática al escuchar el apellido. Había conocido a Pik tiempo atrás cuando daba clases en la Academia. Recordaba que el chico era de algún país del norte y la palidez de la piel de la joven podía tener raíces similares. Se quedó un rato apreciando los detalles, las pecas, los ojos esmeralda...

Pestañeó al darse cuenta de haberse quedado tildado mirando el rostro de la bruja y tomó un largo trago de la bebida espirituosa para disimular. Luego miró por la ventana. Aprovechó un instante que su hermano y su cuñada la avasallaron a más preguntas. La luna nueva volvía el paisaje aún más oscuro, si este era posible. Agradeció al ciclo lunar por estar en sus mejores días mientras acompañaba el ritmo de la música con sus pies. El hombrecito regordete llegó finalmente con los menúes, a lo cuál el mago se preguntó si no sería más fácil hacerlos aparecer.

- ¿Por qué harían todo más difícil teniendo magia? - suspiró algo indignado, una vez el hombre se alejó lo suficiente. Miró al resto del grupo y luego el menú.- Yo voy a querer este filete, sin cocinar. Todavía tengo un rato para beber.- señaló el tonel con la cabeza, al cual le quedaba más de la mitad del contenido y ya había comenzado a enrojecerle las orejas. - ¿Se podrá fumar aquí dentro?

·······
@ Arya Macnair  @ Mica Gryffindor  @ Illidan Black Lestrange  

 

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El negro dragón del miedo no le gusta que su amigo pase tanto trabajo por algo como mover su brazo y mano para eso que sugiere el fantasma, no está seguro que trama pero Riuu le está haciendo caso. Gira su cabeza molesto porque el niño parece haberle olvidado...entiende que Riuu necesita un lugar seguro y a pesar de no fiarse tanto del joven fantasma, tiene que aceptar que es un buen lugar para el niño mago. Él está muy dispuesto para defender lo de todos los peligros pero es mucho mejor si evitan los problemas y riesgos peligrosos. Es su obligación mantener lo a salvo...a cualquier costo...

Se traga su coraje y descansa su cabeza sobre el césped, mirando a Riuu que sigue esforzándose en la actividad encomendada por aquel extraño instructor.

 

Riuu

El niño se siente cansado, por largo tiempo sigue moviendo su cuerpo como le indica el joven fantasma, interiormente piensa que es un exagerado ¿Qué diferencia puede significar hacer de un modo distinto aquel movimiento? Sí que es complicado mantener la postura y luego realizar aquella floritura y sumar después esa palabra rara...no recuerda haber hecho algo parecido antes. Riuu se pregunta si valdrá la pena tanto esfuerzo...por compromiso ejecuta lo que Ryvak le pide y se llevó una sorpresa al obtener una varita en su mano...no imaginó que ocurriera algo así.

Una emoción intensa le hizo gritar—¡wuau! ¿Es real lo de la magia?...increíble!...entonces...¿Entonces es verdad lo que dijiste de que soy mago? Pero...no entiendo....¿porque no me acuerdo?

Riuu mira aquella varita, parece un sueño, se pregunta que podrá hacer...aunque no le viene nada a la mente. Escucha al joven fantasma sintiéndose incrédulo de todo lo que está afirmando que puede llegar a lograr...pero si quiere que suceda. Ryvak le entrega un trozo de papel diciendo qué tal vez le interese, él no está seguro a que se refiera pero igual toma el papel y lo observa. Por unos minutos centra su atención en aquellos símbolos negros, no comprende más de la mitad de aquello, iniciando con aquel “Cave Inimicum”...ocultarse sí que es entendible, pero...por más qué pasa sus ojos por aquel papel, no termina de entender. Con miedo levanta la vista y su voz temblorosa confiesa que no le es claro que debe hacer para lograr aquella magia, sí que le gustaría aprender a ocultarse y no arriesgar  que Freddy sea herido por defenderlo...

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El vampiro sonríe mientras escucha atentamente a su pequeño decir -- Padre, no sé como diablos lo haces...está bien, te contaré. Pero vamos al tercer piso para estar más tranquilos, que pueden venir clientes. Iremos la sala cambiante. -- Reacon sonríe para si mismo mientras mira atentamente a su hijo --Pequeño,un padre nunca revela sus secretos...--

Como era su costumbre llevo ambas manos a los bolsillos mientras caminaba junto a su hijo rumbo al ascensor --Así que tienes una sala cambiante, nos vendrá bien para darte la herencia que corresponde-- Sonrió levemente mientras tronaba sus dedos para llamar a cristoff, quien al instante se apareció mas por miedo que por lealtad hacia el mago. --Cristoff Necesito que me traigas aquella maleta que tiene cadenas...y ten mucho cuidado que tu vida depende de que esa maleta llegue con bien-- 

Ya dentro del elevador el vampiro emitió una ligera risa al escuchar los comentarios de su hijo acerca de su cabello y de el nuevo color de su ojo. --Ya veo...así que este aspecto te parece misterioso...debo confesar que tenia miedo de que mi apariencia fuese a asustarte, pero todo tiene una explicación...este es el coste que mi cuerpo debió pagar a cambio de sellar al asolador, Mientras conserve esta apariencia, no tendremos que preocuparnos nunca mas por esa criatura-- El vampiro miro a su hijo y con una sonrisa tierna le hizo comprender que todo estaba en orden.

Al llegar frente a las puertas blancas el mago puso una de sus manos sobre las perillas y voltio para ver a su pequeño con algo de preocupación --Mi mente es un caos pequeño...aunque por fuera me encuentro bien la mitad de mi sigue en un estado rampante debido a ese ser...así que como no sabemos que tan factible es esta idea, creo que lo mejor sera que te ocultes tras de mi...-- el vampiro sujeto la otra perilla con un poco de fuerza y cerro los ojos mientras comenzaba a mentalizarse, después de unos segundos y con algo de dificultad logro imaginar un campo verde y despejado. --Veamos que pasa...-- Dio un ligero suspiro y abrió las puertas preparándose para lo que pudiese encontrarse adentro. 

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"Todo quedó decidido cuando ellos trajeron un ejército y yo...un Demonio"

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Anthony Ryvak Dracony con @ Reacon en la tercera planta

 

Hace mucho que el joven mago no hablaba con el vampiro...era tal vez que muchas cosas han cambiado: la vida en la comunidad, sus conocidos, su nueva actividad como Embajador, el nuevo grupo al que se afilio...también está sintiendo que él mismo está cambiando, no solo fisicamente (Ya está casi tan alto como su padre, lo mira y le sonríe...sus ojos están fijos en esa nueva apariencia del vampiro que concuerda con el sentimiento que tiene por el mago: un apoyo y un amigo que le otorga su experiencia).   

No puede evitarlo, pero siente añoranza por aquellas ocasiones en que Reacon se comporto con él como el padre que siempre anhelo, su cuidado, protección, consejos y juegos, son momentos que atesora en su mente. Tal vez por eso se siente más tranquilo, como cuando él era un niño y Reacon mostró ese cariño entre ellos...

Para variar la cuestión, Anthony contempla con alegría, que está vez tiene un buen golpe de buena suerte...algo que pocas le sucede...seguro que podrá aclarar sus dudas con respecto al sentido de la vida...

Ryvak recuerda muy bien como fue el encuentro con el Asolador, todo aquel sufrimiento...hizo lo que aconsejo Reacon de refugiarse detrás del vampiro...¿Se crearía una versión del infierno?...eso si que era motivo para temer...era mejor aguardar, solo podía desear que la parte bondadosa del mago ganará sobre la malvada, o estaría en verdadero peligro mortal...¡y ahora ya no tiene en su cuerpo la gema de la inmortalidad!

Ryvak estuvo a punto de ofrecerse para abrir la puerta de la Sala cambiante, pero...le quemaba la curiosidad de comprobar que tan bueno era el cambio de su padre. Respiro profundo y cuando las puertas fueron finalmente abiertas por el vampiro, atisbó por encima del hombro de su padre. Era un campo verde muy extenso sin edificaciones a la vista, un lugar tranquilo y solitario. Aliviado salió de detrás y comentó con jovialidad:

--Si que sabes como meterme un reverendo susto...el lugar se ve bien, tengo mucho que confiarte, aunque no he elegido mis convicciones del todo y es poco lo que tengo claro pero tal vez hablando contigo padre, pueda determinar mejor que estándares adoptar.   

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