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Metamorfomagia


Amara Majlis
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Con @ Ashley Emily Black Lestrange M.

Aquel día una de las aprendices de la arcana Amara se encontraba en el ateneo, en aquel lugar había una pequeña biblioteca donde podía repasar sus transformaciones y adquirir un poco de conocimientos teóricos sobre las mismas. Pese a que su mentora era muy buena ayudando a desbloquear la mente, había muchas cosas que le causaban inquietud por lo que se veía obligada a buscar más información y para poder realizar sus transformaciones de una manera más eficiente.

-El cuerpo humano está compuesto de células, cada una de ellas se encuentra especializada para realizar las funciones del mismo – leía en voz alta – un metamorfomago por su parte tiene la capacidad de moldear la arquitectura de estas células y cambiar a su voluntad la estructura interna y externa de su cuerpo, usando la metamorfomagia puede hacerse más grande o pequeño, puede cambiar el color de su cuerpo y tejidos, incluso desaparecer partes de su cuerpo.

Estaba maravillada con todo lo que podía aprender y al mismo tiempo abrumada por el gran camino que le faltaba por recorrer. Amara era una experta, tenía más de 180 años y aún así parecía una mujer muy joven, poder llegar a ese nivel resultaba casi imposible.

Fue entonces que sus lecturas fueron interrumpidas drásticamente, alguien estaba hablando de su profesora, no había nada que le agradara más que poder compartir sus experiencias con otros alumnos y realizar una retroalimentación entre ambos por lo que rápidamente se levantó de su asiento y acudió a ver a la recién llegada.

-Hola Ashley – dijo estrechando la mano de la chica – soy Denali, una de las estudiantes de Amara, lamento decirte que a ella no la encontrarás en el colegio, todas sus clases se realizan en su cabaña la cual es la más lejana de todas, si gustas puedo acompañarte – dijo entusiasmada - ¿así que también eres matamorfomaga? Enséñame lo que puedes hacer, por favor, cuando yo empecé solamente podía hacer más grandes mis dientes, ahora puedo modificar toda mi cara, espero algún día ser tan buena como la arcana – comenzó a caminar esperando que su nueva compañera la siguiera.

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  • 2 semanas más tarde...

Mientras la ojiverde esperaba respuesta de la arcana, pudo darse cuenta que esta se encontraba estudiando ya que podía escuchar que leí a voz a alta, sin duda la magia era un gran misterio y con muchas y grandes cosas que probablemente aun no salían a luz, tal vez nuevos métodos, nuevas enseñanzas o algún otro tipo de magia. No paso para que salieran a recibirla, estrechando la mano.

- Mucho gusto Denali - Dijo mientras estrechaban su mano - ¿Enserio? Hay, espero no interrumpir mucho lo que estabas realizando y si por favor, un poco perdida llegue a este lugar, no quiero perderme antes de llegar a la primera clase. - dijo mientras caminaba junto a la joven y escuchando su experiencia dentro de la clase, observo con que aquella joven estaba orgullosa de estudiar con la arcana ya que era como un ejemplo para ella en aquel camino de la metamorfomagia.

-Temo que voy a decepcionarte - Susurro la Malfoy - Si tenemos suerte y la Arcana Amara se encuentra en la cabaña, esta podría decirse que se será mi primera clase, estoy en 0, he escuchado de que va la habilidad pero no he intentado a realizar algun cambio por más mínimo que sea. -dijo un poco apenada, Ashley empezaba a pensar que antes de llegar a la clase debió estudiar un poco más, tal vez realizar alguna practica pero se enfoco a la teoría o lo que aprendería.

- ¿Pero dime que tiempo te llevo poder realizar el cambio de toda tu cara? ¿Es difícil? - pregunto - Debo decir que estoy un poco nerviosa, pero no puedo seguir postergando los estudios como lo he realizado hasta ahora, o mi padre me deshereda - comento en tono de broma con un poco de nerviosismo, espera que su Padre no tomara dichas acciones con ella, dado que sus otros hermanos ya estaba estudiando algunas otras habilidades y conocimientos y ella apenas estaba iniciando.

- Espero también ser buena algún día, es muy agradable aprender y seguir formándose, pero lo de levantarse temprano a veces no se me da - dijo mientras recordaba la hora

 

@ Amara Majlis

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  • 2 semanas más tarde...

@ Ashley Emily Black Lestrange M.

Denali se sentía feliz de finalmente tener a alguien con quien practicar durante las clases. A veces había periodos de tiempo en que la arcana Amara tenía bastantes alumnos pero últimamente solo llegaban uno o dos haciendo que el tiempo fuera mucho más lento de lo habitual. Juntas continuaron platicando y a la chica le causó un poco de inquietud el hecho de que Ashley no tuviera experiencia transformándose, por lo que paró en seco y la interrumpió.

-Chica, algo que la arcana Majlis siempre les dice a sus alumnos es que la metamorfomagia no se aprende, es una habilidad que viene contigo desde nacimiento, debe de haber algo que puedas transformar así sea muy sutil que ni tu misma te das cuenta – continuaron caminando – por ejemplo al principio cuando yo me di cuenta de mi habilidad fue porque unos bandidos me querían robar, entonces por el miedo mis uñas crecieron y se transformaron en garras con las que me defendí.

Llegaron hasta la cabaña donde se podía oler el té que la arcana había preparado, tocó la puerta para después continuar – estoy segura que la arcana te ayudará a desarrollar todo tu potencial, a mi me tomó un mes modificar mi rostro pero cada uno es diferente, puede que tu aprendas más rápido, estoy segura de que tu padre te ama mucho y estará mucho orgulloso cuando termines de vincularte con la habilidad.

La puerta se abrió dejando ver a Amara Majlis, quien dejó pasar a ambas chicas – llegas pronto Denali – volteó a ver a la nueva alumna – tu debes ser Ashley, bienvenida recibí la notificación de que hoy llegarías me alegra que no te hayas perdido – sirvió tres tazas de té y le dio un sorbo a la suya – me gustaría que te presentes y me cuentes un poco de ti, y del motivo por el que estas el día de hoy conmigo.

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  • 3 semanas más tarde...

Determinación, sin duda la emoción más predominante en su mente en estos momentos, entremezclada con un poco de nervios y ansiedad ante la perspectiva de lo que estaba a punto de hacer. Alyssa no era el tipo de persona que dejaría algo a medio hacer, sin importar cuantas complicaciones surgieran en el camino ella encontraría la forma de terminar aquello que había empezado. Así es como se encontraba en Mahoutokoro, una vez más, decidida esta vez a terminar con su entrenamiento para adquirir la habilidad de metamorfomagia. 

Ingresó al conocido salón con sus paredes cubiertas de retratos, allí donde había conocido a Amara la primera vez que había incursionado en esta misteriosa forma de magia. Esperaba que la Arcana no guardara rencor hacia la Triviani después de haber abandonado la clase, Alyssa admiraba a su maestra y todavía tenía mucho más que aprender de ella. 

- Arcana Majlis – entonó la Black, su voz resonando en el salón circular - ¿Me concedería el honor de retomar mi formación bajo su atenta tutela? 

Dejó que sus palabras se perdieran en el eco, aguardando envuelta en nervios a que Amara apareciera.

 

@ Amara Majlis
 

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Si Amara tenía una cualidad aparte de la metamorfomagia, esta era su memoria de elefante, era capaz de recordar cualquier hecho, situación y persona. Su memoria fotográfica le permitía poder recordar detalles físicos de cualquier persona para poder utilizarlos a su conveniencia en transformaciones de emergencia. Con el tiempo había creado una técnica perfecta que le permitía copiar cualquier silueta y parecer idéntica a la persona que deseaba imitar. Fue gracias a ello que al ver a la señorita Black entrar a su morada, la reconoció al instante, se veía bastante nerviosa y un poco apenada, seguramente por el tiempo que había permanecido ausente. Amara sonrió siempre estaba feliz de recibir visitas por lo que sin dudarlo dos veces respondió.

-Bienvenida de vuelta – abrió sus brazos para abrazarla – creo que la solicitud no es necesaria, recuerdo perfectamente que eras mi aprendiz favorita y me alegra verte de vuelta – carraspeó – por un momento pensé que ya habías aprendido suficiente de mi y habías decidido completar tu entrenamiento por tu cuenta – la arcana intentó recordar todas las asignaciones que Alyssa había realizado con excelencia, la chica sabía cambiar la forma de su cuerpo, su voz, el color e incluso el tamaño, era difícil que le pudiera enseñar algo más.

Tomó un último sorbo a su taza de té mientras una lechuza llegaba al mismo tiempo, la arcana la tomó y miró con sorpresa lo que se le había asignado, una misión que también era la oportunidad perfecta para finalizar la educación de su pupila, Amara ahora se convertiría en espectadora de todo lo que Alyssa pudiera lograr y en caso de que finalizara todo con éxito sería candidata para someterse finalmente a la prueba de metamorfomagia.

-Hija, el día de hoy daremos un paseo a una zona de guerra – dijo mientras invocaba al fulgura nox que las transportaría a Ucrania donde tendrían que hacer una misión de vida o muerte para la población de ese país – vamos no hay tiempo que perder.

Al llegar, gran parte de la ciudad estaba destruida, escombros de todo lo causado por los muggles en guerra, Amara se sentía devastada al ver tanta destrucción pero tenían un trabajo que hacer por lo que decidió explicar la situación a la pelirroja – debemos infiltrarnos en el campamento de los rusos – comentó – es de vida o muerte que lleguemos hasta el cuartel general donde están armando una bomba con el poder para destruir el país entero, si logramos infiltrarnos hasta ahí y robar los planos de la bomba así como el uranio salvaremos más de una vida ¿estás lista?

 

@ Alyssa Black Triviani

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  • 1 mes más tarde...

Alyssa correspondió el saludo de la Arcana con la misma calidez, sintiendo como su pecho se llenaba de orgullo ante las palabras de su maestra. Sin embargo el momento se vio interrumpido tras la llegada de una lechuza, Amara tomó el pergamino y lo leyó rápidamente antes de posar su mirada de vuelta en la Black. La Triviani se quedó perpleja tras escuchar las palabras de su instructora ¿una zona de guerra? ¿de qué se trataba todo esto? A pesar de sus dudas no tardó en seguir a la Arcana a través del portal que había abierto, abriéndoles paso a una ciudad en ruinas que claramente había sido victima de una brutal batalla.

La Black escuchó las palabras de Amara mientras que en su mente, pieza a pieza, iba poniendo el rompecabezas en orden. Ucrania, un país del que Alyssa no sabía mucho y pocas veces había visitado, aunque más de uno de sus socios en el mercado negro hubieran sido de dicha nacionalidad. La poca información que poseía era que el país se encontraba en guerra con Rusia, aunque como se trataba de un asunto muggle no le había prestado demasiada atención; sin embargo sus años de experiencia deberían haberle indicado que allí donde había conflicto muggle por lo general siempre había magos involucrados desde las sombras. 

- Estoy lista – replicó la Triviani con ferocidad. Podía sentir la adrenalina cursando por sus venas, todo su cuerpo tensándose y preparándose para la acción. - ¿Qué tan lejos del campamento ruso nos encontramos? – agregó mientras que contemplaba sus alrededores. 

Recordaba haber visto imágenes de la guerra en las noticias tan solo un par de días atrás, afirmó el recuerdo en su mente y se concentró puntualmente en los soldados rusos que se veían en la imagen. Cerrando los ojos en concentración comenzó a transformar su silueta para adoptar la apariencia de uno de aquellos soldados, imitando casi a la perfección el uniforme aunque variando ligeramente el aspecto de su rostro y cuerpo.

- ¿Cómo me veo? – preguntó la Black con una voz gruesa y profunda. 

 

@ Amara Majlis
 

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  • 2 semanas más tarde...

Los Arcanos habían procurado mantenerse al margen de los conflictos, fueran mágicos o no mágicos, por lo que Amara Majlis encontraba peculiar la solicitud recibida vía lechuza. A diferencia de Uzza, guerreros natos que habían participado en más guerras de las que el mundo pudiera recordar y ahora impartían los Libros de Hechizos, ellos profesaban la búsqueda del conocimiento a través de metodologías menos barbáricas. Con todo, ella siempre se supo más humanista por así decirlo, de modo que causas como esas le movían el anciano corazón. 

Premió el esfuerzo de la Black con una gentil sonrisa, mientras que realizaba una floritura con su varita mágica, tallada de la planta de vid. 

⎯⎯¡Qué soldado tan apuesto! El físico podría despertar alarmas, pero el tono gélido que le imprime a su voz da en el punto ⎯ respondió, mientras una shapka ushanka negra aparecía al vuelo, obra de un encantamiento convocador, y se posaba sobre la cabeza de su pupila ⎯No olvide eso, señorita Black. Eran famosas entre todos los rangos militares desde antes de la caída de la Unión Soviética, ¿sabía? 

Una ligera nube de polvo los tomó por sorpresa, haciendo que tosiera un poco, cubriéndose con el antebrazo para aislar el sonido. El conflicto parecía haber amainado, al menos de forma temporal, pero la ciudad en ruinas no era segura; no por la integridad estructural de sus edificaciones venidas a menos, sino por las patrullas ocasionales que prestaban vigía durante el cese al fuego. Tras asomarse por uno de los diversos agujeros que se habían formado en la pared, se giró hacia el soldado. 

⎯⎯Calculo que estaremos a una media hora del campamento, yendo a pie desde luego. Pero me preocupa el número de patrullas que comenzarán a pulular en los alrededores. No me gustaría avivar el fuego de otra confrontación mágico-muggle por imprudencias con el uso de varitas, por lo que confío en que se te ocurrirá una creativa solución para abrirnos camino sin emplear la violencia. 

Rió por lo bajo, cual abuelita que se salía con la suya; ella no cambiaría del todo su apariencia, pues con ésta, fácilmente podría pasar como una refugiada de Europa Oriental. Quedaba ver que la joven encontrara una forma de llevarlas sanas y salvas hacia su destino, o al menos, que lograran salir de ese escenario tan inhóspito que le hacía nudos en el cuello.

 

~ @ Alyssa Black Triviani

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Era posible sumergirse en tal estado distímico sin darse cuenta, Maida respiraba agitada en los últimos días, como si cada bocanada de aire fuera el último, como si costa más de la cuenta simplemente mantenerse en pie. Ya ni siquiera el haberse convertido en alguien relevante en las revistadas deportivas o mantenerse al conteo del Vuelapluma lo más que se pudiera era algo que la mantenía con alguna sonrisa en el rostro, simplemente nada la animaba. Necesitaba una inyección de serotonina diaria para poderse levantar y si no, su alba rozaba con el mediodía, era así.

Incluso fue su elfo doméstico quien la alertó de que debía salir de su sopor y regresar a los estudios, a fortalecer el cuerpo mientras llegaba la cura a su alma. Por lo que casi obligada por una criatura mágica inferior, decidió volver a intentar aquello que la inquietaba meses atrás, sus cambios físicos sin que ella tomara ningún tipo de poción o estuviera bajo los efectos de algún hechizo.

Amara era quién podía ayudarla con eso, pero ya tenía historial con dejar semejantes pruebas a medias, porque claro, no contaba con la fortaleza necesaria para terminarlas, no se sentía más con esa actitud, se sentía incapaz. Lo que conllevaba a que sus ojos se tornaran muy oscuros, casi negros, casi invadiendo hasta sus pupilas, incapaz entonces de distinguirse el color azul normal que lucía. Su piel de tanto palidecer a ratos podía parecer incluso traslúcida y sabía perfectamente que no tenía que ver con su alimentación.

Necesitaba la ayuda e iba a buscarla, lo de dejarse morir mientras el mundo seguía girando sobre su eje había terminado, o al menos había que intentarlo.

      ¿Amara? —preguntó una vez que se apareció en los terrenos de Maukhotoro dónde le habían indicado que se encontraba sus aposentos, ella lo había olvidado— ¡¿Amara?! —casi gritó la segunda vez.

@ Amara Majlis

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~ Con @ Maida Black Yaxley

Recordar era vivir, y con ello rememoraba el evento para recaudar fondos para la Reserva Mágica que había organizado en conjunto con sus dos estudiantes, Maida y Harriet. Ambas le apoyaron hasta dónde sus capacidades o intereses se los permitieron, y eso era apreciado por la ancianita de casi 200 años de edad, quien meses después aún vivía en el majestuoso recinto con retratos por doquier, y justo en ese momento se encontraba preparando la tetera con una ligera infusión de cardamomo. 

Agudizó su sentido del escucha, a pesar de que era un dote más característico de su gran amiga Suluk, y alcanzó a distinguir su nombre en un alarido que tenía tintes de querer terminar lo que se había iniciado. Sosteniendo la Vara de Cristal a manera de bastón, a pesar de no necesitarlo, se desplazó rauda hacia la entrada principal, dejando atrás la humeante cocina. 

⎯ ¡Querida, eres tú! Maida de la casa Yaxley, nuestra celebridad más reciente ⎯saludó, sosteniendo un ejemplar del Vuelapluma en el que la rubia aparecía en portada. Sí, hasta los Arcanos como ella podían tener interés de cultivarse con los cotilleos más recientes ⎯. Me da gusto verte de nuevo por aquí, en esta que es tu casa. ¿Cómo la llevas con esos ojos, algún progreso en el cambio? 

Invadió temporalmente el espacio vital de la joven, para examinar el azul de su iris; eran como el cielo a simple vista, pero si se observaba más a detalle, podía encontrar las pigmentaciones, obra de la genética, que conferían una tonalidad distinta de la original conforme se acercaba más a su pupila. Consciente  de que su movida la habría tomado no sólo por sorpresa, pero también la haría sentir incómoda, retrocedió unos pasos para que pudiera respirar. 

Asumo entonces que decidiste retomar tu aprendizaje, ¿es correcto? Así que aprovechemos todo este asunto de los colores para catapultarnos hacia el dominio de tu don. Cuéntame, ¿qué es lo que sabes acerca del espectro electromagnético? 

Una pregunta totalmente cargada con contexto no mágico, que la Yaxley podría o no comprender, y de cualquier forma, Amara estaba dispuesta a explicarle cómo es que aquello tenía que ver con la capacidad de modificar su apariencia para poder ser, en esencia, otra persona. 

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Maida rió, con franqueza, cómo pocas veces lo había hecho en los últimos tiempos, ¿Cómo era que alguien tan lejana a lo terrenal de las brujas y magos del mundo podía sonar como una diseñadora de modas en medio de la algarabía de un desfile o algo así? Ella pensaba ser reprendida por abandonar los eventos pasados, no estar casi siendo abrazada. Se frenó. A lo mejor intuía que no era muy fan del contacto físico. La risa se paró en seco cuando ella blandió el boletín de Vuelapluma frente a ella, ¿es que los Arcanos realmente sabían todo? Giró el cuello para confirmar que estaban completamente solas y negó con la cabeza.

Oh por favor, que llevo años sintiéndome orgullosa que aún no descubran que Vuelapluma soy yo —musitó casi en tono de súplica aún moviendo la cabeza de lado a lado. 

Pero no le dio tiempo para mucho más, pronto la tuvo como examinando el proceso de sus cambios, aunque ligeros, volvió a sonreír. A lo mejor era eso lo que necesitaba, algo externo que no la hiciera sentir como el bicho raro que a veces sucumbía en sentirse cuando se miraba al espejo. Lo de despertar su metamorfomagia era algo que no tenía  en su futuro más cercano, sin embargo, entendía que su ser mágico a lo mejor lo buscaba tomando el cuenta la necesidad de camuflarse dadas sus últimas actividades.

Bueno, lo más difícil de controlar son los ojos y las uñas, tienen una tendencia a crecer de la nada cuando estoy realmente enojada —se encogió de hombros—, cosa que últimamente sucede muy a menudo. Supongo que ver el vaso medio lleno es que no gastaré mucho en manicuras ¿no? —la miró directo a los ojos— Juro que al principio pensé que el tema de mis ojos eran simple alucionaciones mías, pero he descubierto que de hecho, no estoy tan loca. Así que sí, vengo por ayuda con ese tema, ya si aprendo algo en el proceso, lo agradezco de antemano.

La Yaxley se sorprendió a sí misma sintiéndose cómoda con Amara, el tono de su voz incluso era distinto, después de todo ella no se permitía bromear con muchas personas, tampoco es que hubieran demasiada gente en su círculo más cercano. Mucho menos en los últimos meses, razón por la cuál se encontraba tan deprimida últimamente, volver a pensar en eso volvió a oscurecer sus ojos, sin que ella tuviera el más mínimo control sobre esos cambios. También se le ondulaba un poco más las puntas del cabello, pero como siempre lo llevaba suelto y cayendo por la espalda, era algo de lo que no iba a ser consciente a menos que estuviera en algún espejo. 

@ Amara Majlis

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