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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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La bruja se puso de pie y siguió a Kanit, quien era su guía por ordenes de Lawan. La calva aún no entendía el porque el viejo arcano la dejaba en manos de una serpiente. ¿Manos? Mejor decir, en las escamas de una serpiente. Escuchó el siseo de la Krait junto al apodo que le colocó y tras soltar una risa, aumentó la velocidad de sus pasos, quitando de en medio las hojas y ramas que se atravesaban por su paso.

 

perdió de vista al reptil por algunos segundos y entre siseos le llamó "Kanit, donde estás", caminó unos metros más y la serpiente estaba ahí, esperando por ella para seguir el camino por el bosque. La bruja caminaba y la Krait ralentizó su andar, hasta deslizarse sobre el suelo a la misma velocidad que los pasos de la ojigris.

 

La bruja escuchó las preguntas, relamió sus labios y se lo pensó. Iba a hablar normal pero se mordió la lengua, debía ser en Parsel. "Mi vida afuera es bastante entrenetida, soy empleada en una tienda de productos magicos y tengo una red ilegal al paralelo, bastante famosa a nivel mundial" agregó la bruja, pronunciando algunas palabras mal y agregando letras donde no van.

 

La mujer pisó un charco, y rió, saltando sobre otro que estaba un par de pasos más al frente. Siguió caminando y con ello, contestando las preguntas del reptil "¿A que te refieres con Castillos Flotantes? Sobre los gigantes, no sé nada, nunca vi uno. ¿Familia? si tengo, una bastante disfuncional, pero así los amo. Incluso tengo hijos, cuatro, a pesar de que no tengo mucho contacto con ellos, les quiero como a nadie. Y un bebé, que no logró nacer, pero lo mantengo siempre presente" relató la bruja, caminando más lento, con una pequeña sonrisa triste en sus labios.

 

"Hablo con ustedes desde hoy, lo intenté varias veces en el pasado y logré decir dos o tres palabras, nunca había soltado frases" agregó, llegando hasta una especie de costa, sintiendo la arena bajo sus zapatos. La bruja miró a Kanit y salió corriendo, adentrándose al agua sin aviso alguno. Escuchó el siseo de alerta de la serpiente que la acompañaba, pero la bruja hizo caso omiso, hasta que sintió algo removerse bajo sus pies.

 

- m****... - pronunció, quedándose estática mientras la Krait Malayo llegaba a la orilla y le siseaba que no se moviera. La bruja apretó sus ojos y maldijo por lo bajo su irresponsabilidad. Sus actitudes de cría, como siempre metiendola en la boca del lobo "Me voy" habló en parsel antes de regresarse corriendo a la orilla, pero sintiendo algo a su espalda perseguirla

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Las palabras de Madeleine le llegaban sin errores a Lawan. Tanto la fonética de los siseos como el significado de cada palabra que emitía la bruja, estaba en el lugar correcto. La versión sobre su madre una hablante de Pársel, le habían facilitado las cosas. Había despertado esa habilidad dormida desde que nació. Ahora solo le faltaba ganarse el derecho a usarla por y para siempre. Todo iba bien, hasta que el hechizo del arcano fue terminado de una forma normal con palabras en la lengua común.

 

-En pársel -Le dijo con voz filosa. Los ojos duros del anciano se clavaron en los de la mujer, esperando que entendiera el mensaje - No más errores. Debes intentar responder el hechizo en el idioma de las serpientes.

 

Ver a la aprendiza empezar a fallar al final del camino ponía de mal humor al Arcano. Su tiempo era valeroso y ver como lo desperdiciaban cerca del final, solo hacía que se agravará tomándolo de forma personal. Lawan era temible cuando llegaba a ese punto. Negando con la cabeza, decidió darle otra oportunidad. Hasta ese momento, la bruja se había ganado una segunda chance cumpliendo correctamente los desafíos anteriores.

 

El Arcano lanzó el hechizo en una lengua desconocida hacia Madeleine. El rayo de color plateado dañaba la vista del brillo potente que emitía al salir de la varita. El impacto en el pecho de la bruja, congelaría sus órganos vitales por una fracción de minutos que la llevaría a no tener oxigenación en el cerebro provocándole un desmayo al instante. El Arcano esperaba que se defendiera aunque estaba preparado en ayudarle si es que no lo hacía.

 

 

@@Ellie Moody

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Los castillos flotantes donde viven, fíjate el de Lawan. ¡Cuántas crías tienes! Nunca lo hubiera imaginado de alguien tan pequeño” Le respondió Kanit a Zoella mientras la miraba correr al agua. Él no era un experto en nadar, pero podía hacerlo por un determinado tiempo si era necesario. Decidió acompañarla metiéndose en el agua luego de ella. La temperatura del líquido le pareció que apenas difería de la que tenía su cuerpo. No debían nadar en el río por una prohibición del arcano, pero Kanit estaba tan a gusto que poco le importaba el peligro.

 

¡Gusana! Está prohibida el agua, mejor me salgo y te cuido desde fuera” Le advirtió la serpiente volviendo a salir del agua con la ayuda de una pequeña ola. El sentido pronto detectó el peligro por parte de las serpientes acuáticas. “¡Sal del agua! ¡Ahora!” siseo en su desespero Kanit, adelantándose para arremeter contra los intrusos.

 

Cinco serpientes marinas de vientre amarillo salieron al encuentro a la orilla. Lista para atacar al ver su territorio usurpado. Kanit fue al encuentro empezando una pequeña discusión de siseos tan rápido que era difícil entender las palabras. Dos de ellas rodearon al Krait Malayo y pronto empezó su ataque. Las consiguientes mordidas fueron suficiente para que la serpiente sucumbiera antes sus enemigas.

 

Ve con Lawan… rápido. No mires atrás” -Musito con su últimos siseos.

 

“¡Atrápenla!” Ordenó la serpiente que manejaba el ataque. Sus hermanas, no dudaron en ir a por la bruja.

 

 

@@Zoella Triviani

Editado por Lawan Nguyen Thanh
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La Triviani observó a sus espaldas tras escuchar el ultimo siseo de Kanit, su reptil amigo, observó como la vida fue sucumbiendo del pequeño reptil gracias a los ataques de las otras serpientes, y la culpa llegó a ella, sintiéndose triste y ralentizando sus pasos. Deseo regresar, pero ver el otro par de serpiente moverse tan rápido sobre la arena la hizo regresar a sí misma, y volver a correr.

 

La bruja se desvió u entró nuevamente al bosque, no supo cuanto tiempo corrió, ni que tanto se había alejado, pero una rama sobresaliente del suelo la hizo tropezarse y caer brutalmente fuerte en el suelo, quedando totalmente inconsciente por el fuerte golpe en su cabeza.

 

Por el lugar, dos Spilotes pullatus jóvenes, pasaban por los arboles y observaron la caída de la bruja y esperaron a que esta se levantara "Los humanos son unos tontos" comentó una, bajando por el tronco para acercarse a la calva. La pequeña serpiente tigra acercó su rostro al de la bruja y sacó la lengua un par de veces, rozando el rostro de la mujer, intentando despertarla "Arriba Rata" pronunció, observando las pupilas de la mujer moverse bajo sus parpados.

 

Triviani escuchó unas palabras, y pensó que todo sólo era un sueño "Amá, déjame dormir" contestó en Parsel, girando su cabeza al otro lado. Ambas serpientes voltearon a verse y rieron "Arriba, te has caído y debes tener una fuerte contusión" habló la otra serpiente. Triviani abrió suavemente los ojos, observando la gran vegetación del bosque, se sintió desorientada e intentó levantarse, lentamente. El mareo llegó a su cuerpo y se sentó rápidamente en el suelo, tomando su cabeza.

 

Parpadeó varias veces y observó los dos pares de ojos negros viéndola, dos serpientes de amarillas manchadas de negro la observaban fijamente. La bruja se alarmó, y recordó que huía "¿Nadie me persigue? Mataron a Kanit, debo ir rápido con Lawan" habló la bruja, nuevamente en Parsel, logrando pronunciar mejor las palabras.

 

Ambas serpientes nuevamente se observaron entre sí, para ver a la bruja "No, venías sola, corriendo" contestó la serpiente con la mancha negra justo sobre su ojo, la bruja observó a todos lados y regresó la vista a los reptiles "Necesito ir con Lawan, pero no se donde estoy" comentó, sintiendo el mareo desaparecer de su cuerpo. Se levantó lentamente y parpadeó otra vez, su cabeza retumbaba y su cuerpo dolía, recordó a la Krait Malayo, y a su cuerpo inerte, sin vida, y deseó regresar el tiempo.

 

Suspiró y esperó a que las serpientes hablaran "Vamos contigo y te llevamos, pero debes sacarnos de la Isla, nos quedamos contigo si nos dejas, pero tu serás nuestra mascota" pronunció una, logrando sacarle una carcajada a la Triviani "No sé si pueda hacer eso, pero lo intentaré. Y nadie será mascota de nadie, si se quedan conmigo sólo seremos compañeros de piso. ¿Trato?" finalizó la bruja, recibiendo respuestas positivas del par de serpientes. Ambas comenzaron a andar por entre los arboles y arbustos, con un lento arrastrar, y en total silencio.

 

La Triviani sentía terror, las serpientes eran seres impredecibles y aunque ahora las entendiera un poco más, se sentía en total peligro en esa isla, sola y sin la supervisión del arcano.

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Madeleine cierra los ojos y respira profundamente, como Catherine le enseñó a hacer, para calmarse y no responder lo primero que le viene a la cabeza. Se traga las palabras, pero sus puños se cierran con fuerza y las uñas se le clavan en la palma de la mano. Nunca se ha llevado bien con los "mentores" y muy pocas veces mantiene silencio, pero no puede ser tan est****a como para responderle al arcano de la habilidad que intenta manejar. No se trata de querer, no se trata de ambición: es supervivencia. Tiene que enfocarse en dar un paso más, y luego un paso más, y luego un paso más, y luego otro más... hasta llegar al Portal de las Siete Puertas. Cuando se haga con el Aro de la Habilidad entonces quizás, sólo quizás, podría permitirse un poco más de insolencia. A lo mejor volvería a visitar el Oasis y le diría a Lawan lo que ha querido decirle a muchos arcanos. Por supuesto, probablemente no lo haga pero la idea de un después del Portal la impulsa. Se siente esperanzada, siente que puede lograrlo.

 

Nuevamente, el Arcano conjura un hechizo, aunque Madeleine no reconoce las palabras. No es pársel ni otro lenguaje que conozca. Aunque, ¿importa saber de qué hechizo se trata? Aquella prueba es muy clara. Con determinación, levanta su varita de ébano y cierra los ojos para concentrarse mejor —y para que su visión no sea cegada por el resplandor del conjuro que vuelta a toda prisa hacia ella—. Dentro de su cabeza, se imagina que apaga el botón de "lenguaje humano" y se activa el de "lengua pársel".

 

¡Protego! —sisea, golpeando el aire con su varita. De ésta se materializa un escudo luminoso, que la protege frontalmente. Al abrir los ojos, Madeleine observa cómo el conjuro del arcano impacta contra su escudo, desintegrandolo inmediatamente pero manteniéndola a ella intacta. Quiere decir "bien, ahí tiene" pero mantiene silencio, aunque una sonrisa un poco insolente se asoma en sus labios.

 

»Me da curiosidad. ¿De verdad es útil hablar pársel durante un duelo o es una técnica para que los magos se familiaricen con el habla?

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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-Es útil -Respondió escuetamente el Arcano. Las contradicciones en el rostro de la aprendiza podían verse claros como un estanque formado dentro de una pecera. Ni le hacía falta usar la Legeremancia con ella.

 

El hechizo había sucumbido bajo la defensa de la bruja, y Lawan ya notaba que estaba lista para pasar por la etapa más difícil del proceso de enseñanza… La Prueba. Aquella donde muchos habían perdido la dignidad, y otros la vida misma. Madeleine no parecía que perdería ninguna de las dos, pero no por eso le sería más fácil que a los demás aprendices. Había demostrado ser digna de intentar pasarla. No habría más demoras. El Arcano había logrado ver en ese tiempo, lo que necesitaba ver de la bruja.

 

-¿Estás preparada para la prueba? -Preguntó.

 

 

@@Ellie Moody

 

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Las serpientes de vientre amarillo no eran diestras deslizándose por un piso firme. Sus habilidades, en su mayoría, se limitaban al agua. La torpeza en atrapar a Zoella se vio expuesta cuando la misma bruja empezó a huir de ellas. Solo se adentraron unos metros en el peligroso terreno escarpado del bosque, para darse por vencidas y volver con su jefe. No habría venganza para la Triviani, en aquel momento, de parte de las serpientes marinas.

 

Ella ganó, regresemos antes de sufrir un ataque de las terrestres” Siseo una de las serpientes, emprendiendo el camino de regreso al agua.

 

Por otro lado, Lawan estaba atento a todo lo que ocurría con Zoella. El golpe que la dejo inconsciente a merced de los peligrosos ofidios, no preocupo en absoluto al Arcano. La bruja era fuerte a pesar de sus niñerías y su falta de inteligencia. Nunca se habían presentado en el oasis exclamando que no sabían los motivos por los que estaban allí. La falta de razón, aun molestaba a Lawan.

 

Abandónenla” Ordenó a las serpientes “Dejen que recorra el bosque sola, y me encuentre con las pocas pistas que le deje”

 

La pistas a las que se refería el Arcano, eran pequeños fragmentos de cristal negro que desentonaba con el paisaje. Eran tres pedazos que formaban un traslador a donde estaba el Arcano en aquellos momentos. No sería fácil encontrarlos, ya que uno estaba flotando en el pantano donde serpientes ariscas esperaban su alimento del día. El segundo descansaba en la copa de un árbol, donde las serpientes esperaban por su víctima. Y el tercero estaba en la misma agua, que había abandonado la bruja, donde las serpientes de vientre amarillo esperaban por su venganza.

 

 

@@Zoella Triviani

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Advierte en el lenguaje corporal, que el breve intercambio se ha dado por concluido. Aún así, antes de relajarse, agudiza sus sentidos; intenta percibir algún siseo en el aire, del cual quizás Lawan buscaba distraerla. O cualquier un sonido que delatara otra prueba. Pero no hay nada, además de los sonidos relajantes del Oasis. Aquel es un lugar en el cual podría buscar paz y tranquilidad, sin transformaciones imprevistas y duelos sorpresa. Finalmente, Madeleine permite que su cuerpo se relaje y decide guardar la varita mágica en el bolsillo de la túnica. A medida de que su respiración se regulariza, se da cuenta de lo cansada que se siente pero también del estado de euforia en el que se encuentra; podría ignorar el dolor del cuerpo, el cansancio en el alma, para seguir demostrándole al arcano que vale la pena. Y en verdad, cuando levanta la mirada hacia él, está esperando otro desafío, otra oportunidad de probarse a sí misma.

 

La pregunta, la agarra por sorpresa. Por un momento se queda sin palabras, hasta que la razón le recuerda que debe dar una respuesta: sabe que el silencio, podría ser interpretado como duda o una negativa, inclusive. No puede permitirlo, porque es lo que ha estado esperando desde que llegó a ese lugar. La oportunidad final y definitiva de proclamarse hablante de pársel, de vincularse con la habilidad y adquirir la capacidad de dominarla por completo.

 

—Sí, estoy preparada —responde con la voz ronca.

 

A esas alturas, no se trata de un capricho o de un deseo. Es por necesidad, por supervivencia.

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Garry

 

Que irónico, piensa él, que su primer intento sea parsel, él que ha adoptado al mutismo con el tiempo, que apenas tiene el hábito de pronunciar palabra, que hablar con las personas se ha hecho su habilidad menos talentosa y al mismo tiempo le es una peculiaridad. Que irónico, piensa, que desee entender ahora el parsel, que quiera aprender a hablar con las serpientes.

 

Algo como eso es lo que tiene en mente el brujo antes de entrar al oscuro portal.

 

Lo primero que es capaz de sentir es el sonido de la marea en sus oídos cuando finalmente aparece en la isla. La sensación fría que deja en el cuerpo traspasar el portal no le deja una agradable experiencia el cambio y solo por eso se adentra con pasos un poco más rápidos de lo habitual como si quisiera alejarse más pronto de él, sin embargo, apenas es consciente totalmente que ha aparecido en un edén de serpientes comienza con pasos lentos, casi arrastrados enterrando sus pisadas en la arena dejando un rastro extraño detrás de él.

 

Los pálidos ojos del brujo, cada uno de un color distinto, observan sin perder la calma apreciando su alrededor, se detienen de tanto en tanto para atisbar a las especies de serpientes que se encuentran por todas partes, tantas y tan distintas todas ellas que inclusive algunas ni siquiera las ha visto en libros de textos. No es algo que hubiera esperado ver al cruzar el portal, pero él no se hubiera sorprendido tampoco de encontrar algo distinto. Por el contrario, las serpientes ahí actúan como si el brujo no existiera, no parecen inmutarse por su repentina aparición en el sitio, y aun así él sabe que mejor es andarse con cuidado.

 

Entonces bien ¿qué era lo que tenía que hacer ahora? o una pregunta más interesante para si mismo aun era ¿por qué, por qué justo ahora? Aún se siente descompuesto, física, mental y espiritualmente fracturado, pero está bien, funciona, se ha preparado para esto y aunque no lo estuviera, lo prefiere a solo dejarse llevar por la vesania que lo ha corrompido.

 

Su cabello descuidado ahora es solo un poco más largo de lo habitual, lleva una pequeña coleta a la mitad de la nuca, es tan solo un par de dedos de largo pero Hannity le ha atado hábilmente con un listón un moño sobre este, algo para la buena suerte, dice ella, y aunque a él ciertamente no le parece que el cordón lleve algo de magia siquiera. Pero se lo ha dejado puesto. El resto de sus ropas es lo mismo de siempre, sin mucho color, sin tanta cosa encima y lo único que sobresale en todo el conjunto muggle es la capa que pesadamente cae sobre sus hombros y que se ondea demasiado dramáticamente a su paso apático.

 

Con el pasar de sus años él se ha convertido en algo que se puede perder entre la nada, se ha hecho demasiado silencioso, demasiado gris, sin quererlo realmente, no obstante, ahora bajo la incertidumbre que crece de todos aquellos reptiles a su alrededor, hubiera querido que esa característica suya fuese más evidente, y es que ahí en ese lugar él es algo que desencaja tanto que es imposible no ser notado. Incluso él siente que está perturbando la paz de ese santuario de serpientes.

 

Resignado a ser él el intruso, sus lentos pasos lo llevan entonces en busca de Lawan Nguyen.

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La bruja de cabello rubio estaba sentada en la punta de la cama, en su habitación. Releía el mensaje que le había llegado desde la Academia en la que se inscribió días atrás. Necesitaba aprender más magia si quería seguir haciéndose pasar por Mistify Malfoy. La cuestión ahora sería como aparecerse allá o dónde estaría el portal que mencionaba en la misiva.


Suponía que sería alguna puerta en algún lado. ¿Dónde estaría? ¿Porqué no venía con instrucciones más detalladas? Gabriela bufó. Desde que estaba en el cuerpo de aquella mujer se había visto envuelta en situaciones que jamás hubiera imaginado. La magia existe. Tan real como el vodka con speed que disfrutaba con sus amigos todos los sábados por las noches. Pero aquello había quedado atrás la mañana en que sin saber cómo, ni porqué, despertó en un cuerpo que no era el suyo, en un mundo que no era el suyo. Por fuera era Mistify y por dentro, por dentro ya no estaba tan segura de lo que era. A veces Gabriela, una muggle como decían ellos que hasta ese momento del destino había vivido en Argentina, otras tantas una mezcla de las dos.


- Quizás si pienso en el lugar con fuerza, apareceré alla, como decía en esos libros - su tiempo en la Mansión lo empleaba en leer libros de Magia, revistas y todo lo que se le cruzaba por delante para intentar ser lo que no era o buscar alguna forma de regresar a su vida anterior.


Cerró los ojos y se concentró en una puerta. A saber porqué se le ocurrió que era húmeda y caliente. Supongo que había visto demasiadas películas. Se asustó cuando algo la enganchó del ombligo y al abrir los ojos estaba en ¿una bañera? Si, tenía una puerta pero no era lo que estaba pensando en realidad. Trastabilló y se agarró de las cortinas que cayeron al suelo con estrépito.


- ¿A quién tienes en el baño? Eres un descarado - se escuchó al otro lado de la puerta a pocos metros.


- No hay nadie! - gritó exasperado una voz masculina


- Claro que no, los ruidos del baño son producidos por las cañerías en mal estado ¿no?


- Ups! - alcanzó a decir Mistify a la vez que cerraba los ojos y se concentraba en su habitación de la Mansión Malfoy. Ahí estaba esa sensación extraña de nuevo. Cuando los abrió volvía a situarse en el mismo lugar - Vaya... supongo que tengo que ser más específica si no quiero terminar dentro de un inodoro, o peor.


Crack


El ruido de las apariciones de los elfos ya no la asustaba. Pero este elfo en particular, Chávez se hacía llamar, era intimidante.


- Mi Ama debería de vestirse adecuadamente para salir - le dijo dirigiendo hacia su pijama aquella mirada amarillenta. Recién entonces se percató de que no se había puesto la túnica, aún estirada detrás suyo sobre la cama. Blanca, con bordes en plata. No había mucho colorido para elegir en el vestidor. O blanca o azul con ribetes de todo tipo, pero estaba claro que colores le gustaban a la hechicera.


- Cállate Chávez, me visto como me place - le dijo imitando la postura de los retratos familiares: el cuello estirado y la mirada altiva. Bastante altanera para el gusto de Gabriela. Pero así tenía que actuar, al menos cuando le salía hacerlo. Sin embargo tomó la túnica para vestirse, si la próxima aparición le salía, tenía que estar acorde al momento. No quería dar que hablar.


****


Varias horas de ensayo y error después...



- Ah si! Esto debe ser! - se puso a dar saltitos como una colegiala sobre la playa. El viento húmedo le agitaba el cabello que había olvidado recoger. De pronto quedó quieta, un pie en el aire, ambas manos sosteniendo los pliegues de la túnica y la boca abierta. ¡Eran serpientes! ¡Y estaban por todos lados! ¿Quién demonios le había dicho que aquello era una buena idea? La sonrisa siniestra de Chávez atravesó su mente por un instante. Maldito elfo doméstico.

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Lawan fue avisado por sus compañeras, que nuevos alumnos habían llegado al oasis. Sin embargo, el arcano no se movió de su bungaló a la espera de que los mismos chicos se acercaran. Siguió con lo que estaba haciendo. Sentado en forma de indio frente a un pequeño fuego donde descansaba un caldero burbujeante. Él estaba usando un mortero para picar diferentes hierbas y sustancias de frascos oscuros sin nombre ni etiquetas, que volcaría dentro de la espesa mezcla que se estaba cocinando.

 

Lawan, llegaron nuevos. Están por todos lados invadiendo nuestro hogar” Siseo la Pitón de seis metros enojada por aquella intromisión.

 

Tráiganlos aquí” Ordenó el arcano sin molestarse en levantar la mirada de su trabajo.

 

¿Podemos asustarlos?” Los siseos acelerados de la serpiente, demostraban que estaba empezando a emocionarse con la propuesta.

 

Sin matarlos” Respondió Lawan, volcando el contenido picado, dentro del caldero y usando la varita para empezar a revolver su contenido, formando un pequeño remolino en el centro de la olla.

 

La Pitón de inmediato abandonó el bungaló para reclutar a sus compañeras. No tardó en alertar a las demás, que dos personas estaban invadiendo el oasis y debían pagar las consecuencias. Seis Boas y la Pitón, fueron en busca de un mago que estaba caminando tranquilamente por la isla, y ocho Anacondas de siete metros de longitud fueron a por la bruja que bailaba sobre la arena. Tendrían un bonito recibimiento a la isla de las serpientes.

 

Las Boas atacaron al muchacho en las piernas para que cayera al suelo. Otras de ellas se enroscaron en sus brazos para que no utilizara la varita. La Pitón se subió a su pecho hasta quedar a la altura de su rostro.

 

¿Qué haces aquí, invasor?” Siseo con la lengua bífida saliendo de su boca a escasos centímetros del ojo del mago.

 

Por otro lado, las Anacondas se dividieron para alegría de la bruja. Se le aparecieron cinco por detrás y tres por delante, encerrándola para que no pudiera escapar por ninguno de sus lados. Todas mantenían la posición de ataque.

¿Te equivocaste de oasis, brujita?” -Provocó la Anaconda que había tomado el mando.

 

 

 

@@Mistify Malfoy @@Hessenordwood Crouch

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Garry

 

No puede hacer mucho en realidad para evitar ser atrapado entre aquellos reptiles, aunque tampoco es cómo si hubiera pensado hacer algo al respecto.

 

Parece ser imposible sacarle un gesto al brujo aún en el peor de las circunstancias, sin embargo, el rostro sobrio que se carga, apenas marcado de arrugas entre las cienes y el entrecejo, no le rinde cuentas justas al sentimiento de ansiedad que lo invade cuando es acorralado por las boas. Es imposible no verlas acercándose a él, parecen haber salido de la nada y sin problema han cerrado todas sus salidas disponibles. Es molesto porque, bueno, él ni siquiera ha alcanzado a salir de la playa. Garry detuvo sus pasos entonces, se queda de pie observando a las enormes criaturas a su alrededor, tiene la varita en la mano, pero no pareciera dispuesto a usarla pronto.

 

Lo primero fue caer de rodillas sobre la arena, no puede sentir el golpe tan duro por que las boas enredadas en sus piernas lo impiden. Ellas no lo lastiman, aunque si se aseguran de que no pueda intentar zafarse o volverse a poner de pie. Es más fácil con él ahí en el suelo atraparlo también de los brazos, imposibilitándolo de usar su varita de haberlo pensado. No pone resistencia alguna entonces y en cuestión de solo un par de minutos está atrapado sin el mayor esfuerzo, como una presa fácil para los reptiles. Que malaventurado de su parte terminar así, aunque ciertamente se cree que Garry carece de pundonor.

 

Se queja apenas, con un gruñido atrapado en su garganta ante el peso sobre su pecho de una serpiente más, la criatura está tan cerca de su rostro que él no es capaz de distinguir qué clase de serpiente es de buenas a primeras. La lengua bífida del animal casi saborea el rostro partido de cicatrices del brujo y por un momento Garry comienza a imaginarse el peor de los escenarios, no obstante, eso no aminora su ánimo, al menos aun no se arrepiente de la decisión por aprender del parsel, aún si no queda nada mas que contar de él luego de hoy, y por el contrario, situaciones como esta estimulan al ambicioso mago.

 

Negó apenas, es un movimiento sutil que es más para mantenerse concentrado y no pensar más en la presión que siente en sus estranguladas extremidades, no puede verlo, pero se imagina que los dedos de sus manos se han tornado azules y el cosquilleo en ellos apenas le permite seguir sosteniendo su varita en las manos. No lleva puesto encima ningún amuleto de magia uzza que ha aprendido a controlar, así que no es una opción para nada intentar algún truco aprendido de la magia guerrera. No tiene más que los hechizos que ya sabe, su varita y su poco diálogo.

 

Disimuladamente desvió la mirada de la pitón, alrededor del espectáculo hay más serpientes, muchas de naturaleza más ponzoñosa a diferencia de la misma pitón y las boas, sin embargo, ellas sólo se mantienen curiosas y aparentemente excitadas conservando una considerable distancia entre ellos, es como si se estuvieran al pendiente de cualquier cosa, aunque Grelliam está seguro de que en realidad las boas no necesitan de más ayuda para terminar con él.

 

Cómo si se tratara de un hechizo, el siseo de la serpiente pitón causó un efecto sobre la espina del mago que lo endereza, lastimándose a sí mismo.

 

Yo solo…-, exhaló cansadamente volviendo sus ojos de distinto color a la serpiente. ―Yo solo buscaba al arcano-, arrastró las sílabas con dificultad sobre la falta de aliento.

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