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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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—No, no estoy visible donde pueda verme. Creo que ha pasado demasiado tiempo, ¿no cree insensato que la espere en el mismo lugar donde tuvo aquella mala experiencia?—respondía con serenidad. Su vos parecía provenir de algún sitio recóndito dentro de ese peculiar paraje, Leslie Ann se había tomado demasiado tiempo para volver, no le facilitaría las cosas y mucho menos se presentaría ante ella así como así. Ya no era el mismo Lawan de siempre, ahora los métodos serian un poco más severos y menos permisivos.


— ¿Qué ha sido de su vida en este tiempo?, póngame al tanto de todo lo acontecido—le sugirió acariciando a uno de sus ofidios. Sus otros dos aprendices parecían estar meditando la respuestas que le darían al Encantador de Hanói, ocupados en realizar una de las tareas que les encomendó.


Seguir a sus serpientes era lo indicado, ellas conocían a la perfección todo el terreno. Las trampillas y los sitios que eran ideales para poder meditar o cazar, centrándose en el oasis que estaba plagado de agua fresca. A simple vista era un lugar sin peligro aparente, pero lo que nadaba debajo de su aguas, distaba mucho de ser un pececillo perdido en medio de ese cuerpo de agua. Reposando contra un tronco, esperaba impaciente las palabras de la recién llegada, el tiempo apremiaba y era demasiado valioso como para perderlo


— Camine con cuidado, no vaya a pisar a una de mis preciadas criaturas—le advirtió sintiendo como reptaba por su brazo la que tenia en sus manos instantes antes. La soledad le había abandonado de momento, viéndose visitado por tres personalidades diferentes, personajes que darían mucho de que hablar dentro de esa habilidad. Le gustaba la diversidad de matices como las cosas eran aderezadas con las experiencias y vivencias de cada uno de sus aprendices. El sabía mucho de cada uno de ellos, aunque ellos no se atrevían a ahondar del todo el la vida del vampiro.


— Y descuidé en está ocasión, no planeó que le saque las tripas a nada o nadie. A menos que usted decida ofrecerse como sacrificio—intentó bromear sin éxito alguno. Le tocaba a su nueva aprendiz romper el hielo, perforar esa coraza que era la personalidad del Vietnamita. El no cambiaba de piel hace mucho tiempo, posiblemente comenzaría aplicar esas facetas en su persona y no solo recomendarlas a los postulantes para obtener el anillo de los Hablantes del Parsel.

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  • 2 semanas más tarde...
— Me han salvado la vida una sola vez, si fue empleando magia celta o eso recuerdo que comentó mi maestro—indicó sintiendo a las dos criaturas moverse en su espalda— Hidra y Quimera, suelen ser mis acompañantes desde que tengo memoria. Perdí parte de ella, al salir de Ayr, Reino Unido. Volví a Nueva Zelanda, el sitio que me vio nacer y ha sido mi verdadero hogar—acunaba en sus manos a la serpiente. Mirándole directamente a los ojos, pudo sentir todo lo que tenia para enseñarle— Aprendí que debe tenerse respeto por ellas, porque ellas sienten respeto por nosotros, ¿no es así?—le preguntaba al Arcano. Le conocía poco, pero confiaba en que se volviera un sinodal que le enseñará cuál era el camino correcto para andarlo sin temores o inseguridades infundadas.
—Existen otros seis tatuajes, pero a ellos no les salvaron como a mi. Sino todo lo contrario, digamos que fuimos entrenados para combatir todo lo que sea una amenaza para el mundo mágico y el pueblo donde nos han entrenado. No suelo hablar demasiado de esa parte de mi vida, disculpe que me haya vuelto más celosa de lo normal con mi privacidad—sentenció cerrando por un breve instante sus ojos. Escuchando a lo lejos la voz de McLean, aquel viejo amigo que le acompañará en sus años como aprendiz en el manejo de armas y la lucha cuerpo a cuerpo. Algunos seres suelen llevarse esas imágenes a la tumba, pero ella siempre las traía a colación en el momento menos propició.
— Además de eso, creo que estoy omitiendo un detalle sumamente importante—golpeó con su dedo índice su barbilla— La vez que mate a mi hermano, porque cuestionaba mi facilidad para hablar con las serpientes e intentar formar parte de su especie. ¿Cree que obre mal o simplemente me deje llevar por mis impulsos asesinos?—jamás le incomodo tratar esa clase de temas, como si se tratará de una charla trivial. Si le arrancó la vida como suele arrancarse un cabello desde la raíz, no importando dejar un hueco donde hace tiempo yacía algo con vida—¿Codo a codo?—siseó interrogante. Pensaba que iría a su ritmo, pero si el deseo del Lawan era ese, no existía motivo para oponerse ante sus palabras— No me molesta hacerlo, creo que será interesante ver que podemos lograr juntos—dejando a la serpiente sobre su antebrazo volvía sentir esa conexión con los ofidios.
— Solo me asalta una duda, ¿Dónde nos encontraremos él y yo?—preguntaba sin saber con claridad la respuesta. No necesitaba un mapa o algo parecido, ni siquiera una brújula le ayudaría a dar con el paradero de James de forma tan efectiva como lo haría el tatuaje que ambos tenían plasmado cerca de su corazón. Era más sensato dejarse guiar por el calor que brotaba de ese grabado que escuchar los susurros del viento— Espero haberle contado algo interesante de mi vida, pero no descartó el tener una charla un poco más profunda y personal. Claro si esta de acuerdo—le propuso caminando por el terreno. Arboles de gran tamaño daban una agradable sombra, el viento poco o nada le refrescaba en esos instantes. Era como si su cuerpo se amoldará al ambiente, pero por una extraña razón, no acababa de sentirse del todo en confianza.
Esperaba que cuando tuviera al Arcano frente a frente, aquella sensación se disipará por completo— Vayamos en busca de nuestros compañeros de equipo—avanzando con paso decidido percibía un aroma agradable que provenía de la diversa vegetación. En otro tiempo le hubiera encantado residir en un sitio como ese, pero para el ritmo que vida que llevaba actualmente, no cuadraba para nada esa idea, no teniendo en su arsenal a seis pequeños demonios alados.

 

@@Lawan Nguyen Thanh

Editado por Juv Macnair Hasani

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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— Algunas personas suelen llevarnos al limite, ¿no lo cree?—respondía el Arcano escuchando el relato de la rubia. Cosas extraordinarias le habían ocurrido antes de abandonar tierras Londinenses, yendo en busca quizás de otro mundo o una vida alejada de los campos de batalla. Pero la vida en si misma lo era, orillando a la mayoría a purgar enfrentamientos consigo mismos o con sus demonios internos— Usted ha visto cosas que muchos sueñan vivir, pero eso no la libera de todo el daño que pudo causar o le pudieron causar—afirmó observando la reacción de la Nigromante.


Era común ver esos gestos en sus alumnos, porque no siempre les gustaba lo que escuchaban de parte de Lawan, reconociendo que solía ser demasiado sincero y lacerante. Así como ella lo fue al hablar de como le salvaron la vida y de la existencia de seis tatuajes más, asociados con los hombres que junto con ella fueron entrenados para proteger a los seres que habitaban dentro del mundo mágico— Cada uno pelea las batallas que decide y usted ha optado por entrenarse en varias artes, para matar o solamente para darles el merecido castigo que se han ganado los que suelen infringir daño en los más desvalidos—el sabía que la Vidente, no era la clase de mujer que iba haciendo obras de caridad.


— La muerte suele ser para muchos un descanso y para otros una condena eterna. Al partir de este mundo, no suelen llevarse ninguna clase de posesión o bien adquirido con su esfuerzo o trabajo—añoraba sus años dentro de su hogar. El verlo todo reducido a simples cenizas, no le daba la oportunidad de rescatar lo más valioso o invaluable que le obsequiará su madre, padre, hermanos y el resto de su familia. Vivía solamente con sus ofidios, rodeado de una profunda y serena soledad— También ha atacado a su madre, pero no entraremos en detalles innecesarios—desviando el tema hacia otro punto. Vagamente le comprendía, porque el también amo de una forma intensa y desinteresada a su esposa e hijos.


Ahora amaba a sus serpientes y todo lo que ellas significaban para el, dándole la oportunidad a esos seres de ser parte de su existencia por completo. Les sentía como sus hijos o hermanos, confidentes que nunca divulgarían los pesares que tuvo que vivir antes de convertirse en lo que era. Los años no se dejaban sentir en su cuerpo o rostro, solamente brotaba la experiencia y la sabiduría, aquel cumulo de vivencias que poco a poco fue trasmitiendo a aquellos que iban en busca de la lengua que les diera el poder de hablar con cualquier clase de serpiente o reptil.


— Los caminos suelen andarse en solitario, pero en esta ocasión haremos una excepción. Porque es bueno saber trabajar en equipo y tender una mano amiga cuando alguien lo requiera—observaba a la joven Leslie que parecía perdida en sus pensamientos— Le encontrará cuando menos lo espere, no forcé las cosas. Tal y como lo dije el inicio de todo esto, dejar que todo fluya y no haya presión de ningún tipo—soltaba dándole una mirada cómplice a una de sus serpientes— Ve con ella, ya sabes cual es tu misión—desviando su vista hacia otra la enviaba hacia donde estaría su otro alumno.


Esperaba que supieran interpretar la señales, aprendiendo a ver más allá de lo evidente. Siempre era buena idea volver sobre sus pasos, recapitular lo vivido y retomar lo que nos ayudaría a evitar cometer los mismos errores del pasado. Sanar todo lo pasado, para permitir que el presente y el futuro formarán parte de un nuevo comienzo, aquello pasaba con sus serpientes. Mudaban de piel cada cierto tiempo, para transformarse en algo mucho más sabio y experimentado, conscientes de no cometer los mismos errores que en el pasado.



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  • 1 mes más tarde...

— Mi limite no suele ser demasiado amplio. Digamos que me cuesta lidiar con algunas situaciones y personas, pero creo que eso ya lo ha notado o ¿no?—respondió la vidente con una seca sonrisa en sus labios. Era bien sabido la clase de mujer que era, desinteresada a la hora de mostrar piedad o al menos un atisbó de misericordia. ¿Qué demonios era ese sentimiento?, quizás lo perdió en el camino o jamás lo poseyó. Jamás se cuestionó sobre dicho tema, no era relevante incluirlo dentro de su plan de vida o los proyectos a futuro. Morir era solo un cambio necesario para los seres vivos, trascender más allá de lo conocido y darse la oportunidad de ser algo mucho más grande y poderoso.

— He muerto de muchas maneras, física y mentalmente—confesó sin dejar de mirar a las serpientes. Ella entendía en proceso por el que tuvo que pasar la Nigromante, arrancarse la piel a tiras una y otra vez, dejándose los sentimentalismos baratos de lado. Sin experimentar lo que era el verdadero amor o la entrega total con alguien que fuera capaz de hacerle flotar sobre el aire— Lo perdí todo hace tiempo, justamente por eso me fui a Escocia y decidí cambiar mi forma de ver la vida y la perspectiva que está me ofrecía—relataba sin dejar de sentir la conexión que se afianzaba con el par de serpientes. 

Era como leer un viejo libro, recorrer los mismas líneas y retomar los pasos dados son el desierto implacable— Me siento como los críos que correr a la orilla del mar, dejando pequeñas pisadas que son borradas por las olas al tocar la arena—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios recorría con sus orbes azules todo lo que le rodeaba. Aquel paraíso donde Lawan habitaba sin la mayor preocupación solamente enseñar a los que deseaban aprender la lengua madre de las serpientes y el resto de los reptiles. Anhelaba poder concluir con éxito ese aprendizaje y al final del día partir de ahí con un nuevo capitulo dentro de su vida.

— Dicen que la magia posee demasiados misterios, yo creo que no es tanto así. Sino que la misma ofrece diversos matices para cada tipo de personalidad, ya sabe algo así como para gustos los colores—avanzando por el terreno dejaba detrás de ella un trozo de piel que ya no le resultaba útil. Las criaturas en su espalda se removieron como ansiando escapar y desatar un caos infernal— Creo que ese lado mío no puede morir del todo, asesino no por placer, sino porque considero que muchas personas no valoran lo que  poseen—parafraseó sin ponerse filosófica— No deseo sonar trillada. Pero, ¿para que tenerlo todo?, si se va a dejar ir como agua entre los dedos—deteniendo sus pasos recapitulo sus últimas palabras.

Ella tuvo casi todo, pero por un capricho del destino lo perdió en medio de una noche de tormenta— El amor es algo tan poderoso y al mismo tiempo tan destructivo, ¿no lo cree?.  Creo que en eso estamos empatados, usted perdió a su esposa, hijos, familia y maestro. Yo, bueno yo perdí al padre de mis gemelos, aquel hombre que lo era todo y al mismo tiempo nada para mi—las confesiones brotaban de sus labios como lo hace la ponzoña de los colmillos de una mamba negra. Compartir vivencias como esas eran las cicatrices que dejaba creer que todo era perfecto duradero y eterno. En pocas palabras engañarse con frases armadas por locos enamorados de ilusiones que más tarde que temprano les estallaban en la cara.

Ladeando la cabeza dejaba de lado esa parte nociva en ella, aquel espectro caótico que le consumía de forma irremediable la inexistente cordura que no poseía. No era la misma mujer que cuando le conoció, ya no quedaba ni el polvo sobre los muebles apilados dentro del ático que era su memoria.

@Lawan Nguyen Thanh

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— La muerte no solo es física, sino también mental y en esencia. Parece que le ha ido mal en algunos momentos de su vida, pero en otros todo ha sido miel sobre hojuelas—la reflexión del Arcano casi da en el clavo. Poco o nada conocía de la Nigromante, ya que nunca tuvo la oportunidad de charla con ella en su primer encuentro, pero algo le decía que detrás de esa mirada gélida e intrigante se encontraba una persona mucho más fiera y competitiva de lo que ella se empeñaba en mostrar— Comprendo que perdió a su primer amor o al menos al que consideraba la piedra angular de su existencia—asintió ante la mención de la fémina. Él lo perdió todo por alcanzar una enseñanza mucho más avanzada y poderosa, no porque el destino precisamente se empeñará en condenarlo a una inmortalidad solitaria.

— Veo que tiene un mellizo o eso me han contado ellas. ¿Qué ha sido de él?—irremediablemente andaba pisando terreno minado— Ambos han perdido demasiado, porque el decido abandonar Hogwarts, justo antes de dar con ese secreto que los entrelaza de una forma trágica o ¿acaso estoy errado en mi percepción?—la sinceridad era algo que debía prevalecer entre un aprendiz y su mentor. El Encantador de Hanói, decidió conocer un poco mejor a la Primer Ministra de Nueva Zelanda. Si iban a pasar tiempo conviviendo dentro del hogar del Arcano, no existía mejor manera que esa, meterse en la piel que pronto la mujer abandonaría para lucir unas nuevas y relucientes escamas.

— No es mi intención abrir viejas heridas, pero si vino aquí es para soltar lo que ya no debe formar parte de su vida y dejar espacio para experiencias nuevas —desviando su vista hacia su basilisco, no le extraño que este reaccionará de esa forma ante la presencia de la Vidente. Un Slytherin estaba íntimamente ligado a las serpientes, pero sobre todo a los basiliscos, trayendo a su memoria al fundador de esa casa que llevaba como emblema en tonos verde y plata a una serpiente— Sus gemelos son su mayor fuerza, pero al mismo su debilidad. No puede tenerlos con usted, pero tampoco están del todo lejos—escuchaba el mensaje enviado por sus ofidios. El tener algo tan preciado como un hijo era solo comparado con habitar dentro de los Campos Elíseos, al morir.

— Se necesita demasiado valor para no caerse al suelo y destruirse en miles de pedazos, ellos creen que por su distanciamiento con su esposo el murió. Pero no es así, ellas saben que no es así y le enseñarán a valorar lo que realmente merece la pena, no siga empeñada en atraerlos, solo el tiempo dirá, si volverán a verse frente a frente—el vampiro descendió de la rama donde permanecía sentado caminando por una zona alejada de su aprendiz. No deseaba que se encontraran de momento, no hasta que ella estuviera del todo preparada para soltar el primer trozo de piel inservible que llevaba adherido al cuerpo. 

@Juv Macnair Hasani

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  • 2 semanas más tarde...

―Jerel―

La frialdad se hizo presente en la Nigromante, solo de recordar la perdida de su hermano mellizo hace 10 años. Hogwarts era el sitio ideal para explotar el potencial de ambos, pero un trágico suceso lo hizo salir disparado como bala de la escuela mágica, asegurándose de no dejar el más mínimo rastro tras su desaparición. Aunado a eso la ausencia de sus hijos dentro de su vida, el par de mellizos que eran como un cable a tierra para la rubia. Le hablaba de vejas heridas, aquellas que eran como una cicatriz que siempre escocia al ser rozada por error por alguna prenda de vestir.

― Desapareció hace 10 años, el motivo real no lo conozco y tampoco me lo comentó antes de planearlo―esbozaba una lóbrega sonrisa en sus labios. Era como una vieja pintura al oleo, carcomida en algunas partes por el paso del tiempo, fotografía en tonos sepia que dejaba poco o nada a la imaginación― La muerte de mi esposo ha sido un daño colateral, ya no la recuerdo con claridad, posiblemente el tiempo me ayudo a suprimirla en su totalidad. No me gusta hablar de mi vida privada, tampoco de si se le puede considerar piel que debo dejar en el camino que he comenzando andar al entrar a su morada―comentó dejando una caricia sobre la serpiente que estaba sobre su hombro.

― Algunas cosas deben permanecer bajo llave, recuerdo que mi madre me dijo una frase que jamás he podido olvidar. Algunas puertas existen para permanecer cerradas y no ser abiertas jamás―sus palabras estaban impregnadas de verdad. Lo había experimentado en carne propia al perder personas importantes en su vida, pero ninguna que le causará gran impacto salvo la perdida de su mellizo. Aquello era un grito ahogado que no encontraba un modo de escapar de su cuerpo, transformándose en una loza inmensa que cargaba sobre su espalda. Hablar y hablar no se le daba del todo bien, prefería ser la mujer de acción que se conocía dentro de Irlanda. Otro secreto que salía a flote, años viviendo dentro de ese país la hicieron sentirse parte del mismo sin lugar a dudas.

― He vivido demasiadas cosas, no puedo contar cada una de ellas tal y como ocurrió. Como cite con anterioridad, no poseo los datos frescos o tal vez, solo tal vez mi memoria se ha hecho cargo de sacar esa paja innecesaria de mi existencia―cruzándose de brazos recorría con la mirada los inmensos árboles―La inmortalidad no es sencilla de sobrellevar, no cuando no se cuenta con algo que nos ayude a mantenernos medianamente cuerdos―tocaba con su dedo índice su sien― Imagine que no hubiéramos perdido nada y permaneciéramos atrapados en la misma época, estancados en lo que pudo ser y no fue―encogiéndose de hombros caminaba hacia otro sendero. Había aprendido asimilar los golpes que le lanzaba el destino, aunque no siempre reaccionaba de la forma que se esperaba.

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La cordura no siempre era la llave capaz de abrir las puertas que citaba la rubia, simplemente se limitó a escucharla con atención. El poder de las palabras calaba mucho más profundo que el hechizo más poderoso que existiera dentro del mundo de la magia, el contaba con habilidades desconocidas para sus compañeros Arcanos. Dones que eran reconocidos solo por los que le conocían bien o creían conocerle, pero esas personas ya no moraban dentro del mundo de los vivos. 

La esposa de Lawan era capaz de ver debajo de todas las capaz de piel que el hombre empleaba para resguardar sus más oscuros secretos, el ser un vampiro le ofrecía la inmortalidad y con ello venía de la mano el vivir tiempos que estaban fuera de su época. Vivencias que quedaron plasmadas en su memoria, tal y como se graba la inscripción sobre una afilada espada al ser recién labrada por un herrero.

Nada era lo mismo ante sus ojos, ya no hilaba lo que era el pasado, presente o futuro en una misma línea de tiempo. Era como tener todo un mundo de piezas desperdigadas sobre una mesa de madera, ansiosas por darle forma a un rompecabezas que hacía tiempo dejo de tener sentido para el vampiro

— No ha desaparecido del todo, porque aún se mantiene usted con vida, ¿no es así?—sus palabras eran una demostración de que aceptaba la negativa de la mujer. No hablar demasiado del pasado y dejarlo detrás de esas puertas que ella jamás permitiría que fueran abiertas, ni por error— Hasani es un apellido con peso, pero no dentro de Londres. Parece que su apogeo se dio durante su estancia en Nueva Zelanda, pero en otros tiempos, donde la magia era considerada una práctica respetable, y no era cuestionada por los que no pertenecen al mundo de los hechiceros—la serpiente le daba todos esos datos. 

Le resultaría sencillo leer la mente de la dama, pero prefería dejarle en sus manos el hablar de lo que considerará prudente— Dos gotas de agua exactas, pero que se han separado por una tormenta que les hizo caer en territorios alejados del hogar que les vio nacer. La comprendo, no crea que no he experimentado toda clase de pesares, yo perdí a mi familia de nacimiento y a la que elegí para vivir con ella el resto de mi eternidad—le miraba sin que ella pudiera percatarse de ello. El reconocer las heridas causadas por el tiempo, no le hacía más fuerte o menos débil ante los ojos del Encantador de Hanói. 

Apareciendo delante de ella una serpiente de plata, acompañada por un pequeño vaso del mismo material. Aquello sin duda despertaría la curiosidad de la aprendiz del hombre que se sentía complacido por la confianza que poco a poco afloraba entre ambos— Puede beberlo o dejarlo para después, pero eso quizás le ayude a soltar un poco más de esa piel que comienza a ser un lastre en su cuerpo—cruzándose de brazos, no ejercería ninguna clase de presión. De momento estaban solo ellos dos dentro de los dominios del Arcano de Parsel. 

El silencio era un fiel compañero de ambos, no por nada al entrar ahí la serenidad de hizo presente junto con el par de ofidios que decidieron acompañar a la Vidente—Confiar en ellas es más sensato que confiar en los magos o brujas que le rodean, porque ellas jamás revelarán nada de lo que les comparta. Yo suelo hablar demasiado con mis pequeños, porque me comprenden y se vuelven un cofre que quedará sellado por el resto de mi eternidad—quedando en silencio se recostaba sobre su basilisco. El fiel amigo que le obsequiará el tiempo y sus ganas por esparcir el conocimiento que tantos años le costo sembrar y al final cosecho con mucho esfuerzo y ahínco. 

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— Vive sepultado debajo de una maraña de recuerdos, polvo y cosas sin sentido, descansan sobre el recuerdo que mantengo de él. No creo que siga con vida, porque si fuera de otro modo, no se escondería de la inevitable verdad que le estallaría en la cara—la copa sobre el suelo despertó el interés de la Nigromante. Recordaba vagamente el brebaje que le diera alguna Arcana, tal vez fue la de metamorfomagia, para su mala suerte no lo recordaba con claridad. Deseando poder mutar de forma permanente sus facciones, para no tener que parecerse a aquel que cobardemente huyó, dejandole sola dentro de los muros de Hogwarts. Su enseñanza se vio afectada en cierto aspecto, volcando sus intereses en las artes oscuras y las pociones.  Transformándose en toda una experta, no le costaba ningún trabajo idear una nueva poción o brebaje que emplear contra sus enemigos.

— Yo he perdido demasiado, pero ya no vivo atada al dolor que me provoco ver derrumbarse el mundo que tanto trabajo me costó cimentar. Ahora veo las cosas desde una perspectiva mucho más desapegada—argumentó restándole importancia a esa parte de su vida— Mis hijos son la obra más grande de mi vida, claro después de todos los logros que he conseguido, tras salir de aquel castillo que sin quererlo se volvió una prisión—haciendo referencia a Hogwarts— Era como tener un grillete en el tobillo, nunca le perdonaré haberse ido sin darme una explicación. Simplemente se escapó como lo hace el agua entre los dedos—alargando su surda tomaba la copa con parsimonia. Si se trataba de alguna clase de veneno, no dudaría en tomarlo gustosa— Perdí la cuenta de las cicatrices que poseo en el cuerpo, posiblemente porque la magia oscura me enseñó como borrar cada una de ellas sin la posibilidad de recuperarlas—le encantaba compartir esa parte de su vida.

El saber que no quedaba el más mínimo rastro de daño en su nívea piel, disfrutando de su nueva vida. Era una aseveración aproximada a lo que ella consideraba nuevo o renovado, porque el pasado fue y seguiría siendo un fiel aliado de la Vidente. Trayendo a su mente los momentos vividos dentro de Ayr, Escocia— Drew era como su esposa para usted, pero el no llegó a ser mi pareja. Yo siempre lo consideré mi mejor amigo, aquel hermano que el destino me arrebató de forma tan artera y ventajosa—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios, no dejaba de sentir esa adrenalina que le despertaba el choque de los dos tatuajes que tenía plasmados en la espalda—Hydra y Quimera, ellos son los elementos que complementan a mi compañero de batalla. Ahora el vive dentro de mis recuerdos, porque hace tiempo que no tengo razón de su paradero actual—entrecerrando sus ojos olisqueaba el contenido de la copa.

— ¿Qué clase de brebaje es este?—la duda se hizo presente en medio de la calma que reinaba en esa parte del búngalo— Veneno de serpiente debe ser. Pero, ¿De qué clase?, no temo morir o caer presa de un sueño reparador—conocía poco o nada de las tácticas empleadas por el Arcano de Parsel. Pero por una extraña razón confiaba en que no le causaría más daño del debido dicha sustancia— ¿Cobra real?, quizás sea veneno de áspid. Todas las posibilidades han sido sopesadas por mi mente, pero no puedo dar con la que es la exacta —golpeando su barbilla con su dedo índice adoptaba una postura analítica. Cual científica experta en el área de las toxinas que eran nocivas para la salud una vez que entrarán en el sistema circulatorio, no dudo en beber el contenido de ese envase. Llegando a su mente aquel hechizo que alguna vez le causará uno que otro dolor de cabeza. 

— Cinaede, recuerdo que es un gas capaz de dañar considerablemente el sistema nervioso y circulatorio. Si me lo pregunta, yo lo considero una forma dolorosa de morir, pero vamos que no siempre abandonar este mundo puede ser como todos lo deseamos—sacaba a flote ese lado perverso que poseía— Yo me decantaría por algo más intimo y personal, cortando la yugular o clavando una daga en el pecho—reviviendo con esas palabras la muerte de su progenitora. Desapareciendo todo gesto de su angelical rostro, remontarse a esa parte de su vida, jamás le causó la menor sensación en su cuerpo o mente— Tuve que hacerlo, ya le di pistas sobre porque reaccione de ese modo y si desea más detalles, no tengo intención de esconderlos—lamiendo la copa vertió un poco del liquido en su boca. No percibió ninguna clase de sabor, pero si un aroma dulzón que la hizo cerrar los ojos y terminar el contenido de la copa sin chistar.

Editado por Juv Macnair Hasani

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El acabar con la vida de un ser amado, no era una tarea sencilla de concretar. Pero para la joven que estaba dentro de sus dominios, parecía haber sido un paseo a un parque de atracciones muggle. Era como revivir la matanza que sufriera su pueblo, gritos de mujeres y niños que rogaban por no ser arrancados de la faz de la tierra a manos de asesinos—Lamentable—se limitó a susurrar el Arcano. Solamente escuchar la palabra muerte le despertaba el más inmenso odio por todo lo que le rodeaba, soledad por donde quiera que mirará—Yo jamás le he considerado un recurso digno de los que se jactan de ser sangre pura—la seriedad se hizo presente en el rostro del hombre. No aparentaba la edad que deseaban imponerle sus ex alumnos, para el solo era un número que no significaba nada a decir verdad.

— El no se ha ido del todo y creo que puede interpretar como desee mi aseveración. Es su contraparte, aquello que pertenece a su esencia y no puede ser sacado de su sistema—le señalaba sin que pudiera notarlo. La copa de plata estaba en su surda dispuesta a llegar a sus labios sin el menor reparo, admiraba el tesón que poseía la Nigromante. Jamás en sus años de enseñanza se había topado con una mujer como ella— Es sensato que no le tema a la muerte, ¿Por qué lo haría si ella ya no forma parte de su existencia?—la naturaleza vampírica solía darles una eternidad no pedida a los que se volvían muertos en vida por decirlo de algún modo.

— La mato porque deseaba acabar con la vida de su mellizo, no porque atentará directamente contra usted—caminaba en circulas sin despegarse demasiado de su basilisco. El mejor que nadie entendía todo lo que pasaba dentro del hogar de Lawan, cada confesión se quedaba plasmada en la corteza de alguno de los arboles que le daban  sombra improvisada a los visitantes. El veneno del que hablaba la mujer, no estaba presente dentro de la copa, sino en su interior— Usted es su propio veneno, aquella ponzoña que aumenta con el pasar de los segundos, minutos y horas. Ha vivido de ese modo desde que nació, no conoce otro modo de vida y eso es lo que más me intriga de su persona—indicó ordenándole a una de sus serpientes morderla en la clavícula.

— El dolor es un consejero sabio, pero a veces no sabemos interpretar lo que intenta comunicarnos—la mueca de frialdad se dibujaba como lo hacen las huellas de un pequeño sobre la arena. El desenlace dependía solamente de la Vidente, ella elegiría soltar de forma definitiva el recuerdo de la muerte de su madre o aferrarse a ello hasta que le volviera loca por completo. La cordura no era algo muy común en los vampiros, pero siempre existían excepciones a la regla. La noche poco a poco se dejaba sentir dentro de esa zona de Mahoutokoro, el clima de un momento a otro cambio a un frío que se colaba hasta los huesos.

— Imagine que delante de usted esta su mellizo, mirándola fijamente a los ojos dispuesto a confesar porque huyó de esa manera de Hogwarts—siseó notando la expresión en el rostro de la fémina. La sola idea de tenerlo ahí a pocos metros de ella, no dejo de ser nada más que una ilusión, realmente estaba ahí alargando la mano para tomar la de su otra mitad— No se oponga a los designios del destino, ya va siendo hora de que tire del todo esa piel muerta y de paso a una nueva era en su vida—la dureza en sus palabras era como una lapida que le caía de lleno en la cabeza a la pupila del Encantador de Hanói. 

Sus métodos de enseñanza, ya no serian los mismos y era mejor que se pensarán bien el aplicar para obtener la habilidad de los Hablantes de Parsel. Sus ofidios adoptaron una postura ofensiva, ya no existía una pizca de bondad, no a menos que le demostrarán que estaban dispuestos a liberarse de las cadenas que les impedían crecer como personas y magos dentro del mundo mágico. 

Editado por Lawan Nguyen Thanh
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— Alucinaciones, no son más que eso—ladeando la cabeza con fuerza se negaba aceptar la presencia de su hermano dentro de ese lugar. Abriéndose un cúmulo de heridas que no sangraban, pero escocían la piel como si llamas ardientes emanarán del interior de su anatomía. Delante de ella aquellos ojos similares a los suyos, salvo por la tonalidad, ya que Jerel no los vio afectados por la heterocromía. Aquello los distinguía uno del otro,  además de que su mellizo, jamás dio señas de poseer la habilidad de metamorfomagia, para su desgracia— Tanto tiempo—le decía con un tono gélido. Arañando con la yema de los dedos la nula cordura que decían que poseía, cayendo en un espiral que los llevaba a ambos a sus años dentro de la mansión Black Lestrange. 

Su padre empecinado en hacerlos aprender las cosas a su modo, impidiéndoles reaccionar por impulso o instinto—Similares físicamente, pero diferentes en todo lo demás. Recuerdo cada uno de tus temores, aquellos que te hicieron débil antes de llegar a Hogwarts—sonreía con suficiencia. La hidra y la quimera se removieron en su espalda, recordando las palabras de Lawan— Usted es su propia ponzoña—aquello si que le provocaba una sensación de renovación inesperada. Sintiéndose con menos peso del que portaba al entrar a los dominios del Arcano— Te fuiste sin decir adiós, ¿acaso encontraste esas bóvedas de las que tanto se rumoraba?—la pregunta era como un dardo envenenado.

Jerel se mantenía en silencio, expectante ante la mirada inquisitiva de la rubia. La tensión en el ambiente bien podía cortarse con un cuchillo— ¿Existen o no?—la intención de la Nigromante era obtener esa valiosa información—Se que por algo saliste corriendo como un loco, porque todos me lo dijeron. Tu hermano esta pirado de remate, no puede hilar una sola palabra sin que se le pierda la mirada—la seriedad se apropió de su angelical rostro. Era como estar delante de una estatua de mármol fría y sin sentimientos que expresar para con los que le rodeaban. 

El encantador de Hanói, simplemente se limitó a mirar al par de hechiceros. El silencio reinaba en apariencia dentro del búngalo, salvo por los siseos del par de serpientes que estaban sobre el cuerpo de la Vidente— Escúchalo sin juzgarlo, puede que tenga cosas interesantes que revelarte—la cobra real se atrevió a comunicarse con la rubia— Anh trai của bạn, bùa may mắn của bạn—continuaba con su mensaje hablándole en lengua Parsel. Ella entendería sin dificultad las intenciones del ofidio, además de ser un guía, estaba ahí para evitar que perdiera el rumbo por el cual, ya había empezado a encaminarse. 

— Tôi không thể tha thứ cho nó, tôi xin lỗi—le dedicaba esas palabras—Tôi xin lỗi—repitió la última frase sin el menor pesar— Mỗi hành động đều có một phản ứng—cerrando sus ojos dejaba que la presencia de su hermano, derivará en una ilusión que poco a poco comenzó a desdibujarse en el ambiente. Tal y como lo hace el humo al ser arrasado por una fuerte ventisca, aquello había sido una prueba por parte del arcano para descubrir un poco más de Macnair— Tôi đã giết cô ấy vì tôi phải làm vậy và tôi không hối hận—sonreía como si le hubieran obsequiado el mejor presente en navidad. Nunca se arrepentía de arrancar la vida de los seres que consideraba innecesarios para la comunidad mágica.

El vampiro apreciaba una nueva faceta en su aprendiz, aquel tesón que pocos seres mágicos poseían. Pero que al tenerlo delante de sus ojos, le provocaba una sensación indescriptible— Da chết đã rơi xuống trước mắt chúng ta—extendiendo su mano la dejaba reposar sobre el pecho de su hermano, experimentando la ausencia de latidos por parte del corazón de este— Cùng nhau một lần nữa—quedando en silencio, intentando entender lo que deseaba obtener el Arcano de todo aquello.

@ Lawan Nguyen Thanh

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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