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Hablantes de Parsel


Lawan Nguyen Thanh
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Mordred Deschain

El mago observó todo con detalle, no sabía si seguía en un sueño o todo había sido real. Las serpientes le hablaban y él les entendía lo que decían. Su piel seguía suave y tersa y frente a el que hallaba el arcano quien continuaba con un rostro inmutable, como si nada lo sorprendiera. El Deschain sabía que su mentor era difícil de impresionar pero sentía que había hecho un buen trabajo, o al menos eso intuía. Lawan entró a su vivienda y Mordred lo siguió, nuevamente estaban ahí, después de todo ese tiempo, parecía que había pasado una eternidad desde que se conocieron y se sentía como una persona totalmente diferente a la que había entrado por esa puerta la primera vez.

Se sintió satisfecho en cuanto escuchó el trabajo que había realizado, también un poco abrumado al saber que pese a todo, la prueba aún no había comenzado, aquel comentario hizo sentir inseguridad y desconfianza, ¿Qué clase de cosas le esperaban? ¿No había sufrido suficiente? El Deschain estaba un poco indeciso pero había recorrido tanto, vivido tanto y no deseaba detenerse estando tan cerca de vincularse para siempre con aquella habilidad.

-Quiero ayudar con la tarea de las serpientes, creo que mientras más cerca estoy de ellas, más fácil me es comunicarme con ellas – dijo seguro de si mismo, en su rostro no había ni un ápice de duda, estaba listo para lo que el arcano le quisiera imponer.

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El camino hacia la prueba que debía presentar el pequeño comenzaba a vislumbrarse en el horizonte. El siseo de sus pequeños ofidios anunciaban que la tarea más ardua y demandante estaba siendo maquinada por la pirámide, aquella edificación que probaba de manera dura y certera a todo aquel que deseará vincularse alguna de las siete habilidades que enseñaban los Arcanos. Lawan ladeo la cabeza entendiendo el mensaje velado enviado por sus serpientes, nada bueno y sencillo le esperaba al único aprendiz que se aferro a cambiar de piel muy a su pesar.

— Pregúnteles, ¿Qué desean comer?, ¿Cómo lo cazarían? y si compartirían con usted esos secretos que tan celosamente guardan—la voz del vampiro era un poco más afable. Mirando como una cobra real elevaba su cabeza hacia donde estaba su aprendiz— Parece que tiene un admirador, posiblemente haya presenciado con detalle todo lo que sufrió al ser torturado por sus hermanas—afirmaba sintiéndose satisfecho por el accionar de sus fieles acompañantes. Cada una de ellas era capaz de juzgar o perdonar los pecados cometidos por los que realmente buscaban redimirse y mutar de piel.

— Tengo una pregunta que hacerle, ¿Está listo para la prueba final?. Antes de que me de una respuesta, cumpla con la tarea que ellas le encomienden. Recuerde debe alimentarlas y que ellas queden satisfechas, no solo de comida sino por los esfuerzos que usted hará para conseguir dicha meta—asintiendo con parsimonia salía de su morada dirigiendo sus pasos hacia donde solía pescar cuando no tenia visitas a quienes enseñarles la lengua que les permitía tener una relación con sus serpientes.

@ Ludwig Malfoy Haughton

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Mordred Deschain 

Finalmente la pregunta que tanto había esperado se le había realizado. Su mentor le había preguntado si estaba listo la prueba y por primera vez el Deschain no supo que contestar. Estaba indeciso si decirle que si, era algo que anhelaba con todas sus fuerzas y pese a todo no terminaba de estar seguro si podía cumplir con todos los retos que el arcano le impusiera. Para su fortuna antes de darle la respuesta tenía que darle de comer a sus serpientes y en especial a una que parecía haberse encariñado con el pelo negro. Mordred asintió y salió de la humilde vivienda para hacer la tarea encomendada.

Afuera de la misma había un bote enorme el cual contenía ratones vivos. Mordred lo abrió y todas las serpientes parecieron entender el sonido como si se tratara de la hora de la cena. El mago tenebroso tomó varios ratones sin siquiera sentir asco y acudió al encuentro de aquellos reptiles mientras les lanzaba los roedores a todas ellas y siseaban agradecidas. Todas menos una quien precisamente era la que se había encariñado con Mordred.

-¿No tienesssw hambre? - le preguntó - esssstosss ratonessss no seee ven muy apetitosoosss ¿verdad? ¿qué te gusssstaria comer?

- Ssssiempreee he querido comer carne de leon - dijo la serpiente - pero essss muy grande para mi assssi que no creo que puedassss cumplir mi desssseo.

Mordred pensó que aquella era una solicitud bastante ambiciosa pero después de pensarlo un poco, supo perfectamente lo que podía hacer. Le extendió la mando a la serpiente para que se subiera en su hombro y acto seguido se transportaron a una selva. El calor de la misma era casi tan intenso como el de la vivienda de Lawan, dejó que la serpiente se bajara y le dijo - ssssi en verdad quieressss comerte a un león, esssstamoos en el lugar indicado - observó la fauna que había en aquel lugar; se habían aparecido muy cerca de la cueva de los leones los cuales dormían, todos menos uno que los vio y de inmediato se levantó para perseguirlos - essspero estesss lista, reducio.


Dijo hacia el leon y de inmediato su tamaño disminuyó  en tres veces para parecer el de un indefenso gatito. La serpiente no podía creer lo que acababa de ocurrir y rapido fue a perseguir a su presa que aún no se daba cuenta de que ahora estaba en desventaja. Su movimiento fue rápido y seguro, en menor tiempo de lo esperado rodeó al felino con su cuerpo y lo engulló rápidamente. El leon intentaba escapar pero ya era muy tarde la serpiente lo comió entero y aún dentro de ella se intentó liberar hasta que los jugos gástricos terminaron por asesinarlo. Mordred tomó a su pequeña amiga y regresaron a Mahoutokoro, la dejó en una rama del árbol para que pudiera reposar lo que había comido y regresó hasta el lugar donde estaba el arcano - lo he decidido, estoy listo para la prueba.

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Tazz Malfoy 

La sensación de perdida que estaba experimentando en ese momento invadía todo el cuerpo del Malfoy. Cada fibra de su ser recordaba las palabras de aquella a la que creía ser su madre, en cada respiración sentía como si se le clavaban varias agujas en sus pulmones. ¿Era real? O simplemente se trataba de la transfiguración de sus sentimientos al nunca haber conocido a su madre. Sea como fuere, el vació que de niño le acompaño durante muchos años, volvió a él para aferrarse a cada célula de su cuerpo. 

Levantó la vista y miró las criaturas que le habían acompañado en el viaje que el pelinegro había emprendido para conocer sus raíces, para saber de dónde venía… Pero la voz del arcano llamó su atención, le estaba hablando desde la distancia, desde dónde se encontraba supervisando aquellas aventuras. —Así es maestro— respondió arrastrando cada palabra mientras las pronunciaba. —Creí que era ella porque la primera vez que la vi y me habló sentí una sensación de familiaridad que jamás había sentido con otras personas— las palabras de pronto salieron de él como si de una confidencia se tratase, simplemente quería entender la situación y si compartir sus sentimientos con su maestro le ayudaba, lo haría las veces que hagan falta. 

Tazz escuchó atento a la respuesta que el encantador de hanoi le brindaba, quizás su maestro tenía razón, quizás le estaba dado demasiadas vueltas a todo lo que había visto en sus visiones. El Malfoy reflexionó sobre las palabras de Lawan y se quedó pensativo sobre lo de dejar la piel, mudar… y esas cosas que no paraba de repetir cual grabación en bucle. En sus adentros, Tazz agradeció la insistencia del arcano y se dispuso a intentarlo por última vez. En esta ocasión el pelinegro no tenía intención de buscar nada… simplemente estaría allí para escuchar el mensaje que le tenían que transmitir. —Venga amigas… necesito una última vez vuestra ayuda… — indicó a las serpientes que aún le acompañaban. Tazz cerró los ojos y meditó hasta volver al estado de conciencia que le permitía volver al recuerdo reprimido que tenía en su cabeza. 

—Estoy listo… — indicó a la maledictus. Ella sonreía. 

@ Lawan Nguyen Thanh

 

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@ Ludwig Malfoy Haughton

Finalmente el pequeño pudo entablar una relación con el ofidio, darle uno de los placeres que más ansiaba saciar dentro del hogar del Arcano. Los caprichos solían nublar el buen juicio de las personas, provocando que no vieran la realidad como era realmente— ¿Está listo?—la duda quedó flotando en el aire— O eso quiere pensar o creer, no necesita convencernos a nosotros. Sino usted mismo tiene que sentir esa seguridad correrle por las venas, desbordarse por cada poro de su piel—hablaba con conocimiento de causa. Era como ver cuerpo de agua que deseaba desembocar en el mar, ansioso por fundirse en sus azuladas aguas y ser uno mismo.

— Confía en usted, ¿no se ha dado cuenta de eso?—miraba al ofidio que se adhirió a la piel del niño. Era como una extensión de su cuerpo, reptando a placer por el manto que cubría los músculos, venas, tendones y componentes que le daban movilidad a esa parte de su anatomía— Ella comió lo que deseaba, disfrutó del viaje y tuvo la oportunidad de engullir un mangar—comentaba el vampiro saliendo fuera de su hogar. El viento no soplaba en ninguna dirección, lo cual quería decir que todo estaba en aparente calma. Los arrepentimientos llegaron en el momento adecuado, nada estaba fuera de balance y solo restara enviarlo a casa para que se alistará para la prueba final.

— Le aconsejo que no piense en nada, no es necesario que haga una recapitulación de los hechos. Solo llevase consigo que el matar de manera arbitraría, puede volver a nosotros como un karma inesperado—entregándole un costal con las posesiones de la serpiente que ahora le acompañaría a donde fuera. No llevaba ninguna clase de juguete o algo similar, sino la primera piel que mudó y las demás que le enseñaron a ver la vida desde otra perspectiva. Cada uno de sus fieles amigos era complicado en su manera, muchos eran indiferentes a los magos y brujas que acudían a ese sitio para poder comunicarse con ellos. 

— Nos veremos mañana a las 7 de la mañana, no le aconsejo que llegué tarde. Estaré esperándolo, para que pueda concretar con éxito su andar hacia la habilidad de los Hablantes de Parsel—le despedía dirigiendo sus pasos hacia donde estaba Tazz Malfoy. 

@ NoTazz

Las serpientes podían ser un conducto para obtener información estancada en los recuerdos de una persona. Eran como una bomba que ejerce presión sobre una cañería, buscando desazolvarla con éxito y dejar que las memorias fluyan hacia el exterior. Tazz se había empecinado en no soltar prenda con respecto al tema de mudar de piel, no era una exigencia por parte del Arcano que todos sus alumnos cumplieran con esa encomienda—Muchas veces hay heridas que no son sencillas de sanar, recuerdos que se arraigan tan profundo que echan raíces imposibles de extraer del todo—sonaba profundamente reflexivo.

— Ella no es su madre y eso ha quedado bastante claro. Pero puede que le haya conocido o sepa que ocurrió con su progenitora—la voz del Encantador de Hanoi sonaba cada vez más distante. Dejándole solo con el maledictus, sumiéndose el en otra vivencia que posiblemente se conectaría con la vida del Malfoy. Podía viajar a través del tiempo, analizar con detalle cada uno de los pasos dados por los que alguna vez entraron en sus terrenos. No recordaba ninguna mujer que estuviera conectada íntimamente con los Malfoy, salvo los que actualmente estaban bajo su tutela.

— Cuide lo que pregunta y no siempre espere obtener las respuestas que desea. Si ella existe o existió en algún momento, puede que se lo revele sin demasiados detalles innecesarios—continuaba con su viaje personal. Manteniendo un contacto constante con Tazz, siguiendo aquellos pequeños rastros que dejaron sus ofidios. El terreno estaba desprovisto de pasto o hierba alguna, plasmándose sobre este dibujos que le enseñaron un pasaje perdido en la mente de una cobra real. 

—Ahí justo ahí—alertaba al joven sin interferir en su charla con el maledictus. Esperando que ese dato le fuera útil.

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Tazz Malfoy 

El pelinegro miró inquisitivo a la maledictus espero que de alguna mamera ambos pudieran decir aquello que estaban esperando a verbalizar. La cobra real se enrollaba sobre sí misma en señal de apoyo al Malfoy, tanto ella como las serpientes que las acompañaban estaban allí como soporte para que el pelinegro pueda obtener aquello que estaba buscando, fuera lo que fuera. —Ahora ya he sacado una cosa en claro y es las preguntas que se me pasan por la cabeza no tengan las respuestas, o que simplemente carecen de importancia para lo que nos atañe en este momento— el pelinegro se aclaró la garganta y siseó aquello que albergaba en su corazón.

—Tu madre fue una mujer extraordinaria, mi pequeño… — contestó ella devolviéndole el siseo. —… pero ella no es lo importante aquí, sino tú— continuó la maledictus mientras miraba al Malfoy a los ojos. Su mirada transmitía ternura y compasión… hacía brotar sentimientos cálidos de amor y confianza mientras las palabras entraban en él. —La familia de la cual desciende estaba era víctima de una terrible maldición y si tu madre no te hubiera apartado de su lado en el momento justo de tu nacimiento, no habrías sobrevivido ni te hubieras convertido el mago que eres ahora— el semblante cariñoso no se desdibujó del rostro de la maledictus mientras relataba la historia familiar del Malfoy. 

—Me estás diciendo que… ¿mi madre me salvó la vida? — interrumpió el joven Malfoy. — ¿De no abandonarme hubiera muerto? — el corazón se le aceleró durante una milésima de segundo, el siseo de la cobra real que acompañaba a Tazz le dedicó un siseo que hizo que el mago se relajase de inmediato. El pelinegro retomó la compostura y se tranquilizó de inmediato, volvió a prestar atención a lo que le tenía que decir su interlocutora. 

—Así es, querido… — respondió sin dar más detalles. —Fuiste criado durante los dos primeros años de tu vida por mi— dijo la maledictus señalándose a sí misma. —…y por más miembros de mi familia ofidia— continuó siseando. —Desde el primer día que tu madre te entregó a nosotras, demostraste una afinidad sin igual por la lengua de las serpientes… incluso llegaste a comunicarte con algunas, pero todo eso acabó cuando tu padre vino a por ti para llevarte a la mansión de los Malfoy— aquellas palabras chocaron directo en el Malfoy, igual a una bocanada de agua fría. Le reconfortaba. —Pero siempre hemos estado a tu lado, aquí en este jardín… cuidándote, vigilando y resguardándote de todo peligro… 

—No lo recuerdo… — soltó Tazz, su siseo denotaba un tono de pena por no recordar aquello que le estaba contando la maledictus. —… solo me resta agradeceros por cuidarme durante todo este tiempo, por no abandonarme y por estar ahí incluso cuando no os veía— aquellas palabras salieron solas, desde el interior de su corazón sentía la necesidad de agradecer a aquellas criaturas que estuvieron a su lado de manera incondicional durante los años más difíciles de su vida. —me gustaría que siguierais a mi lado, acompañándome en mis aventuras… que seáis mis consejeras y las voces de la razón de mi cabeza… no me haría nada más ilusión que poder recobrar aquellos años de estar juntos. 

De repente Tazz volvió en sí mismo, abrió los ojos y la primera imagen que vio fue a sus amigas serpientes que se enrollaban entre si celebrando la vuelta del mago. —Maestro ya estamos de vuelta… las dudas que nublaban mi corazón han sido despejadas— siseó el pelinegro al arcano, que aún estaba a distancia. —ahora me siento libre para adquirir el conocimiento necesario para desarrollar la lengua de las serpientes… si así usted lo cree oportuno. 

@ Lawan Nguyen Thanh

 

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  • 4 semanas más tarde...

Lo vivido entre Tazz y el Maledictus, no le reveló nada que no supiera con antelación el Encantador de Hanoi. Dentro del grupo de serpientes que habitaban dentro de su hogar, pululaban varias que moraron dentro de los terrenos de la familia Malfoy, compartiendo con el vampiro detalles de los magos que crecieron detrás de esas elegantes y majestuosas paredes— Lleva un peso menos a cuestas, ya no tiene que vivir atormentado por las ataduras que le hicieron pensar que su madre era la mujer que acaba de charlar tan amenamente con usted—la voz del Arcano le hacía volver poco a poco a la realidad. Viéndose rodeado por un grupo de serpientes que sisearon al unísono, posiblemente celebrando que el joven tuviera lo necesario para demostrar que estaba listo para enfrentarse a la prueba dentro de la pirámide.

Ya Mael había partido con el éxito entre sus manos, ahora quedaban solo por pasar por una experiencia similar Mordred y Tazz. Le entusiasmaba la idea de ponerlos a prueba en conjunto, considerando que podrían ayudarse o en el peor de los casos ponerse el pie y no permitir que uno brillará más que el otro ante los ojos del vampiro. Sopesando los pros y contras, no le quedaba más que enviarlos por caminos separados— Espero que le haya ayudado esa catarsis, puede darse un respiro antes de responder lo que tengo para preguntarle—lo invitaba a ponerse cómodo tras invitarlo a entrar a su hogar—Tome esa taza de té, no le vendría mal algo caliente y dulce para compensar tanto esfuerzo—se acomodaba en un tapete mirando fijamente al joven.

Algo en su mirada había cambiado de manera radical, ya no era el mismo tímido que entrará buscando al Arcano de los Hablantes del Parsel. Ahora lucía más seguro de lo que deseaba y dispuesto a escuchar cualquier mensaje que tuvieran para el las serpientes, confiado en que tras concretar la prueba, le sería mucho más sencillo poder interpretar lo que los siseos escondían a los oídos de los curiosos— ¿Qué le ha parecido tener ese nuevo viaje al pasado?, ¿resulto ser lo que esperaba?—preguntaba bebiendo su infusión. Disfrutando el aroma que brotaba de las hierbas, alcanzando un punto de relajación que lo hacía sentirse satisfecho con su labor.

— ¿Cree que está listo para enfrentarse a la pirámide?, ¿considera que puede presentar la prueba fin ninguna clase de dificultad o impedimento?—dejando esas interrogantes como cierre a la charla. Esperaba que el momento de meditación que ambos compartían, le diera el espacio necesario para tomar la mejor decisión y responder sin titubeos. 

@ NoTazz

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  • 3 meses más tarde...

James Wyclif

La oficina de James se encontraba, desde su percepción, repleta de personas. Lo objetivo era que había suficiente espacio y oxígeno como para considerar exagerada su percepción. No era claustrofóbico, pero si odiaba a las multitudes. De mal humor, comienza a dar instrucciones a los empleados que se encontraban de pie en aquella especie de reunión. El mago estaría fuera por un par de horas -o quizás más- y necesitaba distribuir el trabajo que era urgente.

No se considera irresponsable por delegar su trabajo tan encima de la fecha, porque no era su intención delegar en primera instancia. Sin embargo, el tiempo ya había pasado y le había demostrado que no alcanzaría a cumplir con sus deberes y obligaciones si no distribuía los trabajos menos confidenciales y más administrativos. Lo cierto es que todavía no entiende en qué momento ascendió de niñero de los hijos de Goderic, a ser una especie de secretario administrativo de medio tiempo. Sin embargo, no se queja porque, al fin del día, disfruta de su trabajo y de pasar tiempo cuidando de los gemelos.

Luego de cumplir con su trabajo pendiente y de distribuir el resto, toma su monedero de piel de moke y desaparece. Todavía lleva una ropa cómoda pero bastante más formal de la que llevaría a alguna aventura de tales características, mas no tiene tiempo de cambiarse ni tampoco tiene las intenciones de hacerlo aunque sabe que probablemente su calzado nunca vuelva a ser el mismo y deba terminar en la basura. «El precio de aprender» bromea internamente.

Pocos sabían que el motivo de su viaje era ni más ni menos que aprender Parsel, o bueno, desarrollar tal habilidad. Solo espera que ni el arcano ni el destino, colocase pruebas tan complejas para ser superadas.

Buenos días,— saluda con un tono cordial pero algo mecánico.— mi nombre es James y estoy buscando al arcano Lawan.

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Había visitado ya, varias veces esa parte de la facultad. No es que la conociese de arriba a abajo, pero tampoco tenía pérdida. El dueño de su hogar, tampoco es que se esmerase en lujos hogareños. Esperaba que @ Xell Vladimir Potter Black  y @ Matt Blackner  me acompañasen en ésta aventura. Quería resarcirme un poco de lo sucedido en la gala de Halloween del MACUSA. Después de tantas protestas, refunfuñar y poner mala cara, no me habían dejado volar el laberinto con un fluído explosivo, nadie sospecharia de nosotros, ¿verdad? Pensaba con cara burlona, mirándome al espejo. 

Estaba en mi torre principal del castillo Rambaldi. En breves haría una nueva reforma, y aunque realmente estaba encantanda con el aspecto del castillo, quería adaptarla a tiempos más actuales. Quizá, una casa señorial con su torre del homenaje y vale, tampoco es que fuese más moderna pero se adaptaría a mis necesidades. Mientras pensaba en éstas cosas, me iba preparando otra vez, para la clase de hablantes de pársel. Esos ofidicios no es que fuesen uno de mis animales favoritos, pero podrían ser útiles para enviar mensajes y en tiempos en dónde las cosas se ponían complicadas por cuestiones de políticas infames nadie estaba a salvo de que le robaran los "secretos"

Después de arreglarme, eché un vistazo para ver si estaba todo correcto. Iría lo más informal posible y teniendo en cuenta que, por el hechizo meteorológico, haría un calor de narices. El reflejo me devolvía la imagen una camiseta y un pantalón fino de seda, todo de color blanco y crema para no tostarme demaiado al sol. Llevaba unas sandalias romana que se ataban a la pierna. Me darían frescor en ese desierto de las narices. Un viejo truco de mis antepasados, que mantedría mis pies libres de humedad y de otras ccosas también. 

Guardé el morral de cuero en el bolsillo derecho y en el izquierdo la varita, después de conjurar un hechizo de paso (Haz de la Noche) salí de mis terrenos y llegué hasta la verja de la Universidad en dónde se encontraban los arcanos. Me esperaba encontrarme con mis familiares ahí (les había enviado una lechuza) pero al parecer, tras llegar a la vivienda de Lawan, también haía otra persona de la que no tenía ni idea de quién era...

- Buenas, yo también busco al arcano Lawan, ¿llevas mucho tiempo esperando @ Goderic Slithering  ? -preguntaba al desconocido, mirándolo a los ojos.

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No estaba nervioso. No, que va. Solo quería aprender parsel. Lo había intentado tiempo atrás, pero no había salido como yo esperaba. Mi último recuerdo era despertar en la enfermería, con Sagitas al lado, burlándose de mi. No había logrado dar con el antídoto a tiempo, aunque no me habían dejado morir (al menos)

 

Esta vez, había pensado en dar la clase acompañado. @ Xell Vladimir Potter Black  había aceptado casi al instante, y @ Helike R V PB , después de lo sucedido en el MACUSA durante Halloween, también se había apuntado a la clase. Pensar en la vampiro me hizo fruncir el ceño mientras me sonrojaba. Demonios...

 

Palpé los bolsillos del pantalón negro, cerciorándome de llevar la varita en el bolsillo trasero, como siempre. Había elegido una camiseta de color azul oscuro de manga corta y deportivas. A fin de cuentas, seguramente en la academia haría calor, y si la clase se parecía a lo poco que podía recordar de mi anterior intento, lo mejor era llevar ropa cómoda y práctica.

 

Como sabía que la rubita vendría desde la Ojo Loco, y habíamos quedado en reunirnos directamente en los terrenos de la academia, me aparecí desde mi propia habitación en la Potter Black.

 

Efectivamente, los terrenos estaban soleados, y el hogar del arcano parecía vacío. "Como aquella vez" pensé. Metí las manos en los bolsillos mientras caminaba. A lo lejos vi a la vampiro, que también acababa de llegar, hablar con otro estudiante, que parecía tan perdido como nosotros.

- Hey. - saludé, alzando la mano un momento, antes de volver a meterlas en los bolsillos. Seguía nervioso, como un crío. - Si no está ahí dentro, tal vez tengamos que buscarle.  - sugerí. - Xell me dijo que llegaría desde la Ojo Lobo. Deberíamos esperarla.

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