Legilimancia

[Rosália Pereira]

Pereira dejó que el par de mujeres decidieran la velocidad con la que emprenderán el aprendizaje de la Legeremancia, luego ella adoptaría el mismo ritmo para así hacerles llegar sus saberes hasta la hora de la prueba. En silencio las observó desde la distancia, donde regaba un par de Amapolas que había estado cuidando con gran esmero, observó a Candela y Jeremy que permanecían aún practicando y se serenó. La clase estaba transcurriendo tranquila y ella se dedicaría algunos minutos a las otras plantas que clamaban por su atención.

 

Los Lirios Salvajes que recién florecían bailaban al son del viento, acarició con ternura los tallos que danzaban con lentitud cuando la presencia de una mente llegó a ella. Enfocó su mente para adentrarse a las profundidades del mago y observó aquel recuerdo con dos personas y un cerdo. Rememoró aquello y lo sintió acercarse hasta las puertas del invernadero.

 

"Señor Lukyan, pase adelante. Traiga consigo aquella bolsa de abono que se encuentra al costado de la puerta, por favor" habló amablemente mientras escuchaba a la Triviani y a la Delacour debatir sobre las enseñanzas que ella daba. Llevó sus pasos a su costado y carraspeo con suavidad - Señoritas Triviani y Delacour ¿Podrían indicarme que les hizo venir aquí hoy? - interrogó, mientras de reojo observaba al mago llegar con lo pedido.

 

Alzó la mano, señalando que ya iría a por el - Piensenlo, en unos minutos vuelvo - dijo al aire, para que ambas brujas meditaran sus palabras. Se acercó al mago que aprendería de ella en silencio, evaluando el temple que mostraba. Analizó cada aspecto y se detuvo frente a él, donde el sol daba de lleno en ambos por la mirilla del techo. Corrió el cabello que en sus hombros se arremolinaba y le dio un asentimiento al mago - ¿Legirimante nato? - interrogó, haciendo alusión a lo sucedido en uno de los pueblos cercanos a la escuela mágica - Bastante peculiar ¿Cuando lo descubrió? - interrogó, entrelazando ambas manos tras su cuerpo.

[Ky.]

Al llegar al aula por un momento pensó que se había equivocado, no fue hasta que escuchó la voz de la arcana en su cabeza pidiéndole el costal de abono que tenía en la entrada que se dio cuenta que había llegado al lugar correcto. Aquella aula parecía un invernadero por la cantidad de plantas que había tanto en el suelo, como en las paredes del lugar, por un momento iba a pensar que aquello era repulsivo, pero prefirió omitir aquel pensamiento desagradable para no ser escuchado por la Arcana que le acaba de dar la bienvenida al lugar tratándolo como un elfo doméstico.

Con ayuda de su varita hizo que el costal de abono flotara hasta llegar al lugar en el que la Arcana de Legeremancia se encontraba, él por su parte llegó unos cinco minutos después, ya que se encontraba visualizando todo el salón de clases y las personas que en ella se encontraban, estaba tan metido en su mente que no se percató cuando la mujer titular de la clase se le paró frente a él. Sus ojos se habían achicado por los rayos del sol que caían sobre su cabeza, fue hasta ese momento que había visualizado con claridad el aspecto de Rosália, era como si estuviera viendo, como su nombre lo indicaba, una rosa. Una rosa humana.

—¿Lo que hago, de leer superficialmente los pensamientos de otra persona, es ser legeremante nato? —le preguntó mientras recordaba la primera vez que había tenido una experiencia como la que le había pasado en el pueblo hace apenas unas cuantas semanas. Y tras varios minutos con su mente en blanco recordó la primera vez que se había encontrado con Irisha.

Era una mañana de las más heladas en Rusia, él caminaba por los pasillos del colegio Koldovstoretz con su varita en mano practicando los últimos hechizos que le habían enseñado en clase de artes oscuras. Irisha se había cruzado tres veces con Lukyan ese día, no fue hasta la tercera vez que se encontraban que el mago de cabellera negra escuchó y vio los pensamientos de la niña en su cabeza. En la mente de Irisha, se encontraba la conversación que había tenido con sus amigas en la que justo hablaban de lo atractivo que se les hacía el chico de ojos amarillos, al que ella no le había prestado atención hasta ese momento. Lo que le hizo pensar que no era para nada fuera de lo normal, lo más atractivo de él eran sus ojos amarillos y los hoyuelos que se le hacían cuando sonreía.

Lukyan vio la imagen de él sonriéndole en ese momento dentro de los pensamientos de Irisha quien era dos años menor que él. Una imagen que hizo que él se sonrojara en ese momento, y ahora que recordaba aquel momento le hizo sonreír frente a Rosália, una sonrisa que se fue casi a los segundos pues el solo recuerdo le dolía mucho.

—Lo siento, creo recordar tener unos 12 años cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, pero no estoy muy seguro que aquello haya sido la primera vez que pude haber utilizado la legeremancia, era muy bueno en clases, seguramente podía leer las respuestas de la cabeza de mis profesores.

Se encogió de hombros como restándole importancia a sus palabras sobre leer las respuestas correctas de la mente de los profesores para tener buenas notas.

—He llegado hasta usted para que me ayude a ver más allá de la superficie, quiero ver todo lo que la gente oculta.

[Rosália Pereira]

La pregunta del mago la hizo sonreír brevemente, para la pelirroja era impresionante ver como la habilidad surgía de forma natural en algunos magos desde el nacimiento, por años estudio aquellos datos percatandose que muy pocos lograban nacer con dicho don y en su mayoría debían de entrenar esa zona de la mente para explotar al máximo la habilidad.

 

Pereira observó cómo aquellos ojos viajaba a un recuerdo en su mente, y como siempre se coló en aquellos pensamientos rememorando como si de los suyos propios se tratase lo que Lukyan estaba recordando. La marea de sentimientos que reconoció Rosália en la expresión de su pupilo la hizo salirse de la mente de su alumno y respetar ciertas privacidades de las que cada individuo debía de mantener.

 

Asintió a las últimas palabras y en silencio se giró - sígame un momento - comentó para llevar sus pasos al exterior del invernadero, al regresar quizás con la ayuda del mago podría usar el abono. En silencio, abrió la puerta dejando que el mago pasara antes que ella, quedando en la parte trasera del invernadero donde un gran prado se alzaba. Meditó sus palabras en lo que se detenía a orillas del pequeño pastizal, unas cuantas cosechas se observaban a la lejanía, el cielo azul iluminaba el ambiente y el sol del daba de canto en el rostro.

 

- Un legilimántico es aquel mago o bruja que ha aprendido el arte de explorar la mente y los sentimientos de alguien. La cual es muy difícil, y requiere de determinados talento, entre ellos destaca el control absoluto de tus emociones y pensamientos - comenzó a relatar, en lo que un par de aves sobrevolaban a su alrededor - Pero hay algunos magos y brujas bastante peculiares, entre ellos entra usted Señor Lukyan. Los Legilimantes natos descubren en su mayoría esta habilidad durante la adolescencia, puesto que es una etapa donde comienzan a desarrollarse muchos aspectos tanto fisicos como psiquicos - explicó, en lo que se giraba al hombre.

 

- Como usted ya logró parte de lo inicial en mis enseñanzas, me permitiré ser más exigente con usted ¿Está de acuerdo? Explotaremos ese don con el que nació para alcanzar lo que usted pide y más - expresó con suavidad. Rosália no esperó contestación alguna y solo se sentó en el suelo, queriendo tener algo más de exclusividad con este mago que parecía querer encontrar la respuestas en la habilidad lo más rápido posible.

 

Sé posicionó con las piernas cruzadas al estilo flor de lotto en yoga, estira los músculos de su espalda un poco y esperó que aquello fuera indicativo para su alumno de que necesitaba se sentara - Coloque su mente en blanco, deje que fluya con calma sus ideas y pensamientos, déjalos drenas hasta que quede su mente totalmente vacía. Percibirá a la distancia una presencia, esa seré yo. Le dejaré explorar un poco dentro de mi mente, pero solo lo que yo quiera mostrarle ¿Está listo? - interrogó para cerrar sus ojos y relajarse.

[Ky.]

La noche de su boda había leído sin permiso la mente de una de las personas que habían asistido a esta. Eran imágenes claras de cómo se estaba firmando la más grande traición que iba a sufrir en manos de su propio padre. En ese momento, no entendía muy bien aquellas imágenes y aún después de 10 años de haber perdido al amor de su vida, aún no entendía aquellas imágenes, por lo que regresó a su presente.

Frente a él tenía a aquella mujer de cabellera pelirroja que parecía estar disfrutando de la compañía de él, ya que sonreía demasiado para su propio gusto. Lukyan, no era una persona que se mostrará alegre, así que nunca quito su cara de ortiva con la que miraba a la Arcana. Le vio mover los labios, pero no escuchaba lo que le decía aquel recuerdo de cuando conoció a su esposa lo seguía reteniendo en aquel momento, y en aquel lugar.

—¿está de acuerdo? —le escuchó decir, aún si no estaba de acuerdo, ¿serviría de algo decirle que no estaba de acuerdo a algo que ni siquiera había prestado atención alguna? Tenía la respuesta muy clara en su cabeza así que no se expresó de ninguna manera.

Fue tras ver los movimientos de Rosalía que Lukyan se percató que ya no se encontraba dentro del invernadero, ahora se encontraba en un claro totalmente despejado. La Arcana de Legeremancia se encontraba sentado en aquel pasto que parecía recién podado, su semblante era la de una mujer totalmente serena a la que no le preocupaba lo que ocurriera los próximos minutos más que tratar de ayudar a él alumno que tenía frente a ella.

Lukyan odiaba sentarse en lugares como ese, prefería la comodidad de una silla o algo que le evitará poder tocar la tierra, pero en aquel sitio no había nada que pudiera usar, por lo que optó por acelerar el trámite y hacer lo que le pedían. Volkov se quedó sentado frente a Pereira, no necesitaba cerrar los ojos tal como lo pedía la Arcana para empezar a ver las imágenes que ella le quería mostrar, aún así hizo caso en poner su mente en blanco y el cerrar los ojos. Fue ahí que se percató que las imágenes que el miraba a ojos cerrados eran más nítidas que las que el recordaba ver con los ojos abiertos.

Editado 6 de Octubre del 2021 por Souichirou Mima

[Rosália Pereira]

Pereira reflejo en su mente las grandes selvas del amazonas, las innumerables especies que ahí vivían junto al fresco pero húmedo clima que siempre acompañaba el lugar, le ruido de una cascada se lograba reflejar al fondo junto al cantar de unas guacamayas que se apareaban en las ramas más lejanas de donde Rosália se encontraba. Percibió la presencia de Lukyan en su mente y le dejó observar lo que ella quería que observara, aquello para la arcana era uno de los recuerdos más hermosos que guardaba en su mente.

 

"Ya sabes entrar en la mente de las personas, y supongo que el control de tus emociones lo tienes bajo control. Pero ahora le pondré un reto a usted ¿Es capaz de cambiar este recuerdo a su favor? ¿Convertirlo en algo que usted desee? Concéntrese bien e inténtelo, pero le advierto que pondré resistencia" dejó como un suave soplido en el viento, palabras que el mago escucharía tanto en su cabeza como en sus oídos aún cuando la pelirroja no pronunciara palabra alguna.

 

El cielo comenzó a cambiar, de un cerúleo hermoso a una mezcla de tonos en el atardecer, Pereira giró su cuerpo para observar el cielo en el fondo, allá donde el sol comenzaba a perderse "Encuentre ese indicio en mi recuerdo que lo ayude a girarlo a su favor, cada memoria tiene un pequeño fallo que la mente no logra dilucidar, pero que para un legilimante es sencillo encontrar y tomarlo para favorecerse"

 

La respiración de la mujer era calmada, y abrió sus ojos con lentitud manteniendo aún aquellas memorias en su cabeza pero fortaleciendo e intensificando cada aspecto de ella, o al menos eso ella creía. Esperaba que su pupilo lograra dar con aquel indicio que pudiera estar a simple vista o no, eso ya quedaba en los descubrimientos que él hiciera.

[Leslie Ashryver PB]

La rubia suspiro ante el consejo de Zoella, dejar fuera del invernadero sus tormentos, sonaba tan fácil pero para Alessandra era imposible, siempre que estaba nerviosa sus pensamientos eran gritos de desesperación, impidiendo que se deshiciera de ellos hasta que no estuviera en su cama durmiendo. Se llevó ambas manos al rostro, sin importarle si tenía tierra, estirando sus rasgos con frustración, aun sentía la calidez de las caricias de la Triviani pero su frustración era más que palpable.

 

Su corazón latía con desesperación, como si tuviera las horas contadas, demostrando que aún estaba viva y que debía seguir lidiando con sus problemas, <<ok, ya capte....tratare de calmarme>> pensó sintiendo a Asami por vez primera atenta a lo que hacía, aquel demonio que por más que muriera siempre encontraba la manera de frustrar sus vidas como un chicle en el cabello. Cerró los ojos y comenzó a respirar hondo, a pesar de contar con la Oclumancia le resultaba extraño que hubiera podido pasar la clase de Sauda, le resultaba todo tan lejano, las ilusiones de las muertes que cometió cuando era una niña le resultaba tan solo un recuerdo que pudo superar pero tratar de escuchar a las plantas era otra cosa.

 

Abrió los ojos molesta, aun en pleno ejercicio su mente seguía pensando en lo que ocurrió en otras clases, no quería ser conocida como la alumna que apenas entro salio corriendo, pero desde que había entrado a ese lugar tan remanso de paz algo dentro suyo se había inquietado a tal punto de impedir que se concentrará mejor y el hecho de que una nueva voz se sumará a la clase tampoco ayudaba, pero el segundo consejo de su compañera de bando había llegado en el momento en que la imagen de su esposa aparecía en sus pensamientos.

 

Una sonrisa tonta apareció en sus labios al recordar el olor amaderado de la peliblanca, el olor a bosque pero con un toque dulce era su tranquilizante, una sensación cálida recorrió sus venas, la presión en su vientre se calmó, como si sus gemelos reconocieran a la mujer que amaba como parte de ellos, sus pensamientos se quedaron congelados en la imagen de aquel largo y sedoso cabello blanco, su sonrisa blanca y aquellos ojos dorados que la hacían estremecer. La voz de la Arcana la hizo pegar un salto y su momento de paz y calma se dispersó, el olor a bosque se fue y le llegó el olor a abono y flores que tenía el lugar.

 

Mientras Pereira les hizo una pregunta para que pensaran se retiró a recibir al nuevo alumno, Alessandra sintio envidia de que pudiera manejar aquello con tanta facilidad, pero era mejor que siguiera avanzando en lo suyo. Se puso a pensar mucho en él porque había ido, se había puesto muchas trabas para no ir que después de haber pasado Oclumancia, se vivía diciendo que a ella no le importaba los temas ajenos pero convivir con Legilimantes le resultaba difícil que la curiosidad y las ganas de poder hacer lo mismo no se le contagiara.

 

-Crees que se enojara si le digo que solo vine para conocer cómo es....quiero decir, con Kamra tenemos un vínculo de sangre que nos permite hacer algo parecido pero realmente usar la Legilimancia para conocer los pensamientos de los demás es muy atractivo aunque realmente no quiero ser chusma, creeme cuando estoy con algunas personas...- pensó recordando a Sean, Demian y un par de mortifagos mas -las ganas de saber que están pensando de verdad son muy fuertes- se quejo preguntando si aquello estaba mal.

 

-¿No te pasa lo mismo?-

 

 

 

 

 

@@Zoella Triviani

[Zoella Triviani]

Triviani siguió repartiendo aquella caricia reconfortante a quien en un futuro sería su sobrina putativa, sonrió con suavidad en lo que la veía relajarse y el reflejo de la mortifaga la hizo recordarse a si misma cuando sus pensamientos la abrumaban y la empujaban al abismo más alto conocido, el abismo de tus pensamientos, esos que jamás te dejan a solas y siempre te atormentan en los momentos más inadecuados.

 

Recordó con suavidad a los brazos de su Delacour envolverla, con esa aura de pura inocencia que embriagaba a la calva, con ese dulce aroma que lograba relajarla y hacerla perderse de las realidades que ella vivía tanto dentro como fuera del mundo mágico. Una sonrisa enamorada cubrió su rostro pero fue rápidamente oculta por la seriedad de su facie, no queriendo mostrar ese lado tan tierno que ocultaba la Mago Oscuro en su interior.

 

Relamió sus labios mientras la Nigromante parecía calmarse y asintió a ella, para alejar suavemente la mano de su espalda. Pereira llegó, realizando tan conocida pregunta dentro de todas las habilidades que rodean la academia japonesa. Escuchó sobre que luego regresaría y en total silencio esta se retiró, dejando a solas a ambas brujas.

 

¿Por qué Zoella estaba ahí? Se comenzó a interrogar bajo el silencio que rodeaba el invernadero, la razón la tenía clara, y era una razón meramente personal, deseando quizás que al compartir sus recuerdos el Triviani lograra entender que seguía siendo su Zoella, que lograra percibir todo el dolor que así como él sintió, ella lo compartía ante la muerte de sí misma y se ese bebé que ambos habían estado esperando.... Se lamentó aquello, recordando nuevamente a su novia, a quien en un momento de total debilidad había engañado y no tenía excusas para desmentir lo sucedido.

 

Las palabras de la rubia la hicieron despabilar de sus pensamientos, y concentró los grises iris en ella. Escuchó del vínculo de sangre y sus tripas se contrajeron, una lágrima salió de su ojo al recordar ese mismo vínculo de sangre que ella había practicado con Jeremy, vínculo que tras su muerte y resurrección, siendo el vínculo sólo un mero recuerdo, percibiendo aún hoy, a tantos meses después algo roto dentro de ella, una sensación embriagadora que siempre le faltaba y recordaba con gran melancolía.

 

- Creo que.. los pensamientos suelen ocultar mucho más de lo que creemos, y no solo hablo de pensar quizás que algo es tal cosa, sino las sensaciones que te recorren al pensar ciertas cosas o las emociones frente a otros pensamientos - Comenzó a decir la calva, retirando el rostro de la lágrima que había quedado en su mejilla - El vínculo de sangre es incomparable a cualquier otra cosa, cuando yo - su voz falló cortos segundos y tragó en seco.

 

- Cuando yo lo tuve, años atrás lograba percibir las mismas sensaciones de él y reconocía lo que pensaba pero más allá de eso creo que la Legilimancia te permite encontrar lo que a simple vista no está, el cuerpo habla mucho por uno pero la mente es lo que es - comentó, retirando la tierra de sus pies para colocarse nuevamente su calzado cerrado.

 

- Yo creo que, cada quien viene a tomar la clase por lo que quiere. En mi caso, quiero y necesito compartir algo que en mi mente está a alguien que debo recuperar - admitió, cruzando sus piernas y posicionándose de frente a la Rambaldi.

 

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[Leslie Ashryver PB]

Alessandra se quedó muda ante la reacción de Zoella, aquello era nuevo para ella siendo que siempre se la había imaginado con su tía, pero al escuchar el "él" suspiro, los hombres causaban un gran problema, le dieron ganas de reír al recordar sus antiguas relaciones y como termino con Kamra, pero aunque su final tenía felicidad parecía que el de la triviani no.

 

Tiro la cabeza para atrás a la vez que enterraba las manos en el suelo, Zoe estaba hay para transmitirle a alguien importante algo, en cambio ella se sintio tonta pero con Kamra no necesitaba más y sus razones muchas veces carecían de importancia, con la peliblanca le bastaba, el sol reflejándose en sus ojos, sintio una opresión en su pecho por su compañera de bando.

 

<<La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento que se presenta>> recordó.

 

-Si, supongo que si pero no creo que Rosália quiera una respuesta tan fría- le dijo pensando en que sus razones lo eran.

 

Cerró los ojos, por primera vez desde que comenzó la clase y su charla con Zoella estaba en paz para concentrarse en su cactus, el olor a abono esta vez no la mareo, al parecer sus gemelos se habían dormido o habían estado atentos a sus charlas tranquilas que estaban relajados, pero al bajar todas sus defensas estaba en un vacío absoluto o al menos eso pensó, aunque no era un pensamiento era alguien o algo que tenía temor, ese temor venía de su cactus, se sobresaltó confundida de aquello, pensó que la planta le diría algo.

 

-Oye creo que el cactus está temeroso- le dijo a Zoella confundida -acaso la amenazaste con quemarla?-

 

 

 

@@Zoella Triviani

[Zoella Triviani]

- Creo que no hay ninguna respuesta errónea a la pregunta de Rosália, Ale - contestó Zoella, viéndole enterrar las manos en la tierra. La observó con detenimiento, mientras ella intentaba calmar el montón de pensamientos y recuerdos que llegaban a su cabeza. Le dejó hacer lo suyo y se concentró en calmarse, respirar profundo varias veces con los párpados cerrados mientras su compañera de bando intentaba escuchar lo que las plantas pronunciaban.

 

El sobresalto de la Rambaldi la hizo abrir los ojos preocupada ¿ya venían los bebés en camino? Pero su pregunta la hizo entender, que había logrado la tarea que Rosália necesitaba, leer las plantas - No, solo las toque y les puse agua ¿Les faltará abono? Deberíamos intentar llamar a la arcana, ella sabrá que hacer - agregó, para levantarse y buscar con la mirada a la pelirroja mujer.

 

Decidió actuar, y tomó algo de abono entre sus manos para dejarla en las raíces que cactus que tenía enfrente la rubia, la distribuyó a su alrededor con algo de preocupación y la regó un poco, esperando que aquello le calmara - Intenta nuevamente, quizás se haya calmado un poco, o quizás no. Creo que la arcana percibirá nuestros pensamientos y vendrá a ver qué sucede - agregó, para sentarse nuevamente frente a ella.

 

Observó el lugar, inquieta. Esperaba que la arcana llegara para asignar la próxima tarea y poder cumplir con todo lo que les plantea. Necesitaba vincularse al anillo tan pronto.

 

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[Leslie Ashryver PB]

-Seguramente- le dijo a Zoe antes de verla levantarse de su lugar para atender al cactus.

 

Le hubiera gustado a ella hacerlo pero seguramente los gemelos le impedirian hacer cualquier fuerza para levantar el saco con la tierra, suspiro, no debía amargarse por eso se dijo acariciando su vientre mientras sentía a la fémina moverse. Mientras esperaba pensó en las palabras de la Triviani, no estaba de acuerdo a lo que decía, para ella había respuesta tanto correctas como incorrectas y la suya lo era, pero a la vez eran ciertas porque no estaba mintiendo que eran sus deseos. Frunció los labios ante el círculo vicioso de sus pensamientos, no iba a llegar a nada pensando así.

 

Asintió a las palabras de la bruja y volvió a enterrar sus manos en la tierra, estaba vez estaba mejor o al menos eso le pareció, no había temor, sino calma, era como un río que fluía tranquilo sin perturbación.

 

<<Gracias>>

 

Captó apenas un susurro, abrió los ojos y pestañeó sorprendida, <<la escuche>> pensó sorprendida y aliviada de haber avanzado un poco, soltó una risa al pensar en lo alterada que había llegado a tal punto que incluso había valorado marcharse y cambiarla, suspiro pensando en que aquello era posible por Zoella que la miro y le sonrió.

 

-La he escuchado- le dijo contenta -supongo que Rosália a estado esperando a que tengamos un avance para venir-le comento para tranquilizarla.

 

Sentía su intranquilidad porque sus hijos comenzaron a removerse inquietos, decidió volver a cerrar los ojos y seguir escuchando que mas decia el cactus, sabia que mas agua no le pediría, eran plantas que resistian los climas áridos, por lo que dejó que su mente volviera a conectarse con ella mientras esperaban a que llegara la arcana.

 

 

 

@@Zoella Triviani

@Rosália Pereira