Legilimancia

[Zoella Triviani]

Triviani observó la ilusión de la mortifaga y una suave sonrisa creció en sus labios al ver la mueca jocosa que el niño imaginario hizo. La imagben se nubló hasta convertirse en la nada misma y la suave sonrisa ahora fue dirigida a la bruja frente a ella, asintiendole al percibir como ambas ebocaron ese sentimiento de madre. Pereira habló, levantandose para que ambas la siguieran, la calva se alzó e intentó ayudar a Alessandra hasta que finalmente ambas emprendieron camino a la entrada del invernadero donde la arcana las esperaba. O bueno, la visión de ella.

Escuchó las indicaciones y frunció el ceño. Pero, dentro de su mente la imagen de Dennis Delacour cayendo inerte y sin vida entre sus brazos apareció, algo que siempre había temido desde que cayó en cuenta de sus profundos sentimientos para con la joven rubia. Negó con lentitud, sintiendo sus ojos empañarse por las vidriosas lagrimas que amenazaban con correr por su tersa piel, tragó el nudo que se formaba en su garganta y se obligó a no soltar ni una gota salina de sus lagrimales.

Llevó la mirada a Alessandra, quien parecía algo desconcentrada y fuera de si, Zoella lo notó por esa mirada qu ele lanzó. Y logró observar a través de sus ojos la imagen de Kamra, muerta en el suelo con sangre a su alrededor y pequeños cuerpos sin cabeza a un par de pasos. El olor se sintió real y la sensación que albergaba la imagen podia percibirla como propia.

La calva cerró fuertemente sus ojos, bajando la mirada para suspirar con pesadumbre. No sabía de lo duro que seria la clase hasta este momento, pero no se comparaba en nada a lo vivido en Nigromancia, aún.

Levantó su blanca varita, moviendo la muñeca de forma circulas. Abrió sus ojos y observó los profundos iris de su próxima sobrina. Evocó el pensamiento de Kamra muerta junto a sus hijos degollados y solamente pronunció - Obliviate - para percibir como algo comenzaba a arremolinarse en la mente de la rubia, vaciando el recuerdo que Zoella había focalizado y comenzando a desaparecerlo de la memoria de la bruja.

Triviani no se movió, bajó su mano y con una suave mirada observó la expresión de su compañera - Alessa... ¿estás bien? - interrogó, a la espera de una respuesta - Es tu turno, ¿lista? - interrogó, buscando su mirada mientras su pecho latía a mil por hora, al ver a su hermosa rubia de ojos azules pálida, fría, y con la mirada perdida y desorbitada, con la sangre brotando de su pecho y su ser sin vida o latido alguno. El mero pensamiento de Dennis muerta le causaba un inmenso escalofrío en la espina y le provocaba un instinto asesino como nunca. Deseando acabar con sus propias manos con el causante de eso, que en ese momento era la mente de su maestra quien solo provocaba una prueba a su enseñanza.

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Editado 11 de Octubre del 2020 por Zoella Triviani

[Leslie Ashryver PB]

La Delacour sentía como algo en ella se desprendía, el cuerpo de Kamra y sus hijos desapareció comos si fueran volutas de humo de su mente, sus ojos se adormecieron a causa del hechizo que había tenido efecto en ella, los recuerdos desaparecieron y su mente quedo en blanco unos segundos porque rápidamente su mente invoco a Kamra viva jugando con los niños, no había dolor o al menos no recordaba porque debía hacerlo.

 

-Eh!?- le pregunto pestañeando al volver en si pero no pudo responderle a Zoella porque estornudo, ruborizada se froto los ojos -lo siento, espero no estar resfriando me pero estoy bien- la tranquilizo.

 

Asintió a las palabras de la calva para observar sus ojos, a través de ellos vio la imagen de su tía en el suelo sin vida, pálida sin pulso, con los ojos azules vacíos a causa de que ya no estaba en ese mundo, frunció el ceño pero no borro aquella imagen de su mente ya que tenia levantada su varita frente a los ojos de Zoella.

 

-Obliviate- hizo un circulo con su muñeca sin borrar de su mente la imagen de Dennis Delacour muerta.

 

Podía sentir como aquella imagen iba desapareciendo de la mente de Zoella, aquel recuerdo pronto ya no estaría en su mente y no le causaría dolor, cuando finalizo miro con preocupación a la Triviani.

 

-Sonara repetitivo pero estas bien?- le pregunto con calma esperando que Rosália les diga que habían lograd o su objetivo

 

 

 

 

.@@Zoella Triviani

[Rosália Pereira]

- Otra forma de transformar los recuerdos es con el hechizo "Transmemo", con este podemos manipular un recuerdo a nuestro antojo. Es un hechizo no verbal, pero es necesaria la varita. Un sutil movimiento semicircular y ya podremos manipular el recuerdo a como se nos acomode. Pero este, lo practicarán en la prueba más tarde - agregó, para realizar un suave ademán con su mano para que ambas brujas regresaran tras la arcana dentro del Invernadero.

 

Los pies de la visión externa de Rosália las llevó a donde la verdadera Rosália se encontraba, frente al pensadero con su vara de cristal y 5 frascos pequeños y vacíos con sus respectivos corchos para cerrarlos. El rostro inexpresivo de la pelirroja recibió a ambas mujeres mientras su visión creada se desvanecía frente a los ojos de sus pupilas. Extendió dos frascos a cada una mientras ella se quedaba con uno.

 

- Este último hechizo les servirá para sacar un pensamiento o recuerdo para que pueda ser guardado en un frasco de cristal. Pueden extraer un memorandum o el recuerdo original. El color de este hilo de niebla dependerá del tipo de recuerdo y la persona. Primero que nada evocaran en su mente su propio recuerdo o le dirán a la persona que lo piense en su propia mente. Con su varita tocarán la sien y pronunciarán "Cogitatere" - explicó, mientras llevaba su vara de cristal a su propia sien y pronunciaba el hechizo. Retiró con lentitud la punta de su vara de su sien, extrayendo consigo un pequeño hilo color verdoso donde una copia del recuerdo de la visita inicial de ambas brujas fue extraído de su memoria. Lo dejó caer dentro del pensadero y con suavidad vertió el frasco vacío para guardar dicho recuerdo.

 

- Pueden verter el recuerdo directamente dentro del frasco, pero esto se logra cuando ya su Legilimancia está más avanzada. Para empezar deben hacerlo con el pensadero. Sabrán que es una extracción fuerte cuando el hilo recorre el camino de su varita, en caso contrario se esparce a través del viento y quiere decir que no sacaron nada de sus memorias - explicó para dejar su vara de cristal sobre la mesa a su costado.

 

Unió ambas manos frente a su cuerpo, y observó la expresión de ambas brujas - Tendrán dos intentos. Por ello los dos frascos que cada una sostiene entre sus manos. Luego de esto, quiero que me respondan la siguiente pregunta... - mencionó, haciendo una breve pausa en lo que ambas mujeres iban procesando la información - ¿Están listas para enfrentarse a la prueba? - dejo la pregunta en el aire para realizar un suave ademán de inicio a la practica.

[Leslie Ashryver PB]

Parecía que su aprendizaje iba bien porque la arcana no les había dicho nada sino que solo le dio el conocimiento de otro hechizo para utilizar mas adelante que consistía en manipular los recuerdos, aquel le parecía interesante y hasta útil en el futuro. La imagen de su profesora les hizo un movimiento con la mano para que la siguieran nuevamente al invernadero.

 

Alessandra trago en seco al ver la expresión de Pereira al verlas frente a ella con un pensadero entre ellas y cinco frascos vacíos, pero apenas la imagen de Rosália se desvanecía comenzó a explicarles lo que debían hacer, tomo uno de los frascos mientras ella hacia lo que le estaba explicando, observo como la arcana apuntaba su varita en la sien y comenzaba a extraer un fino filamento color verdoso muy bonito para dejarlo en el frasco que tenia en sus manos y cerrarlo.

 

Aquello animo mucho a Alessandra pero aquellos ánimos se evaporaron cuando les explico que ellas dejarían sus recuerdos en el pensadero, suspiro y vio de reojo a Zoella, mejor si empezaba ella que estaba ansiosa de probar, cerro los ojos y pensó en su hija Jayden, aquella niña que era una versión adolescente de ella, tenia un extraño color de cabello castaño casi rubio, ojos azules y labios finos como su padre, <<-Cogitatere->> pensó con su varita de vid en su sien, comenzó a alejar su varita con un hilo celeste azulado saliendo de ella.

 

Despacio y concentrada fue llevando la varita con el hilo colgando de el la punta hasta el pensadero donde lo dejo flotar en la superficie para que la imagen de la Von Alexandros apareciera riendo, llevaba mucho tiempo que no la veía o pasaban un momento madre e hija, suspiro al darse cuenta que había dejado abandonado a todos sus hijos por los quintillizos, la imagen de Jayden desapareció al cabo de unos minutos.

 

Dejo que Zoella lo hiciera mientras ella se recostaba en una mesa para pensar en que estaba demasiado ocupada y había dejado solo a todos sus hijos por mucho tiempo.

 

 

 

@@Zoella Triviani

[Zoella Triviani]

- Si - contestó Triviani, mientras parpadea un par de veces volviendo a concentrar su mente. El recuerdo había sido borrado y su ser entero sentía el pesar aún pero su mente no lograba entender o recordar sobre que era el pesar y porque su pecho latía rápidamente. Sabía que el recuerdo borrado lo había sentido bastante vivido, por lo que este le afectó a todo su sentir de una forma que no quiso demostrar. Una lágrima rebelde resbaló de su ojo y la calva la apartó tan pronto como las palabras de la arcana comenzaron.

 

Memorizó el nuevo hechizo y se propuso a usarlo después, quizás en Jeremy o quizás en uno de sus hijos. O quizás en algún conocido con un mal recuerdo. Se aprovecharía de ese nuevo saber para manipular las mentes de todo aquel muggle al que secuestraba y luego vendía, quizás aquello los haría más mansos y manejables de lo que ya eran.

 

Siguió de cerca los pasos de la visión externa de su maestra, quien desapareció en cuanto se hallaron frente a la mujer real. Zoella atendió a las indicaciones mientras tomaba los dos frascos y materializaba su varita en mano. Alessandra fue la primera en realizar la actividad, la nigromante observó atentamente la acción mientras intentaba organizar en su mente que recuerdo guardar.

 

Su turno llegó, y con ello el primer recuerdo que deseaba guardar fue evocado en sus pensamientos. Aquella sensación de amor frente al Triviani que tenía por hermano, pero que en aquella época solo era su enamorado y ambos recién se conocían. Donde una jovencita Zoella se encontraba con la cabeza recostada sobre el pecho de un dormido Jeremy, y esta lo observaba con tal adoración y amor. Cerró sus ojos mientras llevaba la varita a su sien para pronunciar suavemente el hechizo - Cogitatere - alejó la varita de su sien y elevó sus párpados. El hilo de un profundo color rojo se fue alejando de su mente, parpadeó unas cuantas veces pero luego se transformó en una nebulosa roja que seguía la punta de la blanca varita. La vertió en el pensadero, y una imagen del rostro pacífico del rubio se mostró. Zoella sin esperar mucho y que vieran más allá de eso, adentro el frasco guardando el recuerdo en este.

 

Observó el interior, evaluandolo para tenderlo a la arcana y tomar nuevamente su segunda oportunidad sin perder nada. El segundo recuerdo solo llegó a su mente sin ella pensarlo. Ese día donde su vínculo de sangre se rompió por su irresponsabilidad y donde perdió a su último hijo procreado con ese amor que había entre ambos hermanos. Ese bebé producto de las infidelidades que ambos tuvieron en pocas ocasiones a sus parejas. La imagen vista desde los ojos de Zoella, con aquel fierro de las celdas de Azkaban atravesando su flanco izquierdo, la sangre brotando de la herida y el dolor profundo. Donde la mano de la bruja acariciaba levemente el leve bulto de su abdomen intentando buscar el movimiento de su ya fallecido bebé.

 

- Cogitatere - pronunció en un hilo de voz, alejando ahora una nebulosa bastante pronunciada de color negra de su sien, con manos temblorosas la dejo en el pensadero justo en el momento donde se mostraba la llegada de Jeremy preocupado, intentando mantener a Zoella viva, dentro del recuerdo. La Triviani con movimientos aletargados introdujo el frasco en el pensadero justo cuando todo se volvía negro, la muerte de la calva era ahora guardada en el frasco que ella misma al cerrar le tendió a la arcana.

 

- Estoy lista, Arcana - pronunció la ojigris, sin mucho preámbulo a la espera de alejarse de aquella habilidad que le daba una oportunidad de recuperar algo de la rota relación con el rubio de su hermano.

 

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Editado 14 de Octubre del 2020 por Zoella Triviani

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra estaba bastante cansada para ese tramo, aunque su arcana era tranquila y le daba su tiempo el agotamiento por los gemelos se estaba haciendo mas notable, apenas había logrado hacer un ejercicio del pensadero cuando le faltaba extraer sus recuerdos para colocarlos en dos frascos, mientras Zoella realizaba la actividad dada por Rosalia ella tomo dos frascos y se puso a pensar en que recuerdos guardar, tenia muchos y muy valiosos, quería guardar cada uno de ellos, lamentando que fueran dos.

 

Cuando Zoella termino, ella se acerco para terminar de hacer su turno, pensó en Kamra embarazada de los quintillizos, aquel día de los enamorados donde le había hecho una cena especial donde ambas se habían acostado en el suelo de los terrenos del castillo Rambaldi y habían hablado sobre sus vidas y como habían cambiado desde que estaban juntas, el recuerdo del olor del cuerpo de su esposa y sus ojos dorados brillantes de la emoción estaban grabados a fuego tras sus parpados, llevándose la punta de su varita a la sien - Cogitatere- pronuncio en un susurro alejándola para que un hilo celeste azulado flotara en la dirección de uno de los frascos que se lleno como si fuera alguna especie de liquido.

 

Alessandra suspiro y pensó en su madre y padre, apenas podía evocar algún recuerdo del Delacour, era solo un cuerpo sin rostro después de pasar por Nigromancia, pero Dylan y Jay Myrddin habían sido tan importantes como Laimi y Lestat, sonrió al pensar en aquellos cuatro magos que aceptaban sus locuras con buenos ojos a pesar de todo sus cambios hormonales y físicos vividos, recordó a Dylan, alto rubio de ojos grises, Jay morena de ojos azules y baja como ella a Laimi de cabellos azules cuando la acogió como su hija y a Lestat, que a pesar de que se conocían de antes acepto que su prometida la tomara como hija, con el recuerdo de aquel cuarteto volvió a llevarse la varita su sien -Cogitatere- extrajo el recuerdo de la familia Myrddin a los que guardo en el frasco junto al de su esposa.

 

Una vez seguros y tapados se giro a la Arcana -Si arcana, estoy lista para hacer la prueba- le dijo segura apretando ambos frascos en sus niveas manos.

 

 

 

@@Zoella Triviani

@Rosália Pereira

[Matthew Black Triviani]

La tierra de aquel sitio le recordó a alguno de sus viajes, pero a principio no tenia muy en claro cual había sido. Le dolía un poco la cabeza, probablemente por la tensión de lo que esperaba y por el poco descanso que había tenido aquella semana. Aun así había intentado llegar puntual con la Arcana. Vestía su clásica túnica de color negra con un interior borgoña, ambas cadenas finas de hierro simulando ser plata adornaban de hombro a hombro.

Desconocía totalmente si tenia compañeros o si la mujer ya estaba esperándolo. Los Arcanos eran extraños, porque no impartían clases como todo el mundo las conocía, sino que eran especiales. Por eso hasta donde lo creía necesario, tenia que avisarle de alguna manera a la Arcana de que estaba listo. Más que nada porque creía que de ésa manera mostraría mucho más interés.

Llegó a las tierras de la isla volcánica en Iwo Jimo.

Cada vez acercándose más, aquel sitio era hermoso, casi uno de sus preferidos. ¿Dónde estaba realmente la casa de la Arcana? Aunque ya conociera las cercanías de los demás, era la primera vez que vería a Pereira. Una diminuta intuición le decía que ya sabia que estaba por allí, pero de verdad quería comprobarlo.

Se detuvo a observar todo lo que lo rodeaba, estaba en el carácter de Black tenerlo todo controlado y tenia la corazonada de que allí no seria así.

[Rosália Pereira]

Rosália se tapó con la manta y soltó un quejido tendido. Desde su ventana podía ver los copos de nieve cayendo incesantemente. Odiaba el frío y quería quedarse toda la mañana en la cama. Hasta que su panza rugió: ya era hora del desayuno. Se puso la bata, pantuflas en sus pies y se ató el cabello en una desprolija coleta alta. Le gustaba llevar una vida simple entre sus obligaciones como Arcana de Legilimancia. Y nada más común que tomar el té con palta y tostadas en la mañana.

 

Bajo las escaleras tarareando una vieja canción de Elis Regina. Por lo menos había un sol tímido en el firmamento y eso significaba sacar a sus amigas a tomar un poco de Vitamina D. Pego un pequeño saltito con el último escalón y se agachó para tomar una regadera de bronce. Sus ficus y potus de la sala de estar le agradecieron el gesto. Cruzó el arco que daba a su cocina y la Santa Teresita se alegró de verla. Dejó la regadera y puso a calentar el agua. Acomodó los platos de la noche anterior.

 

Quería hacer un solo viaje a la sala: la taza de té humeante en una mano, un platito con frutas frescas en la otra, el diario del día bajo el brazo y una tostada en su boca. Cuando dejó todo en la mesita ratona levantó la vista a la ventana un tanto empañada (estaba la chimenea prendida, obviamente). Rosália desconocía que Matthew estaba llegando a la cabaña. Capaz, la lechuza se había perdido en el Océano Pacífico.

 

Y él estaba con su primer obstáculo de la habilitad: encontrar la simple cabaña de Rosália. Ahí, en esa lejana isla volcánica, había una sección más frondosa, donde los árboles estaban más vivos y la vegetación (en general) frondosamente alegre. Y ni bien que él se iba acercando, piedras en el camino surgían a una superficie de césped como burbujas en el agua. El catch de la situación: ¿por qué Matthew quería ser legilimante? Mientras más clara y detallada era esa respuesta, el camino se iba a abrir entre el oscuro bosque. Si ignoraba la pregunta, las piedras simplemente lo llevaría devuelta a su casa, como si todo el espacio verde funcionaba como un gran portal entre dos puntos físicamente desconectados.

 

¿Y cómo se iba a dar cuenta de su primer desafío? Pues, porque hubo una pregunta. Una que entró como semilla a sus oídos, se plantó en su mente y floreció en la propuesta. Y una voz simplemente susurró dentro suyo el disparado con la particularidad que esa voz era él mismo.

Editado 7 de Diciembre del 2020 por Rosália Pereira

[Matthew Black Triviani]

Matthew solía moverse con gracilidad, de una forma bastante discreta y silenciosa. A veces era como si estuviera deslizándose por encima del suelo en vez de caminar y a pesar de eso parecía que para su esfuerzo no había sido lo suficiente. Aún cuando el Mortifago no había dicho absolutamente nada, Rosalia se había dado cuenta de que ya estaba allí. Debía cuidar lo que sus pensamientos decían, aquellos podrían ser gritos para la Arcana, quien dominaba a la perfección la Legilimancia.

Un lozano bosque se encontraba próximo a Black, parecía algo de cuentos de hadas, que eso existiera en una Isla Volcánica.

 

Matthew mantenía el ceño fruncido, pero no decía nada. Algo en su mente, le hizo una pregunta, estaba dudoso de si su mente le jugaba una mala pasada, o era algún tipo de efecto por los arboles que se movían, las plantas, las piedras que se alzaban a su camino con césped en ellas con cada paso que el gitano daba, se dio cuenta que comenzaba a parecer un bicho raro entre medio de tanta naturaleza.

 

¿Por qué quería obtener aquella habilidad? la respuesta era demasiado escueta y no dejaba de pensar en ella, inspiraba fantasía. Notó algo más que sorprendente, aunque prefirió no detenerse demasiado en ello y concentrarse en la conversación que tenia con su mente, ya estaba lo suficientemente distraído con los movimientos que de forma inexplicable comenzaba a sentirse más tranquilo.

 

¿Y que iba a decir? ¿Le contaría que Black era una persona con dos identidades? quizás podría hablarle de su edad o de su vida profesional, pero... La realidad es que ostentaba aquella habilidad para tener una ventaja sobre los demás, poder ingresar en sus mentes y analizar cada pensamiento o movimiento que pudieran realizar contra él. La mayor parte de los seres mágicos analizaban sus movimientos, eran calculados, nadie luchaba por instinto ni era tan diestro en el manejo de las Artes mágicas para hacerlo.

 

La respuesta era esa, necesidad de tener todo controlado, su característica más notoria, el control sobre las cosas, las situaciones y las personas que lo rodeaban. Estaba hundido en aquellos pensamientos de tal manera que sus ojos no notaron que se encontraba frente a la humilde cabaña de Rosália.

 

Se acercó hacia la puerta y apretó su puño, tocando suavemente dos veces sobre su madera.

[Rosália Pereira]

Toc toc

 

Rosália se sorprendió y lo comunicó con su cuerpo. Uno podía decir que ella, como Arcana, tenía un manejo altamente extenso de todas las artes mágicas y que, bueno, un simple llamado a la puerta no la iba a descolocar. Pero, justamente, eran esos momentos los que para ella le ponían cierto color a la vida y que al final de cuentas, le daba un poco más de sentido a la vida. Así fue como, antes de abrirle la puerta a Matthew, se acomodó el mechón rojo que le caía por el rostro y con un movimiento de muñeca sirvió un poco de té de hierbas silvestres.

 

Sintió el aire gélido decembrino entrar a su morada mientras le sonreía al recién llegado. No le importaba tanto su aspecto lleno de tatuajes o el semblante relativamente serio. Lo había visto todo. Sobre todo en sus variopinto alumnado. Aun así sabía que la Legilimancia podía sacar lo peor de cada persona. En el caso de Matthew era actuar con el conocimiento justo y controlar la situación.

 

- ¡Buen día! Bienvenido a mi cabaña, soy Rosália… ¿Tu nombre?

 

El hogar no podía ser más opuesto a lo que típicamente se podía esperar de una bruja de su nivel. Había a casa y un silencio de esos confortables, que se rompía de vez en cuando con el soplar del viento de invierno y el chasquido de la leña al fuego. Su taza humeaba junto con la de su invitado, en compañía de unas galletas veganas, obviamente. Se sentó con gracia sobre el sillón mientras que cruzaba las piernas. Estaba expectante.

 

Generalmente, las personas que buscaban la habilidad caían siempre con una premisa, un motivo, un motor. Particularmente, no le gustaba practicar su habilidad con quien recién llegaba. Se volvía todo más aburrido así. De igual manera, tenía sus teorías. Capaz el joven estaba traumado por alguien que entró en su mente, o quería poder, o proteger a sus seres queridos. Sin embargo, esperaba que fuera algo más, algo realmente interesante.

 

- ¡Llegas justo a tiempo para que me ayudes con una pequeña tarea! Pero primero lo primero: ¿desayunaste? Sírvete lo que desees. Tengo leche de almendras en la cocina. No tienes idea lo que me cuesta levantarme en esta época del año… Soy un poco curiosa igual, cuéntame, ¿qué te trae por aquí?