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Íncubos y Súcubos (MM B: 84760)


Tauro M.
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Después de un rato, medio vaso tomado y un intento fallido por entrar a la zona VIP empiezo a dirigirme a donde anteriormente me encontraba sentada, las yemas de mis dedos tocando la piel de las sillas y oliendo el aroma tan agradable del lugar paso por la entrada del lugar tomando otro trago cuando siento un golpe y posteriormente mi rebote contra el piso, mientras el ruido a cristal roto suena irrumpiendo toda la tranquilidad del lugar y obteniendo la atención de los pocos presentes. Me gusta llamar la atención, pero no de esta manera. Molesta con la causante de que mi trago no terminado estuviera derramado, me levanto dispuesta a insultar a aquella rubia frente a mi. Al sentir un frío en mi abdomen, veo mi blusa blanca favorita y tiene una pequeña mancha roja.

 

- ¿Que estupidez habrás estado pensando para hacerme caer y de paso tumbarme mi trago? Espero tengas la decencia de pagármelo o brindarme otro ya que no logre culminarlo - Le medio grito demandante mientras me cruzo de brazos, de verdad que me gusta está blusa si está mancha no la logro sacar buscare a está chica para que la quite ella.

 

Poniendo mis ojos en blanco al verla con el ceño fruncido, aun en el piso - Vaya, el ratón te comió la lengua. Al menos levántate y pídeme disculpas o algo por el estilo - Digo impaciente al verla todavía en el piso con mis brazos en forma de jarra. Espero me de otro trago, ya mi mal humor está empezando a crecer. Aunque armar un escándalo no suena tan mal, creo que encontré mi entretenimiento de hoy - ¿y entonces? - Le digo esperando a que hable una vez se levantó.

Editado por Zoella

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La reacción de la pelinegra de ojos grises fue inmediata, levantándose de el suelo con suma rapidez antes de que Rhaella pudiera lanzar maldición alguna en su contra. La primera reacción de la Triviani después de el impacto, sin embargo, fue la de cubrir su cara de nuevo con la capucha, por lo que sus manos volaron hacia su cabeza, pero no logro esconder su identidad antes de que la pelinegra la mirara y empezara a soltar insultos, algo acerca de su trago, fue entonces cuando los brillantes ojos verdes de Rhaella viajaron a la fea mancha roja que se había formado en la blusa de la chica. Lentamente, la demonio soltó la capucha dejando que esta cayera, nuevamente revelando la brillante cabellera de la Triviani, el tratar de esconderse ahora solo serviría para que la molesta chica con la que había tenido la mala suerte de toparse comenzara a sospechar que algo andaba mal con ella.

 

Al escuchar las exclamaciones de la pelinegra, el ceño fruncido de Rhaella se relajo por completo y el gruñido dibujado en sus labios cambio por una gran sonrisa burlona.

 

-¿Porque estas tan enojada?. - Las palabras salieron de su boca con tono burlón, y la sonrisa de sus rojos labios solo creció - Con lo fea que era esa blusa, solo te hice un favor. Tu deberías de pagarme un trago en forma de agradecimiento.

 

A pesar de sus burlonas palabras y de la sonrisa que se mantenía firme en sus labios, una sensación de incertidumbre se apodero de ella, pues no había podido evitar notar el sutil acento en la voz de la desconocida chica, un acento que era bastante parecido a el suyo propio. <<¿Es también Italiana?>> Aun en el suelo, los ojos de la rubia pasaron por la figura de la muchacha. No, se rehusaba a pensar que esta grosera chica viniera de su amado país de origen.

 

Soltó una risa al oír las próximas palabras de la desconocida.

 

-Oh, no te preocupes, cariño. -Dijo, y enseñándole la lengua juguetonamente, agrego- Mi lengua esta perfectamente bien. Pero me temo que de mi, no vas a escuchar ningún tipo de disculpa.

 

Levantándose por fin de el suelo, miro a la mujer de ojos grises con un brillo de disgusto y diversión y intento no demostrar que la gran diferencia de altura que había entre ambas la molestaba infinitamente.

 

-Pero si tu me pides disculpas a mi por tumbarme a el suelo y por comportarte de forma tan grosera, te conseguire ese trago de repuesto que tanto quieres y te haré compañía, que es bastante triste ver a alguien beber completamente solo. -sonrió de nuevo- Vamos, ¿Que dices?.

Editado por Rhaella

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Intentando reprimir la pequeña sonrisa que intenta surcar mis labios por la reacción de la rubia, distingo el característico acento Italiano lo cuál me sorprende un poco y me hace bajar la guardia - Enojada, porqué aquel trago estaba delicioso.Y no es agradable tener está manchaen la calle - Respondo con una sonrisa un poco cínica señalando mi abdomen - Fea? pues gracias, justo la compré donde compras tu ropa - Agrego sarcásticamente - No era necesario dijeras eso con efectos acuáticos - Digo limpiándome la cara de falsas gotas de saliva después de aquella contestación un poco infantil. Alzo una de mis cejas analizándola una vez se encuentra de pie, viendo su menudo tamaño. Espero no dañe mi momento de drama, pero se ve que es buen material.

 

Después de observarla unos segundo, en aquellos ojos percibo algo que me resultan familiar. - No pretendo disculparme contigo, acabas de arruinar mi momento de Dramaqueen - Contesto emitiendo una sonrisa dejando caer exageradamente los brazos a mis costados - Pero esa propuesta no pienso perderla, sígueme - Le digo para cerrar mi chaqueta tapando la mancha y volteandome camino a la barra - Así que vienes de Italia ¿Hace cuanto estás aquí en Londres? Es primera vez me topo contigo - Le digo intentando aligerar un poco el ambiente. Sentándonos en la barra levanto la mano para esperar a la llegada del cantinero. Estos días he corrido con suerte, cada vez que salgo ocurre algo diferente, vaya de mi madrina tenía razón en aquella carta; Ottery no es para nada monótono.

Editado por Zoella

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La Triviani noto el momento en el que la desconocida de los ojos grises bajo su guardia, pasando de lanzar insultos y exigir disculpas a tener una relajada sonrisa grabada en el rostro y contestar con sarcasmo, y se pregunto porque, ¿que había pasado con la chica que parecía lista para asesinarla por manchar su preciada blusa blanca? Tal vez Rhaella simplemente la había juzgado mal.

 

La cara de la demonio se lleno de decepción exagerada al escuchar la respuesta de la chica.

 

-¿"Justo la compre donde tu compras tu ropa"? ¿Enserio? ¿Es lo mejor que se te ocurrió?. -negó sarcásticamente con la cabeza- Y yo que pensé que esto iba a ser divertido.

 

La verdad era que se estaba divirtiendo inmensamente con la conversación, pero eso era algo que no iba a admitir. Las siguientes palabras de la desconocida fueron recibidas tan solo con otra pequeña sonrisa burlona, pues sabia muy bien que no había escupido a el hablar, y tenia el presentimiento de que la pelinegra se daba cuenta de que su respuesta había sido infantil.

 

-Voy a tomar esa invitación como un "me niego a pedir perdón en voz alta, pero por favor siéntate conmigo, porque claramente necesito compañía, y acepta un trago por el que yo voy a pagar como mi forma de disculpas por comportarme de mala manera antes". -soltó, mientras seguía a la desconocida camino a la barra.

 

La Triviani no sabia muy bien que estaba haciendo, era tan solo su primera semana residiendo en Londres, y se suponía que iba a mantener un perfil bajo por algún tiempo. Aun no sabia con exactitud de que se estaba escondiendo, pero desde antes de emprender el viaje desde Italia, tenia el presentimiento de que al llegar a Londres se encontraría con algo, ¿algo bueno? ¿malo? no tenia ni idea. Cuando estuvieron por fin sentadas, Rhaella se tomo otro momento para examinar a la pelinegra de cerca, aun con sus astutos ojos grises, alta altura y complexión atlética, le parecía inofensiva, y aunque ella mas que nadie sabia que no podía juzgar un libro por la portada, esperaba que la desconocida no resultara ser un problema.

 

-Oh... -la pregunta, claramente, la había tomado por sorpresa, pero se recupero rápido y le dedico una pequeña sonrisa a su acompañante antes de responder, esperando que no hubiera notado aquel pequeño desliz- Veo que mi acento aun es algo fuerte. Se podría decir que soy nueva en Londres, me mude hace poco.

 

Lo dejo en eso, decidiendo no revelar nada mas.

 

-¿Que hay de ti? Voy a suponer que también eres Italiana, ¿llevas mucho tiempo aquí?.

 

La pelinegra no había preguntado por su nombre, así que ella tampoco pregunto por el suyo.

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- Lamento que lo que diga no te contente, pero he de decirte que mis grados de alcohol están un poquito elevados - Le respondo después de acomodarme bien en mi silla - Quita esa cara, ni que haya dicho gran cosa - Sacudo mi mano restandole importancia a mis palabras antes dichas. He de admitir que aquella situación me encantaba, intentaba sacarme de mis casillas (y un trago de mi bolsillo) lo cuál no conseguiría tan fácil, se que es peligroso hablar con alguien que jamás habia visto por estás calles pero, el peligro y mi persona iban de la mano.

 

Quizás era nueva en la ciudad, y recordaba ese sentimiento de soledad a pesar de que hacia poco había decidido emprender la búsqueda de mi madrina, la cual termino exitosa. Esperaba convencerla con mi apariencia inocente, me encontraba con sed aunque si se portaba bien quizás no viera necesario encajarle mis dientes.

 

- Oh que bueno, ¿A que familia perteneces? quizás los conozca o quien sabe y compartimos algún lazo - Le sonrió lo más amable posible, tenía que cambiar un poco mi actitud pero me era difícil.

 

No recuerdo haberle preguntado el nombre.... Esperare a que ella pregunte el mío - Si, soy de Piamonte. Llevo un par de meses aquí, decidí venir por cuestiones de estudio - Sonrío para indicarle al cantinero el trago que deseaba. Me daba mucha curiosidad el hecho de que aquellos rasgos sentía que los había visto en otro lado, me recordaba un poco a la hija de Candela. Capaz es solo imaginación mía, pero vaya que extrañaba a aquella niña.

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La demonio le dedico una sonrisa a la pelinegra mientras la idea de sacarle en cara el hecho de que, sin querer y aunque hubiera sido un comentario sarcástico, había terminado pidiéndole disculpas pasaba por su cabeza, pero después de recordar que había prometido pagar por su bebida si lo hacia y tenia muy pocos galeones en su bolsillo, decidió no mencionarlo.

 

-Como digas, entonces. -respondió, mientras se encogía de hombros.

 

Se puso cómoda en el asiento mientras sus ojos recorrían el resto de el local. Era consciente de que la pelinegra la estaba examinando con atención, quizás intentando descifrar si Rhaella era peligrosa de alguna manera, así que postro su mirada nuevamente sobre la chica y le dedico un guiño, como diciéndole que no tenia absolutamente nada de que preocuparse pues Rhaella no era peligrosa, al menos no ahora que se encontraba en un país nuevo rodeada de gente desconocida, allí no tenia poder alguno.

 

La pregunta de la familia no tardo en venir, pero la rubia ahora estaba preparada para enfrentar las preguntas personales de la desconocida.

 

-¿Familia? -repitió, mientras pensaba rápidamente en una respuesta que convenciera a la chica- Soy miembro de la familia Black Lestrange, ¿haz oído hablar de ella? Claro que no he visto a mis familiares en mucho tiempo, así que probablemente ya ni me reconozcan y aun no saben que estoy en el país.

 

Aquella respuesta no había sido del todo mentira, pues su madre había tenido siempre lazos fuertes con la famosa familia Black Lestrange, por lo que Rhaella la consideraba su segunda familia. Suspiro, preguntándose si la aceptarían de nuevo.

 

-¿Cual es tu nombre? -pregunto por fin, en realidad no le importaba en lo mas mínimo, pero decidió que seria mejor dejar que la conversación fluyera, al menos hasta que hubiera bebido algo para poder dejar a la chica con la factura.

 

Pidió la misma bebida que la desconocida, pues siempre que tuviera alcohol, no le importaba mucho de cual bebida se tratara.

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Decidida a brindarle el trago a aquella bruja como bienvenida, sigo examinándola detenidamente a medida que nuestra conversación va fluyendo, tan solo esperaba no ahuyentarla me encontraba a nada de excusarme con ella si no me entretenía o algo. Recibiendo aquella indiferente respuesta río en silencio mientras recibíamos los vasos con aquel liquido de olor peculiar que tanto adoraba, se me estaba empezando a soltar la mente a medida que seguía tomando, tan solo esperaba no llegar a un alto grado de ebriedad y hacer un show.

 

Después de ese guiño por parte de la rubia, rió desviando la mirada de ella. Parece inofensiva, solo espero no me cause problemas mientras estamos aquí, ya mucho con los que tengo - Vaya, esa familia es muy cercana a la mía, sin embargo jamás escuche de tí - Frunzo el ceño en su dirección.

 

Me dejo desconcertada un poco el que no la hayan nombrado algún familiar en este poco tiempo, aunque en realidad eso no es problema mio. De igual manera como sabría si la nombraron si aun no se su nombre.

 

- Zoella Triviani Yaxley - Digo con cierto orgullo en mi voz - un placer..... ¿El tuyo cual es? - Sonrió a la espera de escuchar el nombre de ella e intentar ubicarla en el árbol familiar de los Black Lestrange. De seguro al confirmar su familia, no dudaría en invitarle su primer trago oficial en Londres, siendo de familias amigas. Tomando de mi trago esperando impaciente la respuesta de ella compruebo la hora en el reloj de la pared conjunta, no deseaba se hiciera muy tarde, mañana tenia muchas cosas pendientes y no deseaba tener alguna resaca o malestar por la mañana.

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La demonio se acabo la bebida de cuestionable olor apenas esta toco sus dedos, bebiéndola toda en un largo trago para después estrellar fuertemente el vaso desocupado en contra de el bar y luego empujarlo hasta que este se deslizo sin dirección alguna, esperaba que los trabajadores de el lugar entendieran que quería otro. Suspiro dramáticamente, apoyando los codos en el bar y recostando su cabeza perezosamente en sus manos mientras le dirija una mirada a su acompañante.

 

-No me sorprende que no hayas escuchado de mi. -ignoro el hecho de que la desconocida de el largo cabello negro desconocía aun su nombre, así que no tendría forma de saber si la habían mencionado alguna vez o no- Como te dije antes, no he tenido contacto con mi familia en mucho tiempo, así que probablemente ya se olvidaron de mi existencia.

 

No menciono cuanto tiempo había pasado específicamente, porque no tenia una familia desde hacia ya muchos años, tantos que la rubia ni siquiera recordaba con exactitud la fecha de la ultima ocasión en la que tuvo contacto con los Black Lestrange... ni mucho menos con los Triviani.

 

-Sin embargo, espero poder cambiar eso, pienso ir a visitar a mi familia muy pronto.

 

¡Así que no solo era Italiana, si no también familiar suyo! No había escuchado el apellido Triviani siendo dicho en voz alta en mucho tiempo, por lo que cuando la pelinegra por fin dio a conocer su nombre completo, cualquier rastro de felicidad abandono el rostro de la rubia completamente. La idea de que podría encontrarse con sus familiares, con su madre, allí en Londres había pasado por la cabeza de Rhaella en varias ocasiones antes de su viaje desde Italia, pero aun no estaba lista para darle la cara a La Zingara.

 

- ¿Triviani? -dejo escapar un exagerado resoplo de disgusto acompañado por una risa- Pobre de ti.

 

Rhaella no tenia nada en contra de los Triviani, claro, al contrario; amaba a su familia mas que a nada, incluso después de todos esos años, sus palabras de disgusto no iban dirigidas a la familia en si, solo a una persona en ella. Con sus verdes ojos aun llenos de disgusto y frialdad, miro fijamente a Zoella, sus ojos grises le resultaban familiares.

 

-Dime, ¿quienes son tus padres? -pregunto, acercando su rostro a la chica con una silenciosa promesa de violencia.

 

Ni ella misma entendía porque estaba actuando de tal forma, pues le gustaba pensar que había olvidado el asunto de su madre. Claramente eso no había pasado.

 

Suspiro.

 

-Mi nombre es Rhaella, un placer conocerte y todo eso.

Editado por Rhaella

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Viéndole acabarse la bebida de un solo trago y pedir el segundo vaso, río para terminar de tomar lo que quedaba del mio. Viendo aquel dramatismo con el que me miraba, suelto una sonrisa traviesa al ver que se percato de mi error. - Quizás con tu llegada vuelvan los recuerdos - Le digo tratando de ser un tanto amable con ella. Recordaba de pequeña, aquellas veces que deambulaba sola por las calles despues de que Candela partiera, robando comida y durmiendo en las plazas o callejones. Esperaba que aquella muchacha no pasara por eso aquí si su familia no le recordaba, extraño sentimiento que no supe describir ya que ella me daba cierta aura familiar.

 

Le vi ponerse pálida al escuchar mi nombre, pero tan pronto eso paso se recompuso manteniendo su serio semblante. Me daba curiosidad su cambio drástico de actitud después de ello - ¿Pobre? Se que quizás no tengan buena historia, pero mi madrina después de salvarme de tener una trágica vida me hizo sentir a pesar de que no es muy demostrativa el ser importante para alguien - Le digo un poco contrariada con su palabra.

 

Me estaba empezando a agradar su compañía hasta el momento, pero después de lo dicho me sentí un poco ofendida.

 

- Padres tengo, pero no se quienes son. Luí adoptada por Candela Triviani - Levantando mi mentón con orgullo por aquello, veo algo en su mirada que no logro descifrar cuando de mis labios salió ese nombre. Entrecerrando los ojos, la escudriño con mi mirada por un rato, intentando recordar si la conozco o no.

 

¿Rhaella? me sonaba de algún lado, no será..... Esto no puede ser posible.

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El brillo de disgusto no abandono los verdes ojos de la demonio en ningún momento, pero Zoella pareció ignorar el gran cambio de animo de la rubia. Intentando relajar sus facciones para no llamar aun mas la atención a su raro comportamiento, se recostó en el cómodo respaldo de la silla en la que se encontraba sentada, alejándose así un poco de la chica de ojos grises.

 

-Espero que así sea. -soltó al escuchar a la pelinegra decir que tal vez que ahora estaba de regreso los recuerdos volverían.

 

La Triviani se daba cuenta de que Zoella estaba intentando ser amable, y que ella no estaba haciendo la conversación para nada fácil, así que le dedico una pequeña sonrisa de disculpa.

 

-Claro, fue solo un comentario est****o, no me prestes atención.

 

Se encogió de hombros y se llevo la nueva bebida a los labios, asegurándose de tomarla con mas lentitud esta vez. Ahora que sabia que su acompañante era también parte de su familia, no pudo evitar pensar en si la había conocido antes, y aunque la chica tenia un aire familiar, Rhaella no la reconocía de el todo. Tal vez se hubiera unido a la familia Triviani después de que el intento de asesinato en contra de la rubia hubiera tenido lugar, sin embargo no pensaba que esa era la respuesta correcta. De pronto, por su mente pasaron imágenes de su infancia en el castillo familiar, se recordo a si misma con su largo cabello blanquesino junto a una chica de suaves y grandes ojos grises y lacio cabello oscuro. Tal vez...

 

Le dirijo una sonrisa amable a Zoella, y aunque no era del todo verdadera pues su cabeza aun estaba dando vueltas con el hecho de que estaba bebiendo con un miembro de su familia, su historia de ser salvada de tener una mala vida le pareció enormemente tierna.

 

Al escuchar el nombre de Candela Triviani, la reacción de la demonio fue del todo diferente a su reaccion al aprender que Zoella era una Triviani, pues ahora su pequeña sonrisa de amabilidad se convirtió en una ruidosa risa.

 

-¿Estas intentando decirme que Candela Triviani adopto a alguien? Y no solo eso, ¡sino que también salvo tu vida! -su risa continuo- Tienes que disculparme, pero no te creo nada.

 

El hecho de que Candela fuera la madre adoptiva de la chica y eso las hiciera hermanastras no se había registrado de el todo en la mente de Rhaella. Estaba empezando a pensar que darle un nombre falso a la chica hubiera sido una buena idea, cuando vio el reconocimiento y la sorpresa en los ojos de la pelinegra ¿significada eso que Zoella había sido la chica de ojos grises en los recuerdos de la infancia de la demonio?. Tenia que irse de allí. Esto era demasiado.

 

Estrello el vaso de su bebida, la cual aun estaba medio llena esta vez, en contra de el bar mientras se levantaba y limpiaba el polvo invisible de su largo abrigo carmesí.

 

-Si me disculpas, tengo que ir en busca de un baño.

 

No dijo nada mas, tan solo le dedico una ultima sonrisa desafiante, para después cubrir nuevamente su cabello y la mitad de su cara con la capucha de su abrigo. Ahora solo se veía la sonrisa. Hizo una pequeña reverencia sarcástica y sin mas dio media vuelta y comenzó a andar con pasos lentos pero decididos hacia la salida de el establecimiento. Ni siquiera se había tomado la molestia de fingir que en realidad iba en busca de un baño.

 

Una vez en las calles de el callejón nuevamente, sus pasos se volvieron mas rápidos, en busca de un hotel en el que pudiera pasar la noche.

Editado por Rhaella

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