Mansión Vladimir (MM B: 96425)

[Sagitas E. Potter Blue]

Caminar, por supuesto, era lo mejor, no debíamos arriesgar a la chiquitina. Así que se la robé. Sí, vamos, por mucho que fuera su padre, Matt es un hombre, seguro que se le cae o la lleva de un pie como si fuera un saco. No. Las bebitas han de ir con las abuelas, las mejores niñeras del mundo.

He dicho.

Vaya, pues no... Parece que los lobos son mejores que las abuelitas y Elentari fue subida sobre Fenrir. Gruñí a cada paso hasta llegar a la Vladimir, para expresar en voz alta mi opinión sobre quién es mejor cuidadora de un bebé. Al final, no sé si yo hacía más de lobo que el mismo animal, con tanto gruñido seguido. Frenaron tan de golpe que yo aún di dos pasos más antes de darme cuenta que me había adelantado.

-- ¿Qué...?

Gente en la Vladimir... ¡Pero si estaba vacía...! Saqué la varita y le dejé que él se adelantara, preparada para defender a mi nieta. La gente pasaba por la zona y se retiraba unos pasos, no sé si era por mi fiera mirada o por los dos lobos que me acompañaban. Una figura caminaba cerca y enarqué una ceja.

-- ¡Imposible! ¿Eres tú, @ Lisa Weasley Delacour ? ¿Pero tú no estabas en Rumanía?

[Lisette Ryddleturn]

Los ojos de la bruja se abrieron grandemente al escuchar semejantes declaraciones, pero qué desfachatez de la bruja decir aquel tipo de cosas de manera tan libre y más aún delante de ella!

Se colocó una mano por encima del rostro cerrando los ojos mientras empezaba a negar con la cabeza, había cosas con las que la mujer que tenía delante definitivamente no tenía freno alguno.

-Está bien, tampoco es como que vaya a detenerte de eso porque me agrada la chica pero lo más probable es que termines recibiendo un golpe o más adecuadamente, una maldición por su parte

Le advirtió antes de inspirar profundo en un asomo de la paciencia que estaba teniendo para no enfadarse con la otra mujer, definitivamente había cosas que jamás cambiarían en su familia y no tenía queja en realidad.

Pero entonces las voces que indicaban que había personas llegando la hizo correr para estirar del brazo a la mujer oscura y señaló hacia los jardines donde algunas voces recién llegadas hacían eco.

-Creo que es tu familia!

Dijo emocionada y entonces, comenzó a agitar los brazos con la leve esperanza de que alguno de los recién llegados pudiera verla y de paso, le contara un poco de las cosas que habían pasado últimamente.

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa Weasley Delacour

 

¿Porque había decidido pasear por Ottery sin tumbo fijo? Sencillo. Quería comprobar yo misma, en mi piel, como los rumores eran ciertos. La orden del fénix, antes activa y siempre presente en aquellas calles, parecía ausente y hasta diezmada. No había centinelas custodiando las casonas de aquellos que decían seguir los ideales del fénix. No había ni siquiera carteles en apoyo al bando que seguía considerando como parte esencial de mi alma. Odiaba admitirlo, pero sin los auténticos lideres, todo estaba perdido. Daba gracias a que Luca y algunos mas, verdaderos Hunters, estaban luchando por retomar los cimientos que un día nos hicieron grandes e iniciar, nuevamente, el ataque contra las fuerzas del mal y esta vez si, vencerlas por completo.

Había estado tan distraída con mis pensamientos, que ni cuenta me había dado que había ingresado a los terrenos de la Vladimir. Parecía que la dueña y señora de la mansión, paseando como yo, había llegado hasta mi y no con muy buen animo, pues su arma mágica estaba en su diestra y por su manera de moverse, tenia firmes intenciones de atacar – Buenas noches – Salude a la fémina – Estaba. Asuntos urgentes requieren mi presencia en Londres, al menos por unos días – Mis ojos no dejaron nunca de contemplar el recorrido de su brazo, al igual que su respiración, algo agitada, seguramente por el brusco encontronazo con alguien que ni por asomo se esperaba – Bellos animales te acompañan – Mencione a los dos lobos que la custodiaban.

Le tenia cierto resquemor a la mujer por varias razones. Yo para ella tampoco era de su agrado, por decirlo suavemente. Mi anterior relación con su rubia sobrina y su manera de interferir y perjudicarnos fue un punto y aparte en nuestra forma de tratarnos. No obstante, estaba en la ciudad como dignataria de un respetable país y seguía manteniendo mis ideales cercanos a la luz. No iba a lanzarle un conjuro a la cabeza por mucho que me gustase hacerlo. Tenia que comportarme como lo que era; una reina, Ademas ambas sabíamos que ella jamas seria una amenaza para mi. Desde que era joven tenia mas poder y control de la magia que ella y ahora, centrada y con la capacitación que había logrado hallar gracias a mi entrenamiento en Hunyad, era una rival casi imposible de vencer

[Sagitas E. Potter Blue]

Ver aquella figura despertó en mí ciertas sensaciones que creía dormida. La primera, curiosamente, fue la oficial. Si era Lisa, cosa que aún no daba por seguro, era la Reina de Monorr..., Monrar... Hum... Jole, yo y la geografía... Espera, espera... Hum... ¡Ah, sí, Rumanía, fuera donde fuera que estuviera aquel lugar! Y sí era Lisa, la Reina de ese país, tendría que haber una recepción entre nosotros, miles de expertos en diplomacia y otros mil reporteros que cubrieran la noticia.

Por otro lado, también despertó la sensación de protección de mi territorio. ¡Uffa, qué mal quedaba eso! Pero si algo florecía cada vez que ella aparecía por el pueblo, era aquel sentimiento de propiedad familiar y mi deseo de que se mantuviera alejado de este territorio. Por eso, su relación con mi sobrina, que gracias a la Diosa había acabado hacía años (o eso esperaba, al menos) había hecho entrar a Lisa Weasley de los Rumanos en la zona de peligro, en una área de protección.

Además, ¿Rumanía era país amigo o enemigo? No es que ahora mismo, en el impass de cambio con las elecciones, importara mucho, al menos hasta que surgiera de nuevo mi nombre en los resultados. Sonreí de forma falsa.

-- Buenas noches, qué placer verte de nuevo, Lisa. Ay, perdona, es el protocolo social lo que me ha hecho contestar así. En realidad quería decir que qué tripa se te ha roto en Inglaterra. ¿Has entrado de forma ilegal o has mostrado tu visado?

Volví a sonreírle, esperando su respuesta para saber si llamaba a la guardia o la detenía yo misma.

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa Weasley Delacour

 

Levante una ceja en clara señal de incredulidad. ¿A caso me seguía viendo como aquella chica rebelde y sin escrúpulos que una vez había rondado por la Vladimir del brazo de su sobrina? No era ni por asomo una sombra de mi yo adolescente. Había cambiado. Las circunstancias me habían hecho mejorar. La mujer en la que me había convertido pensaba antes de actuar, al menos el noventa por ciento de las veces. No creía en romances absurdos y me movía en base al mas riguroso raciocinio. No iba a dejarme llevar por sus notables ganas de provocar un conflicto. Vamos, no seria yo la que iniciase una guerra entre dos naciones, que hasta el momento, habían estado en paz.

- Creía que la actual ministra de magia estaría enterada de mi llegada al país – En verdad no creía que fuese verdad. Aquello estaba manga por hombro. ¿Y nadie hacia nada? ¿Quien carajos comanda este berenjenal? Si hasta los mas altos mandatarios parecían figuras de cartón en un teatro de marionetas a la deriva – Ademas – Continué con mi alegato - gracias a mi titulo tengo inmunidad diplomática. No hace falta que enseñe mi visado o pasaporte, con que muestre este blasón – Hice referencia al dije que colgaba en mi cuello y mostraba el escudo de Rumanía – Puedo ingresar las veces que quiera, teniendo en cuenta que me he criado aquí y he vivido gran parte de mi vida en esta ciudad.

La situación era absurda en todos los términos. Había una mujer de pelo violeta con la varita levantada ante una monarca europea, osea yo. Dos lobos, si no es que había mas en la oscuridad y un bebe encima de uno de ellos. ¿A caso podría suceder algo mejor? Seguramente si. La vida jamas dejaba de sorprenderme, mucho menos cuando me encontraba, o bueno mejor definido, tenia un encontronazo con gente tan dispar como la fémina que ante mi aun me miraba como si hubiese visto un fantasma. Estaba por ignorarla e irme, cuando me di cuenta de que teníamos una conversación pendiente y aunque extraña la hora, no iba a desaprovechar la oportunidad de resolver aquellos pequeños desacuerdos que en mi cabeza aun residían

- Baja esa cosa a ver si te vas a hacer daño y demos una vuelta. Caminar relaja, dicen.

[Sagitas E. Potter Blue]

No sé porqué le sonreí con una sonrisa medio retorcida que seguro afeaba mi precioso (?) semblante. Lisa había sido tantas veces enemigo que, en un momento dado, se convirtió en alguien agradable con quien conversar. Además, mirándole de arriba a abajo, con la impertinente falta de disimulo que me caracterizaba, la encontraba diferente.

-- Bueno, la Ministra estaba enterada de tu visita, por supuesto, pero no puedo creerme la temeridad de pasear por la calle sin guardias. ¿No tienes a ese Luca por ahí, vigilando a los viandantes a ver si alguien te ataca? -- Mi sonrisa duró poco, tan pronto como el recuerdo de lo sucedido el día anterior volvía a mí. -- Ya no soy Ministra, ahora hay un... loco orador de rosarios y cruces en el sillón del Ministerio.

Casi escupí la frase entre los dientes. No podía creer que un muggle me hubiera quitado el sillón del Ministerio de Magia. Miré alrededor. Las calles no eran lugar seguro para nadie estos días.

-- Creo que tu inmunidad diplomática le importe un cuerno de erumpent a quien manda ahora. La varita no va hacia tí, relájate, @ Lisa Weasley Delacour . La calle no es seguro y es mejor pecar de tenerla en la mano sin motivo que no tenerla cuando se necesita. Caminamos si quieres, pero por los jardines de la mansión, no por la calle. Tengo una nieta a la que necesito sentir segura, ¿sabes?

La miré con el morro torcido. Claro, como ella no había tenido nunca nietos a los que defender...

-- Bueno, cuenta -- le dije, cuando traspasamos las verjas de entrada. Los dos lobos correteaban entre la hierba que, a propósito, estaba demasiado alta para mi gusto, aullándose el uno al otro. Elentari parecía feliz sobre la lobita, cuidada por su padre. Sabía que Matt no la dejaría caer. -- ¿Qué chismes traes de tu reino? ¿No te tiran? Porque aquí, ya me han dejado sin trabajo.

Sí, había una cierta rabia en mis palabras.

[Matt Blackner]

Sagitas y yo caminábamos con Fenrir y Elentari en medio, mientras Freyja trataba de caminar al lado del lobo mayor, sin distraerse. Pero no dejaba de ser un cachorro y también quería jugar. Miraba de reojo a Sagitas, sabía qeu hubiera preferido llevar a la pequeña en brazos, pero para nosotros era más cómodo. 

 

Estábamos a punto de entrar dentro de los terrenos de la Vladimir cuando una figura "nos detuvo", y es que Lisa estaba alli, tal vez solo de paso, o tal vez buscando a alguien. Por inercia había sacado la varita, pero en seguida noté, a pesar de una cierta tensión, que en principio no habría hostilidades entre las dos. Aun asi, me quedé rezagado, justo detrás de Fenrir, para mantener una mano a la espalda de mi hija. 

 

Teníamos que mantener siempre los ojos bien abiertos, más aun en plena calle, asi qeu todos acabamos por seguir a Sagitas hacia el interior de los terrenos de la mansión. Al menos asi, nos asegurábamos de estar en terreno conocido y un lugar donde guarecernos en caso de cualquier peligro. 

 

En cuanto atravesamos la puerta de entrada, que cerré con un movimiento de la varita, los lobos comenzaron a corretear, provocando las risotadas de Elentari, lo que acabó conmigo tras aquel trío tan peculiar. Fenrir no le dejaría caer, claro, pero tampoco quería arriesgarme a un accidente.

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa Weasley Delacour

 

Se podría decir que la temeridad era parte de mi esencia natural. Estaba firmemente arraigado a mi naturaleza lobuna. Al ser el lobo mi animal totémico, la rebeldía y la libertad eran dos conceptos muy necesarios en mi vida. Ademas, a pesar de los años y los momentos vividos, aun no me acostumbraba a tener un séquito de guardias tras mi persona. Desde niña se me había entrenado para combatir y por ello, confiaba ciegamente en mis dones, al igual que en mis conocimientos, tanto mágicos como muggles. Era diestra en artes marciales y el uso de armas, tango blancas como de fuego. Casi nadie tenia la capacidad para sorprenderme y no era por egocentrismo, sino un hecho comprobado.

- Mi cuerpo de seguridad es uno de los mejores de toda Europa – Alabe al clan lobo negro por su trabajo, compromiso y lealtad hacia la corona rumana – No obstante, cuando se trata de mi, nadie es capaz de seguir mis pasos si yo no quiero – Seguramente Luca si sabría mi posición, pero gracias a la conexión sin igual que poseíamos. Sin embargo, la pelivioleta no tendría porque saber eso - ¿Necesitas un golpe de estado en tu honor? Créeme que he recibido tantos que hasta se como organizarlos – La expresión de derrota que puso tras revelarme que ya no era parte del ministerio de magia, me hizo darme cuenta que nuestro ataque mutuo había pasado a ser un tema del pasado, centrándonos en los verdaderos problemas que merecían una discusión.

Asentí, aceptando su idea de pasear por los terrenos protegidos de la Vladimir, mas cuando menciono a su nieta. La familia era importante y mantenerla a salvo mas aun. Conocía ese sentimiento. Odiaba poner en peligro a los míos y estos, por x o por y siempre habían estado así, en la mira, sea del cardenal, sea de algún mortifago sin cerebro, sea de gente absurda con infulas de poder y cero dignidad y apego. Menos mal y estaba a Gaia agradecida por ello, mi manada era sabia y poderosa y cada uno de ellos mas necio que el anterior. Luchar, actuar y mejorar eran palabras que estaban con nosotros desde apenas nacer y lo de rendirse jamas había sido una opción. El orgullo por ello era notable – Para que te hayan dejado sin trabajo, seguramente ha habido mano negra. He visto tu trabajo de cerca y no es malo precisamente.

- Reitero lo dicho, el ministerio de Londes no puede estar bajo manos inexpertas y mucho menos de loco orador de rosarios y cruces - ¿Cuan verdad había en mis palabras? Era cierto que Rumanía estaba en buenos términos con Gran Bretaña. Inglaterra se había ido de madres con el brexit, si, no obstante, aun manteníamos buenas relaciones de todos modos. No podíamos permitir que un sujeto con incapacidades llevase a la ruina al país ni destrozase lo que tantos años nos había llevado construir – No tengo mucho que hacer estos días y podría estar entretenido – ¿Aceptaría la fémina aquello o me entregaría a la justicia sabiendo mi forma de pensar al respecto? - La justicia a veces no va de la mano de la ley – Por desgracia la cosa era así. Mira lo que le habian hecho a la Orden del Fenix.

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Matt era sabio, se situó un poco al margen, dejándonos espacio para hablar, aunque yo sabía que estaba muy atento a nuestra conversación, no tanto por lo que dijéramos como para defenderme si se daba el caso. Pobre hijo, siempre tan atento a una madre descuidada. Aún así, estaba segura que Lisa no era un peligro. Ella era peligrosa, pero no un peligro para nosotros; eso lo intuía.

Aunque era una mujer insufrible, esto lo sabía. Esperaba que no me sacara de mis casillas porque hoy estaba algo alterada, algo muy normal después de lo sucedido en el ministerio.

-- Sí, ya, alardeando de tu equipo de seguridad. El mejor de Europa... Permíteme que lo dude. -- En realidad, era un comentario provocado por mi mal humor, lo sabía. Había comprobado su seguridad cuando estuve en Rumanía, en su coronación. -- No hace falta que me pases entre los dientes lo del golpe de estado. Me vengaré de ese Predicador. No puede haberme hecho eso.

Sí, ese era el problema, el dolor y la rabia que sentía por dentro y que me costaba dominar. Perder el puesto de Ministra de magia, con lo bien que lo había hecho, por un squib o muggle religioso, algo que ya había perseguido en mi mandato... ¡Era un golpe baja que me costaba digerir!

¡¡Y Lisa me ofrecía ayuda!!

-- ¿Rumanía apoyaría un golpe de estado? ¿Cuentas con más ayuda? No sé si podría ayudarte con ningún país, pero con gente adepta y con medios económicos, puedo entrometerme en lo que decidas...

Miré de reojo a Matt. Seguro que él, en cierta manera, estaba más tranquilo con que ya no fuera Ministra. Esperaba que no creyera que me iba a quedar quieta sin hacer nada, dejar que una mera decisión popular acabara con todo lo que había conseguido, sin dejarme acabar con lo que tenía en mente... Le sonreí a mi hijo y señalé a la niña para que él también la mirara. Después giré la cara bruscamente hacia Lisa.

-- Cuenta conmigo, estoy harta de todo este politiqueo religioso que promulga un cambio de gobierno y blablabla. Tú dime cómo ayudo.

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa

 

No cambiaba, por mucho que pasasen los años, la fémina seguía igual o incluso mas parlanchina y atrabancada que antes. Menos mal y yo poseía mas paciencia que en antaño. La contemple unos segundos, para después responder a sus múltiples preguntas acerca de mi “ofrecimiento” - Inglaterra ha actuado equivocadamente los últimos años y uno de sus últimos pasos en falso fue entrometerse en la coronación de mi hermana y querer arrebatarle un puesto que posee por derecho propio. Que no se vuelvan a torcer las cosas, porque yo misma me encargare de encauzarlas y seguramente no sera bonito – Ni confirme ni desmentí nada, pero Sagitas era lo suficientemente inteligente para leer entre lineas o al menos eso creía.

- Lo que sigo sin entender es como has perdido el puesto y mas aun ante un muggle religioso. ¿A caso hay personas con neuronas en esta ciudad? - Tenia que reconocer que estaba sorprendida ante el hecho de que la comunidad mágica mas cerrada y enclosetada de todos los tiempos le abría las puertas a alguien sin poderes y con una fe desmedida – Deberías pedir recuento de votos o algo similar. Alguien con influencias esta detrás de esto y si ha montada tal show para conseguir un puesto dentro del ministerio no sera para nada bueno – Seguí caminando hacia la frondosa arboleda, sin mirar hacia atrás. Seguramente la mujer de pelo violeta y sus dos lobos me seguían de cerca. Ademas conocía la finca.