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Mansión Vladimir (MM B: 96425)


Reena Vladimir
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Hacía mil años que no me pasaba por la Vladimir. En realidad más de lo que hubiese querido. No era un lugar que se acogiese a mis ideas. No me atraía nada lo religioso y parte de la familia lo había sido, pero lo bueno que tenía era que se respiraba la misma paz que en el Confesionario de las Lamentaciones. Así que, me tiré para allí para intentar aclarar mis ideas. Unos días antes había enviado un mensaje urgente al Consejo Vulturi, nada de movimientos hasta saber a qué atenernos. Eso era lo ideal por ahora y con alguna locura más que rondaba en mi cabeza. Si conseguía adeptos dentro de la Marca Tenebrosa quizá el resultado no pudiese ser tan desastroso; había que buscar apoyos económicos y también sociales. ¿Quién iba a querer a un cura o sacerdote como ministro? Cada vez que lo pensaba, se me retorcían las tripas de la rabia. La religión nunca debía inmiscuírse en asuntos de estado y era preocupante el cariz que estaba tomando el asunto... había que hacer algo y rápido. 

Me vestí con cierta parsimonia en una de las habitaciones de la Potter Black. Me puse una camisa, con pantalones del mismo color; de seda negros, unas botas de aguja y una capa del mismo color oscuro, con un broche de plata con la forma de la marca tenebrosa. Guardé mi morral de moke y tomé mi varita que tenía encima de la mesilla de noche, no sin antes, cepillar mi pelo y atarlo en una cola de caballo alta. Cuando terminé, oculté mi rostro y me dirigí a los jardines, me desaparecí con un giro de mis talones hasta hacerlo en la entrada de la mansión Vladimir.

Cuando abrí los ojos tras la aparición, bajé la capucha y guardé mi arma mágica en el bolsillo y entré a los jardines ya noté diferentes aromas familiares. Fruncí el ceño. Para una vez que iba a visitar esa casona que creía vacía y resultaba que ya había gente. Eché una maldición por lo bajo. Saqué un cigarrillo y lo encendí con la varita. Me llegó un aroma familiar que hacía tiempo que no notaba y que sabía que no pertenecía a la familia; a esos los reconocía a todos, pero incluso me agradó olfatear a Fenrir y a Freyja. Un par de caladas al cigarrillo y me adentré en los terrenos. Me pareció escuchar algo a lo lejos como unas voces, pero no las entendía. Tenía que hablar con Sagitas así que, la manera más rápida y eficaz, era mandar un patronus. 

- Expecto Patronum - susurré con fuerza y firmeza. Después de unos segundos, de la punta de mi varita salió unos hilillos plateados hasta que se transformó en un murciélago vampiro enorme. Sonreí al ver que seguía dominando ese conjuro, revoloteó silenciosamente a mi alrededor.

- Busca a Sagitas. Reunión urgente, asuntos de Estado, hay que tomar el poder de nuevo - esperaba que resumiera a la pelivioleta lo que le quería decir. Al menos sería un mensaje que no se podría capturar si no estaba otra persona delante... o al menos, esperaba que fuese una persona amiga. Después de hacer un último vuelo el patronus en forma de murciélago salió volando en busca de mi tía Sagitas.

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Por supuesto, soy una persona paciente (?), pero no mucho. Si hay algo que odio es que me echen en cara mis actos, sean erróneos o no. Falacia, nunca hago las cosas mal, los otros las toman mal. Por eso gruñí en señas de advertencia cuando habló de su hermana. Sabía perfectamente a lo que se refería.

-- Eso le pasa por no invitarme. Así que no gruñas, @ Lisa Weasley Delacour , que nuestras relaciones podrían haber sido mejores si hubiera hecho un gesto amable de acercamiento.

No iba a discutir con ella temas de mi gobierno. Mejor dicho, de mi anterior gobierno, ahora no era ministra ni ná. Ahora volvía a ser una civil con mala leche y sin lugar donde calmarla, como antes. Además, ahora tocaba un tema que era para mí muy peliagudo, el haberme dejado quitar el gobierno por una misionero, ¡un religioso! ¡Un Predicador! Aún no había sido capaz de digerir la derrota, así que estaba llena de rabia por eso.

-- El pueblo es estú-pendo, querida Lisa -- dije, con una sonrisa falsa. -- Eligen cualquier cosa que les prometa galeones, sin darse cuenta que hay mucho oro de leprechaun circulando por las calles. No dudo que hay alguien más detrás de ese falso monje, cura, o lo que sea. Además... Un muggle. Espero que al menos sea un squib, porque sería deshonroso perder con un muggle que ni magia posee...

Intenté mantener la incomodidad en silencio, mi mente planeaba mil formas de reconducir de nuevo el control; cuando uno está en el poder, acaba acostumbrándose a él. Bueno, lo conseguí a medias, hasta que una maraña de hilos plateados, con forma de murciélago, intentó llamar mi atención. Sus palabras desvelaron que aquel patronus era de mi sobrina @ Helike R V PB  .

-- ¡Dioses malignos! La que faltaba. -- Sin embargo, sus palabras eran positivas, al menos, para mi estado de ánimo. -- Hale, otra antisistema que quiere combatir el nuevo gobierno. Una más que se une al grupo. 

Miré por encima del hombro y la vi, a lo lejos, espiándonos sin acercarse. Dudé, ¿la saludaba?, ¿no la saludaba...? Al final, levanté la mano y le dije un "hola" extraño con el movimiento de la mano, después señalé el interior de la casa para decirle que la esperaba dentro.

-- Bueno, vamos, a ver qué podemos hacer una rumana, una italiana y una española en contra de un muggle. Hum...

Miré de reojo a @ Matt Blackner  , quien seguramente no se daría cuenta que su ex-esposa estaba allá, ocupado en jugar con su hija y los lobos.

Editado por Ericen
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  • Me encuerva 1

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Lisa

 

Enarque una ceja ante su alegato acerca de su proceder con el tema escoces. ¿Acercamiento amable? Vamos, como si yo hubiese dejado a Kamra siquiera hacerse amiga de una nación como lo era la actual; todos ellos amantes del poder sencillo y el dinero sucio. Inglaterra había blandido sus armas incluso sin conocer la historia completa. Si eso era estar en modo amistoso que bajase Merlín y lo confirmase porque para mi estaba mas que equivocada. De igual manera, como hizo ella y para mantener la calma de la conversación, decidí seguir su ejemplo y centrarme en el nuevo gobierno, el cual no entendía y parecía que Sagitas tampoco, pues su persona estaba envuelta en una rabia tan brutal que hasta para Gaia, madre tierra, era difícil apaciguar.

- Pues parece que solo es aquí, en mi tierra se sigue votando con cabeza y asegurándose de que sus gobernantes actúen con un raciocinio adecuado a su cargo. Pero, bueno, viendo lo visto lo que le hicieron a sus protectores directos, no me cabe duda que son poco inteligentes o eso o están mas que comprados, que también cabe la posibilidad, No me sorprendería nada.

Estaba herida y aun me dolía el hecho de que la sociedad hubiese quitado el apoyo a la Orden del Fénix, aun cuando muchos de nosotros nos habíamos desvelado ante ellos y mostrado nuestro verdadero rostro y esencia. Si nos dejábamos la piel y en muchos casos la vida para defenderlos, enfrentándonos con la misma muerte. Si habían logrado que la sociedad mágica mas férrea, luminosa y capacitada para la magia hubiese terminado como un simple recuerdo y mal visto por la gente de a pie, ¿Acaso no apoyarían a quien fuese necesario si este le prometía galeones y puestitos absurdos dentro del ministerio? Estaban bien podridos. Los valores que se me habían inculcado lloraban dentro de mi figura al ver tanto desalmado moviendo los hilos.

<¿Que c***?> Lo pensé, mas ninguna palabra salio de mis labios al ver el patronus de quien en su día había considerado amiga. Deje que aquel luminoso animal entregase el mensaje sin intervenir, a fin de cuentas, no era yo la destinataria del mismo. Parecía ser algo positivo, al menos para la peli violeta que ante mi se movía con impaciencia – No soy una anti sistema, vamos, soy monarca y regento una de las potencias europeas más en auge – Como odiaba tener que mencionar mi cargo, pero a veces era necesario – Pero lucho por la justicia y contra la oscuridad y los tejemanejes y aquí, querida miá, hay mucho de esto. No te extrañe si entro en calor y les lanzo un hipogrifo a la cabeza si es que lo veo necesario. A veces, es bueno tomar las armas – Y con las mismas, la seguí en dirección a la casona.

 

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Capté el mensaje. Por los dioses antiguos y nuevos y por supuesto al vampirismo, aún podía percibir a lo lejos los gestos que me había indicado Sagitas. Parecía acompañada por alguien y creía intuir de quién se trataba. Caminé despacio mientras la capa con una ligera brisa hacía un suave murmullo al caminar. En cuánto llegué a su altura, no pude evitar sentir cierto impacto. Hacía siglos que no veía a esa mujer y a pesar de las diferencias pasadas ahí estaba... Pero a pesar de la impresión intenté que no se me reflejara en el rostro...

- Vaya, vaya... ésto sí que no me lo esperaba para nada - dije con cierta sorna. Pero aún así, me sorprendía ver que Sagitas estuviese en compañía de esa mujer. Ni lo criticaba ni lo aceptaba, para mí era más que indiferente, Sagitas hacía y deshacía lo que le daba la gana y a pesar de haber perdido el poder, era necesario volver a tomarlo de nuevo, aunque lo primero era el bando y toda ayuda sería bienvenida para lo que tenía pensado. Las disputas pasadas eran eso, del pasado. Saludé a la mujer con una inclinación de respeto y con un par de zancadas grandes me adelanté a ellas pasando al recibidor de la mansión y me dirigí al salón... 

Desabroché la capa y la dejé encima de un sillón. Uno de los elfos pasaba por ahí y tras un chasquido de dedos, le indiqué que me trajera una copa de whisky de fuego con mucho hielo... Quería hablar con mi tía en privado pero no sabía si mi ex estaría por la casa con nuestra hija y delante de extraños, era un momento un tanto incómodo para mí. Sabía que mi familiar pertenecía al bando pero ¿y la rumana? Tenía que tener cuidado con la información que quería transmitirle a la pelivioleta y no desvelar demasiado los detalles. Si queríamos tomar el control otra vez, tendríamos que tener mucho poder económico y había pensado en la persona ideal para ello. Tendría que guardar las armas por un tiempo antes de hundirla... ya se sabe, los enemigos de mi enemigo, son mis amigos... Me senté y crucé las piernas mientras seguía fumando, a la espera de que, las dos féminas entrasen adentro de la mansión. Quizá fuese buena idea practicar con hechizos protectores pero esperaba no tener que usarlos por el momento...

- ¿Qué te trae por aquí? -pregunté con desconfianza hacia Lisa. Pero tampoco es que me fiase completamente de mi tía Sagitas. Por mucho que estuviese en el bando conocía sus motivos y entendía sus razones pero no era la primera vez que alguien se cambiaba o simplemente lo traicionaba sin más. 

- Tenía una conversación privada con Sagitas pero... puede esperar... tenemos asuntos importantes que atender - le dije a las dos, con una mirada más que elocuente a la ex- ministra que, sin miramientos le solté - te dije que lo que habías hecho te traería consecuencias y mira. No me has hecho caso ahora desmantelarán todo lo conseguido hasta ahora - dije con cierta rabia sin poder evitarlo, en mi voz. 

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  • 3 meses más tarde...

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Oficina de Registro de Familias

Familia cerrada a petición de la matriarca .

Atentamente:
Sagitas E. Potter Blue
Moderadora de HarryLatino.org

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