๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)

[Maida Black Yaxley]

Portador de una varita, quiso reírse, pero lo cierto es que quizá Eobard era mejor que ella con la varita, así que mejor no arriesgarse. Jugó en su mente con la posibilidad de que fuera la víctima del mal carácter de un Black Lestrange, pero no, él no sería capaz de atacar a la ojiazul. Le sonrió mientras sus oídos escuchaban atentamente la historia del pub. El gesto de su compañero le dejaba ver que no era algo de lo que se arrepienta, el uso de la magia negra, es decir. Pero claro, ambos portaban la Marca Tenebrosa, era lógico que en determinadas circunstancias hicieran uso de ella.

 

Se mordió el labio inferior y antes de contestarle algo, escogió una porción de césped para sentarse en posición de mariposa, y jaló de la mano al joven para que la acompañara. Ante la duda del mago, sacó la varita e impermeabilizó el lugar, de esa manera, no mancharían sus atuendos. Entonces si, le escudriñó el rostro a su antojo y paciencia. No era que Eobard pareciera un viejo de ochenta años, exagerando el tono podría pasar como alguien de veintimuchos, y en realidad, tenía veintipocos o eso le parecía recordar.

 

— Hay quiénes dicen que la magia tiene un precio —comenzó— cualquier tipo de magia. Como los horrocruxes, no puedes esperar alargar el día de la muerte, sin quitar algo de vida, ¿me explico?

 

Alzó su mano derecha hacia la mejilla de Eobard y con el dorso, siguió algunas líneas imaginarias, tratando de imaginar que magia exacta tomaba el tiempo como pago.

 

— Podríamos ir al L.A.I.C., ¿sabes? Estoy segura que si te incomoda demasiado, hay algo que ellos pueden hacer, y si lo deseas, puedo acompañarte —le sonrió. En teoría, su alma era más vieja, tenía siglos, pero Maida seguía siendo la chiquilla de veinte años que estaba sentada en el pasto, habían cosas que escapaban de su envejecimiento—. Además, con esa mirada de chico serio, me ayudaría mucho caminar contigo por las calles, nadie se atrevería a molestarme.

 

Bromeó. No quería abrumarse con los problemas de Eobard, ni hacerle sentir que no quería entenderlo, todo lo contrario, pretendía ser empática. Si lo había logrado o no, ya dependía del Black Lestrange.

 

— ¿Puedo saber que clase de discusión tuviste en un bar que llegaste a esas medidas? —cuestionó de pronto, y bajó la mano de donde estaba.

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

Horrocruxes... repitió la palabra, pensando en el significado que tenía. Creo que aún no llego a ese punto. Es decir, no me he visto en la necesidad de matar a alguien... todavía. rió por lo bajo ante su comentario. Pero, esperaba que la factura me llegara mucho tiempo después.

 

Una vez que separó ambas manos, sobre la palma izquierda, yacían dos dados negros. A la vista no parecían sólidos, pues emitían pequeñas volutas de humo del mismo color, como si estuvieran fabricados de tal cosa. Los lanzó al césped, quedando estos frente a la castaña, quien había tomado asiento en posición de meditación. Se fijó en los números. Un cuatro y un tres.

 

Pensó en todas las situaciones recientes que habían implicado el uso de dicho tipo de magia. En cada una de ellas, había sido estrictamente necesario, sobre todo el caso de la defensa propia. Daba gracias a los dioses nórdicos el que no hubiese llegado al punto de tener que usarlas durante su labor ministerial, pues habría sido la mayor tontería jamás hecha por él. No obstante, había algo que no cuadraba.

 

El L.A.I.C., ¿eh? Te sorprendería mucho saber que he estado ahí... sonrió a la joven, tomando asiento frente a ella. Abrazó sus piernas para mayor comodidad. No le había contado a nadie de que, por las noches, laboraba en dicho laboratorio, apoyando al bando desde el ámbito médico. A decir verdad, nunca me he visto como el tipo rudo, creo que no es mi estilo.

 

Negó con la cabeza, como intentando visualizarse a sí mismo luciendo atuendos más imponentes. Aunque, claro, la definición de rudeza para los magos distaba mucho de la que los no mágicos tenían, siendo los individuos rudos personas que por su vestimenta daban la impresión de ser temerarios. Se percató del interés de la Yaxley por el incidente del pub, evento que hasta aquel momento sólo su madre había investigado.

 

Todo comenzó con mi buen amigo vampiro, el que te mencioné. Malcolm. O así se llamaba hace meses, creo que ahora es William. Juliette me acompañaba, así que no debería sorprenderte que las cosas se salieran de control. Digamos que... hace años arruiné un negocio suyo, y aconteció la casualidad de que nos encontramos en el mismo lugar.

 

Esbozó una sonrisa a su parecer demasiado falsa, como esa que muestra un niño pequeño cuando ha hecho una travesura e intenta ocultarla.

 

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[Saori Rambaldi Ragnarok]

saori miro a su tío con su respuesta y su sarcasmo con un poco de intolerancia en su mirada, saori mira a su tío con algo de rabia y al igual de intolerancia por un momento pensó en que su tío no había convivido mucho con ella ni con nadie al parecer, saori se queda quieta un poco mirando la masa tomándose un denso pues sabia que su relación con su familia no era la que ella esperaba mucho menos la que ella quería.

 

-Ok.. - no dijo mas su boca callo.

 

Una energía rosa se acerca pero saori no tomo la mínima idea de quien podría ser siegue distraía hasta que su prima se metió y unto su cara de masa saori rió algo psicópata a su prima mientras toma su varita y sin responder a su comentario dice -Aguamentari -dijo -Ups ¡ tenias un mugre a no perdón es tu cara - dijo saori burlándose de su prima mientras se limpiaba sus manos.

 

-no ya no quiero hacer nada, se que no convivo con ninguno pero solo quería ser amable -un indirecta arribo saori a su tío - Por eso no salgo de mi habitación -con una mirada de felicidad forzada dice a su prima -Bienvenida prima, me disculpan -Sale a su habitación como niña pequeña con sus berrinches.

 

@ @@Theodore Lestrange @

[Oriánthi]

En cuanto la vampiro lanzo el hechizo sobre la pequeña insolente llamada Ámbar esta lo esquivo & acorralo por detrás a la peliblanca. Cissy pudo sentir como sus colmillos atravesaron su cuello, por no decir menos, su yugular. Fue una mezcla de emociones, dolor con satisfacción... mucho tiempo sin que alguien de su misma raza la pusiera en aprietos.

 

-Pequeña infeliz...- murmuro tomando su cuello. La joven intentaba hacer que se irritara escupiendo palabras, pensamientos vacuos de su boca. -Crees que lograras hacer algo con esto?- Comento riendo.

 

*Episkey* murmuro mientras tocaba su herida & esta detenía la hemorragia. Miro su mano & sabia que ese simple conjuro no haria mucho, necesitaba ser sanada con rapidez... -Me ocupare de esto & iré a la élite a ser sanada.- Pensó

 

-Todos tenemos maneras de sobrevivir Ámbar, tu aquí no eres nadie, no sabes con quien juegas, no sabes donde te metes & hasta dudo que sepas el paradero de nuestro mi padre.- Arqueo su ceja. -Te recomiendo, una sola vez, que te borres de esta Mansión.-

 

Su sonrisa burlona al hechizarla de cabeza me hizo creer que realmente no sentía dolor o fingía de manera tal que no dejaba ver la realidad en esta situación. No era momento para poner un paso en falso, mucho menos estar desatenta. -Me agrada las bonitas bragas que traes puestas.- Rio.

 

La misma se rió & alardeaba de una belleza que no existía en la muchacha, -No tengo nada que envidiar de ti. Solo que este juego me esta gustando... No importa si le cuentas todo a nuestro mi padre sobre lo sucedido, no eres mas que una niña insolente en busca de atención.- Comento mientras levantaba su varita.

 

En ese momento Jessie llego con unos fantasmas que acompañaban en las mazmorras, una noticia que alegro a la vampira. Anuncio su casamiento, una pequeña sonrisa se desprendió de la vampiro; -Felicidades tía, ya luego hablaremos & ayudare en lo que desees.- Sonrió.

 

Su tía había detenido el infinito fuego que genero, las ampollas de Ámbar eran notablemente visibles.

 

*Sectumsempra* apunto a la muchacha de cabeza mientras desprendía un destello brillante & genero profundos cortes en todo el cuerpo de esta. Dio un paso para desaparecer de su vista & aparecer en la puerta. -Pronto nos volveremos a cruzar, "hermanita"- Sonrió con una mueca de costado para luego desaparecer de esa habitación.

 

@@Jessie Black Lestrange @

[Jessie Black Lestrange]

Su sobrina Cissy era de armas tomar y ella sabía de donde había sacado ese carácter. Su hermano tenía un carácter muy similar al de su hija.

 

-Nox seguro salió salió a su madre

 

Se encogió de hombros y volteo a ver a la chica que decía ser hija de su mellizo. La observaba y sabía que le quedaba poco tiempo en aquel mundo, el fuego que ella misma había provocado para torturarla más el hechizo que su sobrina le había lanzado a la rubia era demasiado.

 

-Finite incantatem

 

Agitó la varita para que la chica no cayera de golpe en el piso y se acercó con lentitud a ella.

 

-Dices ser hija de mi hermano mellizo, mi mejor amigo y no logras reconocer a alguien que físicamente se parece a él Salvo por el cabello... Es absurdo. Puede que tengas información de mi hermano y solo por eso te mantendré con vida

 

Sus inexpresivos ojos grises se posaron en la chica mientras Jessie agitaba la varita en variados y complicados movimientos sanando cada una de las heridas de la hija de Dave.

 

Convocó un frasco de diamante con un líquido en su interior color rojo oscuro el cual le ofreció a la chica si aceptar réplica alguna.

 

-Lo beberas todo, es la misma y extraña sangre que utilizo cada que tú padre vuelve a casa mal herido, es muy difícil de conseguir y si tienes la misma clase de orgullo que él soy capaz de hechizarla para obligarte a beberla así que... No me fuertes a algo que ansió realizar

 

La veía por el rabillo del ojo mientras terminaba su trabajo, eliminando cada una de las quemaduras en el cuerpo de Amber y reparaba sus ropas con otro simple hechizo.

 

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Editado 14 de Noviembre del 2017 por Jessie Black Lestrange

[Maida Black Yaxley]

— Supongo que es lo malo de las deudas, sabes cuando las contraes, pero jamás sabes cuando te vas a tener que librar de ellas —trató de entenderlo, ella misma había usado hechizos inapropiados con la única esperanza de ignorar ciertos episodios del pasado.

 

Nada de magia negra, era cierto, pero lograba entender el concepto. Estaba realmente concentrada en los detalles de las distintas pociones que conocía, sin embargo el comentario del tipo rudo si que la sacó de su ensimismamiento. ¿Eobard un chico rudo? Si no lo había dicho por eso, sino por el porte. Negar lo obvio eran cosas a las que Maida se había tenido que desacostumbrar en cuanto tuvo mayor trato con el Malfoy y cosas así. Tapó su risa con unas cuentas uvas y se dispuso a oír la historia del pub. ¿Vampiros?

 

— ¿Juliette Macnair? —frunció el ceño— Dime que la has visto luego de ese incidente, porque yo no, y detestaría tener que suponer que esta involuntariamente desaparecida. ¿Qué clase de negocios le andaban cuidando tú a esa chiquilla para que te vinieran a cobrar cuentas tanto tiempo después?

 

La verdad es que la menor de las Macnair prometía ser una lumbrera en el camino tenebroso, pero la cercanía que sostenía con su primo la ponían siempre incomoda. No había olvidado para nada la noche del Centinela donde a pesar de sus primeros acuerdos, se la llevó. Juliette fue la única aspirante que no amaneció colgada en la puerta de su residencia. Movió su copa vacía hacia Eobard pidiéndole un poco más de licor.

 

— Entonces, ¿quieres resolver el asunto o estás cómodo envejeciendo antes de la cuenta? —preguntó Maida en el límite de la broma y la preocupación.

 

@@Eobard Thawne

[Eobard Thawne]

La pregunta relativa al paradero de la Macnair le tomó por sorpresa, más no pareció darle demasiada importancia. Hacía meses que no sabía de tal persona, y en lo personal, era mejor así. No confiaba en ella, a pesar de las vivencias compartidas. Irónicamente, menos, sabiendo que pertenecían al mismo bando.

 

Me tiene sin cuidado su paradero. respondió, meditabundo, mientras miraba el césped a su alrededor. Acto seguido, dirigió sus orbes hacia la Yaxley. No la he visto desde aquella encomienda, hace meses, en la que me sacaste de la mansión Riddle sin darme tiempo de replicar. Dicen que se fue del país, quizá para siempre.

 

Pero sabía que la curiosidad de Maida quizá no llegaría a ese punto. De su pequeña aventura en el pub de Anne, pocos sabían. Si contaba a Susan, Saori, Romina, incluso a su propia madre, era un círculo muy reducido, y ni siquiera ellos conocían la historia completa. ¿Era tiempo ya de hablar de eso? Eventualmente, se vería forzado a hacerlo.

 

Conociéndote, quieres saber lo que en realidad pasó. Resulta, que estábamos bebiendo todos en el mismo momento; el vampiro, la señorita Macnair, y un servidor. En el momento en que planeábamos retirarnos, este amigable sujeto me reconoció, queriendo armar una buena bronca. Y así fue... No me enorgullezco de haber sido quien la comenzara, pero al menos recibí ayuda de la imprudente jovencita.

 

A efectos prácticos, era un buen resumen de los acontecimientos. Metió una mano en el bolsillo del pantalón, palpando la forma esférica de los caramelos petrificantes que había adquirido en las festividades pasadas. Volvió a su mente, por alguna extraña razón, la situación que vivió siendo aspirante, en la que incluso tuvo que visitar el Ministerio.

 

¿Me ayudarás con esto? le dedicó una sonrisa irónica, como si dudara de la buena fe de la castaña. Bien podría darle igual, y dejarlo morir a su suerte, pero quizá su aportación al bando mantenía vivo el interés. Pero, antes... Me debes una pequeña explicación a mis lagunas mentales.

 

Ladeó la cabeza hacia la izquierda, cual niño curioso.

 

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[Maida Black Yaxley]

Lo dicho de Juliette zanjó el tema. El tono de voz usado por el Black Lestrange ciertamente indicaba que era un tema incómodo, y y bastante tenían en el plato con el hecho de tener que lidiar con su prematuro envejecimiento. Tomó un último gran sorbo de alcohol para tratar de asimilar la historia lo mejor que podía, sin reírse en la cara del hombre que tenía al frente. Las palabras "imprudente" y "bronca", le hicieron suponer que aquello podía tildarse de alguna manera como un lío de faldas y el solo imaginar al chico metido en semejante embrollo, era cuando menos, risible. Su puso de pie y caminó hacia unos arbustos en el jardín.

 

— Si, la verdad si quiero ayudarte —confesó aunque dándole la espalda—, verás Eobard, no soy muy buena expresándome, pero siento por ti un aprecio sincero. Quizá tenga que ver con la empatía que sentí desde el primer momento, en la tienda de dulces o, quizá, porque tienes unos ojos muy parecidos a los de Aaron, mi primo.

 

No pudo evitar sonrojarse, casi nunca se abría de aquella manera. Aunque ya lo había dicho, el Black Lestrange le generaba una empatía que solo había logrado con algunos miembros de su propia familia. Quizá por eso, la mención a la lagunas mentales de hace un rato, le traía este sentimiento de culpa. Pequeño, sin embargo, pues al final del día, lo había hecho por el bien del bando.

 

— ¿Y cuál es la diferencia? Supongo que si te digo que te aprecio a ti, no recibiré un Sectusempra de vuelto, como seguramente si lo haría el desadaptado de mi primo —se río y luego se tomó unos segundos para respirar hondamente—. Ahora bien, dicho esto. Si. Yo tengo una explicación a tus lagunas mentales y tienen que ver con un amanecer extraño colgado en la puerta de esta mansión.

 

Giró sobre su propio eje para confrontarlo con una sonrisa que lejos de ser de burla, pretendían ganarse su veredicto de inocencia.

 

— Aaron y yo, teníamos que probar cuán lejos estaban dispuestos a llegar por el ideal, el bien mayor —dijo tratando de hacer que recuerde un poco de la conversación en el Ministerio—. Así que los citamos en el Centinela de Ottery, y les pedimos que se colocaran una máscaras que haría que olvidaran el motivo de su presencia en el lugar, y las voces que oían durante la fiesta. Ya sabes, quizá fue una especie de pre-iniciación.

 

Se cruzó de brazos tratando de recordar ella misma, cuando fue que planearon aquella noche, pero ninguna conversación previa le llegó a la mente.

 

— Lo- ¿lo siento? —intentó disculparse.

 

@@Eobard Thawne

[Alegna Black]

¿Cuantas veces se habia refugiado en ese lugar? sin importar el tiempo, el hambre o la sed, sin importarle sus obligaciones que ya por medio de una lechuza ya no tenia con respecto a su trabajo. Si esos libros pudieran decir todo lo que habian presenciado desde mas de un año que la Black habia regresado a su hogar. Cuantos suspiros, cuanta frustracion y hasta una que otra lagrima derramada, nunca llegando al llanto. Pocas personas, por no decir una sola la habia visto llorar y esa persona era lo mas importante que tenia. Con la que podia ser ella misma.

 

La chica que en esos momentos se encontraba al frente de la gran chimenea, sosteniendo un viejo tomo entre sus dedos, dormia placidamente y agradecida de que ese cuarto fuera tan silencioso, de no haber sido acustico se habria enterado del revuelo que ocurria en el resto de la mansion. Vaya a saber cuando cabeceo por primera vez y se dejo llevar por morfeo. Un plop cercano la desperto aunque no la sobresalto ya lo conocia y por sus adentros sonrio sin abrir los ojos.

 

-Señorita? Esta despierta? - la voz del viejo elfo poco a poco se ponia ronca ya que no queria sobresaltar a si ama que pretendia dormir. Un sonido sordo resono en el recinto producto de la bandeja con comida que dejaba sobre la mesita a su lado.

 

- No Tadeus - ronroneo mientras se acomodaba un poco más en el sillon, dejando que su cabello le tapa el rostro por si sus musculos la traicionaban y dejaban ver una sonrisa, simulando que volveria a dormirse.

 

Sabia de sobra que el elfo no dejaria de molestarla para que comiera. Habia sido su rutina desde que la pelivioleta decidiera hacer de la biblioteca su espacio personal. La Black sentia los grandes ojos mirandola, enarco una ceja y sonrio de lado. Se acomodo en el sillon sentandose correctamente, atando su cabello que ya le llegaba a la cintura y un poco mas en un rodete improvisado, aunque unos mechones se le salian tapandole sus ojos verdes tan parecidos a su abuela materna.

 

La bandeja tenia un surtido de frutas y alguna que otra carne, un vaso de jugo y una botella de cerveza que transpiraba, sonrio al elfo comp siempre que estaban solos ya que el viejo la consentia demasiado, lo veia mientras corria las cortinas de los grandes ventanales ya se notaba el cielo estrellado y por lo que se veia hacia mucho frio ya que los vidrios se empañaban. Vaya a saber que hora era y tampoco le importaba.

 

Tomo un trozo de carne con los dedos, despedazandolo de un mordisco, puedo ver la cara de resignacion del viejo ya que habia traido cubiertos que ya sabia que no usaria pero que él se empeñaba en traer. Termino la comida y de un sorbo la botella relamiendose los labios. Se paro y un quejido de sus musculos al haber estado tanto tiempo sentada o durmiendo en una posicion poco comoda la hizo hacer una mueca de dolor. Se estiro como un gato, levantando sus brazos y escuchando un satisfactorio crac en su espalda.

 

-Que hace la familia?

 

El viejo miro para otro lado murmurando "estan ocupados" por lo que la chica salio de la biblioteca aun descalza y en pijama, solo deteniendose para tomar su varita de una pila de libros. Al abrir la puerta el sonido le llego como si alguien hubiese subido el volumen. La casa revosaba de vida. Aunque una de ellas estuviera por apagarse.

 

Llego a la planta baja y observo la escena no pudo evitar poner los ojos en blanco mientras se apoyaba en el marco de la puerta. Por lo que pudo oir su tio Dave estapa en apuros.

 

-Ahora traen la comida a casa? - sus chistes respecto a sus familiares vampiros, ya lo habia hecho una vez hacia uno de ellos, pero ese dia era divertido -tia y esta chica? - la miraba de arriba y su aspecto se le hacia familiar, un aire a un familiar querido.

 

- ¿La mansion no nos informo que alguien ajeno a la familia entrara? - sabia de ese hechizo una vez creia haberselo escuchado a su abuela. Si eso era correcto nadie que no tuviera sangre BL o fuese aceptado por la matriarca entraria como si nada -Altanera y orgullosa. Si debe pertencer a esta familia - y rio sabia que esas eran caracteristicas de los Black Lestrange.

[Eobard Thawne]

-Lanzar esa clase de hechizos, es una buena forma de demostrar empatía. O cariño. Digo, no es mi estilo predilecto, pero estuvo en boga durante un tiempo, en Nueva Orleans.

 

Sonrió con sutileza ante la idea de echarle alguna maldición graciosa a la castaña. Pero, aún en ese momento, no estaba precisamente de humor para una broma así. Además, debía considerar que quizá recibiría algo peor a cambio. ¿O no? Dio un largo suspiro, al menos hasta que la Yaxley se volvió a mirarlo de nuevo.

 

-Así que, todo este tiempo... La razón por la que inexplicablemente amanecí colgado de cabeza en el marco de la puerta. -comenzó a hilar los acontecimientos, como quien desvela un misterio. Se comió otra uva, aprovechando el lapsus. -Vaya, por alguna razón, tengo fragmentos. La voz de Aaron, a veces resuena en mis pensamientos. Hablaba de estar a la altura de la causa, tú sabes.

 

Balanceó el cuerpo valiéndose de ambos pies, emulando un metrónomo. Todo tenía sentido si se le miraba de esa forma. ¿Quién más había estado presente? Se le figuraban rostros borrosos. El pequeño grupo de aspirantes en ese momento. Kamra, un sujeto de acento oriental, sus dos sobrinas. Sacudió la cabeza, como intentando despejar su mente.

 

-Me resulta gracioso el hecho de que me pidas disculpas tras meses de lo acontecido. Normalmente, no habría aceptado esto. Pero, a la fecha, me parece gracioso el método de las máscaras. Más aún, todo el acto de dejar colgada a la gente. Disculpa aceptada, señorita.

 

¿Eso era todo? ¿Simplemente iba a dejar pasar las cosas, sin más? Era parte de ir desprendiéndose del pasado. A efectos prácticos, aquel Eobard era una versión menos razonable que el actual, más inexperta. No era un ser todopoderoso, sino un frágil humano. Pero, iba mejorando con el tiempo.

 

Una corriente de aire lo hizo estremecerse.

 

-Había olvidado lo frío que podía tornarse aquí.

 

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