๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)

[Arya Macnair]

No se trataba de un grinch, ese de seguro no existía y él no pretendía robarse la navidad. En su mente retorcida y monstruosa estaba contribuyendo con la causa, ayudando a Santa Claus a achicar su lista de niños malos para que el viaje sea menos pesado a la hora de repartir regalos. Él, enorme como un jugador de basquet con la contextura inmensa y robusta de un toro, llevaba al hombro un saco repleto de trozos de carbón para entregar una vez se llevase al niño travieso que vivía en aquella Mansión; tenía entendido que no solo era uno, que bajo ese techo la lujuria era moneda corriente y alguien debía pagar, no era factible ser travieso en Navidad.

Alejada del bullicio de la ciudad, sobre pilares de ladrillos barnizados se encontraba la verja negra de la casona Black Lestrange, hogar de una de las familias más poderosas y respetas del mundo mágico, que desde su creación había sido cuna y hogar de grandes mortífagos. La reja, no sólo delimitaba el terreno en donde los miembros de la familia habitación, sino que también señalizaban el lugar exacto en donde comenzaban los hechizos de protección contratados para garantizar seguridad a sus moradores.

Una vez cruzada la barrera que hizo cosquillas sobre su pelaje tupido y oscuro, hizo sonar una campana con cada paso que dio y comenzó a arrastrar cadenas por el suelo para dejar en claro que había llegado y que se llevaría a los niños traviesos esa noche para engullirlos el 21 de Diciembre y volver a su letargo hasta el siguiente año en vísperas festivas.

¿Podrían detenerle?

Seguramente no puesto que en esa casona nada encontró ¿A dónde iría entonces? lo pensó muy bien, detenidamente oyó la voz de su retorcida consciencia y cada capilar duro de su frondoso pelaje se erizó, sabía de una familia, muy bien parecida y legendaria que poseía una camada de niños por doquier, un padre amoroso y numerosos parientes; descendían del propio Godric pero ésto a Krampus no le interesaba, el patriarca tenía un pequeño niño que pronto sería su bocadillo especial.

¿A dónde se dirige?, apresúrense o no lo encontrarán.

@ nick aquí @ @ @@Jessie Black Lestrange @@Emmet Haughton Gaunt @ @ @@Eobard Thawne @@OttoBlack @ @Candela Triviani @Gabrielle Delacour @Akiza Ravenclaw H.

Editado 3 de Enero del 2018 por Arya T. Macnair

[Ashura Lestrange]

Había pasado tiempo lejos de casa, el año estaba por finalizar y lo único que deseaba la joven asiática era un pequeño descanso en su habitación preferida. Había materializado su cuerpo dentro de su habitación, esperando tener un momento de paz y tranquilidad. Lo único que tenía por la cabeza era en darse una buena ducha caliente y limpiarse por completo. El día que había afrontado había resultado ser agotador. Sentía dolor en ciertas partes de su cuerpo que de no haber sentido aquella sensación no se habría enterado de que realmente existían o al menos que estaban en alguna parte de su cuerpo. Preparó la tina del baño y mientras el chorro de agua caía para llenarla su mente permanecía en blanco tratando de relajarse. Esperaba que alguna de sus hijas se diera cuenta de su presencia o al menos se enterarían de ver a la pequeña Luna merodeando por la mansión. Seguramente habría algunas caras nuevas que tendría que conocer en algún momento. Por ahora su madre Mía no le había confirmado o le había dado alguna señal de algún integrante nuevo en la familia.

 

Cerró los ojos y comenzó a meditar sobre sus actos de los últimos meses, la mayoría habían sido buenos, pero sabía que necesitaba trabajar aún más duro para conseguir lo que deseaba. Al menos en ese mundo así era, todo a base de trabajo duro y esfuerzo. Sin darse cuenta al poco tiempo se había quedado dormida dentro de la bañera, esperando enconrarse con alguna de sus hijas y pasar un rato con ellas y disfrutarlas.

 

@@Rose Black Lestrange @@Alegna Black

[Thoth]

-Luxure...

 

Escuchaba cuando caminaba por las calles con varita en mano, era consciente que no distinguía si era día o de noche, pues mi mente se encontraba sumergida en otros asuntos que eran personales y no sabia como actuar.

 

-Petrificus Totalus

 

Y un rayo me impacto obligándome a detenerme. Pronto llegó a mi lado el ser que lo había lanzado, ese rostro derrama lagrimas y su cabellera era corta.

 

-No lo enfrentes...

 

El tono que lo escuchaba era de aflicción, lentamente paso el tiempo y recuperó mi movilidad, por ello regreso a mi camino y este camina a mi lado.

 

-Allí esta.

 

Y ambos corremos en su dirección de nuestras varitas salen rayos y todos son desviados, algo lo andaba protegiendo. Allí veo un maleficio impactar en mi camarada.

 

-¡Sal cobarde!

 

Y pronto le veo aparecer era uno de sus sirvientes y con su tono de voz me llama por mi nombre demonio, provocando que mis orbes se oscurezcan.

 

-¿Acaso ahora te interesan los mortales?- Hace pausa y me moviliza cuerpo, mirada irradiaba odio a ese ser. -O temes que revele tu secreto...

 

Allí perdió el control y le lance el maleficio con una clara intención de acabar con su vida, no obstante, conocía no lo detendría y por ello queme su cuerpo.

 

-Debo acabar con esto...- Y eleve mirada y mi cuerpo se volvió un haz oscuro que viajo lo más rápido al hogar donde este se encontraba. -Odio estas protecciones.

 

Mi cuerpo se volvió tangible, camine lentamente y usando la marca tenebrosa me comunique con

@ , para saber si ella conocía algo de esta criatura o su localización. De igual forma le envíe un recado a @@Albus Severus Black para que informara a los inefables sobre una pista de la criatura y siendo ellos capaces encontrar una pista útil para acabar con esta y en lo particular me interesaba que ellos pudieran apoyar desde su departamento.

[Malum Luxure]

Mi estado era de total ansiedad, iba a ver a mi madre @@Jessie Black Lestrange teniendo en cuenta que no la recordaba por todo lo que me había pasado, aún así sentía que era hora de recuperar a toda mi familia, si bien había tenido tratos con mis tíos @@Eobard Thawne y @@Ashura Lestrange también con mi prima @@Alegna Black moría de ganas de ver a los demás...@ me había contado cosas muy buenas y quería comprobar por mi misma

 

-Bueno cachorrito vamos a ver quien nos recibe aquí-.Le dije a mi bebé cuando por fin luego de un buen tiempo me había decidido ir a aquella casa.

 

Lleva mi capa de viaje y un sencillo vestido maternal, pues esconder ocho meses de embarazo era una tarea más que imposible...aun pensaba en el rostro de las personas cuando me vieran, puesto que me perdí con dos años y luego ya nadie supo de mi, hasta ese supuesto contacto con mi madre para luego volver a desaparecer por culpa del padre de mi hijo.

 

-Deos que dirá tu abuela Alex?-.Necesitaba calmarme y hablarle era la única manera

 

Podía mirar desde afuera lo magnífica que era la residencia, un bastión en todo su explorador...me encantaba y aun así no podría creer que alguna vez estuve aquí...aun así era una extraña en aquella mansión, seria justo venir a meterme en la vida armada de los otros?, dude w mucho pero ya estaba aquí y debía afrontar lo que viniera.

 

-Hogar dulce hogar?-.Susurre y llame a la puerta

 

Me quede allí esperando a ver quien me recibía...mientas los nervios amenazaban por consumir lo poco de cordura que aún tenía...siempre una niña centrada deseando ser libre.

 

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Off: Vengo a decir Holu!

[Romina Black Lestrange]

Todavía se sentía un poco nerviosa, ¿Por qué a veces era tímida y otras no podía evitar que las palabras salieras sin control de su boca? Lo que más le enojaba es que no había vuelta atrás, pero la respuesta y reacción de su hermano ayudó a que se calmara un poco, aunque eso no evitaba que se siguiera arrepintiendo por lo que había dicho.

 

Escuchó con atención lo relatado por su hermano y no se atrevió a preguntar cuanto tiempo estuvo sin saber a qué familia pertenecía realmente. Internamente se preguntó qué tan difícil sería aceptar, después de tantos años, que quienes creías tu familia en realidad no lo son; y aunque bien sabía que la familia no es solo la de sangre, suponía que debía ser un proceso bastante difícil de aceptar.

 

—Lamento lo de tu padre— respondió momentos después de que el relato se viera pausado—¿Terminaste aquí gracias a un vampiro?— preguntó confundida, aunque su verdadera intención era que siguiera con el relato, pero trataba de no ser tan directa con las preguntas—Y dime, no extrañas la vida en Estados Unidos?

 

Se acomodó en el lugar, descansando su espalda en la parte blanda del sillón ante lo cual no pudo evitar soltar un leve suspiro, no sabía cuánto tiempo llevaba con la espalda tensa, pero ese pequeño movimiento alivió todo el dolor que sentía. Estiró su mano derecha y agarró uno de los sándwiches, con su otra mano arrancó un trozó pequeño y se lo llevó a la boca. No sabía porque, pero tenía la costumbre de cortarlo en pedacitos y luego comerlo, lo hacía inconscientemente, desde que tenía memoria.

 

Sentía que ella también debía contar algo de su historia, sobre todo teniendo en cuenta que nunca le había contado nada a nadie y que por alguna razón su hermano le generaba confianza, por lo que después de todo no sería como una obligación, sino porque realmente quería hacerlo. Pero no estaba del todo segura como empezar, por lo esperaría a que él terminara su relato.

 

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[Eobard Thawne]

Le daré a Mía el beneficio de la duda por el momento. Porque, lo que te estoy contando, ha sido un secreto bien guardado.

 

Asintió con ligereza, cerrando los ojos para poder ordenar sus pensamientos y poder dar respuesta a las interrogantes de su hermana. No se sentía como un interrogatorio, sino todo lo contrario, como si estuviera librándose de la opresión de su pasado. No cambiaba lo vivido, pero al menos evocaba en él una sensación de ¿esperanza? Procuraba ir hacia adelante.

 

Sí...digamos que, hace años, cuando era joven e imprudente, se me ocurrió la magnífica idea de vacacionar en la Nueva Orleans muggle con mi entonces novia. comenzó, rememorando durante un breve instante la imagen de Anna. Y, bueno, resulta que un vampiro la quería para un ritual extraño. No terminó muy bien, desde luego, pero los agentes de MACUSA atraparon a un muchacho que había empleado magia en un local muggle.

 

Detuvo ese pequeño fragmento de recuerdo para poder quitarle la cáscara al kiwi con los dedos. Le dio una ligera mordida a la fruta, haciendo una ligera mueca al percibir la sensación ácida en su paladar.

 

Notó que Romina de un momento a otro había parecido un tanto afligida, ¿algo le molestaba? El suspiro de su parte, al reposar sobre el sillón, causó que se planteara esa posibilidad. Quería pensar que no se debía a algo relacionado con él, porque su intención no era incomodar. Todos libraban una especie de lucha mental, por lo que optó por no preguntar, para no parecer invasivo o paranoico.

 

A veces extraño la comida, ¿sabes? El sazón muggle es un desastre, desde luego, pero me tomó mucho acostumbrarme al estilo europeo. Bien podría volver, de incógnito, pero no es una opción.

 

Dejó escapar un bufido de ironía, recordando la verdadera razón por la que se había marchado. Incluso, de su verdadero nombre; antes de Nueva Orleans, antes de convertirse en Eobard. Había sido Joseph en cierto punto, pero aquel joven había muerto en el momento en que las flechas oscuras habían salido disparadas de su varita con dirección a Bartholomew Garrick, en uno de esos duelos clandestinos que se celebraban en los pasillos del colegio de magia y hechicería más famoso de Norteamérica.

 

Además...Con dos notificaciones por uso de magia...poco tolerada. arqueó suavemente las cejas, recordando el juicio en 2009. Se podría decir que el exilio fue lo más razonable.

 

Obviamente, hablaba de lo que algunos definían como magia oscura. Era una disciplina que se le daba extrañamente bien, al punto de haberlo hecho envejecer más de la cuenta, al menos físicamente. Se percató que había hablado demasiado, y temía que eso hubiese aburrido a la joven, aunque esperaba que no fuera así.

 

Eso justifica mi ausencia en esta casa. O casi.

 

Le dio pie a Romina para que le preguntara lo que deseara saber, además de lo que ya le había contado. Tenues rayos de sol comenzaban a asomarse por encima de las copas del bosque familiar. ¿Ya era de mañana? Sabía que su reloj biológico estaba hecho un lío, el cual después arreglaría. Se terminó el kiwi dándole diplomáticos mordiscos cada par de segundos.

 

@@Romina Black Lestrange

[Romina Black Lestrange]

Una leve sonrisa se formó en su rostro sin que pudiera evitarlo al ver la mueca que hizo Eobard al probar el kiwi, ¿Es que acaso esperaba un sabor dulce? Rápidamente al darse cuenta de que no era el momento adecuado para soltar estar riendo, y esperando que su acompañante no lo hubiera notado, tomó una de las fresas y se dispuso a comerla lentamente, por lo que esperaba que no le cayera mal debido a que hace tan solo unos momentos atrás había terminado su sándwich y no quería sufrir de dolor de estómago por mezclar comidas.

 

Obviamente que mientras hacía todo eso seguía prestando atención a todo lo que decía. Le llamó mucho la atención cuando mencionó magia poco tolerada, ¿Se referiría a magia oscura? Estaba casi segura de que sí, pero no se iba a arriesgar a hablar el tema por su cuenta y luego meter la pata.

 

—No sabía que los vampiros hacían rituales— comentó.

 

Quizás había tardado mucho tiempo en responder, pero a veces cuando se detenía a pensar no se daba cuenta de cuantos minutos pasaban, por lo que esperaba no haber incomodado a su hermano con tanto silencio.

 

—Si extrañas la comida, ¿Por qué no usas la aparición para ir, conseguir algo de comer y luego regresas? Solo tomaría unos minutos— desde su punto de vista sonaba un plan bastante fácil, aunque no estaba segura de cómo eran las reglas de aparición en otros países, ella siempre lo hacía dentro de su entorno.

 

Con la ayuda de su varita hizo aparecer una taza de café para Eobard, ya que todavía se lo veía bastante cansado, y un vaso de agua para ella. Dio unos pequeños sorbos, la verdad es que no tenía sed, pero ya estaba acostumbrada a tomar agua todo el día a pesar de no necesitarla.

 

—¿A qué que te referías con “magia poco tolerada”?— quizás era la pregunta que con más curiosidad había formulado, pero no podía evitarlo, por lo que esperaba que no tuviera problema en responderla.

 

—¿Sabes? Yo tampoco estuve presente en la casa por muchos años, si quieres puedo contarte un poco de mi historia— habló sin darse cuenta, no sabía que le estaba pasando, usualmente se quedaba callada y solo hablaba si le preguntaban, y las respuestas que daba solían ser cortas—¿Qué edad crees que tengo?— formuló, ya que en base a eso comenzaría a contar.

 

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[Eobard Thawne]

No es tan fácil, me temo. Han mejorado mucho sus defensas contra personas no deseadas, sobre todo porque están atentos a esas baratijas muggle que identifican a uno donde quiera que esté.

 

Se sorprendió a sí mismo llamando a los no-maj de esa forma, puesto que era el estilo británico. Nueve años habían bastado para que modificara la mayoría de sus hábitos. No sería la primera vez que magos y no mágicos habían colaborado, más en aquellas regiones. Le sorprendía bastante el gran avance que habían hechos esos seres, aún sin magia, aunque esa misma tecnología fuera la principal causa de interferencia de la magia en varitas.

 

Agradeció la taza de café esbozando una sonrisa como si siguiera bajo los efectos de la acidez de la fruta. Le había causado gracia a su hermana, y aunque el papel del bromista no era precisamente lo suyo, estaba a gusto dando esa impresión. Bebió un poco de la amarga bebida, sin molestarse por ponerle algo de azúcar. La cafeína hizo que enfocara un par de veces, como si le diera fuerza para seguir contando.

 

Oh, pues...En Ilvermorny al parecer no son tan benévolos con aquellos que usan la magia oscura. ladeó la cabeza hacia la izquierda, como intentando excusarse, aunque Romina ya debía saber la respuesta a eso. Sí, estuve ahí un par de años. ¿Qué podía hacer? Extrañamente, es un tipo de magia que se me da bien.

 

El precio, desde luego, era su condición física, como si hubiese creado centenares de Horrocruxes a lo largo de los años. Usar ese conocimiento también desagarraba su alma, pero no tanto como lo habría hecho el asesinar. Recuperaba parte de su humanidad al no cerrarse con el resto de las personas, menos con su familia, aunque no con todos. Le sorprendió que la chica estuviera dispuesta a contarle sus vivencias. No estaba obligada a revelarle su vida, pero si lo mencionaba es porque quería compartir un poco de eso con el castaño.

 

Juraba que siempre habías vivido aquí, te ves más joven que el resto de la familia. De hecho, pensaría que tienes...¿Diecinueve? Veinte años, tal vez.

 

Desde luego, él era el menos indicado para hablar de edad. Sumado a eso, su cumpleaños sería en un par de días, y realmente no estaba en modo de celebrarlo. Un año más viejo, a fin de cuentas. De antemano sabía que no todos los Black Lestrange eran humanos, pero no sacaría conclusiones con esa pregunta, no era una cualidad que le molestara. Tomó un puñado de nueces del envase de las golosinas.

 

No quería ser invasivo en cuanto a la privacidad de su hermana, por lo que la instó a que continuara con una ligera sonrisa.

 

@@Romina Black Lestrange

[Mia.]

La vida de todo ser vivo era cambiante, tanto que a veces era casi imposible predecir el rumbo que esta tomaría, motivo por el cual, no intentó descubrir por qué su subconsciente la había llevado hasta tierras francesas. Sí, esas tierras en las que su padre; Jocker Black Lestrange, había logrado encontrar la paz necesaria para hacer frente a todas las responsabilidades que poseía, mismas tierras que la habían visto contraer matrimonio con su difunto hermano y que finalmente, habían sido clave para forjar su personalidad.

 

¿Tres o cuatro meses habían pasado desde su autoexilio? No lo recordaba con exactitud, puesto que lo único que tenía claro era su retornó a Londres y el haberse puesto nuevamente al frente del imponente e importante Banco Mágico de Gringotts, sitio que adoraba porque le permitía disfrutar de una vida holgada y con el estatus mágico necesario para ser reconocida, eso sin mencionar sus profesorados dentro de Howgarts y las suplencias que llegaba a realizar dentro de la Universidad.

 

Sin duda, ese ritmo acelerado y estresante de vida que llevaba día con día era lo que más había extrañado durante su ausencia. Pero ahora, que se encontraba de vuelta, tendría que comenzar a ponerse al día y poner algunas cosas en orden. Lo primero que visitaría, sería la mansión de su familia, sitio que esperaba permaneciera completamente en pie y sin ningún contratiempo, aunque con el carácter de sus hijos y nietos, era casi imposible asegurarlo, porque cada uno era impredecible y molestos eran peligrosos.

 

En cuanto sus pies hicieron contacto con la propiedad, en su interior comenzó a surgir un sentimiento de calidez, sí había extrañado encontrarse en casa. Por lo que con una media sonrisa en los labios, comenzó a dar zancadas amplias, para llegar hasta la entrada principal, la cual atravesó sin ser vista y continuando con su recorrido, llegó hasta las escaleras que conectaban con los pisos superiores, contemplando la majestuosidad que poseían los Black Lestrange, una casona única en todo Ottery por el tipo de decorado y época de los mismos.

 

—Estoy en casa. —anunció a nadie en particular, antes de comenzar con su asenso hacía su habitación.

 

Con pasos rápidos, su elfina se acercó hasta su posición y evitando mirarla a los ojos, comenzó a contarle los por menores de los miembros de la familia que se encontraban en la mansión.

 

—Se encuentra la señorita Romina y el joven Eobard platicando… así como la señorita Ashura y tuvimos algunas visitas como la señora Arya y Demian, adicionalmente Lady aún espera para ser recibida.

 

Negando con lentitud, soltó un bufido porque nadie podía recibir a su nieta ¿dónde estaba Jessie? No tenía ni idea, por lo que ella misma tendría que hacerlo, pero antes pediría a su elfina que comentará con sus dos hijos que estaba allí.

 

—Avisa a Romina y Eobard, que estoy en casa… y en cuanto a Lady, pídele que pase a la terraza, allí la recibiré.

 

Dejando de lado, la idea que tenía de descansar un rato, se encaminó hasta la terraza, en donde podría esperar a su nieta sin problema alguno, así como disfrutar de una recién servida copa de whisky de fuego, bebida que necesitaba para mantenerse relajada en un mundo tan estresante como era la sociedad mágica londinense.

 

@ @@Romina Black Lestrange @

Editado 23 de Enero del 2018 por Mia Black Lestrange

[Susan V. Goldstein]

El demonio apreció en lago de la mansión, justo donde había aparecido la primera vez que se fue. Ya era costumbre de Susan desaparecer por tiempos poco efímeros, tampoco había mandado una carta de su regreso pero tenía la esperaza de ver a su madre. Había pasado mucho lejos de ella y realmente la hacia falta su cariño.

 

Sabía a ciencia cierta que lo había pasado mal en su ausencia, Romalo se había ido y fue un golpe muy duro para nuestra familia. Fue un poco corbade de su parte haber vuelto depues de una decada y por razones egoistas irse y dejarla llorando y vacía. Sabía que ella misma desaparecía, pero lo hacía por un bien en común.

 

Varios de sus negocios la obligaban a no estar en un lugar por mucho tiempo y su madre y padre lo habían entendido hace muchisímo tiempo.

 

Quería ver caras conocidas, como sus primas y tíos. Pero ninguna se asomaba a la vista, estaba ansiosa por ver sus expresiones al nuevo clor en su cabellera. Sus blanquecinos bucles habían dejado el sombrío azabache por un tiempo, una decisión radical pero ya no importaba.

 

Caminó con paso ameno hasta adentrase a la mansión, miró a la elfina de su madre limpiando un jarrón y se apresuro para saludarla.

 

―¿Me recuerdas, Bipa? Por supuesto que sí ―Al elfina solo asintió con alegría― ¿Tienes idea de donde esta tu ama? Deebe saber que ya estoy en casa.

 

La elfina supo decirle que estaba en su habitación y que no había salido por días. Agradeció a la elfina y se dirigió a subir las escaleras, era de esperarse. Tal vez no había salido en días. Miró en su mano la elegante caja de terciopelo que contenía un collar jaspes que combinaría perfectamente con su pelirroja cabellera. También se había enterado que su hermana adoptiva Lady estaba en la espera de un bebé ¡Por Voldemort! Jessie debía estar debastada.

 

Se acercó a al puerta y tocó con cuidado.

 

―Madre, he vuelto de mi viaje ―Sonreí a la puerta sin saber― Te he traido algo y no pienso irme en mucho tiempo.

 

 

@Jessie Black Lestrange