๑۩♚۩๑ Mansión Black Lestrange ๑۩♚۩๑ (MM B: 78195)

[Mia.]

Ser la directora del importante Banco Mágico, le complicaba la vida en más de un sentido. Todo el tiempo del que disponía quedaba reducido a lidiar con gruñones duendes o gente quejica, algo que comenzaba a agotarla, no solo físicamente, también mentalmente porque su vida privada era casi nula, algo que le molestaba pero que pensaba arreglar aquella noche o eso era justo lo que tenía en mente, cuando el sonido de un suave toque sobre la puerta del baño la hizo abrir los ojos.

 

¿Quién se atrevía a molestarla? Pero estaba más que claro que su momento había terminado, informó con voz molesta que podían ingresar, mientras intentaba respirar profundamente para calmarse y no descargar su frustración con quién fuese que la buscaba. Al ver que se trataba de asturión, el elfo de su madre, solamente giró los ojos y sacó su varita mágica, lista para matarlo por haberla molestado.

 

—Habla... no tengo el tiempo del mundo. —siseó con desprecio.

 

Temblando un poco, el elfo no la miró.

 

—Su madre ha vuelto y quiere verla... por favor señorita, no se enoje conmigo. —respondió con temor el elfo.

 

Así que eso era, su madre se había dignado a aparecer en la única noche que había logrado tener el tiempo para sí misma, ¿qué quería que acudiría a su encuentro como una niña ilusionada? No, eso no era así y Litah Black Lestrange debía saberlo más que bien, por lo que volvió a cerrar los ojos y únicamente despidió al elfo con una mano.

 

—Dile a la señora que si quiere verme, tiene que venir ella... que yo no tengo el tiempo para ir a buscarla, que tengo cosas más importantes que hacer —informó con una sonrisa en los labios— Y cierra la puerta antes de salir.

 

Era todo lo que tenía que decir, ¿iría su madre? Estaba segura que así sería, por lo que al quedarse sola, salió de la ducha y se pusó una elegante bata de baño y secó su rubia cabellera mediante un sencillo hechizo mágico, permitiendo que sus rizos recobraran su forma y el brillo de sus ojos verdes comenzará a iluminarse lentamente.

 

@@Litah Black Lestrange

[Litah Black Lestrange]

— Tienes que reconocerle algo a tu padre, te heredó el genio de porquería que diariamente cargas encima, pequeñina —comentó la pelinegra una vez estuvo en el umbral de la puerta de Mía, ver temblar a su pobre y querido elfo doméstico logró que la bajara del borde de su ventanal y caminara los pasos que separaban su habitación de la de la matriarca, cruzada de brazos observó la mitad de la perfección que había engendrado con Illidan, su medio hermano, la otra mitad, andaba vagando por el mundo, como ella misma—, los rizos que coronan tu belleza, esos, son míos —comentó casi burlonamente, no había nada que sacara de quicio a Mía, como el recordatorio de sus pocos parecidos.

 

La habitación de la matriarca y ahora Directora de Gringotts poseía el lujo que le permitían años de trabajos de Jocker Black Lestrange, el mismo que las había inundado de gustos costosos y un descaro sin freno por las exclusividades. Litah y Mía lo sabían bien. La pelinegra se adentró a la recamara sin esperar la invitación de su hija, dejando que el sonido amortiguado de sus tacones al chocar con el alfombrado, la relajaran un poco.

 

— Necesito que ubiques a personas conocedores de artes oscuras —seseó en clara alusión al bando en el que estaba segura, su hija aún pertenecía—, y liberes mi broche de un maleficio o un hechizo. Sean es capaz de encontrarme en cualquier parte del mundo por una copa que hizo hace mucho tiempo y bueno, no quiero que me ubique.

 

Se giró sobre su propio eje para inundarse de los ojos verdes de Illidan, puestos en su hija, y le pareció imaginarse el sermón que vendría a continuación.

 

— Y no, no es porque tenga una nueva pareja —sentenció—, es más, antes que digas nada, permiteme recordarte por enésima vez, que yo te di la vida y aunque no lo consideres así, merezco respeto.

[Mia.]

—Los rizos desaparecen, igual de fácil que lo haces tu... así que bonita parte de genética pusiste en mi. —respondió al comentario que pretendía hacerla enfadar con una sonrisa en los labios.

 

Aún permanecía en el baño y no tenía intención de salir, pero era momento de darle la cara a su madre, por lo que con la sonrisa aún en los labios, ingresó a la habitación dejando un pequeño rastro de agua por el piso que tocaba, algo que no le molesto, porque alguno de sus elfos lo limpiaría, así de caprichosa era la matriarca Black Lestrange, tal y como se había empeñado Jocker en educarla, sin respeto a nadie más que a sí misma y a él.

 

— ¿Por qué tendría que ayudarte madre?—preguntó con fingido interés, sí le pondría las cosas difíciles, porque en los últimos meses, había aprendido a no dar nada a menos que recibiera algo.

 

Escuchar las últimas palabras que le digirió la bruja, no le causo nada más que gracia y eso quedó demostrado con la fuerte carcajada que salió de sus labios, ¿su madre? Esa mujer había sido de todo menos eso, por lo que una vez que logró recobrar la compostura hizo aparecer una copa de whiskey, de la cual bebió un sorbo para después, encaminarse hasta el pequeño sofá que daba a su balcón privado.

 

—Es tu culpa por enredarte con Sean, pero finjamos que te ayudo, ¿qué gano? Aparte de tu presencia en esta casa, ilustrame y se breve que la noche es larga sí, pero quiero utilizarla provechosamente.

 

Quizás sus palabras estaban pasadas dos o tres veces de tono, pero nunca le había importado y ese momento no iba a ser el primero.

[Litah Black Lestrange]

La Black Lestrange se cruzó de brazos mientras escuchaba las palabras que iba arrastrando Mía, se preguntó concienzudamente si alguna vez ambas tendrían una conversación como Morgana mandaba, pero claro, una voz en la cabeza que recordaba al ojimiel patriarca de los Black Lestrange, le dijo "Si, claro, justo como las conversaciones conmigo, pequeña". Era cierto, Jocker se llevaba tan mal con Litah como ella con la rubia que tenía al frente. A lo mejor todo era parte de una maldición, ella encogió los hombrs resignada.

 

— Si, te voy a dar la razón en eso, yo no debí meterme con Sean —concedió mientras caminaba un poco en la habitación, como inspeccionando cada rincón que sus aterciopelados tacones negros pisaban—, pero el tema es que ha hechizado mi viejo broche y sabes muy bien lo pegada que soy a esa joya, preferiría matar al ladrón ese, antes de tener que deshacerme de las esmeraldas.

 

Claro, eso y tendría que aceptar volver a verlo, algo, que definitivamente no estaba entre sus planes, ella no quería volver a cruzarse con el Limner en su vida. Mucho menos aceptar, que a partir de ese instante, las lágrimas que siempre había convertido en joyas, rodarían por sus mejillas.

 

— Una Black Lestrange no llora —susurró escapandosele de los labios su pensamiento, sacudió su melena oscura dejando todos los rizos por detras de sus hombros—. Bueno, ¿qué podría ganar con eso la Matriarca de los Black Lestrange? No lo sé, supongo que no hay nada que pueda ofrecerte, pero si deseas pedir algún favor especial, lo tomaré en cuenta, esta vez, sólo por la magnitud de lo que pido —la primogénita de la casa se dirigió a una de la ventanas aun sin darle cara a su hija—, ¿hay algo por pequeño que sea que pueda darte yo, Mía Black Lestrange?

[Alegna Black]

Mis acompañantes parecían un poco perdidos, suspire mientras terminaba mi cerveza, cuando el suave pelaje de la minina de mi madre me surca las piernas, si ella andaba ahí mi madre también.

 

Grata fue mi sorpresa al ver a mi abuela acercarse para decirnos que podían disponer de nuestras habitaciones, asentí con la cabeza mientras ella se retiraba.

 

Me levante para mi habitación, pero al hacerlo mi bata se abrí dejando ver mi diminuto pijama, de color negro, mas parecía ropa interior, sostuve una de los laterales para que no se abriera por completo mientras le dirijo una sonrisa picara al acompañante de mi prima que todavía no se había presentado

 

-prima, la verdad que son aburridos, si no saben tomar para que lo hacen?- miro a Alexis mientras me dirijo a las escaleras­ -buenas noche señor, y yo que usted protegería mi corazón, oh y si necesita quedarse, al lado de mi cuarto está el de invitados- miro a clariss para que entienda la indirecta – prima creo que duermes en el sótano no?- le digo sonriente, mi cometido esta noche ya era suficiente para mí. Subí las escaleras moviendo demasiado mis caderas, solo por el hecho de molestarla. Al llegar a mi habitación Ashura estaba allí.

 

-madre que alegría que decidieras aparecerte- le digo sonriente mientras me siento a su lado y le doy un beso en la mejilla.

 

@@Alexis Miller @@Ashura Lestrange @@Adry Weasley

Editado 11 de Septiembre del 2016 por Alegna Black

[Adry Weasley]

Si Alexis le ofrecía bebida no iba a rechazarla, de hecho no rechazaría ningún plan que le ofreciese, pues realmente disfrutaba con tan solo su presencia. De un momento a otro comenzaron a aparecer familiares de la joven y para el licántropo fue una situación un tanto confusa, ya que no conocía a nadie allí.

 

La chica de la bata hizo un comentario que embrolló al italiano ¿Cómo que su cena? ¿Acaso Alexis iba a matarlo y comérselo o estaría pensando en otras cosas? De igual modo, él era un licántropo por lo que sabía defenderse por sí solo. Dicen que las presentaciones pues depende de estas en cómo se desarrollará la relación. –Encantado, Adry Gaunt.- Dijo, tomando la mano de Alegna y besándola.

 

Adry recorrió con la mirada de arriba abajo a la chica que vestía simplemente con una bata oscura y acto seguido le dedicó una sonrisa mostrando sus blancos dientes. Se adentró un paso a los jardines de la mansión y se tomó una fresca cerveza, aunque Alegna no tardó mucho tiempo en alejarse de los jóvenes. Pero en el momento que se disponía a alejarse, aquella bata se abrió mostrando las prendas que vestía. Una sonrisa por parte del castaño dejaba ver como su mente maquinea.

 

Pero antes de irse la chica ofreció alojamiento junto a su dormitorio, parecía bastante tentador pero su noche con Alexis parecía prometer por lo que se abstuvo a dar respuesta alguna y tan solo dedicó una sonrisa un tanto forzada a la joven. Dio el último trago a su cerveza y volteó su mirada para clavar sus ojos en los de Alexis. –Qué familia tan peculiar.- Comentó con una risotada.

 

 

@@Alegna Black @@Alexis Miller

[Nox Black Lestrange]

Como de costumbre aquella noche tampoco estaba durmiendo, la lectura de un viejo pero interesante documento sobre runas que había encontrado mientras husmeaba un poco en la biblioteca tenía su mente bastante activa y entretenida, sin embargo, su cuerpo seguía exigiendo la atención de deseos un poco más mundanos, así que cuando su estómago rugió una vez más, decidió que era momento hacer algo al respecto. Descendió por las escaleras de la mansión vestido de manera muy informal y mientras cruzaba el vestíbulo rumbo a la cocina notó que la mansión estaba extrañamente concurrida aquella noche.

 

–Últimamente te veo por todos lados Gaunt –soltó mientras continuaba su rumbo– ¿has venido con mi hermana? Deberías tener un poco de cuidado con ella –finalizó cruzando la entrada a la cocina. Rebuscó un poco entre las provisiones y finalmente tomó un par de frutas las cortó en porciones más pequeñas y las puso sobre un plato metálico; no quería comer demasiado para evitar que aquello distrajera su mente.

 

Se disponía a subir de nuevo a su habitación pero se detuvo por un segundo a observar bastante divertido como Alegna molestaba a su hermana provocando un poco a su invitado. «Pobre Adry, no sabe donde se está metiendo», pensó mientras se ponía nuevamente en marcha. Finalmente y antes de subir por las escaleras le guiñó un ojo a su prima en señal de complicidad, si había algo que le caía bien de ella era precisamente su inagotable capacidad de fastidiar situaciones de ese tipo y tratándose de un invitado de su hermana muchísimo mejor.

 

@@Adry Weasley @@Alegna Black @@Alexis Miller

[Romina Black Lestrange]

Apareció en el jardín de la mansión Black Lestrange. Se había propuesto pasar un par de días en la residencia, aunque eso le parecía casi imposible, ya que la primera vez que había decido ir solo lo hizo por un par de horas y luego no había querido aparecer por allí en meses. Antes de ingresar le pareció buena idea caminar un rato por los alrededores, o al menos hasta que se le ocurriese una idea sobre lo que iba a hacer, ya que al no conocer a ningún miembro de la familia, tendría que ir directamente con la matriarca.

Mientras caminaba se le había ocurrido que podría ir a su habitación, pero inmediatamente recordó que no sabía cuál era la suya, ni siquiera sabía si tenía o si algún día la llegaría a tener. Al cabo de unos minutos decidió por fin ingresar a la mansión y tras encontrarse con uno de los elfos, le preguntó por Mia, a lo que le respondió que estaba ocupada. ¿Sería verdad? ¿O lo decía porque la bruja no quería que la molesten? A pesar de que no la conocía demasiado, optaba por la segunda opción, ya que parecía del tipo de persona a la que no le gustaba que le hicieran perder el tiempo o que prefería gastarlo en ella misma.

Sin darle importancia a lo que el elfo le había dicho, comenzó a subir las escaleras hasta llegar al tercer piso. Las habitaciones parecían ser interminables y no tenía ni el tiempo ni las ganas para llamar a cada puerta y esperar a que alguien decidiese abrir.

—Mia, ¿Dónde diablos estás?— llamó a los gritos un par de veces, sorprendiéndose de sí misma, no solía gritar en un lugar al que no estaba acostumbrada. Pero lo que la joven no sabía es que, la mayoría de las veces, cada cambio o actitud repentina que tenía se debía a que un demonio habitaba dentro de su ser, y al parecer trataba de hacerse notar, pero no tenía éxito.

Al oír los gritos, el elfo con el que había estado anteriormente apareció a su lado y le indicó donde estaba la habitación de su hermana, aunque todavía le advertía que la bruja estaba ocupada. Haciendo caso omiso a todo lo que el doméstico le decía, caminó rápidamente hacia la habitación y abrió la puerta de golpe, sin siquiera preocuparse por llamar antes de ingresar.

—Sabes “hermana”, te avisé que vendría uno de estos días, y no es para nada divertido buscarte por toda la mansión— comentó algo molesta, hasta que se percató de que en la recamara había otra mujer que, al entrar, no había visto—Yo… Est… No quise…— balbuceó. ¿Y ahora que se supone que iba a hacer? Siempre le pasaban esas cosas cuando no escuchaba.

@@Mia Black Lestrange ññ (?)

[Alexis Miller]

La vanidad del mundo nunca dice basta,

Siempre es locura y más locura.

Baltasar Gracián

 

 

Miro con los ojos ennegrecidos… porque el azul de mis ojos no puede contener la furia al escuchar a la familia, comenzando por alegna que no para de demostrar que quizás estoy mejor sin ellos, mi mirada puede anunciar un torbellino. Puedo ver la pulsera con lapislázuli que le regale alguna vez, hace falta que alguien la calle de una vez. La voz del hombre que la acompaña se asimila a las lavandas que calman mi verborrea… es melodiosa, y mis labios se separan haciendo que el maquillaje que tengo sobre mi rostro vuelva a su lugar, me muerdo los labios que rasgan el interior de mi boca, siento el sabor de mi sangre que me quema la garganta y tomo su mano.

-Es bonita y pasarías una noche fantástica con ella… –murmuro mirando la copa vacía que tiene el hombre a mi lado y luego miro al hombre que se asoma con tanta hambre que se comería cualquier vianda. – espero que te atragantes y no puedas comer más… a… y también mueras en tu vomito… porque nadie te extrañara –respito mis palabras en un gesto gracioso, casi inaudible y una risita brota de mi pecho, utilizando la ilusión que vuelve mis facciones casi juguetonas. Olvido los espejos, el amuleto en mi pecho me quema.

Espero que por favor y por fin se vayan todos mientras mis uñas impacientes tamborilean sobre el mesón en el que estoy apoyada… cuando lo más importante me recuerda esta noche, busco la botella pasando junto a mi hermano y alzándome hacia el mueble tomando la más cara, la más fuerte para acercarme a Adry… el aire regresa cuando se ha calmado mi ser, las luces se opacan y una ventisca llega abriéndose el ventanal dejando el aroma a lavandas entrar con un toque de madera y naranja con ámbar, - entonces… dime Adry ahora que sabes mi nombre y yo sé el tuyo… dime ¿Quién eres? ¿Que buscas? ¿Qué quieres?

@@Adry Weasley @@Alegna Black @

[Adry Weasley]

El rostro de Alexis no mostraba ningún tipo de júbilo al encontrarse con su familia, de hecho todo lo contrario, era un tanto espeluznante vez los ojos de la chica tan bella tan oscuros como el tizón ¿Habría problemas entre su familia y ella? Ahora él italiano se percataba del pequeño detalle de que su familia trataba de meterse con ella para hacerla rabiar. –Yo también me alegro de verte. Nox.- Contestó al chico con el que compartía clase en Hogwarts. –¿Tener cuidado?- Rió el Gaunt. –Una aventura no es divertida sino huele a peligro.- Concluyó con una sonrisa perversa.

 

Las siguientes palabras de la Black Lestrange asombraron al italiano, haciéndole pensar si de verdad ella quería continuar disfrutando de la noche en su compañía. –Wow, tal vez sea cierto que eres peligrosa.- Comentó el castaño tras las palabras que le dedicó la chica a su propio hermano, aunque verdaderamente causaron gracia al licántropo y así lo expresó con una carcajada.

 

Adry observaba como su acompañante tomaba una botella ¿Tal vez debería ofrecer su ayuda y ser caballeroso? Pero parecía que esta no necesitaba su ayuda para nada. –Busco una cosa, sí. Busco pasar un rato agradable y ¿por qué no decirlo? Conocerte.- Decía el Gaunt con los ojos clavados en los de Alexis y un tono de voz atrayente. Arrebató con delicadeza la botella de entre las manos de la chica y ejerciendo fuerza, consiguió descorchar la botella. –Podríamos ir a algun otro lugar más… No sé… Sublime, para disfrfutar de este vino ¿No crees?- Opinaba el licántropo tornando su mirada en los jardines de la Mansión.

 

Tenía entendido que el hogar de Alexis contaba con un hermoso lago y no había nada mejor que admirar el hermoso reflejo de la luz de la luna. A lo mejor, por el hecho de ser mitad lobo Adry disfrutaba estando en contacto con la naturaleza.

 

 

@@Alexis Miller @