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Castillo Lockhart (MM B: 78568)


Ela Karoline
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El lugar se veía bastante tranquilo y por lo que parecía nadie se hallaba en los jardines del lugar, los únicos ruidos que se escuchaban era el de los pasos del par de brujas conforme iban atravesando el terreno de los Lockhart así como los pajarillos que cantaban de arbol en arbol, por lo visto aparte de ellas no había nadie más por lo que esperaba que al menos al interior del hogar fuera diferente de lo contrario habrían perdido el tiempo llegando hasta aquel lugar.

 

— Si claro Alessandra tu sabes que en lo que pueda ayudarte ahí me tienes, además aprovechando que ya estoy fuera del ministerio por el día de hoy sería bueno hacer la mayor cantidad de supervisiones posible — habló a la bruja antes de llegar a la puerta del lugar.

 

Cuando le expuso las razones por lo cual era importante aquella visita entendió todo, sabía a quién se refería, aquella persona cuya pérdida se sentía tanto en la familia Lockhart como en la Tonks, un paladín al cual ella junto con sus compañeros habían ido a darle la despedida como respeto por sus obras.

 

— Si se que las criaturas pueden ser muy sensibles ante la pérdida de alguien cercano — dijo a su sobrina mientras continuaban su camino.

 

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Alessandra sonrio y asintio con la cabeza, le alegro que su tia la entendiera sin explicarle la situacion muy a fondo pero tambien se llego a preguntar que tanto sabia de lo que paso pero no era lugar ni la hora de hacer preguntas.

 

-Aun estamos en negociar por decir algo con una de sus miembros de la familia pero aun asi quizas si estas se relajara- le explico.

 

Shena no estaba muy segura de hacer el traslado, no sabia si era porque no confiaba en ella o simplemente porque las extrañaria. Sea la razon que fuese esperaba que fuera positiva su decidion por el bien de los animales.

 

Si estaban en otro entorno, rodeado de mas como ellos sanarian porque los suyos les ayudarian, estarian cuidados y cuando recuperaran su animo volverian a su casa.

 

-Espero que haya alguien- le dijo Alessandra a su tia cuando llegaron a la puerta y la toco.

 

 

 

@@Dennis Delacour @ @Bodrik

 

#17

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  • 2 meses más tarde...

¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había estado en el castillo? Sin avisar había desaparecido, y aunque su estilo de vida siempre había sido algo nómada, fue la primera vez que le había dolido tanto abandonar un sitio, ya que lo había considerado su hogar y su refugio para todas las cosas oscuras que le perseguían, pero no todo podía salir como uno quería y finalmente la oscuridad lo envolvió y lo sacó de su paz.

 

-Bueno… Estoy aquí – murmuró con una leve emoción que albergaba ciertos nervios, no sabía ni que decir al encontrarse con su familia, imaginaba a su madre algo molesta y casi podría escuchar algunos reclamos de su pequeña princesa Bodrik, pero en su corazón sentía que valdría la pena todo eso con tal de poder darles un delicado abrazo y sentir ese calor familiar que tanto extrañaba.

 

Pasó por todo el recorrido hasta llegar a la puerta principal donde sonrió tímidamente recordado los nervios de la primera vez que había entrado a su hogar, sus pensamientos no eran muy diferentes a ese entonces, pero quizás si había cambiado su persona, ahora tenía el cabello un poco más largo y recogido, además portaba un collar que le habían regalado y su vestimenta era mejor, ya que se acordaba de todos los consejos que las féminas de su familia le habían dado en su momento.

 

Finalmente entró sin tocar, siendo algo sigiloso y con la mirada comenzó a buscar a sus familiares, pero se percató que había suficiente silencio, quizás estarían en la calle o de viaje, no estaba demasiado seguro, por lo cual se dispuso a ir hacia la sala a sentarse y respirar con tranquilidad la armonía que había en todo el lugar, recordando los momentos que había pasado en el castillo.

 

-Regrese… - murmuró con una sonrisa divertida.

 

@Bodrik

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  • 1 mes más tarde...

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Las hojas volaban por todos lados, los árboles aledaños las desprendían y se arremolinaban con sus tonos cepia y visos amarillentos como fiel recordatorio de Octubre. Un mes que significaba mucho para la comunidad mágica, incluso en algunas culturas se hacia referencia a la renovación y la oportunidad de renacer, por eso es que era el momento de volver.

Hacia mucho tiempo que la planta de los pies de la matriarca no pisaba terreno Lockhart, no por gusto, había tenido que exiliarse a si misma para sanar heridas, o al menos hacer soportable el dolor referente a Ishaya, en el proceso había tenido que sacrificar mucho, incluido el castillo y a sus familiares, pero ahora estaba de vuelta, empeñada en mirar hacia el futuro y dar tanto amor a los suyos como fuera posible.

Con nostalgia vio los muros de piedra, y la brisa fría movió no solo sus cabellos rubios sino también su capa de viaje bajo la que se ocultaba un adusto vestido negro, que para nada le quedaba bien, tanto por la sobriedad como porque había perdido algo de peso. Se negó a sentir pena, y cobro animo subiendo en saltitos las pocas escalinatas que la separaban de la tallada puerta de entrada.

Como sucedía con todos los familiares la puerta no oponía resistencia y si se era paciente la misma se destrababa y entreabría sola, cosa que sucedió pues la bruja no tenia prisa. Sus pasos la llevaron al vestíbulo donde el cuadro de tamaño familiar albergaba a Gilderoy Lockhart quien de inmediato la saludo con sus risuenos ojos, haciéndole un gesto en dirección hacia la sala.

La rubia camino hasta allá y se paro en el dintel del arco de entrada justo para escuchar murmurar a su hijo Alex que había regresado.

--Entonces ¡Bienvenido!i-- dijo en el mismo tono tranquilo que el mago había usado, esperando a que este la notará. Era por demás emocionante verle en casa, y que coincidiera con su propio regreso, solo quedaba esperar que fuera por largo, largo tiempo.

@@Alexander Fox
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Se recostó en el mueble para respirar hondo. El ambiente de su hogar era algo que siempre le resultaba cómodo y tranquilizador, a diferencia de muchos sitios en los que le había tocado vivir o residir temporalmente, el castillo Lockhart logró considerarlo como su propio refugio, por lo cual regresar le traía una sensación de alivio, aunque hubiera tenido la mala suerte de encontrarlo en un estado muy silencioso, sospechando que no solo había sido él quien había tenido que apartarse de Londres o por lo menos del mundo mágico.

 

-¡Madre! – se sorprendió cuando escuchó su voz, había estado tan concentrado en sus pensamientos que ni percibió su presencia, se levantó rápidamente para acercarse, y aunque estaba muy emocionado de verla podía percibir en su rostro un cambio, no había ese brillo tan intenso, seguía teniendo su hermosa dulzura, pero se podía percibir algo muy diferente de lo habitual, entonces fue cuando logró confirmar una de las noticias que llegó a sus oídos apenas regresó.

 

-Gracias por la bienvenida… - mostró su típica sonrisa para verle con gentileza y a diferencia de lo que hacía habitualmente, le abrazó, nunca había sido una persona con demasiadas muestras de afecto, pero sentía que ambos hasta cierto punto lo necesitaban, pero en ese momento se percató que su madre estaba bajo en peso, su cuerpo se había vuelto más pequeño de lo que era.

 

-madre… te encogiste, ahora pareces una pequeña hada – lo dijo como una pequeña broma para ocultar la vergüenza de haberle abrazado, sintió que se había comportado como un niño, algo que no pegaba con él o eso consideraba, se alejó para sonreírle divertido.

 

-¿tú también acabas de regresar? – preguntó curioso, y es que finalmente le estaba detallando más la apariencia de la matriarca, en especial la ropa que traía, fue entonces que consideró que podrían retomar un poco el tiempo que se había estado lejos –¿Le apetece… concederme una taza de té? –agregó con educación esperando no molestar.

 

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La respuesta del mago a sus palabras no se hizo esperar, apenas la noto abandono el sillón en el que parecía sopesar acontecimientos que estaban fuera del alcance de la matriarca, en ese mismo momento el reloj familiar marcaba la presencia de ambos en el castillo.

 

El abrazo que recibió la conforto muchísimo y lo correspondió depositando un beso en la mejilla del mago, del chico, si, si, porque sus hijos, aunque magos hechos y derechos, con elecciones propias, seguían siendo sus niños adorados, el vinculo que los unía era más importante y estaba por encima de color, raza o bando, al menos así era para ella, pues fácil era cuando todos se dirigían al mismo camino, el verdadero compromiso estaba en, siendo diferentes, no renunciar, no abandonar y seguir amándose y respetandose.

 

--Bueno, siempre he sido un hada ¿Qué no lo sabias?-- bromeo ella también siguiendo el hilo de pensamiento del Fox y comprendiendo que ya había notado su perdida de peso. Ella también lo escrutaba dándose cuenta de su cabellera ahora más larga, pero de algo más produndo e importante, algo que solo una madre con la ayuda de esa parte como sacerdotisa podía percibir, el cambio en la energía del mago, era más densa, más...

 

--Si, yo también acabo de volver, desde la...-- era mejor enfrentarse a las cosas y llamarlas por su nombre, así exhorsisaba el pasado y hacia frente al futuro --muerte de Ishaya-- aun habían rastros de dolor que quizás nunca desaparecerían, pero esto de por si, ya era un gran paso. --la mayoría nos distanciamos, yo no fui una buena matriarca, pero es el costo por ser de carne y hueso-- se encogió de hombros restandole importancia, no a la separación, sino al motivo como muestra de "superado aunque jamás olvidado".

 

--¡Claro que si! Por suerte en este castillo tenemos el mejor té de Inglaterra-- declaro de forma jocosa, disipando el velo de tristeza del ambiente y colgandose del brazo del mago para ir al centro neurálgico de todo hogar, la cocina, donde ya se encontraban los elfos domésticos.

 

En el camino Corrolo, uno de los elfos personales de Cye se cruzo con ellos y saludo con una pequeña reverencia y un "Niño Alex bienvenido a casa" luego sacudió algunas migas que habian caído a su overol de aquel gran trozo de tarta que aun saboreaba.

 

@@Alexander Fox

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Sonrió gentilmente cuando su madre le siguió el juego, ella siempre había sido así con él y le agradecía, el que le aceptara aun con su carga en la espalda era algo que le parecía reconfortante, todavía sentía fresca esa sensación de nervios cuando llegó a la familia por primera vez, no sabía si iba a ser aceptado, o rechazado, pero ella, la pequeña princesa Bodrik y su hermosa hermana le habían enseñado lo que era estar dentro de una familia, aunque después no habían sido las única, sus hermanos, su padre… todos ellos le hicieron desear permanecer allí.

 

-madre…. Lo siento, por no estar allí para ti – cerró los ojos pesadamente, fue una noticia que llegó a sus oídos, y que en un principio no creyó, no tuvo una gran cercanía con su padre, pero siempre lo consideró un buen hombre, y la persona más importante para su madre, fue por ello que podía imaginar lo doloroso que había sido y que ahora ella estuviera allí, de pie con una mirada directa al futuro, era algo que el pelirrojo admiró considerablemente – eres una mujer tan fuerte, te admiro mucho… De verdad eres asombrosa – agregó con una sonrisa tranquila y llena de admiración.

 

-Me alegro escuchar eso, entonces vamos – respondió divertido, para seguir su camino a la cocina, fue entonces cuando se cruzaron con el elfo de su familia – gracias por la bienvenida – sonrió un poco seco, le causaba gracia que el ser mágico se refiriera a él como un “niño” era un vampiro con varios años encima de él, y con suficiente experiencia para quitarse ese mote, y colocarse otro que quizás no fuera agradable – Corrolo, te quedó un poquito de tarta aquí – le señaló la comisura del labio, era mentira, pero una pequeña broma no le haría daño, es más, sería la bienvenida de Alexander para los elfos personales de su madre.

 

Fue entonces que terminó de entrar a la cocina para ver como los elfos parecían trabajar para la comodidad de la matriarca y de la suya -Realmente han pasado tantas cosas – pensó con cierta espina de dolor, que quitó de inmediato para sonreír divertido a su madre, no consideraba correcto llenar de un ambiente pesado su regreso, eso sería otro momento y otro lugar, ahora solo deseaba compartir con la Lockhart.

 

-madre, ¿te parece si hago yo el te? – le preguntó con naturalidad, lo haría de la forma tradicional, sabía que era un pedido algo extraño, aunque a Alexander siempre le había gustado hacer las cosas a su propio modo, pero desde que había llegado por primera vez al castillo los elfos lo habían consentido, pero su viaje le dejó algunas cosas marcadas, y tardaría un poco en quitarlas.

 

-Prometo que quedará delicioso, o por lo menos bebibles – bromeó divertido, jamás permitiría que su madre bebiera algo que supiera asqueroso – ellos pueden servir lo que quieras comer, algunos bocadillos salados o ¡dulces! Se que los necesitas – comentó divertido, deseaba que su madre recuperara ese peso que parecía haber perdido.

 

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El hecho de que Alexander lamentara no haber estado cerca de la matriarca en aquel momento tan doloroso, le lleno de pesar, pero luego sus cumplidos la hacían sonreír, porque la fuerza para continuar, provenía precisamente ellos sus hijos y nieta.

 

Se distrajo de aquel pensamiento al ver como Corrolo se limpiaba la comisura de los labios sin que cayera nada, gracias a la broma de su hijo, Cye le miro sabiendo que quizás era una venganza por el "niño" pero si ella no había podido evitar que aun la elfina Heyda y el elfo Jops, los más viejos al servicio de los Lockhart la siguieran llamando niña, mucho menos podía corregir a Corroló, aunque claro la naturaleza de Alex era distinta a la de la matriarca.

 

--¿Tu preparasas el té?-- pregunto sorprendida, pero accedio de inmediato sobre todo al escuchar que quedaría delicioso. --De acuerdo, que sirvan de ambos bocadillos por si te apetece salado a ti, pero yo tomare dulces-- admitió esta vez sin culpa porque sabia que le hacían falta peso.

 

--Cuentame de tu viaje, de las experiencias que ahora forman parte de ti-- la rubia se refería no solo al viaje de desplazamiento por el mundo, sino al físico, al interior, ese que había hecho que la energía del mago cambiara.

 

--Mi abuelo solía decirme que somos lo que decidimos y aceptamos aquí-- mientras hablaba había posado su diestra en el pecho del vampiro a la altura del corazón, para enfatizar sus palabras. --Yo digo que sin importar las decisiones que tomemos debe haber un lugar y alguien al que volver siempre y a pesar de todo-- esta vez su mano se deslizó por la mejilla del mago en una dulce caricia.

 

La bruja presentía un no se que, que como madre la hacia querer asegurarse de que el pelirojo supiera que ella siempre estaría para el.

 

@@Alexander Fox

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  • 2 semanas más tarde...

-Claro que lo se preparar madre – dijo con un puchero al ver lo sorprendida que estaba su madre, pero lo quito para sonreír divertido y afirmar a sus palabras, le gustaba más las cosas saladas que las dulces, aunque nunca negaría el delicioso sabor de un biscocho, en particular sabía hacer muchas cosas sin magia debido a que había sobrevivido demasiado tiempo alrededor de muggles.

-Ah… bueno madre, mi viaje… – no sabía que contar, no se preparó ningún guion o mentira, él no era esa clase de persona, y mucho menos intentaría engañar a su madre, pero su viaje había estado lleno de dolor y disgusto algo que sabía que a la matriarca no le gustaría escuchar, así que sus palabras quedaron en un vacío mientras su cuerpo se movía para sacar algunas hojas para hacer el te y colocaba agua en una tetera para que hirviera, esquivando su mirada sin saber que decir, pero fue cuando sintió el toque de la matriarca que Alexander se atrevió a verla.

¿Por qué sentía que sin decirle nada ella lo sabía todo? Mantuvo su respiración y mirada tranquila, relajada, para él no era difícil hacer eso, pero por dentro Alexander estaba teniendo una lucha, deseaba confesarle lo que había hecho… la decisión que había tomado, pero… ¿no haría las cosas más difíciles? Él muy bien sabía la posición que la mayoría de sus familiares respecto a ese tema ¿Acaso ella lo repudiaría si supiera su nueva posición? ¿sería echado de la familia?

Fue entonces que Alexander se dio cuenta que, por primera vez en su vida tuvo temor de ser odiado, nunca le había importado, es más, se había acostumbrado a la mirada de rencor o de disgusto de las personas por ser un vampiro, pero ahora, realmente tenía terror que aquello pasara ¿acaso se había equivocado en su decisión? No… no lo creía, pero… quizás eran las consecuencias que no había considerado.

-Mamá… ¿Qué sucede si hago… algo que realmente odies? ¿me dejaras de querer? – no supo de donde salió esa pregunta y de esa forma, fue vergonzosa, ¿Cuántos años tenía para decir esa tontería? Era un viejo no un crio, sintió su rostro arder y se apartó de ella, casi rechazándola – ah… ¡ah! Es una tontería madre, disculpa, yo no sé qué estoy diciendo, el agua esta a punto de hervir, si quiere puede ir sentándose – intentó esquivarla, escuchando como la tetera comenzaba a sonar, pero apenas era un débil sonido, debía esperar más.

Sabía que estaba exagerando, pero bien sabía que su hermano pequeño se había alejado un poco de la familia después de su matrimonio y su decisión de elegir el bando opuesto de los Lockhart, no quería obligarse hacer aquello, quizás era el momento para cerrarse.

- ¿de que quieres el te madre? – preguntó para cambiar todo el tema.

 

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Los gestos, ademanes y la postura del cuerpo del mago eran más que elocuentes para la matriarca, obvio no le gustaba que la engañaran, pero tampoco era partidaria de írrumpir en la intimidad de otros, así que a veces los silencios lo decían todo, aun lo que las palabras no podían.

 

Este era un momento que ya había vivido antes, con varios de sus hijos, incluso con su esposo, al que amo, amaba y amaría siempre, diferentes personas, diferentes enfoque, un mismo motivo, una decisión. Un suspiro escapo de su pecho, el no necesitaba decir nada más, ella ya había sentido el cambio, no era algo tangible o visible, era más un algo en el corazón que daba la fuerza para hablar, pensar y a veces hasta sentir distinto.

 

--Entiendo-- dijo la Lockhart cuando el mago de cabello rojizo rechazo su contacto e incluso rehuyó su mirada, no iba a decirle lo que sospechaba estaba pasando, jamás se lo dijo a Ishaya, aunque compartían la misma casa, la misma cama y se amaban profunda y desesperadamente.

 

--Me gustaría con tonos frutales y mucha miel-- sonrió cual chiquilla cuando le mencionaba el dulce, a ese punto Alexander podría pensar que ella no escucho su pregunta o que la desestimó como el mismo había pedido, pero no, solo lo asimilaba.

 

--¿Piensas tener hijos algún día?-- pregunto ladeando la cabeza al ponerse a su lado y de puntillas para alcanzar un frasco de miel que estaba en la alecena superior, pero no llegaba.

--Porque entonces comprenderás que amamos a nuestros hijos por lo que son, el paquete completo, con defectos y virtudes, con aciertos y equívocos, con lo bueno y malo-- dio otro saltito y casi logra llegar al tarro --de otra forma no seria amor, ni tampoco seria tu vida si no pudieras decidir aunque tu elección fuera diferente a la mía-- esta vez busco sus ojos para decirle con todo el corazón

--Te voy amar siempre, aunque tu camino sea distinto al mio, pero tienes que prometerme algo-- entonces puso su diestra en el torzo del chico a la altura del corazón --Te cuidaras mucho. Ya que yo no estaré para hacerlo y esta-- dijo señalando lo que los rodeaba --siempre sera tu casa, tu hogar mis brazos-- acarició la mejilla del vampiro con ternura

--siempre estarán listos para acuñarte aunque seas un viejito-- ahora acerco su rostro al de el y le beso en la mejilla y en la frente.

--ahora o me alzas para tomar el bendito tarro o me lo alcanzas tu mismo--

 

@@Alexander Fox

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