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Castillo Lockhart (MM B: 78568)


Ela Karoline
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Intentando ignorar el tema se preocupó cuando su madre respondió a su rechazo ¿le habrá incomodado? Se sentía mal, pero consideró que en cualquier momento el tema quedaría en el olvido y cuando escuchó su pedido con su típica sonrisa sonrió divertido, se dispuso a buscar las hojas de te frutales para hacer una pequeña combinación, así tendría el sabor que ella gustase, sacó las tazas y se dispuso a esperar que se terminara de hervir el agua cuando se percató como su madre intentaba alcanzar la miel.

 

-madre… - iba a decir algo, pero sus palabras le irrumpieron, se sorprendió cuando le preguntó sobre los hijos, aunque él tenía entendido que no tenía ninguno y no tenía a una pareja estable como para pensar en ello, le fue extraña la pregunta, pero… comenzó a comprenderla cuando la voz de esa hermosa mujer siguió hablando.

 

Sus palabras le llenaron de calidez, podía sentir como si esa miel que tanto buscaba alcanzar la vertieran sobre él, una sonrisa sincera se dibujó en su rostro, llegó a pensar que no importaría escuchar esas palabras, que no valía la pena seguir con ese tema, pero… la conclusión había llegado y lo había dejado con una sensación tan ligera, su cuerpo y mente se sentían tranquilo, ya no podía pelear por nada, y más con ese beso en su mejilla lleno de cariño que le apenaba, pero que agradecía desde el fondo de su alma.

 

-Madre… yo soy afortunado - se rio débilmente, quizás primera vez que consideraba aquellas palabras como ciertas, sonrió no tenían nada más que decir, sus palabras habían cavado dentro de Alexander y no podría sacarlas de allí. No pudo evitar reír un poco más divertido, su madre seguía siendo muy bajita como para alcanzar ese lugar y sabía que a pesar de poder usar magia no lo haría.

 

-Eres muy pequeña madre – confesó divertido, fue en ese momento que la tomó un poco más debajo de la cintura y la levantó fácilmente, sintiendo mucho mejor la perdida de peso, eso le preocupaba y realmente esperaba que su madre ahora se cuidara mucho más, esperaba poder apoyarla con toda su alma, como ella estaba haciendo por él.

 

Cuando tuvo el tarro de miel la volvió a bajar, ya el agua estaba lista, solo faltaba preparar para poderse relajar comodamente en la mesa o donde les apeteciera sentarse, así que rápidamente comenzó a generar el te que ya había prometido siendo sereno en sus acciones, la mujer quien le cuidó fue quien le enseñó prepararlo, a ella le gustaba mucho y, es más, su hora de la merienda jamás podía faltar, o de lo contrario se pondría de mal humor.

 

-Madre, te aseguro que estaré para ti, seré tu hijo fastidioso, aunque a veces me pueda llegar a perder con facilidad – confesó divertido para seguir en lo que hacía – necesitaremos hacer alguna aventura, estoy seguro de que a poco, todos irán regresando a casa… - comentó mientras esparcía el aroma del té que estaba preparando, frutal para su madre, y citrino para él

 

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Ahora que le había expresado sus sentimientos y punto de vista a @@Alexander Fox, se sentía más tranquila y esperaba que el mago entendiera cada una de sus palabras y de lo que el silencio también decía. Río de buena gana al ver que al fin de cuentas su hijo la levantaba para conseguir su pequeño tesoro, ese tarro de miel maravilloso que hasta entonces estaba fuera de su alcance, al menos sin magia.

 

--Soy pequeña solo porque tu eres un grandote-- dijo con cariño cuando Alex la regreso y sus pies tocaron suelo, mientras el muchacho preparaba con cierta maestría el té, ella busco pan del día y corto varias rebanadas, las puso en el aparatejo muggle que les tostaba y cuando salieron doraditas la colocó en un Platón listas para recibir el baño de miel o mantequilla según el gusto de los comensales y lo llevo a la mesa allí mismo en la cocina, después de todo era un lugar cálido y acogedor y de buen tamaño.

 

--Hacia mucho que no estabamos junto y te extrañe-- dijo en un impulso inevitable de sinceridad y cuando escucho lo de que seria su hijo fastidioso río de forma sonora como hacia mucho no se oía en el castillo, incluso los elfos que estaban cerca se asomaron para verlos.

 

--Si, tenemos que darle vida a estos muros, además ya pronto llegara la navidad, quizás debamos ir pensando en eso..-- lo miro dudosa y pregunto luego de morderse el labio inferior --No te iras antes de año nuevo, cierto?-- en los orbes de la rubia bailaba una llamita de esperanza que esperaba conformar, aunque Alex ya era un adulto con compromisos propios y ella debia respetarlos, tal vez ya tuviera planes, pero la esperanza era lo ultimo que perdería.

 

--Además te confieso que me he vuelto una antisocial, ya no tengo amistades como antes, tal vez tu puedas invitar a tus amigos...-- Ottery había crecido y la rubia no conocía a muchos, quizás fuera momento de abrirse, de generar nuevos lazos.

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Hacia años que no la sacaba a pasear... la había guardado para que su ex-esposa no quisiera cobrar algún tipo de vendetta en contra de su segundo amor... su motocicleta... por lo que el mago avanzando lentamente hacia las entradas del castillo lockhart, sencillamente saludo a los duendes amigablemente y comenzo a acelerar por esa terraceria... por suerte traia su casco que cubria su rostro totalmente lo que le permitía en caso de algún accidente salvaguardar el mismo

 

--Hay que admitirlo es un bonito jardin.--

 

Se decía a si mismo después de un recorrido no mayor a 100mtros en donde un jardín perfectamente decorado se habria pie ante el, cosa que sonriendo sin mas el mago avanzo con sumo cuidado hasta llegar a la puerta principal donde acelerando el motor mas a manera de anuncio, el mago se bajo de su vehículo y sin mas el mago se acerco a la puerta tocando 3 veces mientras sacando su varita el mago toco su ropa y el casco y esta comenzó a desaparecer para sustituirse por su ropa habitual.

 

--Buen día se encuentra la señorita Lockhart?--

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El elfo estaba como siempre en sus tareas habituales, aunque aquel era un día para celebrar, pues el amito Alexander había regresado poco antes que la matriarca y ahora ambos estaban platicando y poniéndose al día en la cocina del castillo, incluso se habian oído algunas risas, cosas que ultimanente no ocurría, no desde la muerte del amo Ishaya.

 

Como siempre Jops y Heyda, la elfina ama de llaves tenían desacuerdos, mismos que por pura intervención del destino se lograban solucionar, aunque casi nunca llegaban a oídos de la Lockhart, que si no estaría muy decepcionada de ambos. El caso es que ese día no era la excepción, la elfina había puesto una hilera de jarrones frente a la puerta principal y casi todo el vestíbulo estaba lleno de mantas, muebles tapados con sabanas cajas y demás, tanto que ya no quedaba espacio ni para abrir la puerta, jops por supuesto, estaba contrariado y movía con su magia elfica las cosas hacia el salón de la chimenea cosa que causo una verdadera pelea de poder entre ambos elfos, al punto de que de pronto los jarrónes comenzaron aparecer en la entrada ante la puerta principal, cuando esta fue tocada, jops mando justo detrás del visitante un sofá envuento en una sabana blanca y Heyda que intentaba contravenir el hechizo lo jalo con fuerza hacia la puerta, recogiendo en el camino a @, el visitante.

 

--Detente antes que lastimes a alguien elfina endemoniada-- grito el elfo enojado abriendo con un plop la puerta y dejando que el visitante viera el interior, aunque no por gusto, sino para evitar que los objetos dejaran marca en la bien pulida madera, por suerte estaba sentado (a ala fuerza) en el sillón que sino el jarrón que Heida le lanzo al mayordomo y que este esquivo dejándolo seguir su trayectoria hubiese golpeado al mago, pronto se escucho el sonido de la cerámica contra el suelo allá donde había aterrizado volviéndose añicos.

 

--Buenos dias señor ¿Que se le ofrece?-- dijo el elfo al notarlo, con total cortecía luego de una breve reverencia, dejando suspendido en el aire el segundo jarrón que pasaba justo sobre la cabeza del Holmes, pasando por alto las palabras del mago que ya había dicho a quien buscaba, pero con tremendo saperoco... Cualquiera perdía la cabeza.

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El mago había quedado en shock... Mira que lo habían corrido de una casa de tantas maneras... que ya nada le sorprendía... Pero el que lo recibieran arrojándole un sillón y muchos jarrones en la cabeza... Que clase de elfos eran esos? Quien en pleno 2019 mantiene elfos esclavizados?... Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por aquel otro elfo que se veía más "calmado"

 

--si... Si vine solo de visita... Aquí vive la señorita Lockhart no? Es que tenemos asuntos pendientes...--

 

Le decía sonriendo mientras miraba de reojo a esa elfina... No confiaba en lo absoluto de ella... Por lo que manteniendo la calma le regaló una sonrisa y unos ojazos de látigos (e.e) a la elfina...

 

--Tienen una bonita casa... Acaso están en remodelación? O por qué todos los muebles están apilados en la puerta?--

 

Decía el mago mientras miraba curioso por todo el interior de la misma, habían cuadros sumamente hermosos, se notaba que la señorita cye conocía el arte, por lo que en espera de una respuesta por parte de alguien el mago únicamente se dispuso a esperar

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El elfo se quedo quieto aunque alerta por si Heyda intentaba algo más, debido a la presencia de un invitado que preguntaba por su señora. Con un movimiento de dedos alejo el jarrón de sobre la cabeza del mago que ya estaba sentado en uno de los sillones aunque en el lado exterior de la puerta curiosamente.

 

color=#ff99cc]--Si, si es la residencia de la Familia Lockhart y la Señora Cye vive aquí--[/color] contesto con total corrección, un poco avergonzado por el gran desastre que se veía y preocupado por la mala impresión que @ pudiera llevarse, ya que desconocía el motivo de su visita.

 

--El asunto que viene a tratar es oficial, de negocios, ministerial tal vez o personal -- indago con un dejo de prudencia, sobre todo para saber a que estancia pasarlo, si al salón, al vestíbulo o a la biblioteca. Le dirigió una mirada asesina al ama de llaves cuando el mago pregunto si estaban en remodelación.

 

--Oh no señor, es que la ama de llaves ventila los sillones de cuando en cuando así-- dijo echándole la culpa por completo a la otra criatura por si el asunto llegaba a oídos de la rubia matriarca.

--Pero le aseguro que en un plop todo queda en perfecta armonía-- mintió, no seria un plop sino varios si es que no continuaba la guerra entre ambos, que como Cye les daba total libertad y los trataba como parte de la familia sucedían aquellas cosas.

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El mago escuchaba atentamente lo que decían aquellos elfos, en un 70% sabía que era verdad pero el resto podía identificar cuando mentía... Después de todo ese era uno de los motivos por los cuales la gente solía pagarle... Que les dijera cuando alguien mentía, por lo que sin tomarle mayor importancia el mago se puso de pie y le hizo una reverencia al elfo...

 

--Pido una disculpa por mi falta de educación caballero(?) Mi nombre es Sherlock Holmes y vengo a tratar asuntos de negocios con la señorita Lockhart...--

 

Le decía el mago con una sonrisa, supongo que era innegable el hecho de que algo así llegará a suceder... En el mundo de los negocios el aún estaba inocente y si quería dejarle una descendencia a sus hijos, tenía que tomar medidas drásticas...

 

--si gusta la puedo esperar aquí afuera...--

 

Le decía con calma, el se encontraba calmado... La había investigado si bien nadie es perfecto y tiene alguno que otro pecado en general era una buena chica, estuvo casada con aquel que era en su momento director del profeta, su jefe... en su mente vino aquellos recuerdos que tenía de esa epoca... nunca fueron buenos y tenía una larga lista de quejas que hacer, pero eso ya era pasado, aunque destapará esa cloaca no causaría ningún efecto...

 

--Gusta que le ayude con algo Sr. Elfo?

 

Pero esa era una historia que ahora más que nunca no debería de contar, por el bien del futuro de estás negociaciones y por el bien de esta alianza tenía que perdonar y olvidar...

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Se comenzó a reír cuando escuchó a su madre llamarlo grandote, ciertamente era más alto que ella, pero no se consideraba tampoco tan grande, se fijó como se unía a él para crear los aperitivo, era un momento muy especial y perfecto, aquello lo hacía sentir feliz ¿Cuánto tiempo había anhelado un momento familiar y más uno de madre e hijo? No estaba seguro, pero lo estaba disfrutando mucho, su sonrisa era completamente sincera y llena de diversión, escuchar a la matriarca reir lo llenaba de felicidad, ni él mismo se creía la tensión que había tenido hace algunos minutos antes.

 

Su madre era un hada que traía felicidad.

 

– Claro que me quedaré hasta el año nuevo y si es posible espero no tener que moverme de aquí en mucho… mucho… mucho… tiempo, madre – mencionó con mucha tranquilidad, había tenido suficiente la última vez, sabía que podía ocurrir cualquier cosa, pero tendrían que arrastrarlo para sacarlo de su hogar, después de todo allí deseaba quedarse – Así que hay que pensar en algo muy navideño – acotó para que su madre explotara su creatividad, él la apoyaría con lo que fuera, e intentaría cumplir sus deseos.

 

-Entonces, estas navidades son el momento de crear y unir lazos madre, tu eres hermosa y muy amigable, las personas llegaran a ti como abejas con la miel – comentó mientras terminaba de servir en las tazas el té preparado, el olor estaba alrededor de ellos era muy delicioso y armonioso, Alexander estaba seguro que eso acompañado con lo que había hecho su madre sería perfecto – invitare a quienes conozca y quienes no, soy amante de hablar con extraños – se rio traviesamente, suerte que ya no era un niño que fuera fácil de engañar.

 

Tomó las tazas y terminó de colocarlas en la mesa, fue entonces que percibió cierto movimiento entre los elfos.

 

-Mmm… ¿Qué pasará? – preguntó curioso, mientras tomaba haciendo, y se robaba un rebanada de pan, mordiendola llenadose de migajas.

 

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El ambiente le resultaba tan cálido que era imposible pensar en otro entorno fuera de ese, porque si bien era cierto que la mejor parte del castillo para ella siempre había sido la cocina, ahora lo era más. Su hijo bromeaba y reía, además de generar ese delicioso aroma cítrico y frutal en el té que estaban a punto de degustar.

 

Las tazas llegaron a la mesa donde ya esperaba el Platón con las rebanadas de pan tostado y caliente, el tarro de miel y la mantequilla, sencillo pero muy hogareño, Cye tomo asiento junto al mago, lo vio atacar una tostada y desprender con ello varias migas del pan, ya no era un niño y ahora había regresado más maduro, con un equilibrio interno que antes no percibía, ahora era el, él que la llenaba de paz con su presencia y de seguridad.

 

--Te quedo delicioso-- dijo luego de haberse llevado la taza de te a los labios y haber permitido que el humeante liquido inundara su paladar y se deslizara por su garganta, era una fiesta para las papilas gustativas que no terminaría hasta que el té desapareciera de la porcelana.

 

--Ignoraba que eras un maestro del té-- expreso dando otro sorbo a su bebida y luego tomando una tostada que primero embadurno de mantequilla y luego baño con abundante miel. --Podría darte trabajo en el Mágic Tea u organizar catas personalizadas, seguro que la cola dé féminas doblaría la esquina-- ahora bromeo mientras cambiaba el pan a la otra mano para chuparse los dedos untados de miel.

 

--Ja te apuesto que son Jops y Heyda en su batalla por el dominio-- dijo refiriéndose al ruido que les llegaba desde la sala o el vestíbulo, ni para la Lockhart era un secreto los pleitos de ambos elfos, solo que nunca había estado en medio de uno.

 

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El elfo se detuvo en seco y también la elfina que respondía al nombre de Heyda, la razón, era la poco habitual comprensión del visitante, los modales que lucía, no podian ser ciertos, los llamaba señores, ambas criaturas cruzaron miradas, aquí había trampa, si, si, era mejor desconfiar ¿Acaso los mortifago habian vuelto a las andadas y su maña de querer reducir el castillo y a sus habitantes a ruinas? ¿Ahora eran diplomáticos antes del ataque para que los dejaran entrar?

 

--Negocios-- repitió el elfo esperando sacar algo más y lo unico que consiguió fue un ofrecimiento de ayuda que por supuesto debía desestimar --No, no se moleste, nosotros podemos solos, por favor pase usted Sr Holmes-- dijo despenjando con magia elfica el camino y abriendo un poco más la puerta, luego lo guió unos pasos por el corredor y lo desvío hacia el salón donde estaba la chimenea, el reloj familiar y algunos retratos de la familia, además de cómodos y elegantes sofas. --Tome asiento, enseguida le aviso a la matriarca-- informo y desapareció para materializarse en la cocina donde estaban Cye y Alexander tomando el té y poniéndose al día.

 

@@Alexander Fox @

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El mago le volvió a sonreír al elfo, el que le permitiera entrar a la casa sin muchas preguntas le resultaba bastante agradable, y la manera de devolver el favor era únicamente comportarse por lo cual siempre manteniendo las manos en el abrigo sencillamente se sentó, permaneciendo quieto admiraba la decoración, por lo cual quitándose su sombrero y su abrigo el mago se quedó por un momento pensativo mirando hacia la chimenea...

 

-- Lo hago por mis hijos... Por brindarles un mejor futuro...--

 

Decía el mago para si mismo en casi un susurro mientras seguía mirando la chimenea... No sabía que sucedería... Alomejor se arrepentía... Tampoco la culparía... Era un mago que todo lo que tenía era su negocio... Ni siquiera tenía un apellido real... Holmes era su apellido profesional para poder iniciar sus investigaciones el trato que había hecho con su amigo Arthur Conan Doyle para poder redactar sus aventuras le había ayudado para sobrevivir todos esos años en el mundo muggle, por eso no tenía ningún problema... Pero ahora era diferente...

 

--Todo saldrá bien Sherlock... Todo saldrá bien--

 

Se volvía a repetir así mismo mientras el mago tomaba asiento nuevamente a esperar la llegada de la señorita Lockhart...

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