El Dragón Verde (MM B: 108933)

[Mica Gryffindor]

Un lobo y un oso fueron las creaciones del último mago que había arribado, ambas listas para defenderlo. Lo vio adentrarse en el lugar, desde allí lo vigilaría mientras buscaba rastros de magia tenebrosa o algún atisbo de que las cosas no funcionaban como debía ser… 

Notó como el rubio abría una botella indicando que había más en uno de los muebles antes de argumentar que no había mucho más que hacer allí. Suspiró, dando por perdida aquella botella de la que el mago ya estaba bebiendo. Se acercó hacia él y se la quitó en modo desafiante, dio unos sorbos a la bebida antes de devolverla a su “dueño”. 

–Concuerdo, será mejor que nos marchemos del lugar… ya he visto lo suficiente…– respondió por fin, llamando también la atención de los otros individuos. – Fulgura Nox– invocó el portal que los trasladaría hacia los terrenos de la mansión Potter, donde podrían relajarse si así lo deseaban. 

Observó cómo la joven de cabellos claros y el caballero de shorts y camisa hawaiana cruzaban en primer lugar, mientras el rubio permanecía distraído con su botella. 

–Anda… –inquirió, tomando su mano y jalándolo para que pasara el portal junto con ella, asegurándose que todos estuviesen ya a salvo. 
 

[Helike R V PB]

Había estado ocupada con algunos asuntos de los Vulturi. No me hacía gracia tener que ir, pero a veces las obligaciones de Estado primaban más que los asuntos propios... Farfullé molesta tras el último comentario soltado por uno de mis consejeros y negué con la cabeza. 

- Revisaré todo cuando venga... tengo la intuición de que tendré visitas indeseadas... - y sin más dilación abrí un portal y me dirigí hasta mi negocio... Iba vestida con un traje pantalón chaqueta, botas finas de aguja, camisa de color blanco perla y la capa colocada en mis hombros que ya ondeaba con la brisa de esa tarde. Llevaba la capucha puesta... La bajé al ver los desperfectos...

- Pero, ¿qué? - tal y cómo había predicho en el Consejo. Rugí furiosa... Mis elfos ya se estaban afanando en arreglar los desperfectos. Por poco no se había incendiado el local, el aroma a madera quemada aún estaba impregnado en el ambiente. 

- Ésto no se puede tolerar - bufé rabiosa. Fui hasta el interior y vi una botella que estaba abierta- ni siquiera se han dignado en echarla a los vasos- ¿serían fenixianos? - pregunté al aire. Pero no se habían podido llevar nada. No era tan estú pida como para dejar algo que me inculpara. Sólo había documentos de contabilidad y registros; tanto de compras a proveedores y la carta del local. El despacho estaba cerrado a cal y canto y en teoría ahí no habían podido entrar. 

Ciertamente tenían que ser magos, los muggles no se habrían atrevido a entrar de ésta manera, aparte porque estaba bloqueado el acceso... Tendría que usar todo el poder que fuese necesario para no tener visitas indeseadas... Y hacía tiempo que no había conjurado ese hechizo...

- ¡Expecto Patronum! - grité al aire moviendo mi varita mágica. Tras el final del objeto mágico se fue perfilando unos hilos de plata que fueron conformando una silueta con forma de murciélago vampiro plateado. Revoloteó silencioso a mi alrededor...

- Busca a Sagitas @ Sagitas Potter Blue  , reunión urgente en El Dragón Verde, necesito saber si hubo visitas indeseadas en sus negocios - el animal "batió" sus alas y surcó el cielo londinense para enviar el mensaje de ayuda a la persona indicada. 

off:

¡Gracias por la visita chic@s!! ajajja 

[Sagitas E. Potter Blue]

jajajaj, me habías arrobeado en agosto y acudo en enero, es porque no le di de comer a tu patronus, ajjajaja

Había ignorado aquel murciélago plateado porque bastantes problemas tenía como para que ahora tuviera que acudir al instante a ver a mi sobrina por su pregunta de si habían habido ataques. La verdad es que estaba demasiado ocupada con temas de bandos que lo normal era que el compañero acudiera a nosotros a decirnos las novedades, tanto fueran positivas o negativas, y que sólo nos llamaran para acudir en el caso de pedir ayuda. ¿Pedir información? Mi sobrina se creía que yo estaba a sus órdenes cuando era lo contrario.

Sin embargo, cuando caminaba por el Callejón Diagon, para otros temas (mirar escaparates y gastar dineritos en tonterías para Reyes, nada serio), recordé que hacía tiempo que no la veía. Así que, al final, claudiqué y fui a su negocio. Pero que conste que no fui porque ella me llamara sino porque quise yo ir a verla. Nunca estaba de más saludar a la familia, sobre todo ahora que no vivía con nosotros en la PB sino que se había comprado mansión nueva.

Aproveché para comprarle un regalito en una tienda, para darle una sorpresa. Ni sé cómo llegué al Dragón Verde. Creo que sólo había estado por allá una o dos veces, no más. El estilo era muy suyo y yo, muy mía, entré en el local, me quité el sombrero de lana roja y la llamé, a gritos, ¿para qué cambiar?

-- ¡Heliké! Te traigo un regalo de los Reyes Magos. Te lo doy si me invitas a una birra.

Y con total descaro, puse los mil y un paquetes y bolsas encima de una de las mesas, rebuscando el que llevaba su nombre.

[Helike R V PB]

Y menos mal que los patronus son incorpóreos! jajaja

On:

Había ordenado a mis elfos que tras las fiestas navideñas sacaran todo los adornos relacionados con ésta. Aún faltaba San Valentín pero aún quedaba tiempo para el mes de febrero. Mientras tanto estaba en el pequeño despacho ordenando las cuentas y por supuesto, avisando a mis proveedores de mercancías para ir reponiendo los productos que más me faltaban. No es que acudiese mucha gente, pero entre el frío y que la vida estaba cada vez más cara parecía que a los magos les costaba salir más de casa que de costumbre.

Estaba vestida con un traje pantalón chaqueta, botas de aguja con una camisa blanca. Coloqué bien el pelo en una cola de caballo alta con la varita, mientras que, con otro aire de varita me serví un vaso de whisky de fuego con hielo. No era muy tarde, o eso parecía por los pequeños rayos de sol que entraban por la ventana del despacho. Con otro movimiento más, cerré el libro contable y guardé la pluma en su sitio, ya continuaría más tarde... Estaba a punto de salir cuando escuché la voz de mi tía Sagitas, levanté una ceja y tomé la capa para colocármela con un ondeo encima de los hombros y abrochada con un broche de plata en forma de calavera.

En cuánto salí al recibor me sorprendió tanto regalo junto, ¿tanto había gastado?

- Carai, ¿y eso? -pregunté estupefacta ante esa montaña de paquetes. Llevaba el vaso en la mano y me puse detrás de la barra. 

- Claro mujer, a lo que quieras, esto está más muerto que el día de Halloween... aunque no hacía falta que compraras nada, pero tampoco tengo para ti -le indiqué con cara confundida - me parecen una chorrada sinceramente, aunque, no dudo que a los niños les encantará - dije con una sonrisa.

- ¿Qué tipo quieres? Tenemos cerveza tostada, rubia o negra... ahí en esas barricas grandes que ves detrás -le indiqué con el dedo índice hacia dónde estaban los estandartes de las escuela y casas a las que había asistido- si quieres empezar suave te recomiendo una rubia, es más ligera al paladar porque si empiezas con una pinta negra quizás sea más amarga para ti y además tenemos tres tamaños diferentes, tú eliges... Grande, mediana o pequeña.

- Y además, te he llamado hace meses - protesté por lo bajo- ¿has tenido ataques en tus negocios? -pregunté, mirándola directamente a los ojos.

[Matt Blackner]

Cuando paré la moto, el motor aun tardó unos segundos en quedar en silencio. El sonido del motor de mi Triumph negra siempre me relajaba, aunqeu tal vez fuera más ruidosa de lo qeu a Sagitas le gustaba. 

 

Me quité el casco, aun sentado en la moto, a oscuras. Era tarde, pero no podía dormir, y aprovechando qeu Elentari tenía una buena noche, y sabiendo qeu Sagitas la atendería si era necesario, había salido para dar una vuelta, intranquilo, con una vieja camiseta sin mangas y un pantalón corto. No había pensado donde iba, solo arranqué y aproveché la falta de gente en las calles para dar gas. Ahora que lo pensaba, hacía mucho tiempo que no me pasaba por allí. 

 

Desmonté, reduje el casco hasta el tamaño de una moneda, y metí las manos en los bolsillos, mientras avanzaba hasta el Dragón Verde. Había una luz encendida en su interior, asi qeu imaginé que era @ Helike R V PB , trabajando hasta tarde. O montando una buena fiesta, aunque por la falta de ruido, me decantaba por la primera opción.

 

Me adentré en el local, hasta quedar junto a la barra. Me sentía inquieto, aunque tal vez los recuerdos qeu me venían a la cabeza tenían algo qeu ver. Tras mirar alrededor, carraspeé.

- Eh, Helike, estás ahí?