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Bratvá (MM B: 109195)


Juliens
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No sabía exactamente cuando tiempo llevaba allí pero ha decir verdad tenía la certeza de que había sido demasiado. Permanecía sentada en uno de los bancos de la barra y, en esta, un cuadrado vaso de cristal aguardaba a que la mujer por fin se decidiera a beber. El líquido ámbar comenzaba a mezclarse con agua del único hielo que había comenzado a derretirse hacía ya un buen rato y con el cual Mónica se entretenía haciéndolo girar con el dedo de vez en cuando.

Una voz cercana la sacó del ensimismamiento en el que se encontraba e hizo que girara el asiento del banco con la inercia de su propio cuerpo en busca de quien había hablado. Cuando lo reconoció no dijo nada si no que se limitó a observarlo mientras interactuaba con quien hacía de camarero, para luego acercarse a la barra que ella ocupaba. No estaba precisamente cerca, pues eran varios metros los que los separaban, pero a Mónica no le hizo falta la cercanía para reconocer a un viejo amigo.

- Vaya, últimamente parece que la cosa va de reencuentros – dijo lo suficientemente alto para que Arcanus se enterara. Ya no lo miraba, había vuelto a quedar de frente a la barra y por fin había dado un trago a su bebida. El cobrizo cabello le caía como una cascada sobre su espalda, hasta casi la cintura, y algunos mechones le ocultaban parcialmente el rostro; tras beber, volvió a mirarlo.

- Hacía mucho que no te veía – los ojos le brillaron con cierta curiosidad por saber a donde habían acabado los pasos del mago. Tintineó sus uñas contra el cristal del vaso y cruzó las piernas bajo el vestido veraniego que llevaba, de una gaseosa tela color marfil y cuyas tirantas eran un finísimo hilo dorado y caía desde su nuca hasta la mitad de su columna.

 

@ Arcanus

 

Editado por Monica Malfoy Haughton
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Verdaderamente la cerveza era de primera calidad y Arcanus estaba pasando un buen rato allí, lejos del bullicio del Callejón. El lugar era agradable si, pero era un poco aburrido estar allí solo. El joven sonrió al recordar que tiempo atrás, seguramente estaría destruyendo todo el lugar en vez de estar simplemente sentado disfrutando de la decoración. De pronto una voz lo sacó de sus pensamientos, aunque no le prestó demasiada atención ya que no esperaba reencontrarse con nadie. Pero fue entonces cuando la voz de mujer volvió a escucharse y al joven le pareció familiar. Una voz de alguien que había sido importante en algún momento de su vida.

- Es cierto, han pasado años. Pero puedo decir que te ves más bella que el día que te conocí. - Dijo mientras dirigía su mirada hacia Mónica. Allí la vio, casi tal cual como hacía años, como si el tiempo no hubiera pasado tan velozmente. Por fin encontraba una cara amiga, una persona que recordaba con cariño. Y entonces Arcanus rió, aun recordaba todo lo que había pasado cuando la conoció y el desastre que se había generado. Bellos recuerdos de bellos momentos cuando todo era más simple y ambos eran más jóvenes.

- La verdad que no esperaba encontrar a nadie, pero me alegro de que estés aquí. Los años pasaron y no tuve mucho contacto con el mundo mágico. A decir verdad, perdí la pista de muchos amigos y todo en mi vida dio un giro. - Le comentó y se detuvo para beber un sorbo de su bebida. - Aunque, por lo que veo, todo en este lugar ha cambiado, si sabes a lo que me refiero. - Hizo un ademán con su cabeza hacia uno de sus brazos donde antaño tenía la marca tenebrosa. No temía hablar de esas cosas que en el mundo mágico eran secretos a voces y menos si hablaba con alguien quien había sido su compañera.

- ¿Y tu? ¿Qué ha sido de ti? ¿Dónde te habías metido? Existen las lechuzas para enviar correspondencia sabes? O también esos aparatos muggles, teléfono móvil creo que se llaman. No hubiera estado mal tener noticias tuyas. - Arcanus terminó la frase y comenzó a reflexionar. Hacia muchísimo tiempo que no sabía nada de Mónica. De hecho, en su último tiempo dentro del bando, tampoco tenían mucho contacto. ¿Qué grandes hazañas había logrado ella en su ausencia?

- Bien, soy todo oídos... - Le dijo clavando la mirada en sus preciosos ojos verdes y acomodándose para poder oír todo lo que ella tenía para contarle.

 

@ Monica Malfoy Haughton

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  • 3 semanas más tarde...

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Las hojas secas que se acumulan en el borde de la acera, le recuerdan que el otoño se acerca. Le sorprende encontrarse a esas alturas del año de forma tan repentina. Normalmente, sentiría algo de pánico, pero por primera vez en muchos años tiene la sensación de que que el año terminará bien. Los problemas de la comunidad mágica no se han arreglado mágicamente, pero hay bastante esperanza en la atmósfera. La Inquisidora ya no es una amenaza y el Ministro de Magia es un hombre en quien confía plenamente —por no mencionar que es simpatizante de su bando—. La Orden del Fénix sigue luchando, como siempre lo ha hecho. Y ella...

Desde el enfrentamiento con la Inquisidora, Madeleine ha estado quedándose en el castillo de la familia Evans McGonagall por invitación de Cath. Una de las excusas que se dieron mutuamente, era que necesitaba estar en un lugar tranquilo y cómodo para recuperarse de las heridas que habría sufrido. Madeleine baja la mirada a su brazo todavía envuelto en aquellos vendajes sagrados, que apenas le permiten hacer uso de sus poderes. Para cuando Despard pudo volcar su purificación espiritual en ella, la corrupción de la Inquisidora había subido desde su mano, y había estado a punto de llegar a su hombro y a su pecho. Tomar el horrocrux con las manos desnudas e intentar volcar toda su Magia de la Oscuridad en él había sido un riesgo innecesario y, a pesar de que aparentemente todo había salido bien, tenía en claro que no había sido precisamente por ella; sin embargo, sabía que arrepentirse y lamentarse no valía la pena. «No podrán decir que no me enfrenté a la mismísima Inquisidora», había dicho en broma... Aunque, honestamente, no tan en broma. Quizás, en el fondo, le agrada su nueva cicatriz.

De aquello habían pasado tan sólo unos días, y en ese transcurso de tiempo había tenido otro encuentro especial con Will. La última vez había sido la noche anterior a los eventos ocurridos en el Ministerio de Magia y era, aproximadamente, su quinta "cita". No es como si hubiese estado llevando una cuenta mental. Madeleine se había tomado con demasiada literalidad las palabras "carpe diem" y aquella había sido su excusa para seguir posponiendo mencionar lo relativo a Bastian Karkarov. A esas alturas, tenía la seguridad de que Will le había contado Benjamin acerca de ella. El misterio para ella, era si Benjamin le había comentado a Will cómo se conocían. Cuando estaba con él, no sentía remordimientos y prefería disfrutar el momento, pero cuando se quedaba sola la culpa comenzaba a carcomerla y había llegado al punto en que era insostenible. 

Cierra los ojos por un momento, concentrándose en recordar una vez más la ya lejana misión de rastreo en Alaska, uno de los tantos intentos fallidos de dar de caza a la Inquisidora. Ya sea por valiente o por idi***, sólo hay pocas ocasiones en las que de verdad siente miedo y el reconocer quién era Benjamin en aquel momento fue una de ellas. No había nada que pudiera dolerle y aterrarla más que todos los arrepentimientos que lleva constantemente consigo. «Moody, es hora de que lo superes. Él está muerto porque era un idi*** que hizo su propia tumba. Si alguien tiene la culpa de su muerte es él mismo», habían sido las palabras de Benjamin en aquel momento y ella había permitido que la reconfortaran. Sin embargo, es consciente de que es cínico de su parte aferrarse a esa excusa; había tenido la oportunidad de tener ese cierre con Benjamin, nunca con Will. Y mientras más lo postergue, peor será. Aunque la verdad es que quizás ya está en la "peor" situación. 

Entrecierra los ojos, cuando se encuentra frente al letrero luminoso de Bratvá. A esas horas de la noche, la mayoría de los negocios en el Callejón han cerrado y las personas que caminan parecen estar celebrando, algo que tenía mucho tiempo sin ver. Esa es una cosa más que la hace sentir esperanzada y nostálgica, pero no alcanza a tener suficiente energía como para sonreír. Adentro no hay muchas personas, lo cual agradece. 

Si bien Madeleine interrumpió su aprendizaje con Sajag hace ya algún tiempo, no necesita ser una vidente para estar segura de lo que sucederá. Es lo que siempre sucede, cada vez que alcanza cierto nivel de cercanía con alguien; eventualmente, llega el momento de revelar quién es verdaderamente, y entonces sucede lo inevitable. Está acostumbrada a ello y sabía que llegaría el momento. No debería sentirse tan contrariada por ello. Y en cuanto a Will, bueno, piensa que por un lado es un tanto ególatra de su parte pensar que le hará daño; implicar que eso es una posibilidad, sería implicar que de alguna forma ella es importante para él. Prefiere convencerse de que esta situación sólo le traerá consecuencias a ella. Se esfuerza por mantener esa narrativa, mientras toma asiento en la barra VIP y pide una gaseosa de lata. Sin embargo viene a su mente uno de los recuerdos de la fiesta, el rostro suave y tierno de Will entre sus manos, y aquella sensación de querer protegerlo del resto del mundo. Madeleine maldice por lo bajo, entendiendo por qué es, pero sin querer asumirlo.

Sabe que esa noche no terminará como en otras de sus citas. Ni siquiera se debe a que lo haya estado postergado, pues lo cierto es que desde el inicio las cosas estaban destinadas a terminar mal, como son siempre los asuntos relacionados a ella. «Pero pudiste haberlo hecho antes, idi***», se dice para sus adentros.

Cuando Will se sienta a su lado, ya se ha tomado casi todo el refresco y está considerando pedir una cerveza, pero decide que lo mejor es mantenerse sobria esa noche. La resaca de la fiesta duró unos dos días, y no desea volver a experimentarla. Como es habitual, se limita a hacer un gesto con la cabeza para indicar que ha notado su presencia. Se queda en silencio por unos momentos, vacilante, hasta que por fin aborda el tema. Sin embargo, termina haciéndolo de forma diferente a lo que había pensado en un inicio.

—Hay algo que no me has preguntado —comienza a hablar, con su característica voz ronca y su acento escocés. Clava la mirada en Will, aunque sabe que no podría leer sus pensamientos, porque jamás terminó su entrenamiento de legeremancia—. Y no creo que no hayas hablado al respecto con tu propio hermano. Hazlo. Pregúntame cómo conozco a Benjamin, y cómo él me conoce a mi.

@ Hobbamock Graves

 

Editado por Ellie Moody

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Bratvá es el antiguo negocio en dónde todo comenzó. El sótano de aquel edificio funcionaba, en otros tiempos, como una base de operaciones para miembros de la división mágica de la KGB (o FSB, como es conocida actualmente). Conoce en detalle como sucedieron las cosas, en palabras de su abuelo. Bastian se volvió débil en algún punto de su asignación, comenzó a sentir culpa por todo lo que hizo. Culpa por matar a su mejor amigo, culpa por matar a su mejor amiga, culpa por cada muerte que causó.

Y fue esa culpa la que hizo que la roca comenzara a rodar montaña abajo acumulando mucha nieve. Bastian abandonó la Marca Tenebrosa en contra de las ordenes directas de la KGB para luego desertar. Durante algunos meses lo dejaron en paz, le permitieron continuar viviendo su vida con normalidad. O eso es lo que su padre pensó, nada más alejado de la realidad. En esos meses sus antiguos compañeros lo investigaron utilizando todos sus recursos. Lo secuestraron a él y a su hermano para lograr que Bastian se acercara.

Sabe también que Madeleine es quién comandaba la misión en la que Bastian desapareció. Aunque la palabra desaparecer está muy alejada de la realidad. Bastian no desapareció, él se fue. Se fue en cuanto recibió la noticia del secuestro de sus hijos. Se fue y encaró a la persona que tenía la misión de asesinarlo. Y supone, porque es algo que no puede saber, se rindió a cambio de que los liberaran.

Y los liberan, claro que lo hicieron. Aún recuerda que la Orden del Fénix utilizó varios de sus contactos para mantenerlos a salvo en Estados Unidos bajo la protección del MACUSA. Terminaron sus estudios en Ilvermorny.

—¿Para que te preguntaría esas cosas, Madeleine? Eres una Moody, según se. Hace varios años utilizabas el título de Demon Hunter de la Orden del Fénix. Organizaste y dirigiste varias misiones en contra de la Marca Tenebrosa y de otras organizaciones delictivas. Conociste a Benjamin en la Orden, por su puesto. Ese día te acercaste a él casi igual de nerviosa que como estás ahora. O quizá no lo sepa interpretas y en absoluto estés nerviosa. En fin, que a riesgo de ser golpeado usaré las mismas palabras que él usó. Moody, es hora de que lo superes. Él está muerto porque era un idi*** que hizo su propia tumba. Si alguien tiene la culpa de su muerte es él

 

@ Ellie Moody

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«Es cierto —escucha que le susurra una voz, desde el fondo de la cabeza—. Todavía a estas alturas de la vida, eres capaz de pecar de inocente. ¿No te alegra?». Pero cuando siente que las yemas de sus dedos en contacto con la lata están totalmente helados, se da cuenta de que está... sí, quizás está nerviosa. Le parece que ese es un termino más aceptable que asustada. Se toma unos momentos para calmarse, pues no puede darse el lujo de seguir derrochando energía mágica por doquier. Una parte de ella, le recrimina que debería sentirse, finalmente, contenta, pues haber evadido lo que sentía que era lo correcto no parece haberle traído ningún problema. Pero hay otra parte de ella que exige una especie de castigo, quizás, porque no puede haber paz luego del pecado. Porque debe cargar siempre con el dolor y la culpa, o sino ¿qué sentido tiene? ¿Simplemente... puede avanzar?

No puede evitar rememorar el último sermón que Catherine le dedicó, mientras cenaban en el castillo. «Siempre pensé que merecías un descanso». 

—Es verdad, en aquel entonces, estaba nerviosa. O más bien, tenía miedo —replica Madeleine, luego de un momento. Había paseando la mirada por las botellas de la vitrina, pero finalmente se había dado por vencida, pues tan sólo imaginar el ardor del alcohol le hacía sentir náuseas. Vuelve a posar la mirada sobre Will, aunque esta vez su rostro está menos tenso. Siente algo similar a lo que sintió cuando decidió deshacerse del recuerdo de Pandora, en el Mundo de los Muertos, como forma de pagar su vínculo; como si pudiera exorcizar a un espectro que siempre la estuvo atormentado—. Todavía me da miedo todo eso. Quizás era incluso más joven de lo que tu eres ahora, cuando ocurrieron todas esas cosas, y Karkarov no fue ni el primero ni el último. Cuando me uní a la Orden del Fénix, pensaba que los mortífagos eran quiénes separaban las familias y causaban tragedias. Pero luego, bueno, terminó sucediendo bajo mi propia comandancia. Y, ¿para qué? ¿Qué cambio hicimos en el mundo con tanta sangre derramada? No puedo y no quiero quitarme eso de encima tan fácilmente.

Su primer instinto, había sido sentirse como una tonta por seguir lamentando lo sucedido. Sin embargo, hay cosas que no puede dejar ir. Porque si no mantiene ciertos recuerdos y ciertos rostros vivos, si simplemente ignora todas las cosas malas que han sucedido y de las que ella ha sido cómplice, entonces ¿qué la diferencia de aquellos a quiénes llama enemigos? ¿Qué la diferencia de Marie Tenenbaum o de Laura de Nielsen? Y de cualquier forma, supone que la culpa no era lo único que la había empujado a sacar el tema a colación. Lo cierto es que había otra cosa que la preocupaba, aunque no quisiera reconocerlo.

—De todas formas, no quería hablar de mis remordimientos —añade, luego de unos momentos—. Sólo tenía que asegurarme de que lo supieras. Pero hubiera preferido saber de primera mano que ya habías investigado mis antecedentes criminales, y así me hubiera ahorrado ser quien lo tuviera mencionar. Sólo puedo pensar que querías verme nerviosa al respecto.

@ Hobbamock Graves  

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No sonríe al escuchar las palabras de Madeleine, aunque quiere hacerlo. Pero no lo hace, porque de alguna forma siente que debe mostrarse respetuoso, que debe escuchar. Quizá es ese sentimiento el que lo detienen de reírse, en realidad. William Karkarov es un nombre correcto para referirse a un patán. Porque lo es. Es un patán, es parte de su personalidad y es algo contra lo que jamás intentó luchar pese al sin número de golpes que recibió por eso. Pero no se siente capaz de ser un patán con Madeleine, hay algo en ella que se lo impide. No es miedo ni ningún otro sentimiento negativo. Al contrario, es un sentimiento bueno. No sabe como explicarlo, ni lo que de verdad siente, pero es algo que está ahí dando vueltas en su cabeza.

—No voy a decirte que entiendo todo lo que sientes, pero hay cosas que si comprendo. No conocía la muerte tan de cerca hasta que me enteré de la muerte de mi padre. La conocí mejor unos años después, cuando sucedió el ataque del inquisidor. Fue cuando comencé a luchar, cuando Benjamin comenzó a luchar. Cuando decidimos dar un paso al frente. He perdido amigos y compañeros luchando, quizá sea eso por lo que aveces recurro al alcohol y a algunas sustancias controladas. Pero hoy no quiero hablar de mi, quiero hablar de Bastian

Hace una pausa porque la necesita. Bebe un poco del agua del vaso. Aquella pausa no es una pausa que invite a responder, es una pausa totalmente opuesta: es una pausa que pide tiempo para organizar ideas, para buscar palabras nuevas. Tomo otro sorbo y levanta la mano al mesero, quizá mientras cuenta la historia necesite un poco de valor en forma de vodka.

—Mi hermano llamó idi*** a mi padre con mucho pesar. Él tiene conceptos un tanto dramáticos acerca de la familia. Yo no soy como él, yo puedo llamar idi*** a mi difunto padre y no sentir culpa. Yo puedo contarte su historia, ensuciar su nombre y desprestigiarlo. Porque las cosas buenas no compensan las malas, Madeleine. Y aunque fue mi padre, quizá merecía morir.

Otro silencio igual que el anterior. Ahora toma un sorbo de vodka, dos sorbos, tres.

—Bastian fue criado por mi abuelo con "las viejas costumbres". Era un joven despiadado, un joven malvado. Al graduarse comenzó a trabajar en la KGB, en la división de asuntos mágicos. Si, era un espía, un ladrón y un asesino. Era el mejor, no fallaba ninguna misión. Siempre cumplía su objetivo. Mató a más personas de lo que puedes imaginar escudándose en que su país lo necesitaba, en que era lo mejor para la madre Rusia.

»Mató a su mejor amigo porque así se lo ordenaron. No dudó ni un segundo. Lo engañó llevándolo a una casa segura. Ese día asesinó también a la esposa de su amigo y al niño en su vientre. Vino a Gran Bretaña a cumplir una misión: infiltrarse en las filas de la Marca Tenebrosa. No le costó infiltrarse porque le encantaba torturar y matar gente.

»Pero los monstruos aveces se arrepienten e intentan compensar el mal que hicieron. Bastian un día despertó y se dio cuenta del mal que hizo. Porque tengo que reconocerle eso, se dio cuenta de lo que hizo. Esa parte de la historia la conoces, sabes como entró a la Orden y el trabajo que realizó. Pero ese acto de arrepentimiento fue una traición. Traicionó a la KGB al no seguir las ordenes que le fueron dadas. Ben y yo fuimos secuestrados porque no pudo confiar en la Orden para que nos protegiera, nos dejó con mi abuelo. ¿Qué podía hacer él ante un ejército? Luego él no fue emboscado ni secuestrado, la prueba es que estamos vivos. Se entregó, intercambió su vida por la nuestra. No es tu culpa que esté muerto, y tampoco se merece que nadie sufra por él.

 

@ Ellie Moody

 

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Aunque el aroma del vodka inunda sus fosas nasales, Madeleine se mantienen fiel a su vaso de agua con limón que le pidió al bartender, sólo para minimizar la ansiedad de estar tomando algo. A esas alturas, sabe que es una tontería; desde la fiesta de los Evans McGonagall, rompió varias veces con su promesa de sobriedad de más de un año. Pero de todas formas, está bien. No se trata sólo de su deseo de mantener, en la medida de lo posible, el juicio claro y libre de influencias, para evitar el remordimiento de no ser ella misma la que guíe sus acciones. Es porque quiere asegurarse de que no necesita el alcohol para llenarse de valentía. Por lo menos, ya no más. De todas formas, es incapaz de juzgar a Will, mientras toma un par de shots para animarse a seguir hablando; después de todo, ella estuvo en ese mismo lugar. Sin embargo, y de todo corazón, de sea que no se trate de una especie de karma cósmico y que él no llegue al punto tan bajo que ella alcanzó, y que la llevó a tomar la decisión drástica de desintoxicarse.

En su mente, Madeleine intenta elaborar una línea cronológica de los últimos años. Han pasado casi cinco años desde que visitó Bratvá por primera vez, convocada por Bastian Karkarov; en aquel entonces, Will y Benjamin todavía eran estudiantes que no podían protegerse a sí mismos. En su caso, aquella fue su época dorada como Auror del Ministerio de Magia y quizás por eso había terminado enredada en aquel asunto. El propio Karkarov se lo había dicho, cuando se dio cuenta de que Madeleine no ocultaba su incomodad con una conspiración tan grande. Mientras Will relata los crímenes de su padre, rememora al propio criminal confesando los pecados que Madeleine no había pedido escuchar. Recuerda que las heridas ya cicatrizadas de sus manos parecían escocer, mientras él relataba sin asco cómo había secuestrado y torturado a un Auror para obtener información de los fanáticos de Gellert Grindelwald. «Las técnicas de todo un mortífago», fue lo que pensó en aquel momento. Y le pareció gracioso, de una forma retorcida, trabajar con alguien que usaba las mismas técnicas que habían sido usadas sobre ella misma en Nurmengard. Pero al fin y al cabo, no era una sorpresa. Ella sabía del pasado de Karkarov no sólo como mortífago, sino como espía. Él mismo había contado parte de su historia, por lo menos lo que era necesario que Madeleine supiera; y lo demás, quedó a su imaginación, pero nunca había imaginado nada mejor que lo que ya sabía.

Mientras Will más avanza en su relato, no puede evitar preguntarse si el meollo de la cuestión será uno diferente a ella cargando con una culpa absurda. Se pregunta si de alguna forma, se trata de no quitarle valor al sacrificio de Karkarov.

Una vez más, Madeleine regresa mentalmente a la línea temporal que había estado elaborando. En un par de años, las cosas eran muy diferentes. Ya no trabaja en el Ministerio de Magia, y Will y Benjamin habían terminado colaborando con la Orden del Fénix. Los registros de la Orden incluso indican que Benjamin es capaz de manejar la Magia Sagrada, al igual de Hobbamock. Intenta imaginar si aquello es un buen o un mal final para la historia de Bastian, pero comprende que a esas alturas ya no puede tratarse de él.

—Bien, supongo que hay un elemento que olvidé sopesar —musita Madeleine, cerrando los ojos por unos momentos. No es que eso le brinde tranquilidad, pero es algo que puede entender acerca de Bastian—. A decir verdad, no soy la persona adecuada para señalar los pecados de tu padre, ¿sabes? —dice por lo bajo, examinando sus manos mientras abre y cierra los puños, como si intentara verificar que éstos funcionan bien— Sólo que en lugar de ser una nacionalista, tenía o tengo otros motivos. Al final, no sé si sus pecados son peores que los míos, independientemente de las razones; en el fondo, sé que el fin no puede justificar los medios. Pero, no es eso lo que quería señalar. Pensé que quizás no se trate de merecer la muerte. Si reconoces tus errores, debes sufrirlos y expiarlos. 

»Entonces... Supongo que no había sopesado que aquella fuese su forma de querer equilibrar la balanza —lentamente, Madeleine levanta la mirada y observa por unos segundos a Will—. "Esta es la forma en que expiaré mis pecados", algo así. Pero no sé si es una idea con la que puedo empatizar o si es algo que me pone de mal humor. Espero que ustedes dos también tengan en claro lo mismo que me dices, o de otra forma no comprendo este regaño —añade por lo bajo—. En verdad, a estas alturas, quizás es mejor que ni siquiera sepan qué certeza qué pasó por su mente todo ese tiempo.

Suspira y le quita el vaso a Will —que el mesonero acaba de recargar— para darle un pequeño sorbo. Se lo devuelve casi inmediatamente, para no distraerse y beberse la mitad del contenido. Comprende que es un proceso, aunque también comprende que Will debe pensar que es una tonta por, a esas alturas, seguir sintiendo pena por todo aquello. Siente que no puede evitarlo, sin embargo. Desde la muerte de Pandora, la cual sabe muy bien que se desencadenó por su culpa, no ha habido una baja por la que no haya tenido la necesidad de responsabilizarse. Pero eventualmente tendrá que madurar, lo sabe muy bien.

—Me disculparía por obligarte a hablar de Karkarov, y quitarte la oportunidad de ser el centro de atención —dice luego de unos momentos—. Pero sigue sin agradarme que no hayas mencionado cuánto sabías del tema. ¿Desde cuándo se supone que sabías todo esto?

@ Juliens

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  • 1 mes más tarde...

No habían pasado muchos días desde su regreso, aún no tenía claro cómo habían cambiado las cosas  durante todos estos años. Noeline no era mucho de salir pero su hermano @ Tazz Malfoy  era la perfecta contraparte, así que se le había ocurrido sugerirle que le acopañara a recorrer el lugar. Tambien había buscado a su hermana @ Ashley Emily Black Lestrange M.  y sin encontrarla rápidamente optó mejor por dejarle una nota para que se les uniera. Cuando sus ojos se encontraron con un lugar que llamó su atención le pidió a su hermano que ingresaran a aquel bar y sin darse cuenta, desde ese instante le había perdido la pista. 

Al ingresar, la pelirroja se encontró con un salón amplio y elegante. En un lado una barra con bebidas que le hicieron brillar los ojos, sabía que lugares como estos siempre tenían fuera de la vista del cliente lo mejor. Tal vez se animaría más adelante a pedir algo especial. 

Avanzó hacia el otro lado, optando por acomodarse en los sillones rojos que estaban dispuesto como para una pequeña reunión. El lugar que había elegido parecía el adecuado para compartir con sus hermanos un momento agradable. 

Ya acomodada hizo aparecer una revista 'Quidditch Time', que había estado leyendo antes en la mansión, para continuar su lectura. Ese tal Roto Skeeter era capaz de escribir cualquier absurdo, por lo general no perdería tiempo leyendo la publicación pero unos días atrás se lo había encontrado al salir del estadio y le había preguntado algo con clara mala intensión.

 

@ Kaori Moody  @ Hobbamock Graves

Draco&Draco
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Las cosas en la mansión Malfoy volvían a ser lo que era. Cada vez más sus habitantes volvían a residir en ella, al menos eso era lo que murmuraban los malhumorados elfos domésticos. El joven brujo agradecía aquellos momentos en los que la familia se reunía de manera espontanea y pasaban el rato. Si bien las relaciones sociales no eran lo suyo, tenían un par o más de excepciones y una de ellas había vuelto a la Mansión de la familia, su hermana Noe. 

—Dime por favor que luego iremos a beber a algún sitio— inquirió el joven mago a su hermana. Los hermanos Malfoy entraron en el sitio que había escogido Noe, Tazz llevaba mucho tiempo sin frecuentar los sitios de ocio que antes solía visitar, esa era una de las razones por las que el joven mago aceptó la propuesta de su hermana. —Si te fijas allí— añadió mientras le señalaba la barra. —Seguro guardan una colección exclusiva de Vodka detrás de alguna caja— finalizó sonriendo.    

No le disgustaba la idea de empezar la velada con unos chupitos del mejor vodka que les puedan ofrecer. Estaría bien para relajarse, sobretodo para Tazz que tenía la cabeza hecha un lío con asuntos varios referentes a su trabajo. 

—¿Pedimos ya o esperamos a que llegue Ashley? —preguntó el Malfoy. —Aunque mientras llega podemos pedir algo suave y así nos vamos poniendo al día en todo.

 

@ noe_snape  @ Ashley Emily Black Lestrange M.

 

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  • 2 semanas más tarde...

¿Cómo es que termino en esa situación? Kaori tan solo salió a comprar un juego de vajilla ya que la ultima había sido reducida a polvo a manos de su pequeño hijo de tres años, imposible de repararla no le quedó alternativa que salir a comprar otra. Entonces, ¿Cómo es que aun estaba sin vajilla y entrando a un bar que no era suyo para atenderlo como si lo fuera? fácil, aquello había sido culpa de Connor e indirectamente de Hobb. 

Estaba a punto de entrar a la tienda donde esperaba poder comprar lo que había ido a buscar, cuando fue interceptada por un mago de cabello castaño y sonrisa encantadora quien haciendo gala de sus mejores cualidades le pidió de favor que atendiera el bar por un par de horas, según le había dicho era cuestión de vida o muerte encontrarse con Ben y Hobb. En ese momento se preocupó y aceptó sin dudar, sin embargó ahora que lo pensaba mejor seguramente estaba jugándole a la psicológica, pues sabía que ella no le negaba nada a Hobb. Dio un suspiró y abrió la puerta del bar. Para su sorpresa estaban una pareja esperando ser atendida. 

Se quitó los guantes y el abrigo dejándolos tras de la barra, tomo una libreta y una pluma para luego acercarse al mago y bruja. 

—Hola...Bienvenidos ¿Listos para ordenar? —preguntó pues estaba segura de que aun nadie los atendía todavía. ¿Y el elfo que menciono Connor? se preguntó mirando hacia la barra, hace mucho que no preparaba algún coctel.

 

@ Tazz Malfoy  @ noe_snape  cortito pero llegue (? XDDD

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