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=Buffete de Abogados Vladimir= (MM B: 78620)


Hayame Snape Potter Black
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En el Callejón Diagon se eleva un edificio dorado que inicialmente era una capilla del siglo XVI hasta que cayó en desuso y en ruina. En una fecha indeterminada que ronda por mediados del siglo XX, Hayame Vladimir la adquirió para situar en ella su Bufete de Abogados. La fachada es regia y conserva aún la decoración de estatuas de la familia original, Los Cobos, quienes reposan en una cripta oculta y de acceso sólo conocido por la dueña tras la remodelación. En los laterales, las dos torres circulares acumulan la biblioteca de Libros de Leyes Mágicas más abundante de toda Londres.

En el interior el piso es liso, de piedra, y los techos altísimos. Hay dos pisos. En la planta baja, tras pasar el vestíbulo, se ven varias puertas que llevan a los despachos de los abogados contratados. Allá siempre se encuentra el Elfo Bonni-Faccio, casi más antiguo que el edificio en el que se desarrollaba en el negocio. Aunque Sagitas había intentado cambiar su indumentaria, él siempre lleva una túnica negra sobre su cuerpo menudo, con una pequeña insignia de una balanza en el pecho. Y su cabeza calva siempre está cubierta por una peluca de rizos, regalada por un ya difunto juez por sus servicios.

El espacio está vacío en decoración excepto las estanterías que, desde el suelo hasta el techo, conserva los volúmenes antiguos que Hayame adquirió en sus visitas por Europa, y la escultura de una imagen de La Justicia, algo coqueta, que suele discutir sobre dictámenes judiciales con el elfo cuando no hay visitas.


Una gran vidriera lleva a una terraza en la parte exterior, con parterres de flores elegantemente seleccionadas. Es un edificio de mucha luminosidad gracias a ella.

En el piso superior hay dos Salas de Reuniones para los clientes, con sillas tapizadas alrededor de una gran mesa oval. Una de ellas da a la portada de entrada, con lo que se ve la plaza en la que se sitúa la capilla. La otra da a la terraza, desde la que se ven unos jardines esmeradamente cuidados.

Es en ese piso donde hay está la Sala de las Togas, donde los abogados conservan sus túnicas. Bonni-Faccio siempre tiene a punto la peluca de Sagitas, por si ha de ir al Ministerio a algún juicio inesperado.

Personal del Bufete:

Abogados:

Hayame Vladimir Potter Black (De misión secreta en alguna parte de la madre patria China)
Sagitas Ericen Potter Blue
Neter River
Latil Triviani Tonks


Pasante:

Adrian Wild


Disposición de los despachos de Sagitas Ericen Potter Blue, Neter River y Latil Triviani Tonks.

 

Aviso sobre la publicidad de eventos, invitaciones o cualquier tipo de aviso: En el negocio estamos a favor del rol, no de los posteos. Si se entra a rolear, seréis bienvenidos; pero no queremos posteos de entrada-salida para dejar publicidad de ningún tipo, al menos que se haya pactado antes con el dueño. Rogamos respeten este deseo.

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Editado por Hayame Vladimir Potter Black

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  • 3 meses más tarde...

Abrí la puerta del Buffete. Como siempre, parecía desierto. Incluso estornudé un par de veces, a causa del polvo en suspensión.

 

Parecía que hacia tiempo qeu nadie pasaba por alli, y al mismo tiempo, tuve la ligera sensación de que que la tía Hayame había estado por alli. Hacía mucho tiempo desde la última vez qeu había visto a la tía, y aunque ya había desaparecido un par de veces, se le echaba de menos.

 

- Sagitas? Heliké? - pregunté en voz alta. No llamaría a Bonifacio, el elfo que las ayudaba con el buffete, ya que sospechaba que me tenía algo de miedo, asi que prefería dejarlo en paz.

 

Solté la caja qeu traía en las manos sobre una mesa, y dejando una mano sobre la tapa, volví a llamarlas.

- Chicas? traigo el pedido de pergaminos, plumas y tinta que me pedísteis en la tienda Potter Black!

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  • 1 mes más tarde...

Después de 3 meses, buah! JAJAJAJ

 

On:

 

Me aparecí en el negocio a unos tres metros de distancia, calle abajo. Siempre vestía lo mismo pero para ese trabajo, prefería más bien, ir de una forma más formal o escucharía los gruñidos de elfo por mi forma de vestir o las de tía Sagitas y sinceramente, no tenía ganas de escuchar tonterías. Ataviada con un traje chaqueta con una camisa de color perla y botas de caña alta fui caminando por la calle empedrada hasta llegar al lugar .

 

Guardé la varita en el bolsillo y agarré con firmeza el maletín de cuero, en dónde llevaba los informes de los trabajos pendientes que no había terminado en el castillo Rambaldi. Con tanto ruido, era imposible concentrarse, además que estaba más preocupada por ser más especialista en pociones que en leyes mágicas.

 

Me adentré al interior del despacho que parecía desierto en esos momentos y me dirigí al despacho, en esos momentos parecía que poseía una capa de polvo y farfullé molesta...

 

- Seguro que ese maldito elfo lo hizo a propoósito - renegué de él y saqué de nuevo la varita para susurrar varios fregotegos dejando el lugar impoluto. Abrí la ventana para que entrara aire fresco porque, aún encima olía a cerrado cómo si no se hubiese abierto un armario en meses. Al menos, los documentos importantes estaban dentro de los archivadores y no había riesgos de que saliesen volando y con lo cuál, maldecir una vez más por tener que ordenalos adecuadamente.

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  • 1 mes más tarde...

Con los ojos llorosos a causa de la alergia, me aproximé caminando hasta la entrada del Buffete. Como en otros negocios de la familia, no trabajaba alli oficialmente, y sin embargo siempre que tenía un rato me aceraba a ver si necesitaban ayuda.

 

Abrí la puerta de espaldas, puesto que traía una caja en las manos. Me interné en el negocio medio a oscuras y solté la caja de cartón sobre una de las mesas. Eché un vistazo alrededor, pero no veía a nadie, ni siquiera a Boni, el elfo del negocio...pero a él prefería dejarlo...sospechaba que me temía, o que no le caía demasiado bien.

 

No escuchaba ni a Sagitas ni a Heliké, y me pregunté si llamarlas a gritos, o mejor esperar un poco. Si atendían a algún posible cliente, no iba a dar una buena imagen. POr eso, volví la vita hacia la estatua de la Justicia.

 

-Has visto por aquí a Sagis y Helike? - le pregunté.

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  • 1 mes más tarde...

http://i.imgur.com/RtyBB5x.jpgEstatua de la Justicia:

Pocas veces, la Estatua se movía. No solía hacerlo y hasta se podría decir que hacía mucho tiempo que no lo había hecho, por lo que, realmente, hasta se dudaba que pudiera hacerlo. Sólo los más antiguos de los antiguos podrían decir si alguna vez se movió.

O, tal vez, se le podía preguntar a ella...

La Estatua no necesitaba moverse, tal como estaba en aquel privilegiado lugar, era más que suficiente como para sentirse importante. Si es que una piedra se podría sentir importante, de alguna manera. Los dueños del local sabían que sí, se sentía importante y que sí, era importante. Era la piedra en la que se basaba aquel negocio y en el que creían para ejercer sus cargos de abogados. Por eso, la respuesta era y seguiría siendo que sí, que era importante, aunque pocos se tomaran el tiempo de comprobarlo.

 

Por eso, la estatua de la Justicia no se movió, ni pestañeó, cuando aquel muchacho entró en el Bufete, preguntando por dos personas. Sólo al cabo de un tiempo, ponerle un minuto, cinco minutos, una hora, o al instante, dependiendo de quien le mirara, torció levemente la cabeza hacia él, en un espaciado y largo minuto silencioso que casi pareció sentirse quebrar la roca y volverse a unir con el gesto.

 

-- Sí, he visto por aquí a las señoritas Sagitas y Heliké.

 

Supongo que la respuesta no era la que se esperaba el muchacho pero era certera, puesto que ella sí había visto por allá a ambas.

 

-- Si la pregunta era si las he visto hace poco, la respuesta sigue siendo sí, aunque en tiempos dispares.

 

Otra respuesta precisa, aunque tal vez tampoco la que esperaba el chico, puesto que el tiempo transcurría de forma diferente al hombre que a la piedra.

 

-- Sin embargo, si la pregunta es por el día de hoy, la respuesta es no. Hoy no he visto a ninguna de ellas, aunque debieras tener cuidado. Sé que hay un problema importante en uno de los despachos que espera respuesta desde hace tiempo. Yo diría que ambas han desaparecido. Entraron y no salieron... Interesante dilema... ¿Le encontrará respuesta, muchachito...?

 

Sí, la Estatua peca también de ser un tanto ambigua en sus percepciones. Pero no por ella. Seguro que sabría encontrar la solución pues desde su postura estática, no se le pasaban los detalles. Sin embargo, le gustaba meterse con la inteligencia de los humanos que pasaban por allá. Según ella, nunca podría comparase con la de la piedra de mármol. La Ley era pétrea y firme y los humanos se empeñaban en tergiversarlas a su gusto. Ay, lo que cambiaría todo si la Justicia se impartiera por una Escultura de mármol y no por humanos con pelucas falsas...

 

Volvió a ponerse en su forma original y cerró los ojos, esperando. O tal vez, no esperara nada.

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Aquella estatua se tomó su tiempo para moverse. Tal vez los que la vieran pensaban que era una simple figura, pero yo sabía que se movía, ya que alguna vez, durante mis visitas al Buffete, la habia visto bufar, resoplar ligeramente cuando se le acumulaba demasiado polvo encima.

 

Asi que esperé a que quisiera hablarme, girándose lentamente, la piedra momentáneamente se rompía, aunque en cuanto se detuvo, volvió a sellarse.

 

Alcé las cejas, intentando sonreir ante su respuesta. Si hubiera una más vaga, me la hubiera dado, seguro. Las había visto, pero no al mismo tiempo, lo cual podía ser bastante relativo, un día, un mes, tres años...era una estatua, seguro que para ella poco tiempo eran meses para nosotros.

 

Bien, algo más concreto. No las había visto hoy, aunqeu me daba una advertencia, en uno de los despachos aguardaba un problema que hacía tiempo esperaba una respuesta. Las dos habían entrado, pero ya no salieron.

 

- Cuando las vistes por última vez, ayer....estaban solas? o las acompañaba alguien más? - pregunté. - Tenían algún objeto extraño?

 

Si la estatua quería que le preguntase, lo haría. Y si quería jugar a los acertijos...jugaría.

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  • 2 semanas más tarde...

Hacía mucho tiempo que no me pasaba por el bufete, tanto que hasta seguro que, el elfo Bonifaccio se alegraría de no verme por allá. No es que me gustase mucho el tema de las leyes ni mucho menos, pero también era un lugar en dónde obtener ganancias fuera del Ministerio. Hacía tiempo que era pasante, pero esperaba que, al menos me subiesen el rango al obtener el conocimiento de 'Leyes Mágicas' eso me capacitaría mucho más en los juicios si se celebrase algún día...

 

En ésta ocasión me había puesto un traje de pantalón chaqueta de color negro y botas con el tacón de aguja y una camisa de color blanco perla. Sería uno o el único lugar en dónde cambiaba completamente mi forma de vestir para atender a los clientes. Recogí la vieja toga que tenía guardada en el baúl en el castillo y me la puse por encima. Guardé en sus bolsillos mi monedero de piel de moke y en el dedo corazón el anillo de la habilidad. Usando el conjuro 'fulgura nox' con mi varita de álamo el portal negro se abrió y me deslicé a través de él para llegar a las puertas del local...

 

Parecía que estaba vacío y hasta triste o abandonado. Pero muchas veces las apariencias engañaban y bastante. Noté un aroma familiar en el ambiente y sonreí. Era de Matt y también me indicó que podía seguir ahí dentro porque, su aroma era aún fuerte y todavía no se había disipado con el aire... La tarde era bonita y hacía un cielo despejado pero ese era una obligación un tanto "impuesta".

 

Carraspeé y entré al lugar. Me fijé en cómo el pelirrojo parecía que estaba hablando sólo hasta que me di cuenta que la Estatua de la Justicia parecía hablar también con él. Me sorprendió un poco y tosí para llamar su atención.

 

- ¿Cariño, pasa algo? ¿Necesitas algo? -le dije un poco preocupada mientras me acerqué a él y le di un abrazo fuerte y un beso cariñoso en los labios.

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  • 1 mes más tarde...

Me llevo algo de tiempo, pero al fin di con el lugar. La plaza deja ver claramente la anteriormente capilla, una edificación dorada, de la cual se veían las torres redondas, el ojimiel se detuvo unos minutos para admirar aquella capilla en esa imagen digna de una estampa.

 

 

Tenía días pensando en llevar a cabo una tarea como la que se traía entre manos. Algo no tan fácil pero que esta mañana decidió el chico ya no postergar más, de hacerlo ya no reuniría el valor y se quedaría en su mente como un sueño roto.

Respiro hondo y tomo impulso para caminar hacía el lugar, recordaba haberlo visto desde ese tiempo en que llego a la comunidad y que al encontrarse solo entre tantos magos y brujas desconocidas como para participar con ellas de sus dudas, inquietudes y sueños, ocupo su día a día en recorrer las calles de Diagón. Desde ese momento lo vio y supo que se encontraba ese servicio de abogados.

 

 

Por intuición a llegado al lugar, sus dos pisos no ha recorrido antes, no sabe quien esta a cargo, tampoco sabe a que parte dirigirse, llega al vestíbulo y por suerte, descubre a un elfo que esta vestido con una túnica negra, el chico sonrie, también él viste casi en su totalidad de negro, excepto por su camisa de manga larga verde esmeralda, donde luce las mancuernillas de oro que su amigo Albus Severus Black, le obsequió el día de su boda con Shena Cindy. Su capa negra con botonadura de plata, cubre la camisa pero no solo eso, también todos sus colgantes que ha adquirido en su estudio de los libros de hechizos en la Universidad Mágica y los cuales usa de manera constante sea cual sea su actividad.

 

 

El elfo se acerca a él que esta aliviado con la presencia de la criatura y le parece que podrá tener información más certera sobre el motivo que le trae hasta aquí.

 

--Buenos días, espero estar dentro del horario de atención al público, disculpa ¿A dónde y con quién debo contactarme para explicar el asunto que deseo realizar sobre un caso legal? Agradecería mucho vuestra ayuda...

 

 

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  • 3 meses más tarde...

-Y esto?

Un tic apareció en el ojo de la ahora Snape al ver una hoja de pergamino bien clavada en lo que solía ser su escritorio y que había dejado el elfo del sitio informando que habían tenido una visita y no le habían atendido; verguenza suya que se había ido de viaje hace años sin pensar en los pobres magos y brujas que podían requerir de sus consejos legales y guías maliciosas a través de los malintencionados movimientos malignos de los enemigos de sus posibles clientes!!

Definitivamente, tenía una situación que arreglar ahí y tenía que empezar con dejar el sitio con un buen aroma que le dijese a todo el mundo "Bienvenido al renovado buffete de abogados!"

Aunque debería cambiarle el nombre y añadir el apellido de su hermana a la entrada

Sí... esa sería una reforma bastante adecuada tomando en cuenta que la peli-violeta se había encargado del cuidado del sitio por los últimos años debido a su ausencia terrible; asintiendo para sí misma, la jóven vampiro de cabellos rojizos se remango y se hizo la capa hacia atrás antes de hacer aparecer un martillo y prepararse para una larga mañana de redecorar y arreglar todo aquel estropicio

Hasta que no quedase ni una mota de polvo!!

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  • 2 semanas más tarde...

-Tienes un negocio muy feo hermanota

 

Una niña rubia de ojos marrón claro había entrado al viejo edificio y observaba los alrededores con un gesto inquisidor y reprensivo a pesar de que sabía que aquello no le iba a hacer ninguna gracia a la más alta que ya estaba cubierta de polvo como si fuera nieve. Se rió al verla tan polvosa aunque dado que la mayor era de piel blanca tampoco era como que se viera extraña.

 

-Luces graciosa, deberías usar seguido el polvo para maquillarte

 

Volvió a reírse para después darle una vaga mirada a los alrededores sin dejar de sonreír pero al mismo tiempo dejando ver lo que opinaba de un sitio tan sucio y maltratado.

 

-Así que este es tu famoso negocio de abogados


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