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Hotel Transylvania (MM B: 109297)


Annick McKinnon
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Annick

La pelirroja charlaba animadamente con Elizabeth. Habían llegado a la conclusión de que al final de la fiesta tendrían que realizar varios encantamientos desmemorizantes a los muggles, principalmente debido a que los niños resultaron ser bastante curiosos. De pronto tuvo la sensación de que alguien la observaba. Se giró y se topó con un rostro familiar.

―¿Kytta? –frunció ligeramente el entrecejo. Nuevamente notaba algo extraño en la joven Gryffindor. Se disculpó con sus acompañantes y dio unos cuantos pasos en dirección a la recién llegada y la observó con detenimiento. Sus ojos verdes se posaron en el cabello de la joven, y entonces tuvo un pensamiento–. Tú no eres Kyttara, ¿cierto? Eres su gemela.

Esbozó una sonrisa con la intención de generar confianza, sin embargo le resultaba un poco complicado debido a su propia timidez.

―Ella nos habló de ti –explicó–. A Elvis, mi esposo, y a mí –volvió a sonreír–. Soy Annick.


Debbie Higgs, camarera.

―Habitación con buena vista –murmuró mientras miraba el listado de habitaciones disponibles y repasaba mentalmente los sitios donde se ubicaban–. Tenemos una con doble vista: al lago y al campo –dijo a Dennis con una enorme sonrisa–. Sólo tiene que anotar sus datos en este formato.

Entregó una pequeña hoja a la chica para que la llenara mientras atendía a Vladimir.

―No se preocupe, joven, los costos de las habitaciones son muy económicos –por un momento se inquietó con el comentario del mago, pero luego se relajó–. Si le gusta explorar entonces el castillo y los alrededores le encantarán. El bosque es muy amplio y puede recorrerlo a su antojo, aunque la gente del pueblo no recomienda hacerlo durante la noche. Dicen que algo siniestro ronda los alrededores –dijo bajando el tono de la voz y con aire de misterio–. Ya sabe cómo son los muggles –agregó restándole importancia–. Por otra parte, el castillo tiene múltiples pasadizos secretos que puede recorrer… si es que logra encontrarlos.

Lo último lo dijo con gesto de desilusión. Muchas veces ella había intentado encontrar pasadizos secretos, pero sólo había dado con uno ubicado en el pasillo del ala oeste en el segundo piso; el cual no tenía nada de extraordinario, simplemente se trataba de un atajo para ir al lago.

―¿Observada? –un extraño nerviosismo la invadió, pero luego se dio cuenta de que quizá ella no notaba esa sensación debido a que estaba acostumbrada a que los fantasmas del hotel la observaran cuando se encargaba del aseo de algunas zonas–. Quizá es un fantasma.

Se inclinó un poco y paseó la mirada por la recepción, pero Goob había desaparecido luego de que Vladimir dijera que se sentía observado.

―La fiesta es una fiesta de disfraces, aunque no es necesario que use disfraz. Sólo lo usan los huéspedes y empleados que quieren participar en el concurso al mejor disfraz, así que puede asistir vestido de manera normal si le interesa –luego guardó las dos papeletas de registro y se dirigió tanto a Dennis como a Vladimir–. Les indicaré dónde se ubican sus habitaciones. Ah, y en caso de que se topen con algún muggle y los vea haciendo magia, infórmennos de inmediato y nosotras nos encargaremos de modificarles la memoria.

Debbie se encargó de guiarlos a sus habitaciones. Usaron la gran escalera de piedra. Como la habitación de Vladimir se ubicaba en el segundo piso, cerca de la habitación favorita del fantasma Goob, tuvieron que pasar por una estrecha escalinata para salir al pasillo correspondiente, donde había varios cuadros de viejos personajes, cuyos ojos se movían según juraban varios inquilinos muggles. El balcón de la habitación daba al jardín, por lo que podría ver la fiesta desde ahí.

La habitación de Dennis se ubicaba al otro extremo en el tercer piso. Para llegar ahí tuvieron que rodear por un pasillo lleno de armaduras y extraños estandartes. Uno de ellos incluso parecía manchado de sangre.


@@Dennis Delacour, @, @@Vladimir Karkarov

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De todos los lugares en donde la ojivioleta había estado, el Hotel Transylvania era definitivamente uno de los más exóticos. Ubicado en una zona que, a simple vista, daría la impresión de que el hotel lucía abandonado; sin embargo, de acuerdo a los rumores que la ojivioleta había escuchado, ese lugar era más concurrido de lo que hubiera imaginado. Visitado por magos y por muggles, era sin duda una excelente atracción para ambos mundos. ”Sin duda fue una excelente idea”, reconoció la bruja, al pensar lo curioso que sería para los magos ver a muggles deambulando por los pasillos y viceversa.

La Granger había decidido ir a visitar a Annick, a quien tenía muchos años de no ver; no era solo por un simple saludo o las ganas de conocer el negocio. En el fondo deseaba platicar con ella y de paso llevaba un paquete en sus pálidas manos; no estaba segura si la podía encontrar allí, sin embargo, nada perdía con intentarlo. No es que fuera algo de vida o muerte, pero deseaba poder entregarle aquella caja, la cual estaba hecha de madera, con detalles esculpidos. Parecía que estaba recién hecha, pues todavía se podía percibir el intenso olor a la madera.

- Uff, qué bueno que no requiero de condición física para llegar a la entrada – Exclamó en voz alta la pelinegra, al ver el tramo que tendría que recorrer para llegar a la entrada del Hotel.

 

No podía llegar en escoba, no podía aparecerse así nada más, así que había decidido llegar como la mayoría de los muggles que andaban por allí: caminando. Casualmente había elegido un atuendo que no llamaría la atención: llevaba unos pantalones ajustados de color beige, una gabardina corta de color azul marino, botas y bolso a juego con el atuendo. Llevaba su negra cabellera suelta, aunque la fría brisa la despeinaba un poco.

 

Caminaba con paso firme, sin voltear hacia atrás, pensando en lo que diría la pelirroja en cuanto la viera… empezando por el hecho de que la reconociera [?]. Evitó mirar a una pareja de muggles que pasó a su lado, para que éstos no prestaran atención al poco convencional color de ojos de la Granger. Cuando estaba por llegar a la entrada, levantó la mirada y creyó ver lo que era un fantasma, lo cual le resultaba extraño y a la vez se preguntó, cómo es que éstos no se encargaban de molestar a los visitantes del mundo no mágico.

 

La joven sonrió solo de imaginarse la clase de cosas que un fantasma podría hacerle a algún muggle asustadizo. ”Seguramente han de recibir montones de quejas”, pensó divertida, ya que si ella misma fuera un ser etéreo, se encargaría de hacerle la vida imposible a los huéspedes [?]. Olvidándose de que estaba en su casa, al llegar frente a la puerta, la abrió con una patada, no tan fuerte para no tirar la puerta, pero sí lo suficiente como para llamar la atención de los que estaban por allí.

- ¿Qué? – La ojivioleta movió los labios, al tiempo que hacía una cara de poca importancia, al sentir la mirada acusadora de alguien que había pasado por allí. - Qué tipo tan espantado… -

- ¡BUENAAASSS! – Exclamó en voz tan alta como pudo y aguardó a que alguno de los habitantes permanentes de ese hotel aparecieran para poder hacer su misión.

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La recepcionista había terminado de atenderme muy amablemente igual que a los demás huéspedes que habían llegado al mismo tiempo que yo, era muy agradable ver que la atención era de primera calidad sin importar cuantas personas estuviesen esperando todas recibían un muy buen trato y pronta solución a todas sus peticiones. Ya la gemela de mi hermana había tomado camino hacía la fiesta y yo me encontraba en el mostrador de atención junto al mago que había visto ya en una ocasión en una fiesta aunque no pude conversar mucho con el.

 

Luego se nos dio algunas indicaciones con respecto a los huéspedes muggle que también podían frecuentar las instalaciones del hotel. - Muchas gracias, lo tendré en cuenta si llega a pasar, pero tratare de evitar ese tipo de situaciones lo mayormente posible - le dije a la joven cuando termino de hablar.

 

Luego la joven nos guió rumbo a las habitaciones, la del mago era en el segundo piso por lo cual el se separo de nosotros primero, luego nos encaminamos rumbo al tercer piso que era donde estaba la habitación que se me había organizado. Pasamos por un pasillo lleno de armaduras y estandartes de guerra, supongo que era el pasillo histórico del lugar o algo así.

 

Cuando estuvimos frente a la puerta de la habitación me despedí amablemente, - Muchas gracias por la atención, en cuanto este instalada me pasare por la fiesta un rato para ver como va lo del concurso, siempre me divierten ese tipo de actividades - le dije sonriendo y tras alejarse la joven entre a la habitación, era muy cálida y agradable, creo que tendría un buen descanso en este lugar.

 

@@Annick McKinnon @@Vladimir Karkarov

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Uric “el rarito” (fantasma)

 

―¿Goob? –Uric se deslizaba entre los arbustos cercanos a la recepción en busca del fantasma malhumorado. Tenía algo que decirle acerca de otro de los fantasmas del hotel–. ¡Goob!

 

Su voz fue ahogada por una mucho más potente que procedía del interior de la recepción. Se preguntó quién podría estar gritando de aquella manera, así que sin detenerse a pensarlo atravesó la pared hacia el interior de la estancia donde se encontraba Valeskya.

 

―Aunque grites, me temo que nadie te escuchará. Todos se encuentran en el jardín en la fiesta de disfraces –hasta ese momento reparó en el color de ojos de la bruja. Se acercó a ella para observarla mejor–. ¿Qué te pasó en los ojos? Tienen un color extraño. Deberías ir a San Mungo. Podría ser escrofungulosis. xD

 

Uric no era el más adecuado para juzgar la apariencia de los demás, ya que su atuendo lleno de parches y la larga barba y descuidados bigotes no eran una buena carta de presentación. Eso sin contar que su excentricidad lo había ayudado a ganarse el apodo de “el rarito”, principalmente porque llevaba una medusa en la cabeza a manera de sombrero.

 

―Allá tú si no vas a San Mungo. No sé si la escrofungulosis es contagiosa, pero si quieres ir a la fiesta sólo tienes que seguir ese sendero. Basta dar unos cuantos pasos para ver el jardín. Ahí están todos –dio media vuelta y comenzó a deslizarse hacia la dirección señalada–. Tengo que encontrar a Goob antes de que Alberta lo haga. Si lo ves, avísame. Usa un sombrero puntiagudo –empleó sus manos para simular la forma del sombrero que mencionaba.

 

 

Mientras tanto, en la habitación de Dennis… (?)

 

“No asignar habitaciones en el tercer piso hasta encontrar al boggart que se oculta en alguno de los armarios”. Esa había sido la indicación que las dueñas del hotel habían dado el día anterior; sin embargo habían informado sólo a Otto Babbling, el gerente, quien había estado muy preocupado por la logística de la fiesta y había olvidado transmitir el mensaje al resto de los empleados.

 

Por desgracia, el boggart había encontrado bastante cómodo el armario de la habitación 305, la cual había sido rentada a Dennis. Mientras la joven no abriera el armario, probablemente no sucedería nada; pero si el boggart se percataba de su presencia, tomaría la forma de lo que la bruja más temía.

 

¿Cuál sería el mayor temor de la fenixiana? Algunas personas temían a cosas que les provocaba tal conmoción que no eran capaces de derrotar al boggart. ¿Sería el caso de Dennis?

 

 

@@Valeskya Granger @@Dennis Delacour

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—Es usted muy amable por darme las comodidades que puedo adquirir, como sabrá, estamos atravesando una crisis económica...no es sencillo para algunos—, sonreí, mientras tomaba las llaves de la habitación, esperaba no haberme escuchado un poco simple o que no estaba dispuesto a adquirir lo mejor. Me agradaba poder disfrutar de tan bellos lugares, aunque a veces hubiera que incurrir en gastar lo más poco posible.

 

Le seguí por las escaleras, anonado con lo hermoso que luce el hotel, lo limpio y lo espacioso. Me alojaría en una habitación del segundo piso con buena vista hacia los exteriores del castillo, por lo que no me perdería de nada en caso de decidir quedarme en mi habitación a descansar luego de un largo viaje. Aún con el folleto en mis manos, me voltee hacia la camarera, una vez en la puerta de la habitación.

 

—Gracias nuevamente... en cuanto a la fiesta, trataré de pasarme, aunque no prometo nada...—, dije, pensando un poco en lo mucho que me gustaría ir a explorar —Sin embargo gracias por la invitación—, le dediqué una pequeña sonrisa y me encerré en la habitación.

 

Me acosté en la cama con sabanas blancas, dejando la maleta en los pies de esta, meditando estaba seguro de haber visto a alguien que me resultaba familiar, pero no estaba seguro, eso sería una buena razón para ir a la fiesta y poder indagar. Si así fuera, tendría que buscar la forma de conseguir un disfraz, no era de los que cargaban uno cuando salía de viaje.

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No tardó mucho en aparecer alguien que respondiera a su llamado, aunque no esperaba que se tratara de un fantasma. Había visto algunos antes, pero ese sin duda se llevaría el premio a la apariencia más extraña. La ojivioleta arqueó la ceja al escuchar las palabras de Uric: ”encima de extraño, criticón”. Contuvo las ganas de decirle que al menos ella más normal y todo el mundo podía verla, pero consideró que no era prudente ponerse a pelear con un fantasma. Ya lo imaginaba atormentando a todos los huéspedes en hotel por mera venganza o algo así (?).


- Gracias… supongo.- Murmuró con desconfianza la joven, solo trataría de seguir las instrucciones. - Y si… haré caso de ir a San Mungo, aunque antes trataré de contagiar a todo el que se cruce en mi camino.-


Entrecerró los ojos y comenzó a avanzar hacia el sendero que el fantasma le había indicado. Con un ademán, indicó que había escuchado las palabras de avisarle si veía a Goob. Era evidente que no tenía ni la más pálida idea de quién estaba hablando, así que lo único que hizo fue hacer como que entendía con claridad su petición. Ahora se dirigía hacia el lugar de la reunión, aunque pensó que sería extraño llegar a una fiesta de disfraces sin estar vestida para la ocasión; finalmente decidió que lo haría después de explorar el territorio.


Tal y como Uric lo había indicado, la Granger no tardó mucho en llegar a los jardines. Se sorprendió al notar que no todos traían puesto algún tipo de disfraz, cosa que la tranquilizó un poco. Era fácil distinguir a los muggles, pues tenían una expresión distintiva en el rostro: de estar perdidos, casi tanto como ella. ¿Cómo haría para encontrar a Annick? Pensó que no sería buena idea gritar, así como lo había hecho durante su llegada, llamaría la atención un poco más de lo que esperaba.


Se sentía un clima peculiar en el ambiente, ese que predominaba cuando había un exceso de fantasmas reunidos en un solo lugar. ”¿Cómo será una fiesta de fantasmas?” No pudo evitar preguntarse al ver cómo deambulaban de un lado a otro, algunos conversando entre ellos y otros más cruzando palabra con algún mago en algún lugar donde un muggle no se diera cuenta. Decidió esperar un poco, al tiempo que seguía viendo con curiosidad cómo se desenvolvía la fiesta.


--


:| re perdida jaja.


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Editado por Undefined

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Ya en el interior de la habitación me senté por un momento en el borde de la cama, realmente era bastante cómoda y eso ayudaría a que tuviera un sueño reconfortante para liberar todo el estrés de la gran cantidad de responsabilidades que tenía últimamente. Definitivamente tomar un par de días para mi eran la mejor idea.

 

Me levante y me dirigí al balcón. En serio que habían tenido muy en cuenta mi solicitud de tener una hermosa vista desde mi habitación. Realmente el hotel contaba con hermosos paisajes para el deleite de sus huéspedes tanto magos como muggles.

 

Mientras estaba en el balcón me pareció escuchar un ruido del Interior pero al volver a la recámara no ví nada. Debían ser ideas mías o simplemente era la fama del hotel sobre cosas paranormales. Saque unas cosas de mi maleta u me dirigí al baño a ducharme y prepararme para la fiesta, después organizaría mis cosas en el armario.

 

Después de media hora salí de la ducha renovada y lista para la fiesta. Estaba sacando la ropa de mi maleta cuando escuche un ruido como si algo arañara madera, lo cual me hizo ponerme alerta y observar alrededor pero no ví absolutamente nada. De pronto un estruendo retumbó dentro del armario de la recámara haciendo que empuñara con rapidez mi varita en esa dirección. - quien sea que este ahí salga o no respondí - dije tratando de mostrar seguridad pero ciertamente tenía un poco de temor con respecto a lo que podía ser.

 

La puerta del armario comenzó a abrirse lentamente y yo solo esperaba poder contener lo que saliera de ese lugar.

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Luego de pasar una noche en el lugar, no sintió nada durante esas horas de profundo sueño, estaba totalmente cansado del viaje y había caído cual piedra, ni las botas, pantalones o camisa se había quitado para dormir. Cayó prisionero de un profundo sueño, del cual se despertó solamente por el rico olor de un café recién hecho por la mañana traído por el servicio de su habitación.

 

En este momento, comienza a tomar el café, toma dos cucharadas de crema y se las vierte, es casi mágico como ese polvo blanco puede mejorar increíblemente un mal café o agregarle un buen sabor a uno bueno. El desayuno viene acompañado de decliciosas tostadas con mermelada y mantequilla, fletas de jamón, huevos revueltos, té (por si acaso), unas papas partidas a la mitad y asadas con un delicioso sabor, un autentico desayuno inglés.

 

Terminado el desayuno, decide caminar lentamente hacia la ducha donde comienza a tomar un baño refrescante, con agua templada y apenas tibia, para luego comenzar a vestirse. Está inseguro de pasar otra noche en el lugar, le gustaría ver la fiesta o comprobar lo que dicen sobre los fantasmas, pero presiente que algo grave está sucediendo, lo podía sentir en el medallón que le había regalado su mamá.

 

Baja entonces la escalera, cargando su maleta y se dirige a la recepción, da los galeones que debe por la noche y los servicio, aparte, busca a la elfa y le da alguna propina por el buen trato y la atención. Estaba muy satisfecho con el servicio que le ofrecen y espera que no cambiara. Decide entonces sacar su Saeta y salir rumbo a la Lockhart.

 

 

Off:

Chicas, lamento tener que dejar el rol, pero quedé falto de tiempo. Les deseo lo mejor, sigan la trama que está genial. Al menos ya cumplí mi ofrecimiento (? xD Nos estamos leyendo por ahí, espero volver un día. Cuídense.

 

@@Dennis Delacour | @@Annick McKinnon | @@Valeskya Granger

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  • 2 meses más tarde...

Un mesero pasó cerca de Annick, quien aprovechó la oportunidad para tomar una copa de la bandeja que el joven llevaba consigo. Las dueñas habían decidido contratar meseros para evadir preguntas de los muggles acerca de los elfos domésticos; aunque, si lo meditaban con detenimiento, daba lo mismo que hubieran evitado llevar elfos domésticos cuando en el jardín los fantasmas llamaban la atención.

 

―Salud por todos los hechizos desmemorizantes que tendremos que hacer al finalizar la fiesta –dijo en dirección a Elizabeth guiñándole un ojo en señal de que lo mejor era tomarlo con gracia.

 

Estaba a medio beber un trago cuando a unos metros de ellas observó una figura que le pareció familiar. Al mirar de reojo casi se atraganta cuando reconoció a su prima.

 

―¿Va- Valeskya? –expresó mientras usaba el puño izquierdo para limpiarse el líquido derramado en la barbilla–. ¿Qué haces aquí? –luego de la sorpresa, rectificó–. Me sorprende verte. Hace tiempo que no sabía nada de ti.

 

En el fondo la ojiverde debía reconocer que hacía tiempo ella no visitaba la mansión Granger ni se había encargado de averiguar nado sobre la familia. De inmediato la culpa se cernió sobre ella como una sombra que la señalaba de manera acusadora, y por alguna extraña razón imaginó esa sombra como la silueta de su prima Zahil. XD

 

―¡Bienvenida al hotel Transylvania! Llegas justo a tiempo para la fiesta –dijo acercándose a ella para darle la bienvenida como merecía–. ¿Gustas una bebida? ¿Qué cuentas?

 

 

Habitación de Dennis

 

Dentro del armario, el boggart se dio cuenta de que había alguien en la habitación; sin embargo pasó un largo rato para que la joven fenixiana se acercara lo suficiente como para poder elegir una forma que la asustara. Si lo lograba, el miedo lo fortalecería.

 

Después de transformarse, arañó la madera interior con unas afiladas garras para provocar mayor temor en Dennis. Después, con parte del peso del cuerpo, empujó la puerta del armario y se abrió con lentitud. Poco a poco la luz de la habitación iluminó su figura: se trataba de una mantícora.

 

La bestia miró con fijeza a la chica y comenzó a salir poco a poco del armario. El imponente cuerpo de león medía casi dos metros, sin contar la larga cola de escorpión que parecía a punto de atacar.

 

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  • 1 mes más tarde...

Las nubes tenues adornaban el paisaje por los alrededores del lugar designado entre el gitano y su compañero para salir de paseo, los últimos rayos de sol despedían el dia con un hermoso atardecer. Matthew apareció sobre él un camino de lodo, junto con dos grandes latas de pintura de color verde fosforescente, que se encontraba a las afueras del Hotel Transylvania. Su lugar habitual, siempre donde los caminos no eran transitados.

Levantó su brazo para retirar la manga de su túnica revelando el oscuro tatuaje que marcaba una importante decisión, apuntó su varita en él dándole un leve movimiento que repercutirá en la de su compañero, haciéndole saber que lo necesitaba y en donde lo podía encontrar. No tardó mucho en hacerse presente, un llamado exitoso sin duda, al final acabaron por formar un pequeño dúo de túnicas negras, con sus respectivas máscaras que se asemejan al color de huesos humanos.

¿Listo? blandió su varita mientras apretaba el paso.

Dicho eso, el mortifago avanzo con paso seguro hasta detenerse frente al importante castillo que estaba siendo ocupado como un hotel, algo lúgubre y desabrido. Podia decirse que era similar a los terrenos destrozados que había visitado con anterioridad, con un gesto feroz el Triviani no hacía más que devolver la cínica expresión tras la máscara, era hora de salir divertirse un poco y volver a su hogar.

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