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.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)


Matthew Black Triviani
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Queda oficialmente declarada la pureza de sangre de esta familia
y de toda su descendencia. Todo aquel que incumpla y se atreva a deshonrar el apellido con el mestizaje
sera tachado del árbol familiar.

 

 

 

 

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Patriarcas/Matriarcas

Glenin Black (Ficha | Bóveda)

Goshi (Ficha | Bóveda)

Aaron Black Yaxley (Ficha | Bóveda)

Matthew Black Triviani (Ficha | Bóveda)


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Luna Farien Black* - Lord Michael Black - Laura Black - Hop Black



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Lord Michael Black
Fernando Black | Tikis Black


Luna Farién Black
Glenin Black | Shona Black

Laura Black
Perenelle Black

Hop Black
GoshI | Alexia Black

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Fernando Black
Orión Black | Aths | Mahía Black | Gabrielle Delacour | Luisitha Black M.


Glenin Black
Alyssa Black Triviani | Aland Black Triviani | Animaga Black

Shona Black

Mel Black

GoshI
Otto Black

Eterno Black Triviani




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Orión Black & Gatiux Malfoy
Schönheitt Black | Kya Black D'Lecroix


Orión Black
Aziid Black


Gabrielle Delacour
Akiza Ravenclaw H. | Martin N' Roses

 

Mahía Black
Evarela Black | Hugo J. Haughton | Aaron Black Yaxley


Luisitha Black M.

Maida Black Yaxley



Alyssa Black Triviani
Galery Grindelwald Malfoy | Mia Black Lestrange

 

Gabrielle Delacour & Mahía Black

Jessie Black Lestrange

Aland Black Triviani

Candela Triviani

 



 

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Aaron Black Yaxley
Matthew Black Triviani | Oriánthi Black Triviani

Arcanus
Martin N' Roses

Phineas Albireo Black **

Cornelia Black

 


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Martin N´ Roses & Evarela Black
Bridget Wenlock | Blackimse Black

 

Martin N´ Roses

Jon Grange

Matthew Black Triviani

Malum Luxure sobrina

 

** Sangineos
** Adoptivos

__________________________________________________________

 

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El apellido Black significaba muchas cosas, pero entre ellas grandeza, linaje y nobleza. Cualquiera que ostentara la sangre de los Blacks debía estar orgulloso de serlo, de ser parte de una ancestral familia de magos de sangre pura, que podía remontarse hacia el Medio Evo. Poseer la frialdad y la arrogancia propia de la familia no eran objeto de defectos, sino de cualidades que lo hacían diferentes al resto. Cualquiera que supiera los principios que regían a estos nobles podría darse cuenta al instante si se encontraba frente a un Black.

El estilo que dominaba a sus miembros se reflejaba en cada huella que dejaban. Entre ello podemos encontrar su antigua residencia, Grimmauld Place n° 12, que a pesar de estar en medio de la ciudad de Londres, poseía el aire refinado propio de la aristocracia mágica. Lamentablemente, por lo hechos sucedidos años atrás, se terminó convirtiendo en un juntadero de basura y la familia desistió en habitar algo que no vaya para su altura. Por ese motivo, se trasladaron a Ottery St. Catchpole, posicionándose muy pronto como una de las familias más distinguidas.

Encontrar el Castillo Black era muy fácil ya que poseía una ubicación privilegiada: en uno de los sectores más exclusivos del barrio mágico, en lo alto de una colina, rodeado por un extenso lago y un frondoso bosque. Solo bastaba seguir el largo camino de piedra hasta su entrada, cruzando un puente de paso, aunque antes había que evitar todo tipo de criaturas sueltas que poseía la familia, amantes de los peligros que conllevaban. Si se llegaba ileso -por suerte o astucia- bastaba con tocar las enormes hojas de madera que componían las puertas principales, talladas por los más expertos artistas.

Vale recordar antes de ingresar al interior del Castillo, que la atmósfera que lo rodeaba era de una oscuridad perceptible. A pesar que hubiera un sol radiante en el cielo, la residencia poseía cierta melancolía, frialdad sería mejor descripción, que hacía a los visitantes darse una idea anticipada de lo que esperaba adentro. Había poco movimiento, ya que se consideraban a los habitantes silenciosos y hacer "ruidos" o perturbar la paz del hogar era algo muy mal visto por los Black. A veces se podía considerar un "Castillo Fantasma" si no fuera por el ejército de elfos que aparecía para atender rápidamente.

Al traspasar la puerta, lo primero que uno se encuentra es con un amplio vestíbulo, cuyas paredes se encontraban tapizadas y con numerosos cuadros creados por famosos pintores. Se encontraban numerosas puertas que llevaban a distintos lugares y se podía deducir a donde por el aspecto de las puertas. Si eran de madera p

Editado por Matthew Black Triviani
actualización de árbol.

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Se había despertado pronto, mucho antes de que el sol empezase a clarear el cielo. El silencio reinaba en el Castillo Black, con sus habitantes descansando en sus habitaciones. Menos la mujer de pelo violeta que bajaba sin hacer ruído con un pijama escandalosamente corto de satén las escaleras, como un felino moviéndose en la oscuridad. Hizo su propio café y volvió a subir las escaleras, pero en vez de volver a su cuarto, como sería normal, sus pasos se aventuraron en otra dirección.

 

Llegó lejos de donde solía dormir, a lo más alto de una de las torres del imponente castillo, allí hacía mucho más frío pero la cercanía con las estrellas lo hacían un sitio especial. Se coló en la habitación y cerró tras de sí sin que la puerta le delatase. En la cama dormía una figura masculina con total placidez, y pensó en meterse entre las sábanas para dormir un ratito más con el calor que sólo un humano podía proporcionar. Pero, en lugar de eso, se sentó junto al alféizar de la ventana con su humeante café mientras observaba a la figura dormir.

 

Sintió envidia por la placidez del sueño. Los ojos amarillos de la banshee vieron cambiar los colores en el cielo, de noche cerrada a un amanecer que comenzaba a despuntar. Cuando llevaba allí cierto tiempo se levantó y se marchó, mirando una última vez al Black de pelo cobrizo que descansaba allí con una respiración sosegada. Sonrió fugazmente antes de salir.

 

Cuando bajó las escaleras hasta el primer piso con su taza vacía, observó que los elfos se movían con el trajín de una casa que empieza a despuntar y que debe ser limpiada y ordenada. Cuando se cruzó con uno de ellos le tendió la taza. El elfo le hizo una pequeña reverencia y esperó mientras la banshee se decidía. Ésta se había quedado ensimismada al ver el jardín nevado, ahora entendía por qué hacía tanto frío al subir los escalones del torreón.

 

- Desayunaré tostadas con mermelada. Zumo de melocotón y unas pocas de uvas. -dijo Gatiux al elfo- Lo tomaré en el comedor en 35 minutos.

 

Dicho aquello subió a su propia habitación a vestirse con algo más adecuado, unos leggins y un jersey oversize, tras darse una ducha y asearse. ¿Se encontraría con alguien para el desayuno o era demasiado temprano para ello?

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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El sonido de unos pasos distantes le hizo entreabrir los ojos; Gabrielle se encontraba cubierta entre varias cobijas y sólo se podía divisar la mirada miel de la chica entre ellas. Se acurrucó aún mas abrazando la almohada que tenía entre sus piernas y cerró con fuerza los ojos. No quería bajar, pero debía.

 

Soltó un bufido y tiró al piso las cobijas.

 

Posó sus manos sobre su cara cubriéndose de la luz y volvió a rezongar, cual niña pequeña obligada a levantarse en día de escuela. No quedaba de otra, era su deber como miembro de la familia bajar a convivir con todos y con su nuevo cargo en la familia era más que obligatorio.

 

 

Gabrielle se sentó sobre la cama, estiró los brazos y se dirigió al baño aún somnolienta. Tomaría una ducha antes de bajar esperando que el sueño que aún tenía fuera espantado con el agua tibia, o que al menos la cara de dormida desapareciera.

 

 

Al terminar, tomó un vestido en corte A que se ajustaba a su pequeña cintura y le cambió por su toalla mojada. Corrió al tocador y tomó un listón verde esmeralda que combinaba con su vestido, le ató en forma de diadema sobre sus cabellos rubios y volvió a correr al armario. Unas botas negras terminarían de complementar el vestuario y de inmediato se dispuso a correr escaleras abajo.

 

 

- ¿Y qué hay de desayuno?- la rubia caminó hasta la mesa poniendo las manos sobre un pan.- ¿Esperamos a los demás?

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Las gruesas cortinas se abrieron de par en par sin un anuncio previo, acto que Black odiaba con todo su ser. Se revolvió en la cama y giró hacia dónde la molesta luz no llegaba, arrugando la punta de sus pies y aprentando fuertemente sus párpados. Sentía frío, ¿y cómo no? La noche previa había estado nevando espectacularmente y la mañana no parecía dar tregua, eso lo podía suponer Kya gracias al silbido que provenía desde los jardines Black.

 

Inspiró aire y gimió volteándose un poco más, sosteniendo con bastante presión una de las cabeceras que estaba junto a su cabeza. De a poco abrió los ojos escuchando la estridente voz de su elfina doméstica pidiéndole que se levantase, acotando que el baño estaba listo para su uso. Quizás fue lo único que confortó a aquella Black, mas no fue suficiente como para darle los ánimos de ponerse en pie.

 

Pasados unos quince minutos, por fin logró reunir fuerzas y sentarse en la cama, posando sus ojos enrojecidos de tanto dormir en la ventana. Una blanca mañana.

 

—Supongo que no tengo escapatoria —murmuró a sí misma, levantando las sábanas y sacando las piernas de la cama, para luego caminar parsimoniosamente hasta el baño.

 

Una vez lista, vestida con unos ajustados jeans y una blusa suelta, se amarró el cabello en una especie de coleta que caía por su hombro derecho, a medida que iba avanzando por los pasillos del castillo hasta toparse con las escaleras. Bajándolas con cuidado, percibió ruido proveniente de la cocina, de seguro los elfos trabajando para tener listo el desayuno a los miembros que estuviesen levantados.

 

Kya, un poco curiosa sobre a quiénes se encontraría después de tanto tiempo, ajustó un poco su blusa cuadrillez y se miró en el espejo que estaba al final de las escaleras, observándose con sus ojos verdes todo su cuerpo, verificando que todo se encontrase en su lugar. Sólo tuvo que arreglarse un poco más el cabello castaño para que no se deshiciera el amarre y se sintió lista.

 

Caminó hasta encontrar la majestuosa mesa, donde ya había algunos rostros y, por cierto, otros lugares ya preparados. ¿Una reunión familiar?

 

—¿Buenos días? —saludó con un pequeño atisbo de duda.

Editado por Kya Black D'Lecroix

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Sus ojos se abrieron de golpe y se encontró entre la comodidad de su cama de doseles en la Black. Pipoca había asomado la cabeza por la puerta y estaba mirándola pacientemente a que reaccionara y le dirigiera la palabra. La pelirroja se incorporó lentamente sobre las bultosas almohadas de pluma y bostezo ampliamente.

 

-Buenos días, Pipoca -murmuró, a la vez que miraba a ambos lados de su cama, a los pequeños cajones de noche con la superficie vacía-. ¿Y mi desayuno?

 

La elfina se apresuró a entrar en la habitación con un correteo torpe y se paró junto a la cama con los brazos atrás, mirando el suelo.

 

-Su familia se ha reunido en la cocina para el desayuno y he pensado que le gustaría pasar un tiempo con ellos, si no está de acuerdo puedo traerle su bandeja en este mismo instante.

 

Bridget frunció el ceño y se quedó un par de segundos mirando al vacío muro frente a ella. Suspiró al fin y se bajó de la cama con cuidado, buscando con los pies sus pantuflas de peluche, que parecían ladrar y rasguñar debajo de su cama.

 

-Iré, gracias por la idea -dijo mientras atrapaba una de sus zapatillas y luchaba por ponérselas en sus blanquecinos pies. Se colocó una larga bata negra y cubriendo bien su traje de dormir se dispuso a salir al pasillo.

 

Llegó a la cocina en cuestión de segundos y observó que efectivamente se habían reunido ahí algunas integrantes de la familia. Entró sin hacer ruido y tomó asiento en una de las sillas de madera que crujió bajo su peso.

SemperFidelis

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- Vamos Edward, tenemos que descubrir qué demonios significa esto –gruñó Mery mientras colocaba a su bebé en el carrito de paseo.

 

Hacía no mucho, cuando estaba investigando en el despacho de su madre Anne, había encontrado unos papeles bastante curiosos. Uno de ellos ponía el nombre de Mery. La curiosidad pudo con ella y pudo ver que se trataba de una ficha donde indicaba la sangre de su propio padre.

 

Por desgracia para ella justamente el nombre estaba totalmente quemado. Sabía de sobra que aquello había sido obra de su madre Anne para prevenir justo aquello, que Mery encontrar eso y viera el nombre de su padre.

 

Agarró el carro de su hijo con fuerza y, guardando la nota en el bolsillo de su túnica negra, la pelirrosa desapareció de aquel lugar sin decir absolutamente nada a nadie.

 

Ver desde fuera el castillo Black impresionaba, tenía que admitirlo, Mery llevaba enamorada de aquel sitio desde que lo vio por primera vez cuando fue a visitar a alguna familiar de allí, no lo tenía demasiado claro en su mente.

 

- Venga pequeño –susurró mientras comenzaba a caminar hacía el lugar siguiendo el camino que atravesaba el bosque, nada complicado-. ¿Tú también quieres conocer a tu abuelo, Edward? –preguntó. Cada vez que avanzaba un paso hacia el castillo sentía que debía alejarse de aquel lugar, que se arrepentiría de la respuesta.

 

Pero no había vuelta atrás. El bosque se había terminado y de repente la falta de luz la saludó. ¿Qué no habían pensado en poner farolas en la zona? Suspiró y alzó su mano frente a la puerta para golpear varias veces seguidas.

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- Buenos días Gatiux.- dijo casi apenada, el hambre había podido más que sus modales.- Disculpa, pasé de largo.

 

Gabrielle observó a la recién llegada; sonrió a su sobrina y saludó a Gatiux desde lejos. Escuchaba pasos a lo lejos, sabía perfectamente que dentro de poco el lugar estaría de nuevo, casi como en los viejos tiempos.

 

- Buenos días Brid, sobrinas. - Su mirada recaía en las recién llegadas, casi podía apostar que eran hijas de su hermano.- Supongo que no tardan en llegar los demás.

 

Sonrió tranquila y se dejó caer en uno de los lugares vacíos de la mesa. Acercó uno de los platos hacia ella y giró la cabeza hacia uno de los elfos que pasaban en espera de alguna orden.

 

- Un jugo de naranja por favor... y pastelillos. Gracias querido.

 

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Para su sorpresa no era la única integrante del Castillo Black que había decidido madrugar aquella mañana. Tardó en alistarse el tiempo que le había indicado al elfo, pero al llegar la sala estaba llena. Vió a Gabrielle de espaldas, y por un momento le recordó a su amiga Mistify por el cabello rubio y el lazo de color verde, si bien la otra Malfoy solía vestir de blanco, el color banshee era de un verde esmeralda parecido que le hizo soltar un suspiro nostálgico. Se recompuso al instante, negando con la cabeza a sabiendas que aquellos tiempos no volverían.

 

- Buenos días Gabrielle. Me gusta el color de tu vestido.

 

A la pequeña reunión se había unido Kya, la cual aparecía en el Castillo tras mucho tiempo sin dar señales de vida. Era la hija de Gatiux, por lo tanto estaba claro que la banshee no sabía cómo manejar la situación. No le faltaba esa pericia para manejarse con los hombres o con aquellos con los que no compartía sangre, pero con sus propios hijos se sentía como un pez fuera del agua. No sabía como manejarlo porque no era ejemplo alguno de madre, nunca lo había sido y no pretendía empezar ahora.

 

- Hola, Kya.

 

Carraspeó y fue hasta la mesa, donde el elfo comenzó a servir el desayuno que le había encomendado minutos antes. Al desayuno se unía la chica con la que Orión se había mostrado tan cercana el día anterior. ¿Qué clase de relación tenía con el Black? La sonrisa que bailaba segundos antes en sus labios desapareció. No tenía claro que sucedió el día anterior y había sacado conclusiones precipitadas. Saludó a aquella chica con un murmullo apenas inteligible mientras miraba hacia otra parte.

 

En aquel momento sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de alguien llamando a la puerta principal.

 

- ¿Esperamos a alguien? -inquirió mirando a Gabrielle- Es muy temprano para una visita ministerial.

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Gabrielle y Gatiux fueron quienes inmediatamente llamaron la atención de la joven Black. Sintió una sensación extraña al ver a Gatiux de esa forma, no sabía si era rencor, vergüenza o alguna otra cosa. Después de todo, no todos los días se enfrenta a una madre que, en su momento, no cuidó de uno. Aún así, después de saludar y escuchar pasos de quienes se acercaban al sitio también, tomó asiento justo al lado de Gabrielle, evitando a su madre.

 

¿De qué podría hablarle a la Malfoy?

 

—Emm… ¿celebramos algo en especial? —preguntó mientras alargaba su mano hasta alcanzar un pastelillo de fresa—, digo, no es que esté mucho en este castillo, pero no recuerdo haber desayunado con más de una persona. Y no precisamente en esta mesa. —sonrió de forma irónica. —Por cierto, hola tía. Que guapa.

 

Los elfos se movían en la cocina y a Kya le pareció escuchar un escándalo que le hizo sobresaltarse, pero sus ojos se posaron entonces en Gatiux. Observó su rostro, su pelo y cada aspecto de la elegante mujer y se preguntó si acaso se parecían siquiera en algo. Pero en su cabeza se formó un rotundo “no”. O sea, no se parecía en lo más mínimo a ella. Pelo violeta contra pelo castaño; ojos amarillos versus sus ojos verde olivo.

 

—Buenos días, madre —murmuró con un tono extraño la última palabra. Se tocó el cabello—. Tanto tiempo.

 

Entonces entró otra persona, Kya alzó la ceja al notar que segundos después entró otra chica más. Si hubiese sido años atrás, quizás se hubiese parado y se hubiese ido con nariz alzada, pero los años le enseñaron a soportar a los demás y, más aún, saludar educadamente. Había sido profesora en Hogwarts, ¿cómo podría no haber cambiado en cierta forma su carácter taciturno?

 

—Tomen asiento, aquí, sí, toda la familia —les dijo haciendo un ademán con la mano—. De seguro los elfos no tardarán en hacerles llegar su comida favorita.

 

Y como si hubiese escuchado, la elfina de Kya apareció con un Capuccino moka y lo depositó en la mesa, para luego desaparecer.

 

—¿Lo ven?

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Pipoca trotaba detrás de Bridget apenas haciendo sonido. En cuanto vio que la pelirroja se había sentado se apresuró a dar un par de chasquidos y le alcanzó un vaso con jugo de calabaza, burbujeante como siempre. Bridget le dio un sorbo lentamente, mientras pasaba su vista por cada una de las mujeres en frente suyo. Reconoció a una de ellas del escándalo de la otra noche, que se dio lugar después de su conversación con Orión.

 

-Buenos días -dijo, mientras sentía como el calor inundaba sus mejillas. Se avergonzó de cierta forma al ver que había bajado demasiado desarreglada.

 

Metió la mano en el bolsillo y apuntando con la punta de su varita hacia sus enredados mechones rojos, pronunció un par de palabras entre dientes y sus cabellos se soltaron uno a uno sobre sus hombros, dándole un aspecto más natural y decente. Se aclaró la garganta cuando Kya comentó que los elfos no demorarían en llegar. Tomó otro sorbo de su jugo mientras observaba como uno y otro vaso se les servían a las brujas.

 

Bridget se limitó a mirar a la brujas que pronunciaban una que otra palabra, sin saber qué decir. Presionó los labios impaciente y jugueteo con la cuchara de su vaso, moviendo el espeso líquido en círculos.

 

-¿Cuando organizamos una fiesta? Nunca he visto tantos Blacks a la vez en el Castillo desde mi llegada.

SemperFidelis

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