Jump to content

.:: Castillo Black ::. (MM B: 97834)


Matthew Black Triviani
 Compartir

Publicaciones recomendadas

— Señorita, hay un caballero esperándola en la colina, dice que viene a verla —anunció pronto el elfo doméstico con parsimonia, aunque aún del otro lado de la puerta, la bruja se sobresaltó, estaba tranquilamente leyendo un poco de la correspondencia de Vuelapluma y básicamente desapareció todo en el acto, por precaución. 

El elfo doméstico no ingresó a la habitación por respeto a su privacidad, y menos mal, tampoco es que quería quedar como sospechosa delante de la servidumbre. Maida no recordaba haber agendado nada con nadie en particular por lo que al menos una de sus dudas quedaba resuelta al respecto de las misivas del aficionado al quidditch: era un él. Se dirigió a una de las ventanas por las que podía espiar en el lugar indicado, pero aún quedaba bastante lejos, lo que si era notorio eran los colores de su vestimenta, uniforme de los Tutshill Tornados. Claramente un fanático. Maida sonrió y ajusto su cabello en una coleta alta antes de desaparecer de su habitación y aparecer segundos después, a unos cinco metros del desconocido. Era difícil ser precavida en situaciones así, pero la verdad que tampoco le saltaba ninguna alarma como para tener la varita en ristre, todo lo contrario, esperaba tener con el recién llegado un motivo para relajarse un poco, desviar los pensamientos poco gratos. Carraspeó entonces para llamar su atención.

— Maida Yaxley, por aquí —dijo, de pronto e intentó sonreír, probablemente sin mucho éxito.

Corría un poco de viento a esa altura, así que la bruja se colocó la capucha de su túnica a media cabeza y quemó un par de metros de distancia entre el misterioso personaje y ella. 

— Le lucen los colores, creo que yo solo utilizo esa paleta de tonos para los partidos —confesó a modo de segundo saludo, no lo había notado antes, sin embargo, estaba ansiosa, sus palmas estaban un poco más resecas de lo normal—, ¿le resultó difícil llegar aquí?

@ James Fleamont Potter  

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

 

Se sobresaltó. Esperaba su llegada, pero no que lo hiciese de forma tan repentina. Dejó escapar una sonrisa, haberse asustado le había hecho gracia. La sonrisa se amplió cuando se fijó más en la persona: ¡Era la famosa jugadora! Sobraban las presentaciones. Mantuvo la serenidad, pero por dentro estaba extrañamente emocionado. Se sentía como un niño pequeño.

Como si se tratase de un collar, llevaba sujetada al cuello una cámara fotográfica mágica que había adquirido años atrás pero a la que no le había dado mucho uso. La sujetó, apuntó a la bruja y sacó un par de fotografías. Podría ver siempre que quisiese ese intento de sonrisa por parte de la jugadora. No era la primera que le sacaba una, pero sí era la primera que lo hacía desde tan cerca. En el terreno de juego siempre se encontraba en una posición más alejada.

No está mal, de algún modo pueden llegar a recordarme a los colores de Beauxbatons. —comentó en lo referente a su vestuario. No se le había ocurrido una mejor vestimenta con la que presentarse allí. Estaba como un fan de verdad. También hubiera estado bien ir directamente con una túnica oficial del equipo, pero tampoco era su intención parecer un fan demasiado fanático. Tengo un mapa.

Con esa última respuesta trataba de decirle que no le había costado llegar hasta allí. No mentía. Era muy difícil que el caballero saliese de su casa sin su valioso Mapa del Merodeador, ese que le acompañaba desde hacía muchísimos años. Cuando estaba perdido, cuando necesitaba volver a encontrar el camino no dudaba en utilizarlo. Soltó la cámara y se metió las manos en ambos bolsillos, sacando de ellas un gran número de pergaminos. No sabría decir cuántos, pero superaban la docena.

Mira lo que me han dado para ti. se acercó un par de pasos a la mujer para entregárselos. Eran similares a las cartas que le había enviado, pero esta vez se lo había pedido a los elfos domésticos de la familia. Les había pedido que le escribiesen palabras de ánimo como si fuesen verdaderos fans. Quería hacerla creer que detrás de ella estaba un séquito de seguidores. —No sé si lo sabes, pero soy el presidente y fundador de un club de fans en tu honor. Tu club de fans y único miembro, pero tampoco había que ser estrictamente sincero.

Espero ver alguna reacción por su parte. ¿Se lo esperaba? Deseaba que no le pidiese ninguna prueba de la veracidad de sus palabras, la idea de abrir el club había sido una decisión tomada no hace mucho tiempo. Lo único que tenía era escrito en un pergamino que él era el presidente. No sabía muy bien cómo funcionaba eso de los clubs de fans, pero iría aprendiendo con el tiempo. Era una gran responsabilidad.

Desde el primer momento no había perdido la sonrisa, estaba feliz. Se sentía cómodo. Que pareciese ser una mujer sencilla y que no tuviese, en apariencia, aires de grandeza le gustaba. Pero no estaba allí solamente para mantener una conversación agradable con su ídolo. Tenía cosas que contarle y no había tiempo que perder.

Como imaginará, tenemos cosas de las que hablar. ¿Podemos ir a algún sitio más cómodo? preguntó, quería sentarse y plantearle un par de cuestiones beneficiosas para ambas partes. Esperando su respuesta volvió a meter la mano en el bolsillo deseando que aún quedara algún trozo de papel por pequeño que fuese. Uno donde pudiera firmarle un autógrafo.

Editado por James Fleamont Potter

Harry-and-Ginny-harry-james-potter-96641

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Siempre había una primera vez para todo, en el caso de Maida, era la primera vez que veía a alguien sobresaltarse y no era ella el gato trepado en el techo, la hacía sentir un poco más normal, más sencilla de perderse entre el resto. El caballero frente a ella lucía sinceramente feliz, al borde de la euforia en ciertos segundos, pero no llegaba a incomodarla, al contrario, la sorprendía. Encontrar el Castillo Black no era difícil, en eso le daba la razón, atreverse a entrar en él era lo complicada, ella agradecía mucho aún tener los privilegios de ser parte de la familia y acceder sin muchos problemas a la propiedad. Estaba por decirle algo cuando el flash de una cámara la dejó perpleja por unos instantes, obligándola a parpadear continuamente por un minuto para recuperarse de la sorpresa.

— Podías pedirla sin ningún problema, no me gusta mucho tomarme fotos, pero seguramente con un aviso saldría mejor en ellas —intentó bromear, pero antes de recuperarse de aquello se vio invadida de pequeños sobres, de cartas y pergaminos. Sus ojos se abrieron como platos al escuchar al supuesto fanático, ¿qué de extraordinario había hecho exactamente que lograra semejante atención? Es cierto que integraba el equipo campeón, pero seguramente Mosquito tendría más fanáticos que ella, o Kalevi, aunque ya no estuviera con ellos. Revisó las caligrafías, todas distintas, frases de aliento. Se sentó en el césped un momento mientras abría algunas, tratando de encontrar alguna frase que delatara la broma. Sabía que había estado de pésimo humor en los últimos meses, deprimida incluso, pero bromearle con algo así no sonaba muy convincente— ¿Un club de f..? ¿Tú eres el qué? 

Maida alzó el rostro hacia el hombre mirándolo incrédulamente, ¿ella tenía fanáticos reales? ¿Por qué esas cartas no llegaban a sus manos? Encima él decía tener cosas importantes de las qué hablar y ella apenas comprendía lo que le estaba mencionando. Si el dichoso club existiera, ¿qué tenía que ver con ella? ¿qué debía hacer? 

— Estoy segura que estás confundido —comenzó intentando concentrarse en no tartamudear—, ¿seguro que no es a Mosquito o a Luke a quién buscas? No sé, no tenía ni idea. De hecho, hace apenas unos días llegué a casa y recibí tus cartas —ladeó la cabeza un poco—, perdón. No sé qué hacer, si me dices que es una broma, te juro que te invito la cena y nos reímos juntos de todo esto, Si me dices que es verdad, entonces ahí si ando muy perdida, ¿qué procede? Eh, disculpa, ¿tu nombre es? Siempre firmas con un nombre distinto...primer detalle que me gustaría confirmar.

La bruja le hizo una seña para que se sentara a su lado, mientras, continuó leyendo un poco, insistía en encontrar algo que develara una broma, una trampa, algo así. Le ponía un poco nerviosa alzar el rostro y analizar el de su interlocutor, no quería que pensara que desconfiaba de él ni nada, pero había que convenir en que la situación era un tanto inverosímil, de hecho, giró un poco el rostro para verificar si por los alrededores no estaban escondidos sus compañeros de equipo. Burlarse de la búlgara seguramente calificada como calentamiento en medio del segundo torneo, sobretodo para Jeremy o Mosquito. Pensó un instante en las fotos que acababa de tomar y chasqueó los dedos en el aire.

— ¿Nos tomamos una foto juntos? —propuso con una media sonrisa— Una en la que ambos luzcamos bien. 

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¡No! —exclamó con una sonrisa. Agradecía el gesto por su parte, le parecía un gran detalle que se ofreciese para salir mejor en las fotos. Sin embargo, esa propuesta chocaba ligeramente con la idea que tenía en su cabeza. —Naturalidad. Las fotos tienen que salir naturales.

La idea que tenía en su cabeza era llenar una pared o al menos un mural— de fotografías de la jugadora. Era evidente que en muchas de esas imágenes saldría bien, muy bien, pero era mejor que no saliese en todas perfecta. A fin de cuentas a las personas les gustaba más la naturalidad que la perfección, ver que aquellos a los que idolatran son tan humanos como los propios seguidores. Claro que puede haber fans licántropos, vampiros y toda esa clase de seres, bestias y similares, pero como humano que era solamente se preocupaba por los demás fans humanos.

Arqueó una ceja, pero segundos más tarde no pudo evitar sonreír ante la aparente incredulidad de la jugadora.

Eso es. La humildad también viene bien. Pero no nos olvidemos que hay personas a las que les gusta que tengas cierto ego. comentó pensativo.

Quería que la guardiana tuviera un gran número de seguidores, sentía que se lo merecía. Además, cuantos más aficionados tuviera, más miembros se apuntarían al club que iba a fundar. No sabía qué clase de beneficios le podría ocasionar aquello, pero sin duda sería algo positivo para los dos. El deporte siempre le había gustado, pero hacía tiempo que no jugaba. Ahora prefería estar en el otro lado, en el lado del espectador, pero la mera idea de poder tener influencia directa con una jugadora famosa le gustaba. De aquello podría salir algo más interesante de lo que imaginaba en un principio. Le empezaban a llover ideas.

¿Si te digo que es verdad no me invitas a cenar? ¿La verdad hará que me quede sin hambre? —preguntó riendo. Le sorprendía que aquello le pareciese tan raro. Durante los últimos días, durante las últimas semanas había estado recibiendo cartas de seguidores. Pero no tuvo que esperar mucho para entenderlo. Vale, se había dado cuenta de que las había escrito todas él. Sin embargo, las que había llevado en ese momento no eran suyas, eran hechas por sus elfos domésticos. Aquellas sí que tenían que parecer que pertenecían a más personas. Sólo tenía que mirarlas una por una.

Me llamo James, pero no sé de qué me estás hablando. —dijo haciéndose el loco. Era el momento de cambiar muy rápido de tema. —¿Quién es tu representante? —la persona que la ayudaba en su día a día, que hacía que su vida en el mundo del deporte fuese mucho más cómoda.

Se sentó a su lado. Se sentía bien, desde su punto de vista era como si la conociera desde hace mucho tiempo, así que la veía como una amiga con la que no hablaba demasiado. No se le pasó por alto que ella parecía estar mirando algo, como buscando, pero... ¿el qué? ¿Debería preocuparse? Prefirió no pensar en lo que hacía y centrarse en lo importante, el motivo que le había llevado hasta allí.

Sí, una foto. ¡Me encantaría! —se levantó un segundo siendo ahora el quién miró a su alrededor. —Creo que este puede ser un buen sitio, sí. —dijo volviendo a sentarse. Había mirado por encima si cerca tenían un lugar donde pudiesen salir más favorables, pero aquel estaba bien. A fin de cuentas ellos serían los protagonistas, no lo que hubiera detrás. —La estrella con el ganador del concurso, ¿lista para sonreír? —preguntó. Sin casi quererlo había llegado a una de las cosas que quería contarle: El concurso. ¿De qué trataba el concurso? Pues si mostraba curiosidad se lo diría ahora mismo, de lo contrario tendría que buscar el mejor momento. Porque no estaba seguro de que le fuese a gustar lo que le iba a decir.

Harry-and-Ginny-harry-james-potter-96641

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Gabrielle no se imaginó la vuelta de 180 grados que había dado todo aquello ¿Cuándo su prometida habría de aceptar compartirla con alguien pero lo que le dejó sin habla fue el ella haber tenido el control y perderlo en segundos. Sus ojos miel estaban fijos en los ojos de su hermana y sabía perfectamente que todo se había ido a la m!erda con esa sonrisa arrogante… sin mencionar el cerrar de la puerta.

Pero la Delacour estaba embriagada de deseo, le ablandaba cada célula de su cuerpo el verla sobre ella dejándose simplemente llevar por ella y perderse en el azul de su mirada ¿Cuándo había comenzado a ser tan sumisa?

Soltó un gemido al besar sus labios y puso sus manos en el cuello de su hermana tratando de mantenerla contra su cuerpo en vano, la respiración agitada era imposible de disimular y su mirada, al igual que la de su prometida, hablaba por ella.

La francesa soltó un bufido al sentir las cuerdas presionar sus muñecas y frunció el ceño ¿Venganza? Y un leve gemido salió de su boca al sentir la presión de su hermana contra su cuerpo, si aquello era venganza estaba dispuesta a pagarlo sin chistar.

En el momento de ver el filo de la navaja su corazón empezó a latir más que antes, nervios o adrenalina; en el cuarto era solo el sonido de las respiraciones agitadas de las Black y ruidos lejanos de la misma choza, Gabrielle los podía casi oír a la perfección si no fuera porque sus mismos latidos le golpeaban en el tímpano.

- ¿Yo? – sus ojos le miraban llenos de deseo, levantó su torso tratando de buscar sus labios pero se detuvo de inmediato al sentir el filo de la navaja en aquella zona que le hacía perder el control. - Tú.

Movió la cadera hacia ella sintiendo el filo de la navaja entre ambas y soltando un gemido mientras arqueaba la espalda de placer. Volvió la mirada y le clavó en ella, sabía que lo estaba disfrutando y sabía que posiblemente el lugar terminaría como escena del crimen, pero en realidad hacía segundos que le había dejado de importar.

- Manéjame… Tú sabes tus límites, mon amour…

 

@ Mahia Black

EgwLNCYh_o.png

Ai3amVH.gifRainbowiOmdHLF.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Gruñó ante las palabras de su mujer y acercó un poco más la cadera hacia la de ella, logrando que la punta de la navaja se moviera un poco hacia arriba y abajo, acompañando el movimiento. Quería cortar, ver sangre, pero sería demasiado fácil para su mujer si terminara todo ahí mismo.

Soltó sus manos mientras la besaba, separándose lentamente para mirarla a los ojos de color miel mientras bajaba con la mano izquierda recorriendo su torso hasta llegar a reemplazar con sus dedos el filo que hacía estremecer a su mujer, sonriendo cuando esta arqueó la espalda para buscar más contacto.

Subió el cuchillo de guerra hacia el pecho de la Delacour sin dejar de mover la mano izquierda, deslizando el filo por el abdomen hasta llegar hacia el borde del brasier, cortándolo también y dejándolo caer hacia un costado.  

Aprovechó el momento en el que su mano fue más allá, empujando con su cuerpo, y realizó un corte poco profundo bordeando el pecho de Gabrielle, cubriendo la herida con su boca y haciéndola más profunda con sus colmillos para comenzar a beber su sangre.

Los movimientos cada vez más acelerados se acompasaban con su succión, perdiéndola en el éxtasis de placer que le provocaba. No fue hasta que sintió el grito de Bjorn que se detuvo abruptamente, levantando el rostro para ver el de la castaña, consternado y casi enojado por la interrupción.

-    ¿¡Qué ca***o es esto!? No estoy para juegos Black, tengo tu dragón en las manos. ¡Sabés los frágiles que son estos huevos! –

La Black no hizo más que sonreír de costado, quitando la mano de donde más deseaba tenerla su mujer y lamiendo su dedo antes de colocarlo sobre sus labios.

-     Shh … dejémoslo que sufra. ¿Vos la estas pasando bien?

Guardó la navaja en su bolsillo, dejando que se convirtiera nuevamente en una varita mágica pero no sin antes hacer aparecer en su entrepierna un pequeño gran regalo para su futura esposa.

Agarró las muñecas de la francesa, pasándolas por su cabeza para que pudiera agarrarse de su cuello y la tomó desde sus muslos, levantándola en el aire. Automáticamente sintió cómo las piernas de la otra mujer rodeaban su cuerpo y sus ojos cambiaron de color a un azul más oscuro, turbio de deseo. Aquello de tener fuerza sobre humana ayudaba bastante en esos momentos.

Caminó hacia la puerta y apoyó la espalda de Gabrielle en la misma, buscando su cuello para morder mientras acomodaba sus caderas para casi entrar en ella. Quería hacerle saber al muchacho qué es lo que estaba pasando detrás de la puerta.

-    ¿Aún querés que le abra? ¿O preferís que continúe donde estaba hace unos momentos? – Mordió con más fuerza, sabiendo que sólo con dejar caer un poco el cuerpo de su mujer, empezaría nuevamente el frenesí.

iOmdHLF.gifG&M


LvZ26gk.png


*je t'aime


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El frío del metal y la adrenalina le tenían al borde de emociones, una mezcla inexplicable de peligro, lujuria y miedo que ni ella podía comprender, confiaba a ciegas en su prometida, sabía perfectamente que su vida estaba literalmente en sus manos y la dejaba sin dudar.

Se dejó llevar soltando un leve gemido al sentir el filo subir y sostuvo su mirada en los ojos de su hermana tratando de controlar su respiración en vano; en cuanto sintió sus dedos en aquel lugar no pudo evitar arquear la espalda al tiempo que le dictaba su prometida, sus manos subían lentamente por la espalda de la rubia y soltó un gemido de placer y dolor al sentir sus labios sobre la herida de su pecho.

El olor a fierro de su sangre y el perfume de los cabellos de Mahia mantenían embriagados los sentidos de la Delacour, clavó fuerte sus uñas en la espalda de la Black al sentir la presión de cada trago que su hermana hacía al mismo tiempo que movía su cadera al compás que la otra dictaba, estaba completamente entregada a ella; trató de emitir palabra pero eran solo pequeños gemidos producto de aquel trance que la rubia le ocasionaba, gritó entré dolor y deseo al sentir la revolución de placer recorrer desde su entrepierna hasta su garganta haciendo que su mano derecha sujetara fuerte la nuca de su prometida contra su pecho.

Trataba de mantener la cordura, pero solo se dedicaba a seguirle el paso a la rubia; sus ojos miel se clavaron casi suplicantes en los ojos de quien ahora le dominaba por completo y pudo notar de inmediato las intenciones de no dar tregua alguna. Soltó un grito de placer y dolor al sentirle entrar en ella y trató de empujarla en vano para separarle en cuanto sintió más profundos sus movimientos haciendo que su propio cuerpo fuera el que hiciera aquella tortura.

- Mahia… - era tan solo un leve susurro, no sabía si era el cansancio, el placer o los fluidos perdidos pero olvidó sus palabras al sentirse entre la puerta y el cuerpo de su mujer.

Volvió a soltar un leve grito de placer contenido por la poca privacidad que les quedaba, el chico ya había marcado terreno y la mayor de las Black había dejado bien en claro al joven que no era el tiempo, aunque sí el lugar.

La Delacour dejó que su peso y los movimientos de la ojiazul le marcaran el ritmo, volvió a soltar un grito de placer y dolor al sentir los colmillos de su hermana penetrar su cuello clavando sus uñas en la espalda conteniendo el dolor y las ganas de contener aquella ráfaga de placer que venía desde lo más profundo de su cuerpo.

- Basta…- dijo jadeando mientras acariciaba los cabellos rubios con su mano derecha tratando de mantener cierta tranquilidad en su tono de voz pero era en vano, sintió el movimiento de cadera y ambas jugaron al mismo ritmo dejando que el desborde de placer y emociones le dominaran el cuerpo.

- ¡MAHIA!

Su voz era una especie de regaño mezclado con placer, bajó sus labios a los cabellos de su hermana y trató de separarla de ella.

- Toma tu bendito dragón y regrésanos a casa…- dijo mientras sujetaba el mentón de su hermana mayor, le miró a los ojos y limpió con amor su labio inferior. - Contrólate o te controlo….

Clavó sus ojos miel en el azul profundo de su hermana mayor y lamió con amor su labio inferior al tiempo que bajaba su cadera para poder pararse por sí sola. Estaba mareada, no sabía si por el descontrol de su cuerpo ante el placer o la falta de sangre; con un movimiento de su mano derecha hizo aparecer su varita y apresuró a ponerse el vestido encima, sin importar su ropa interior.

La francesa sonrió con complicidad a Mahia y se abrazó a ella teniéndola frente a frente, volvió a clavar su mirada en sus ojos y acarició su mejilla con ternura antes de dejar su cabeza reposar en el pecho de su amada.

- Soy tu responsabilidad Mahia, como casi mi esposa y como mi hermana mayor… Toma tu bestia y llévanos, mon amore sé buena chica que no respondo.

 

EgwLNCYh_o.png

Ai3amVH.gifRainbowiOmdHLF.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una tormenta tropical. Quizás si lo pensaba bien, esa sería la palabra para definir lo que era cuando estaba junto a Gabrielle. 

Vientos huracanados, rápidos y fuertes, tan pasionales e intensos que en cuestión de segundos lograban llenar todo el ambiente de tensión, aquella misma que reventaba y llevba todo a su pasó cuando sus cuerpos se encontraban, se tocaban y descargaban el amor y el deseo. Un paso enceguecido por la lluvia de placer que su amada le daba hasta llegar al punto mas alto del extasis... 

Y luego llegaba la calma... abrazadas, dejando que sus corazones se apaciguaran.

Apoyó la cara sobre la cabeza de Gabrielle y movió la nariz entre sus cabellos, olfateando aquel aroma único que sólo podia encontrar en ella. 

- No sólo sos mi responsabilidad. Sos mi todo. El núcleo de mi felicidad, la calma que precede a la tormenta, y, maravillosamente, el sol y la paz luego de que todo pasa - se despegó de ella sin quererlo y la miró a los ojos con cierta ternura, aflojando sus facciones, lo que le daba un ligero aire de juventud, descontando sus eternos 27 años. 

Le sonrío, mostrando el blanco colmillo izquierdo y suspiró feliz. Aquella mujer podia amanzar a cualquier bestia. 

Un vampiro despiadado, con cicatrices de guerra y una mirada desafiante y gélida se volvía un cachorro a su lado. Uno que sólo vivía para protegerla. 

Creo que ya no deseo tanto ese Dragón. Ademas va a ser divertido escuchar cómo resolvió este problema Bjorn... - Se giró un poco para ver la sala, un poco destrozada en el frenesí, con los cojines de los sillones ensangrentados y rasgados - Definitivamente me va a cargar la shingada si lo dejo entrar. 

Rió para sus adentros y se agachó para colocar el antebrazo por detras de las rodillas de su hermana y, asegurandose de que ella siguiera abrazada de su cuello, la cargó en sus brazos. Caminó un par de pasos en dirección contraria a la puerta y sintió el tirón de la transportación al tiempo que sujetaba a la ojimiel con todas sus fuerzas. 

No se dio cuenta en qué momento habia cerrado los ojos, pero al abrirlos ya se encontraban en su habitación en el Castillo Black. 

Depositó con cuidado a Gabrielle en su lado de la cama y sacó la varita para curar sus heridas, pero la mano de esta la detuvo en seco. Miró a sus ojos sin comprender el motivo pero no le discutió. 

No creo que tengas fuerzas para dar muchas explicaciones mon amour, pero estás segura de querer seguir así? Perdiste mucha sangre. - Se acostó a su lado y la dejó recostar la cabeza en su hombro - Está bien ... dormí tranquila pero apenas despiertes, debemos curar eso. 

iOmdHLF.gifG&M


LvZ26gk.png


*je t'aime


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La francesa sonrió a su prometida en señal de aprobación y le abrazó con la poca fuerza que le quedaba, estaba más que cansada y solo se dedicó a hundir su cabeza entre el pecho de su hermana sintiéndola más cerca de ella.

Una revolución de emociones e imágenes le revolotearon la mente asumiendo que aquello era producto de la aparición ya que su hermana había estado a cargo; no podía si quiera objetar ni reprocharle nada, ella misma había dejado las cosas al cargo y no tenía cabeza para pensar.

El aroma tan familiar le había hecho abrir los ojos y escuchaba casi a la distancia a su prometida, se acomodó entre las cobijas y acercó su cabeza al cuello de la rubia olisqueando sus cabellos al mismo tiempo con tan solo su aroma tenía para volver sonreír y recobrar un poco de su conciencia.

- Non.- dijo mientras negaba con la cabeza al ver la varita de su hermana apuntarle, tal vez era puro berrinche de la Delacour pero no estaba de humor para juegos.- Ca va bien mon coeur.

Y se quedó dormida.

A la distancia sentía la presencia de Mahia y poco a poco sentía como se podía fundir entre las cobijas y el calor de la cama, sentía su corazón latir de manera acelerada y su respiración junto con ella; su olfato estaba agudizado y aquel olor a fierro tan distintivo de la sangre penetraba sus pulmones.

“Y ahora qué ¿Eh?”

Por su cuerpo recorrió un escalofrío, por más que sabía que el calor de la cama y el de su hermana le cobijaban de nuevo sentía frío. Poco a poco sentía el calor regresar a su cuerpo junto con los latidos acelerados de su corazón. Y abrió los ojos.

Gabrielle abrió los ojos y notó la cama más grande de lo normal, cerró los ojos y soltó un bufido, estaba cómoda, se sentía segura y se había dejado llevar, sabía que controlaba su nueva habilidad pero el sentirse en casa logró que se quedara más que en su ambiente.

Dio un pequeño brinco sobre el pecho de su hermana y se acomodó mirándole dormir, sus dos patas delanteras acariciaron sus orejas acicalándose y notando aún su herida del pecho; “demonios” dijo para adentro y comenzó a lamer con cuidado la herida, sintió un leve dolor y soltó un pequeño quejido, volvió a lamer su herida y notó parte de su pelaje blanco con las manchas de sangre producto de aquella exitante aventura.

“No me arrepiento” pensó y sus patas delanteras peinaban sus orejas mientras veía a su casi esposa de reojo “y haría más por tí…”

La pequeña bola de pelos blanca en la que se había convertido Gabrielle se volvió a acomodar en el pecho de su hermana y extendió su cuerpo, apenas cabía en la palma de la mano y sus ojos miel se encontraban fijos en la mujer que amaba, a pesar de que su TOC le pedía a gritos limpiar su impecable pelaje blanco.

“Quién iba a pensar que casi me matas…” su corazón latía rápidamente tratando de reponer todo lo perdido al igual que su respiración, aunque ni ella misma sabía diferenciar si era por ser tan pequeña o por todo lo sucedido. La amaba, tal cual, así la llevara al borde de la muerte.

 

EgwLNCYh_o.png

Ai3amVH.gifRainbowiOmdHLF.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Maida se sacudió un poco cuando salió de la chimenea de su habitación, en general ella detestaba todos los medios de transporte que no fuesen un medio naval o fluvial, a duras penas se estaban acostumbrando a la escoba y sólo por deporte, jamás como vehículo para distancias. Pero el viaje desde Francia la había agotado y no podía aparecerse con semejante cansancio por era capaz de aparecer por partes en tres casas distintas, los polvos flu parecían lo más sensato, pero no lo más cómodo. Dejó su bolso a un lado e inmediatamente mandó llamar a uno de los elfos de la casa Black, necesitaba ordenar algunas cosas antes de deshacer el equipaje, sonrió mientras esperaba que el sirviente apareciera, el viaje no había resultado del todo malo. Para comenzar, se había terminado de convencer que su futuro inmediato estaba en medio de los tres aros de un campo de quidditch, habían logrado el bicampeonato y había logrado defender su posición dentro del Dream Team de la liga. Luego, de todas las personas que le importaban, al menos una estaba cerca de ella, Jeremy, que aunque seguía siendo el mismo impertinente y medio insoportable de siempre, era hijo de su mejor ami...de su primo, y al menos así, sabía que él estaba seguro.

Último, pero ciertamente no menos importante —y la razón por la cuál un elfo doméstico ya estaba parado frente a ella—, había hecho una buena amistad con James, el que se decía fanático de los Tornados y en especial de ella, aunque Maida siempre prefería ignorar esa parte de la historia, el 95% de los últimos campeonatos del equipo se debían al trabajo en conjunto, el restante era la labor de los capitanes. 

Prepara unos bocadillos, variados por favor, los subes a la habitación y me avisas si llegara alguien a visitarme, si tuviera puesto los colores de equipo, le haces subir directamente y —se lo pensó unos segundos—, dejas la puerta abierta cuando te retires. Voy a necesitar que haya buena corriente de aire. Nada más, de momento. Me subes antes un juguito de manzana, por favor, me arde un pelín el estómago.

Y no debía abusar de la poción herbovitalizante para cura de todo sus males, el detalle seguramente se debía a la sensación de vértigo del último tramo del viaje. Se decidió entonces a desempacar un poco, para que no se le olvidara con el correr de las horas, movió la varita de lado a lado, enviando sus prendas al placard o al cesto de ropa sucia. Hasta que se topó con su reflejo, estaba más que despeinada, ¿a quién se le ocurría viajar con el pelo suelto a través de las chimeneas? 

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.