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~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)


Mael Blackfyre
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Seguía allí de pie, temblaba y no sabía cómo reaccionar. Buscaba las miradas de los presentes y que alguien dijera algo, algo que explicase lo que estaba pasando. Su mano instintivamente alzó la varita, justo cuando su mirada hallaba en el grupo de magos más aislados la máscara de un mortífago. ¿Acaso habían sido los autores? No había dudas de que la muerte de Elvis no había sido algo accidental. Ahora comprendía la Marca en el cielo, lo que anunciaba. Su mano temblaba, pero intentaba mantener la firmeza.

Fue entonces cuando escuchó las palabras de Rory, con quien si bien no había tenido contacto lo reconocía como líder de la Orden. Señalaba a Shelle como una de las responsables o eso era lo que lograba entender, o al menos decía que ella había tenido más dignidad al mostrarse… ¿qué otra cosa podía significar?

Escuchó entonces las palabras de aquel insolente que estaba autoproclamándose patriarca. ¿Cómo las cosas habían terminado así? ¿Quién demonios era ese extraño? Ni siquiera era parte de la familia… ¿o sí? Tanto tiempo fuera había pasado que no podía reconocerlo… Enseguida fue la voz de una mujer la que dio su veredicto, respaldando las palabras del hablante anterior y mencionando que era su hijo. Los pensamientos se nublaban cada vez más en su mente, así mismo no lograba ver con nitidez a través de las lágrimas que no dejaban de brotar. La voz se escuchaba amplificada y autoritaria.

La voz del mortífago por fin se hizo oír, dando el veredicto que estaba intuyendo. El linaje Gryffindor estaba cayendo en manos mortífagas, eso significaba que los nuevos patriarcas estaban sin dudas en aquella agrupación. Buscó entonces con la mirada al desconocido joven, a Shelle y a Luna. Luna no… estaba segura de que ella era ajena a todo aquel asunto, no podía decir lo mismo de los dos restantes. Una expresión de profundo desagrado se formó en su rostro, al pensar en su sobrina y, el que según las recientes cuentas, su sobrino nieto.

El grito desgarrador de Annick fue lo que la detuvo de comenzar un ataque. Aquel dolor en su voz reflejaba el suyo y volvió a quebrarla. No pudo más que acercarse y caer de rodillas a su lado, en busca de una contención que no era quién para brindarle. Puso una mano temblorosa en el hombro de su cuñada, quería que supiera que estaba allí, simplemente.

Las palabras de Luna de cara el resto le parecieron dignas de orgullo, era evidente que algo de Elvis vivía en ella y eso le brindaba valor en momentos como ese. Sin embargo, al dirigirse a su madre pareció transformar aquel orgullo en desprecio dentro de Mica. ¿De qué carajos estaba hablando? ¿Armonía con quienes sabía que eran los asesinos de su padre? ¿Acaso estaba hablando en serio?

La mano que estaba apoyada en el hombro de Annick pareció moverse por sí sola, viajando desde allí hacia el rostro de Luna, dándole un golpe en la mejilla del que de inmediato se sintió arrepentida. Llevándose la mano a la boca, sollozando, observó a su sobrina a los ojos.

-Elvis nunca habría querido que estemos en paz con sus asesinos, luchó hasta su último segundo de vida para intentar frenar sus avances… si dices eso es que no conocías a tu padre, o que pretendes unirte a las filas enemigas… ya no entiendo- murmuró. No quería ser mala con Luna, estaban sufriendo la misma pérdida, pero necesitaba que abra los ojos -Este lugar ya no es nuestra casa, no al menos por ahora, las cosas han cambiado.

Editado por Mica Gryffindor

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De repente no le quedó más que reirse, reirse en la cara de Mael, que así se llamaba el chiquillo y de Shelle, era una risa mezcla de desprecio y rabia. Guardo la varita y lanzó una mirada de desprecio a los nuevos patriarcas mientras luchaba por no lanzarles un Avada a ambos.

 

- Regresa en media hora, pequeña traidora, y veremos si logras moverme aunque sea un centímetro, además te recuerdo que no solo son ustedes, mi sobrina Luna también es dueña de esta casa y estoy segura que ella no piensa como tu, anda solo dame un pretexto para asesinarte, no es que ocupe mucha motivación - le dijo retandola.

 

De pronto sintió la llegada de Mica y de otros mas pero solo le preocupaba su prima, por lo que corrió hacia donde estaba pero sin atreverse a tocarla. Se sentía culpable por no haber salvado a su primo y por no haber preparado a Mica para lo que estaba pasando, no había alcanzado a decirle lo de Elvis y ahora se había enterado de golpe. Vio de reojo al párroco y sabía que Darla estaba ahi por lo que no se ocupo mas de Shelle y Mael, seguro al menos no dejarían que mataran a los sobrevivientes de aquel desastre.

 

- Mica lo siento, yo no quería que te enteraras así, yo...- sus palabras se quedaron en el aire, la voz de Annick la dejo helada, preguntando que estaba pasando. Se quedó paralizada, negando con la cabeza sin poder decir nada. Estaba petrificada, y el grito ensordecedor de su prima le taladraba los oídos, le rompía el corazón y la quebraba de nuevo.

 

- yo...es mi culpa...tendría que haber estado con el...yo...no lo cuide lo suficiente...no lo protegí...lo siento Anick, Mica, lo siento tanto...- dijo sollozando sin atreverse a acercarse a donde estaba su prima y Luna. De pronto Mica reacciono a las palabras de Luna y eso la saco de su estupor y se acerco a ella.

 

- Prima, no...dejala, esta en shock - le dijo tocandola del hombro para hacerle saber que estaba con ella y con el resto de los Gryffindor. - Ella no es el enemigo- dijo mirando hacia donde estaban los otros dos patriarcas de la casa

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Parpadee sintiendo su golpe en mi cara asombrada, nunca en todo lo que llevaba conociendola había hecho eso, así que mi primer reacción fue llevarme la mano a mi cara pensativa, como si me hubiera dado un sacudón de realidad que no sabía si necesitaba o no.

 

- Yo no.. no digo que sean mis amigos, jamás los querría aquí, si pudiera los echaría yo misma y jamás seré mortifaga... Ellos mataron a mis padres y ahora me quitaron a Elvis, mi punto es que solo intentaba reconfortarla a mamá, porque sé que estoy en territorio enemigo y quiero llevar el entierro en paz, siento si ofendí con mis palabras sólo quería darle ánimos y me salió mal - Dije intentando explicar que en realidad sólo quería consolar a mi mamá y a eso apuntaba mi idea -

 

- y Shopie tiene razón yo no soy el enemigo, sin contar que también sufro y no entiendo nada de lo que pasó, solo quería ayudar a mamá, además todos estamos mal y se que papá querria un entierro tranquilo - susurré para que sólo ellas pudieran escucharme -

 

- Este lugar es nuestra casa y mientras yo esté aquí siempre lo será, nadie nos quitará la casa por nada del mundo y seguimos siendo Gryffindor o no? Así que tú tranquila que está si es nuestro hogar y yo me encargaré de que todos puedan venir aquí - Dije con más energía de la cuenta, haciéndole ver qué aún era mi casa pese a todo y que para algo era la matriarca de la misma -

 

Sabia que ahora era de los mortifagos, también estaba enterada de que ahora la casa los apoyaba pero no por eso dejaba de ser mi hogar y seguiría siendo la matriarca, enalteceria los valores e ideas de la casa y jamás permitiria que perdiera su esencia misma que lucharía por tener con uñas y dientes me costase lo que me costase eso.

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Fueron primero las palabras de su prima las que la hicieron entrar en consciencia de lo que acababa de hacer. Sabía que Luna estaba pasando, al igual que ella, por el peor momento en su vida. Pero necesitaba escucharla realista y no solo intentando tapar con tranquilidad el dolor, a fin de cuentas, si necesitaba llorar era ese el momento…

Se puso de pie y abrazó con fuerza a su sobrina, puesto que no había querido ser tan dura con ella. Sabía que si su hermano estuviese allí la hubiera tratado de una forma muy diferente, pero no estaba a su alcance. Siempre había sido más impulsiva y eso le jugaba muchas veces en contra, en cambio Elvis era más centrado y siempre tenía la palabra justa, generando un muy buen balance que ahora se había perdido.

-Sé qué haces todo lo que puedes… pero no podemos estar en paz con esto- murmuró a su sobrina antes de empujarla detrás de su espalda. No podía permitir que estuviesen todos allí tan campantes mientras en su interior se retorcía de dolor, mientras todos los que le importaban estaban muertos por dentro ante la pérdida.

Dio un par de pasos hacia el grupo de extraños y centró su atención en aquel hombre que portaba una máscara, el único “culpable seguro” entre tantos rostros ajenos.

- Cinaede- pronunció, dejando que todas sus emociones se apoderasen de ella en aquel momento, sabía que sería muy difícil que se deshiciese de aquel efecto - Flechas de Fuego- esta vez no habló, tan solo con pensar en ellas las flechas se materializaron y recorrieron el espacio hacia el pecho de aquel sujeto. No permitiría que se fuera ileso. Si había hecho un daño a su mellizo, debería sufrir las consecuencias.

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La pelirroja se mantuvo en silencio, escuchando a Luna, la joven había respondido a Mica lo que ella no había querido decirle y ahora se dirigía al joven mago que había querido echarlas de la mansión. Su mano se había cerrado sobre su varita pero la mantenía baja, no se sentía con deseos de afrontar aquella situación como una batalla que fuera en medio de un funeral.


De pronto la Granger cayó, literalmente, en el lugar, los ojos de la vampiresa se centraron en ella y frunció el ceño ante sus palabras. Así que el joven era hijo de Shelle, la otra hija de Elvis. Dicen que la sangre tira a la sangre y no siempre esta es buena, aunque podía pensar que Luna era de buena sangre, claro que no era pura. Las palabras de la vampiresa la trajeron de regreso.


—No creo que la venganza nos lleve a nada —musitó mordiéndose el labio pero dudaba que pudiera hacerse oír ante la reacción de Mica al comprender quién era el muerto.


Darla mordió su labio una vez más, ella no había sido capaz de reflejar ese dolor ante nadie cuando había muerto su hombre y mucho menos ante la muerte de un amigo. Eso era algo personal. Sus ojos se desviaron por ello hacia el recién llegado Rory, no se atrevía a cruzar mirada con el líder mortífago.


Como muda espectadora de aquello escuchó la proclamación del hijo de Shelle como patriarca de la familia, sus ojos se posaron sobre Luna, aunque escapó de sus labios una risa al escuchar que el mago se llamaba a sí mismo “condescendiente”, debía evitar lanzar una carcajada, la ocasión no lo ameritaba aunque las palabras sí.


—El tiempo es relativo querido —murmuró Darla cuando les daba media hora para estar en el lugar.


No supo cuando llegó Shelle, la vampiresa se había dirigido todos con un sonorus tras intercambiar algunas palabras más personales. Esta vez sí río al escuchar la hora señalada y la amenaza pero que se silenció ante el nombre de Caelum, sin poder evitarlo dio un paso hacia Rory.


—No, tú le regalaste la eternidad —susurró Darla, definitivamente estaba perdiendo el norte, su misión allí era estar junto a Luna ¿o no? Podía sentir en la sangre la oscuridad, se cernía, titilando al borde de un abismo. Estaban a punto de caer, todos en un torbellino sin sentido.


Y como era de esperar más se unían a la despedida del Gryffindor. Las palabras de Luna la pusieron en alerta. Si ella lo podía evitar nadie la apresaría o mataría. Había tanta pureza en ella. No la había visto jamás en nadie más, ni siquiera en ella y sus amigas cuando eran jóvenes inocentes. ¿Lo habían sido alguna vez? La llegada de Annick pareció hacer recuperar la fuerza a la joven bruja y le arrancó una cálida sonrisa, existía aún pureza, pero habría fuerzas para sostenerla. Miró a los mortífagos, en especial a su líder, no dejaría que nada pasase, él debía saberlo.


—¡Mica! —por primera vez había elevado su voz al escuchar el cachetazo pero la bruja hacía un discurso. En parte tenía razón, Elvis tenía una obsesión y la había llevado hasta el final, su problema, había confiado en las personas equivocadas. Los recuerdos de Scarlet haciéndose pasar por ella y el no recuerdo de su posibilidad de tener a Caelum en sus manos, movió la cabeza, arrepentida de haber abierto la boca. Dejó que Sophie calmara las aguas de la nada, la reacción de Luna fue sin embargo la que la llenó de paz, una paz que no lograba terminar de sentir.


¿Lo peor? La traición. Dio un paso hacia atrás con las palabras de Mica, jadeo, levanto esta vez su varita y por todos los medios intentó resistirse pero no pudo el confundus pasó por su mente en cuanto Mica pronució el cinaede, adelantándose a lo que fuera a hacer la . Al menos no había sanado al mortífago, aquello hubiera destruido por completo su persona. Esperaba que algún día la Gryffindor si sabía que era ella la que había evitado que siguiera atacando y lanzara su segundo hechizo, supiera perdonarla.


—¿En verdad vamos a hacer de esto una guerra campal cuando debiera ser un homenaje a Elvis? —preguntó adelantándose un paso y miró a los mortífagos presentes para desviar la mirada de inmediato —no deberían estar acá, haber enviado el cuerpo hubiera bastado, traerlo fue un acto digno, la Marca por más pura que creas que haces a la Gryffindor solo demuestra que te quieres pavonear, no hay pureza en esto Caelum —y dio la espalda a todos, alejándose, no podía, no quería, no sabía qué hacer ahora allí.




off y así me fui al recarajo en un rol xDDD


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Sabía que había perdido el control, lo sabía. Sin embargo, no podía sobrellevar el hecho de que su hermano, SU MELLIZO, fuese quien estaba dentro de ese cajón, y los mortífagos tuviesen el regocijo de dejar su marca en los cielos… no podía. Más aún sabiendo que entre los presentes podría estar el causante de todo el dolor que ahora su familia estaba sufriendo.

Se vio de un instante a otro con la varita en alto y mareada, como si hubiese sido víctima de algún tipo de hechizo. No sabía quién lo había hecho, tal vez uno de sus supuestos rivales, o tal vez uno de sus aliados. Pudo oír la voz de Darla argumentando que no se podía convertir en una batalla, y que Elvis merecía que se homenajee paz. Pero paz no era lo que en ese momento tenía para ofrecer a nadie. Y le dolió aún más no poder brindarle eso a su hermano en ese último adiós.

Cubrió su rostro con ambas manos, avergonzada del espectáculo que estaba dando. No podía quedarse, ya nada de lo que estaba allí le pertenecía, y todo el resto de lo que quedaba de su familia merecía vivir aquel momento con la calma que el fuese posible. Ella ya no merecía estar allí, se sentía ajena a todo. De haber podido habría gritado a todos que encontraría al culpable, que se encargaría uno por uno de todos los traidores a SU sangre. Habría agitado el puño hacia los nuevos patriarcas, soltando amenazas que, sabría, se dedicaría a cumplir.

Se contuvo a todo eso, respirando en forma entrecortada. Le dolía el cuerpo por toda la bronca contenida. La guerra que se libraba en su interior se exteriorizaría demasiado rápido si no hacía algo que lo evitara.

Entonces corrió, simplemente, corrió por los jardines alejándose de la que por tanto tiempo supo ser su casa. Ya no había sitio allí para ella, su familia estaba quebrada para siempre. Claramente las cosas no quedarían así, pero no podía continuar perturbando al resto en ese momento tan difícil.

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Me sentía como una estatua allí, erguido y mentón altivo, con la máscara de tallado rústico cubriendo mi semblante, mientras las manos se entrelazaban sutilmente a la altura de la lumbar; donde mi arma mágica se envainaba paralelo al cinto. Las emociones débiles, si bien las sentía, no eran afines con la careta que mostraba a diario; el hecho de haber crecido sin el amor de una madre me hacía indiferente al dolor que ellos, como hijos o hermanos, pudiesen sentir respecto del legendario auror.

El grito desgarrador de Annick junto a su llanto y posterior sollozo, tendió a ocasionar siento remordimiento que oculté con un resoplido perdido en la indiferencia de mi faz. ¿Sería aquella tendencia emotiva, parte de las últimas palabras que Elvis me dedicó en el lecho de su muerte?, ¿serían sus palabras un tormento o un potente hechizo contra la oscuridad que acorazaba mis sentimientos?... ¿Qué había sido el auror para mí?...

-Un exponente...- murmuré.

Lástima que aquél ídolo de joven haya sido un traidor de la sangre que defendía con tanto fervor. ¡Ese era mi dolor respecto de Elvis!, una desilusión de aquél que bien podría haber luchado a mi lado, sin embargo, que necio era al pensar tal tontería. Él tan fiel a sus principios y yo tan fiel a los míos, jamás hubiésemos congeniado. Fue su última enseñanza para aquél joven, que con el pasar de los años, había optado por un camino totalmente distinto.



>>Firmeza en tus convicciones<<

 


Fue la noche, fue el momento o simplemente la indiferencia innata de oír y sentir tanto sentimentalismo, que no me percaté cuando una de las brujas que allí se encontraba, se acercó hasta posicionarse frente a mí a tan solo un par de pasos. Aspiré el particular olor de un cineade, desenvainando ágilmente la varita para idear un anapneo, y luego sentir un tibio calor sobre el pecho, producto del amuleto de curación que siempre llevaba colgado al cuello, bajo mis prendas.

Aún sostenía mi arma mágica, aunque no la tenía en dirección a mi atacante, ni a ninguno de los presentes, sino que simplemente se extendía a muñeca floja. Ella si la tenía apuntando a mi pecho, pero se notaba una genuina mueca de desorientación en su rostro...¿habría sido Shelle?, ¿su hijo tal vez?... paseé la mirada por los presentes frente a mí, quienes a su vez rodeaban el ataúd del famoso Gryffindor. ¿Darla?... ¿Me salvaría de algo por tercera vez?...

-...Solamente me enorgullezco de quienes saben escoger el camino, Potter Black...- me limité a comentar tras sus palabras, pero en cierta medida, tenía razón.

 

No había sentido estar allí, sin embargo, Shiva pertenecía a la casta tenebrosa y aguardaría por ella y el muchacho por si las cosas pudiesen complicarse. De todas maneras y tras el comportamiento de quien había osado atacarme, se comprendía que no estaba allí para desvirtuar un homenaje hacia quien merecía, en cierta medida, mis respetos. Yo no era Lord Voldemort ni Gellert Grindelwald; mis hilos se tejían en la política mágica bajo carismas e hipocresías propias del contexto. No planeaba conquistar a la muerte como mis antecesores, ni mucho menos ser el amo de la misma. Yo planeaba ser un símil; frío, indolente y determinante; un símil de la muerte y un conquistador de quienes compartían la pasión de los linajes mágicos. Era el camino. Las emociones solo me harían débil y eso Darla lo había presenciado cuando asistimos a obtener los conocimientos de Baleyr.

¿Pero qué sabrían los demás de mí?

-¡...!-

Podría haber evocado los conocimientos de madame Boswell para ralentizar el tiempo a mi alrededor, en un rango que de seguro hubiese alcanzado a la bruja que corría lejos del gentío, volviendo sus pasos cada vez más lentos, tal como hubiese pasado con el resto de los presentes, y luego asesinarle sin más... pero no sería hoy. No tenía las intenciones.

-¿Estarás bien?- dije a la hija del caído.

¡Qué pregunta era esa!, obviamente no estaría bien. De seguro habría germinado alguna semilla de odio y venganza en mi contra, pero que hasta ahora no se exteriorizaba. La cuestión había sido planteada para irme del lugar y dejar que Elvis, después de una larga vida, descansara en paz. De alguna manera sentía que se lo debía, a ella y a él. Observé luego al joven mago que estaba junto a su madre.

-...Espero vernos pronto...- era una evidente invitación al círculo supremacista.

La serpiente sobresaliente por las cuencas de la calavera, enroscada y al acecho, comenzaba a surcar las nubes largiruchas sobre nosotros, sombreando los rostros con la genuina tonalidad verde de su destello y sus ojos puestos en mí. Concentré en mi mente, un Necrohand para que me subiese a sus palmas, las mismas que se unían como quién junta un poco de agua, y elevarme lentamente...

 

OFF: Lindos roles gente ^^

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Mire a Darla feliz por segunda vez de tenerla conmigo, ¿Cuánto tiempo pasaría para que todos se dieran cuenta que no sabía ni que iba a hacer? ¿Cuánto tiempo tardarían todos en darse cuenta que se sentía un fraude y un mal chiste sin Elvis a su lado? suspire asintiendo a mi tía Mica y dejando que se fuera sin detenerla si quiera, pudo haberla detenido pero no lo hizo porque no se sentía con ánimos de buscar a nadie, así que me restregué los ojos intentando pensar y sentir alguna otra cosa que no fuera tristeza y dolor, pero no había nada más allí, estaba perdida y desorientada sin él, ¿Cómo llevaría la casa adelante si ni si quiera podía ordenar sus papeles en el ministerio? luego recordó que cosas peores le habían pasado y que había podido salir adelante y esta no iba a ser la excepción, llevaría la casa lo mejor posible y trataría de mitigar su dolor, uno que estaba más latente que nunca y que escocia y dolía más de lo que jamás se hubiera imaginado antes.

 

- No importa tía Mica estoy bien fue una reacción nada más, te quiero y lo sabes ¿no?, no quiero que se hechicen entre ustedes, santo merlín, no quiero peleas hoy aquí, solo quiero paz y tranquilidad para despedir a mi papá como es debido, ¿sería mucho pedir? reitero que no me importa hoy quien seas o que haces aquí, solo quiero despedirlo en paz y sin peleas o insinuaciones de ningún tipo, se que esta casa mi casa, ya es de ustedes los mortifagos, se que mi hermana jamás permitiría que algo me pasará y si no es ella, será Darla por supuesto quien lo impida, además entiendo que es un momento difícil para todos y quiero llevar esto en paz, mañana pensaré que haré, hoy solo quiero tener paz - Pedí sin estar segura si me harían caso o no -

 

Asentí a lo que Darla le dijo a Caelum y al mismo tiempo me asombró que pesé a todo se preocupará por mí, ¿un mortifago preocupado por mí? ¿era eso posible? sacudí la cabeza pensativa y solo le sonreí vagamente, ¿Qué quería que le dijera? ¿Qué saltaba feliz por todos lados? no lo odiaba, vale quizás nunca seriamos amigos por obvias razones, pero no tenía ningún sentimiento por nadie, era como si papá se hubiera llevado todos mis sentimientos a su tumba y me hubiera dejado vacía de ellos, aún amaba a mi mamá, a Darla y hasta a Sherly, pero no tenía mas sentimientos por nadie, era como si me hubiera sacado el sentido que tenía de la vida, tal cual la conocía y una nueva Luna se gestaba en su lugar, más decidida y mucho más segura de si misma, dos cosas que necesitaría de seguro más tarde que temprano.

 

- No quiero peleas, no quiero rencillas en esta casa, quiero paz y tranquilidad, se que ahora es de ustedes, veo la marca tenebrosa allí arriba y lo entiendo, más no lo comparto, pero no quiero pelearme ¿entienden? no quiero juegos tontos de varitas o hechizos, no quiero que nos ataquemos, se que nunca serán mis amigos y yo la de ustedes por obvias razones, pero quiero que llevemos la casa en paz y en armonía, ¿sería mucho pedir? si quieren entrar o salir de aquí, pueden hacerlo, pero sin molestarme ¿puede ser? esto es fácil: yo no los molesto y ustedes no me molestan ¿podrían hacerlo? - Les pedí con más firmeza de la cuenta sin estar segura de que me harían caso o no -

 

¿Qué me había vuelto loca al pedirles eso? ¿Qué ya no era la misma Luna que los enfrentaba? oh claro que sí, pero también era bastante inteligente para darme cuenta cuando la batalla estaba perdida y además no me habían hecho nada, bueno salvo quizás Aaron pero mientras no me lo cruce a él, ¿odiaba a algún otro? la respuesta era obvia, no eran mis amigos y jamás lo serían porque teníamos ideales contrarios, pero no por eso hechizaría a cuanto mortifago pasara por mi lado, además Caelum había sido gentil al traerlo hasta aquí, podría haberlo dejado morir en algún lado, pero tuvo la decencia de traerlo así que le estaría agradecida siempre por eso, era seguro que no sería mi amigo, pero al menos estaba contenta de que alguno de ellos si pensará en el otro, aunque sea mínimamente, suspiré por tercera vez y aspiré el aire intentando calmarme, era un momento difícil y muy duro, aún seguía pensando en las palabras que se habían dicho momentos antes, ¿podrían haber enviado el cuerpo y ya estaba? sabía que habían venido por algo, pero no podía entrever el que, quizás solo quisieron ser respetuosos y nada más, cabía la posibilidad de confiar en su honradez al menos un poco y lo haría por más que no estuviera segura de nada en esos momentos.

 

- Estaré bien, no odio a nadie, quizás si a Aaron por obvias razones, por supuesto que no quiero a Aaron en esta casa, no me importa si hacen una fiesta de mortifagos, a él no lo quiero aquí, ¿fui clara? si lo veo no los perdonaré y hablo muy enserio en eso, solo quiero pedir algo, como matriarca que soy junto con Shelle y Mael, quiero pedirles que si esta será su casa o como sea, que la cuiden mucho por favor, es mi hogar y tengo pensado que lo siga siendo si me lo permiten, cuiden cada cosa de este lugar y me quedaré aquí tanto porque es mi casa y tengo todos los recuerdos de papá acá, como porque no tengo a donde ir, sean bienvenidos, pero no rompan nada ¿si?, esta es mi casa y siempre lo será sin importar el que pasé - Dije con mas energía de la cuenta para que todos pudieran escucharme, con mi repique de campanas más alto de lo habitual -

 

Me quedé callada luego porque ya había dicho todo cuanto debía, en mi fuera interno supe que papá estaría completamente orgulloso de mí si pudiera verme en estos momentos, parpadee intentando pensar como llevaría la casa de ahora en adelante, me dije que mientras no quemará nada en la cocina todo estaría bien, además tenia a Sherly y a su hijo, para ayudarme así que no lo haría sola eso me tranquilizaba un poco, solo debía de pensar bien que hacer acontinuacion, aunque eso podría pensarlo luego, nadie esperaba que pudiera hacerlo allí mismo, pero tenía la certeza de que seguiría siendo mi hogar pasará lo que pasará y dejaría que todos siguieran viniendo aquí, eso no cambiaria fuera de los mortifagos o no, además mientras no me molestarán a mí, yo no lo haría con ellos y así podríamos llevar la fiesta en paz, como les había dicho momentos antes, solo quería tener paz y tranquilidad en mi cálido hogar, que esperaba que siempre siguiera siéndolo y me encargaría que así fuera me costase lo que me costase aquello en esos momentos.

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Todo sucedía delante de mis ojos. Tenía que admitir que era una familia muy emocional, muy demostrativa. Negué con la cabeza más de 3 o 4 veces, por cada una de las cosas que sucedían. Muchos se habían cegado ante sus sentimientos y era algo que no iba a entender, porque había pasado mucho tiempo solo. Pero si de algo estaba seguro, era que mirándolo desde afuera, todo parecía mejor.

Había entrado en duda de aceptar acompañar a mi madre en la familia. Cualquier mago o bruja de cualquier familia, estarían en contra de lo que Shelle había hecho con los Gryffindor. Pero al parecer, aquel quiebre familiar se había abierto hacía un tiempo y cada vez se partía más. La figura de Elvis que había mantenido todos aquellos pedacitos juntos, se disolvería en el panteón que lo esperaba a un par de metros.

La media hora había quedado demasiado grande por los acontecimientos que siguieron: La mujer hermosamente pelirroja apareció de repente en los terrenos. Su grito desgarrador recorrió todo el límite de la mansión. Era su esposa. Abrí un poco la boca, mientras mi mano descansaba en el león aún. El dolor se extendía por cada uno. La melliza del Gryffindor abofeteó a su hija. Zahil estaba como loca. Y Darla intentaba calmar las cosas, pero no iba a lograr demasiado.

Los ataques al mortífagos no fueron suficientes y eso llevó a que Caelum se despidiera. Había conseguido su objetivo, corromper un poco más la Gryffindor. Una pequeña voz de la intuición me dijo que dejara de molestar a sus miembros. ¿Qué podía hacer? Lo más interesante hasta el momento era la varita del Patriarca. Sería un lindo trofeo de cómo habíamos conquistado aquel hogar. Pero estaban demasiado cerca y atentos alrededor. Avancé un paso ¿Iba a decirles de llevar el cajón al panteón? No, mejor no.

¿Qué se hacía en esos momentos? “Piensa, Mael. Piensa…

Lamento lo sucedido con Elvis. Al parecer era más amado de lo que me contaron —qué ridícul0 sonaba todo aquello. Ni siquiera me acerqué donde estaban todos allí. Era su duelo, era el momento que tenían que llorar al patriarca—. Estaré dentro si necesitan que las ayude con el ataúd. Creo que es momento de dejarlo en paz, ya hicieron demasiado escándalo sobre su cuerpo.

Y nuevamente el filtro de tranquilidad desaparecía y decía lo que peor me salía decir. Pero de verdad quería que se fueran. Tenía muchas cosas qué hacer y no quería presenciar más actos de aquellos. Además, estaba cien por ciento seguro que vendrían más personas. En el momento que el líder empezó a irse, ni me importó saludarlo. Toda mi figura se achicó, para adoptar la forma del búho, tan oscuro como aquella misma noche.

Bajo la luz de la Marca Tenebrosa, tomé vuelo y me dirigí hacia el techo, para tener mi momento de tranquilidad.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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¿Demasiado escandalo sobre su cuerpo? ¿Cómo se atrevía? pero en algo si que tenía razón debíamos de dejarlo descansar, papá ya había cumplido su ciclo y nos había dado tantas alegrías y enseñanzas, mismas que nos quedarían por siempre en el recuerdo, suspiré asintiendo, por primera vez estaba de acuerdo con Mael en algo, intente sonreirle pero no estaba segura de que me hubiera visto, quería llevarme bien con él, aunque tuviera menos tacto que Madeleine, eso me hizo reír por un momento, él nunca lo sabría pero me había hecho feliz en medio de tanta tristeza por papá.

 

- Gracias por lamentarlo, era muy querido Mael, casi que no puedo contarte cuanto lo queríamos todos, tienes razón en algo, tenemos que dejarlo descansar y quisiera que nos lleváramos bien, ¿podrías hacerlo? en cuanto a lo de hacer escandalo... solo estamos tristes y deseábamos darle una linda sepultura nada más y honrar su memoria además de nunca olvidarlo - Le comenté con un intento de sonreirle sin estar segura de si me escucharía o no -

 

- Te avisaremos cuando necesitemos enterrarlo, por lo demás vete instalando por aquí y si necesitas alguna ayuda o algo, sabes que cuentas conmigo para lo que sea, siéntete como en tu casa, pero no la desordenes mucho tampoco y procura no ir al estudio de papá, aun no toque nada de allí y quiero ver si hay algo que me sirva, si necesitas algo o lo que sea, sabes donde encontrarme - Dije a modo de bienvenida con la calidez que acostumbraba a tener con Shelle o mamá, como si él también fuera de la familia -

 

 

Esperé hasta que se fuera para volver la vista a Elvis Gryffindor, parecía una estatua serena allí en medio de tantas personas que lo queríamos y lo amábamos por igual, me acerque despacio a darle la mano, no me asombró que estuviera tan fría como la mía, el contraste con su habitual calidez hizo que una lagrima solitaria apareciera en mi pálido rosto, ya nunca más tendría sus consejos, sus abrazos y sus felicitaciones, él no estaría para ayudarme con mis problemas o alegrarse por mis logros, ya no habría mas canciones, ni risas ni historias de él que me contará, en ese momento, cuando aún tenía su mano en la mía, me di cuenta que lo había perdido para siempre y que de nuevo estaba huérfana de padre, suspiré apretándole la mano una ultima vez hasta alejarme de su cuerpo y mirarlo como quien pide en silencio una solución a todo el problema que se me venía encima, necesitaría su fuerza y su entereza para seguir adelante, pero me dije que él nunca me dejaría sola y que sus enseñanzas me acompañarían siempre y eso era algo que estaba segura, su amor por todos nosotros ahora se haría eterno y viviría mientras no lo olvidáramos, porque nadie se va si no lo olvidas realmente.

 

- Papá, gracias por aceptarme en la Gryffindor cuando era una simple aprendiz, por ayudarme en todo, por soportar lo despistada que soy siempre, por amarme y quererme como tu hija y por confiar en mí para llevar la mansion adelante, te admiré siempre Elvis Gryffindor y te adoré mucho, eres mi ejemplo a seguir aunque nunca te lo dije, juro que honraré tu memoria lo mejor que pueda, estarás siempre presente en la casa y nunca te olvidaremos, gracias por darme un hogar y una familia, por haber estado siempre para mí, tu pequeña Luna llevará la familia como a ti te hubiera gustado y te prometo que todo estará bien y que me llevaré bien con Shelle y Mael, tu lo hubieras querido así, mantendré a los Gryffindor unidos, tu sabes ¿no?, cuando un Gryffindor aparece, más Gryffindors aparecerán después - Le comenté guiñándole un ojo, como si él pudiera escucharme, algo del todo inverosímil por demás -

 

No me importo que me vieran como una loca, tampoco quise explicarles que había hecho, eso era un secreto entre papá y yo, quizás mamá fuera la única que supiera que esa fue mi forma de despedirme de él, a mi modo intentaba que descansará en paz y que no se preocupará por nada, porque haría lo mejor que podía y además procuraría que la mansion aceptará a todos por igual, solo esperaba no defraudarlo en el proceso de aprender a como ser una buena matriarca sin su ayuda, pero de algo estaba segura, su muerte no sería en vano y me juré allí mismo que aprendería a la fuerza a como llevar la familia a buen puerto, aunque me costará saber como iba a hacerlo en realidad.

Editado por Luna Gryffindor Delacour

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