Jump to content

~Mansión de la Familia Gryffindor~ (MM: B 104490)


Mael Blackfyre
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Annick, luego de explicarle al pequeño sobre la bebé en mi vientre, me preguntó sobre mi maleta. Hasta ese momento me había percatado dónde la había dejado.

 

- ¡Accio maletas!- dije moviendo suavemente la varita.

 

Seguidamente mi madre me indicó que un elfo me llevaría a mi habitación... -"mi habitación..."- me quedé pensando y tratando de recordar cómo era mientras Annick seguía diciendo algo sobre Elros, comida y descansar.

 

-Gracias madre. Qué descanses- le dije con un sonrisa forzada mientras me dirigía al castillo, a mi habitación.

 

Al llegar miré a mi alrededor, ni un mueble había cambiado desde mi última vez en el castillo, lo único que faltaba era mi padre. Me senté a los pies de la cama y me puse a llorar, en mis manos tenía una foto de mi padre. Tenía mucho dolor y arrepentimiento en mi interior. ¿Cómo sobreviviría sin Elvis? Justo en este momento que tanto lo necesitaba, que iba a conocer a su nieta, que después de todo lo que había pasado necesitaba ese abrazo lleno de comprensión y amor fraternal.

----------------------------------------------------------------------

El sol comenzó a asomarse por el gran ventanal. Sentía que la noche había pasado demaciado rápido. Abrí mis ojos y me percate que estaba acostada con mi cobija de la ninez.

 

-¿ Por qué me haz dejado dormir?- le reprochaba a mi pequeña hija.

 

-Estabas muy cansada y dolorida, madre, por eso permití que te desahogaras y descansaras- contestó mi niña desde mis entrañas.

 

De pronto un suave plop hizo que dejara de acariciar mi panza. Era uno de los elfos de la familia que, por lo que entendí, mi madre nos pedía que bajemos a desayunar y a asistir a una reunión.

 

-Gracias por avisarnos- le dije sin pensar-. Dile a mi madre que ahí estaré.

 

Tomé mi maleta y me puse una ropa más cómoda y hogareña: unas calsas negras y una remera 3/4 larga suelta. Peiné mi largo cabello castaño y lo enrollé armando un rodete y sosteniendolo con la varita, como era mi costumbre.

Bajé lentamente las escaleras y me dirigí a desayunar. Al llegar vi que ya estaban Annick y Luna. Me senté en silencio y las observé atentamente. Ambas denotaban que no habían dormido en toda la noche. La muerte de Elvis era mucho más pesada en ellas, lamentablemente yo ya me había acostumbrado a perder a quienes amaba pero lo que me había dicho una vez una familia muggle que me había acobijado cuando, después de un confuso episodio, desperté al lado del cuerpo inerte de un hombre al que le tomaba la mano, esas palabras me reconfortaban: "No debes llorar a los muertos pues ellos ya están con el creador aguardando a que un día nos reencontremos y volvamos a ser felices juntos". Ni en ese momento ni ahora entendía quién o qué era el "creador" pero me reconfortaba saber que algún día volvería a ver a mi padre.

 

El silencio reinó durante el desayuno, solo la dulce voz del pequeño Elros se escuchaba. Al terminar decidí volver a la habitación hasta el momento de la reunión, no tenía ganas de recorrer el castillo aún no me sentía preparada para enfrentar los recuerdos.

 

Llegado el mediodía me dirigí a la sala. Al llegar Luna, Sophia (a quién aún no reconocía pero la había visto la noche anterior), Annick y un joven de ojos negros (a quién no había visto nunca), ya se encontraban ahí. Casi al instante de mi llegada, la pelirroja comenzó a hablar y nos pidió que nos sentaramos. Primero habló de qué hacer con las cenizas, buscando el consentimiento de los presentes, y luego de un momento preguntó lo que yo también quería saber:"¿Cómo murió? ¿Qué había ocurrido?" Se hizo un profundo silencio.

 

Luna comenzó a hablar. No pude entender mucho solo que ella estuvo en ese momento y que vio como un tal "Aaron Yaxley" mató a nuestro padre, además dijo un nombre totalmente nuevo para mi:"Shelle", ¿qué tenía que ver ella en todo esto. Luego comenzó a pedir un pensadero y fue cuando me percaté que había otra persona más, ya que al instante apareció con un cuenco grande de piedra; otra persona que acababa de llegar volvió a nombrar a Shelle, pero esta la nombró como si también tuviera algo que ver con la muerte de mi padre.

 

No llegaba a comprender nada. ¿Quién era ese tal Yaxley que había matado a mi padre? ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué hacía Luna allí con ellos? Eran muchas preguntas juntas y sin respuesta. Justo cuando alguien nombró a Shelle, una mujer de cabellos rojos y trenzado, ingresó por la puerta dando su explicación y finalizar se disculpó mientras de sus ojos brotaban unas lágrimas. Atando las palabras de los discursos, supuse que esa joven pelirroja debía ser Shelle. Al instante lo confirmé, pues Luna se dirigió hacia ella diciendo que tenía una versión diferente de los hechos. Luego tomó su varita y colocó su recuerdo en el pensadero, paseó su mirada por cada uno de los presentes y se metió en el recuerdo.

 

- Madre- la melodiosa voz de mi hija me hizo volver a lo que estaba pasando-. Vamos, sigue a la tía Luna. Quiero saber más de mi abuelo- sin darme cuenta acariciaba mi vientre y asentía suavemente.

 

- Madre- le dije a la pelirroja extendiéndole la mano-, vayamos juntas.

 

Seguidamente entramos, no me di cuenta si eramos todos los presentes o faltaba alguien lo único que sí sabía era que tanto mi hija como yo queríamos cer a Elvis y saber más de aquel fatídico día.

 

Me quedé al lado de mi madre tomada de la mano mientras miraba toda la secuencia. No sabía si le tomaba la mano para acompañarla a ella en este momento o para cerciorarme de que no la perdería a ella también. A cada palabra que escuchaba mi corazón quería exprimirse pero la paz de mi niña me relajaba.

 

- Era un mago muy valiente mi abuelo- dijo en un momento Neftali. Una suave sonrisa se asomó en mi rostro y me sentíoorgullosa de él.

 

Al regresar, el silencio reinó por unos instantes en que las miradas atonitas de todos se cruzaron. Fue Luna quién rompió el silencio y le pidió perdón a Annick y a todos. Tenía tantas ganas de abrazarla... era una carga enorme la que llevaba en sus hombros.

 

- No lo dudes más, mamá, ve y abrazala- sentí la dulce voz que me animaba.

 

- ¿Pero qué le digo?- me dije preocupada.

 

- Nada, sólo hazle saber que estás con ella, la acompañarás y no estará sola- dojo mientras pateaba mi vientre para que me moviera.

 

No lo dudé más. Me acerqué a mi hermana y simplemente la abracé.

                                                                   Natasha2.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Era entendible el miedo que tenía Luna ante aquellos recuerdos. Pero si de algo estaba en lo cierto era que ése problema tenían que resolverlo si querían continuar con la familia. Mi cabeza iba a mil por hora, nervioso, porque había muchas cosas que no había usado nunca. Entrar en un pensadero, era una de ellas. Meterse en medio de una pelea familiar, la cual estaba a punto de explotar, era otra. Nos metimos en los recuerdos de Luna y todo empezó a formarse. Las hebras plateadas iban adoptados diferentes formas y nos ubicaban en aquel sitio.

Caelum, el líder de los Mortífagos se encontraba frente a un Elvis totalmente vencido. Era extraño verlo así, ya que solamente lo había visto en el ataúd. No podía quitar mi vista al ver a ésa figura de los Gryffindor, portaba la grandeza de la familia y tenía que admitir que le daría miedo tener que enfrentarlo. Estaba rodeado de mortífagos, en una estructura similar a un palacio. No tenía idea de dónde estaban. El líder de la casta tenebrosa hizo estallar el techo en miles de pedazos. Era un gran conductor, lograba llamar demasiado la atención.

La voz de Caelum anunciaba el nombre de Elvis Gryffindor, como el gran Auror. El cielo quedó a la vista de todos. E invocó la Marca Tenebrosa.

Pero no podía quedarme con los brazos cruzados. Algo me decía que todos aquellos recuerdos de Luna Gryffindor iban a conducirnos a la ruina. Miré de reojo. Annick, Sophie, Mica, Shelle, Natasha y Luna también estaban allí. Todos mirábamos los recuerdos de mi tía. Toqué algunos objetos y mi mano las traspasaba como si yo fuera el fantasma. “Vamos, Mael. Piensa… piensa” estaba desesperándome, porque necesitaba lograr hacer algo. Aunque sea, algo. Mis ojos recorrieron lo de los presentes, y mi ignorancia empujó a que sucediera lo que iba a pasar a continuación:

Me metí en la cabeza de Shelle, mi madre. No tenía ni idea ni cómo pero sus pupilas se extendieron y explotó la oscuridad a mí alrededor. Pude ver que en ella, se veían dos figuras, un Elvis tirado en el suelo y una Shelle a su lado, totalmente devastada, pidiéndole perdón. El patriarca la escuchaba, pero estaba débil para responder. “Tienes un nieto, Mael” le murmuraba, antes de todo el show que estaba planteando Caelum. Había visto ése recuerdo solamente yo. Pero:

Toque mi varita y la Marca Tenebrosa se disipó y todo empezó a cambiar de lugar. Mire para un lado, luego para el otro. Todos los presentes estaban viendo lo que yo. ¿Qué había hecho? No entendía, tal vez los pensamientos de Shelle se habían mezclado con los de Luna y los míos, pero antes de ver lo que le sucedía a Elvis, el escenario nos había llevado a Suiza. Habíamos pasado de ver a los magos enemigos en aquel palacio a verlos enfrenados en la Confederación Internacional Mágica, lleno de todo tipo de personas alrededor.

Elvis Gryffindor llegaba a la sede con un grupo de aurores. Los visitantes a los recuerdos éramos los fantasmas allí. Podía ver a Luna, Darla y Shelle también allí. Aaron Yaxley se burlaba de las acusaciones de Elvis de ser el Inquisidor y que no iba a atacar a su propio pueblo, que un juicio mágico no sería nada comparado con todo lo que podía hacer. El Auror Patriarca aferrado a su varita estaba convencido de sus acusaciones y hace su primer movimiento atacando a su rival Aaron.

Nos muestran una gran batalla. Filamentos de fuego van directamente contra el Yaxley, mientras se vuelve intangible y exige a los presentes a no meterse en el duelo. Deja cegado a Elvis mientras éste, invoca un gran patronus que va a embestir a su rival Pero Aaron también era hábil con su varita y disminuye la velocidad del tiempo, pudiendo contrarrestar al Corpus y se aferra a él, subiendo a su lomo. La criatura toma vuelo pero es destruida por Aaron y éste cae al suelo,

Aparece Luna y Darla al lado de Elvis. Y una Shelle a gritos rogando que detengan todo eso. ¡Allí! ¡Ésa era mi oportunidad! Tenia que rezarle a todos los dioses que eso fuera suficiente. ¿Podría hacerlo? Mi mente actuaba como un espíritu sigiloso, caminando por pasillos, entrando a habitaciones, encontrando nuevas puertas. El pensadero era como un proyector de todos esos recuerdos. Y en medio de la pelea, mostraba lo siguiente.


La imagen nos muestra a todos a una Shelle que se había enterado de quién estaba peleando con quién. Su caballera rojiza rebotaba encima de su espalda mientras corría por aquel largo pasillo. Sus tacones resonaban en el lugar aunque nunca había visto a ésa figura encapuchada, que la esperaba al lado de la puerta, oculto por un encantamiento desilusionador. La varita del ser tenebroso actuó contra Shelle Gryffindor y todos vimos como caía bajo la maldición imperius. Sus ojos se volvieron blancos, acatando la orden de neutralizara a su padre en cuanto tuviera la oportunidad.

Volvimos a la pelea, Aaron Yaxley caía encima de un montón de mesas mientras el Patronus se disipaba en el aire. Ahora era el turno de Elvis, que luego de poder volver a ver, le jura a Aaron que lo detendrá y se revela como miembro de la Orden del Fénix ante todos. Vemos como su rival se enfada ante eso y decide quebrarle el pie, logrando que cayera de rodillas al suelo y en ése momento, una Shelle dominaba por las artes oscuras, se acerca sigilosamente a Elvis, lo desmaya por su espalda, se aferra a su padre y se lo lleva de allí.

Regresamos a estar frente Caelum, que apuntaba la varita a Elvis, bajo la marca tenebrosa. Todos veíamos ahora los recuerdos que nos mostraba Luna. Mi corazón palpitaba, mi cabeza giraba a mil por horas, utilizar la legeremancia así había sido imprudente y de ignorante. Claramente había sido todo imperceptible para el resto, para mantener mi posición en la familia, haría lo que fuera. Había prometido protegerla lo más que pudiera, pero mi recuerdo alterado de Shelle, ahora se había mezclado con los verdaderos. ¿Qué era verdad y qué era mentira?

Me acerqué un poco más a mi madre mientras la situación transcurría ante nuestros ojos. De hecho, me coloque delante de Shelle. Con mi varita en la mano. El show dictado por Caelum seguía y se bajaba la máscara ante Elvis. Abrí los ojos al conocer la identidad de mi líder mortífago. ¡Jamás lo había visto! Y el desgraciado creía que mi madre había actuado bajo su voluntad. Ahora entendía porqué había sido tan fácil para mi entrar a su bando. Los Gryffindor estábamos tomando una doble reputación:

Por un lado ascendía la familia a sus filas tenebrosas, la fama de haber entregado al Auror más fuerte y alto rango de la Orden del Fénix nos había dado honores. Pero a su vez, la familia necesitaba encontrar la verdad para buscar la justicia que en aquel momento exigía Annick. La luz verde de la maldición asesina hizo que me alejara de mis pensamientos y pude ver como el abuelo Elvis caía al suelo inerte. Caelum se llevaba el cuerpo junto a mi madre. Seguramente unas horas luego sería llevado a la mansión Gryffindor.

Hice un paso atrás, casi pegado a mi madre. No podía levantar la vista. Pero no iba a dejar que nadie la tocara. Nadie. Había buscado respuestas y las habían encontrado. Tenía que desviar su atención:

Los recuerdos en Suiza los pude encontrar yo. Tengo la habilidad de la legeremancia. Creí que les serviría saber cómo el patriarca había luchado —tal vez decirlo en positivo no sonaría tan agresivo. Tuve que morderme la lengua para no opinar que había sido una idiotez ir solo, que pertenecer a la Orden del Fénix no había servido para nada y que tal vez el Ministerio ahora no haría nada.

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Entrar a ese pensadero fue lo mas difícil que había hecho en su vida, mas cuando lo que iban a ver ahi acaba de suceder hacia unos pocos días, pero le debía a la familia aquello, puesto que todos iban a entrar a ver los recuerdos de Luna ella debía hacer lo mismo. Aun así se tomo su tiempo y fue la ultima en entrar, y no pudo evitar el escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Conforme fueron avanzando en el recuerdo pudo verse a si misma cerca de Luna entre la multitud intentando llegar hacia enfrente para ver si podía hacer algo por su primo.

 

Aunque le dolía aceptarlo, al ver la escena solo le confirmaba que no hubiese podido hacer nada para salvarlo, la muerte de su primo ya estaba decidida por el destino y nada que ella hubiese hecho abría cambiado el final de todo. Se vio y escucho cuando grito de dolor al ver caer al Gryffindor al suelo sin vida, pudo ver el momento exacto en que su corazón se rompió, lo pudo ver en sus ojos, lo pudo escuchar en sus gritos, en la desesperación de su voz. Pero también se dio cuenta que antes de que Aaron acabara con Elvis, la ojiazul había mirado varias veces hacía la entrada y busco las mismas veces entre la multitud algo que no encontró.

 

Nunca llegaron, porque ni siquiera les importo, ni siquiera lo intentaron, nadie de la Orden, salvo Darla, que no fuera un Gryffindor estuvo ahi aquel día. Cuando peleo con Martin días mas tarde cuando volvió Mica, este le grito que la Orden no habría podido salvarlo, la Granger tuvo eso lo tuvo claro en todo momento, no era eso lo que la tenia tan molesta, era el hecho de que ni siquiera lo habían intentado y la certeza de que la Orden no era lo que predicaba, que solo si eras parte de la Elite fenixiana podías esperar apoyo, sino, eras descartable y no valía la pena molestarse por ti.

 

La ausencia total de ellos en el velorio la noche anterior no hacía mas que confirmar lo que era muy claro. Aunque atacarlos o irse a la Marca seria una falta de respeto para su primo que hasta en su ultimo aliento conservo vivos sus ideales y murió por ellos, no podía obligarse a si misma a seguir luchando a lado de ellos o por ellos, solo verlos cerca de ella o su familia le revolvía el estomago. Miro por última vez la escena entre Aaron, Elvis y Shelle y salió tras los demás de vuelta a la sala.

 

Miro la varita en su mano y luego a su sobrina, escucho a Mael decir que tenia información de lo sucedido en antes del recuerdo que Luna y ella compartían y meditaba sobre las palabras de su sobrina que decía haber estado bajo la maldición imperius y aunque sentía unas ganas terribles de asesinarla ahi mismo, quería ver lo que el chico tenia para mostrarles.

 

- Mis recuerdos son iguales a los de Luna, los vivimos al mismo tiempo y yo no puedo revivirlos una vez mas, lo siento, si quieren puedo dejarlos en una botella para que los resguarden, tal vez podamos atrapar al asesino de Elvis con estos como prueba pero no me pidan vértelos en el pensadero para mirarlos otra vez, no tiene caso que nos torturemos con esas imágenes una y otra vez - dijo dejándose caer sobre uno de los sofás mientras se limpiaba un par de lagrimas solitarias que escapaban se sus ojos, ya había llorado demasiado y se sentía tan vacía, tan incapaz de llorar mas o de soportar mas dolor. Lo único que aun permanecía fuerte eran su rabia y su odio y eso le permitia permanecer de pie por ahora.

 

- yo quiero ver los recuerdos de los que habla el chico - dijo mirando fijamente a los ojos negros del miembro mas nuevo y misterioso de la familia

c3cuSMA.gif4dV4RuU.gif

adUnqJb.png

8qIYq5A.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La información parecía llegar en cuotas a los oídos de la Gryffindor. Sophia decía que lo mejor sería que Luna empezara junto con Shelle. ¿Empezar qué? Sus pensamientos no lograban tener una certeza de ello. Shelle decía haber caído bajo una maldición imperdonable ¿De quién? Debían encontrar al culpable de aquello, ¿cómo podían estar permitiendo que un dato así pasara desapercibido? No reconocía a la bruja, pero, siendo de la familia, se encargaría de que un hecho así no quedara impune.


Fue entonces cuando su cuñada se dirigió a ella. La explicación la hizo sentir demasiadas cosas al mismo tiempo. Por un lado, sabía que ver eso le generaría una impotencia aún mayor que la que sentía hasta el momento, sin embargo, alimentaría sus deseos de justicia. Una vez esto sucediera, sabía que no lograría hacerlos a un lado hasta llegar a su objetivo. Y estaba segura de que Annick, al menos, estaría a su lado en esa búsqueda.


- No sé cómo ocurrió, pero también necesito saberlo… -respondió simplemente- Y no descansaré hasta que los culpables caigan -agregó, era la realidad, una vez destapada esa olla no habría vuelta atrás en su vida. De hecho, ya no la había.


No respondió ante las palabras de Luna ¿no juzgar? Iba a ser imposible una vez que pudieran ver cómo pasó todo. Era muy ingenuo creer que simplemente verían todo desde ojos neutrales, menos con la cortina del dolor cayéndoles encima. Guardó silencio, no quería perderse el ser espectadora de aquel momento, lo necesitaba, no podría vivir sin ello ahora que sabía que podría hacerlo.


Su sobrina fue la primera en entrar en el Pensadero, y no dudó en seguirla, así como tampoco lo haría el resto.


Lo que vio a continuación fue la escena más terrible. Claramente le recordaba a lo vivido en su niñez, al ver morir a sus padres, pero al ser ahora una adulta esto era mucho más doloroso. Elvis enfrentando a aquel mortífago. Su hermano lucía con un cansancio que nunca le había visto, sin embargo, sus palabras sonaban con la misma convicción que siempre había demostrado. Elvis, allí, de pie. Vivo. En ese instante hubiese dado la vida para correr a él y frenar aquella pelea, pues creía comprender cómo terminaría.


Era demasiada información ante sus ojos. Allí estaba Shelle, ¿Estaba del lado del asesino de su padre? No… los recuerdos cambiaron entonces, de pronto ya no se trataba de la visión de Luna. Todo pareció llevarlos al momento en que Shelle era influida por una maldición Imperius, y todo tomaba más lógica.


Volvieron a la visión de Luna, ahora Sophie y Darla estaban allí. Las tres podían actuar ¿por qué no se movían? Finalmente, la luz verde cruzó el espacio entre aquel mortífago que ya no tenía cubierto el rostro. No lo conocía, pero el resto parecía que sí. El nombre resonó en su mente, pues Luna lo había nombrado en más de una oportunidad Aaron Yaxley. Cuando la máscara regresó a su rostro reconoció a aquel mortífago que se encontraba presente en el funeral ¿Acaso habían permitido eso? ¿Que el asesino de su hermano entrase a los terrenos de la mansión y estuviera presente entre todos?


No comprendía cómo las cuatro mujeres allí presentes no se habían encargado de denunciar lo sucedido. ¿O lo habían hecho? Daba igual, ya se encargaría ella de hacer saber lo vivido por su sobrina.


Cuando regresaron a la sala, saliendo del terrible recuerdo, en el que su hermano acababa muerto, su pesar era aún más grande. Sabía que no podía intervenir en el pasado, pero sí lo haría en el presente. Se encargaría de que los culpables cayeran, así fuese lo último que le quedara por delante.


Secó las lágrimas que cruzaban su rostro, sin saber aún en qué momento las había derramado. Su prima, en ese momento, decía que sus recuerdos eran iguales a los vistos y que prefería no revivirlos nuevamente. Era comprensible.


-Necesito quedarme con sus recuerdos -pronunció, sin pensarlo -Luna, esto es muy peligroso para que lo lleves contigo. Sophie, lo mismo, puede costarte la vida esa información. Hay otro pensadero en mi cuarto... creo que podrían dejar los recuerdos de una allí y los de la otra en este. Y me lo llevaré -estaba razonando a medida que hablaba, no tenía un plan pero debía encargarse de que nadie pudiera dañarlas y eliminar esa información. -Luna… deja tus recuerdos en mi pensadero, es por tu bien -finalizó.


No pensaba quedarse en la mansión, no podría superarlo, llevaría el pensadero al local que compartía con Mael, al menos hasta asentarse en un nuevo hogar. Sería un acto de confianza en el mago, a fin de cuentas era familia ¿verdad? Esperaba no ser defraudada.

oKhf7Mf.png

4dV4RuU.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cuando sus manos sueltan el agarre de la mano de Pakami, Catherine levanta la mano formando un puño, hacia su pecho. Siente un temor y una pena que no había esperado sentir. Se siente amenazada por la pérdida, piensa en Pandora y en Báleyr y en Elvis. Su familia, reunida, hace que las cosas que no han terminado de escapar de su cabeza, vuelvan.

 

Espera que Pakami se acerque hacia los demás Gryffindor, espera tan solo el momento en que lo vea reunirse con ellos para fundirse con el fondo que rodea el semicírculo del luto. Sin embargo, eso no sucede. Pakami no abandona su lado y Catherine tiene que asegurarse al ver su rostro, para entender que no lo hará. Sus ojos enrojecidos amenazan con derramar lágrimas. Al final, no llegan a hacerlo.

 

Alza su varita y le cuesta un par de intentos invocar aquello que desea:

 

—Expecto Patronum

 

Sus ojos reflejan la luz que se proyecta de su varita. Pensando en lo que ese patronus significa. Recordando por un último instante a Elvis, y todo lo que significó. La forma del patronus no le es conocida. Eso no importa ya.

 

En lugar de eso, su cuerpo deteriorado rodea al muchacho en un abrazo. Su rostro está casi a la misma altura que el suyo y Catherine tiene que hacer un enorme esfuerzo por no pasar una mano por su rostro: tiene miedo que la expresión de consuelo resulte humillante. En lugar de eso, apoya la cabeza en su hombro y suelta unas palabras balbuceadas apenas.

 

—Es el fin.

 

Luego, Catherine se vuelve, junto a Pakami, dejando a los Gryffindor llorar por su pena con el derecho de la privacidad. No hay más que puedan hacer.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Annick despegó la mirada de la vasija cuando escuchó la voz de Natasha a su lado. La castaña le tendió la mano para que entraran juntas al pensadero, y ella se dejó guiar porque, aunque necesitaba conocer la verdad, estaba segura de que no sería sencillo experimentar de primera mano los últimos momentos de vida de su esposo. Y no se equivocaba.

 

Ver a Elvis en el recuerdo fue más difícil de lo que había imaginado, sobre todo porque sabía lo que ocurriría al final… Observarlo mientras estaba rodeado de mortífagos y sin la posibilidad de defenderse, le provocó un dolor similar al que había experimentado al ver su cadáver… De pronto el escenario cambió y lo vio enfrentándose en duelo con Aaron Yaxley, y varias dudas comenzaron a explotar en su cabeza.

 

Cuando regresaron a la escena original, el mortífago se quitó la máscara y vio que se trataba de Aaron, quien casi al instante lanzó la maldición asesina. La pelirroja tuvo que taparse la boca para contener un grito mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. En ese momento no pudo evitar preguntarse qué había pensado Elvis antes de morir. ¿Había pensado en ella? ¿Aún la amaba como el primer día? ¿Él había estado seguro de todo el amor que ella sentía por él? Y si aún la amaba ¿por qué no le había escrito para avisarle acerca de los peligros que correría durante su misión en Suiza?

 

En ese momento Annick supo que esas dudas la atormentarían por siempre…

 

Al salir del pensadero, su mente tardó en volver a la realidad debido a que los sentimientos de dolor e ira le nublaban la razón mientras luchaban entre sí para lograr dominar su espíritu. Le pareció escuchar que Sophia y Mica decían algo, pero no logró captar nada que tuviera sentido para ella. Incluso la voz de Luna sonaba como un lejano eco que no pudo comprender del todo.

 

Tardó un momento en procesar tanto lo que Luna les había mostrado como lo que había dicho, y vio cómo Natasha se acercaba a abrazarla. Annick también quiso consolarla y hacerle entender que nadie la culpaba, sino todo lo contrario: ella le agradecía, tanto a ella como a Sophia, por haber estado con Elvis hasta el final. Sin embargo esas no fueron las palabras que salieron de la boca de la pelirroja…

 

¿Tú? ―murmuró en dirección a Shelle.

 

Su voz sonó débil debido a que aún tenía un poco de duda sobre la conclusión a la que estaba llegando. No obstante bastaron unos cuantos segundos para que su mirada se tornara diferente, y observó a Shelle con un desprecio con el que nunca había observado ni siquiera a los mortífagos que había enfrentado durante su paso por el Departamento Auror y su afiliación a la Orden del Fénix.

 

¿Cómo pudiste? ―su voz se elevó un poco más y terminó de explotar con las siguientes palabras―. ¡Era tu padre! ¡Él hubiera dado la vida por ti!

 

Ahora comprendía los comentarios de Sophia y de Luna, así como la respuesta que Shelle había dado antes de introducirse en el pensadero. La joven no había acompañado a Elvis en sus últimos momentos, sino que había sido partícipe de su asesinato; porque para Annick era inconcebible que una maldición imperdonable fuera más fuerte que el amor y la lealtad por la familia, así que le resultaba difícil creer que la bruja hubiera sucumbido con tanta facilidad. Ella tenía la misma creencia que el viejo y legendario director de Hogwarts, quien creía que el amor era más poderoso que cualquier tipo de magia.

 

¡Crucio! ―había sacado su varita con rapidez y no había dudado en apuntar directo a Shelle.

 

No pensó en lo que pudiera sucederle a ella y lo que eso implicaría para Elros. Tampoco le importó cómo lo tomaría el resto de los Gryffindor ni la posibilidad de que la expulsaran de la familia debido a su proceder.

 

Por primera vez en la vida se dejó dominar por el dolor y la ira que le producía la pérdida de una de las personas que más había amado: el hombre que en los últimos años se había convertido en su única familia luego de que sus hermanos y amigos la habían dejado sola… Y ella no había hecho nada para ayudarlo. La distancia le había impedido anticipar su pérdida, y la culpa que sentía pesaba tanto que le quemaba las entrañas.

 

gnDEgfw.gif                   ¡Gracias, Elviro! 😍

QMxjxpE.jpg
HBbtNSf.giffSL7BoU.gif ~ JJlyjO8.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Abrace a mi hermana Natasha, agradecida por su apoyo, sabía que para ella tambíén era difícil lo que pasaba en esos momentos en la familía, quería estar segura de que ella estuviera bien, bueno ella y todos los demás tambíen, me pregunté si podría hacer que todos estemos en paz y armonia o si fracasaría en mi empresa, pero me dije que al menos con intentarlo no perdería nada.

 

Asentí a lo que me pidió mi tía Mica, ella guardaría mis recuerdos, cosa que me haría sentir mucho más segura de lo que pasaría luego, porque realmente llevarlos conmigo era un dolor profundo y horrible, era una cobarde por querer no tener la muerte de papá en la cabeza, pero no podía vivir recordando su muerte y a Aaron matándolo una y otra vez, aquel recuerdo me estaba enfermando de dolor, así que le agradecí que ella lo guardé en un pensadero, era importante tenerlo por si alguna vez lo queríamos usar.

 

- Tienes razón tía Mica, puedes llevarte los recuerdos en el pensadero que quieras, confió en ti de la misma forma que confió en mamá, papá, mis hermanas y mi sobrino, así que se que podrás guardarlo muy bien, solo te pido discreción y sobre todo cuidado no quisiera que te pasé algo a tí por estos recuerdos, así que por favor cuídate mucho ¿si?, en nadie confió como en vos - Le dije asintiendo a su idea de poner mis recuerdos en su pensadero -

 

Lentamente dirigí mi varita a mi cien y vi como hebras de plata salían de mi cabeza, le sonreí a mi tía depositando los recuerdos en el pensadero, viendo como se arremolinaban preguntándome si esto serviría para hacerle justicía a papá y si podriamos lograrlo en algun momento, tener esa arma resguardada era importante, no me había dado cuenta hasta que mi tía hablo que podría correr peligro de tener esa informacion, así que estaba totalmente agradecida a Mica por su idea de guardarlo en algún lugar seguro.

 

De nuevo Natasha hablaba así que decidí agradecerle lo que estaba haciendo por mí, era un apoyo invaluable al igual que mi tía, mi mamá y todos los presentes que estábamos allí, queríamos de una u otra manera a mi papá, hasta estaba segura que mi hermana Shelle también lo quería a su manera y me juré que haría lo que estuviera en mis manos por mantener a la familia unida y en paz, se lo había prometido a mi héroe en su tumba y lo cumpliría así me fuera la vida en ello.

 

- Nathasa, de veras que te agradezco lo que estás haciendo por mí, gracías a tí por estar en estos momentos a mi lado, por lo demás creo que con mis recuerdos podriamos construir bastante bien la historia, solo espero que papá tenga justicia que es lo importante de está reunión todo lo demás podremos ir viendolo a medida en que suceda ¿no? - Le dijé a mi hermana Nathasa, aunque en realidad hablaba para toda la familia en general -

 

No me dio tiempo a reaccionar y solo atiné a taparme la boca del asombró, ¿qué había pasado con mamá? ¿por qué había actuado de esa forma? entendía que estaba lastimada por lo de papá, todos estábamos rotos por su muerte, estaba segura que no había persona en la habitación que no lo sufriera, pero de ahí a lanzar ese hechizo, ¿qué había pasado con la pacifica pelirroja que había conocido? verla de esta forma me dolía, pero como tantas otras veces no sabía que hacer, así que solo me quedé allí inmovil, viendo como se desarrollaría todo, pensando en que quizas debería hacer algo pero no animándome a tomar partido por nada todavía.

Editado por Luna Gryffindor Delacour

Luna-Gryffindor-Delacour.png.2b76e3b40e3

LGDdef.gifLEdef.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

En las lejanías se encontraba merodeando un jaguar con la capacidad de congelar todo a su paso, incluso hacer que todo se volviera lento a su alrededor, en cada instante que se aproximaba al hogar de los Gryffindor. La vegetación se congela producto al Hielo del Averno, y a su alrededor todo parece moverse a una velocidad tan mínima que pareciera detenerse, a pero era que transcurría una velocidad muy despacio, esto producto a la Parálisis Temporal y el Círculo Astral en combinación.

 

Por otro lado, un ejército de miles seres con máscaras a la voluntad del mago tenebroso egipcio se encontraba dirigiéndose a gran velocidad y con espadas en mano, ese acero impactaba con el suelo, lentamente esta se comenzaba afilar, estos seguían sola la voluntad del mismo, y ninguna maldición era capaz controlar a esos seres de oscuridad, además todos tenían una conciencia de colmena. Este era el poder más usado por aquel que se autodenomino como el Titiritero.

 

Y cada paso éste no le importo enfrentarse a la Orden del Fénix o mucho menos a sus viejos conocidos de la Marca Tenebrosa, allí este tenia un solo objetivó, y no iba a perdonar jamás que le hubiera amenazado, pero sus poderes de nigromante sería capaz de emplear, a no ser que se divirtiera en desintegrar ese hogar a la distancia con un solo conjuro, además ya pronto estaba por adquirir uno más útil en batalla, por lo que si era guerra, este estaba dispuesto a luchar. Y el Jaguar deteniendo, observa a la distancia como sus seres macabros comenzaba a llegar a ese hogar, algunos comienzan a destrozar las ventas e ingresar por ella, otros intentan forzar la puerta. Y si eso fuera poco, el Senecal de Caronte dio poder a unos insectos a los cuales poseía pleno control, dotándole con una capacidad mágica, tan distinta y útil para sus planes.

 

Por otro lado, la ubicación del jaguar era desconocida, solo que su alrededor un ejercito de sus marioneta se encontraba, todo era hielo, y solo a él no le afectaba, por lo que nadie más que él pudiera moverse a plena libertad en su paisaje de hielo, por lo que ese clima invernal comenzó a soplar lentamente a ese sitio, quizás era momento que el mago comenzará a dar la cara, y solo alguien pudiera frenar su ira, su molestia, pero hace tiempo que no le veía por lo que su mirada simplemente irradiaba muerte y desolación.

7VZGWBY.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El dedo acusador de la familia Gryffindor apuntaba directamente hacia mi ¿aliado? Mael, y probablemente para salvarse a si mismo el pellejo. Y bien que lo hizo cuando lo vi inmiscuirse en mi memoria y perforar el recuerdo más aterrador de la historia de mi vida y así fue cómo mi hijo nos salvó del juicio por traición, por ser cómplice de asesinato. En mi recuerdo un ser encapuchado me disparaba de lleno la maldición imperdonable allí en los escombros del caos que se había generado en Suiza ¿quién sería aquella persona encapuchada? Mael probablemente utilizaría un recuerdo propio parar insertarlo en mi cabeza pero eso ya no importaba, estábamos a salvo.

 

O eso pensé cuando Luna contó su versión de los hechos sin creer en mis palabras y observé como aquel hilillo luminoso se desprendía de su cabeza y con él mis chances de conseguir un perdón se quebraron cuando mi madre, Annik habló en mi contra y empuñó su varita.

 

Resistiría, resistiría la furia de aquella leona con tal de que la familia pueda estar unida, me rebajaría a caer al suelo y ser torturada de ser necesario y fue por eso que no me defendí ni levanté la varita contra mi madre. Abrí los ojos buscando piedad en la mirada de Annik y simplemente me mantuve allí esperando que la maldición que acababa de prenunciar me impactase.

 

Y no sucedió.

 

Como si de alguna maldición se tratase, de la varita de Annik nada salió ¿acaso había fallado al pronunciar el hechizo? Estaba segura de que no, con la furia que esa mujer tenía el maleficio me hubiera dado de lleno y hubiera penetrado en cada milímetro de mi cuerpo. Sin embargo solo hubo algunas chispas azules y nada más ¿qué había pasado?

 

Entonces un pensamiento bordeó mi mente y ocasionó una disimulada sonrisa en mis labios. Probablemente Elvis aún nos protegía, no querría que nos matáramos entre nosotros, probablemente su magia siga viva en nuestras varitas.

 

Siempre fuiste y serás el protector de los Gryffindor, padre. Pensé.

 

-No se que ha ocurrido- dije despacio -pero si las varitas no quieren lastimarnos, puedes utilizar tu puño mamá.

 

Alcé mi varita y la llevé a mi sien, un delgado hilo plateado empezó a desprenderse de mi cabeza y lo arrojé al pensadero.

 

-Esa es mi verdad- miré disimuladamente a mi hijo -Sin embargo hay otra verdad y es tu ausencia, madre. Nos abandonaste a tus hijos y a Elvis por mucho tiempo, nos descuidaste ¿y ahora vienes a hacerte la esposa preocupada?- bufé -¿dónde estuviste todo este tiempo?

 

672440170_firmadana.png.e290dcafe4b6fce4606f7d9799883adb.png

 

7hdosh8.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Había entendido que tal vez las cosas podían llegar a aflojar. Con las intenciones de Mica de poder hacer algo, la verdad que me conmovían. Internamente estaba negando con mi cabeza, porque no podía expresarle que lo que quería hacer era una locura. Nadie iba a prestarle atención, si tampoco lo había recibido Elvis como lo había intentado. El gran Patriarca se había tomado totalmente sobre sus espaldas lo de la Seguridad Mágica. Había abarcado cada punto fronterizo, había cerrado cada sitio que entraba o salían gente. Había tramitado cada anulación de trasladores, todo para mantener al Inquisidor dentro o fuera.

Y nadie había hecho nada.

En parte me daba lástima porque de haber estado presente en la familia, solo así, tal vez hubiera encontrado un hueco mejor en la familia. Miré de reojo al resto de los familiares y todos parecían más shockeados y era entendible, porque los Gryffindor eramos conscientes de lo que había pasado con Elvis desde la Confederación hasta el último minuto de su vida. Pero el bajar la varita y pensar que todo iba a estar bien, fue lo peor que pude hacer.

El grito de la Viuda Leona hizo que me alarmara.

¡No! —grité. Porque realmente no quería usar mi varita contra alguna de las presentes. No podía. ¿y si me largaban de allí? Había hecho todo lo posible para encontrar mi hueco. Y no lo pensaba soltar. Levanté mi varita nuevamente, rogándole a Merlin que no tuviera que recurrir a ella. Aunque era extraño, no había salido nada. Sino mi madre Shelle estaría retorciéndose en el suelo.

Las palabras de mi madre salieron hacia Annick como un serpenteo. Tenía razón, su ausencia tal vez había potenciado todo. Pero estaba seguro que eso no era todo. Mi corazón se aceleró, porque la tormenta se acercaba y no sería bueno estar en medio de ella. Eran todas brujas fuertes, leones enjaulados y encima, enojados, que si no encontraba manera de dispersar la atención, explotaría la mansión en mil pedazos. Pero no se me ocurría nada. La mente estaba en blanco.

Quise girar mi cabeza al ver que depositaba su recuerdo (alterado por mi) y quise callarla a mi madre. Pero estaba seguro que iba a girarme el rostro de una cachetada. Era su hija y tenía derecho a reclamarlo. Había metido la pata, pero estaba ayudando a su manera.

|| 1yqixEK.gif || Marca-1.gif.664cbd85ef4de2f10b959916cce5||
Chw3Ljs.png
GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.