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★ Magic Land ★ (MM B: 109743)


Gatiux
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Matt Ironwood.

 

Lo que estaba sucediendo al castaño no le gustaba para nada, toda aquella emoción y curiosidad que lo impulsó a ingresar al parque se desvaneció en cuanto apareció la niebla.

 

No podía dejar se voltear de un lado a otro tratando de que la luz de su varita penetrara la densa niebla pero sin buenos resultados, cada movimiento de la niebla, cada susurro del viento o el crujir de la madera se volvía en un posible peligro, el ojiazul trató de tranquilizarse lo peor que podía hacer era perder la calma, trabajaba para el FBI después de todo, se había enfrentado a situaciones mucho más peligrosas que un poco de niebla y sugestión, si hacerlo fuera tan fácil como pensarlo se lamentó internamente.

 

Se giró hacia Mia que se había subido a uno de los carritos, una locura le había parecido en su momento pero ahora lo apremiaban otras cosas -Debe ser que estamos sugestionado por la leyenda, es Londres, las nieblas no son algo raro - trató de meter un poco de lógica a la situación y se obligó a sonreír.

 

-No es más q… - se cortó de inmediato al ver como todas las luces en la montaña rusa se encendían, una música comenzó a llenar el ambiente, la clásica melodía se todas las ferias de diversión pero el aparato que la producía dañado y las notas musicales sonaban corrompidas y siniestras.

 

¿Quien había encendido todo? Se giró con un sudor frío corriendo por su cuello para observar los peldaños de ascenso pero allí no había nadie.

 

-¿Quien anda ahí? - escupió en voz alta y firme, les estaban jugando una broma, quizás fueran los dueños del parque a manera de castigo por colarse, o los cuidadores, había entendido el mensaje.

 

-Pido perdón por haber entrado, se que no es lo correcto - se disculpó a la oscuridad que los envolvía y como la anterior vez no obtuvo respuesta.

 

La música no dejaba de aumentar en intensidad hasta volverse algo irritante, Matt estaba teniendo suficiente iba a volver hablar cuando un chirrido a su espalda lo hizo detenerse.

 

Al girarse comprobó que los carrito se estaban poniendo en movimiento y Mia seguía en ellos -¡Mia! - gritó viendo como lentamente los carritos comenzaba abandonar en fila la terraza, corrió tratando de alcanzar el de su compañera pero los mismos iban aumentando en velocidad y para cuando se dio cuenta la plataforma se terminó y el castaño tuvo que hacer equilibrio en el borde para no caer.

 

Observó impotente cómo estos se perdían en la niebla con la chica montada en ellos, estaba por apagar su varita para realizar algún otro encantamiento para atraerlos cuando percibió como la madera de la plataforma crujía a su espalda, alguien mas estaba junto a él.

 

@@Mia Zoeh

 

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Una voz en el interior de mi cabeza no dejaba de repetir que subirme a aquel carrito era una locura. Sin embargo, el terror que de a poco me había consumido completamente no me permitía retroceder. Sentía las piernas pesadas, como si no pudiera moverlas bajo ningún concepto, como si alguien las hubiese colocado en cemento. Volteé a ver al castaño, quien parecía intentar encontrarle una explicación razonable a todo esto. Era verdad, estábamos en Londres, donde la niebla no era extraña. También era cierto que los dos conocíamos los rumores en torno al parque, y eso era lo que nos había llevado a donde estábamos. El motivo de haber entrado allí eran esos rumores.

 

De repente, las luces de la montaña rusa se encendieron, dejándome ciega por unos segundos hasta que logré acostumbrarme. Mezclada con la niebla, la luz no me dejaba ver demasiado. Una música que reconocí como la clásica música de los parques de diversiones pero distorsionada y metálica comenzó a sonar, aumentando mi nivel de terror a ese punto. No podía pensar con claridad, pero tampoco podía responder a mi instinto y bajarme del carrito.

 

Miré hacia el castaño, pero noté algo extraño. Algo que no estaba ahí antes. Una sombra parecía crecer por encima de su hombro, como si alguien se estuviese acercando a él por detrás. Tragué saliva. -Matt, hay alguien...- comencé a decir cuando de golpe la montaña rusa se puso en marcha.

 

Tuve que sostenerme del arnés de seguridad para no caer. Me apresuré a sentarme y ponérmelo; era mejor que no tener nada para cuando llegara a las vueltas que parecían desafiar a la física. Sentía el viento en la cara, despeinándome, y podía notar que cada vez íbamos más rápido. Cerré los ojos con fuerza, preparándome para el ajetreado viaje que me esperaba.

 

Sólo esperaba que Matt estuviera bien en la plataforma.

 

@@Syrius McGonagall

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Matt Ironwood.

 

 

 

 

El vello de su nuca se erizó al sentir la presencia detrás suyo, tenía que voltearse y rápido no podía permitirse seguir tan indefenso. Aprovechando la luz se su varita se volteó rápido y lanzó su haz de luz para enceguecer a lo que se que tuviera enfrente, pero su varita solo iluminó remolinos de espesa neblina.

 

Sus ojos no podían ver nada pero el castaño sabía que allí había alguien o algo. Lo podía sentir, su corazón bombeaba con fuerza, gotas de sudor frío bajaba por su espalda y cada nervio de su cuerpo se encontraba tenso y sus sentidos alertas.

 

Cada sombra era un enemigo, cada crepitar de una tabla una amenaza y la luz y la música de la montaña rusa no hacia mas que entorpecer su búsqueda. Un sonido a su izquierda lo hizo moverse varita en mano en aquella dirección, pero el golpe vino de la derecha.

 

Sus pies tropezaron y cayó con un golpe seco sobre las maltratadas tablas de la plataforma, el sabor metálico inundó su boca y la calidez de líquido vital le provocó náuseas, se había mordido la lengua al caer.

 

Escupió sangre y saliva mientras sentía un fuerte dolor en el costado de su torso ¿se habría roto algo? No veía a su atacante por ningún lado pero lo que más le aterró en aquel momento fue darse cuenta de que ya no tenía su varita en la mano.

 

Desesperado buscó en todas direcciones hasta que dio con el haz de luz que aún seguía saliendo de la punta de su varita, se encontraba a dos metros de él, al borde del primer escalón de los peldaños que servían de acceso a la atracción. Tenía que alcanzarla y rápido, se encontraba desarmado y totalmente expuesto.

 

Se incorporó con rapidez del suelo y una latigazo de dolor recorrió su cuerpo, se llevó la zurda al costado derecho y avanzó directo hacia su varita, cuando se inclinó para alcanzarla algo lo empujó y el mundo se le dio vuelta.

 

Todo giraba rápido a su alrededor, no existían arriba ni abajo, sentía cada parte de cuerpo ser golpeada, el sabor a la sangre, el crujir de la madera y todo finalizó con un golpe seco sobre el duro suelo de tierra.

 

El mago se obligó a levantar la cabeza del suelo, esfuerzo que le hizo ver las estrellas, cada músculo, cada hueso de su cuerpo gritaba de dolor, ya no sabía qué era lo que tenía roto. Buscó con sus ojos la cima de los peldaños y pudo ver su varita aún encendida pero de lo que lo empujo no había rastro.

 

Trató de incorporarse pero fue demasiado esfuerza, su pierna izquierda cedió y cayó de rodillas, tenía que moverse o moriría.

 

@@Mia Zoeh

 

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El carrito iba cada vez más rápido, acercándose a la primera vuelta. Me aferré fuertemente al arnés pero por algún motivo no me caí. La música horrible seguía sonando, inundando todo el ambiente, cada vez con más intensidad y taladrándome aún más los tímpanos. Intenté ver a Matt una vez salí de la vuelta, pero por algún motivo no lo veía. Podía notar el haz de luz de su varita brillando, pero no había rastros del castaño. -¿Matt?- grité, intentando hacerme oír por encima de la música y el viento, y asegurarme de que estaba bien. Llegué a escuchar un golpe sordo que no sonaba nada bien y tragué saliva. Esperaba que no hubiese sido el cuerpo de Matt el que había hecho ese sonido.

 

No podía pensar con claridad hasta que tuve un momento de lucidez. Quizás aquél parque funcionaba con magia, y era lo que estaba sucediendo en ese momento. Dejé pasar una vuelta, que me dejó cerca de la plataforma nuevamente, y saqué rápidamente mi varita. La sostuve firmemente en la diestra y apunté a la vía delante de mí. Hice una petición silenciosa de que aquello funcionara y me aclaré la garganta. -Finite Incantatem.- pronuncié con seriedad y pude notar que de a poco el carrito se ralentizaba. Sin embargo no parecía detenerse aún. No tenía tiempo para esperar; Matt estaba en peligro. Intenté nuevamente, esta vez gritando. -FINITE INCANTATEM- grité, y el carrito se detuvo en seco.

 

Solté el aire que había estado reteniendo y me puse de pie con cuidado, varita en mano. El arnés chirrió cuando lo levanté por encima de mi cabeza, y comencé la recorrida hasta la plataforma con sumo cuidado. No había tanto espacio como para no poder ir de tabla en tabla con un paso, y el ser tan alta me estaba facilitando la tarea. La plataforma crujió cuando puse un pie en ella, pero sabía perfectamente que podía soportar mi peso. No había ni rastro del castaño más que su varita encima de los peldaños de conducían al piso, y la niebla tan espesa no me permitía ver más allá del segundo escalón. Tomé la varita del castaño en mi mano izquierda, aún empuñando la mía en la derecha, y bajé lentamente, manteniéndome alerta e intentando no hacer mucho ruido.

 

Finalmente lo vi, tirado en el suelo, bastante herido y lastimado. Seguramente tuviera algún hueso roto. ¿Había caído desde la parte alta de la plataforma? No podía haber sido accidental. ¿Qué era aquello que se había asomado por encima de su hombro? Y lo más importante, ¿dónde estaba esa cosa, fuera lo que fuera? Me acerqué al chico y me arrodillé a su lado.

 

-¿Qué pasó? No te muevas, voy a intentar curarte un poco...- agradecí haber tomado ese curso de Primeros Auxilios alguna vez. Le di su varita y me dispuse a curar sus heridas, al menos las más graves, con una serie de Episkeys. -¿Llegaste a ver qué era lo que estaba contigo en la plataforma? Estos moretones no se ven nada bien... - intenté obtener respuestas de parte del castaño, quien parecía estar recuperando un poco el color en el rostro. Bueno, al menos no iba a morir en ese momento.

 

Teníamos que averiguar qué o quién estaba con nosotros, y por qué buscaba atacarnos. ¿Serían ciertos los rumores entonces, y nosotros estábamos de intrusos en el sitio de descanso de alguien?

 

@@Syrius McGonagall

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Matt Ironwood.

 

¿Se había desmayado? No creía recordarlo, pero de un segundo a otro tenía una sombra cerniéndose sobre él, intentó luchar, defenderse, pero las piernas le eran inútiles y los brazos le pesaban como si los músculos fueran de plomo, pero aún así intento seguir debatiéndose en forma de inútiles movimientos.

 

Pero la sombra le habló, y con una voz dulcemente familiar que le hizo suspirar de alivio, era Mía, ella se encontraba bien y estaba allí para ayudarlo y al saberse seguro los acontecimientos que lo habían llevado hasta ese momento se manifestaron tras la bruma que llenaba su cabeza con claridad, lo opuesto a los peligros que ocultaba la niebla a su alrededor y de esos peligros tenía que alertar a la vampiro.

 

-Mia, eso cosa está aquí con nosotros, oculto y puede volver atacar de nuevo - aferró con dedos de acero el antebrazo de la mujer - Tenemos que salir de aquí - apretó los dientes al sentir como la mujer trataba sus heridas pero tras un feroz ardor inicial una sensación de mejoría se extendió por todo su cuerpo.

 

-Gracias - reconoció a Mia mientras se obligaba a ponerse en pie y tomaba su varita que la mujer le tendía, solo con sentir el tacto de la cálida madera en su palma se sintió mucho más fuerte y seguro.

 

-Tenemos que irnos ahora - volvió a repetir mientras escudriñaba los remolinos espesos de la niebla que los envolvía y agudizaba el oído frente a cualquier sonido que le diera la alarma. No estaban seguros mientras siguieran en aquel parque y los dos lo acababan de comprobar muy bien -¿Tu estas bien? - le preguntó a su compañera mientras le lanzaba un rápido vistazo crítico, no parecía estar lastima no al menos externamente lo que lo llevó a preguntarse cómo habría escapado de la montaña, no era el momento para cuestionar, no cuando estaban bajo ataque, aquella duda debía esperar.

 

La música del juego se había apagado, pero las luces seguían encendidas creando un aura de brillante bruma frente a ellos pero el resto permanecía siendo dominio de una completa y siniestra oscuridad. Creía saber dónde estaba la salida pero moverse a ciegas con un enemigo atacando no sería sencillo.

 

-La salida era por allí - señaló a la oscuridad con su varita mientras intentaba ponerse en movimiento cuando una voz se dejó oír - ¿Se van tan rápido? -

 

@@Mia Zoeh

 

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Pude notar que el castaño intentaba quitarme de encima pero la fuerza no le daba. Tendría que disculparme luego, pero ahora lo único que quería era intentar curarlo rápido para que pudiéramos irnos de allá. Ya había tenido suficiente aventura para una temporada y me gustaría seguir viva un tiempo más (lo cuál sonaba bastante irónico dado que era, bueno, un vampiro). El castaño pareció dejar de forcejear inútilmente conmigo cuando se dio cuenta de que era inútil, y cuando le hablé pareció relajarse aún más. -Con eso deberías estar bien para que podamos salir de aquí.- le dije y me hice a un lado, ayudándolo a ponerse de pie. Me agradeció y le tendí la varita, aún iluminada.

 

Comenzamos a caminar; yo lo seguía a él ya que parecía seguro de lo que hacía y hacia dónde iba. La niebla era tan espesa a ese punto que no podía distinguir el camino por el que habíamos entrado al parque, pero el Ironwood parecía estar dirigiéndose a la salida. Teníamos que salir de ahí lo antes posible, ambos lo sabíamos, y era lo que intentábamos hacer.

 

Le daba vueltas a lo que el castaño había dicho. "Esa cosa está aquí con nosotros, oculto", por lo que me mantenía alerta iluminando con mi varita en todas direcciones, como si eso me fuese a permitir ver un poco más allá de la espesa niebla. No estaba resultando; la luz y la niebla no se llevan bien. De repente, una voz habló. Era una voz desconocida que parecía provenir de todos los lugares posibles a la vez; sin embargo, no había nadie a la vista. En una repentina oleada de coraje, levanté la varita y le grité -¿Quién eres y qué quieres?- pero mi valentía se esfumó casi tan rápido como había aparecido en mí. Me acerqué un poco más al castaño mientras tragaba saliva.

 

-Creo que alguien no quiere que nos vayamos... ¿Ves a alguien?- le pregunté por lo bajo mientras iluminaba desesperadamente todo a nuestro alrededor, en búsqueda de alguna sombra que nos diera una pista.

 

@@Syrius McGonagall

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