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Yaxley Manor (MM B: 109997)


Orión Yaxley
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Emiliano Black

 

El francés bufó una sonrisa ante el comentario de la madre de Maida pues si hubiese querido le habría mordido en ese mismo instante para acabar con todo el drama. Hizo una leve mueca de dolor -insignificante para una criatura de su especie más no para un simple humano que quizás se desmayaría sin soportar la sanación de la bruja- y volvió su esmeraldina mirada hasta la demonio que le había salvado.

 

-Con la diferencia que no soy un sucio licántropo, bruja...- soltó con cierta indiferencia tan característica de su familia- ni una manada pudo conmigo...- finalizó recordando todo el episodio en aquél ritual- pero eso no es algo que deba hablar contigo...

 

La mujer de cabello azulado se retiró y al cabo de unos segundos Emiliano salió a la cola de Maida ¿qué más podría hacer?, no se quedaría allí a corroborar si todavía tenía alma que sirviese para los dementores; sabía que estaba muerto y que las emociones eran controladas a tal puno de no debilitarse como una persona común ante los dementores, pero aquellos seres eran tan peculiares que le habían debilitado bastante hacía un rato atrás, sin contar el hecho de estar tumbado en el césped de la Manor con mordidas y rasguños de los licántropos.

 

-¿Amenazas? ¿cuáles?- bromeó al paso que seguían hasta llegar frente a un puerta. La bruja llamó a quién pudiese estar dentro.

 

De pronto y tras la intención de él mismo tirar la puerta abajo las cosas se vieron difíciles para todos allí dentro- ¡bastantes dementores!- el cielo de la manor cedió y el vampiro perdió de vista a Maida, más si rozaron un par de veces intentando empujarse o zafarse al momento que caían los pedazos de madera y concretos. Sacar la varita podría haber sido una opción más y ante la agilidad del vampiro, tenía un sentido más veloz que otros allí, lo que no le salvó de verse jalado de un brazo para caer por un tuvo de escombros y quién sabe quienes más.

 

Allí saliendo de una para entrar en otra, se vio con material pesado sobre su cuerpo y un polvo que opaco la vista en el lugar. Sacó un brazo para aferrarse al suelo y levantarse con cierto jadeo, ayudado por una mano joven, pues a pesar de su condición, tampoco es que pudiera con todo eso cayendo sobre él. Tosió un par de veces sin la necesidad de haber tragado todo ese polvo pues técnicamente ya estaba muerto y sacudió las prendas otro tanto; el rostro manchado y las prendas un tanto rasgadas.

 

-Son muchos...- sostuvo en relación a las criaturas que habían caído de lleno al punto del segundo piso que se había venido abajo- ¿estás bien?- preguntó acto seguido de sacudir su cabello y sentir un agradable aroma para su paladar- antes de preguntarle quién es, ¿podrías aplicarle un Episkey?...

 

OFF: Sorry- Rol simple para reintegrarme a la trama :V ! saludos !! :)

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Bueno, bien.

 

Digo, el mundo mágico siempre presenta este tipo de atentados o catástrofes que, en vez de generar cierto dinamismo a la vida cotidiana, la hacía aburrida. Pero en definitiva, pasaban. Y los últimos sucesos, los Yaxley los habían podido enfrentar más o menos bien. Los dementores no habían sido cosa de pura casualidad. Alguien, o algo, los había mandado a la Manor. Encima, por las propias características edilicias, la vieja hacienda era un festín para estas criaturas asquerosas.

 

Keaton había podido repeler exitosamente los dementores de Gatiux con la ayuda de su patronus y ese líquido viscoso que aumentaba la temperatura. Uno de los encapuchados entró en contacto con el fregadero, que ya estaba volcando por todos lados. Lo que sucedió te sorprenderá. La reacción fue automática, en segundos la criatura mágica se convirtió en una antorcha voladora que se iba desintegrando, dejando una bella estela de estrellitas a su paso. Así, con toda la onda.

 

El problema es que la misma sustancia tampoco parecía muy amigable para los miembros de la familia.

 

En la sala principal, Bridget y Cillian agarraron una fiebre poderosa que los obligó a reposar en el mismo suelo. Además, con la escapada perfecta de Apolo y Maida y los escombros que limitaban el paso de los encapuchados para abajo, todos se olvidaron del torbellino de arrastro el cuerpo inerte del patriarca al sótano nuevamente.

 

¿Es que nadie pensaba en los des-almados?

 

Jorah, uno de los recién llegados a la Manor seguramente se replantearía su permanencia en la familia. Apolo, Maida, Luisitha y Emiliano se encontraban igual en la sala, recuperando un poco las energías. Keaton y Gatiux fuera de peligro.

 

La Manor tenía sus secretos, claramente. El sótano era uno de ellos. Por el amor de Merlín, ¡una fuerza mágica acababa de llevarse el cuerpo del Mago Oscuro! Algo tendría que haber pasado. Esa lava-petroleo-líquido viscoso tenía que estar saliendo de algún lado también. La fuente que estaba rota. La torre de vigilancia y su entrepiso. La misma biblioteca y algún manuscrito viejo. El tapiz de la familia que presentaba detalles peculiares. Y hasta diría el invernadero, pero ya era demasiado peligroso salir del edificio.

 

El peligro inminente había pasado. La cosa que se asemejaba más a una ectoplasma calcinante avanzaba de a poco y no se presentaba como algo preocupante. Los dementores seguían rodeando el lugar, pero sin posibilidad de entrar. El mismo calor de la cocina contagiaba el resto de los salones. Capaz, podían encender la chimenea para recuperar el calor.

 

Algo, muy dentro de ellos, tendría que empezar a sonar. Entender que la situación de Orión no era algo causal. ¿Realmente habían sido los dementores lo que lo atacaron? Me refiero a que, un Mago Oscuro, con varios libros vinculados y extensa experiencia en batalla, ¿había sucumbido tan fácil a unos cuantos besos? Capaz; capaz que no.

 

Ahora los miembros tenían que jugar.

 

 

****

 

Bueno chicos!

 

Aumenté un poco la perspectiva del juego. Hay muchas cosas para hacer. Me encantaron todos sus roles todos *-* Que el largo no sea limitante.

 

Los dados fueron favorables ante todos, así que no voy a decirles específicamente cuales fueron. Puedo pasarles por privado la tabla y eso c:, saben cómo contactarme.

 

Nada, espero para leerlos :perv:

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El pesado cuerpo de su hermano comenzaba a ceder aunque ella intentase lo contrario, su resistencia era casi que nula considerando que él casi le doblaba en masa. No pudo hacer mucho para que el remolino no lo reclamase de nuevo a las profundidades del sótano, incluso por poco casi pierde la varita en el intento. Debió confiar en sus instintos y enviar un par de explosiones a la profundidad d este. Al diablo con su hogar, después d todo no podía ser solo Orión quien transformase todo en fuego y brasas.

 

Algo pasaba bajo ese Mannor que le parecía sospechoso; primero dementares y ahora un extraño remolino con la fuerza suficiente como para arrastrar al robusto caballero. ¿Qué otra cosa iba a pasar, una muñeca de trapo poseída y sangre por las paredes?

 

Se alejó de la fuerza del remolino lo más que pudo hasta toparse accidentalmente con su hijo, que recostado en el suelo parecía tan vivo cómo su hermano... o Bridget. Al sentir su temperatura corporal se asustó y corroboró con la suya propia a la altura de la frente, también se acercó a tomar las manos de la chica para darse cuenta de que ambos ardían de fiebre.

 

-Nunca debimos poner un pie en esta maldita pocilga, aunque fuera gratis...-reprochó para si misma observando que el desastre que había ocurrido justo detrás de ella había abierto un espacio de entrada para los oscuros entes que rodeaban el lugar.

 

-¡MAIDA, CHICOS!- Gritó sin estar consciente de lo alterada que estaba gracias al efecto que los dementores tenían sobre la casa, y sobre ella -¡HAY QUE HACER UNA BARRERA EN EL TECHO!-

 

Trastabilló un par de veces mientras se ponía de pie y se acercaba a ellos con la varita en mano y apuntó al cielo.

 

-Protego maxima. Fianto duri. Repello inimicum- Debido a lo mucho que los dementores afectaban su estabilidad emocional, de la varita salían a penas unos hilos ligeros, pero esperaba que fueran suficientemente fuertes para contenerlos y mantenerlos lejos de todos...

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Tan rápido como el vendaval había comenzado, se había detenido. Asustado, obedeció a la chica que le pedía ayuda con toda la rapidez que pudo, pero no había logrado levantar la varita cuando el chico salio de los escombros con una presteza impresionante. Tosió por culpa del polvo que se levanto, y antes de que pueda recobrarse fue increpado por la chica. Esa era una buena pregunta, ¿donde estaba Kya? Habia logrado atisbar su habitación esperando algo de ayuda de su parte, pero luego de revivir a la chica no la había visto. ¿Seguía allí arriba? No, la hubiese visto, medio boquete de la pared había desaparecido.


Me llamo Apolo. —respondió a la defensiva, frunciendo un poco el seño ante la agresividad.— No se donde esta Kya. Afuera creo, no me fije... ¿Esas cosas, dijiste Dementores? ¿Que...?


Le estaba costando hilar ideas. No se dio cuenta de que había empezando a temblar por el frió, pero si que el brazo le había empezado a escocer. Cuando el chico menciono la idea de curarselo, automáticamente lo aparto de la vista de ambos. No conocía a esas personas, y hasta donde sabia los encantamientos de sanación eran extremadamente complicados. La histeria de la chica y la mirada que le dio el chico los hizo desconfiar de inmediato de ambos. ¿Eran familiares de Kya?


El tampoco se atrevía a intentar sanarse por si mismo, pero no tuvo tiempo que pensar. A espaldas suya una voz le recordó que había mas gente en la habitación. Dos de ellas se encontraban tiradas en el piso, mientras otra chica de pelo azul brillante les pedía a gritos ayuda para proteger el lugar. Apolo hubiera propuesto salir pitando de allí, pero fueran lo que fueran esas cosas seguían rondando afuera. De reojo podía ver movimiento desde las ventanas congeladas, y lentamente el hielo se estaba extendiendo al interior de la Manor por las aberturas. Si seguían así iban a morir congelados.


Se vendó el brazo con la camisa lo mas rápido que pudo, pensando que podría lidiar con el problema de su brazo. Estaba actuando por inercia, con la mente demasiado cansada para imaginarse por que estaban siendo atacados. La historia de Kya volvía a rondarle por la mente, pero todo su escepticismo parecía haberse ido volando junto con esas cosas que ahora los atacaban. Intento imitar a la chica y crear un encantamiento defensivo, pero por segunda vez lo interrumpió un suceso inesperado.


Los escombros de la enorme escalera se removieron al mismo tiempo que un enorme estremecimiento recorrió las paredes. Apolo lo entendió enseguida; sea lo que sea que estuviese afuera estaba intentando entrar con todas sus fuerzas embistiendo el techo. El polvo que por fin se había despejado volvió a levantar vuelo, y el Granger comprendió que no les iban a dar un momento de respirar. Fue directo a las enormes vigas del techo que empezaron a a crujir, comenzando a entrar en pánico.


¡Hervivicus! — soltó dando un latigazo en el aire, y al momento siguiente unas enormes lianas crecieron de la nada y se enredaron sobre las vigas, deteniendo los crujidos y cerrando el boquete por el que intentaron entrar con un montón de ramas nudosas.


Mientras una luz verde seguía saliendo de su varita, apuntó a las rendijas de las ventanas y las puertas intentando sellarlas con mas lianas. En tres ocasiones tuvo que moverse tan rápido como le daban las piernas; para saltar una mesita volcada, a una de las chicas que estaba en el suelo (no estaba muerta... ¿o si?), y a la propia chica que había rescatado del segundo piso que intentaba hacer lo suyo propio. Sus soluciones era enteramente temporales, e intento hacérselos entender a los presentes mientras recuperaba el aliento.


— Movernos... escapar... — señaló una de las dos puertas que quedaban sin sellar del salón; todas las demás salidas las habían bloqueado los escombros o las cosas que intentaban entrar.


Una parecía llevarlos al comedor, aunque parecía tener demasiadas puertas por donde ingresar, y el hielo se había acrecentado enormemente. Peor aun, por el estrépito que causaba unas puertas dobles detrás de la mesa algo malo estaba pasando. La otra opción era una especie de puerta trampa que iba al sótano bajo ellos, pero Apolo había estado seguro de que algo había sido succionado por allí. ¿Y que tal si la vivienda completa les caía encima?


Siempre podían cavar para salir, si no morían aplastados primero pensó lastimeramente. Se acerco a una de las personas en el suelo, pensando que podría cargarla en su espalda si era necesario. Miraba a todo el mundo intermitentemente esperando que alguien tomara una decisión. Y cerró los ojos por miedo cuando la Manor volvió a crujir completa.

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Vale, no quiero seguir alucinando con mi**** psicodélica que sale por las cañerías.

Justo en aquel momento Gatiux se preguntó si las bebidas que tenía a resguardo en su vestidor no se habrían adulterado de algún modo en el viaje. Y por eso ahora tenía alucinaciones con que las paredes se estaban derritiendo. ¿Lo de los mortífagos también era real? ¿O pasaba algo distinto? La banshee de cabellos violetas retrocedió, dudando de si el chico que la había salvado estaría allí realmente, parecía muy corpóreo y con demasiados detalles como para ser una visión. Miró sus propias palmas y contó el numero de dedos.

La cosa en el salón no iba mucho mejor que en su alucinación de la cocina. Se oía gente gritando mientras la casa se quejaba entre crujidos, Maida, Luisitha y un par de desconocidos daban órdenes a voces mientras apuntaban con sus varitas hacia diferentes direcciones. Los ojos amarillos de Gatiux buscaron a Orión, cuya borrachera lo había tumbado en el suelo (¿o fueron los no-mortífagos?).

En ese mismo instante vio como su cuerpo desaparecía arrastrado por algo, o alguien, rumbo al sótano. La única vez que Gatiux había visto abrirse aquella puerta y era para alguien intentando secuestrar el cuerpo de su pareja. En cuanto lo vio ni siquiera lo dudó, salió corriendo en aquella dirección, y justo cuando iba a entrar la puerta se cerró en sus narices. El viento desprendido le despeinó un poco.

¡¡¡Orión!!! -palmeó la puerta mientras giraba y tiraba del pomo- ¿¡A dónde te crees que te lo llevas!?

Tirar de la puerta no estaba funcionando en absoluto, por lo que echó un par de pasos hacia atrás y materializó la varita en la mano diestra para hacer estallar la puerta por los aires. Comenzó a bajar las escaleras a oscuras, y tuvo que hacer que un haz de luz surgiese de la misma para iluminar de forma escasa el camino.

Las deportivas de la banshee chapotearon al llegar al final de la escalera, allí había un charquito y agua que goteaba, pero las paredes eran de piedra dura. Con un movimiento de muñeca hizo que las antorchas de las paredes iluminasen la estancia. Aquel lugar parecía un refugio hecho para perdurar en el tiempo, donde se esconde la gente cuando el tornado quiere derribar tu casa.

Al fondo, en una esquina, de la habitación había unos frascos tirados junto a un alambique de cobre y otros útiles. Unos extraños símbolos ¿celtas? que Gatiux no reconoció decoraban lo que había sido un tablon de madera útil y funcional. La precisión y la equidistancia entre ellos le decían que servían para algún tipo de invocación, pero nada más. En el otro lado estaba Orión, en lo que parecía una mesa de piedra, pero resultó ser un altar. La Malfoy tuvo que hacer todo un esfuerzo para tirar del cuerpo del Yaxley contra el suyo para bajarlo de allí, tomándolo por debajo de los brazos. Cayó al suelo por el peso, pero verlo allí arriba como una especie de sacrificio no le gustó en lo más mínimo.

Salió y se puso a su lado.

Eh. Orión. Despierta. -le dio unas cuantas palmadas en la cara- ¿¿Qué te ha pasado??

Como si fuera a contestarme. ¿Qué demonios es todo esto?

Miró hacia la esquina más alejada y allí sentado viendo pasar el tiempo, un esqueleto lleno de telarañas le sonreía de forma burlona. Gatiux se acercó a él, levantó el brazo del esqueleto y se quedó con aquellos huesos en la mano, desprendiéndose con facilidad de su antiguo dueño. El tipo llevaba años muerto, no había ni pizca de carne en ninguna cavidad, y su ropa estaba roída. Cerca del esqueleto había unas letras dibujadas a mano, posiblemente entre sus ultimos estertores y con su propia sangre, decía: GET OU.

¿Chicos? -Gatiux le gritó a los de arriba- ¿Alguno puede bajar?

Editado por Gatiux

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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La vampira se encontraba caminando por todo Ottery repartiendo los volantes de la nueva campaña del departamento. -Familia Yaxley Manor... aquí debe ser el lugar.- Murmuro. Un nuevo territorio desconocido, muchos comentarios sobre la familia, la mayoría son o fueron mortifagos, pensaba Cissy.

 

-Bueno, solo dejare los folletos & me iré, no es mi intención quedarme, a menos que...- Comento. La castaña retiro su capucha para entrar sin mas en el territorio de la familia, sin expresión de miedo ante lo que alli pudiera suceder. Conjuro un par de pergaminos para dejarlos flotando por el camino hasta la puerta, no tantos, para no invadir su espacio.

 

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Firmando que cualquier mago o bruja que estuviera presente en este lugar, la contactara con sus dudas & la vampira respondería con gusto. Dio media vuelta para desaparecer en una bruma negra hasta su nuevo destino...

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El pergamino del Departamento de Criaturas volaba lentamente desde el inicio de los terrenos. Flotaba por encima del caminito de piedras que daba pie a la mansión. Pasó por la fuente con la estatua de ciervo y se pegó con cierta gracia a la puerta doble de la Manor. Luego de unos segundos, esta se tumbó. Otra cosa más para arreglar.

 

Luisitha y Apolo habían sido exitosos en formar la barrera contra los dementores. La casa respiró nuevamente. El líquido calcinante estaba recuperando la temperatura del ambiente, quitando un poco el hielo que se había formado en las aberturas. El momento más crítico había pasado. Al menos la amenaza más importante había sido neutralizada. Quedaban los licántropos que perseguían a Emiliano, del cual tengo el presentimiento que serían un problema más adelante.

 

Mientras tanto, Gatiux había descubierto el famoso sótano de la Manor. En algún momento del pasado, la misma casa podría haber sido un espacio religioso, o de prácticas mágicas sectarias. No se podía confirmar. Ni el propio Orión sabía de qué era todo ese rollo. La misma historia de la Yaxley era un misterio en sí mismo.

 

Orión cayó sobre Gatiux. Estaba como en un estado catatónico gracias a la magia. Capaz, la razón del estado del Patriarca no hayan sido los dementores específicamente. Sino otra cosa.

 

Silencio.

 

El tapete donde estaba el árbol de los Yaxley cayó. El clavo que lo sostenía cedió ante tantas agitaciones dentro del hogar. Así, una especie de caja fuerte mágica había quedado en descubierto. Se notaba que era una compuerta dentro de la misma pared. Había alguna que otra inscripción rúnica y una ranura por la que se podía meter la mano. Al mismo tiempo, una de las estanterías dentro de la biblioteca dejó caer unos libros y pergaminos.

 

Rayos de sol comenzaban a colarse entre los nubarrones osscuros.

 

Eran las 13:38 horas.

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Maida se arrepintió de haber ayudado a Emiliano, de haber abierto la puerta a su madre, de levantarse incluso. ¿Hacía cuánto no tenían un día normal en esa casa? La verdad es que necesitaban ayudaba profesional. Si salían del lío de los dementores, iba a pedirle, ¡No! A exigirle a su tío que solicitara ayuda al Ministerio. En ese lugar seguro habían conjuros y maleficios de la época de los antiguos Yaxley, viejos mortífagos que debían protegerse de la ira de sus enemigos. Resopló cansada mientras su madre lanzaba unos conjuros hacia el boquete del techo.

 

Había demasiado ruido, imposible pensar con claridad. De hecho hasta le pareció escuchar una explosión, pero supuso que era algún hechizo mal lanzado. ¿Kya? En fin.

 

Colocó a Emiliano detrás de ella, quizá por temor a si aún estaba débil y trató de ayudar a su madre. A Apolo también, pero ni eso. Ella jamás había intentado evocar un patronus. ¿Funcionaría? No, varita en ristre prefirió disfrutar del regreso de la temperatura normal y prestar atención alrededor. Justo a tiempo.

 

Una voz sencilla de reconocer se apartó del resto. ¿Bajar? ¿La casa tenía un sótano?

 

— Quédense aquí mientras veo que es eso o quién está ahí —sugirió, en especial a Emiliano, no tenía pinta de ser el más cauto—. ¿Gatiux? ¿Gatiu...?

 

No encontró a la bruja, pero si un boquete en lo que suponía había una puerta con anterioridad. ¡Esa había sido la explosión! Estuvo a punto de felicitarse a sí misma, pero no. Decidió aventurarse a ver si ahí estaba la chica de cabellera violeta, pensó en iluminar la varita pero no hacía falta, había luz, de antorchas.

 

Y el cuadró no mejoraba. Abajo, había un altar extraño, huesos, Gatiux y un Orión Inconsciente o al menos, poco útil en este preciso instante. Así fue como Maida sumó esa pequeña aventura a la lista de cosas que NO debió hacer en el día.

 

— Él no está m... ¿lo atacaron los demen...t? ¡Emiliano! —chilló tratando de no tropezar con nada mientras llegaba hacia dónde estaba la bruja y la ayudaba con el peso del mago, muy torpemente hay que decirlo— ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Apolo! —continuó llamando.

 

@Orión Yaxley @@Gatiux @@Apolo Granger @@Luisitha Black M. @

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En su apuro por hacer que la manor resistiera el ataque, nadie se percato mucho de que había alguien en el sótano. Al menos no Apolo, que tenia un dolor en el costado y la mano le temblaba peligrosamente. Una voz femenina los llamaba, pero ni en broma hubiera pensado en bajar: Si una voz desconocida te pide algo, tu haces lo contrario. Es la ley natural de la vida.


Por la sorpresa, los presentes tardaron en darse cuenta que la manor ya no crujía. Una mirada por entre las lianas de la ventana (que comenzaron a desprenderse perezosamente y a desaparecer en algunas chispas) le revelaron a Apolo que el cielo te estaba despejando. Ya tampoco se sentía ese frío antinatural que tan mal lo había hecho sentir. Eso si, el respiro que estaba dándose el hogar de los Yaxley parecía estar aflojando cada soporte que había en su interior.


Mientras una de las jóvenes se pegaba un acto de valentía y bajaba al oscuro sótano, a los pies de Apolo rodó uno de los pergaminos que había salido de una de las puertas. A su paso había un reguero de otros rollos y uno que otro libro. Mas cosas para limpiar de seguro. Recogió uno y le sorprendió lo viejo que era; al menos esa era la impresión que le daba por lo mucho que se resquebrajan los bordes.


— ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Apolo! — alcanzo a escuchar desde el sótano.


Echándole una mirada a la otra chica de pelo azul, se pregunto por que demonios lo llamaban a él. Apenas si conocía a la gente en el interior de esa casa. Sin embargo, si había una emergencia... Recogió todos los pergaminos del suelo con magia y los dejo sobre la mesita de noche antes de acercarse al boquete de puerta que daba al sótano.


— ¿Esta todo bien? Lu-lumos — soltó Apolo bajando algunos escalones para iluminar el lugar.


Preguntándose donde estaba Kya en todo este asunto, y si se encontraba bien, Apolo se unió a los demás en lo que parecía ser una cripta de muerte. ¿Habia alguien herido? Por cortesía mantuvo la luz hacia las paredes, y logro vislumbrar uno que otro símbolo cincelado toscamente sobre las paredes. Si esta era una casa de locos por algo mágico tenia que ser, supuso Apolo.


— ¿Necesitan ayuda? — pregunto a ambas chicas, viendo como sostenían un tercer cuerpo. — ¿Esta....?


No se atrevía a preguntar nada mas.

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La adrenalina y el susto le iban ganando a el alcohol que corría por las venas de Gatiux, se sentía más despejada, casi se podían ver los engranajes en movimiento ideando una forma de salir de allí con el menor número de bajas posibles, al menos salvar a las caras conocidas, no sabía quienes eran los otros y por muy buenas intenciones que tuvieran o el buen trabajo que desempeñaran no eran imprescindibles para la banshee de cabellos violetas en aquel momento.

Ayúdame, Maida. Sujétalo. -Gatiux señaló donde debía ponerse, impidiendo que la cabeza tocase el suelo- N-no puede estar muerto. No lo creo.

La sanadora que vivía oculta en su interior se impuso. Necesitaba comprobar las constantes vitales del patriarca y averiguar que era lo que le había alcanzado. No creía posible que un mago experimentado hubiese caído contra unos dementores del tres al cuarto, a menos que estuviera bebido o drogado. O ambas. Necesitaba mirar sus pupilas, oír su corazón y abrirle la boca. Le indicó a Maida que se pusiera detrás para que le facilitara la tarea con la cabeza.

El latido de Orión era débil, pero tenía un ritmo constante. Gatiux presionó con los dedos la muñeca y luego la yugular hasta encontrar una vibración. Su respiración también se encontraba presente, aunque no era normal y su pecho no subía y bajaba del mismo modo que cuando dormía. Abrió los ojos mientras apuntaba una luz con su varita. Abrirle la boca al Yaxley costó algo más de trabajo. Mientras tanto iba asintiendo con algo que sonaba a hmph.

¡Ennervate!

(No. Nada.)

Muerto no está, tampoco parece que haya ingerido algo. -la Malfoy se rascó la nariz- ¿Quien lo encontró? ¿Lo hallaron así o se cayó en al suelo en plan fulminado? Parece obra de un embrujo.

Gatiux se frotó los ojos como si eso fuera a hacer que su mente se despejara. Si quería respuestas necesitaba que sus neuronas hicieran buen contacto. Tal vez el estado de Orión tenía que ver con algo como lo viscoso que había salido de la cañería. ¿Un gas venenoso? Entonces tendría que haber caído alguien más, a menos que sólo él pasara por una habitación en específico, que no podía ser el salón, la cocina o su cuarto.

Maida, ¿habéis visto algo raro en la biblioteca?

Suponía que el muchacho que ahora las acompañaba era el tal Apolo que había llamado Maida. En otra situación Gatiux le hubiera preguntado quien era y qué hacía allí. Ahora no importaba demasiado.

¿Sigue sin ser seguro ahí arriba? Necesitaríamos ver si hay algo más en el Manor, recorrerlo en busca de una fuga o algo extraño. -le preguntó a Apolo- Si una fuerza invisible ha arrastrado a Orión hasta aquí, no se cómo de lógico es seguir permaneciendo en este sótano. Aunque con lo que ví ahí arriba es el lugar más seguro de la casa.

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