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Yaxley Manor (MM B: 109997)


Orión Yaxley
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Apolo parecía super irritado ante mi sugerencia - en realidad el muchacho parecía estar siempre irritado - pero, aunque su opinión no era un limitante, levanté mi varita. Llevé mi mano derecha hacia mi rostro y rasqué el espacio entre mis cejas con fuerza mientras apretaba los párpados. "pero que tipo más... " no estaba seguro de como llamarlo. Le dediqué una mirada de advertencia que obviamente no llegó a ver "en todo caso, que hace ahí arriba? No hay nada que arreglar ahí."

 

Solté un bufido. Comenzaba a distraerme cuando un movimiento extraño atrajo mi atención. "Pero que caraj..." Apolo se había soltado y solo se sostenía con sus piernas. Me acerqué rápidamente a la fuente maldiciendo el momento en el que había decidido no seguir a mi madre.

 

- Oye bájate de ahí... - Cerré los ojos y negué, él se iba a matar y yo iba a tener que dar explicaciones . Y ni siquiera iba a tener el gusto de matarlo yo mismo. Los volví a abrir cuando escuché el encantamiento a medio pronunciar. El mesero estaba colgado de una mano, sumamente incomodo, con tres dedos pegados al enorme ciervo de metal.

 

- Pe-pero como... puedes ser tan... - No pude contener una carcajada. Me apoyé en mis propias rodillas intentando no pensar en la cara de descontento del mago. Una segunda carcajada resonó cuando el mago por fin se dignó a hablarme. Levanté mi varita y le apunté. Pero no hice nada, estaba demasiado alto, demasiado lejos - y probablemente nada contento con que le estuviera apuntando de esa manera -. Sabía que si caía era mucho mas fácil ayudarlo, pero su est**pido hechizo lo complicaba todo.

 

- ¡¿Tenías que pegarte a esa cosa no?! - Tenía que deshacer el pegamento y ayudarlo a bajar sin matarlo. Destruir la fuente no era una opción. Resoplé y con un gesto de la mano, casi despectivo, envié un par de necrohands a sostener al mesero. Aquello era solo una solución temporal a su postura. Las manos fantasma no podían despegarlo y mucho menos bajarlo, no soportarían el peso de un humano. Al menos su hombro no se dislocaría aun.

 

Caminé algunos pasos en circulo pensando. "Bueno, ya qué. Tendré que ser rápido y tener suerte. Pero él no lo sabe" Tomé aire y repasé la idea en mi mente un par de veces. Levanté la varita apuntando a su mano, sostenía mi brazo con la mano libre para evitar ese leve temblor al apuntar.

 

- ¡Relashio! - Nada. Estaba extremadamente lejos. Las chispas que salieron disparadas hacia Apolo ni siquiera alcanzaron su objetivo. - Estás.... Demasiado... Alto - me quejé, claramente molesto. Pero volví a apuntar, esta vez habiéndome acercado a la base de la fuente. La única forma de lograr algo era acercándome un poco más.. Esta vez usé mi brazo libre para colgarme a medias de una de las patas del ciervo.

 

- Relashio! - Esta vez las chipas golpearon la estatua. Justo al lado de sus dedos. Seguía siendo un objetivo complicado. Las necrohands habían estado ahí demasiado tiempo y estaba seguro de que no podría mantenerlas invocadas por mucho más. Apolo estaba notoriamente irritado. - Quédate quieto o me decantaré por un hechizo que te corte el brazo, esos son mucho mas fáciles de acertar. - Era cierto, esas tontas chispas parecían una burla a la magia que estaba acostumbrado a usar. Las Necrohands comenzaron a desvanecerse

 

- ¡Va otra vez! ¡Relashio! - Los dedos de apolo se soltaron de golpe. Ahora caía en picada hacia el suelo y a un velocidad alarmante. Ni siquiera había tenido tiempo de reaccionar y volver a apuntar. - ¡Aresto momentum! - alcancé a decir con un hilo de aire mientras me soltaba y me alejaba. No quería ser aquello que amortiguara su caída si mi hechizo fallaba. Tomé aire en cuanto lo vi bajar lentamente.

 

Si su cara de fastidio me hizo gracia, lo disimulé bastante bien. Guarde mi varita y volví a la válvula que debíamos hacer funcionar.

 

-... De nada - Dije mirando la enorme fuente.

Editado por Near

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Apolo estaba súper irritado. Uno, porque estaba colgando de una estatua a unos diez metros de alto sujeto solo de un brazo; dos, porque si intentaba estirarse para volver a tomar su varita sentía un agudo dolor en el hombro; y tres, porque el idi*** ese se estaba riendo a carcajadas de su predicamento. Si no hubiese necesitado su ayuda le habría dicho dónde podía meterse su risa y, de paso, la varita mágica.


— Perdona, la próxima vez simplemente me matare con la caída… — masculló contrariado ante lo que le grito Elliot.


Intentando obviar su ayuda, intento balancearse. No solo hizo que le doliera el brazo, sino que la fuente dio un horrible chirrido que resonó. Ya tenía claro que moverse no era una buena idea, sin embargo sintió un peso sobre su cuerpo que aligero un poco su carga. Estaba demasiado nervioso para detectar que era, pero lograba ver un destello extraño contrastar contra el sol. El hombro dejo de dolerle, pero inmóvil en el aire no es que pudiera hacer mucho.


— ¡Estas de broma! — espetó al ver una lluvia de chispas desvanecerse antes de tocarlo. — ¡¿Qué no sabes cargar un hechizo?!


Si Apolo no hubiese estado a tanta altura podría haberse percatado que ni él hubiese llegado a disparar tan lejos, pero era más fácil liberar su frustración contra Elliot. Pudo ver como las chispas chocaban contra la estatua. Aunque en un principio había asumido que le daría un impulso para volver a montar el ciervo, esta vez logro reconocer las chispas del hechizo ¿Qué estaba intentando hacer…? ¿Soltar su agarre?


— No… ¡ESPERA! ¡¡ESPERAAAA!! — gritó sintiendo como sus dedos se calentaron y se soltaron al contacto con el golpe.


Durante un segundo sintió el horrible y vertiginoso movimiento en picada de su caída. Solo atino a cerrar los ojos, y como si alguien le hubiese puesto un paracaídas sintió el tirón que disminuía su velocidad, y lo apoyaba suavemente en el suelo. Apolo termino acostado en el suelo de la fuente, y aunque no tenía daño alguno –más que un agarrotamiento en los dedos de su mano izquierda- temblaba de pies a cabeza, con la cara cubierta por su brazo.


Pese a que Apolo no era fan de muchas cosas, había dos cosas que le causaban un terror total. La primera eran los cuchillos de cocina, y la segunda eran las alturas. Aunque este último podía controlarlo si se mentalizaba, el impacto que le había dado sentir como caía lo había dejado inmovilizado. Quería agradecerle a Elliot por su ayuda, o quería levantarse y empujarlo por haber sido tan descuidado al bajarlo. Todo lo que lograba hacer era respirar entrecortadamente y cuando pudo recuperarse un poco, echarle una fulminante mirada ahogada. Le avergonzó que sus temblores no se hubieran detenido.


— ¿Q-ué…? — logro soltar antes de que un enorme chirrido lo interrumpiera.


Todo lo que atino a hacer fue rodar en dirección contraria a la de Elliot. Gritando, pudo ver como la enorme asta que quedaba del ciervo comenzaba a caer rápidamente y se estrellaba donde hacia solo un momento Apolo había estado. El ruido había sido ensordecedor, y una de las puntas se había enterrado firmemente en el suelo de la fuente donde antes Apolo había tenido apoyada su cabeza. Aún demasiado en shock para reaccionar o ponerse de pie, solo logro levantar un poco su cabeza para ver si el tipo de pelo blanco estaba bien.


El suelo había temblado con tanta fuerza, que estaba seguro que Gatiux lo habría escuchado.

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  • 2 semanas más tarde...

-¡¿Pero que mi**** están haciendo ustedes dos?!- Exclamó(casi en modo de grito).

 

*flash back*

 

Miró los terrenos del lugar por enésima vez. La casa era linda, sin lugar a dudas. Pero teniendo en cuenta de que, aunque se notaban algunos reparos, todavía quedaba mucho por hacer pues seguían pareciendo un orfanato en ruinas. Exhaló pesadamente a medida que se acercaba. Recordó por un momento que sus posesiones personales habían quedado reducidas a casi nada gracias al techo colapsado en su habitación. Lloraría por sus vestidos manchados, pero la excusa de comprar le se hacía tentadora ¿quizá un buen motivo para arrastrar a Maida a un momento madre e hija?

 

Al acercase aún más a la casa no quedó lugar a dudas de que su cuarto seguía siendo un chiquero.

 

-obviamente, nadie lo va a organizar por mi ¿eh?- hablo para si misma como una loca a medida que la mala cara en su rostro se comenzaba a marcar-bueno, solo espero que Orión haya hecho algo con las ratas gigantes que anidaron en mi colchón y aun me queda el jardín y la hermosa fuente-

 

Cualquiera diría que la chica de cabellos azules habló demasiado pronto. Los gritos por atrás de la casa llamaron su atención ¿estarían trabajando allí? Solo esperaba que sus petunias estuvieran intactas, al igual que los rosales. En invierno quizá parezcan maleza, pero desde la primavera todos disfrutaban de los hermosos paisajes que reflejan los jardines bien cuidados.

 

Rodeó la casa por el exterior y la imagen que vio allí no pudo parecerle más espantosa.

 

*fin del Flash Back*

 

Su rostro lo reflejaba todo y su respiración se agitaba. Estaba a punto de llorar. Sus hermosos rosales estaban destruidos, la fuente estaba rota, dos chicos a quienes a duras penas reconocía se encontraban en el suelo, uno de ellos, obviamente hijo de su hermano con la firme evidencia de haberlo destruido todo con la varita en mano.

 

¿Quién se podría imaginar que semejante chiquitina pudiese acercarse tan rápido y tomar a alguien por sorpresa? Ellos a penas se levantaban del suelo y ella no les daría la oportunidad de escapar.

 

¡Zas!

 

Apolo pudo recibir un sopetón en la cabeza, más humillante que fuerte, pero un castigo físico de igual forma. Miró de nuevo el caos que se había hecho, se llevó las manos a la cara estirando el puchero que tenía; el ciervo estaba boca abajo y la fuente de la que ahora brotaban algunas gotas rojas (probablemente una mezcla de agua y óxido)

 

-Juro que si no se terminan matando solos lo voy a terminar haciendo yo- De forma algo horrenda volteó su cara desfigurada hacia el que estaba segura era su sobrino.

 

- ¿y bien, no van a explicar esto?- Se soltó el rostro y apuntó a la varita de Matt con el dedo y luego a su humanidad Puedes empezar tu ¿eh?-

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Las cosas nunca salen como lo esperas. Nunca. Justo cuando pensaba que había logrado bajar al mesero sin matarlo, y me encontraba exento de explicarle a mi madre por qué había un cadáver junto a la fuente, un pedazo gigante de ciervo metálico casi nos mata a ambos. La expresión en el rostro del torpe mago de los dedos pegados me advirtió del peligro un segundo antes de que el pedazo de bronce golpeara y se clavara en el suelo. Logré tirarme de espaldas sin siquiera mirar hacia arriba.

-¡¿Pero que mi**** están haciendo ustedes dos?!- Me arrepentí instantáneamente de no haberme quedado en el lugar. "Debería haber dejado que esa cosa me aplastara" pensé con pesar viendo a Luisitha acercarse hacia nosotros hecha una furia. Me levanté con dificultad y crucé una mirada rápida con un exaltado remanente de lo que antes era Apolo.

- Este... Tía!- llevé mi mano libre hacia la nuca luego de acomodarme un poco la camisa. Apolo acababa de recibir un golpe y si no inventaba algo rápido yo sería el siguiente. - Yo.. emmm .. nosotros. Estábamos esperando al resto. - Señale hacia la trampilla - Fueron al sótano a buscar como arreglar esta fuente y ... Esa cosa se nos vino encima!

La hermana de mi padre mantuvo la mirada acusadora, era cierto que había señalado mi varita. La solté por reflejo, como quien suelta una piedra caliente. Lejos de caer al suelo, la varita se disolvió en el aire entre pequeñas volutas de humo que se unieron a mi piel para volver a ser aquel distintivo tatuaje en forma de brazalete. Hice un gesto despectivo con la mano intentado disimular mi agitación.

- Ya sabes... reflejos que quedan para siempre - Sonreí de manera forzosa pensando en mi época mas activa dentro del bando. Cualquier ruido podía hacer que desenfundara mi varita. Intentaba restarle importancia al asunto. Los restos de la fuente emitieron un chirrido muy fuerte y volvieron a moverse. Al parecer el mundo estaba en nuestra contra. Miré al mesero mientras se levantaba, solo esperaba que no dijera alguna estupidez al abrir la boca así que lo interrumpí, hablándoles a los dos.

- Ahora tendríamos que acomodar esta vieja fuente antes de que mamá y Maida regresen del sótano. - sugerí, la idea sera desviar la atención, con suerte Luisitha olvidaría nuestro desastre y se concentraría en ayudarnos. "¿por que no me fui con ellas?" me lamentaba internamente.

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Como Apolo había sospechado, el ruido si había alertado a un Yaxley, pero no precisamente quien tenía en mente. Casi como una tormenta salida de la nada, Luisitha se abalanzo sobre ambos jóvenes. Apolo alcanzo a esquivar el golpe de Luisitha por los pelos volviendo a rodar, y poniéndose de pie rápidamente mientras encaraba a Elliot. Todo el alivio que sintió por ver que no se había lastimado ni él ni el joven de pelo blanco se evaporaba lentamente con cada palabra que Luisitha decía.


Apolo no desmintió la historia de Elliot ya que era cierta, con ciertas omisiones obvias que esperaba Luisitha no supiera en realidad. En un momento de crisis habían podido trabajar en equipo sosteniendo la Manor con la ayuda de la magia de ambos, pero la interacción que habían tenido desde entonces había sido mínima. Aun no se recuperaba de ambos sustos que había sufrido, y se preguntó tristemente si no había intentado masticar más de lo que podía tragar. Su varita descansaba inocentemente en el cinturón que llevaba en la pierna.


— Y lo haremos — completó seriamente Apolo; de no haber estado ella le hubiese dicho algunas más a Elliot sobre cómo casi se matan por su culpa, pero no era algo para decir frente a alguien más.


— Si hacemos levitar el asta devuelta a su posición podré repararla. “Reparo” debería bastar, pero a esta distancia es imposible unir ambas partes. — musitó intentando mover el asta. — Es muy pesada para que la levite una persona, pero dos deberían ser suficientes.


Intentando ser proactivo y no recibir otro regaño de Luisitha, salto por encima del asta y se alejó rápidamente devuelta a la base. Con el nivel de magia que tenía encima hubiese necesitado otra persona para levantar algo tan pesado con un encantamiento levitatorio, por lo que era una suerte que Luisitha estuviera. Tenían que apresurarse sin embargo; si Gatiux había escuchado el ruido y regresaba arriba para ver el desastre que habían provocado…


— Carpe Retractum — musitó agitando varias veces su varita como si fuera una caña de pescar.


Una larga y pegajosa cuerda naranja salió luego del tercer lanzamiento, y como si de un gancho se tratara se adhirió pesadamente al cuello del ciervo varios metros en el aire. El otro extremo se había unido mágicamente a su cintura, así que ahora podía subir sin preocuparse por volver a caerse. Debió haber hecho eso en un principio, y había sido bastante precario simplemente empezar a escalar, pero el idi*** de Elliot lo había molestado tanto. Era su culpa que casi se matara, de eso estaba seguro.


Despejando su cabeza negando varias veces, volvió a escalar rápidamente por las piernas del ciervo devuelta a la posición inicial. No se había percatado al principio, pero algo había cambiado con la caída del asta. La fuente estaba… ¿húmeda? Miro en todas direcciones pero todo seguía igual y sin embargo era como si algo de agua hubiera salido del cuerno que habían roto. Solo era un poco, pero se preguntó si su corazonada de mirar dentro del asta era tan descabellada como en un principio. Puso un pie en falso y trasbillo un poco, pero sujeto por la cuerda no había problema.


Pero si lo había. Comenzando a respirar entrecortadamente, comenzó a sentir un ataque de pánico al mirar hacia abajo. Cerro los ojos sin poder evitarlo, y se dio cuenta que sus piernas volvían a temblarle. Su manos estaban agarrotadas sosteniendo la estatua del ciervo, y estaba seguro de que si no fuera por la cuerda que había invocado ya habría estado nuevamente en el suelo.


— Vamos… contrólate — se dijo a sí mismo.


Estaba seguro de que había sido su caída lo que había provocado que estuviese así. Sintiendo la mirada de ambos magos encima, Apolo intento seguir subiendo, avanzando muy lentamente. Con algo de suerte pensarían que solo estaba intentando ser cuidadoso, pero su fobia a las alturas le estaba cortando la respiración poco a poco.



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-¡¿E-El sss-sótano?!- exclamó trabajosamente al pensar en el terrible lugar, que hace tan solo un puñado de días se había tragado a su hermano y poseía al parecer un remolino propio.

 

 

 

Un trauma del que al parecer no podría recuperarse por un largo tiempo.Estaba claro que el nido de ratas en el colchón de su cama había pasado a un segundo plano. ¿Alguien podría explicarle el porqué de que esta familia estuviese llena de momentos ilógicos y llenos de tragedia? No es que no estuviese agradecida con su vida, llena de oportunidades y diversión, pero agradecería al menos por una vez tener un día relativamente tranquilo y en familia.

 

 

 

-Espero que tu intención no sea destruir la casa-Respondió levantando una ceja ante la reacción de su sobrino y girando la vista hacia la destruida propiedad.

 

 

 

Los cambios definitivamente no eran significativos, el estado de la mannor seguía estando para tirarse a llorar; alguien había terminado de matar los rosales que creía vivos y por cómo había reaccionado Eliot su primer sospechoso no era otro que él mismo. Pero no podía matarlo, no, era familia y aparentemente asesinar a alguien de tu familia era considerado algo malo en la sociedad actual.

 

 

 

Aun cuando físicamente no se parecieran su sobrino y su padre (quizá, tal vez un poco a su madre... que va a ninguno, el chico era el rarito de la familia, el hijo del lechero que uno no esperaría relacionar con nadie) estaba segura de que poseía el mismo talento que Orión para destruir las cosas, tanto voluntaria como involuntariamente.

 

 

 

-Te recuerdo que aunque el patriarca de esta casa esté acostumbrado a destruir todas sus posesiones, ésta propiedad también me pertenece-Exhaló pesadamente, muy a su pesar también era responsabilidad suya, tal y como el negocio los negocios que había dejado abandonadosde nuevo.

 

 

 

No puso mucha atención al otro chico, en su mente ya mil cosas confabulaban al mismo tiempo. No le gustaba para nada la idea de que, aunque algo se hubiese hecho, que Maida estuviera en el sótano. Tal vez no le importaba mucho que Gatiux estuviese allí porque a sus ojos era más que capaz, pero su hija le parecía una criatura inocente con poca o nada capacidad de hacer daño y mucho menos defenderse.

 

 

 

Las paredes aún continuaban roídas, hubiese sospechado el uso del ladrillo para realizar drogas psicoactivas de no ser porque en el mundo mágico las personas habían encontrado medios más duraderos y menos dañinos para su organismo. Incluso flotar sin rumbo por 7 días era mejor que perder un brazo por culpa del ácido de la heroína mal elaborada. No, estaba segura de que estaban así por algún tipo de maldición de las muchas que rodeaban la casa y que no habia permitido (hasta el momento) reparar la fachada.

 

 

 

El techo habia mejorado indudablemente, al igual que los muebles que se alzancaban a ver desde las ventanas manchadas con años y años de polvo endurecido. Pero finalmente lo que más le molestaba era que la casa estaba bajo un silencio incómodo, esperaba que al menos se escuchase algo en su interior para relajarse, una tubería siendo golpeada al menos, pero era la ausencia de sonido lo que más la inquietaba.

 

 

 

-Saca la varita, no me preocupa la maldita fuente ahora, pero no voy a dejar a mi hija en ese maldito sótano aunque tu madre o la marca entera la acompañe- Giró la mirada hacia el chico que se había vuelto a trepar a la fuente y rodeo su boca con las palmas de la mano a modo de megáfono.

 

 

 

-¡Eh tú!- gritó- Baja ya de ese endemoniado reno, tenemos algo más que hacer, vamos al sótano- carraspeó, pudo notar el altibajo de su voz al mencionar el lugar y lo incomodo que se sentía el chico en la posición actual en la que se encontraba. Un par de metros sobre el nivel del piso quizá lucen peor después de degollar a un venado de metal y volver a subirse a él.

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- Juro que no destruí nada- Levanté mi mano derecha, como si eso significase algo -.. aun. - forcé una sonrisa, mínimo necesitaba que pareciera una broma- Acabo de llegar, solo intentamos reparar la fuente.

 

Me giré en cuanto escuché el sonido metálico provocado por el tropezón de Apolo. "Dios, no otra vez" presione los dedos de mi mano derecha contra mis párpados mientras me decidía entre bajarlo por la fuerza con un rayo o pedirle amablemente que dejara de ser tan...

 

- ¿Que me enliste para ir a buscarlas? - La sugerencia de Luisitha me devolvió a la realidad. Aquello de planear un atentado contra un posible primo trepaciervos-metálicos, no podía ser mi prioridad. Aunque había logrado desviar la atención del incidente con el cuerno gigante, la idea de la hechicera no me pareció lógica. Era solo un sótano y estaba seguro de que ambas eran hechiceras capaces, tanto mi madre como mi... prima. Prima?!

 

- Espera, ¿tu qué? ¿hija? - Levanté una ceja intentando bajar mi tono de voz, seguía siendo mi tía. - ¿Maida? - Recordé entonces que la bruja había llamado "tía" a Gatiux. Simplemente lo había ignorado, Apolo me había distraído con su misión suicida. Y ahora estaba ahí arriba una vez más sin intenciones aparentes de bajar.

 

Hice un gesto con la mano, como si estuviera espantando las distracciones. Mi varita apareció una vez más pero no me encaminé hacia la trampilla junto con mi tía.

 

- Me quedaré aquí. Demasiados magos para un simple sótano - hice una pausa y señale con un gesto despectivo al mesero - y este tipo planea suicidarse, otra vez. - Negué y señale a la trampilla con la varita - adelántate, calculo que bajaremos cuando el cuerno esté en su lugar. Igual estamos comunicados con su... cosa "medio-muggle" - aquello último salió acompañado por un dejo de asco.

 

Volví al asunto del cuerno mientras Luisitha se alejaba. Bien, el cuerno seguía abajo y el mesero estaba allá arriba una vez mas, como si eso sirviera de algo. Al menos no estaba colgando de un brazo y parecía medianamente bien sostenido. Con suerte solo tendría que ayudarlo a bajar luego.

 

- ¡Esta vez intenta no pegarte la mano a esa cosa de nuevo! - "...idi0ta" la frase había terminado mejor en mi mente. - ¿Y ahora que estás ahí arriba que vas a hacer? ¿Pedirle por favor que suba?

 

Lo ideal sería subirlo entre los dos con algún hechizo levitador y que Apolo intentara acomodarlo y pegarlo en su lugar.

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Apolo volvió a la realidad por un momento cuando escucho su nombre, pero no logro entender lo que le habían dicho. Paralizado a solo unos metros del suelo se obligó a sí mismo a no mirar abajo; aunque podía sentir algo de viento soplar suavemente se sostuvo con tanta fuerza de la cuerda que pensó que se iba a deshacer en sus manos. Al ser lo único que lo sostenía, estaba tan concentrado en mantener el hechizo que era virtualmente imposible que ocurriera.


No recordaba cuando había comenzado a tenerle miedo a las alturas. Aunque cosas como escalar se le hacían sencillas, subirse a una escalera o a una silla ya lo hacía sentirse mal. Escalar un ciervo de 10 metros también contaba como parte de su malestar al parecer, pero si estaba usando todas sus energías en mantenerse allí era porque necesitaba hacerlo. Una mala experiencia no podía devolverlo a tener miedo siempre que algo involucrara altura.


Subió un poco, lo suficientemente al menos para volver a sentarse a lomos del ciervo. Se había apresurado especialmente para no tener que sentir ese vació bajo el que tantos problemas le estaban causando. Al mismo tiempo, Elliot junto a al hasta que se había estrellado en el suelo se había dirigido a él. La poca conciencia que no tenía enfocada en empujarse con el cuerpo para acomodarse lo dedico a echarle una mirada fulminante. Ya no podía ver a Luisitha, ¿dónde estaría?


— ¡No idi***! ¡Podrías hacer algo bien por una vez y ayudar-me!


La frase se cortó un poco al final, de la misma forma que la cuerda que lo sostenía estallo en bolitas de luces y se desvaneció, sonando como un disparo. La reacción lo hizo afirmarse de tal forma que casi se da de bruces contra la espalda del ciervo con su cara. Su pequeño arrebato le había costado el hechizo que lo sostenía, pero tenía tan firmemente sujetas las piernas por el miedo que difícilmente un huracán lo hubiera botado.


— ¡Solo pongamosla donde estaba antes de que Luisitha vuelva! — soltó cerrando los ojos, asumiendo donde había ido la mayor de los Yaxley.


Esperaba que Elliot pensara en su seguridad personal y accediera a hacerle caso. Le bajo algo de pánico al olvidarse nuevamente de que llevaba el reloj. Si Gatiux escuchaba… est****o Elliot, ¿por qué no la próxima vez el subía al maldito ciervo y Apolo se quedaba en tierra quejándose y soltando comentarios est****os sobre cómo hacer las cosas? Eso sí sería un cambio. Y aún tenía que pensar en el problema de como subir el asta.


Sin Luisitha no creía capaz a Elliot de levantar un pedazo de metal gigante, por muy buen mago que fuera. Y si intentaba ayudarlo a levantarlo no podría lanzar un encantamiento reparador sin cortar primero el otro. Podría conjurar un montón de cubos y apilarlos... No, podría desequilibrar el asta y hacerle otro hoyo a la superficie de la fuente.


¿Amontonar algo? Podrían crear un montón de arena bajo el asta y que subiera de a poco, aunque se veía tan pesada que era imposible que se mantuviera firme y la sostuviera. ¿Y luego como limpiarían a tiempo? Podrían enterrar la fuente solo para alcanzar la altura. Y para colmo parecía que estaba volviendo a nevar. Genial, y eso que Apolo solo había limpiado la nieve de la fuente hace solo un rato.


— ¡Estoy pensando! — fulminó con la mirada a Elliot al ver la cara que le estaba poniendo, para luego murmurar bajito. — Como si tu alguna vez lo hubieras he…


Y entonces se dio cuenta, ¡nieve! Si creaban una escultura de hielo podrían levantar el asta y sujetarla sin que se resbalara hacia algún lado y volviera a caer. Al menos podrían elevarlo lo suficiente para repararla de forma segura. Seria lento, pero al igual que la nieve solo tendrían que derretirla y no quedaría nada que limpiar… o evidencia ya que estaban. Volvió a sostenerse con un encantamiento cuerda mientras le gritaba su idea a Elliot, solo esperaba que supiera un hechizo para congelar.


¡Aqua eructo! — musitó al aire dando dos ligeros movimientos circulares con la varita.


Del suelo, justo bajo el asta, había empezado a barbotar agua y comenzó a subir su presión rápidamente como si fuera un geiser. El asta se mantuvo firmemente unida al suelo, pero congelada empezaría a flotar.


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- Pero que le pasa a este tipo...? - La frase se había escapado de mis pensamientos hacia un pequeño murmullo que probablemente Apolo ni siquiera había oído. Una vez más la atadura que mantenía al mesero bien sujeto a la estatua, se había roto. Casi podía imaginarlo con los dedos pegados una vez más.

 

Levanté una de mis manos como por reflejo

 

- Aresto ... - No hizo falta, Apolo acababa de reafirmarse en el cuello del ciervo. - Si, dejémosla donde va - Acepté la propuesta a regañadientes. "En cuanto deje de servirme voy a dejarlo irreconocible" pensé algo alterado. Sacudía la cabeza, no quería dejar que Near influyera sobre algo tan banal.

 

- Intenta no morir en el intento... - le grité sonriendo con sorna - si algo pasa, solo diré que no estaba aquí y te encontré en el piso, descuartizado. - Negué con la cabeza - Ya te salvé una vez, mesero.

 

De un salto hacia atrás, el hechizo del mago había generado una especie de geiser debajo del asta, el agua saltaba en todas direcciones con una presión cada vez mas fuerte. Una vez más tuve que hacer uso de mis Necrohands para cubrirme del chorro. Ambas manos eran mas que suficientes para detener el chorro de agua.

 

- Es que vas a subir el asta o planeas matarme de un catarro!? - Entonces vi como el agua comenzaba a congelarse debajo del cuerno. "Buena idea" pensé casi sorprendido "....o no tan buena" levanté una ceja mientras dejaba que una de las manos fantasmales empujara el asta para acomodarla.

 

El problema del plan del mesero era que a nieve también se formaba entre las ramificaciones del asta, cubriendo la estructura metálica de nieve. No nos serviría de nada un asta enterrada en nieve.

 

- Incendio! - grité para lanzar una llamarada sobre el asta. El calor no derretiría el metal pero ayudaria a que la nieve no se forme arriba del asta. Claro que aquello no sirvió por mas que unos segundos. A medida que el cuerno se levantaba, mi hechizo dejaba de ser útil. No tenia sentido apuntar desde abajo y aun tenía bastante camino por recorrer.

Deje que mis dos manos fueran acomodando el cuerno con pequeños toques y apunté a la estructura metálica.

 

- Hora de darle un poquito de calor a este asunto - le dije a apolo mirando de lado al muchacho, completamente agarrado del lomo como una garrapata gigante - Fuego maldito - murmuré haciendo que un pequeño halcón de fuego saliera disparado de mi varita. El ave dio una pasada cercana al asta y la capa de nieve sobre ella se derritió. Necesitaba ser muy preciso, no quería arruinar el metal ni derretir el agua debajo de la estructura.

 

Mantuve al halcón haciendo pasadas furtivas por encima del asta y alejándose mientras las necrohands se ofuscaban y reaparecian para dejarlo pasar y luego acomodar el cuerno. Apolo deberia hacerse cargo de reparar la unión en cuanto llegara hasta ahi.

 

- Vamos que ya casi está... -

 

 

 

 

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—Serás un hijo de… — barbotó Apolo al mismo tiempo que el agua se empezaba a descontrolar.
Intento calmarse. No estaba muy preocupado si el tipo se mojaba, pero sí que necesitaba mantener el flujo del agua o el asta podría caerse hacia un lado y hacer otro hoyo en la fuente. Aún no habían resuelto como reparar eso, pero un problema a la vez. Respirando acompasadamente sintió el agua subir y Apolo lentamente comenzó a soplar un encantamiento congelante.
— Glacius — musitó empujando lentamente su varita hacia delante.
Cualquier otro mago no habría podido mantener dos encantamientos elementales, pero el método de Apolo consistía en no pensar en dos hechizos separados, si no uno solo. Después de toda el agua en cualquier estado seguía siendo agua. Mantenía los ojos cerrados, y solo los abría fugazmente para comprar que el asta se mantuviera en su sitio. No estaba seguro de que estaba haciendo Elliot, pero a juzgar por el extraño brillo que había en el aire la estatua se mantenía recta a medida que un enorme pilar de hielo la iba levantando.
Su cabello empezó a escarcharse poco a poco, y un vaho de frio empezó a salir de la boca de Apolo a medida que respiraba el hechizo. Fue cuando el cuerno estuvo a su altura que se dio cuenta que su plan tenía una falla fuga: Si el asta no subía se iba a quedar incrustada en el hielo a medio camino. Estaba a punto de detenerse cuando de la nada, una enorme ave de fuego pasó fugazmente junto a él. Solo fue un momento, pero sintió un calor de los mil demonios que salía de esa cosa.
Fuera lo que fuera, estaba claro que era cosa de Elliot. El hielo se descongelo tan rápido que libero el asta, y tuvo miedo de que resbalara hacia un lado. Lo que sea que estuviera haciendo la mantuvo firme, y Apolo retomo la concentración elevando el pilar de hielo hasta que el asta estuvo firmemente colocada nuevamente junto al ciervo. Detuvo ambos hechizos y se apresuró a escalar lo que quedaba del ciervo hasta su cabeza.
Fue la urgencia la que lo hizo subir tan rápido, sujeto firmemente con su encantamiento cuerda y sosteniendo ambas uniones de las astas. No se atrevía a mirar, pero estaba seguro de que podría ver la Manor en toda su extensión si hubiese levantado la cabeza. Había pegado el cuerpo a la estatua y así se iba a quedar, pero ya que estaba ahí…
— Vamos, donde está la falla… — musitó mirando el interior del ciervo desde el agujero que quedaba del asta; solo vio oscuridad, y sujeto como estaba no es que pudiera hacer más. — Re-reparo…
Un anillo de luz rodeo el asta y el ciervo limpiamente, como si no hubiera pasado nada. Lo habían logrado, y aunque su plan original había sido seguir investigando no iba a aguantar más allí arriba. Mientras bajaba poco a poco, logro vislumbrar la otra parte sin asta del ciervo: a esa nada podía hacerle, sin la pieza que faltaba no había nada que reparar. Toco el suelo en solo unos momentos, y se acercó a regañadientes a Elliot. Debía agradecerle por ayudarlo, y es que si, Apolo había sido el culpable de romper la fuente en primer lugar.
— Lo hicimos bie… — fue todo lo que alcanzo a decir.
Al momento siguiente se escuchó una especie de estallido, y el ruido de algo quebrándose. Apolo miro asustado hacia la estatua preocupado, pero no era la estatua lo que se estaba deshaciendo. La enorme escultura de hielo que había creado se estaba empezando a derrumbar desde la base y comenzaba a caer cada vez más rápido. Paso limpiamente junto a la estatua del ciervo sin tocarlo, y Apolo se relajó solo por un momento, porque de un batacazo la parte superior del hielo choco contra la entrada de la Manor haciendo añicos la puerta y aplastando todo el vestíbulo.
El suelo llego a temblar con el golpe y Apolo no se inmuto en lo más mínimo. Estaba en un shock extremo de miedo por lo que había causado. Kya lo había recibido pero era el hogar de su familia y él… él… ¡ÉL!
— ¡TU! — soltó volviendo su atención a Elliot. — ¡TU Y TU ESTÚPIDO PAJARO DE FUEGO DESESTABILIZARON EL PILAR! ¡¡MIRA LO QUE HICISTE!! ¡¡TENIAS QUE LUCIRTE CON TU TONTO HECHIZO DE FUEGO, ¿NO?!! ¿¡ERES UN??… ¿¡UN!? ¡¡AHHHHH!!
Estaba rojo de ira, jamás una persona le había llegado a un nervio de tanto desprecio. Lo único que quería era borrarle esa expresión de la cara. Sin siquiera darle tiempo de sacar su varita gritó con fuerza abalanzándose contra él y lanzándole el más feroz puñetazo en la cara que podía.
Con el mismo brazo con el que llevaba su reloj electrónico, y el mismo que estallo en mil pedazos por el impacto liberando una carga de luz extrema.

@@Near @Gatiux

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