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Yaxley Manor (MM B: 109997)


Orión Yaxley
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La luz de la luna bañaba la piel morena de la figura que esperaba inmóvil a los pies de la cama. En el dormitorio solo estaba ella, cuyo rostro reflejaba una pequeña decepción por el lecho vacío. No era quien para reclamar que no hubiese nadie en plena noche en aquella cama de matrimonio, y a pesar de todo torció el gesto. Le sudaban las manos y tenía el corazón en la garganta, pero jamás admitiría que estaba nerviosa. A pesar de que estuviera paralizada y no se quisiera mover del sitio. Temía los reproches. No había estado en ninguna parte, y sin embargo se perdió en el tiempo como otras tantas veces.

Prestó atención, afinando el oído, abajo se escuchaba el rumor de una conversación. Probablemente en la cocina. Gente. Personas que mirarían con curiosidad y probablemente preguntaran dónde se metió durante todo ese tiempo. O no. Personas a las que no le importaría lo más mínimo su ausencia porque resultaba desconocida para todos ellos. No quería bajar.

¿Va a quedarse aquí?

No, pero tú debes volver por el armario. -contestó la mujer- Te buscaré en un par de días en el otro lado.

Los ojos amarillos de ella miraban hacia la puerta del armario, que ahora se cerraba junto con un leve crujido. Suspiró. Alguna vez tendría que bajar. Faltaba todavía unas cuantas horas para que amaneciese, no podía quedarse allí de pie esperando a que despuntara el sol. Hizo acopio de fuerzas antes de moverse, animándose a sí misma. Un paso y después otro.

Conforme bajaba las escaleras, el ruído se transformó en una conversación cada vez más clara. Aunque no alcanzaba a entender nada, escuchaba el latido acelerado de su corazón o eso creía. Cambió el semblante, una media sonrisa se dibujó en su gesto. Los ojos alegres, como si bailara delante de ella un chiste del que nadie sabía.

¿Preparando una fiesta nocturna en la cocina? -se apoyó en el marco de la puerta- Debería haber traído tequila.

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Aquello era justo lo que le gustaba de la Yaxley. Por muy larga que fuese la ausencia, poca o muchas las explicaciones que pudieses esconder en tu mente cualquier excusa era buena para no darlas en solitario, y los hombros de la chica se relajaron al encontrar que lo que al principio había parecido una reunion entre su sobrina y el chico nuevo misterioso, pasó a ser una reunión familiar presidida por Orión.

 

La ultima vez que vio al patriarca de la Yaxley el camino a encontrarse a ella misma y sus orígenes se había estrechado y al acabar sus ultima clases de runas- sobra mencionar no lo suficiente fructiÍeras como para aprobarlas- no estaba muy segura de si estaba mas o menos cerca de entender su papel en aquella singular familia, y sobre todo, su parentesco con Orión. Evedhiel carraspeó sacando de su cabeza de nuevo aquellos pensamientos y se dió de bruces con la imagen de Aaron sin camiseta y en pijama.

 

La extrema palidez de su rostro producto de su malvivir en los ultimos meses se tiznó de un leve rojo azorado. Casi todas las veces que había estado en presencia de Aaron el chico se había mantenido serio, recatado e impecablemente vestido, la cercanía con la que la saludó le hizo sentir parte de la familia y aunque quería responder de igual manera, la chica no podia sino sentirse incomoda por alguna razón ante la visión informal del mago.

 

-Hay... Hay ...- dijo levantándose de manera destartalada después de saludar a los recien llegados mientras la imagen del libro sobre su mesa de estudio le llenaba de culpabilidad. Como si la llamase.- Sopa para todos- dijo finalmente aunque su cabeza pedía a gritos el contenido incierto y ciertamente alcoholico de la cantimplora de cierto brujo en concreto.

 

-Preparando una fiesta nocturna en la cocina? Debería haber traído tequila.- añadió una voz desconocida desde el marco de la puerta.

 

Evedhiel se giró dispuesta a agradecer la certera dotes de legilimancia de la dueña de aquella voz femenina y se encontró observando a una mujer que no había visto antes, al menos no en persona. El gesto tranquilo e inquietante de la chica como si pudiese desatar la guerra y firmar la paz de manera intercambiable y de un momento a otro era facilmente reconocible si se comparaba con alguno de los retratos en tapiz colgados en la Manor, aunque apenas hacían justicia al halo de poder que envolvía a la bruja.

 

Evedhiel no supo muy bien que decir, asi que sirvió tazones de sopa a Aaron y Orión y una taza de porcelana a Gatiux:

 

-Café irlandés- dijo en una mirada cómplice- doble.- añadió. Me llamo Evedhiel.- finalizó presentándose.

 

 

La chica se dispuso a sentarse de nuevo en una de las esquinas de la mesa de centro de la cocina, que ahora parecía abarrotada, coartada por la presencia de sus familiares decidió centrarse en algun que otro tema de conversación, al fin y al cabo su misterio podía esperar. Sabía que algo había cambiado en Zoella, estaba interesada de saber quien era aquel nuevo y desconocido para ella integrante de la familia, Aaron había despertado en la chica la curiosidad que denota el descubrir su lado mas humano, tenía cuentas pendientes con Orión y ni si estaba en lo cierto de quien era la figura femenina de la puerta, su curiosidad hacia ella solo se incrementaba despues de todo lo que había oido hablar a los integrantes de la familia.

 

Evedhiel necesitaba sentir que era participe de algo para variar, pero su mente y cuerpo tenían otro objetivo. Sus dedos empezaron a denotar nerviosismo repiqueando sus uñas sobre la mesa de madera cada vez mas rapido, como sumidos en una molesta espera. Las heridas de sus manos parecían tambien enfurecidas ante el hecho de que la chica no estaba prestandoles toda su atención y la molestia y el quemazón que sentía desde hacía varios dias en sus brazos y dedos se acentuó a medida que los segundos pasaban a ser minutos y sus oidos se fueron llenando poco a poco de una musica silenciosa al ritmo de tambores inquietos, las uñas sobre la mesa y sus propios latidos.

 

-Necesito vuentra ayuda.- Dijo, casi elevando el tono, como liberando un secreto que no podía guardar mas. Suspiró y haciendo algunas florituras con su varita susurró:

 

-Accio ...- Evedhiel no tuvo que enfatizar que quería atraer pues su mente hizo el resto

 

El objeto, cubierto por la piel de thestral acudió a ella y se posó en la mesa de madera, invisible para algunos, deseoso de encontrarse de nuevo con las manos de su dueña.

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Los arquitectos de la Manor no habían escatimado en diseño. Las mesadas de la cocina estaban por debajo de un ventanal horizontal que daba todo al patio trasero. Se veía el cielo nublado y un ambiente melancólico. Se sentía protegido por esas delgadas paredes de madera. Y la gente, que consideraba familia. Saludó a su ahijado con una media sonrisa.

 

Volvió hacia el horno del siglo pasado. Agitó su varita encendiendo un fuego, iluminando parte de la habitación. Sacó una olla de las alacenas de abajo y la llenó de agua. Por último, puso una tetera a calentarse y un jarrito. Se dio vuelta para ver por encima de la isla al grupo de personas por encima de la isla. Estaba sosteniendo la olla llena de agua para las pastas.

 

Suspiró, se quedó fijo mirando a la nada.

 

- ¿Preparando una fiesta nocturna en la cocina? Debería haber traído tequila.

 

- Café irlandés, doble. Me llamo Evedhiel

 

Levantó los ojos azules. Se estaba mordiendo una parte de los cachetes interiores. No reaccionó, seguía absorto en sus pensamientos. Recordó que alguien había hablado. Se enfocó nuevamente en el marco de la puerta. Se sorprendió, soltando la olla que llevaba. Se empujó de la mesada que tenía detrás y fue a darle un abrazo a Gatiux.

 

Enterró su cara en su cuello y dejó escapar un par de lágrimas leves. No quería dejarla ir, diablos. Se separó un poco e inspiró por la nariz, se le habían aflojado los mocos. Tenía una sonrisa de idi***.

 

- Contigo basta y sobra. Dime que te has cuidado bien. Deja, preparé un poco de café y me cuentas un poco más. P-puedo armar el fuego en la sala y limpiar un poco la sala y traer unas mantas y armar algo para desayunar para todos y… y…

 

Inspiró nuevamente, pero más despacio. Se estaba agitando.

 

- Empezaré por el…

 

- Necesito vuestra ayuda.

 

Se giró un segundo hacia la mesa. Había cierta cara de incertidumbre.

 

- Supongo que otro misterio más de la casa, ¿lista para la acción querida?

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Aaron Augustine Black Yaxley

 

Después de tanto tiempo ya les consideraba familia, y así era yo, un tanto reservado de primeras pero luego y con el pasar de los días...era cosa de conocerme un poco; de cualquier manera, asumía cabalmente mi mal genio y humor poco convencional. Después de haber vivido gran parte de mi p*ta vida en soledad, debía darle oportunidad al menos a quienes me acompañaban a diario, por ello solía compartir un poco más con Maida, por lo mismo había aceptado venir a vivir un tiempo con mi padrino, después de todo eran sangre de mi sangre, puros. Observé a Evedhiel, volví a mirar el torso desnudo con excepción de hombros y brazos por donde caía la bata de tela negra y nuevamente fijé la gélida y gris mirada sobre mi prima.

 

-inusual ¿no?- comenté con una ligera sonrisa para beber otro sorbo de agua- aunque no te confundas, igual les mataría si tuviese la oportunidad- bromee al cabo de apoyarme al borde del mesón donde luego se sentaría ella- la luz de la habitación y el pasillo se ha ido, así que vine por un vaso de agua y me encuentro con ust...

 

>>¿Preparando una fiesta nocturna en la cocina?<<

 

A la bruja que acababa de llegar le había visto solo unas cuantas veces cuando fui empleado, un novato del Cuartel de Aurores, y desde ese entonces no supe más de ella; sí sabía que era matriarca de la manor del viejo Yaxley, pero aparte de cuestiones laborales no había mayor trascendencia, fuera de las palabras que cruzamos alguna vez. Elevé la mano que sostenía el vaso de agua en son de saludo y terminé de beber su contenido mientras observaba a Orión encender la cocina para dar un poco más de calor hogareño a la estancia.

 

-Buenas noches madame- saludé a Gatiux y me volví a la peliroja-...con ustedes-terminé de mencionar a Evedhiel quien tomaba asiento justo a mi costado. Tomé el café irlandés que ofrecía la bruja- diría que sí al tequila, pero con ésto bastará, ¡hey! qué tienes en tus ma...- lo último fue casi en un susurro que se perdió entre los comentarios de Orión, unos engullidos en un nerviosismo latente. De todos modos, no alcancé a terminar la pregunta pues la mujer ofrecía el mismo cóctel para otros y no quería parecer entrometido.

 

El chico nuevo no tenía nada en mano, por tanto y tras querer hacer una seña a Evedhiel para que le sirviera también, me percaté de su incomodidad en el traquetear de los dedos sobre el mesón. Orión por su parte hundía su rostro en el cuello de Gatiux y la verdad es que hasta yo me incomodé, optando nuevamente por beber, ésta vez, el café irlandés. ¡Que excitante su sabor!...

 

>>Necesito vuestra ayuda<<

 

-¿Qué le pasó a tus manos?- insistí, esta vez, con total libertad. Después de todo, la cicatriz en el dorso izquierdo de la mía estaba a la vista; había olvidado el guante, y de todos modos, ¡qué est****o habría sido andar con un solo guante!. Escuché el accio y vi un objeto levitar hasta el mesón- buena manera de esconder las cosas, para quienes no han experimentado con la muerte, claro. ¿qué es?...

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Una voz conocida que respondiendo su pregunta llamó su atención inmediatamente. Se giró instantáneamente solamente para encontrarse asfixiado por el abrazo del patriarca de la familia. Su padre, Orión, que una vez más mostraba su afecto de forma demasiado efusiva, cosa que no molestaba al castaño, pero lo avergonzaba a veces.

 

-Han pasado algunas cosas...- Musitó, recuperando un poco el aliento luego de ser soltado por Orión, pero sin mucha seguridad de haber sido oído. -Yo también me alegro de verte- Rió, ante su preocupación.

 

De un momento a otro, aquella estancia de la casa comenzó a llenarse con más miembros de la familia. Por alguna razón, casi todos los habitantes de aquella casa se habían levantado a esas horas de la noche. Algo aturdido por la repentina aparición de todos, se dedicó a mirar a través de un cristal cercano, quedándose absorto en sus pensamientos mientras Evedhiel servía algo para los recién llegados. Por ahí pudo detectar el delicioso aroma de un café. Miró distraídamente a su alrededor, y a sus acompañantes, sin importarle mucho lo que hacían y decían entre ellos. La verdad, se sentía algo incómodo entre tanto alboroto.

 

De un momento a otro, sacudió un poco su cabeza, en un intento algo ingenuo de apartar los recuerdos de los últimos meses que repentinamente volvieron a sus pensamientos. Sin embargo, aquello consiguió sacarlo de su ensimismamiento justo a tiempo para ver a la mujer pelirroja invocar mediante magia un objeto que parecía forrado en piel. Debía de ser un libro.

 

-Ohhh, algo interesante por fin- Dejó escapar aquello último sin querer. El libro despertó su curiosidad, al igual que la de los demás, según podía ver. Eso era lo que su alma en verdad quería en esos momentos: algo de misterio y, con algo de suerte, peligro. -A todo esto... ¿Dónde lo conseguiste?- Preguntó, ya sin poder contener su interés

 

 

 

Arroba todos

Todo puede suceder en Arcadia...

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Cuando me disponía a contestar la inconfundible voz del patriarca se hizo presente, revelando nuestro parentesco. Los ignoré a todos y probé la sopa, no sabía tan mal como creí, al menos era comestible. Recordé cuando intenté cocinar en las calles de Italia, con cualquier cosa que robara o recogiera de la basura, he incluso con la cacería e el bosque. Alejé los recuerdos cuando el Tío Aaron entró, extrañamente contento. Con una sonrisa agité mi mano en su dirección.

 

Otra voz se hizo presente, una femenina, desconocía el sonido de la voz que tiene la bruja. Giré mi rostro hacia ella, percatándome de que es la misma mujer que sale con Orión en algunos cuadros en la Manor ¿Se tratará de la abuela Gatiux? Al patriarca le tembló el suelo, llegó corriendo hasta donde la mujer estaba parada, atosigándola un poco.

 

Me sentí alegre, en familia. Recordaba las otras veces donde todos estábamos reunidos en el hogar Yaxley, siempre viviendo una nueva aventura y descubriendo cada vez más sobre las raíces familiares.

 

La olla derramada, el café y la sopa fueron olvidados justo cuando la pelirroja pronunció aquellas palabras Necesito vuestra ayuda>>. Cada uno de los presentes, curiosos volteamos a verla, siendo victimas del enigma que ella nos daba. Me levanté justo cuando el libro llegó a sus manos y me paré detrás de su silla - ¿Que clase de libro es? - Interrogué, estirando mi mano y acariciando la tapa rugosa del mismo, un extraño escalofrió recorrió mi cuerpo y sentí la vista nublada, para luego sumergirme en una total oscuridad.

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¿Café irlandés doble? Me caes bien. -dijo la banshee mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción- Yo soy Gatiux, encantada.

Dio un pequeño sorbo a la taza que le había ofrecido Evedhiel. Todo lo que llevara alcohol tenía el sello de aprobación de Gatiux.

Buenas noches Aaron. ¡Qué bueno verte por aquí!

Habían trabajado juntos en el Cuartel de Inquisidores años atrás. Siempre había sido un hombre muy reservado, parco en palabras, por lo que le envolvía un halo de misterio. Esperaba que si Aaron vivía con los Yaxley, acabaran conociéndose más.

No le dio tiempo a seguir bebiendo de la taza, de pronto se vio envuelta por los brazos de Orión. Gatiux apoyó la frente en el pecho del mortífago, inspirando su aroma y cerrando los ojos por un instante. Los brazos de ella rodearon la cintura de él, con cuidado de no derramar el contenido de la taza que le habia ofrecido Evedhiel. Sonrió de pura felicidad.

No hace falta que prepares nada. Contigo basta y sobra. Te echaba de menos...

Gatiux carraspeó bajito y se separó lentamente. De repente se había acordado del resto de personas que estaban congregadas en la cocina. Le faltaban unas cuantas copas encima para que dejaran de importarle las efusivas muestras de afecto públicas. Ya tendrían tiempo para charlar los dos solos.

En esta casa nunca hay oportunidad de aburrirse.

Evedhiel atraía hacia ella algo envuelto con una tela. Todo el mundo se hallaba expectante. Si no se tratara de la vida real, sonaría una música de suspense.

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Matthew se apareció por las afueras de los terrenos que poseía la Familia Yaxley. La bruma negra en la que viajaba se había esfumado por completo a cabo de unos cuantos segundos, dejando paso libre al gitano para asi entrar hasta donde pudiera y entregar, simplemente dejar la invitación flotando con algún simple encantamiento y que llegara a quién debería.

 

La verdad que estaba algo atónito, tenía las dudas sobre si eso se trataba de una mansión, pero... Se asemejaba más a un castillo, algunas de sus persianas colgaban de un languido hilo, sus ladrillos carecian de color alguno y sin contar la resequedad de sus plantas. Triviani sonrió por un momento, eran planos que a él le gustaban, disfrutaba mucho la soledad y los lugares donde parecía no haber nadie.

 

Levantó un poco su saco, y con un movimiento de la varita salió despedida la pancarta que tenía como invitación a su enlace, con Ravenclaw... Solo esperaba que alguien lo recibiera, para salir volando de los terrenos tenebrosos de la Familia Yaxley.

 

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Recuperé la conciencia ¿a donde había ido? no recordaba nada de lo que mi mente pudo haber experimentado, sacudí mi rostro y aun me encontraba parada detrás de Evedhiel cuando una pequeña pancarta entro por la ventana ¿que será? Me acerqué a ella y la tomé con ambas manos antes de que cayera al suelo. ¿una boda en halloween? me contentaba el saber que uno de mis hermanos formaría un lazo, pero aun esperaba que el otro diera ese gran paso. Olvidé por un momento la pequeña reunión de todos los Yaxley en el comedor y salí corriendo hasta la puerta con la invitación en mano.

 

Al abrirla, veo a Matthew parado a un lado de la fuente, agité la carta en su dirección y le lancé un beso - Pronto me pasaré por el catillo - Grité para luego reírme un poco, el pequeño pergamino en mi mano tenía toda mi atención ahora. Una vez lo vi partir envuelto en la bruma negra retomé mis pasos hasta el comedor, dejando la invitación a un lado de la mesa y acercándome nuevamente hacia la pelirroja

 

- Entonces.... ¿De que es el libro? - Pregunté al llegar nuevamente a su lado.

 

@@Matthew B. Triviani

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Las palabras de Evedhiel habían salido de sus labios como un grito roto. La chica apenas se dió cuenta cuando reparó en la mirada seria de alguno de sus familiares, y el libro frente a ella la llamaba en idiomas que solo su cabeza podía descifrar. Se alejó de ellas, por el momento y bebió un sorbo de su propia taza de café como acumulando fuerzas para empezar.

 

La estremeció la cantidad de los presentes que se habían percatado del contenido de su envoltura con piel de thestral. No porque la asombrase que un puñado de mortífagos hubiesen presenciado la muerte de cerca, sino mas bien por el hecho de que reconociesen aquel objeto envejecido como un libro.

 

-Supongo que Xander estaba en lo cierto- pensó- El... libro- titubeó un segundo- está vinculado a mi porque así lo decidí- ahondó las imagenes de navaja de plata contra su muñeca al fondo de su mente- y por lo tanto es justamente lo que los demás ven.

 

La pausa entre su sorbo de café y su explicación se hizo más larga de lo que la chica hubiese deseado y las manos de Zoella, curiosas decidieron explorar el objeto envuelto aún en su cubierta.

 

-No.- dijo Evedhiel, intentando sonar pausada mientras algo violento dentro de su cabeza se despertaba retirando la mano de su sobrina

 

-He aprendido mucho en estos 4 últimos meses- comenzó Evedhiel.- No sé porque emprendí la búsqueda de mi misma de nuevo ni en que momento exacto esa búsqueda de mis orígenes, ahora a sabiendas de ser Yaxleys, me llevó a - Evedhiel pausó un segundo... Dónde exactamente estaba cuando encontró el libro?- Me llevó lejos, muy lejos de la manor. Lo único especial de ese lugar eran los kilómetros de tierra y arena que me rodeaban en todas las direcciones posibles y el sol ardiente del día que pasaba a helar mis huesos en la noche.

 

Bajó los ojos y empezó a desenvolver el libro dejando a un lado la piel y desvelandolo a todos sus familiares. Posó las manos en la portada y una sensación de paz la inundó al tiempo que continuaba su discurso:

 

-Más de 10 lunas deambule por aquellas tierras sumida en lo que ahora puedo revelar como falta de agua y alimento, pero en aquellos momentos solo pensé que era un trance que me guiaba hacia aquello que parecía estar llamándome desde hacía meses. Quizas años.. quién sabe?. Cuando encontré en libro no era mas que un conjunto de andrajos y rocas mezclado entre las letras en la carátula. Intenté arreglarlo con algún que otro hechizo y para mi sorpresa, nada de lo que conjurase con Nïnde surtía efecto en mi nueva pertenencia.- dió otro sorbo de café- Pero no me di por vencida, así que con más maña que fuerza conseguí separarlo de aquel trozo de... infierno- dijo eligiendo bien sus palabras- y recuperar en parte su aspecto, supongo inicial. Sin embargo, y por mucho que lo intentase, el maldito no se abría! Los símbolos de su portada no son runas- dijo mirando a Orión en particular- lo comprobé con el silabario de nuestra clase. Y todos los hechizos del mundo seguían sin darme una pista de que era aquello y como abrirlo.

 

Evedhiel miró a su alrededor, intentando tomar aire en respuesta a los reproches que sabía se aproximaban.

 

- Las noches parecían activar la magia antigua del objeto y en mas de una ocasión lo escuché llamarme a voces- esbozó una risa nerviosa- No entendía lo que pedía, era tan frustrante! En aquel momento hubiese dado cualquier cosa por desvelar qué era aquello; Por qué sabía mi nombre, y por qué se me había presentado de la nada.- Carraspeó nerviosa...- Al fin y al cabo solo eran un par de...- Evedhiel posó levemente los ojos sobre la cicatrices de sus manos, solo un segundo evitando que sus familiares lo notasen.- Lo ultimo que recuerdo antes de desfallecer en la arena era que la portada del libro ahora había cambiado. "Yaxleys.....".- Leyó Evedhiel frustrada porque esa era justo la única palabra que el tiempo había dejado libre a la lectura. El resto era ilegible. Dos o tres paginas parecían despegadas del resto de las paginas juntas del volumen, y una de ella rota a la mitad y garabateada.

 

 

Evedhiel necesitaba avanzar en su historia. Sentía que si se paraba aquí nunca iba a continuar pero podía notar la miraba furiosa de muchos de ellos y de nuevo su rostro se tiznó de una mezcla entre furia y vergüenza, como esperando ser cuestionada y dispuesta a protegerse de cualquier ataque que la juzgase.

 

 

-Cuando desperté estaba protegida del sol por unas ramas en forma de cabaña. Xander me encontró en la noche, en una de sus rondas diarias alrededor de las pirámides. Intenté convencerle de que mi cansancio se debía a la falta de agua y alimento.- La mente de la chica se llenó de imágenes del mago que la había rescatado y su rabia pareció meguar- Pero el chico parecía tener otra idea en la cabeza. No era la primera vez que se encontraba con una situación similar, espejismos creo recordar que era cómo los muggles lo llaman. Oh no... pero esto es algo distinto, o eso me aseguró Xander. Los muggles no tienen idea de nada...

 

Evedhiel acortó su relató y obvió las noches en la cabaña de Xander y la testaruda misión del chico de averiguar qué contenía el libro, que en sus ojos no tenía dicha forma. Evedhiel también obvió los ataques en sus sueños y la necesidad de estar junto al objeto. Tampoco dio detalles de como Xander había sugerido que Evedhiel estaba nutriendo al libro con cada ofrenda de sangre que le hacía y como esta se había sentido atacada por aquella afirmación señalando que si no hubiese sido por ella ninguno de los dos habría sobrevivido a los ataques replica de los de sus sueños. Ni por supuesto como se había desaparecido del último lugar seguro que habían construido tragándose su orgullo, herida y enfadada negándose a que el mago la siguiese ayudando el resto del camino. Focalizó su discurso de nuevo en su grito de ayuda y el porqué.

 

-Tras mucho investigar...bueno.. El libro tiene la habilidad de mostrarnos algo escondido en los terrenos de la Yaxley. No se exactamente que es,- dijo Evedhiel viendo la sombra de incertidumbre en sus familiares- Y.. bueno... requiere un pago cada vez que muestra algo.

 

Terminó de hablar mientras acariciaba al libro, sumida en sus pensamientos e intentando adivinar cuanto tiempo iba a pasar hasta que alguien le preguntase porque simplemente no se deshacía de aquello.

 

-Como si fuera tan fácil- pensó fijando su mirada ahora en las manos de Zoella, sentada a su lado controlando por si la chica decidiese tocar de nuevo el libro.

 

Se odió profundamente.

Editado por Evedhiel

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